25 de agosto de 2011

CHILE.

martes 23 de agosto de 2011
Marchas y manifestaciones pacíficas por un plebiscito: Crece el clamor por la educación pública gratuita, mientras Piñera sigue dando la hora
Por Ernesto Carmona 
El gobierno de Sebastián Piñera adelantó el domingo la hora de verano en dos meses, pero el tiempo político transcurre implacablemente en su contra.

El reloj de la política avanza contra el gobierno. Cada día aumenta el rechazo ciudadano al modelo de negocios llamado “industria de la educación” a expensas del Estado y de las familias, erigido en la enseñanza superior hace tres décadas por Pinochet y perfeccionado en la educación media durante 20 años de gobiernos de la Concertación de Partidos por la Democracia.

Piñera hasta ahora ha hecho concesiones mínimas sin ir al fondo del conflicto. Después de decir el 19 de julio que “la educación es un bien de consumo” (http://www.youtube.com/watch?v=5LsSA0FCEro&feature=related), en agosto ofreció rebajar a 2% los intereses de los préstamos a largo plazo (hasta más de 10 años) que deben contratar los universitarios, y sus familias, para poder estudiar –mediante un subsidio en beneficio de los bancos, que seguirían cobrando 5,6%-, pero no tiene ningún deseo de sentarse a conversar con los afectados para debatir una transformación radical de una “industria” que enriquece a sus propietarios privados, como lo piden estudiantes, profesores, padres, apoderados y población en general. Para los estudiantes Piñera ofrece una subvención a los bancos pagada por “todos los chilenos”, no a la educación.

El Movimiento por la Educación crece a lo largo de los 4.000 km de este país, pero no se vislumbran propuestas reales de solución a un conflicto que trata de romper el autismo voluntario –y quizás también patológico- del gobierno, en un país donde cualquier iniciativa legislativa de carácter tributario o gravamen al erario público es responsabilidad exclusiva del poder Ejecutivo, no del Congreso, ni del poder Judicial, menos de la ciudadanía. Por eso, el movimiento transversal por la Educación está planteando un plebiscito que definiría un nuevo modelo educacional o un “proyecto educativo país” con objetivos absolutamente opuestos a los designios ideológicos del jefe del Estado, su gabinete de hombres de empresa y los dos partidos de derecha que lo sustentan en un poder cada día más precario.

“El pez muere por la boca”
El Presidente gobierna con los dos partidos de la extrema derecha: el suyo, Renovación Nacional (RN), y su aliado, la Unión Demócrata Independiente (UDI), que conforman la Alianza por Chile. Pero desde julio la hegemonía del gobierno parece radicar en la UDI, después que 18 diputados de esa tienda exigieron -en ultimátum público- más participación de ese partido en el gabinete que resultó reformado en julio para satisfacer tales demandas. Al parecer, Piñera no ejerce el gobierno unipersonal típico del sistema presidencialista chileno. Con frecuencia dice y luego se desdice, al compás evidente de las presiones UDI en el llamado comité político de un selecto grupo de ministros, que incorporó al nuevo titular de Economía Pablo Longueira (UDI) y al ministro vocero Andrés Chadwick, también UDI, casualmente primo suyo.

Puede parecer irreverente burlarse de un Presidente de la República que ha sido castigado por la opinión pública con una caída vertical de credibilidad nunca vista en la historia política reciente. Pero hoy dan risa muchas aseveraciones presidenciales, como su alusión al “marepoto” (vb: mareculo) tras el terremoto y, sobre todo, sus promesas electorales como ésta de 2008: “Somos partidarios de un sistema mixto de educación financiado por el estado, gratuito y que garantice a todos una educación de calidad” (http://www.youtube.com/watch?v=jRNlCJg3LrQ). Nada más y nada menos que las mismísimas demandas estudiantiles. Esta alocución de la campaña electoral, enunciada bajo el gobierno saliente de Bachelet, fue subida a YouTube por su comando y está reproducida en numerosas páginas y medios Internet, al igual que muchos otros dichos presidenciales que inevitablemente provocan hilaridad e inspiran video-chistes Internet.

