13 de julio de 2011

CAUSA ROBO DE BEBÉS: TESTIMONIO DEL GINECÓLOGO EDUARDO A. PELLERANO.

EL TESTIMONIO DEL GINECOLOGO EDUARDO ALBERTO PELLERANO, QUE ACTUO EN EL HOSPITAL MILITAR
“Me haría mal si fuesen absueltos”
En el marco del juicio por el robo de bebés, Pellerano explicó que en el Hospital Militar había dos salas de aislamiento a las que ellos no tenían acceso. Detalló que eran llevadas mujeres embarazadas a dar a luz que luego eran trasladadas sin sus hijos. Señaló a otros médicos.
Por Alejandra Dandan

El ginecólogo Eduardo Pellerano ayer en Tribunales, donde declaró como testigo por el robo de bebés.Imagen: Rolando Andrade

Eduardo Alberto Pellerano por momentos se frotaba los dedos de una mano como si buscara sacarse la transpiración. Destapó y descargó varias veces la botella de agua mineral dentro del vaso que cada tanto vaciaba de un solo trago. Pellerano fue uno de los médicos del Hospital Militar de Campo de Mayo durante la dictadura. Declaró por primera vez en 1984 ante la Conadep, en un contexto en el que otros testigos, no él, mencionaron las presiones que sufrieron para no hacerlo de parte del Comando Mayor del Ejército. Pellerano dijo en ese momento más de lo que dijo ayer, citado como testigo en la audiencia por el plan sistemático de robo de bebés. Pese a presentarse como parte del “movimiento nacional y popular”, a decir que “personalmente me haría mal si fuesen absueltos” los acusados o a explicar que renunció al servicio cuando notó “la situación que se vivía” o a rehusarse a atender a NN, pese a eso, se contradijo varias veces, explicó que no se acordaba de los detalles importantes o cómo nombraban a las desaparecidas, como si lo retrajera cierto temor a quedar bajo sospecha.

A esta altura, durante las audiencias del juicio, varios médicos, parteras y enfermeras confirmaron cómo funcionaron los partos clandestinos en el Hospital Militar. Dijeron cómo el sector de Infectología sirvió para aislar a las embarazadas que sólo llegaban ahí para dar a luz en partos, muchas veces apurados con cesáreas y se iban sin registros y sin sus hijos. Declaró incluso una de las mujeres que dio a luz. Y lo que se investiga además de los mecanismos son las metodologías con las que se armó la ficción de las adopciones ilegales en las que tomó intervención el Movimiento Familiar Cristiano, entre otros actores, que se supone que tenía un acuerdo con el Ejército para hacer las entrevistas y adopciones. En el Hospital también hubo un grupo de monjas de la Congregación Misericordia de la Tercera Orden regular de San Francisco, mujeres que cuando declararon en las audiencias no dijeron demasiado o parecieron reticentes con los datos.

El testimonio de Pellerano agregó algo de información a esos asuntos. Pellerano era ginecólogo, entró al Hospital Militar siguiendo a un médico que ubicó como una eminencia a cargo de un equipo de “médicos civiles de excelencia”. La dinámica del Hospital cambió sin embargo, dijo Pellerano, cuando la dirección de Ginecología quedó en manos del médico militar Julio César Caserotto, del que hablaron ya varios testigos como el encargado de los partos clandestinos. Caserotto asumió con el golpe de Estado. Las guardias de los obstetras, que hasta ese momento eran pasivas, empezaron a hacerse en el Hospital, como si se hubiesen acelerado el ritmo de los partos. En ese momento, también Pellerano se sumó a las guardias, una vez a la semana.

El área de Ginecología estaba a unos 60 metros de Infectología. El médico recordó que ahí había dos salitas de aislamiento a las que ellos no podían ingresar. En cierto momento, espió por una hendija y pudo ver a una mujer con anteojos negros, una mujer que ya no sabe si efectivamente era una “NN”, como describió a las personas no identificadas que pasaban por el lugar en declaraciones anteriores. Tampoco recordó si alguien efectivamente les prohibió el paso, aunque la idea de haber tenido que espiar para mirar le sugiere eso. Tampoco se acordó de si en la puerta había guardias armados o si el lugar parecía una celda, como sí lo dijeron otros testigos, como ya está probado, y como él mismo lo dijo ante la Conadep.

Pese a esos problemas de memoria y olvido, Pellerano recordó otras escenas. La presencia de niños dentro del Hospital, niños “en pie”, asociados a la imagen de dos religiosas. “Me acuerdo de que fueron dos mañanas”, explicó. “Una vez vi a una monja con un chiquito, le pregunté: ‘¿qué hacés?’, porque eran las ocho de la mañana, y ella me dijo algo así como que no sabía, que el chico vino de la calle, porque ellas eran mudas”. Otra vez en cambio vio a dos niñas, las dos lloraban y otra religiosa con ellas. Sucedió lo mismo que la primera vez. Pero en ese caso, la monja no le respondió.

