8 de noviembre de 2011

ECUADOR.

domingo 6 de noviembre de 2011
Los revolucionarios que nunca hicieron una revolución
Por Alberto Maldonado 
Ha nacido, en Ecuador, un frente político que se autodefine de izquierdista y de Concertación. Y lo primero que han hecho, es lanzar una andanada contra la “revolución ciudadana” que auspicia y propone (que avanza, dice la propaganda oficial) Alianza País (AP) o sea el Gobierno de Rafael Correa. Anuncian, además, que se proponen “rescatar el espíritu de Montecristi”.

Para aquellos que ya se han olvidado del pasado reciente, o que el doctor Alois Alzheimer anda rondándoles, Montecristi es un cantón de la Provincia de Manabí (Ecuador) muy cercano al Pacífico, bastante desierto, y donde nació Eloy Alfaro Delgado, hace siglo y medio. Y Eloy Alfaro es el “viejo luchador” que, a fines del siglo 19 y comienzos del 20, logró implantar en este pequeño país (Ecuador) el liberalismo radical. Por “ese delito” fue asesinado en Quito, un 28 de enero de 1912, y arrastrado por sus calles. En su memoria, el Presidente (Rafael) Correa (que es lejano descendiente de Alfaro, por lo de Delgado) dispuso que la Asamblea Nacional se instalara y funcionara en esa localidad. Y, según algunos de los líderes del nuevo movimiento, dicen y aseguran que hay un espíritu de Montecristi, que ha sido traicionado por Correa; y que ellos se proponen restituirlo.

Como aficionado a la historia reciente, desde el periodismo interpretativo, me gustaría mucho saber cuál es ese espíritu que se proponen restituir los nuevos adalides de la izquierda ecuatoriana, porque no señalan ninguno; o si lo han señalado, yo ni siquiera me he enterado. Es lo mismo que cuando se dice que “todos somos culpables”; y todos sabemos quiénes son los únicos culpables y de que estos se ríen de la ingenuidad ajena; o cuando se acusa a un “gobierno de corrupto” y ni siquiera se señala dónde, por qué, quiénes. O por lo menos, se dan algunos indicios, como dicen los abogados.

Me he puesto a pensar en ese “espíritu de Montecristi” traicionado. Y no lo encuentro. ¿Tal vez se proponían eliminar la propiedad privada, según los cánones del marxismo tradicional, y no les dejaron? Quizá los viejos marxistas sigan pensando que no hay revolución sino se suprime, por lo menos, la propiedad sobre los medios de producción. Y aquello, en estos tiempos, está en el debate. Hay quienes sostienen que la ex Unión Soviética se fue al diablo porque Stalin y sus marxistas “puros” no siguieron las enseñanzas de Lenin y la tesis de que había que aprovechar lo útil del capitalismo. Y todos (menos el gran imperio) estamos enterados que en Cuba se está experimentando un nuevo tipo de propiedad privada (de producción) ya que no funcionó el sector de los servicios comunes y corrientes a los ciudadanos y ciudadanos. Y aquello podía afectar gravemente la propia revolución marxista.

Hay (¿o había?) otra forma de saber si uno iba por el camino recto o por el torcido. Se dice que lo primero que hay que saber, es quién es, dónde está y qué hace el enemigo. Y, si uno coincide con él o está de acuerdo con algunas de sus tesis (salvados, casos muy específicos) pues está más cerca del enemigo que de los amigos. Y en esto de disimular, el enemigo tiene muchos recursos. Uno de ellos, la gran comunicación. Es muy sospechoso, por ejemplo, si uno ha sido largamente marginado de la gran prensa y, de pronto, se convierte en su niño (a) mimado. Hay que pensar que se están sirviendo de uno pero para otros fines. Desde luego, cuando uno es honesto y defiende lo suyo, sin pensar en quedar bien o mal.

Pregunto: ¿será por puro gusto que el gran imperio (los imperitos y las oligarquías criollas) le han enfilado contra Hugo Chávez Frías? ¿Y contra Evo, contra Correa, contra Ortega y hasta contra Cristina Fernández? Digo yo y me respondo: si esos gobiernos no estuvieran haciendo cambios, transformaciones, que de alguna manera afectan al presente y, sobre todo, al futuro del sistema neocapitalista, pues no tendrían problema alguno y gozarían de los “favores” que suele otorgar a sus muchachos, el gran imperio. Recordemos que el Presidente Nixon (de Estados Unidos) dijo, refiriéndose a los dictadores, ladrones y asesinos, tipo Trujillo, Batista, Somoza, Strossner y otros, que ciertamente eran unos “hijos de puta” pero que eran NUESTROS “hijos de puta”.

Pienso, además, que en materia de identificaciones, no solamente hay que definirse de izquierda, sino que hay que serlo. Así como hay reaccionarios que se definen de izquierdistas (cuando les conviene) hay izquierdistas que se identifican plenamente con la derecha, a pesar de que suelen seguir calificándose de izquierdistas. En esto hay una frase del evangelio cristiano que debe estar en el evangelio izquierdista: “por sus obras los conoceréis” Si yo me defino de izquierdista, tengo que ser izquierdista siempre, en especial cuando puedo demostrar que, desde una posición de izquierdista, puedo hacer algo por la izquierda; no solamente criticarla. Lo contrario es provocación o traición.

