4 de octubre de 2011

CIRCUITO CAMPS: EL COMISARIO ETCHECOLATZ ASEGURÓ QUE TIENE DATOS SOBRE LA NIETA DE CHICHA MARIANI.

EL COMISARIO ETCHECOLATZ ASEGURO QUE TIENE DATOS SOBRE LA NIETA DE CHICHA MARIANI
Anuncio que provoca más sospechas
En el marco del juicio por el circuito Camps, Etchecolatz dijo que podría “aportar datos y elementos de prueba” sobre la desaparición de Clara Anahí Mariani, secuestrada a la edad de tres meses en 1976. Los querellantes descreen de la sinceridad del represor.
Por Alejandra Dandan

El comisario retirado Miguel Etchecolatz dijo que vivía de su jubilación como policía.Imagen: Rafael Yohai

El represor Miguel Etchecolatz abrió con su declaración indagatoria una nueva jornada del juicio oral por el circuito Camps. Pronunció varias veces el nombre del desaparecido Julio López, lo llamó caso “politizado” y testigo “aleccionado”. Se presentó como “preso político” y se quejó de los escraches de los “jóvenes idealistas”. Con una frase confusa prometió que iba a aportar “datos y elementos” de prueba sobre Clara Anahí Mariani, la nieta de Chicha Mariani, aquella beba de tres meses secuestrada en noviembre de 1976 cuando en el operativo de la casa de la calle 30 de La Plata asesinaron a su madre, Diana Teruggi, y a otros cuatro militantes. “Podría aducir muchos ejemplos, pero los reservaré para otra oportunidad”, dijo en ese momento. “Como es el de aportar datos y elementos de prueba sobre el destino de Anahí Mariani, pese a quien pueda sentirse perjudicado. Fui testigo presencial de aquellas circunstancias generadas por integrantes del despiadado y perverso terrorismo”. Los querellantes desconfían. Ya otras veces prometió información y sólo pareció regodearse en la renovación del dolor que provoca.

Chicha Mariani, que es una de las personas que aún espera esos datos, no estaba en la sala porque como es testigo del juicio no puede escuchar a quienes hablan hasta no hablar ella. Sin embargo, estaban los familiares y querellas de los organismos de derechos humanos que le bajaron el tono convencidos de que muy probablemente el comisario no vaya a decir nunca nada, porque ya pronunció alguna otra vez esa promesa que luego no cumplió. “Es un tema delicado”, dijo Inti Pérez Aznar, de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación. “Ojalá algún día diga lo que sabe, pero es tan cínico que al día de hoy sigue jugando con la esperanza de los sobrevivientes y en el caso de Chicha Mariani, sobre el paradero de su nieta.”

La declaración
Etchecolatz no permitió preguntas ni de querellas ni de los jueces. Se presentó como “policía”, no como “policía retirado” como sus camaradas. Cuando Rozanski le preguntó con qué se mantiene dijo que con el sueldo de policía, un dato que anotaron con sorpresa las abogadas de las querellas de Justicia Ya!, Lucía Vera y Guadalupe Godoy. Antes de la proclama lloró por las mudanzas, los “escraches de los jóvenes idealistas” a “la dueña del departamento que era mi suegra (que) se vio obligada a vender el departamento de Capital”, porque “no les permitían a mi esposa y a la madre circular por la calle porque eran interceptadas”.

Luego avanzó con la causa: “Hoy al encontrarme ante ustedes me vienen a la memoria procesos judiciales anteriores que en una sola audiencia sería imposible desarrollar con calidad y hechos concretos sobre las arbitrariedades que deliberadamente se cometieron en esos juicios”, dijo. “Hoy en mi condición de ciudadano convertido en prisionero político por haber tenido que actuar para impedir que el terrorismo y la sedición perversa y apátrida convirtieran a la patria en su rehén, me encuentro enfrentado nuevamente ante un juicio.”

Y habló de López: las causas “se llevan a cabo pretendiendo aquí demostrar participaciones en hechos en los cuales yo no he participado como el del politizado caso López”. Y agregó que “el gobierno de turno” y “organizaciones de seudo derechos humanos se permiten que la opinión pública considere esa versión deformada con relación a la desaparición de un testigo aleccionado, relacionado con un juicio contra mi persona”.

El resquebrajamiento
Detrás suyo el Tribunal indagó a otros. Hugo Alberto Guallama y Luis Vicente Patrault no declararon pero sí lo hicieron Norberto Cozzami y Carlos “El Oso” García. Sus declaraciones marcaron para las querellas otro eje del día, y un punto que tensará el correr del debate: parecen empezar a mostrar cierto indicio de ruptura en la vieja cadena de mandos. “Parece que empezaron a abrir el grifo”, dijo Guadalupe Godoy. “Cozzami le reclamó a Roberto Antonio Cabrera y Sergio Verduri que hablasen de Puesto Vasco. Y García acusó a Eros Amílcar Tarela de obligar a Guallama a escribir la carta en la que lo imputa de los hechos de la calle 30.”

