25 de agosto de 2011

BAHÍA BLANCA-INVESTIGAN CASO RIVADA-LOPERENA.

A principios de mes el abogado Guillermo Torremare se presentó ante el juez Eduardo Tentoni para acercarle “documentación vinculada a las cartas, notas y pedidos” que el padre del deportista desaparecido Carlos Alberto Rivada hizo “durante 1977 y 1978 a organizaciones humanitarias internacionales, a la iglesia católica y hasta los personajes más siniestros de la dictadura”.

Carlos era ingeniero civil recibido en la UNS, docente y destacado integrante de los planteles de fútbol y básquet de Huracán de Tres Arroyos. En febrero de 1977 fue secuestrado junto a su esposa, la profesora de Letras María Beatriz Loperena. Vivían en el centro de la ciudad junto a sus dos hijos, abandonados por los secuestradores en la puerta del Hospital Pirovano.

El de Carlos y María es el único caso de secuestro y desaparición ocurrido en la localidad bonaerense. Torremare lo presentó en el juzgado federal de Necochea donde “nunca evolucionó” y ahora supo que el fiscal Abel Córdoba hizo la denuncia ante el juzgado de Tentoni a partir de lo publicado en su libro “22, los tresarroyenses desaparecidos”.

“Rivada era un destacadísimo deportista. Era el wing derecho del equipo de Huracán de Tres Arroyos que siempre fue el equipo de fútbol más importante. Casualmente en esos años era el campeón del fútbol local. También era un basquetbolista destacado, formaba parte del cuadro de primera división del mismo club. Tenía una vida absolutamente pública. Rivada en 1976 era profesor de la Escuela Nacional de Educación Técnica Nº1 de Tres Arroyos. Yo tengo un recuerdo muy vivo porque era alumno de primer año de ese colegio”, recordó el abogado.
Guillermo Torremare
Torremare comentó que para él como para muchos niños de la época, Carlos “era un especie de estrella a la cual todos mirábamos con admiración” y subrayó que “nunca después de su desaparición se investigó cuál había sido la suerte de Rivada”.

En el libro que escribió junto a Andrés Vergnano mencionan que el padre de Rivada señala a un tresarroyense “que en aquel momento supuestamente formaba parte de lo que eran los servicios de inteligencia de la policía que tenía asiento en la comisaría de Tres Arroyos”.

“Es un señor que se llama Julio César Videla que actualmente vive en Tres Arroyos y que hasta donde sabemos nunca nadie le pidió una declaración. Nunca nadie nos desmintió absolutamente nada ni nos planteó nada con respecto a este nombre propio”.

Rivada padre afirma que Videla sería quien habría marcado a su hijo “a una gente -que decía ser de un club- de Bahía Blanca que dos días antes de la desaparición concurrió a Tres Arroyos, fue al club Huracán, y de una manera misteriosa pedía que le señalen quién era Carlos”.

Torremare y Vergnano pudieron confirmar mediante testimonios recogidos en el club que “esta gente participó de una cena en Huracán, vinculada al deporte, donde se les exhibió quién era Carlos Alberto Rivada”.

El día que Páez sitió Tres Arroyos

El comienzo del juicio por parte de los crímenes de lesa humanidad cometidos desde el Comando V Cuerpo de Ejército le trajo a Torremare el recuerdo del episodio tal vez más impune y agresivo de la represión en su ciudad.

Uno de los 17 imputados del juicio bahiense es Osvaldo Bernardino Páez. Con el grado de teniente coronel integraba el Estado Mayor del Comando del V Cuerpo de Ejército. En ese destino, el 1 de enero de 1976 pasó a prestar servicios en el Departamento III “Operaciones”, como Jefe de una de las Divisiones.

“Bernardino Páez en septiembre de 1976 sitió literalmente la ciudad de Tres Arroyos”, relató el abogado y detalló que “al mando de un importante número de personal militar secuestró a más de 30 personas. Las tuvo detenidas primero en la Municipalidad donde estableció su asiento, después en la comisaría y a más de media docena se los llevó a Bahía Blanca donde estuvieron en calidad de detenidos desaparecidos algunos una semana, otros por quince días y otros llegaron a estar muchos, muchos meses”.

Según publicó Torremare: “El odontólogo Marcelo David, el arquitecto Jorge Errazu, el gremialista de la carne Enzo Sangiuliano, los militantes comunistas José Piro y Santiago Perusín -quienes a ese momento ya habían pasado largamente los 70 años-, el sindicalista de Luz y Fuerza Horacio Ale, el mecánico Rubén Pollachi –al que exhibían con las manos atadas con alambre y la cabeza ensangrentada-, el abogado Jorge Villalba y el militante de la Juventud Peronista Cholo Peñalva, cuya detención ilegal se prolongó por muchos meses, eran algunos de los más conocidos tresarroyenses de quienes Páez se ocupó en aquellas jornadas”.

Para el escritor estas “dos o tres jornadas donde directamente se secuestraba a la gente sin ningún tipo de información a plena luz del día” es un recuerdo que en su ciudad “no está tan presente” pero hacen fuerza para que lo esté: “Las personas van desapareciendo naturalmente y estos hechos tienden a olvidarse si no existe la memoria y la justicia”.

Escuchá la historia de César Giordano, miembro de la JP fusilado por el Ejército junto a su compañera Zulma Izurieta y otros dos militantes en “El Pibe de Oro”, en esta entrevista a Guillermo Torremare emitida en EL JUICIO DESDE LA CALLE 9.
Ilustración: Mariano Lazcano
http://ilustrelazcano.blogspot.com/
Fuente:JuicioVCuerpoEjercitoBahiaBlanca

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