16 de septiembre de 2011

PARANÁ-CAUSA ROBO DE BEBÉS: 11º JORNADA DEL JUICIO-HOY DECLARAN JAIME DRI y REYNALDO SIETECASE.

Raúl Gullino contó cómo fue la adopción de Sabrina luego de haber sido abandonada por los represores
El padre adoptivo de la hija de los desaparecidos Raquel Negro y Tulio Valenzuela declaró en el juicio por la causa Hospital Militar. También lo hizo el hermano de Raquel, Jorge Rogelio Negro; el titular del Cemida, Horacio Ballester; y la directora del Banco Nacional de Datos Genéticos, María Belén Rodríguez Cardozo.
Guerrieri y Amelong, los acusados más verborrágicos.
Fuente: UNO/Juan Ignacio Pereira
“Nunca nos imaginamos que Sabrina era hija de desaparecidos. Siempre pensamos que el mecanismo era otro: que los militares se quedaban con los hijos de los desaparecidos o que se los entregaban a los conocidos”, contó este jueves ante el Tribunal Oral Federal el bioquímico jubilado Raúl Francisco Gullino, padre adoptivo de la hija de los desaparecidos Raquel Negro y Tulio Valenzuela. En su declaración en el juicio por la causa Hospital Militar, confirmó que los primeros días de abril fue con su esposa a retirar a la beba por orden de la Justicia de Menores al Hogar del Huérfano de Rosario, donde había sido abandonada por los represores en el marco del plan para la sustracción de Sabrina y su hermano mellizo por el cual se juzga a Pascual Oscar Guerrieri, Juan Daniel Amelong, Jorge Fariña, Walter Pagano, Marino González y Juan Antonio Zaccaría.

“Con mi esposa nos casamos en marzo de 1973 y la intención era tener un bebé. Lo estuvimos buscando un tiempo prolongado y el bebé no aparecía. Entonces decidimos empezar a hacer tratamientos de fertilidad, que en ese momento no eran como hoy en día en cuanto a la eficacia; y estuvimos tres años aproximadamente y no conseguimos el embarazo. En ese momento decidimos adoptar un bebé”, relató Gullino.

"Nos anotamos en un listado del Juzgado de Menores de los Tribunales de Rosario; tuvimos un periodo de espera en el cual nos hicieron entrevistas. Quedamos a mal espera de recibir noticias y un día estábamos almorzando con mi señora y en Canal de 3 de Rosario aparece un movilero que va a hacer una nota al Hogar del Huérfano, porque habían dejado abandonado un bebé. Hicimos el comentario: 'A ver si es para nosotros esta beba'”, continuó.

Tres o cuatro días después, el matrimonio recibió un llamado de la Justicia avisándoles que había una niña que le correspondía a ellos por el orden del listado. Una vez en Tribunales, les confirmaron que se trataba de la misma criatura que había sido abandonada; les dieron la opción de ir a retirarla ellos al hogar y aceptaron.

“En el Hogar del Huérfano nos hicieron pasar, la madre superiora nos mostró a Sabrina y nos dijo que la habían dejado abandonada en la puerta; pero no vieron nada, no escucharon nada. Alguien que salía o que entraba se encontró con la bebé y la tuvieron a su cuidado. Estuvimos un rato con Sabrina, hicimos la parte legal y ya la llevamos”, recordó. Eso fue el 3 de abril del 78, una semana después del abandono.

En el juzgado les dijeron que la niña podía tener en ese momento entre 35 y 40 días. En base a ese dato sacaron como fecha probable de nacimiento el 27 de febrero. Después un médico les dijo que podía tener menos días, 30, y ese cálculo coincide con la fecha real de nacimiento en el Hospital Militar de Paraná, que sería el 3 o 4 de marzo. “El estado de salud era bueno. La misma tarde que la retiramos la llevamos a un pediatra, pesaba 2,400 kilos y lo único que tenía era la cola muy paspada, pero en dos o tres días se solucionó el problema”. Nunca tuvieron conocimiento ni sospecharon que fuera melliza.

Sabrina nunca desconoció su condición de adoptada, ya que sus padres se lo fueron haciendo saber desde muy chica. Pero nunca se imaginaban ellos que era hija de desaparecidos: “Siempre pensábamos que el mecanismo era otro”, acotó.