Hace menos de dos años, Piñera convocó a "tres millones de jóvenes menores de 19 años que no se han inscrito, y que no participan; yo quiero invitarlos a que se tomen su país; después de todo es el único país que tienen. Quiero invitarlos a que se hagan grandes, y a que asuman el protagonismo y el control de sus propias vidas, y la forma de hacerlo es participando en nuestra democracia, y aportando lo que es tan propio de la juventud, el idealismo, la irreverencia, la rebeldía, los sueños: Una democracia que no tiene sueños es una democracia que está muerta, una democracia en que sus jóvenes no participan es una democracia que está enferma. Y por eso quiero invitarlos a tomar los pinceles y dibujar con sus propias manos el futuro de Chile y el futuro de sus vidas", etc. “Si no es ahora, ¿cuándo? La palabra la tienen ustedes". Esta premonitoria incitación ("Vota y hazte grande"), que los jóvenes están cumpliego al pie de la letra, fue difundida en “la Franja”, el espacio gratis de TV que usaron los candidatos presidenciales (http://www.cambio21.cl/cambio21/site/artic/20110821/pags/20110821121428.html).

Fortaleza del Movimiento por la Educación
La gran Marcha de la Familia por la Educación realizada durante la jornada del domingo congregó pacíficamente a más de 500.000 personas -según la televisión-, y quizás hasta un millón, entre estudiantes, profesores, padres, apoderados y público general. Dos gigantescas columnas convergieron a una manifestación en el Parque O’Higgins de Santiago, de 76,7 hectáreas para realizar un acto que transcurrió pacíficamente durante toda la jornada, incluso con la participación de niños, con un prolongado festival artístico. El gran evento demostró que cada día se pliega más y más gente al movimiento por una educación pública gratuita, de calidad, garantizada y financiada por el Estado. La demostración fue replicada en las principales ciudades del país, mientras se prepara un paro nacional convocado para el miércoles 24 y jueves 25 por la Central Unitaria de Trabajadores (CUT).

La reivindicación de los estudiantes dejó de ser una lucha sectorial del alumnado secundario y universitario apoyada por el gremio de profesores. Hoy es una bandera que agita más del 80% de la sociedad chilena, según la encuesta CEP y otros sondeos de opinión considerados serios. En definitiva, los chilenos exigen el cambio del actual modelo de “industria de la educación”, que succiona el presupuesto de las familias y absorbe los pocos fondos del Estado asignados al rubro, pero no beneficia a los estudiantes, sino exclusivamente a los dueños del negocio.

Simultáneamente, a las 9 de la mañana del domingo partió desde Santiago una multitudinaria marcha de estudiantes que demorará tres días en llegar hasta la sede del Congreso en Valparaíso, donde arribará al mediodía del martes 23. Los medios de comunicación no han ofrecido información sobre esta caminata, iniciada por unas 500 personas, según la Federación de Estudiantes de Chile (FECH), que agrupa a los alumnos de la Universidad de Chile (www.fech.cl).

Huelgas de hambre críticas
La nota dramática del conflicto la ponen más de 30 estudiantes en huelga de hambre en diferentes ciudades. Seis alumnos secundarios de Buin (35 km al sur de Santiago), completaron el domingo 35 días en ayuno. La joven Gloria Negrete fue trasladada al hospital local, donde se encuentra fuera de peligro pero mantiene firme su decisión de no ingerir alimentos hasta que Piñera escuche a los estudiantes.

Radio Bío Bío informó que el Ministro de Salud, Jaime Mañalich, protagonizó el domingo un incidente con el padre de Gloria Negrete, a quien tildó de “asesino” mientras visitaba a su hija, por estimar que incentivaba la rebeldía de la joven. El Dr. Mañalich pretende mostrar una imagen “humanitaria” del gobierno, tipo “médicos sin frontera”, pero con evidente intencionalidad política.

En Temuco (700 km al sur de Santiago), nueve estudiantes de la Universidad de La Frontera cumplieron el domingo 20 días de ayuno. También están en huelga alimentaria cuatro alumnos del Liceo Darío Salas de Santiago Centro; tres jóvenes del Liceo Experimental Artístico de Quinta Normal (Santiago); cinco del Liceo Politécnico de Castro (en la austral isla de Chiloé); dos de la Universidad del Bio Bío de Chillán (400 km al sur de la capital); otro estudiante del Liceo Gronemeyer de Quilpue (120 km al NO de Santiago, cerca de Valparaíso); tres alumnos del Liceo A-14 de Antofagasta (1.370 km al norte de Santiago); y tres del Liceo Rayen Mapu de Quellón (1.300 km al sur de la capital). Los estudiantes afirman que se mantendrán en huelga hasta que el gobierno responda a sus demandas e incluso están dispuestos a radicalizarla dejando de ingerir líquidos, manifestó Ana Soto, una de las huelguistas de Temuco.

