28 de septiembre de 2011

CIRCUITO CAMPS: EL MEDICO BERGES DECLARÓ EN EL JUICIO-TAMBIÉN HABLÓ SMART.

EL MEDICO BERGES DECLARO EN EL JUICIO POR EL CIRCUITO CAMPS
“Nunca presencié torturas”
Empezó la indagatoria de los 24 procesados por delitos de lesa humanidad. El ex ministro de Gobierno bonaerense Jaime Smart dijo que durante los tres años que estuvo en el cargo no se enteró de nada: “No sabía más que la gente común”.
Por Alejandra Dandan

El comisario Miguel Etchecolatz será indagado la semana próxima.Imagen: Rafael Yohai

Pocos declararon. Los que lo hicieron no permitieron preguntas ni de las querellas ni de la fiscalía. Uno fue el médico de policía Jorge Antonio Bergés, arrastrado en una silla de ruedas. “Nunca presencié ninguna tortura”, dijo pese a haber sido quien obligó a Adriana Calvo a limpiar la placenta del parto cuando dio a luz en el auto que la trasladaba de uno a otro centro clandestino. También declaró Jaime Lamont Smart, el ex ministro de Gobierno bonaerense. Durante casi dos horas, repitió en su coartada que “un ministro de Gobierno no sabía más que la gente común”, pero a la vez recomendó la lectura del fallo del Juicio a las Juntas en lógica de los dos demonios. Habló de límites que le marcó Camps, de un juicio sesgado, pero nunca logró explicar su contradicción principal: cómo en tres años de mandato no supo nada o por qué en 1976 decía que la policía iba a trabajar en la “lucha contra la subversión”, tarea para la cual anunció públicamente, en ese momento, que destinaba una partida de presupuesto extraordinario y el nombramiento de 30.000 efectivos.

El juicio por el Circuito Camps entró de esa manera en la etapa de indagatorias, previas al debate. En el teatro de la AMIA de La Plata, entre los 25 acusados, esperó su turno sentado el comisario Miguel Etchecolatz, que sin embargo no será indagado hasta la semana próxima. El Tribunal Oral Federal Nº 1 convocó en el comienzo a una pequeña lista. Alejandro Agustín Arias Duval, ex jefe del batallón de Inteligencia de la Provincia de Buenos Aires, lo único que subrayó ante los jueces fue que de chico le decían “Osito”. Eros Almilcar Tarela, uno de los jefes más brutales de la patota del Coti Martínez, se negó a declarar sobre “las infamias”, pero también dijo eso: que de chico, era “Peti” o “Petiso”. Luego alguien arrastró a Bergés hasta el medio del escenario. Y antes de empezar la indagatoria, cuando el Tribunal le preguntó por sus datos personales, desde la sala se escuchó una especie de reprobación colectiva: el médico de policía acababa de decir que vivía en la calle Madres de Plaza de Mayo. Después, agregó: “Ex Magallanes”.

No existía
“A mí me trasladaron a lo que han dado en denominar Puesto Vasco, que era la Brigada de Investigaciones: tampoco entiendo por qué se le dice centro clandestino cuando yo realicé exámenes médicos legales a determinadas personas”, dijo Bergés. “Nunca presencié ninguna tortura y en los exámenes médicos legales que hice nunca vi torturados”, explicó, pese a que entre la querellante Guadalupe Godoy, de Justicia Ya!, recordaba a Adriana Calvo. Tratando de explicar por qué se habla de médicos en la tortura, Bergés llegó hasta el hijo del poeta Leopoldo Lugones, Polo Lugones: “Inventó la picana eléctrica y en palabras textuales dice: ‘Que practicaba con los presos de la vieja cárcel de Las Heras’ y dice ‘que ahí había siempre presente un médico del ministerio que controlaba el trabajo’: ahí me di cuenta por qué muchas personas dicen eso”.

Smart
Smart encuadró su decisión de aceptar el cargo de ministro como un acto “por la patria”. Fue el único ministro de Gobierno civil de todo el país, según sus datos. Llegaba de Venezuela. Había integrado el inefable “Camarón”, la Cámara Penal Federal creada por la dictadura de Agustín Lanusse para juzgar a las organizaciones políticas y armadas, disuelta durante el gobierno de Cámpora. En este juicio está acusado como autor mediato de los crímenes del Circuito Camps porque de él dependía la estructura de policía: las comisarías reconvertidas en centros clandestinos dedicadas a interrogar, torturar y exterminar a las víctimas.