Por decir algo, no pocos consideran que es mucho más honesto irse, con todos los trapos, a la derecha, antes que seguir diciéndose de izquierda. Es mucho más honesto el Auky Tituaña (ex Alcalde de Cotacachi y ex dirigente de la CONAIE) que se declaró un cuadro de la derecha ecuatoriana (para ser binomio de Nebot) que el señor Santi, ese, o el señor Acacho, o el señor Quishpe, que quieren seguir siendo de izquierda cuando sus opciones están en la derecha. Por algo, un dirigente histórico de la CONAIE (Miguel Lluco, el ex asistente de monseñor Leonidas Proaño, el obispo de los indios, ya fallecido) dijo: “así como habemos indios buenos, habemos indios malos”. Y él terminó de “fideicomisario” nada menos que del banquero exconvicto Fernando Aspiazu Seminario.

Vuelvo al esfuerzo “izquierdista” de la llamada Concertación (de concertar) que me recuerda la ensalada chilena que adoptó ese mismo nombre, para salir de la criminal dictadura de Pinochet, y que terminó entregando el poder al heredero de Pinochet, el señor Piñera. Con el derecho que tengo a pensar lo peor ¿quiere esta Concertación ecuatoriana “devolver” el poder político (el económico sabemos quién lo tiene) a esos viejitos que esperan solo su entierro? ¿O quieren hacerle caldo gordo al banquero barrial que anda haciendo propaganda de los bancos del barrio y que pocos recuerdan que él estuvo “implicado” con Jamil Mahuad y sus afanes monetaristas?

Y vuelvo también a buscar el casillero que nos corresponde a muchos izquierdistas de toda la vida: ¿Serán izquierdistas los asambleístas Cleber Jiménez (que más pinta a nuevo fascista) o Don César Montúfar, o el coronel gutierrista Fausto Cobo, o doña Lourdes Tibán, que de folklórica ha pasado a ser “marthiana” (por lo seguidora de doña Martha Roldós). Y así, tantos y tantos, como el célebre asambleísta Andrés Páez, que busca enterrar de una vez a la ID. Dijo un “analista de pueblo”: si ellos son izquierdistas, yo me declaro astronauta.

Cosa muy diferente es el Movimiento Popular Democrático (MPD) que se autodefine como “marxista leninista” y que, junto con Pachakutec (el brazo político de la CONAIE) se ha declarado enemigo irreconciliable de Rafael Correa y su revolución ciudadana. Bueno, desde que hizo mutis por el foro (o desapareció) el artrósico Partido Comunista del Ecuador (la mayoría de sus dirigentes de antaño deambulan hoy entre la AP, la revolución ciudadana y en la derecha pura) el MPD ha sido su reemplazo visible. Y el dueño político de lo que fueron algún día las gloriosas UNE (Unión Nacional de Educadores) y FEUE (Federación Universitaria de Estudiantes) Precisamente, muchos preguntan al MPD: Si en 40 años de dominio absoluto de estos sectores, otrora izquierdistas, el MPD no propuso nada (pudo promover muchas cosas, aún en regímenes derechistas) ¿podrá hacer la revolución comunista en poco tiempo? ¿Si en 40 años de gobierno de estos sectores (especialmente, la Universidad Central del Ecuador) nunca dieron cuentas de nada a nadie (ni siquiera a ellos mismos) ¿podrá dar cuentas a los ecuatorianos de lo que hagan, si por esas cosas de nuestra política, ganan las elecciones a Correa?

Para terminar, recuerdo otra sentencia popular: el perro del hortelano ni come ni deja comer. En materia política, aquello puede repetirse. Si algún jefe liberal (de antaño) dijo que en Ecuador es posible “tostar granizo” por qué no podemos aceptar, que a lo mejor, quién sabe, los que nunca hicieron una revolución, de pronto pueden hacer una. Solo es cuestión de que se les dé una nueva oportunidad.

Y la pregunta final: si los nuevos cuadros-dirigentes de Pachakutec y los viejos del MPD pueden hacer una revolución socialista, ¿cuál será nuestro destino? Y me recuerda también lo que le pasó a Roque Dalton, el célebre poeta y escritor revolucionario de El Salvador (militante del ERP-Ejército Revolucionario del Pueblo) que salió vivo de dos sentencias de muerte (la una, porque se cayó el dictador que lo sentenció; y la otra, porque un terremoto echó al suelo la pared de la prisión en donde esperaba su ejecución y pudo huir de su celda) pero que fue ejecutado, de un tiro en su cabeza, por un compañero de lucha (Joaquín Villalobos) acusado de “agente de la CIA”. Villalobos confesó, años después, cuando era asesor político nada menos que de Álvaro Uribe Vélez (el de la seguridad democrática y los falsos positivos colombianos, tan amigo de Fundamedios y de Catalina Botero) que había sido “un error de su juventud”.
Fuente:Argenpress

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