Educación segregada en guetos
El nudo ciego de la actual política chilena radica en que el movimiento por una nueva educación implica reformar o cambiar de una vez la Constitución y borrar la “industria de la educación” del modelo neoliberal chilensis, impuesto por la dictadura, “mejorado” por los gobiernos de “la democracia” bajo la Concertación y convertido hoy en una cuasi-religión para el gobierno de Piñera y los grandes medios de comunicación. El cuestionamiento del dogma neoliberal involucra también al rol histórico de la Concertación, a las dos ramas del Congreso y, por cierto, a toda la clase política chilena, que ya envolvió y engañó a los secundarios en la llamada “Revolución Pingüina” de 2006, muchos de cuyos dirigentes (as) son hoy líderes universitarios.

Tanto quienes apoyan y se oponen al gobierno desde la Concertación, sea cual fuere su signo partidario, están involucrados o han hecho dinero en la “industria de la educación”. A manera de ejemplo, el actual ministro de Justicia, Teodoro Ribera (de RN, el mismo partido de Piñera), ex diputado, es co-dueño con su padre de la Universidad Autónoma, establecida en Temuco en 1989, también con sedes en Talca y San Miguel (Santiago), mientras Gutenberg Martínez (dirigente del PDC, ex jefe de la ODCA y marido de la senadora Soledad Alvear, obviamente “opositora” al gobierno) detenta la propiedad de la privadísima Universidad Miguel de Cervantes. La Autónoma fue la tercera con mayores ganancias de todo el sistema en 2009, cuando cerró su balance con $11.796 millones (25,4 millones de dólares”), tras reclutar 14.000 alumnos en sus primeros 7 años bajo el rectorado de Ribera.

El gobierno, sus voceros y la clase política RN-UDI desvirtúan las demandas de los estudiantes con argumentos falaces y tratan de “emborracharles la perdiz” con ofertas insustanciales, como el término del fin de lucro en las universidades privadas, que está prohibido expresamente por el decreto-ley de la dictadura que las inventó “sin fines de lucro” en 1981, pues –además- casi todas reciben fondos del Estado. Obviamente, la oferta gubernamental de acabar con el lucro carece de valor para los estudiantes, porque simplemente se trata de hacer cumplir la ley y deja en la nebulosa la evasión tributaria acumulada en tres décadas de ganancias sin pagar impuestos a la renta, además que están exentas del 19% de IVA, que en Chile grava incluso al pan de cada día.

Los estudiantes no quieren acabar de la noche a la mañana con la educación superior privada, ni eliminar de golpe más de 3.500 establecimientos de enseñanza media que reciben dinero fiscal, sino iniciar un proceso que cambie radicalmente el sistema de apartheid social, que elimine los “guetos de educación” y termine con la estratificación de universidades buenas pero caras, al alcance de quienes pueden pagar, y otras menos caras, y malas, en una escala variable, para quienes pueden pagar menos. Incluso las universidades públicas cobran por la educación tanto como las privadas, pues no reciben más que un 10% de financiamiento del Estado. La universidad privada tampoco es capaz de encarar seriamente la investigación científica que cualquier país necesita.

¿Ser o no ser democrático?: Dilema de un gobierno de derecha
En este aparente callejón sin salida política existe un verdadero “diálogo de sordos”. Es como si los estudiantes hablaran un idioma distinto al del gobierno, o por lo menos éste finge no entenderlo al responde con propuestas elusivas u otros temas. Con un Presidente al que cada vez menos le creen, un Congreso y una casta política invalidados por lo estudiantes y la opinión pública, surgió la idea de convocar a una consulta popular para que la ciudadanía decida qué tipo de educación quiere y necesita el país. La clase política, con Piñera incluido, utilizó el plebiscito en 1998para sacar a Pinochet, pero después esa figura fue eliminada de la Constitución de 1980, carta ilegítima, literalmente “dictada” por los militares y sucesivamente modificada -y así validada- por la Concertación. Pero la derecha en bloque se opone al plebiscito, alegando que es un instrumento típico de gobiernos como el de Hugo Chávez en Venezuela, Evo Morales en Bolivia, etc. También la jefatura del Partido Demócrata Cristiano estima que la “democracia plebiscitaria” es intrínsicamente perversa, no así para los demás partidos de la Concertación opositora. Todo esto mientras aumentan quienes piensan que llegó el momento de dotar a Chile de una Constitución de verdad, mediante Asamblea Constituyente.