Smart estuvo tres años en el ministerio. Los cargos no necesitarían más pruebas que el organigrama, pero entre otras pruebas hay una declaración suya de diciembre de 1976, publicada en el diario La Nación, paradójicamente el mismo diario que en su editorial del viernes pasado hizo una defensa corporativa del ex funcionario. En 1976, Smart asumía la “lucha contra la subversión” y daba cuenta de que para esa lucha proveía suministros a las comisarías y recursos humanos, una partida de millones de pesos, 30.000 hombres, y vencida la guerrilla abogaba por avanzar con los “ideólogos”. Ese fue uno de los puntos al que volvieron los jueces.

Roberto Falcone le preguntó si durante los tres años en los que fue ministro no tenía conocimiento de lo que sucedía. Smart dijo que “no”.

–¿De los tiroteos que mencionó usted, no sabía nada?
–Sí –explicó–, por los diarios, las noticias que teníamos en los diarios. Yo creí hasta hace unos días que lo de la Calle 30 fue un enfrentamiento entre subversivos y las fuerzas militares. Salió en el diario El Día. No oí el cañonazo.

(...)

–La sede de su despacho, ¿a cuántas cuadras estaba de la seccional 5ª?
–No sé.

–¿No asistió nunca?
–No.

–¿Cuándo usted liquidaba las partidas de alimentos?
–¡Cómo voy a liquidar yo las partidas de alimentos! Es una pregunta capciosa.

–(...)

–¿Firmaba los expedientes?
–En las 24 horas que un ministro tiene no puede entrar en esas minucias.

–Usted describió cuál era el clima previo y dijo que había que luchar contra la subversión. ¿Usted recuerda una nota en el diario La Nación?
–Eso lo mantuve siempre, porque el primer encontronazo que tuve con autoridades militares fue porque lo que yo dije es que había que descubrir un grupo que había armado a los jóvenes, había universitarios, y a los jóvenes ideólogos.

En otros tramos, dijo: “La única opción que tenía era no aceptar el cargo”. Y luego, cuando las preguntas insistieron sobre qué sabía o qué no, explicó: “No se sabía nada. Cualquier averiguación que usted hiciera lo colocaba en lugar de sospecha”.

Los querellantes de los organismos de derechos humanos se sorprendieron. Para la fiscalía, integrada por Hernán Schapiro y Gerardo Fernández, pareció una declaración paradójica. “Si bien fue bien armada, no puede explicar cómo alguien que estuvo en un cargo tan importante, de tamaña entidad, podía estar ajeno cuando en realidad era quien tenía a cargo la provisión de recursos administrativos, económicos y humanos para la policía”, dijo Fernández. “Estuvo dos años más desde ese diciembre: los tres años más intensos de la represión en una función contundente, no hay defensa posible”, indicó.
Fuente:Pagina12