Pellerano aclaró que él estaba en el Hospital sólo de ocho de la mañana a dos de la tarde y sólo un día a la semana, en las noches de guardia, podía escuchar o saber algo más. Que en esas noches, entre “trago y trago”, aparecía algo en las cenas en el Casino de Oficiales. Alguna de esas noches escuchó a Caserotto, por ejemplo, decir que quería hacer operaciones “extraperitoniales” a las detenidas, un dato del que el médico había hablado ante la Conadep. “¿Qué eran esas operaciones?”, le preguntó Domingo Altieri, vocal del Tribunal Oral Federal 6. Pellerano explicó que eran técnicas distintas para atender los partos de las detenidas, pero que él no las conocía, no sabía si alguna vez se usaron y que lo que en realidad quería decir es que parecían querer usar a las embarazadas para experimentos. “Nunca las hicimos (las operaciones) –dijo–, ni tampoco nos detuvimos a preguntar eso; la verdad, la cesárea es una sola, hay que abrir, no hay otra forma.”

Entre vaso de agua y vaso de agua, el Tribunal, las querellas y defensas avanzaron con las preguntas que parecían construir lo que él mismo llamó en alguna declaración como la “monstruosidad” de alguno de los médicos. Preguntaron por Ricardo Lederer, otro de los médicos militares, una persona que no era extrovertida, pero que entre copa y copa, alguna vez, le dijo “ser adepto a mejorar la especie, como lo decía Hitler, seguramente habrá querido significar con eso su nazismo con zeta”.

Le preguntaron también por Norberto Bianco, el médico militar encargado en los papeles del área de Traumatología, apropiador de dos niños y encargado de los traslados de las detenidas. ¿Por qué usted alguna vez dijo que era un monstruo?, le preguntó esta vez Altieri. “Porque se decía que tenía la actividad, que seguramente tenía a las encarceladas y las traía y las llevaba en su propio coche, como el más representativo de toda esa actividad”. ¿Cuál era la actividad?, insistió el magistrado. “La actividad de llevar y traer internas y embarazadas del lugar de detenidas; no puedo saberlo, doctor –replicó Pellerano–: nosotros no participábamos.”

Pese a no poder dar cuenta de prohibiciones, límites, mandatos, Pellerano explicó en un momento que en cierta ocasión con otro médico hicieron un acuerdo. Los habían llamado para atender a dos personas. Ellos se prometieron que no iban a atenderlas si no estaban registradas en el libro de guardia, como si eso fuese una práctica normal o parte de una normalidad de la que el médico tampoco pudo dar cuenta: “Mirá –nos dijimos–, si nos obligan a atenderla, vamos a pedir que figure en el libro de guardia; pero no se me ocurre por qué lo decidimos así, fue entre los dos, si usted a lo mejor se lo pregunta cuando declare el otro médico, a lo mejor él se acuerda”.
Fuente:Pagina12

12/07/2011
Juicio a ex represores
La gran Mengele
Josef Mengele, médico nazi que experimentaba con humanos.
Un médico civil, que trabajó en el hospital militar de Campo de Mayo durante la dictadura, aseguró que el ex jefe del servicio de Ginecología de dicho establecimiento, Julio Caserotto , pretendía “mejorar la especie” utilizando a secuestradas embarazadas para ensayar “nuevos métodos”.


El ginecólogo Eduardo Pellerano cerró este martes la etapa del juicio referida a partos de víctimas de la represión ilegal en Campo de Mayo, en la última audiencia previa a la feria judicial de invierno, ya que el proceso se reanudará en agosto con eje en lo ocurrido en la maternidad clandestina que funcionó en la ex Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA).

Al igual que otros ex colegas suyos, Pellerano apuntó al ex jefe del Servicio de Ginecología y Obstetricia del hospital militar, Julio César Caserotto, sobre quien dijo "tenía problemas con la bebida" y hasta alguna vez "pasado de copa habló de experimentar con las NN un método de cesárea que ya no se usaba".

"Escuchaba frases relativas a mejorar la especie y que usarían a las detenidas seguramente desaparecidas para practicar cosas distintas. Si queremos compararlo con Mengele, comparémoslo", dijo el testigo.

El médico dejó el hospital en plena dictadura porque, dijo, vio "cosas que no tenían que ver" con su manera de pensar como monjas con niños llorando en los pasillos.

"Una vez le pregunte a una hermana y me contestó que el niño venía de la calle", ejemplificó.

"Decían que era un monstruo", dijo además sobre el militar médico Norberto Bianco, quien según ya declararon otros obstetras y médicos civiles del hospital llevaba en su Ford Falcon personal a las embarazadas.

Los juzgados son los ex dictadores Jorge Rafael Videla, Reynaldo Benito Bignone además de Jorge Tigre Acosta, Santiago Omar Riveros, Rubén Franco, Antonio Vañek, Juan Azic y el médico Jorge Magnacco.