Emocionado, Gullino dijo que lo único que le ocultaron a su hija fue que había sido abandonada, como forma de protegerla. Recién se lo contaron días antes de que se realizara el análisis de ADN, cuando ya los habían llamado desde el Juzgado Federal de Paraná y tenían la firme sospecha, por la información que habían leído en la prensa, de que era la hija melliza de Raquel Negro y Tulio Valenzuela.

Finalmente, Francisco hizo un agradecimiento a “todos los que han ayudado a Sabrina en todo este proceso, llámese la organización HIJOS, Abuelas de Plaza de Mayo, Secretaría de Derechos Humanos, a sus hermano Sebastián y Matías, a toda la gente que nos ha tocado conocer acá en el Juzgado Federal de Paraná que nos han tratado en forma tan amable”.


El mensaje del hermano de Raquel
"Quisiera hacer un pedido y un deseo: que con todo esto haya alguna persona que se mueva, que le llegue, que le toque, y que diga algo sobre mi sobrino; que dé una noticia", dijo Jorge Rogelio Negro, hermano de la desaparecida Raquel Negro, al declarar en el juicio por la apropiación de niños en el Hospital Militar de Paraná. “Porque sería bárbaro, como fue hermoso encontrar a Sabrina, llegar a concretar esto con la llegada de mi sobrino. Por eso pido a quien sea que aporte algún dato para poder llegar al final de todo esto”, agregó ante el Tribunal.

“Y también quiero decir que yo a Tulio Valenzuela, el papá de Sabrina, lo vi una sola vez en mi vida, no puedo decir que lo conocí, pero si conocí bien a Marcelino Álvarez y a Raquel Negro: estoy seguro que los tres relamente estarían orgullosos de sus hijos, muy orgullosos, de haber llevado adelante todo esto y también el haberse conocido, haberse querido tanto y llevarse tan bien”, remarcó.

Jorge Rogelio Negro recordó que en enero de 1978 una persona dejó a Sebastián –el hijo mayor de Raquel– en su casa, con una carta de la madre que decía que se iba a tener que quedar allí por un tiempo prolongado.

En ese momento Raquel estaba detenida en la Quinta de Funes. Luego, un mes y medio después, él y su familia recibieron una carta de Tulio Valenzuela donde les contaba que los tres habían sido secuestrados en Mar del Plata el 2 de enero y detallaba la Operación México, de la cual él participó simulando complicidad con los represores para luego denunciarlos internacionalmente.

El testigo también remarcó que, luego de enterarse por esa carta del secuestro de Raquel, él y su padre fueron en reiteradas oportunidades a Rosario a intentar obtener información, pero nunca los recibieron. “Nos hacían quedar afuera sentados en un banco tipo plaza y nunca nos atendían. No recuerdo dónde era”, mencionó. También presentaron recursos de hábeas córpus que no tuvieron eco.

“Después, particularmente yo concurrí a muchas reuniones de familiares de desaparecidos, en casas particulares, tratando de saber algo, tratando de averiguar. Terminaban en siendo reuniones para sufrir, porque terminábamos todos mal. Entonces nos fuimos dejando de ver”, dijo.

La búsqueda llevó a la familia a realizar la denuncia ante la Conadep y luego a dar sus muestras de sangre para un eventual cotejo de ADN, que terminó sirviendo para la restitución de la identidad de Sabrina Gullino.

“Nadie está obligado a cumplir órdenes ilegales"
El coronel retirado Horacio Ballester, titular del Centro de Militares para la Democracia Argentina (Cemida), aseguró que “nadie está obligado a cumplir órdenes ilegales”, contradiciendo así la habitual estrategia defensiva de los represores de que cumplían órdenes de sus superiores. “El bien de servicio no es la tortura, ni la violación, ni el robo de bebés ni todas esas cosas que hemos visto”, aseguró.

Además manifestó que todo aquel que tenía una postura contraria al terrorismo de Estado, como en su caso, eran expulsados de las Fuerzas Armadas, detenidos o asesinados.

En cuanto al robo de bebés, dijo que la dictadura argentina siguió “el ejemplo de (Francisco) Franco en España, en la post guerra civil”, cuando “también se apropiaron de los hijos de los comunistas”.

