12 de Febrero
“La física del futuro”
Una obra repasa los adelantos que cambiarán el mundo
A partir de la presunción de que el futuro se escribe en los laboratorios de los científicos, el físico norteamericano Michio Kaku delinea en su libro “La física del futuro” un recorrido por las innovaciones que ofrecerá la ciencia en las próximas décadas, algunas de las cuales fueron “anticipadas” por la ficción y hoy alcanzan status de viabilidad.
Los escenarios que traza el autor de obras como “Universos paralelos” y “Física de lo imposible” en su nueva obra contemplan posibilidades que la ciencia ficción ya habían dado por hecho hace tiempo: computadoras controladas por sensores cerebrales, objetos que se desplazan por acción de la mente y dispositivos que permiten acceder a internet con un simple parpadeo de ojos, son algunos de los adelantos preanunciados.
Kaku adelanta también que la medicina molecular permitirá cultivar casi cualquier órgano y curar enfermedades genéticas, y que millones de sensores de ADN y nanopartículas patrullarán las células sanguíneas para detectar cualquier atisbo de enfermedad.
“La física del futuro”, publicado por Debate, funciona como un catálogo de previsiones que abarcan ítems como los automóviles, los baños hasta las enfermedades y los diarios, todo registrado en un tono preciso pero ameno que toma como punto de partida tecnologías ya existentes o en desarrollo.
Kaku intenta responder a cuestiones como el viaje en el tiempo, la invisibilidad, el teletransporte y los viajes interplanetarios desde un punto de vista constructivo: explica qué los hace imposibles con el actual conocimiento de la tecnología y qué herramientas y conocimientos serían necesarios para hacerlos viables.
Los avances científicos enumerados están ordenados de acuerdo a tres niveles de imposibilidad: los de clase 1 (posibles en este siglo), los de clase 2 (posibles dentro de cientos o quizá miles de años, ya que no violan las leyes de la física) y los de clase 3(que irían en contra de las mismas leyes fundamentales de la ciencia actual).
El físico precisa que algunos de los inventos, como el coche que se conduce solo, estarán a la venta incluso esta misma década y que otros, como los sensores cerebrales capaces de controlar las computadoras, en diez o 15 años.
Para otros adelantos, como los inodoros capaces de detectar prematuramente el cáncer o la ropa que puede curar las heridas de inmediato en un accidente, habrá que esperar hasta el fin del siglo.
El libro, que recopila el resultado de más de 300 entrevistas a científicos y la prueba de distintos prototipos, funciona como un panorama de los descubrimientos en camina, aunque la lista es tan extensa que puede terminar resultando tediosa.
El autor no sólo abarca temas informáticos, sino también avances revolucionarios como la medicina, la inteligencia artificial, nanotecnología, producción energética y astronáutica, entre otras cuestiones.
Kaku también aprovecha la ocasión para dejar sentado su optimismo: “Los pesimistas nunca han ganado una guerra” y “los países que fomenten a los innovadores serán los líderes”, son algunos de los trazos donde se filtra su apuesta al futuro.
Descendiente de japoneses, el científico estudió en las universidades de Harvard y Berkeley, pasó luego a la Universidad de Princeton y actualmente es catedrático de Física Teórica en la Universidad de Nueva York.
Kaku es conocido por formar parte del equipo que formuló la “Teoría de las cuerdas”, decisiva en la concepción del universo en la física moderna y por su participación en numerosos programas televisivos y documentales como divulgador.
En “La física del futuro” estudia robots sensibles, cohetes de antimateria, visión de rayos X, y la posibilidad de crear nuevas formas de vida, aunque también contempla el desarrollo de la economía mundial y formula algunas cuestiones claves: ¿quiénes serán los ganadores y quiénes los perdedores del futuro? y ¿quiénes tendrán empleo y qué países prosperarán?
Kaku fija la relatividad de todo lo considerado “imposible” y pone como ejemplo que hace un siglo parecía “imposible” la tecnología de los rayos X, las bombas atómicas, los aviones, los átomos, los agujeros negros y viajar en el espacio.