En este impasse político, tanto el plebiscito como la Constituyente son caminos complejos que, además, toman tiempo. Hoy la convocatoria a plebiscito es una facultad exclusiva del Presidente en caso que el Congreso insista en un proyecto previamente aprobado por ese mismo poder con dos tercios de los miembros de cada rama. Por otra parte, una reforma constitucional requiere también dos tercios de diputados y senadores. Y por último, la iniciativa para crear nuevos servicios públicos también es prerrogativa exclusiva del jefe del Estado porque requiere derogar normas constitucionales que hoy garantizan el status quo en la educación.

Muchos creen que la clase política no está dispuesta a aprobar cambios constitucionales que implican revisar todo el sistema de partidos políticos que garantiza la “democracia representativa”, pero bloquea la “democracia directa” o “participativa”. En otras palabras, si Piñera no lo quiere, no habrá plebiscito, y tampoco lo habrá si no están de acuerdo los 2/3 de los mismos legisladores que aprobaron la actual institucionalidad. Ésa es hoy la medición de fuerza entre los bandos antagónicos: de una parte, el gobierno y la mayoría de la clase política chilena, y de otra, el movimiento social y estudiantil que aspira a cambiar profunda y estructuralmente la institucionalidad. Sólo por estas razones (porque también existen otros conflictos relevantes en la sociedad chilena) no hace falta ser adivino para predecir un largo calendario de marchas y manifestaciones populares. Lo que en Chile comenzó como una rebelión en la sala de clases se trasladó en tres meses a la lucha de clases, que ha resultado desenterrada y fortalecida bajo el gobierno de Sebastián Piñera. He aquí la paradoja principal. La pérdida del año académico pasó a ser un problema menor, mientras el país vive en tensión y angustia como no ocurría en décadas, y se advierte una evidente crisis de liderazgo y gobernabilidad. Las huelgas de hambre juveniles añaden mayor dramatismo a la situación.
Ernesto Carmona, periodista y escritor chileno.
Nota:
Para una mejor comprensión de los sólidos planteamientos estudiantiles, ver las exposiciones de los dirigentes universitarios ante la Comisión de Educación, Cultura, Ciencias y Tecnología del Senado, el 16 de agosto, durante el debate del Proyecto de Ley que prohíbe aportes estatales a entidades que persigan fines de lucro en la educación.
1) Giorgio Jackson, presidente de la Federación de Estudiantes de la U. Católica: http://www.theclinic.cl/2011/08/17/la-clase-de-giorgio-jackson-a-los-politicos-en-el-senado/
2) Gastón Urrutia, vicepresidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad del Bío Bío, y Francisco Figueroa, Vicepresidente FECH (U. de Chile):
http://www.theclinic.cl/2011/08/17/la-clase-de-giorgio-jackson-a-los-politicos-en-el-senado/
3) Francisco Figueroa (Vicepresidente FECH) enfrenta a senadora designada Ena Von Baer, ex ministra vocera de Piñera, en Canal 13:
http://www.theclinic.cl/2011/08/19/dirigente-de-la-fech-se-comio-a-ena-von-baer-en-debate-del-matinal-bienvenidos/
4) El candidato Piñera prometió en 2008 una educacion pública de calidad y gratuita, garantizada por el Estado:
http://www.youtube.com/watch?v=jRNlCJg3LrQ
5) Incitación de Piñera a la rebeldía juvenil en campaña 2009/2010:
http://www.cambio21.cl/cambio21/site/artic/20110821/pags/20110821121428.html
Foto: Estudiantes de Temuco en huelga de hambre.
Fuente:Argenpress

martes 23 de agosto de 2011
El Anti - Modelo
Por Alvaro Cuadra 
Hace algunos días, el primer mandatario de la República de Colombia pretendió halagar a su anfitrión, el presidente señor Sebastián Piñera, afirmando que este país era un “modelo” para toda la región y que su deseo era que su país se pareciera Chile. Los dichos del presidente señor Juan Manuel Santos no parecen ser los más felices y apropiados en el actual contexto político y social que atraviesa nuestro país.

Como se sabe, la sociedad chilena está siendo sacudida por un profundo malestar ciudadano que se ha manifestado cada semana desde hace meses: marchas estudiantiles, huelgas de trabajadores, cacerolazos y, en el horizonte, un paro nacional. Cabe preguntarse qué quiere imitar el presidente colombiano. El llamado “modelo chileno” ha entrado en una crisis profunda debido a su incapacidad para generar condiciones de equidad y prosperidad para la amplia mayoría de ciudadanos.