Luego arrojó una hipótesis sobre el destino de los niños robados: “Las Abuelas de Plaza de Mayo están haciendo una tarea muy meritoria localizando gente. Creo que van a encontrar los chicos que les entregaron a los represores o a los que dejaron en algún orfanato, pero se deben haber vendido algunos o bastantes al comercio de bebés. A los rubios de ojos claros creo que no los van a encontrar nunca, estarán viviendo en Alemania, en Estados Unidos y no tienen la más mínima idea de quiénes son. Esta es una opinión muy personal”.

En un momento de esta testimonial, el imputado Amelong comenzó a realizar preguntas a Ballester en ejercicio de su autodefensa. Sus interrogaciones apuntaban a artículos de reglamentos militares, en lo que se parecía más a un examen que a un juicio. La situación irritó a la querella, que objetó la intervención del represor, porque en vez de preguntar estaba "alegando".

Sin embargo, el presidente del Tribunal, Roberto López Arango, permitió que el militar ya condenado por gravísimos delitos de lesa humanidad continuara con sus disresiones que nada tenían que ver con los delitos investigados, mientras que amenazó con hacer retirar de la sala al abogado de Abuelas de Plaza de Mayo, Álvaro Baella, por manifestar su disconformidad con la decisión del magistrado.

El militar democrático puso énfasis en la posibilidad de desobedecer las órdenes ilegales: “El militar no es un cumplidor de órdenes robótico, si cumple o no es un problema de conciencia”, afirmó. En otro pasaje citó ejemplos de órdenes a todas luces ilegales que se impartían durante la dictadura: “Un día asaltar una estación de servicio, otro día ir a violar a las detenidas en Ezieza”. La respuesta mereció un extenso aplauso de la sala y provocó la ira de los represores.

Finalmente, María Belén Rodríguez Cardozo, directora del Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG) con sede en el Hospital Durand, confirmó en el juicio el correcto procedimiento que se llevó a cabo para confirmar la pertenencia de Sabrina Gullino al grupo familiar Valenzuela-Negro. Dijo que “se arribó a lo que se llama probabilidad de parentalidad” con un 99,9999% de precisión, y aclaró que “el 100% nunca se puede obtener matemáticamente”.






Fuente:DiarioUno


Guerrieri dejó ver toda su furia
El represor se sintió tocado por la descripción del terrorismo de Estado que hizo el titular del Cemida. Pidió que lo fusilen en vez de ser juzgado.


Guerrieri dialoga con su defensor y Amelong antes del inicio de la audiencia de este jueves. (Foto: UNO/Juan Ignacio Pereira)Fuente: (Foto: UNO/Juan Ignacio Pereira)
Pascual Oscar Guerrieri, el militar retirado de más alto rango de los enjuiciados por robo de bebés en Paraná, pidió ampliar su declaración indagatoria este jueves, irritado por las expresiones de su camarada democrático Horacio Ballester.

La furia de Guerrieri –ex segundo jefe del Destacamento de Inteligencia 121 de Rosario– alcanzó su clímax cuando, con una alta dosis de teatralidad, pidió al Tribunal que lo fusile. “Hoy todavía sigue la guerra contra nosotros, ha tomado el camino jurídico. En todos lados están juzgando militares por esto. En primera línea de la guerra jurídica están los jueces federales. Cuando cambiaron la ley de Obediencia Debida, ¿por qué no pusieron la ley de fusilamiento? Estaría contento de estar frente a un pelotón de fusilamiento. Si es posible que nos fusilen, le peticiono a las autoridades”.


El represor intentó desligarse de la Doctrina de la Seguridad Nacional –sobre la que se había explayado Ballester– diciendo que como “soldado” no era “responsable de la política nacional que adoptan los gobiernos de turno”. Y agregó: “¿Qué podíamos hacer nosotros cuando el país adoptó una posición ideológica, política, en el bloque de naciones al que se adhirió?”.


