28 de septiembre de 2011

BAHÍA BLANCA: DISPONEN PROCESAMIENTO CONTRA INTEGRANTES DE LA PREFECTURA NAVAL y DE LA ARMADA-CONTINÚAN LAS AUDIENCIAS.

27 de Septiembre
Bahía Blanca
Disponen el procesamiento contra integrantes de la Prefectura Naval y de la Armada
Un juez federal de Bahía Blanca dispuso el procesamiento contra integrantes de la Prefectura Naval Argentina (PNA) y de la Armada en el marco de delitos de lesa humanidad cometidos en centros clandestinos en Puerto Belgrano y en la Prefectura Naval.

Fuentes judiciales informaron a Télam que "el juez federal ad hoc Eduardo Tentoni dispuso el procesamiento de Luis Angel Bustos, Pedro Alberto Pila y Néstor Alberto Nougués, agentes retirados de la Prefectura Naval Argentina, y de Luis Alberto Pons, oficial retirado de la Armada Argentina".

"En la misma resolución el juez dispuso ampliar los procesamientos de Guillermo Félix Botto, Tomás Hermógenes Carrizo, Oscar Alfredo Castro, Manuel Jacinto García, Félix Ovidio Cornelli y Francisco Manuel Martínez Loydy", agregaron.

Los hechos están referidos a la actividad represiva desarrollada con víctimas que fueron alojadas en centros clandestinos de la Prefectura Naval Argentina, Base Naval Puerto Belgrano y Base de Infantería de Marina Baterías.

Desde la Unidad de Asistencia para causas por violaciones a los Derechos Humanos se indicó a Télam que en la misma resolución se incluyeron los que tuvieron como víctimas a Enrique Heinrich y Miguel Angel Loyola, obreros gráficos del diario La Nueva Provincia.

Los dos trabajadores fueron secuestrados al atardecer del 30 de junio de 1976 y sus cuerpos maniatados, con signos de torturas y numerosos disparos, aparecieron el 4 de julio de ese año en la Cueva de los Leones, sobre la ruta nacional 33 y a 17 kilómetros de Bahía Blanca.

Los crímenes de los dos trabajadores gráficos forman parte de la causa 04/07 que investiga los crímenes cometidos en jurisdicción de la Armada Argentina durante la dictadura militar.

Según se indicó "en dichos casos han sido procesados en la resolución cinco imputados de la Armada Argentina y Prefectura Naval".

"Las calificaciones aplicadas fueron las de privación ilegal de la libertad agravada, tormento agravado y homicidio agravado, en función a las imputaciones formuladas desde la Unidad Fiscal interviniente a cargo de Abel Darío Córdoba", agregaron las fuentes.
Fuente:Telam


Publicado el 27/09/2011 
SIGUE LA AUDIENCIA
Durante toda la mañana declaró el represor Jorge Enrique Mansueto Swendsen, ex jefe del Batallón de Comunicaciones 181. Intentó deslindar responsabilidades argumentando que no estaba en esa función al momento de los hechos que se le imputan, se refirió al funcionamiento del centro clandestino La Escuelita y destacó el rol de Adel Vilas, que llegó de Tucumán “con mucho poder”.

Luego fue el turno de Hugo Barzola, ex detenido, técnico en electrónica, presume que su nombre figuraba en una libreta obtenida en un operativo realizado y promocionado en los medios por Vilas. Pasó aproximadamente tres meses en cautiverio. También se presentó ante el tribunal su esposa.

Osvaldo Sfascia brindó detalles de la detención de su hermano, docente de la UNS. Su captura se produjo en Buenos Aires y fue trasladado a la Policía Federal local. Allí fue interrogado por el juez Madueño y su secretario Hugo Sierra. Los funcionarios judiciales le dictaron falta de mérito estando en la UP4 y fue llevado al V Cuerpo. En ese lugar quedó a disposición del PEN y tiempo después fue devuelto a la UP4 para terminar en la UP9. Sierra le sugirió que convoque a los ex alumnos de su hermano para que declaren ante la justicia federal. Los captores querían saber cómo era el comportamiento del profesor en clase, si hablaba de política, cuál era su ideología.