En el juicio ante el Tribunal Oral Federal 6 que comenzó en febrero pasado se analizan 35 casos de sustracción, retención y ocultamiento de menores y sustitución de identidades.
Fuente:RedaccionRosario                                                 


Llega al país extraditado de paraguay el represor bianco
Testigo ratificó robo de bebés en Campo de Mayo
Publicado el 13 de Julio de 2011
Un médico civil que trabajó en el Hospital Militar de Campo de Mayo durante la dictadura militar confirmó ayer que se sabía que secuestradas embarazadas eran llevadas a ese centro asistencial para dar a luz, y aseguró además haber visto en los pasillos monjas con niños recién nacidos.
Con su declaración, el médico ginecólogo Eduardo Pellerano cerró ayer la etapa referida a partos de víctimas de la represión ilegal en Campo de Mayo en el juicio que sigue por el denominado Plan Sistemático de robo de bebés. Tras la feria judicial de invierno, el proceso judicial se reanudará en agosto con eje en lo ocurrido en la maternidad clandestina que funcionó en la ex Escuela Superior de Mecánica de la Armada (ESMA).
Al igual que otros ex colegas suyos, Pellerano apuntó al ex jefe del Servicio de Ginecología y Obstetricia del hospital militar, Julio César Caserotto, sobre quien dijo “tenía problemas con la bebida” y hasta alguna vez “pasado de copas, habló de experimentar con las NN un método de cesárea que ya no se usaba”.
“Escuchaba frases relativas a mejorar la especie y que usarían a las detenidas seguramente de-saparecidas para practicar cosas distintas. Si queremos compararlo con Menguele, comparémoslo”, continuó el testigo.
Perellano aseguró además que una vez le preguntó a una monja que llevaba un bebé en los pasillos del hospital de dónde venía esa criatura. “Me contestó que el niño venía de la calle”, dijo.
Además, sobre el médico militar Norberto Bianco, quien según ya declararon otros obstetras y médicos civiles del hospital llevaba en su Ford Falcon personal a las embarazadas, aseguró que en ese entonces “decían que era un monstruo”.
Bianco, de 66 años y que había sido detenido en 2008 en Paraguay, será extraditado el viernes próximo desde ese país a la Argentina acusado de asistir partos de detenidas-desaparecidas entre 1977 y 1978 en Campo de Mayo y robar bebés. En los ’90, el médico represor se fugó a Paraguay para evadir la acción judicial y evitar que el ADN de dos hijos de desaparecidos, de los que se había apropiado, fuera cotejado con las muestras del Banco Nacional de Datos Genéticos.
El represor litigó durante años en el país vecino para evitar la extradición que finalmente fue confirmada a comienzos de este mes por la Corte Suprema de Justicia de Paraguay.
Entre los acusados están los ex dictadores Jorge Rafael Videla, Reynaldo Benito Bignone, además de Jorge “Tigre” Acosta, Santiago Omar Riveros, Rubén Franco, Antonio Vañek, Juan Azic y el médico Jorge Magnacco.
En el juicio ante el Tribunal Oral Federal Nº 6, que comenzó en febrero pasado, se analizan 35 casos de sustracción, retención y ocultamiento de menores y sustitución de identidades.
Fuente:TiempoArgentino


Extraditan a Bianco
La Justicia paraguaya concedió la extradición del ex capitán y ex médico del Hospital Militar de Campo de Mayo Norberto Atilio Bianco, quien se encontraba detenido en ese país acusado del secuestro de mujeres embarazadas y la sustracción de bebés nacidos en cautiverio. Esta sería la segunda vez que el represor debe venir a la Argentina para ser juzgado. La primera extradición fue en 1997, pero en aquel entonces cumplió solo dos años de los once que le había dado la corte federal de San Isidro por la presunta apropiación de dos chicos criados por él y su mujer, Susana Wherli. Fue la Corte Suprema de Justicia de Paraguay la que confirmó la medida del juez de ese país Gustavo Amarilla, a pedido del Juzgado Federal 2 de San Martín, a cargo de Alberto Martín Suárez, en el marco de una causa por robo de bebés. Ya en mayo del 2008, el médico había sido detenido en Paraguay por personal de Interpol luego de que el mismo juez librara una orden de captura internacional. La causa contra Bianco y su mujer empezó en 1985, con una denuncia de Asociación Abuelas de Plaza de Mayo por la apropiación de sus dos hijos adoptivos. Ese mismo año el ex mayor se mudó con los chicos y su mujer a Paraguay, donde fue amparado por el gobierno del dictador Alfredo Stroessner. En 1987 se pidió la extradición del matrimonio, pero la medida tardó 10 años en concretarse porque en ese país los imputados cumplían con un cuestionado arresto domiciliario. El caso dio pie para que en 1998 el juez Roberto Marquevich detuviera al dictador Jorge Rafael Videla. En diciembre de 2006, Abuelas volvió a denunciar al represor, pero por la sustracción y entrega de hijos de de-saparecidos a otros apropiadores. El viernes se dará cumplimiento a la medida.
Fuente:Pagina12


Norberto Atilio Bianco
FuenteFoto:Web

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