Sin embargo, más adelante se refirió a esa Doctrina como una “mentira” y dijo: “Jamás he tenido en la mano ningún manual de la Doctrina de Seguridad Nacional, ni ningún norteamericano me vino a decir que hiciera esto. Lo hicimos en Argentina o lo hicieron los que lo tenían que hacer” .
Fuente:DiarioUno




Jorge Negro: “Encontrar a mi sobrino y conocerlo, ese sería el final soñado”
El hermano de Raquel Negro, la detenida desaparecida cuyos bebés fueron robados durante la época de la represión, hizo declaraciones muy emotivas en la 11ª jornada del juicio por la Causa Hospital Militar.

En la 11ª jornada de testimoniales en el marco del juicio por la Causa Hospital Militar, uno de los testigos fue Jorge Rogelio Negro, hermano de la detenida desaparecida Raquel Negro.

Tras hacer una emotiva declaración testimonial, dialogó con UNO sobre sus expectativas en este proceso penal.

“La verdad es que después de treinta y tantos años, por fin la justicia está haciendo lo que tiene que hacer. Tomando los dichos de los familiares y la gente que ha sido secuestrada, y juzgando a los secuestradores. Es lo mejor de todo”, expresó.

Luego hizo en hincapié en algo que había manifestado ante el Tribunal Oral Federal: “Si hay alguien que sabe algo, que se anime y hable. Esperemos que algún día se va a saber la verdad, tal como ya pasó con Sabrina. De alguna forma o de otra se va a saber”.

Por último, destacó que “es muy importante también el apoyo de la gente que se ha acercado a las audiencias. Ahora lo único que falta es encontrar a mi sobrino y conocerlo, ese sería el final soñado de todo esto”.
Fuente:DiarioUno




16/09/2011 
Familiares de Sabrina contaron cómo se reconstruyó la historia de la hija de Raquel Negro
Jaime Dri y Reynaldo Sietecase prestarán testimonio este viernes en la Causa Hospital Militar
Guerrieri lamentó que no rija la ley de fusilamiento: “Sería un héroe”, evaluó.
En la continuidad del juicio por el funcionamiento de una maternidad clandestina en el Hospital Militar de Paraná, declararán el sobreviviente de la Quinta de Funes Jaime Dri -que se comunicará por teleconferencia desde Panamá- y el periodista Reynaldo Sietecase, quien entrevistó a algunos de los represores imputados. La jornada del jueves contó con el testimonio de Raúl Gullino. El padre adoptivo de Sabrina relató cómo se enteraron del origen de la nieta recuperada número 96: “Nunca pensamos que podía llegar a ser hija de desaparecidos”, confió. Por su parte, Jorge Negro -hermano de Raquel- detalló el proceso de búsqueda de sus familiares, al tiempo que aprovechó para “hacer un reconocimiento” a sus padres y exhortar a la sociedad a que acerque datos sobre la causa. Posteriormente, el presidente del Centro de Militares para la Democracia Argentina (Cemida), Horacio Ballester, explicó la organización y contenidos de la “doctrina de seguridad nacional”, aplicada a nivel internacional. Las afirmaciones del coronel fueron duramente respondidas por el acusado Pascual Guerrieri, quien asestó: “Han tomado el camino jurídico de la guerra contra nosotros. Me pregunto por qué no pusieron la ley de fusilamiento, porque sería un héroe nacional y ahora soy un delincuente”.
Por Betiana Spadillero Gaioli
Sobre el final de la etapa de testimoniales, prestaron declaración este jueves familiares de Sabrina, un militar retirado y la directora del Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG), María Belén Rodríguez Cardozo. La especialista se explayó acerca del procedimiento para tomar muestras de sangre, las medidas de seguridad y la normativa vigente.

Están acusados de delitos de lesa humanidad Juan Antonio Zaccaría, y los ex integrantes del Destacamento de Inteligencia 121 de Rosario Pascual Guerrieri, Juan Amelong, Jorge Fariña, Héctor González y Walter Pagano.

Negro: “Sería bárbaro, como fue hermoso encontrar a Sabrina, llegar a encontrar a mi sobrino”
El hermano de Raquel relató que “en enero del ’78 una persona lo dejó a Sebastián (Álvarez)” en su casa de Santa Fe, “con una valija que tenía ropa, fotos y una carta” de la detenida-desaparecida pidiéndole que lo cuiden por “un tiempo prolongado”. Semanas más tarde, recibió “una carta de Tulio (Valenzuela) contando lo de la Operación México y lo que pasó en la Quinta de Funes”, y decía que “estaba todo a cargo de (Leopoldo Fortunato) Galtieri”.