Cozzami, que entonces tenía poco más de 20 años, venía de la Triple A a integrar la custodia de Etchecolatz, donde fue uno de sus hombres de confianza. Está acusado de formar parte de las patotas de Puesto Vasco, de privación ilegal de la libertad y tormentos. En la indagatoria contó en primera persona, hasta donde contó, cómo funcionó el aparato por adentro. Reconoció que instruyó el caso Graiver; que encabezó los operativos de secuestros. Que grabó al lado de Ramón Camps los careos entre Lidia Papaleo y Jacobo Timerman después de los interrogatorios en Puesto Vasco.

“En esos 26 meses que estuve de policía –dijo Cozzami–, quizá rompí la media normal, no porque fui a desaparecer personas ni tiré a alguien de un avión sino porque pensé y trabajé.” Y dijo: “Con alguien que nos expresara la cantidad de delitos que nosotros íbamos a cometer, la cantidad de figuras jurídicas, realmente creo que se hubieran roto filas y el noventa por ciento de los que estábamos formados hubiera roto filas”.

Cozzami contó en el caso Graiver 62 detenidos en una lista que él mismo actualizaba: “Yo hacía acopio de información no en origen sino en la Dirección General de Investigaciones, en un escritorio reunía la información procedente de los interrogadores del caso Graiver”. Y luego: “Armé dos carpetas que se entregaban los viernes, una al general Suárez Mason y otra a la Secretaría General de Presidencia de la Nación para Villareal, para el general Videla. Ese fue mi acopio de información”. Y dijo: “No había delincuentes peligrosos de ninguna naturaleza, eran delincuentes económicos, eran subversivos económicos”.

Buena parte de su testimonio está contado por él mismo en un libro, y figura en la causa Camps. En la audiencia, los jueces le preguntaron por Timerman. “De la detención no puedo explicar nada, sí de la predetención”, dijo. “48 horas antes de la detención, se produce un atentado explosivo muy importante en el que muere el comisario Benítez”. La explosión fue en la comisaría de Ciudadela Norte. Murieron policías y civiles, dijo. “Siendo las ocho de la noche o nueve, nos desplazamos como custodias del director de Investigaciones, nos fuimos a la comisaría de Ciudadela Norte y nos quedamos en la vereda de enfrente porque la maquinaria de Vialidad iba rescatando cuerpos. Estando trabajando se producen movimientos y aparece una caravana de autos y se hace presente Harguindeguy, Lo saluda a Etchecolatz, yo estaba a tres metros, y le dice: ‘No tuve tiempo de hablar con Camps pero quiero que se defina rápido el Operativo Amigo’. Cozzami dijo después: “El que dio la orden fue Harguindeguy, porque después cuando tuve que preparar las carpetas el título era ‘Operativo Amigo’”.

Los abogados describieron a Cozzami como un cuadro de la dictadura, pese a la edad, por el lugar que ocupó en la estructura. Los jueces le preguntaron varias veces por Puesto Vasco. El dijo que alguna vez había entrado, pero sólo diez minutos. Que llevaba vales de nafta. Que su lugar estuvo en Investigaciones. “He llevado personas detenidas a Puesto Vasco, del caso Graiver imagínese hubo un montón de detenidos y yo entiendo perfectamente cuando se cuestiona que no era el lugar apropiado”, indicó y cuando le repreguntaron por eso dijo que no era apropiado porque era muy pequeño para “la cantidad” de detenidos en cuestión. “Lo que tenemos que entender, desde mi punto de vista, es el contexto y con qué apuro se les dijo hay que apagar el incendio, eso que yo digo: que hubo bomberos voluntarios de uno y otro lado.”

Otro dato del día apareció en el testimonio de García. El Oso García dijo que no participó en las patotas pero que sí hubo una patota desde 1976 en la Jefatura, comandada por Julio César Garachico y Manuel Aguiar, dos de las personas que denunció Julio López en su declaración sobre la comisaría V sobre las que aún no se avanzó, dijeron las abogadas de Justicia Ya! Las indagatorias aún siguen pendientes en la causa residual.
Fuente:Pagina12


Declaró en el juicio por los delitos de lesa humanidad del circuito camps
Etchecolatz dice que tiene datos sobre la nieta de Chicha Mariani
Publicado el 4 de Octubre de 2011
Por Milva Benítez 
Hace 35 años que la mujer busca a su nieta Clara Anahí. Ayer el ex comisario y el represor Cozzani hablaron del operativo en el que la niña fue sustraída, pero no dieron detalles.