Héctor Núñez, empleado bancario de 62 años y ex empleado de la tesorería municipal, relató que fue secuestrado por personal de la Policía Federal al llegar al palacio comunal con la recaudación del cementerio. Fue interrogado y torturado en La Escuelita. Su secuestro se produjo días antes del golpe de Estado y su liberación una vez consumado el mismo.

Por otra parte, la defensa reiteró esta tarde el pedido de detención domiciliaria en favor del imputado Walter Bartolomé Tejada.

Tras un cuarto intermedio, en este momento (17:30) vuelven las partes para continuar con el último tramo de la audiencia con más declaraciones.

Ampliaremos.
Fuente:JuicioVCuerpoEjercitoBB


Publicado el 26/09/2011 
MARINOS PROCESADOS
Francisco Martínez Loydi
El viernes pasado el juez federal ad hoc Eduardo Tentoni dispuso el procesamiento de Luis Ángel Bustos, Pedro Alberto Pila y Néstor Alberto Nougués agentes retirados de la Prefectura Naval Argentina y de Luis Alberto Pons, oficial retirado de la Armada Argentina.

En la misma resolución el juez dispuso ampliar los procesamientos de Guillermo Félix Botto, Tomás Hermógenes Carrizo, Oscar Alfredo Castro, Manuel Jacinto García, Félix Ovidio Cornelli y Francisco Manuel Martínez Loydi.

Los hechos abarcados en la resolución están referidos a la actividad represiva desarrollada con víctimas que fueron alojadas en centros clandestinos de la Prefectura Naval Argentina, Base Naval Puerto Belgrano y Base de Infantería de Marina Baterías.

En el mismo procesamiento se incluyeron los que tuvieron como víctimas a Enrique Heinrich y Miguel Ángel Loyola, casos por los cuáles han sido procesados en esta resolución cinco imputados de la Armada Argentina y Prefectura Naval Argentina.

Las calificaciones aplicadas fueron las de privación ilegal de la libertad agravada, tormento agravado y homicidio agravado, en función a las imputaciones formuladas desde la Unidad Fiscal interviniente a cargo del dr. Abel Darío Córdoba.
Foto: prensanecochea.wordpress.com
Fuente:JuicioVCuerpoEjercitoBB

Publicado el 26/09/2011 
¿SEÑOR BAYÓN PORQUÉ MATÓ A MI PADRE?
El 21 de marzo de 1976, Néstor José del Río estaba internado en el Hospital Municipal recuperándose de la golpiza sufrida en un intento de secuestro frente a su familia, en su vivienda del barrio Comahue.

Entre la una y las dos de aquella madrugada dos tipos armado y con la cara cubierta entraron a la Sala II de Neurocirugía, redujeron al personal e inutilizaron los teléfonos.

Ordenaron a una enfermera a que los lleve hasta la sala de Del Río, cerca del lugar interrogaron a otra. Obligaron a las mujeres a tirarse al piso y uno con ametralladora se quedó vigilándolas. Así escucharon varias detonaciones de armas de fuego y los pasos que se alejaban.

Una de las enfermeras se dirigió a la Sala de Medicina de Urgencia a comunicarles a sus compañeros lo sucedido. Al entrar en la habitación del paciente, comprobaron que había sido acribillado.

Mariela Andrea Del Río hoy tiene 43 y trabaja como enfermera en el mismo hospital. Luego del asesinato de su padre ella y su familia tuvieron que dejar la ciudad. No le fue fácil reconstruir su vida. “Para mí, esto es parte del tratamiento”, afirmó.

Declaró que sus padres eran trabajadores no docentes de la Universidad Nacional del Sur. Néstor era preparador químico y tenía una fábrica de capacitores. Fue secretario general de Atuns hasta el año de 1973. La última participación de su madre fue un viaje gremial a Tucumán.

“Había sido perseguido en la UNS por su militancia y había estado cesante un mes en el ’74. Después le reasignaron tareas que no tenían que ver con su función habitual. Eso hizo que se sintiera muy mal. A mi mamá también la dejaron cesante”, dijo Mariela en el juicio.