Consultado por el fiscal José Ignacio Candioti, indicó que en la misiva que Valenzuela les envió desde Holanda les comentaba que Raquel “iba a tener familia en marzo”. En cuanto si supo dónde fue el nacimiento, aclaró que tomó conocimiento de que el parto se produjo en Paraná con el comienzo de las investigaciones. “Nos enteramos que habían sido mellizos por el libro de (Migual) Bonasso Recuerdo de la muerte”, compartió.

Luego, se refirió a una carta que remitieron a la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep): “Hicimos la denuncia y explicamos un poco el caso de mi hermana. También hicimos referencia a Marcelino Álvarez, el papá de Sebastián”, precisó.

Por su parte, la abogada querellante Florencia Amore solicitó al testigo que se explaye sobre el proceso de búsqueda: “Enviamos la carta a la Conadep, hicimos un habeas corpus, fuimos varias veces a Rosario, pero nunca nos atendían. Después concurrí a muchas reuniones de familiares de desaparecidos, que nos encontrábamos en casas particulares tratando de encontrar algo, de averiguar. También dimos sangre en Santa Fe, mi madre y yo. Mis padres luego viajaron a Buenos Aires a reunirse con Abuelas y Madres de Plaza de Mayo”, detalló.

Paso seguido, mencionó: “En una época vivimos en Formosa, pero siempre que veníamos nos reuníamos con gente. Siempre hubo un comentario de que a mi hermana la habían visto en tal lado, por lo general afuera del país. Yo me juntaba con esa gente y en definitiva no se llegaba a nada. En ese momento había muchas versiones, que al final no fueron ciertas”.

“Después empezó todo esto, que lo tomó Sebastián. Y cuando apareció Sabrina siguieron ellos. Es todo mérito de ellos”, subrayó, al tiempo que narró que fue su sobrino quien se trasladó a su casa para informarlos sobre el hallazgo.

Por último, muy conmovido, Negro pidió expresar unas palabras: “Quisiera hacer un reconocimiento o una especie de homenaje a dos personas, Rogelio Atilio Negro y Ermelinda Paoletti, que son mis padres. Que al haber empezado esto con todo su sufrimiento, porque yo en ese momento lo sufrí como hermano o por ahí no lo dimensionaba, ahora tal vez sí porque soy padre. Nunca vi que mis padres bajaran los brazos, por más que el sufrimiento sea mucho, porque se notaba. Nunca me demostraron que ellos estaban destruidos, como estuvieron”.

“Siempre trataron de salir adelante y si por ahí hubo cosas que se podrían haber hecho, no puedo reclamarles nada, al contrario. Todo mi amor hacia mis padres, que han llevado esto de la mejor manera que han podido”, continuó.

Además, expresó: “Desearía que con todo esto haya alguna persona que se mueva, que le llegue, le toque, que hable y diga algo, porque sería bárbaro como fue hermoso encontrar a Sabrina, llegar a encontrara a mi sobrino”. Por ello, pidió que “quien sepa algo, aporte para llegar a la verdad de todo esto”.

“También quiero decir que a Tulio lo vi una sola vez en mi vida, entonces no puedo decir que lo conocí. Pero sí a Marcelino y a Raquel. Y estoy seguro de que los tres estarían muy orgullosos de sus hijos, de haber llevado adelante todo esto y de quererse como se quieren. Y creo que es el mejor homenaje que les pueden hacer a sus padres”, finalizó emocionado.

Ballester brindó el contexto internacional del genocidio
Posteriormente, compareció ante el Tribunal Oral Federal el presidente de Cemida, quien participó como testigo en varios juicios por delitos de lesa humanidad. “Ingresé al Ejército en el ’43 hasta el ’71. Mi carrera terminó cuando me sublevé contra la dictadura de (Alejandro Agustín) Lanusse”, contó.

A continuación, afirmó que “la represión en Argentina estuvo coordenada, organizada desde el más alto escalafón hasta el último”. Según expuso, “la doctrina de seguridad nacional es consecuencia de una serie de tratados que se fueron desarrollando a través del tiempo, que comienzan con el ataque a Pearl Harbor”, en Estados Unidos.