Ayer continuaron las declaraciones de los imputados en el juicio por los delitos cometidos en el denominado Circuito Camps. Pasadas las 10:30 de la mañana, el primero en sentarse frente al tribunal fue Miguel Osvaldo Etchecolatz, quien fuera director general de Investigaciones de la Policía Bonaerense, entre el 5 de mayo de 1976 y el 28 de febrero de 1979. Antes que iniciara su declaración, el juez Carlos Rozanski debió solicitarle que se quite un cartel con su nombre en el que se autodefinía como “preso político”.
“A qué se debe que debo sacarme este cartel”, dijo Etchecoltaz. “Este es un tribunal de la Nación legalmente constituido por lo cual esa apreciación es improcedente”, respondió el juez.
Los dichos del ex comisario provocaron indignación entre los presentes. Tras una arenga justificatoria de los crímenes cometidos, afirmó que el proceso se lleva adelante “pretendiendo demostrar participaciones en hechos en los cuales yo no he participado, como el politizado caso López”, al referirse al testigo desaparecido tras haber declarado en el juicio que permitió su condena, en septiembre de 2006.
Sobre la desaparición de Clara Anahí Mariani, a sus tres meses de edad, cuando el 24 de noviembre de 1976, su madre Diana Teruggi fue asesinada por fuerzas conjuntas que atacaron la vivienda en la que se encontraban en la calle 30 Nº 1134 de La Plata, Etchecolatz dijo: “Podría aportar datos y elementos de prueba sobre el destino de Anahí Mariani a quien pueda estar necesitándolo, porque fui testigo presencial de aquellas circunstancias generadas (en su casa).” Pero como desde hace 35 años, continuó guardando silencio. Verónica Bogliano, representante de la querella de la asociación que lleva el nombre de la niña, afirmó que “se trata de un cínico que disfruta provocando a las víctimas y familiares, generando expectativas.”
Tras esa declaración, la abuela Chicha Mariani se mostró escéptica en una entrevista con Radio Nacional: “Sabiendo la perversidad que lleva adentro Etchecolatz no le creo. Es decir, lo que pienso es que es otra puñalada que me piensa asestar en el corazón”, dijo.
Norberto Cozzani afirmó que la señora Chorobik de Mariani merecía su respeto, y por eso “antes de que este juicio termine yo le voy a decir lo que conozco de la calle 30, pero no quiero ser el responsable de ningún tipo de dolor”, concluyo. Por otra parte, se vislumbró un enfrentamiento entre el chofer de Etchecolatz, Hugo Alberto Guallama, y Carlos “El Oso” García, quienes también están señalados por estos hechos.
Si bien Guallama prefirió no declarar, el secretario del juzgado leyó una carta firmada por él, con fecha 15 de agosto de 2005. En la misiva, el entonces chofer señala la participación de García en el operativo, versión que este último negó, aunque no pudo explicar los motivos que podrían llevar al otro imputado a involucrarlo”. García, si bien admitió un rápido ascenso durante la dictadura y un amplio recorrido en la estructura policial, se sumó a la ya conocida estrategia de la negación.
El ex gobernador de facto Ibérico Manuel Saint Jean y quien ocupara el cargo de sargento en la Comisaría 5ª de La Plata entre el 1° de enero de 1976 y el 1° de enero de 1978, Luis Vicente Patrault, prefirieron no prestar declaración y mañana no estarán presentes en la audiencia en la que se espera la declaración por teleconferencia, desde el Hospital Penitenciario de Ezeiza de Rodolfo Campos, del coronel subjefe de la Policía de la provincia de Buenos Aires desde el 11 de diciembre de 1977 hasta febrero de 1979.
Fuente:TiempoArgentino