Tres represores declararon en la primera tanda de indagatorias de la causa circuito camps
Bergés dijo que realizó “exámenes médicos legales” en la dictadura
Publicado el 28 de Septiembre de 2011
Por Laureano Barrera 
Cuestionó la aplicación de torturas y negó haber estado en el Pozo de Banfield y el Cot 1 de Martínez. Afirmó que cumplió sus tareas en Puesto Vasco y acusó a Osvaldo Papaleo de cometer “falso testimonio”. También habló Smart.
La jornada de ayer del juicio por el Circuito Camps deparó las primeras sorpresas: el médico policial Jorge Bergés, el comisario retirado Horacio Luján y el ex ministro de Gobierno de la provincia, Jaime Lamont Smart, decidieron declarar en la primera tanda de indagatorias. Los dos restantes, el coronel que condujo el Destacamento de Inteligencia 101, Agustín Arias Duval, y el oficial de investigaciones Eros Amílcar Tarela, optaron por el silencio. La tónica no varió demasiado de otros testimonios de represores en juicio: la negación de la historia reciente, de su propia actuación en ella, y un pedido formal y final, fundamentado en la senectud, de ausentarse del debate hasta la lejana etapa de los alegatos.
Bergés, acarreado en silla de ruedas hasta el estrado, fue el primero en hablar.
“¿Domicilio?”, preguntó el juez Carlos Rozanski en el interrogatorio preliminar.
“Calle Madres de Plaza de Mayo…ex Magallanes, en Quilmes.”
La ironía, procaz, fue reprobada por el abucheo del público: sería la única interrupción de una jornada intensa.
A pesar de contundentes testimonios en su contra, el médico policial negó haber estado alguna vez en las dependencias policiales en Banfield, San Justo, o la conocida como Cot 1 de Martínez. Alegó que el 24 de marzo del ’76 fue asignado “a lo que denominan Puesto Vasco”, lugar que no comprende “por qué llaman centro clandestino de detención, cuando yo realicé exámenes médicos legales”. Luego, hizo referencia a Osvaldo Papaleo, “que ha cometido falso testimonio desde la causa 44 (causa Camps) hasta ahora” (ver recuadro).
A su turno, Horacio Luján relativizó su responsabilidad asegurando que “en la jerarquía de mando, un jefe regional se encontraba en el lugar 25”, aunque la de La Plata –que Luján dirigió desde mayo hasta diciembre de 1976– tuviera control sobre todas las seccionales jurisdiccionales, incluso la tenebrosa Comisaría 5ª.
Jaime Smart, el único civil enjuiciado, fue el plato fuerte de la jornada. En lo medular de una disquisición de casi dos horas, y a pesar de su cargo jerárquico, limitó su responsabilidad sobre la policía bonaerense prácticamente a la provisión de “equipos, uniformes y alimentos”, diciendo desconocer “desde el ’76 hasta el ’79” los incesantes secuestros y desapariciones. “Quien preguntaba, quedaba sospechado por infiltración”, dijo para justificar su ignorancia.
Roberto Falcone, uno de los jueces, citó parte de un documento policial que solicitaba “un informe de los detenidos sin registrar, en forma numérica, a los fines de recuperar el importe por provisión de alimentos a los causantes.”
“¿Qué me puede decir?”, le preguntó. Siguió un silencio de varios segundos.
“¿Qué le puedo decir? Que no tengo ni idea.”
Afuera de la sala, al terminar, quedaron reverberando varias de sus frases. Uno de los imputados, Santiago Antonini, se iba caminando. Dos fotógrafas corrieron a retratarlo, pero interpuso su mano entre la lente y su rostro como cubriéndose de la molestia del sol.
“¿Por qué no querés que te saque fotos?”
“Porque soy viejo”, repuso con una vaga sonrisa.
Un joven que lo apuntaba con su celular, terció en la escena:
“Viejo y torturador”.
Fuente:TiempoArgentino

Cuestionó a Papaleo
Publicado el 28 de Septiembre de 2011
El ex médico policial, condenado por cuatro casos de aplicación de tormentos y a siete años de cárcel por supresión de identidad, acusó a Osvaldo Papaleo de haber cometido falso testimonio. En la causa 44, y más tarde, en el Juicio por la Verdad ante la Cámara Federal platense, Papaleo aseguró que Bergés participaba de los interrogatorios administrando la duración y el voltaje de la picana eléctrica. “Cuando venían los interrogadores acompañaba, como en todos los cuerpos colegiados de la tortura, un médico y un sacerdote, el médico era Bergés”, declaró en 2003. Para desmentirlo, Bergés se remitió a una supuesta revisación de rutina que le practicó en Puesto Vasco. “Cuando empecé a redactar el informe médico legal, salió con una foto de Irma Roy. La da vuelta y escribe: ‘al médico de las estrellas, con todo cariño, Osvaldo Papaleo’”. Esa foto, según Bergés, fue presentada en la vieja causa Camps como prueba de la falsedad de los dichos del testigo. En la sentencia de la causa se le achacó a Bergés estar presente “durante las sesiones en que aquellas se inflingían, con el fin de controlar el grado de tolerancia auscultándolas y aconsejando la continuación o el cese de las prácticas”.
Fuente:TiempoArgentino