En ese orden, repasó los acontecimientos a nivel mundial vinculados con la “lucha contra el enemigo construido por el Ejército, que era el movimiento comunista internacional, el peronismo, y todo aquel que buscara alguna solución nacionalista”.

Interpelado por Candioti respecto a la implementación de esa doctrina, ilustró: “En el ‘69 se aplicó la Operación Hierro, que era hacer conocer las ‘falacias’ del movimiento comunista nacional. Tiempo después se incorporaron las tácticas francesas, que eran implementadas contra los levantamientos de las colonias, fundamentalmente, en Argelia”.

“A raíz de la doctrina francesa de contra indulgencia, el país se dividió en áreas de defensa. Eso fue a partir del ’60, antes había jurisdicciones. La reestructuración del Ejército fue en 1963”, completó. Enseguida, reafirmó que “aquellos sindicados como comunistas no tenían derechos”, y ejemplificó: “Eran arrestados sin orden, eran secuestrados. Para mí hubo un genocidio, porque hubo una persecución ideológica”.

“Todos los grandes tratados se firmaron en gobiernos democráticos”, advirtió luego. Y acotó: “Habrán tenido mal asesoramiento o la presión de los poderes internacionales, Estados Unidos y los mercados, que ahora se ve con mayor claridad. No puede haber una guerra contra los propios ciudadanos. Un país dependiente pone al enemigo en su propia población”.

Párrafo aparte, resaltó que “hubo grupos de militares que no estaban de acuerdo con lo que estaba pasando y se opusieron”, y enfatizó: “Nadie está obligado a cumplir órdenes ilegales. Las torturas, violaciones, los robo de bebés no estaban contemplados como funciones del Ejército”.

Sobre los Grupos de Tareas (GT), explicó: “Es una definición antigua, para cuando hay una operación determinada. Es una fuerza especial que se forma para un objetivo puntual. No es una cuestión privativa de la doctrina de seguridad nacional”.

En relación a la situación ideológica de la fuerza, reflexionó: “Fue compañero de promoción de (Emilio Eduardo) Massera, Galtieri, (Albano) Harguindeguy. No sé por qué se fueron para ese lado. Lo que puedo decir es que todo aquél que tenía una postura contraria era expulsado”.

Más adelante, sobre la sustracción de menores y sustitución de identidad, graficó: “Siguieron el ejemplo de (Francisco) Franco, que en la España de posguerra se apropió de los hijos de los comunistas”. Tras lo cual ponderó el trabajo de Abuelas de Plaza de Mayo.

“Creo que van a encontrar a los chicos que les entregaron a los represores, a los que dejaron en algún orfanato, pero al resto los deben haber vendido al comercio de bebés. Deben estar viviendo en Alemania, Estados Unidos, y no tienen la más mínima idea de quiénes son”, lamentó.

“Han tomado el camino jurídico de la guerra contra nosotros”, asentó Guerrieri
Tras la testimonial de Ballester, Guerrieri requirió ampliar su declaración. “Nosotros estamos citados acá por un caso especial. El señor coronel viene acá y hace un relato de épocas pretéritas, en esa época teníamos 20 años y la Argentina tomó posición en un consenso de naciones que nosotros no pudimos refrendar. Las tuvimos que tomar como vinieron”, fustigó.

En sintonía, ratificó que “el soldado no es responsable de la política nacional del gobierno de turno”, y se preguntó: “Qué podíamos hacer nosotros cuando el país tomó una decisión política e ideológica en el bloque que se alineó”.

Alzando el tono de voz y visiblemente agitado, prosiguió: “Lo que pasa es que (Ballester) habla así porque no llegó a coronel. Es un hombre resentido con la institución. Tengo un poco de rabia. Venimos sufriendo hace mucho. Acá todo el mundo está cobrando peaje, menos nosotros”.

“Estoy muy tocado, porque han tomado el camino jurídico de la guerra contra nosotros. Es una política nacional de juzgar a quienes llevamos el uniforme”, sentenció. “Con todo el calor de un soldado, me pregunto por qué no pusieron la ley de fusilamiento, porque sería como (Manuel) Dorrego un héroe nacional, y ahora soy un delincuente”, arremetió entre lágrimas.

