A 56 años de la caída de juan domingo perón
El pueblo que cobijó al líder en el ’55
Publicado el 16 de Septiembre de 2011
Por Juan José Pffeipauf
San Pedro del Paraná el distrito más pobre del Paraguay. Fue el lugar elegido por el ex presidente argentino para exiliarse. Ciudad natal del presidente Fernando Lugo, hoy San Pedro se recupera de los 35 años de dictadura de Alfredo Stroessner.
El humo azul de un improvisado fuego que arde en el patio de la casa asciende en espiral y se funde con el vapor de una olla tiznada, en cuyo interior se cocina arroz. Son pasadas las 12 del mediodía y la temperatura en San Pedro del Paraná, ciudad ubicada a 360 kilómetros de Asunción, no baja de los 38 grados centígrados.
Bajo un alero precario de chapas y madera, el profesor de Historia Sixto Figueredo, un hombre de estatura mediana, morocho y entrado en canas, de 70 años y gesto parsimonioso, ojea un libro de historia paraguaya, mientras sigue con su mirada el lento balanceo de su nieta que se halla sentada en una hamaca de hilos colgantes.
Hoy, el hombre que gobernó a los sampedranos entre 2007 y 2010 vive en su humilde casa de madera que habita desde siempre; no reniega de su paso por la política ni del olvido de sus compañeros partidarios, los mismos que le quitaron su apoyo cuando este se negó a aceptar dádivas.
La visita de un argentino, que ansía conocer la relación entre el peronismo y el stroessnismo, es suficiente para que el profesor abandone su lectura y delegue el cuidado de su nieta a su esposa, quien luego de revolver el arroz se apresura a preparar una limonada fresca.
–¿Por qué Perón estuvo en San Pedro del Paraná?
–Durante el tiempo de Méndez Fleitas hubo un buen entendimiento con el peronismo, ya que este movimiento tenía la idea de dar preferencia a la clase trabajadora y eso fue tomado muy bien por nuestro conciudadano. En 1953, siendo presidente Federico Chávez, aunque el poder lo tenía el sampedrano, llegaron juguetes a todas las escuelas del Paraguay como regalo de reyes del gobierno peronista. Por ello, en su huida, Perón está un par de días en la estancia de su amigo.
Méndez Fleitas fue una pieza clave de la historia del país guaraní y del Partido Colorado. Hijo de padres campesinos, fue músico, poeta y ensayista, y la Revolución de los pobres o pies descalzos de 1947 lo encontró luchando del lado de las ideas democráticas. La guerra civil paraguaya, que puso fin a la hegemonía de los gobiernos liberales y colocó en el poder al Partido Colorado, contó con el apoyo del entonces presidente argentino Juan Domingo Perón, quien envió dos barcos para sostener las tropas coloradas.
UNA HUIDA COMPLICADA. El golpe de Estado del 16 de septiembre de 1955 puso fin al gobierno peronista iniciado nueve años antes. Perón se embarcó días después en una cañonera paraguaya que estaba en el puerto de Buenos Aires, la que no pudo salir por la falta de combustible y la negativa de los militares golpistas al abastecimiento de la misma. Esto obligó al líder argentino a navegar en bote hasta un hidroavión que lo trasladó a Asunción.
“La llegada de Perón aquella mañana brumosa del 21 de septiembre a la cañonera Paraguay nos tomó por sorpresa a los 80 militares que estábamos ahí”, recordaba meses atrás el capitán de Fragata Andrés Samudio, testigo directo de la huida del General.
La estadía del político argentino en Paraguay se extendió por casi un mes, hasta que la Revolución Libertadora amenazó al gobierno de Stroessner con no venderle más trigo y nafta.
Perón, que había sido nombrado en 1954 General del Ejército Paraguayo, por la decisión de devolverle al país vecino tres banderas que se encontraban en nuestro territorio como trofeo de guerra de la Triple Alianza, fue recibido con esos honores ni bien pisó el suelo de la nación limítrofe.
El 8 de octubre de 1955, el ex presidente argentino festejó su cumpleaños número 60 con la casa rodeada de flores, las que fueron dejadas por los sampedranos que, enterados de su presencia en la estancia de Méndez Fleitas, se acercaron hasta el lugar para brindarle su homenaje. Cuando la presión del gobierno argentino al paraguayo se hizo insostenible, el viejo líder decidió abandonar la ciudad que lo había cobijado. En el avión presidencial de Stroessner y acompañado por algunos de sus funcionarios para mayor seguridad, dejó la tierra guaraní y se dirigió al Brasil para comenzar un exilio que lo mantendría 17 años fuera de su tierra natal.
–¿Por qué los sampedranos fueron marginados por la dictadura de Alfredo Stroessner?
–Después de la Revolución de 1947, San Pedro fue muy castigada. Hubo un apaciguamiento medio forzado para el país a cargo de los gobiernos Colorados hasta Federico Chávez, defenestrado por Alfredo Stroessner con el apoyo de la inteligencia de Epifanio Méndez Fleitas, quien tenía una visión muy progresista y futurista pero que lastimosamente se frustró.
–¿Cuál fue el motivo?
–Al año y medio de asumir Stroessner, Méndez Fleitas fue expulsado del país y los sampedranos, por ser conciudadanos de este, fuimos considerados comunistas y enemigos del gobierno.
En 1954, el general Stroessner, hombre afiliado al partido Colorado, no dudó en destituir a uno de su misma ideología y encabezó un golpe de Estado contra Federico Chávez. La dictadura, que se extendió desde 1954 hasta 1989, y que costó la vida de aproximadamente 3000 paraguayos disidentes, también fue muy dura con Méndez Fleitas, quien por ese entonces se desempeñaba como presidente del Banco Central. El motivo: fue uno de los primeros en criticar la sangrienta represión que azotaba al país vecino.
–¿Cuál es la realidad de la ciudad?
–Después de la caída de Stroessner vino un período de transición en Paraguay hasta la asunción de otro sampedrano como el presidente Fernando Lugo, que significó un cambio para nuestro pueblo. Ahora hay mayor apertura y diálogo entre los Colorados y Liberales.
Bajo el alero el calor se hace cada vez más agobiante. El canto de las cigarras se vuelve una melodía difícil de soportar. Don Sixto se levanta de su reposera y mira el reloj. Son casi las dos de la tarde. Con un gesto llama a su esposa para que me despida; luego, lo hace él. Me retiro lentamente de su casa, satisfecho de haber conversado con un liberal auténtico y no por ello odioso de los Colorados. Camino por las calles del distrito más pobre del Paraguay pensando que tal vez Perón lo haya hecho medio siglo atrás.
Fuente:TiempoArgentino

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