Boletín de noticias Nº 247. Ciencias de la Información. Universidad Nacional de Córdoba
EL PISO DEL FUTURO
Ciencias de la Información, aún Escuela pero con estatura de Facultad, ha logrado el equilibrio y la síntesis necesaria y justa entre el progreso y la puesta en práctica de la memoria. La colocación de la Baldosa por la Memoria cristalizó esta combinación.
En la ECI, el piso es el futuro.
¿Es posible lograr el punto justo que equilibre el avance del futuro con el pasado que nos hace ser lo que somos? ¿Puede haber certeza en la falacia que dice que hay que mirar hacia delante y que el pasado ya pasó? ¿Cómo comprender que la eterna lucha de los pañuelos blancos y de los hijos y de todos los que conservan la voluntad de belleza y de justicia por un nuevo hombre, una nueva mujer, es parte del presente que construye otro destino?
Indisimulable, por más que se intente ocultar, es el progreso académico, institucional y de infraestructura que vive Ciencias de la Información en los últimos años. Al reequipamiento tecnológico, exigido durante años, y el avance en materia de infraestructura, se le suman el reordenamiento institucional y el claro avance académico en materia de ofertas de grado y posgrado. Pero aún así, frente a este crecimiento inédito, la propia historia de la institución, con su empuje irrefrenable, con la oscuridad que la tapó una noche, con la rebeldía como marca insoslayable, es el cimiento sólido que permite, reconociéndonos en nuestra historia, avanzar: por los que no están más y por los que vienen, que son los mismos.
Bajo esta idea se concretó en la ECI, el pasado 7 de junio, Día del Periodista, la instalación de la Baldosa por la Memoria, la cristalización de lo dicho anteriormente: la ECI se construye haciendo honor a su pasado de compromiso y arraigo a los ideales más nobles del ser humano. Es desde ese territorio que Ciencias de la Información llegó a este presente.
LOS SIGNIFICANTES
El martes 7 de junio fue, sabemos, el Día del Periodista. En la ECI, la jornada nunca pasa desapercibida. Y esa tarde puro otoño, en Ciencias de la Información se colocaba la Baldosa por la Memoria, huella y marca de los compañeros -estudiantes y docentes- de la ECI desaparecidos y asesinados por el Terrorismo de Estado.
Las Baldosas por la Memoria, se ha explicado, son marcas destinadas a instalar la memoria de los compañeros desaparecidos o asesinados durante la dictadura militar en aquellos lugares en donde dejaron su huella. Las Baldosas tienen como objetivo, por tanto, rendir homenaje y reivindicar el compromiso político y social de los desaparecidos allí donde pisaron con sus vientos de cambio.
Así fue que el pasado 7 convirtió a la ECI en un espacio que sobrepasó el transcurrir de los compañeros asesinados. El sentido de confianza histórico en la institución se reforzó con la presencia de cientos que saben que las banderas de hace 40 años se mantienen. La ECI, la tarde otoñal del 7 de junio, volvió a ser el lugar de encuentro de aquellos sueños justos, el espacio desde donde pensar cómo aquél mundo ideal de hace 40 años hoy puede volverse un mundo real, con ellos, los recordados, siempre presentes. Alumnos, docentes, egresados, amigos y la presencia de familiares de aquellos que están pero no, fue una experiencia inédita, ya que se revirtió el dolor histórico generado por esas ausencias por un homenaje a los tiempos que corren. Están presentes porque estamos juntos y cambiando las cosas tal como ellos hubieran querido. Ese fue el humor que circuló por los pasillos de Ciencias de la Información el pasado 7. El dolor, eterno dolor, mutó en victoria. Victoria cristalizada en el fin de las leyes de la impunidad y los juicios a los genocidas. Victoria consumada en las políticas de Estado que saben que los Derechos Humanos de ayer, como gusta a decir a algunos, son los Derechos Humanos de hoy.