A lo largo de su vida, el físico ha presenciado como “lo aparentemente imposible se convertía en un hecho científico establecido”.
“Gracias a los extraordinarios avances científicos del siglo pasado, especialmente la creación de la teoría cuántica y de la relatividad general, y con la llegada de teorías aún más avanzadas, como la teoría de cuerdas, incluso conceptos que rozan la ciencia ficción, como los viajes en el tiempo y los universos paralelos, están siendo reconsiderados por los físicos”, explica Kaku.
Fuente:Telam
13 de Febrero
"El último elegido"
Un viaje por la historia con formato de thriller
Por Julieta Grosso
Analista de sistemas de profesión pero lector empedernido de novelas históricas, a Adrián Cairoli no le faltó audacia para debutar en la literatura con "El último elegido", una novela que vincula episodios del mundo antiguo -en la línea del thriller enigmático tan popularizado por "El código Da Vinci"- con una trama que sobrevuela las secuelas de la dictadura militar de 1976.
Con precisión de matemático, Cairoli montó una novela de ritmo trepidante cuyo mayor mérito es ofrecer un soporte verosímil para una historia que es capaz de colocar en un mismo plano la gesta del macedonio Alejandro Magno, la política de exterminio de Adolf Hitler, los rituales hechiceros de José López Rega y la apropiación de los hijos de desaparecidos.
"Toda la vida he sido un lector fanático de historia y particularmente me han atrapado una serie de episodios que o bien no tienen una explicación demasiado lógica, o fueron registrados muy posteriormente al momento en que transcurrieron y no son de todo fieles, o en todo caso fueron documentados con una intencionalidad política y por lo tanto son algo parciales", explica Cairoli a Télam.
"Hace tiempo estaba trabajando en un hilo conductor para vincular todos esos hechos y contarlos desde un lado B. La idea era generar una ficción que pudiera contenerlos -indicó-. Pensé entonces que el protagonista tenía que ser argentino y se me ocurrió que debía ser un chico de unos veintipico o treinta y pico años que viniera de experimentar un cambio de identidad abrupto", relató.
"En ese marco, se me ocurrió la historia de un joven que se entera que es hijo de desaparecidos a partir de su acercamiento a Abuelas de Plaza de Mayo. Me parece que el personaje ofrecía cosas interesantes para explorar, sobre todo cómo su cambio de identidad lo obliga a modificar su percepción del pasado y de todo lo que lo rodea", explica Cairoli.
"El último elegido", recién editado por Grijalbo, arranca cuando Bruno Ferrer Lamberti recibe la confirmación de que sus verdaderos padres fueron desaparecidos por la dictadura militar: a partir de ahí debe rearmar su mapa de afinidades y distanciamientos mientras lucha porque la memoria emotiva no se interponga en el recuerdo de esos padres que ahora debe llamar "apropiadores".
Y cuando todavía no ha tenido tiempo para procesar la sorpresa de su nueva identidad, el protagonista se entera de que su abuelo -un reconocido arqueólogo llamado Gino Lamberti que se suicidó años atrás- le ha legado un códice milenario disputado por dos logias infiltradas en espacios de poder desde hace siglos, los diádocos y los epígonos.
Este complejo entramado histórico será impiadoso con Bruno, que además de perder a uno de sus afectos más preciados deberá asumir una vida clandestina en distintos países y se confrontará a la certeza de que bajo circunstancias extraordinarias las convicciones de un hombre pueden agrietarse fácilmente.
"Una de las críticas que le hago a cierto tipo de cine o de literatura es que se manejan con estereotipos, y los personajes funcionan como absolutos de la maldad o la bondad. A mí me interesó generar en los personajes una dualidad que se adapta a la manera en que creo que funciona la realidad", apunta Cairoli.
"En la novela se ve como Bruno, que es un chico `normal`, puede llegar a ser sádico o violento sin sentir remordimiento por ello, de la misma manera que le permito a los personajes oscuros manifestar sentimientos de amor para con su familia o tener raptos de bondad. La vida es eso. Todos tenemos nuestro lado oscuro, depende del contexto donde estamos inmersos. todos podemos llegar a obrar en contra de nuestros principios morales", acota.
