Jaime Durán Barba: investigación judicial y escándalo
El especialista
Por Jorge Repiso y Rubén Pereyra
Señor Campaña Sucia
03.11.2011
El asesor estrella de Mauricio Macri está acusado de realizar la campaña sucia contra Filmus y espiar a vecinos. Biografía polémica de un mercenario de la política. Mirá la galería de fotos.
"Un militante cree en la solidaridad social. No es un ‘individuo’ en el pobre sentido que del individuo tiene el liberalismo burgués. Sabe que su individualidad se realiza en el grupo. Su incorporación al trabajo, a la producción, a su grupo de pertenencia, a su clase social, lo incorpora a la solidaridad, al compañerismo, a la amistad sincera. Para decirlo claro: lo humaniza. Un militante es un ser en constante proceso de humanización.” (José Pablo Feinmann)
Para el publicista ecuatoriano Jaime Rolando Durán Barba, las palabras escritas por el filósofo argentino han quedado en el recuerdo, pertenecen a otros tiempos, cuando él mismo, Durán Barba, militaba en la Juventud Peronista e iba a recibir a Juan Domingo Perón a Ezeiza, en el año 1973. El publicista es el adalid de las construcciones políticas mediáticas, no cree en la militancia a la vieja usanza y considera que en campaña “interesan más los electores poco informados, los menos politizados”.
Durán Barba pregona la no política, la no militancia, la imagen por sobre el sentimiento, es el símbolo de la construcción desideologizada que propugnó el neoliberalismo. Es un personaje que en los ’90 hubiese sido jefe de gabinete o asesor presidencial. Pero claro, en los ’90 estaba más ocupado como secretario de Administración Pública del democristiano Jamil Mahuad, cuya presidencia en Ecuador terminó de manera escandalosa. Mahuad había ganado las elecciones en Ecuador en julio de 2008 con el 53,6% de los votos pero terminó su mandato antes de tiempo salpicado por hechos de corrupción y una desastrosa política económica. Durante su gestión y pocos meses antes de su destitución adoptó el dólar estadounidense como moneda en reemplazo del sucre. Mahuad se fugó a Estados Unidos, donde vive y da cátedra en una universidad.
En julio de 2010 se disputaba la gobernación del estado mexicano de Veracruz. Jaime Durán Barba, a través de Juan José Rendón, participó de la asesoría de Javier Duarte de Ochoa, que le ganó las elecciones por escaso margen a Miguel Ángel Yunes Linares.
La campaña en contra de Linares fue de todo menos limpia. Fue acusado de pederastia y de estar vinculado con el famoso cártel de drogas denominado Los Zetas, además de participar en una red de prostitución infantil. El candidato derrotado padeció la misma metodología que alcanzó a Daniel Filmus, como las llamadas telefónicas con preguntas dirigidas a desprestigiarlo.
Desde 2005, el publicista ecuatoriano es el principal asesor del líder del Pro, Mauricio Macri, quien finalmente con su colaboración llegó a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires en diciembre del 2007. Para el 2011, Durán Barba le aconsejó a Macri que se bajara de la carrera por la presidencia y centrara todos sus esfuerzos en la ciudad. Al parecer, y según lo que investiga la jueza federal María Servini de Cubría, el ecuatoriano también hizo todo lo posible en la campaña, para lo que habría apelado a los métodos que él mismo pregona en sus libros (ver recuadro).
La causa 2663/11 que ahora investiga Servini de Cubría –y cuyas derivaciones y consecuencias fueron adelantadas en exclusiva por el diario Tiempo Argentino– recayó primero en el juzgado del doctor Ariel Lijo, y data del pasado 5 de julio. En ella se denuncia una “campaña sucia” en contra del candidato a jefe de gobierno del Frente para la Victoria, Daniel Filmus. La paciencia del senador oficialista llegó hasta allí (ver recuadro con entrevista a Filmus). En los meses previos a la elección, una encuesta telefónica supuestamente promovida por el Pro llevó adelante una tarea de desprestigio y se metió con su familia. Más exactamente con su padre. La jueza federal María Romilda Servini de Cubría tomó la causa y recopiló parte de las evidencias recogidas de las fuentes mismas. Jaime Durán Barba, asesor de campaña de Mauricio Macri, estaba detrás de semejante maniobra. El material, extraído de una treintena de computadoras secuestradas durante un allanamiento, arrojó resultados sorprendentes. Son tres las empresas de consultoría sospechadas, todas individualizadas: Connectic SRL, Tag Continental SRL y NSS. Las tres, ligadas al asesor por medio de socios y testaferros.