Crímenes de lesa humaidad / circuito camps, el juicio
Jaime Smart, el ministro que ignoraba qué hacía su Policía
El ex funcionario dijo que no controlaba a la Bonaerense. Indagaron a cinco imputados
27.09.2011
Jaime Lamont Smart, frente al tribunal que lo juzga, niega las acusaciones en su contra. “Yo sabía lo que salía en los diarios”.
El ex ministro de Gobierno de las Provincia de Buenos Aires entre 1976 y 1979, Jaime Lamont Smart, fue indagado ayer por el Tribunal Oral en lo Criminal Federal Nº1 (TOCF1) que lo juzga en la causa Circuito Camps, y negó haber tenido participación “en lo que se llamó la lucha contra la subversión”. Dijo, además, que a pesar de su cargo de alto rango en el gobierno desconocía la existencia de centros clandestinos de detención y que como el común de la gente “sabía lo que salía en los diarios”. La exposición del ex funcionario de la dictadura comenzó con un recuento histórico del período previo a la dictadura en el que rozó la teoría de los dos demonios y basó su defensa en el proceso político previo al golpe, endilgando toda culpa de lo sucedido al Ejército, que en 1976 “ocupó” el país. El abogado, que además ejerce su propia defensa, fue uno de los tres imputados que aceptaron hablar ante los jueces (aunque todos se negaron a responder preguntas de las querellas), mientras que otros dos se negaron. La semana próxima será el turno de los siguientes 21, aunque sobre dos de los ellos los jueces deben resolver incidencias del cuerpo médico forense para establecer si están en condiciones de enfrentar un juicio.
“Sabía lo que salía en los diarios. Yo creí hasta hace pocos días que lo de la casa de la calle 30 (Mariani Teruggi) había sido un enfrentamiento de policías, luego apoyados por los militares, y un grupo subversivo que estaba en el interior de la vivienda. Eso es lo que leí, es más, en el diario El Día”, disparó Jaime Lamont Smart durante su declaración indagatoria inaugurada en la sexta audiencia del juicio por el Circuito Camps, que se desarrolló como todos los lunes y martes en el ex teatro de la Amia, ubicado en 4, entre 51 y 53.
El funcionario del gobierno de facto de la Provincia –que dijo que lo apodaban Jimy– comenzó su declaración remontándose a su participación en la Cámara Federal en lo Penal creada por el dictador Alejandro Agustín Lanusse en 1971 para combatir el “fenómeno subversivo” que juzgó y encarceló a cientos que luego fueron liberados por una amnistía en 1973 y su “exilio” en Venezuela, desde 1974 tras dos atentados contra jueces de ese fuero.
Luego relató que poco después de su vuelta al país fue convocado para ser ministro por Ibérico Saint Jean tras el golpe de Estado, cargo que aceptó el 8 de abril de 1976, con el que, según remarcó, se convirtió en “el único ministro civil”.
En ese marco reprochó que en la requisitoria fiscal, que ocuparon cinco de las seis audiencias del juicio, “no he oído mencionar a Montoneros, ni ERP, ni FAR, ni FAL, como si no hubiesen existido estos grupos, digamos guerrilleros, por no decir terroristas o subversivos”.
Y apuntó que en 1975 la Policía ya había quedado bajo jurisdicción de las Fuerzas Armadas, luego de la firma del decreto de “aniquilamiento de la guerilla” firmado durante el gobierno de Isabel Martínez.
Luego, toda su declaración apuntó a desvincularse de la acusación y cargó las tintas contra el Ejército y la Policía: “La lucha contra la subversión y la utilización de los elementos policiales no estaba a mi cargo, éstas fueron asumidas totalmente por las Fuerzas Armadas”, se excusó. Y agregó: “Nunca supe dónde quedaba el Puesto Vasco. Me enteré en 2008, cuando me llamaron a declarar. Nunca antes lo había oído, ni nunca estuve en una comisaría”.
El abogado repitió que la tarea de represión correspondía a la Policía, una fuerza que, aseguró, no dependía de él sino del Ejército: “Camps (el jefe de la Policía) me visitó después de jurar para decirme que no dependía de mi y que íbamos a tener una relación aceptable en tanto y en cuanto no tuviera injerencia en su actividad”.
Smart arguyó que no tenía ninguna injerencia en la fuerza policial y que estaba imposibilitado de hacer algo. También apuntó a la justicia: “Lo único que podía hacer yo en ese momento era renunciar, después no tenía posibilidades. La Justicia del país aceptó ese esquema; la justicia de La Plata aceptó este esquema rechazando habeas corpus”.
Sobre el final, el abogado dirigió su defensa al presunto desconocimiento de lo que ocurría delante de sus narices, lo que provocó una andanada de preguntas del tribunal. Luego de reconocer que las Fuerzas Armadas habían elaborado “un sistema de lucha contra la subversión”, se ubicó al mismo nivel que el ciudadano de a pie: “La gente vivía a oscuras, no digamos ignorando pero a oscuras, era muy difícil saber”, argumentó.
Smart está acusado por privación ilegal de la libertad agravada y tormentos agravados contra 61 víctimas.