Chile es una economía que ha multiplicado sustantivamente la riqueza de las grandes empresas nacionales y extranjeras. Sin embargo, al mismo tiempo, ha creado una pobreza escandalosa e inaceptable para los más. La privatización de la educación, la salud y la previsión social, sumado a salarios miserables, ha dejado inermes a todos los asalariados frente a un mercado voraz e implacable y a un Estado ausente o debilitado. Mala noticia para los colombianos, su presidente quiere imitar un modelito neoliberal que enriquece a unos pocos y empobrece a la gran mayoría. Pareciera que el presidente Santos no entiende que las protestas en Santiago y otras ciudades de Chile son el resultado, precisamente, de esta política de depredación puesta en marcha por el dictador Augusto Pinochet y que ha sido mantenida hasta el presente.

Acaso el presidente de Colombia admira el perfil autoritario de la democracia chilena, todavía regida por una constitución redactada de espaldas a la soberanía popular en tiempos de dictadura. Llevado por la emoción, el presidente Santos ha señalado que quisiera imitar a Chile porque en este país “se hacen las cosas bien”. Cabría preguntarse si se refiere a los índices de desigualdad social, al lucro en la educación, a la impunidad, al escaso gasto social de parte del Estado o a los estándares anti -democráticos en que se desenvuelve la vida nacional.

Cualquier examen desapasionado del Chile actual pone en evidencia un “anti – modelo” que hemos padecido por décadas y que sólo trae para las mayorías bajos sueldos, endeudamiento y pérdida de derechos básicos. El “anti - modelo chileno” solo se sostiene en condiciones de corrupción anti-democrática y con una dosis creciente de represión. En la actualidad, la movilización ciudadana de estudiantes, maestros y trabajadores es la mejor evidencia del estrepitoso fracaso político, social y económico del experimento neoliberal incubado al amparo de la bota militar.
Fuente:Argenpress

miércoles 24 de agosto de 2011
Un gobierno sordo, soberbio y mentiroso
Por Andrea Dufournel 
Pese a las multitudinarias movilizaciones, colegios y universidades tomadas desde hace ya más de tres meses, a pesar de que el apoyo ciudadano a los estudiantes llega al 80% y el apoyo al gobierno a un 26%, la derecha no da señales de querer ceder en su postura de defender el lucro en la educación, a ultranza. El presidente se reunió con la excrecencia empresarial para consultarles su opinión sobre las movilizaciones acordando, con ellos, no realizar la reforma tributaria que pudiera afectarles… pero no se ha reunido con los estudiantes.

Haciendo un poco de historia, desde que comenzó la carrera presidencial de Piñera, recordando sus eslogan de campaña, sus promesas en que, incluso, llamaba a los jóvenes a tomarse el país y ofrecía educación gratuita para todos, cual encantador de serpientes logra llegar a la Moneda y su mandato se parece más a una “comedia de equivocaciones” para quienes no le votamos, y los arrepentidos de haberle creído y votado, se multiplican.

Los problemas aparecen por doquier: damnificados del terremoto que aún viven en mediaguas, pasando un segundo invierno entre la lluvia y el barro, y si reclaman, se les reprime con la misma violencia con que los “profesionales carabineros” han reprimido a mapuche y estudiantes. El ambiente está enrarecido, qué duda cabe, más aún cuando hay niños, sí, niños que se encuentran desde hace más de un mes en huelga de hambre intentando, por ese medio, sensibilizar a la administración del gremialismo, que sólo tiene oídos para el dulce sonido del dinero, poniendo por sobre los intereses de todo un país su compromiso con el empresariado y las transnacionales que se llevan las ganancias del cobre pagando un royalty irrisorio, obteniendo billonarias utilidades.

El lucrativo negocio de la educación en Chile es tan rentable que, quienes están en el poder, no están dispuestos a perderlo, encontramos autoridades como el ex ministro de educación Joaquín Lavín relacionado con una universidad privada, el actual ministro de justicia dueño de otra universidad y que es quien tendría la obligación de fiscalizar el cumplimiento de la ley que regula el lucro, es decir será juez y parte. Los conflictos de intereses suman y siguen. La Iglesia, que, se ofreció como mediadora en el conflicto es, también, sostenedora de múltiples colegios, que reciben recursos del estado, ¿está en condiciones de mediar y buscar soluciones?, en el parlamento el problema no es distinto.