Además de Durán Barba, la denuncia apuntó a Rodrigo Lugones y Guillermo Garat, que por medio de call centers y valiéndose de recursos tecnológicos sofisticados simularon una encuesta de opinión orientada a favorecer a Mauricio Macri. Durán Barba, que aseguró desconocer la existencia de Connectic, no pudo desvincularse del escándalo. Una pericia relacionó a su firma (DBA) con la empresa para él supuestamente desconocida. En cuanto a los nombres citados arriba, se pudo probar la participación societaria de uno y otro en las empresas íntimamente relacionadas. En el caso de Garat, está indicado como uno de los principales colaboradores de Durán Barba. A Tag Continental se la pudo vincular con los ministerios de Educación y Seguridad de la ciudad, así como a la Policía Metropolitana. Un archivo consigna una propuesta para esta fuerza de seguridad, así como tres planillas de Excel donde se relevaron más de 4.000 hogares de la Comuna 12 de la ciudad de Buenos Aires, con métodos que rozan las tareas de inteligencia y chocan con la legislación vigente en cuanto a la Ley de Hábeas Data. Connectic relevó las preferencias del electorado de Vicente López; con más de 20 mil casos recabados en un distrito favorable para el Pro, llevó adelante técnicas que bien podrían colisionar con las leyes que velan por los datos personales.
La apertura de páginas web en los Estados Unidos es otro capítulo por el que deberán responder los personajes citados a indagatoria para los primeros días de diciembre. Los sitios dbarba.com y danielfilmus.com fueron abiertos este año y según rastreos de empresas de hosting, fueron abonadas desde la Argentina. El pasado 5 de julio fue radicada una denuncia y dos días después ambas fueron dadas de baja con un intervalo de tan sólo dos minutos. Durán Barba aseguró no tener empresas en el país, pero existe un dato curioso respecto de sus ganancias. El pasado 1 de julio de 2009 se inscribió en la AFIP como monotributista categoría F (con un tope de ganancias anual de 96 mil pesos), aunque dos meses después se inscribió como autónomo.
La operatoria llevada a cabo en la Comuna 12 (barrios de Villa Urquiza, Villa Pueyrredón, Coghlan y Saavedra) es de por sí escandalosa. Dentro de un universo de 53.000 hogares fueron encuestados unos 4.000 domicilios para identificar la percepción de los habitantes acerca de la seguridad. Fue encontrada una base de datos con nombres, apellidos y los resultados de la consulta a la que dividieron en tres categorías: Alto Riesgo, Sensibles y Aliados Potenciales. Para la primera consignaron 100 casos; para la segunda, 1.639 casos, en tanto que para la tercera, 2.399. Esto también constituye prácticamente un caso de inteligencia interna, expresamente prohibido por las leyes 25.326 de hábeas data, 23.592 contra actos discriminatorios y la propia ley electoral, 19.945.
Junto a lo estrictamente ligado a la causa por la “campaña sucia” y a tareas de consultoría para el gobierno porteño, del peritaje también surgió documentación que permite ligar a Durán Barba y su entorno con la estrategia política del Grupo Clarín, tanto en su enfrentamiento con el gobierno nacional como en la defensa de su posición dominante en Papel Prensa, incluida su cartelización con sus socios de La Nación mediante dos archivos de texto. La propuesta incluye relevar la opinión pública para “diseñar una estrategia de imagen institucional del Grupo Clarín que le permita afrontar esta coyuntura”. Para eso, plantea una investigación dividida en tres fases: “encuesta de base”, “encuesta sistemática bi-mensual” y un “trak diario”, a realizar en el área metropolitana de Buenos Aires entre mayores de 18 años.
