4 de diciembre de 2011

ROSARIO: Alumnos de La Tablada pintaron un mural contra las balas y la muerte-

03-12-2011
Alumnos de La Tablada pintaron un mural contra las balas y la muerte
"Podés llenar un aula entera con los pibes que ya mataron en el barrio y que pasaron por esta escuela". Gráfica y contundente, así fue la frase de Cristian, un alumno de 17 años de la Escuela Nº 551, de Ayolas y Grandoli.
Por Laura Vilche
"Podés llenar un aula entera con los pibes que ya mataron en el barrio y que pasaron por esta escuela". Gráfica y contundente, así fue la frase de Cristian, un alumno de 17 años de la Escuela Nº 551, de Ayolas y Grandoli, en La Tablada; el mismo barrio donde en lo que va del año ya asesinaron a 16 jóvenes y donde el tráfico de drogas y la violencia ligada al fútbol son moneda corriente.

Los crímenes y balaceras no son para estos adolescentes un juego de play o una película. Son escenas de su vida diaria y un trabajo escolar constante contra el miedo y la posibilidad de exorcizarlo a través de palabras. Esa labor quedó plasmada en la pintada de un mural y en la elección del nombre del colegio que desde que había recuperado el secundario estaba anónimo (ver aparte). Así, alumnos y docentes llamaron a las cosas por su nombre. Nada menos.

"Acá la muerte, la droga y la venganza te miran desde cualquier esquina", dice Débora, de 16 años, y las palabras le salen con una naturalidad que da pavor. Ella y sus compañeros de segundo año, junto a su docente de historia, Gabriel San Sebastián, le contaron a LaCapital cómo vienen trabajando en la escuela la violencia que viven en el barrio y también en la puerta del colegio. Allí, a la salida, sólo en este año y en dos oportunidades hubo cuchilladas entre madres de los alumnos. Por eso un patrullero se instaló como parte del paisaje del egreso escolar.

Estigmas. La Tablada tiene más estigmas que habitantes y estos adolescentes cargan con todos ellos. Lo que supo ser el barrio ligado al puerto y al frigorífico es ahora "el barrio del Pimpi Camino", tal como lo definen los que no son de la zona. También es el rincón donde viven familias como los Alcaráz y los Benavente, ex alumnos de la escuela, y que vienen perdiendo a sus jóvenes integrantes a puro balazo. Y es la geografía de la zona sur que seduce a los narcos con sus puntos más oscuros: la "U", el Tanque, la Planchada y El Puente.

A pesar de todo eso, los maestros no se dieron mucho tiempo para la compasión y se pusieron a trabajar con los jóvenes. Son 220 estudiantes los que concurren en ambos turnos, algunos con más edad (19 y 20 años) y 150 de ellos reciben alimento en el comedor.

"Muchos de los que murieron habían nacido en los 90. Ante la desocupación y el desguace del Estado, ellos y sus familias se organizaron como pudieron en el barrio. Cuando teníamos 8º y 9º, venían hasta ese nivel y luego quedaban boyando, en la cornisa. Por suerte, esa violencia que se da afuera, acá aún no se ve. Sólo hacen las cosas de todos los adolescentes", asegura la directora de la escuela, Mónica Evangelisti.

Los chicos vuelcan anécdotas; le cuentan a este diario el miedo que les da vivir en La Tablada y cómo se les anestesia ese miedo adentro de la escuela.

"A mi papá le pegaron un tiro. Salís de tu casa y no sabés si te balean o no. «Y bueno», me digo, «de algo me voy a morir»", dice Daniela, de 15. Pero inmediatamente le sale al cruce Gastón, de 16 años: "¡Che, yo no me quiero morir con una bala en la cabeza, me quiero morir de viejo!".

En medio de la discusión Micaela, de 15, empieza a contar que vive en El Puente y se quiebra en llanto: "Perdonen, pero yo estoy harta de vivir asustada y encerrada. De la escuela me voy a casa y no salgo nunca". Andrés, de 14, y Santiago, de 15, al igual que el resto rescatarán a la escuela como "otro mundo", donde encuentran algo de tranquilidad.