PALABRAS QUE SON HECHOS
Alejandra Gómez, egresada y docente de la ECI, abrió la tarde recordando que la Universidad, “formadora de ciencia, ideales y saberes no fue ajena a la represión” y que precisamente, en esa jornada, se recordaba a los hijos de la ECI “que no dudaron y lucharon entregando sus vidas por sus ideales”.
“Hoy celebramos -siguió- este nuevo triunfo de la memoria, que sea la Universidad Nacional de Córdoba a través de la iniciativa de la Escuela de Ciencias de la Información quien proponga recuperar críticamente la memoria, desandar el camino del olvido, resignificando los procesos sociales y rescatando las experiencias de lucha, los valores de solidaridad, libertad, justicia e igualdad”.
Cargado de emoción el ambiente, Alejandra dejó en claro que la Baldosa “obliga a hacerse cargo de la historia misma” porque “la memoria es, ante todo, una función colectiva”. Y cerró que de ahora en más, la ECI tiene “la marca del camino de nuestros compañeros y su señalización es una manera de continuar denunciando, construyendo y exigiendo justicia para profundizar el camino hacia una sociedad mas justa, libre e inclusiva”.
Después, Tito Villanueva, junto a sus hermanas María, Susana, Silvia, estuvieron presentes por Ana, la hermana que no está. Y en la voz de Tito, compartieron la ambivalencia que los inundaba: “Por un lado la alegría al sentir la presencia de Ana y sus compañeros, como así también el dolor que sus muertes han dejado en nuestras vidas”. El fuego cruzado, la insistencia de que están, sabiendo que están pero junto a ello la imposibilidad de compartir la alegría por esa presencia invisible. Ana y tantos más.
Tito recordó que Ana, su hermana, “vivió tan sólo 23 años, pero lo ha hecho tan plenamente, tan intensamente y con tal felicidad, que en su vida se resumen 1000 años de historia, que en su lucha se abreva la explicación final de para qué el Hombre está sobre la tierra: el amor por los desprotegidos”. ¿Cómo vivir 23 años en mil? Una clave: pasando por la ECI y sintiendo que el mundo, ese que se miraba a los lejos en la tierna adolescencia, está ahí para ser transformado. Es en esa intensidad donde Tito, y todos los que lo acompañaban, entendieron que la ausencia se suple sabiendo que no importa ganar si no ganan con ellos todos los que vienen detrás.
“Nos queda la satisfacción -continuó Tito- de saber que Ana como sus compañeros estuvieron felices de sus vidas. Hasta en su momento último la imaginamos avasallante, desafiante y luchadora. Ella y los 30.000 son de la estirpe de los grandes”
Y terminó: “Gracias por recordar el nombre de los que físicamente no están, gracias por seguir en pie. Los desaparecidos están más vivos que nunca en nuestros corazones; eternamente jóvenes, ágiles, aún sabios, aún sonrientes. Hoy con esperanza vemos que somos una de las pocas sociedades que ha llevado adelante una política intensa de juzgamiento a los responsables de crímenes de lesa humanidad, consolidando la idea de que el Estado debe ser el garante de los derechos fundamentales del hombre, y no su principal violador.
De más está hablar de los aplausos que siguieron, de las palabras que nombraban triunfos, de las lágrimas que para qué contenerlas si ahora ese llanto, que antes fue oculto en el zanjón de la desmemoria, ahora pertenece al memorial de un pueblo que se rehace desde su historia más digna.
De más está hablar de Ciencias de la Información y de su tarde puro otoño del 7 de junio. Para qué decir que hace 15 años atrás el reclamo retumbaba en el vacío de la impunidad y que hoy, aquella exigencia se volvió triunfo. Para qué decir que la tarde puro otoño terminó con una banda que hizo bailar a todos. Para qué decir que estaban todos. Para qué decir que, una vez más, estaban todos y que ese piso sobre el que se saltó, es el piso del futuro.
Envío:María C.Villanueva
CutralCo
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