Crimenes de lesa humanidad / circuito camps, el juicio
Provocación de Etchecolatz: habló de López y Clara Anahí
Negó vinculación con el secuestro del albañil. Y dijo tener datos de la nieta de Chicha
03.10.2011 
Etchecolatz, ayer, en el banquillo. Sobre la mesa ya dejó la placa que le ordenaron quitarse
El ex comisario Miguel Osvaldo Etchecolatz realizó un extenso y provocativo alegato durante su declaración indagatoria en el juicio por el Circuito Camps que lleva adelante el Tribunal Oral en lo Criminal Federal Nº1 (TOCF1), en el que se presentó a si mismo como a un “preso político” y dijo que poseía información y pruebas sobre el destino de Clara Anahí, la nieta de la Abuela Isabel “Chicha” Chorobick de Mariani, apropiada durante el ataque a la casa de calle 30, aunque no brindó ningún detalle. Además, el represor negó estar vinculado a la desaparición del testigo Jorge Julio López. En la séptima audiencia también enfrentaron a los jueces el ex gobernador de facto de 89 años, el militar Ibérico Saint Jean, y los ex policías Luis Vicente Patrault y Hugo Guallama, quienes se negaron a declarar. Hoy continúan las indagatorias y el militar Aníbal Campos declarará por video conferencia desde el hospital del penal de Ezeiza.
El custodio de Etchecolatz en la dirección de Investigaciones de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, Norberto Cozzani, y el ex comisario Carlos “El Oso” García también declararon extensamente. El primero habló sobre el caso Graiver, y calificó a Osvaldo Papaleo como un “un farsante de profesión”, negó haber estado en el ataque a la casa Mariani Teruggi y evitó contar lo que sabía sobre lo ocurrido. El ex comisario Carlos “El Oso” García también negó su participación en ese ataque y acusó a Hugo Guallama de imputarlo en la causa. También reconoció a dos ex policías a quienes señaló como integrantes de la patota del comisario Fiorillo, la misma que Julio López denunció que lo secuestró en 1976 y sobre quienes organismos de derechos humanos sospechan de su participación en el segundo secuestro (ver página 15).
A las 10.40 Etchecolatz se sentó frente a los jueces del TOCF1 Carlos Rosanzki, Roberto Atilio Falcone y Mario Alberto Portela para brindar declaración indagatoria con una placa identificadora en la solapa de su saco que rezaba: “Etchecolatz M. O. Preso Político”, que el tribunal ordenó que se quitara.
Toda su declaración fue una perorata de 20 minutos en los que acusó al tribunal de imparcial y mentiroso y dijo que se sentía condenado de antemano. “Si la justicia no se apoya en la verdad, no es justicia. Confieso que siento antipatía por la mentira y la corrupción y por quienes la practican”, espetó mirando a Rozanski, el único de los jueces del TOFT1 que vuelve a juzgarlo.
“Soy víctima de un deliberado propósito, donde se me adjudica una responsabilidad penal con hechos que no conozco, queriendo demostrar mi participación en hechos en los cuales yo no he participado, como el politizado caso López”, dijo el ex comisario.
Agregó que “la falacia de versiones periodísticas alentadas por el gobierno de turno, por grupos políticos, por organizaciones de pseudo derechos humanos, se permitieron que la opinión pública conociera esa versión deformada con relación a la desaparición de un testigo aleccionado relacionado con un juicio contra mi persona”. Y remató: “Quienes dan fe de esa mentira son engañados por la pandilla del gobierno de turno”.
También aseguró que adentrados en el juicio se referiría a la apropiación de la nieta de Chicha Mariani, robada de la casa de calle 30 entre 55 y 56 tras el ataque del 24 de noviembre de 1976 y que aún permanece desaparecida, aunque no aclaró detalles.
“Voy a aportar datos y elementos de prueba sobre el destino de Anahí Mariani, aunque algunos se puedan sentir perjudicados; fui testigo presencial de aquellas circunstancias generadas por integrantes del despiadado y perverso terrorismo”, dijo el represor.
Luego hizo una defensa de lo actuado durante la dictadura y aseguró que junto a sus pares son “víctimas de una despiadada persecución judicial”.
Finalizó su declaración con una frase con el mismo tono amenazante de sus últimas palabras en el juicio de 2006, en el que dijo a los jueces que eran ellos quienes se condenaban: “Sepan señores jueces que las cadenas que apresan mis manos no me avergüenzan; esas cadenas a quienes avergüenzan es a ustedes”, lanzó.
Etchecolatz está acusado de 46 casos de secuestro y torturas cometidos durante la dictadura contra detenidos en la comisaría Quinta, otros 65 casos en Brigada de Investigaciones y Arana, 16 casos en Puesto Vasco, 20 en COT1 Martínez, tres homicidios en la casa de calle 30, y las apropiaciones de cuatro bebés.

SILENCIO. Tres de los seis imputados que se sentaron ante los jueces, se negaron a hablar. El primero fue el ex gobernador de facto de 89 años, el militar Ibérico Saint Jean, quien hizo reserva de su derecho a guardar silencio. Por la tarde, los ex policías Luis Vicente Patrault y Hugo Guallama, también prefirieron el mutismo.
Las indagatorias continuarán hoy a las 9.30 y por video conferencia hablará el militar Aníbal Campos, quien es considerado “imputable” por el tribunal mientras no se resuelvan las incidencias por su estado de salud.
Fuente:Diagonales

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