“Se merecían un juicio por lo menos”
La noche del 17 de marzo de 1976 los Del Río cenaban con un tío en su casa del barrio Comahue. Se acostaron tarde. Entraron cuando estaban en la cama. “Me despertó la explosión fuerte, tiros y luces como relámpagos y los gritos, lloraba mi mamá, el bebé. Vi que se lo llevaban a la rastra y vi la puerta de la entrada toda rota, un auto blanco con el baúl abierto. Fue en fracción de minutos. Nos dijeron que nos quedáramos adentro”, relató Mariela.

Vio también entre el llanto de su madre, a su papá tirado boca abajo en ropa interior. Pasó la noche en casa de un vecino y al otro día la llevaron con el hermano de Néstor en Neuquén.

“A los cuatro días supe que el 21 de marzo un comando de basuras entraron al Hospital Municipal, donde trabajo hoy, y redujeron a la telefonista. Los hicieron tirar cuerpo a tierra, los encerraron, entraron a la sala donde estaba internado mi papá porque estaba herido y amenazaron a las enfermeras. Llevaban armas largas, eran dos personas. Apuntaron a la enfermera para que les indicara, y le metieron ocho balazos”, denunció la testigo.

Tres meses le bastaron a la justicia para cerrar la causa por falta de pruebas. La familia quedó en la ruina. “Cenábamos café con leche porque no teníamos para comer. Se merecían un juicio por lo menos”, dijo en la cara de los 17 represores.

La lucha no fue sólo contra el dolor de perder al padre, del miedo y la falta de recursos. También tuvieron que “luchar contra la sociedad” porque hasta “las mismas maestras discriminaban”. “La hija del guerrillero”, decían por lo bajo. Los compañeros y las compañeras de clase preferían no invitarlos a su casa.

A su madre le dieron un año de licencia sin goce de sueldo en la UNS, volvieron a Bahía en 1977. Durante el invierno de ese año, la hermanita de Mariela tuvo convulsiones. Salieron en busca de alguien que las lleve al médico. Mientras subían al auto de un vecino vieron aparecer un grupo de soldados del Ejército. Desde entonces, su mamá tapa las ventanas con frazadas para no ser espiada. .

En la sala de audiencias aseguró que quiere que sus hijos y sus nietos puedan vivir en democracia.

“Las personas no se matan”
“Yo tenía diez años cuando pasó. Me despierto como de un sueño. Estaban mis hermanas y mi abuela. Yo le decía a mi abuela que si estaba soñando. Y quería salir a defender a mi papá. Recuerdo palabras groseras para con mi papá. Le decían pedazo de hijo de puta. Me asomé a la puerta y no vi más nada”, declaró Pablo Del Río.

Contó que esa noche lo marcó para toda la vida. Era un nene y le arrancaron a su papá, lo llevaron lejos y le sacaron a sus amigos. “Estaba con mi tío y mi madre. Me habían matado a mi papá”.

Pasaba el tiempo y “cada vez estaba peor”. Tenía muchos proyectos con Coco. No pudo decir, como sus amigos, que le había enseñado a pescar su papá. No se pudo abrazar con su viejo cuando tuvo su primer hijo.

“Seguí creciendo, seguí llenándome de bronca. Mi mamá tenía 32 años y tres hijos y yo me sentía el hombre de la casa. Tuve que trabajar. Vivíamos en Plaza Huincul. Vendía huevos y la gente nos ayudaba”.

Pablo sabe que a su padre no le dieron opción como a él: “Podría ser en estos momentos un tira bombas vengativo. No sirve de nada, el odio es un defecto moral. Hoy tengo 45 años y me quiero sacar el odio, lo entierro, pero no entierro la memoria. Las personas no se matan, vienen al mundo para cumplir una misión, para ser felices”.

Está convencido que “hicieron un plan para hacernos sentir miserables” y se lo quiso dejar claro a los jueces. Y también quiso preguntarle al verdugo: “Señor Bayón, por qué mató a mi papá”.
Fuente:JuicioVCuerpoEjercitoBB

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