La lucha decidida que han iniciado los jóvenes chilenos es titánica, los poderes fácticos no cejan en su empeño por imponerse, llegando al extremo de amenazar con “sacar” a los militares a la calle según el alcalde de Santiago, para controlar los desórdenes públicos, ¿habrá sido un lapsus del alcalde de o alguna idea planteada en alguna reunión del gobierno que a él se le escapó?, más aún cuando se nos viene un nuevo 11 de septiembre que nos recuerda la ignominia cometida con la complicidad de quienes hoy nos gobiernan y que son los responsables del sistema educativo que se desea cambiar.

Así como el dictador benefició a sus colaboradores instaurando el lucrativo negociado de los fondos de pensiones, en desmedro de los trabajadores, lo hizo con la educación creando un sistema excluyente, clasista en el cual las diferencias sociales se han profundizado, pretendiendo imponer, por este medio, el control ideológico y de vigilancia donde, el Ministerio de Educación cumpliera el rol de una institución de carácter técnico.

La enorme diferencia con quienes nos formamos en dictadura y los jóvenes de hoy es que ellos no le temen a la represión, son hijos de la democracia, que, con todos sus defectos les ha permitido soñar con que son capaces de cambiar este sistema perverso que no les permite avanzar y les tiene prisioneros de la banca teniendo que endeudarse de por vida. Hoy en día nos vemos enfrentados a un sinnúmero de situaciones ante las demandas de parte de la comunidad estudiantil frente al tema de la educación, calidad y equidad en Chile, pero el ejemplo de entrega, de lucha y de compromiso de los niños y jóvenes que han optado por la huelga de hambre, que han puesto sus vidas en riesgo ha logrado que los ojos del mundo se vuelquen hacia Chile. Uno de los jóvenes declaró “yo sé que aquí me puedo morir y si tengo que dar la vida por la educación voy a hacerlo. Nuestro lema es ´la vida por la educación’ (…) Responsabilizamos al Presidente y a sus carteras de gobierno por no dar soluciones concretas a los secundarios”. Nuestros jóvenes están librando una gran batalla, la convicción que les impulsa es un ejemplo para la sociedad entera, Matías Ortega, Gloria Negrete y Felipe Sanhueza, estudiantes del Liceo A 131 de Buin, nos muestran el camino para generar los cambios y que debemos continuar marchando recuperando para todos una verdadera democracia.
Fuente:Argenpress

miércoles 24 de agosto de 2011
El “Paro Nacional”: Una expresión del poder subversivo ciudadano
Por Juan Carlos Gómez Leyton
La movilización social estudiantil ha sido vasta en creatividad e ingenio. Así lo han demostrado las ocho coloridas, pintorescas y masivas marchas estudiantiles que recuerdan más a las antiguas fiestas primaverales organizadas por los universitarios de ayer que a las manifestaciones sociales y políticas realizadas por la ciudadanía nacional en los últimos 30 años.

Efectivamente, la actual protesta, en tanto su repertorio de acciones como sus consignas, no nos recuerda, salvo quizás por el “caceroleo”, a las protestas nacionales en contra de la dictadura militar en los años ochenta. Si bien, la masividad de la protesta juvenil ciudadana es innegable, ella se ha concentrado en un sector social bien concreto de la sociedad neoliberal: la clase media, aquella que los analistas sociales actuales denominan, aspiracional. Estos son los actores protagónicos y centrales de la actual protesta social. Todos los demás sectores sociales, especialmente, las y los jóvenes populares y pobres, que asisten, por cierto, en una menor cantidad a ellas, son los actores secundarios o de reparto.

Este aspecto social le ha dado un tinte de clase como también una forma y un determinado discurso cultural e ideológico a la movilización estudiantil distinguiéndola de otras acciones colectivas acontecidas en el Chile neoliberal, ya sea, el dictatorial o el democrático. En el primero, la protesta política en contra de la dictadura pinochetista, en los años ochenta, tuvo un componente social y ciudadano amplio y plural. En ella participaban activamente desde los sectores medios altos hasta los sectores populares, de ahí su carácter nacional. Mientras que la protesta política en el Chile democrático neoliberal (1990-2011) siempre ha sido activada realizada por algún sector social determinado: los mineros del carbón de Lota, los trabajadores del cobre, los trabajadores forestales, los mapuche, los deudores habitacionales, los usuarios del Transantiago, los profesores, los estudiantes universitarios antes del 2006, entre otros. Sus movilizaciones han tenido demandas sociales, económicas, salariales y laborales específicas. Difícilmente, ellas se transformaron en una demanda política de carácter nacional.