Continuando con esa línea, volvió a diferenciar los conceptos de Historia y Memoria, a fin de insistir en que “Argentina fue herida por la ideología marxista-leninista, acá se recurrió a la única guerra que se podía, la guerra de pobres, de guerrillas”. De todos modos, negó la existencia de la doctrina de seguridad nacional y tildó de “disparate” la posibilidad de que se hayan vendido hijos de desaparecidos a países del exterior.

Ante la consulta del Ministerio Público Fiscal, reconoció a ex integrantes del Destacamento 121 que están imputados como parte de “grupo de trabajo”. Sin embargo, aseveró: “Jamás me hubiese puesto a ordenar el robo de bebés, por formación moral y propia”. De hecho, descartó que se hayan cometido delitos de lesa humanidad en la “fracción” que él comandó.

Guerrieri se negó a ser interrogado por la querella porque utiliza “términos ofensivos”, aunque su declaración estuvo cargada de ironías e interpelaciones al Tribunal.

“Nunca pensamos que podía llegar a ser hija de desaparecidos”
“Con mi esposa nos casamos en el ‘73, buscamos un hijo por un año, pero no venía, entonces empezamos a hacer tratamientos de fertilidad. Estuvimos así tres años y no lo conseguimos. Entonces decidimos adoptar, para eso nos anotamos en el Juzgado de Menores de los Tribunales de Rosario”, narró Gullino.

En esa orden, amplió: “Había un período de espera, en el cual nos hacían entrevistas. Un día estábamos almorzando con mi señora y vemos en la televisión a un movilero que estaba en el Hogar Huérfano, donde habían dejado a un bebé. A los dos o tres días nos avisaron que había una nena. Salimos para Rosario, porque vivíamos en Ramallo”.

“Nos contaron en el Juzgado que Sabrina había sido abandonada y que estaba lista para ser adoptada. Cuando fuimos a buscarla, nos hicieron pasar y la Madre Superiora nos dijo que la habían dejado en la puerta, pero no tenía grandes detalles. Eso fue en abril del ’78 y calculamos como fecha de nacimiento el 27 de febrero”, precisó.

Preguntado por la querella, aseguró: “Sabrina desde muy chiquita supo que era adoptiva. Nosotros tenemos además otra hija, dos años menor. Pero con mi señora nunca pensamos que podía llegar a ser hija de desaparecidos, pensamos que a lo mejor el mecanismo era otro. Que los bebés se entregaban a algún militar o conocido, no que pasara por un Juzgado”.

Al respecto, contó que en noviembre de 2008 fue notificado que tenía que declarar en los tribunales de Paraná. “Buscamos unos artículos y todos los datos coincidían con que era hija de Raquel Negro y Tulio Valenzuela”, asentó, para luego añadir: “Nunca le quisimos comentar que había sido abandonada, fue lo único que no le dijimos. Cuando leímos eso en Internet, le contamos”.

Una vez finalizada la testimonial, Gullino pidió hacer un reconocimiento. “Quiero agradecer a todos los que han ayudado a Sabrina y mi familia en todo este proceso”, resaltó, acompañado por los aplausos de los presentes en la sala.

La causa
La investigación tuvo su inicio en la denuncia realizada el 18 de mayo de 2005 por el entonces coordinador del Registro Único de la Verdad, Guillermo Germano. En la presentación hizo referencia a dos clases de hechos: la internación de mujeres en estado de gravidez en el Hospital Militar de Paraná, quienes se hallaban privadas ilegítimamente de su libertad; y el asesinato y entierro clandestinos de personas en el Escuadrón Comunicaciones

En ese contexto, se investiga la apropiación de los hijos de Negro, quien fue detenida ilegalmente al igual que su pareja Edgar Tulio Valenzuela y su hijo menor Sebastián Álvarez, el 2 de enero de 1978 en Mar del Plata. La mujer fue trasladada desde la Quinta de Funes en Rosario hasta el nosocomio castrense, donde dio a luz a los mellizos.
Foto: El Diario
Fuente:AnalisisDigital.                                        

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