INDAGATORIAS. El ex funcionario del gobierno provincial de facto de Ibérico Saint Jean fue el quinto en hablar ante los jueces. Antes lo habían hecho el médico retirado y ex policía Jorge Antonio Bergés, los ex policías Elizardo Luján y Eros Amilcar Tarela, y el ex militar Agustín Arias Duval.
Los últimos dos se negaron a declarar, mientras que el médico, imputado en 30 casos de privación ilegal de la libertad agravada y tormentos agravados, negó haber estado en centros clandestinos de detención o participado en la tortura (ver aparte).
Luján, acusado por 26 casos de secuestro y tortura mientras fue jefe de la Unidad Regional La Plata en 1976 y 1977, dijo, a su turno, que no tuvo “participación material” en esos hechos.
“Niego haber suministrado recursos para actividades ilegales, ya que esa tarea (la de brindar recursos a las comisarías) las realizaba otra dependencia”, aseguró. Y argumentó: “Entiendo que la obediencia debida debe tener un límite, como puede ser el de orden moral, como el respeto a la vida de las personas”.
Tras la declaración de los primeros cinco imputados el juicio entró en cuarto intermedio hasta el próximo lunes a las 9.30. Las audiencias continuarán con las indagatorias de los restantes 21 imputados.
Fuente:Diagonales

27 de Septiembre
En Quilmes
Paradoja: Berges vive en la calle Madres de Plaza de Mayo
"Vivo en la calle Madres de Plaza de Mayo 1441", informó el médico represor Jorge Bergés, lo que provocó un murmullo de sorpresa y repudio de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo que presenciaban hoy en La Plata la declaración del acusado por crímenes cometidos durante la última dictadura.

La escena se vivió este mediodía, cuando el médico policial que actuó en el llamado Circuito Camps se sentó en el banquillo de los acusados, ante el Tribunal Oral Federal 1 de La Plata, cuyo presidente, Carlos Rozanski, le pidió datos personales.

Berges precisó que era médico jubilado por incapacidad total y policía retirado, casado hace 44 años.

“¿Dónde vive usted?”, le preguntó Rozanski, quien preside el Tribunal que juzgó y condenó a los represores Miguel Etchecolatz y Christian von Wernich, este último capellán policial.

“Vivo en la calle Madres de Plaza de Mayo 1441, ex Magallanes, en la localidad de Quilmes”, respondió el acusado, cuyas palabras causaron un murmullo de sorpresa y repudio en el sector del público del auditorio de la ex Amia La Plata.

La reacción ante la paradoja de que un represor viva en una calle que homenajea la tarea de las Madres de Plaza de Mayo surgió del auditorio que ocupan en la sala integrantes de Madres, Abuelas y otros familiares de víctimas del terrorismo de estado.
Fuente:Telam


REPRESION-CAMPS-ARIAS DUVAL
AIRAS DUVAL SE NEGO A DECLARAR SOBRE SU PAPEL EN LA REPRESION
La Plata, 27 de septiembre (Télam). El represor Alejandro Arias Duval se negó hoy a declarar ante el Tribunal Federal 1 de La Plata, que juzga crímenes de lesa humanidad cometidos en seis centros clandestinos de detención de la última dictadura.
Arias Duval era durante el régimen dictatorial jefe del Destacamento de Inteligencia 101 de La Plata, que "prestó un apoyo imprescindible en la implementación y desarrollo de la represión clandestina", señaló el escrito de la elevación a juicio.
El Tribunal presidido por el juez Carlos Rozanski, antes de leer las imputaciones, preguntó a Arias Duval sus datos personales, incluido su apodo, a lo que el acusado contestó que en su juventud le decían "Osito".
El Tribunal le informó luego que se le imputan un centenar de privaciones ilegítimas de la libertad y tormentos, entre ellas la de Jorge Julio López.
También, la sustracción de José Sabino Abdala, de 2 años y 8 meses, y de María Eugenia Gatica Caracoche, de 13 meses, ambos restituídos posteriormente a sus familias; y de Ana Libertad Baratti de la Cuadra y Leonardo Fossatti Ortega, estos últimos nacidos en la comisaría quinta de La Plata.
"No voy a declarar", respondió Arias Duval cuando el Tribunal le preguntó si iba a hacerlo.
Según el escrito de la elevación a juicio leído por el Tribunal, "los titulares de las dependencias militares de inteligencia -tal el caso del imputado Arias Duval- no sólo estaban al tanto del plan de represión ilegal que se cernía sobre esta región y el resto del país, sino que el área que dirigían era un eje fundamental en la estructura criminal organizada".
La acusación destaca además que los secuestros y detenciones "eran precedidos necesariamente por una labor de inteligencia que individualizaba a las futuras víctimas".
"El Destacamento 101 contribuyó sin dudas a aumentar la capacidad ofensiva del aparato organizado de poder en el que se hallaba inserto y del cual constituyó un eslabón indispensable", subrayó
La elevación a juicio consideró desde esta "perspectiva organizacional" la responsabilidad penal de Arias Duval, ya que, en su calidad de jefe del Destacamento, prestó una "cooperación necesaria sin la cual el aparato organizado de poder no habría podido adquirir el funcionamiento que tuvo".
Fuente:ElPatagonico

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