Por esa razón, ninguna de ella tuvo la capacidad de dar origen a una protesta social y política amplia e inclusiva de carácter nacional. Tan solo la “Revolución Pingüina” de los estudiantes secundarios del año 2006 y la actual han logrado instalar una demanda de ese tipo. Sin embargo, el movimiento social estudiantil todavía no ha logrado romper con la lógica de la acción colectiva sectorial ni ha logrado constituirse ni transformarse en un vasto movimiento ciudadano nacional similar en su composición social, amplitud y potencia política que desarrolló el movimiento democrático nacional para derrotar al dictador en el plebiscito sucesorio de 1988. A pesar de todo lo realizado, la movilización juvenil ciudadana sigue siendo, hasta ahora, una gigantesca y lúdica protesta social y política de carácter sectorial con una relevante y auto-centrada demanda. Allí radica su fortaleza pero, también, su debilidad.

Dado que el actualmente el conflicto por la educación se encuentra en tabla, o sea, en un virtual empate. El cual, por cierto, sin ser catastrófico, no encuentra resolución en base a las estrategias seguidas hasta el momento; parece ser que la convocatoria de un tercer actor social y político estratégico, resulta crucial para destrabarlo.

Así lo entendió el gobierno y la clase política cuando buscó “parlamentarizar” el conflicto, es decir, resolverlo a través de la acción política y negociadora del poder legislativo. Propuesta que fue categóricamente rechazada por los estudiantes. Los cuales, a su vez, replicaron con una exhortación: demandaron no solo al ejecutivo sino también al legislativo, la realización de un plebiscito. Con el objeto de que sea, la ciudadanía nacional, el pueblo soberano, quien decida democráticamente sobre la cuestión en conflicto. La negativa de parte del gobierno fue rotunda. Mientras que los parlamentarios oficialistas como de oposición han tenido posiciones divididas, unos lo rechazan categóricamente, otros, apoyan resueltamente, la idea. Volvieron a empatar.

El único actor político que hasta ahora no ha emitido opinión alguna ya sobre el conflicto educativo o en torno a la idea de realizar un plebiscito es, paradojalmente, la ciudadanía nacional. Si bien, a través de algunas encuestas de opinión ha expresado su parecer sobre específicos aspectos del movimiento estudiantil y del conflicto educativo. Estas carecen de validez e incidencia política. Por tanto, la ciudadanía nacional, el pueblo, los soberanos, no han sido consultados ni han podido emitir su opinión sobre un conflicto que ha convulsionado la sociedad durante tres meses. Esto se debe a que el actual sistema político no ofrece ni dispone de ningún instrumento político institucional para ello.

Por esa razón, considero que el Paro Nacional ciudadano convocado por la Central Unitaria de Trabajadores para los días 24 y 25 de agosto constituye, en mi opinión, una excelente oportunidad política y social para que la ciudadanía nacional manifieste y exprese su opinión ante el conflicto en curso.

El Paro Nacional debe constituirse en el instrumento de expresión política de la ciudadanía. Una activa y masiva paralización ciudadana deberá ser interpretada no solo como la adhesión al movimiento estudiantil y sus justas demandas sino, también, de apoyo irrestricto a la convocatoria de un plebiscito nacional. Esa debe ser la razón política del Paro ciudadano.

Cabe señalar que un Paro Nacional es un acontecimiento social y político mayor. Se trata de un trascendente y poderoso instrumento político de presión que las y los trabajadores, en particular, y las y los ciudadanos, en general, utilizan de manera muy excepcional, en su lucha -especialmente, pero no únicamente- en contra los poderes constituidos en las sociedades capitalistas. No se trata de una marcha callejera autorizada para transitar por las calles de las ciudades del país. Se trata de una acción social y política que se realiza sin la autorización del poder establecido. Por eso, un Paro Nacional es un acto ciudadano subversivo. En dicha condición radica su poder social y político constituyente. Principalmente, esta acción ciudadana supone la paralización total y general de todas las actividades “normales” que diaria y cotidianamente realiza la ciudadanía. El día del paro nacional todo debe detenerse. Las ciudades y las calles del país deben quedar desiertas de autobuses, de automóviles y de gentes. Nadie debe comprar ni vender. Ninguna tienda debe abrir, los supermercados deben permanecer cerrados. Los trenes del Metro no deberán circular y sus estaciones deberán estar cerradas. Los niños y niñas no asistirán a clases, en aquellos colegios, que aun funcionan. Los bancos y financieras deberán dejar de ofrecer sus odiosos créditos. Ojalá que las televisoras dejaran de funcionar y las radios de trasmitir. Ojalá que todo quedará en profundo silencio. Para que en esos días se escuche y se sienta en toda la sociedad, tal vez, toda la rabia social acumulada durante 35 años.