El otro material remite a Clarín y a su socio La Nación, lleva como encabezado “Aide Memoire” –ayuda memoria en francés–, se titula “Estrategia para Papel Prensa” y fue hallado en un archivo con ese mismo nombre, más una fecha: junio 2010. No lleva membrete ni tiene una fecha impresa. Por su factura, podría tratarse de un documento interno, destinado a orientar las tareas a realizar por un equipo de trabajo.
Los párrafos iniciales están dedicados a las metas establecidas: “Queremos que Papel Prensa no sea tomada por el Gobierno, ni por testaferros de Kirchner. Que el Clarín y La Nación sigan siendo los socios que controlen la empresa. Pretendemos que la población argentina en general, y la clase media y personas informadas en particular, comprendan nuestro punto de vista y apoyen nuestro punto de vista”.
No obstante la investigación judicial que apunta al publicista ecuatoriano como posible responsable de un delito, las llamadas “campañas sucias” son cuestionadas por Durán Barba porque “son una tontería”. Aunque agrega en su libro El arte de ganar: “Una cosa es dar a conocer a los electores cierta información para demostrar que el adversario representa un peligro, y otra es hacer campaña sucia”. De todas formas, en la última parte del libro, el publicista sí acepta realizar “distintos tipos de ataque que se parecen, sin ser lo mismo”. Allí, abunda en tácticas electorales que estarían permitidas y no representarían “campaña sucia”. Claro, el relato que él mismo hace de esas prácticas está reñido con lo que significa una campaña electoral con propuestas ideológicas y políticas. Por este motivo es que aconseja a su asesorado Macri no debatir, pues considera que alcanza con eslóganes y frases hechas que no hagan pensar al elector.
Nada de política, nada de debate, nada de militancia. Mucho de eslogan, mucho de publicidad, mucho de construcción mediática. Con esas consignas Durán Barba se transformó en el asesor del único candidato que ya está en carrera para el 2015 (lo que, claro, es otra construcción de los medios). Pero, al final vale la pena decirlo, Jaime Durán Barba no inventó nada. Mientras él se ilusionaba con el peronismo de izquierda en la Argentina, en los años ’70, Michael Ritchie filmaba El candidato, protagonizada por Robert Redford. Allí se relata, precisamente, la construcción de un candidato, Bill McKay, que trocó su frescura e idealismo por una sorda lucha por arañar cada vez más votos, para lo cual fue modificando su discurso y vaciándolo de contenido. Una vez logrado el objetivo, es decir, tras ganar las elecciones, uno de sus asesores le pregunta: “¿Y ahora qué sigue?”, a lo que McKay contesta: “No sé, no sé qué sigue ahora”. Seguramente Mauricio Macri y Jaime Durán Barba se consideran demasiado inteligentes para que les pase lo mismo. O quizá no vieron esa película.
Esclavo de sus palabras
“En una más de nuestras experiencias, asesorábamos a un alcalde con imagen de dirigente sereno y eficiente. Había realizado una obra importante en su ciudad y pretendía la reelección. Planeábamos presentarlo como lo que era: un dirigente caballeroso y tranquilo que no perdía la compostura. Se enfrentaba a un candidato muy rico, popular, dirigente deportivo con buena imagen, pero irascible y acostumbrado a manejar sus empresas como le venía en gana. En el diseño estratégico, la idea era mostrar a nuestro adversario como un personaje negativo, violento, un líder poco adecuado para una ciudad donde la gente sentía que las cosas estaban bien. Evitábamos pintar graffitis en contra del antagonista porque hacer campaña limpia simbolizaba uno de los ejes de la estrategia, y ese hecho devaluaría la imagen positiva de nuestro candidato. La debilidad psicológica del adversario nos aseguraba que, si imaginaba una campaña negativa en su contra, reaccionaría de manera violenta, justo lo que esperábamos. Al comienzo de esta campaña, las encuestas decían que perdíamos la elección con 18 puntos y no teníamos muchos recursos económicos para dar vuelta el resultado. Fue necesario hacer muchas cosas ingeniosas. Nuestro adversario tenía en su pasado episodios discutibles, existía mucha información negativa en su contra y se lo hicimos conocer como parte de la estrategia.