Los vínculos. Para lograr un vínculo más cercano con los chicos, los docentes les permiten tomar mate, pero como premio; juegan al ajedrez, usan netbooks, armaron una banda de cumbia escolar a la que bautizaron "Alta base", visibilizan lo que les gusta y no de la escuela a través de cartas y afiches, tienen tutores académicos y de convivencia (con quienes pintaron el mural contra la violencia barrial: además de San Sebastián, Silvia Girino, Viviana Ochova y Alejandra Cippollone). Y ven películas y organizan talleres de sexualidad. "Hasta hace unos años los embarazos adolescentes, a partir de los 14 años, eran unos cinco o más al año, ahora apenas se registra uno", dice el docente San Sebastián, muy lejos de la postura de los políticos que suponen que las niñas jóvenes pobres se embarazan de manera oportunista para lograr una asignación que les salve la vida.

Sonia González
Varias escuelas de Rosario recuperaron el secundario luego de que quedó sin efecto la ley federal de educación. Les quedó el número pero carecían de nombre. Por eso en la Nº 551 los chicos votaron por uno. Las propuestas fueron María Elena Walsh, León Gieco, La Tablada y Sonia Beatriz González Avalos, el nombre ganador y que refiere a la joven que vivió en el barrio (Necochea y Centeno) hasta la dictadura. Desapareció el 14 de julio 1976, cuando tenía apenas 19 años y trabajaba en el frigorífico Swift. Ahora resta que el Ministerio de Educación apruebe la elección.

03-12-11 
Cuando se trabaja con "pedagogía local"
En escuelas como éstas, directivos y docentes aplican una pedagogía local y a veces no se dan cuenta". La antropóloga de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), Silvia Alucin, hace esta primera lectura al rescatar la labor de los profesores de la Escuela Nº 551, que conoce de cerca.

Desde hace dos años trabaja con este colegio de La Tablada y otro de zona norte, barrio Ludueña, a partir de una beca de doctorado del Conicet en la que la profesional analiza la construcción de ciudadanía y la transmisión de lo político en la educación secundaria.

Resignificando el concepto de "conocimiento local" del antropólogo norteamericano, Clifford Geertz, esta investigadora habla de "pedagogía local" para destacar el compromiso y el trabajo cotidiano de los docentes de ambos barrios.

"La violencia no es mi tema, pero ambas instituciones están atravesadas por ella. Y a pesar de todo, el cuerpo docente de manera asistemática construye conocimiento con los chicos y busca herramientas para intentar modificar la realidad a largo plazo. Digo «asistemática» porque estos profesores trabajan duramente en el día a día, no tienen por ejemplo el mismo tiempo que yo, que estoy becada y puedo volver del campo, analizar y estudiar. Ellos cuentan con otras urgencias, con otros recursos, y aún así enfrentan la exclusión y agresión de la que son víctimas estos chicos", subrayó.

Además, su análisis de que "a veces" los docentes no se dan cuenta de su labor quedó plasmado en la visita de La Capital. Tras la nota y la catarata de testimonios de los alumnos, el profesor Gabriel San Martín, dijo: "Este es apenas un grupo. Ustedes podrían hacer un libro si van a cada curso".

"¿Por qué no escriben un libro ustedes los docentes?", fue la sugerencia de este diario.

Ludueña. Para Alucin, en Ludueña hay un trabajo de los salesianos muy importante del que carece La Tablada.

"En Ludueña hay organizaciones sociales como la que trabajaba Pocho Lepratti que ayudan mucho al barrio y esto es importante, porque la alternativa no es sólo pertenecer a una banda sino ir a una escuela o algún espacio de estos. Estas escuelas albergan a los chicos, no los excluyen. Y el Estado está presente aunque falta hacer más, siempre más. Aquí es cuando se ve realmente lo importante que es que la secundaria sea obligatoria, no es un nivel para algunos: es para todos", concluyó.
Fuente:LaCapital

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