Por consiguiente, el Paro Nacional deberá ser el punto de partida de la transformación del movimiento estudiantil y ciudadano centrado en la cuestión educativa en un poderoso movimiento social y político subversivo anticapitalista de carácter nacional.
Juan Carlos Gómez Leyton es Dr. en Ciencia Política. Profesor Titular U. ARCIS.
Fuente:Argenpress


miércoles 24 de agosto de 2011
El despertar de los corderos
Por Ricardo Salcedo Mettroz 
Este titulo podría traer a colación algo así como el nombre de una película y nunca el momento político social, generado por las intensas movilizaciones de los estudiantes chilenos en los últimos meses.

Pero me viene a la memoria, por una frase de un amigo ecuatoriano dicha en marzo del 2007, en relación a las consecuencias del Transantiago en esos días. Él manifestaba que si la situación de caos del transporte y las molestias que sufría la gente por la pésima implementación de esta modificación de la transportación publica en Santiago hubiera ocurrido en su país, el gobierno habría caído y el presidente estaría exiliado. Me manifestó en tono de sorna, que los chilenos se habían convertido en corderos.

Me quede pensando, cuanto de verdad había en su apreciación y el porque de esta inmovilidad de la gente en aquellas circunstancias. La respuesta era una: esto ocurre como corolario del miedo dejado por la dictadura y la falta de organización popular en todos sus estamentos. Aquí se desarrolló un culto al individualismo, en que cada uno puede y debe solucionar los problemas por sí solo, pues todo lo que tuviera que ver con solidaridad y organización masiva era perdida de tiempo. Esta apreciación fue incentivada por la salida pactada de la época dictatorial en que ninguna acción pasada fue sometida a un juicio justo y en particular los chanchullos económicos (robos a Corfo) y demás acciones de quienes estuvieron 17 años medrando del golpe de estado del 73.

Por el contrario, se les dio toda la protección de parte de los órganos del estado (entonces en manos de la Concertación), sin que siquiera se intentara cumplir con promesas políticas de fuste, como fue el cambio de la Constitución espuria del 80, que en definitiva era la que encerraba, todos los amarres que hoy día están teniendo consecuencias nefasta en muchos planos, en particular la educación. ("Cambios en la medida de lo posible", decía el primer presidente de la "transición a la democracia").

Pero como las circunstancias decantan y las personas cambian, las nuevas generaciones van entendiendo por experiencia propia que sus expectativas e ilusiones no pueden ser desarrolladas sin organización y, particularmente, desde las bases, donde la mayorías se siente interpretada por sus mandantes, jóvenes como ellos, audaces como los mas y con una claridad, que no tienen los adultos que manejan los hilos del poder. Lo demostró el dirigente estudiantil Giorgio Jackson en su exposición de la semana pasada en el Senado ,el martes 16 de agosto (ver http://www.theclinic.cl/2011/08/17/la-clase-de-giorgio-jackson-a-los-politicos-en-el-senado/).

Hoy la juventud tiene plena conciencia que las cosas no pueden seguir como están y que los maquillajes que desean imponer desde el oficialismo y oposición son ruedas de carreta que ellos no deben tragarse. Que los cambios deben ser profundos y extensos en muchas aéreas. Poner sobre el tapete la discusión sobre el lucro y la gratuidad en TODOS los niveles de la educación y sobre la calidad de la misma, es una tarea titánica, pero nunca imposible. Han tomado conciencia de sus fuerzas y han sacado roncha en los sectores mas retrógrados de la ultra derecha, que han pretendido ningunearlos y satanizar sus demandas como algo “loco” y propio de muchachos inexpertos, manipulados por “comunistas” aprovechadores.

Llama la atención que los partidos políticos opositores, vayan corriendo detrás de los avances de los jóvenes y traten tardíamente de colgarse de los planteamientos irrefutables de los estudiantes. Así es como intentan integrarse al Paro Nacional de la próxima semana, sin ningún pudor, como si ellos no hubieran sido primeros actores en esta estafa anti-popular de 20 años de gobiernos de Concertación.
Ricardo Salcedo Mettroz, economista y analista chileno.
Fuente:Argenpress

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