“Cuando temió que divulgáramos la información, carente de asesoramiento profesional, ignoró que de todas formas no podíamos centrar nuestro trabajo en eso pues perjudicaba el diseño básico de la campaña de nuestro candidato, que debía aparecer como un constructor y no como un fiscal. Era una persona de edad avanzada, con problemas de salud, que mantenía rutinas fijas, recorría siempre ciertas rutas y circulaba muy poco por los barrios. Pintamos entonces unos pocos graffitis por las calles que frecuentaba. Los textos no iban dirigidos al conjunto de los votantes, sino que pretendían enfurecerlo a él, y lo logramos:
“Nuestro adversario supuso que la ciudad estaba plagada de ataques en contra y perdió la cabeza. Recorrió los medios de comunicación insultando a quien pudo, al alcalde, a sus asesores, a sus vecinos. Conquistamos nuestro objetivo: ‘Nublar su mirada con la ira para que se destruya a sí mismo’. Terminamos ganando de forma abrumadora. Varias veces implementamos acciones del mismo estilo. Cuando el propósito es alterar los nervios de una persona, no importa hacer un ataque masivo. Más allá de que sea necesario aparentar que lo es.” (pág. 305)
“Hay una enorme diferencia entre atacar a un adversario porque nos cae mal y hacerlo porque su descontrol psicológico, en el momento adecuado, nos ayuda a ganar la elección. Lo primero es un gusto personal, lo segundo una acción política.” (pág. 312)
(Párrafos extraídos del libro El arte de ganar, publicado por Editorial Debate)
Daniel Filmus
“Macri tuvo protección mediática”
Por J.R.
Daniel Filmus pasó a engrosar la lista de políticos perjudicados por una presunta campaña sucia llevada a cabo por el publicista ecuatoriano. “En su libro El arte de ganar –contó a Veintitrés el senador del FPV–, Durán Barba describe con lujo de detalles el ABC y las estrategias para demoler al rival poniendo en evidencia falta de ética y el incumplimiento de las normas básicas de cualquier competencia. Cuando habla de la necesidad de ‘Nublar la vista del oponente hasta que enloquezca’, se mete no sólo en cuestiones políticas, sino también personales. Cuenta casos, dónde los llevó a cabo. Hay un ejemplo, creo que en Honduras, donde el candidato, un tipo tranquilo, sale a correr todas las mañanas y le pegan carteles difamatorios con el objetivo de quebrarlo anímicamente.”
–Pero a usted no pudieron quebrarlo.
–Ya antes de comenzar a pleno con la campaña y durante las internas, comenzaron los ataques. Dijeron que me habían visto en las movilizaciones de Moyano y otras tantas cosas. Eran cosas que se leían en los diarios, pero los dejé pasar porque era como darles una importancia que no tenían. Cuando se metieron con mi padre diciendo que trabajaba para Schoklender me pareció que si no hacía una desmentida era como hacerles un favor y actué.
–Paradójicamente, Durán Barba aconsejaba una campaña sin confrontaciones, pacífica y abierta al diálogo.
–En esos días, medios como Clarín le dieron apoyo a Macri y aseguraban que lo mío era un manotazo de ahogado. Él tuvo protección mediática. Hubo hasta afiches callejeros que me vinculaban a mí con Schoklender, firmados por el Frente de Izquierda y Proyecto Sur, agrupaciones políticas que no tenían nada que ver con esa campaña.
–¿El macrismo podía desconocer los mecanismos de su asesor?
–La ciudad no sólo contrató a los call centers, sino que además les entregó subsidios no retornables para que estos inviertan en tecnología. Rodríguez Larreta dijo desconocer los convenios cuando fue él quien los firmó.
–¿Va a llevar adelante alguna acción contra el Pro?
–Hay que ir viendo cómo se desarrolla este juicio. Veremos cómo avanzar, para probar quién pagó ésta campaña, si el partido o la ciudad. En el último caso sería grave, ya que se utilizaron recursos de todos los porteños.
Fuente:Revista23
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