El mosaico de enigmas, persecusiones y teorías conspirativas que se despliega en "El último elegido" filtra una amarga lectura del mundo que Cairoli atribuye al protagonista de su novela, aunque es posible adivinar puntos afines a su propia mirada: así, al llegar al final de la obra al lector no le queda más remedio que aceptar que el poder persigue siempre los mismos intereses, invariablemente de orden económico.
"Me gusta la historia porque sirve para detectar las constantes del ser humano. Uno lee relatos sobre civilizaciones que superan los dos mil años de antigüedad y ve que las miserias son las mismas -explica-. El ansia de poder, por ejemplo, es una constante: antes representada por el oro o la plata y hoy por el dinero virtual. El ego y el odio racial siguen tan presente ahora como hace miles de años".
"El hombre ha modificado algunas variables relacionadas con su forma de vivir, pero sus móviles siguen siendo los mismos -enuncia Cairoli-. La otra constante es que los derrotados de la historia, invariablemente son los malos. Así, Roma escribió cosas monstruosas sobre Atila, Aníbal y todos sus enemigos. Lo mismo hizo Inglaterra, que retrató de la peor manera a Napoleón".
"La verdad es una suma de verdades, por eso hay que escuchar siempre sus múltiples versiones. La historia oficial está llena de omisiones. Por eso hay que leer y ver más allá de la versión del que triunfa, analizar también cómo se articula un relato con su contexto económico y social", apunta.
El desdibujamiento de las fronteras en ficción y realidad que plantea la novela de Caroli, nacido en Tartagal (Salta) pero radicado en Buenos Aires desde los tres años, se entronca con el fenómeno iniciado en 2003 por el escritor norteamericano Dan Brown con su obra "El código Da Vinci", que se convirtió en un best-seller mundial con más de 80 millones de ejemplares vendidos y traducidos a 44 idiomas.
¿En qué medida el éxito de este género -el thriller histórico- se explica por su capacidad para activar el componente paranoico de una tipología de lector afín a esas ideas? "El libro de Dan Brown disparó en la sociedad un tipo de curiosidad o intriga acerca de si pueden llegar a ser reales algunas de las hipótesis que se deslizan en la trama", explica Cairoli.
"Brown logró que de repente un montón de lectores terminaran preguntándose si es posible que organizaciones ocultas estuvieran manejando el poder desde oficinas secretas emplazadas en algún lugar del mundo. En el fondo, sabemos que eso no puede ser verdad, pero no podemos evitar que en una primera instancia esas teorías nos atrapen y siembren una luz de duda", concluye Cairoli.
Fuente:Telam
13 de Febrero
Coscia inaugura la 12º Feria del Libro Chaqueño y Regional
El secretario de Cultura de la Nación, Jorge Coscia, inaugurará el viernes 17 la 12ª Feria del Libro Chaqueño y Regional que se realizará en la ciudad de Resistencia, Chaco, hasta el 29 de febrero.
Además, el funcionario presentará ese mismo día, a las 21, en el salón auditorio de la Casa de las Culturas, su libro "Juan y Eva" que inspiró a la película homónima, dirigida por Paula de Luque.
La Feria del Libro Chaqueño es un espacio creado con el principal objetivo de promocionar la producción literaria que distingue e identifica como región con características propias dentro de la escritura nacional.
Esta edición -que tendrá como país invitado a Cuba- lleva como lema "Ideas, libros y política editorial para la soberanía cultural latinoamericana".
La feria, destacaron desde la cartera de Cultura, "propicia un especial acercamiento entre escritores, lectores, editores, imprentas y librerías a través de las sucesivas veladas literarias, presentaciones y muestras del material bibliográfico, incentivando el desarrollo de la industria literaria regional".
Este acontecimiento consolidado como "una tradición cultural", está considerado como "el máximo encuentro de las letras del nordeste", por su singular forma de reunir escritores, en la búsqueda de la dimensión, proyección, enriquecimiento e integración cultural de la población.
Además, esta feria "reivindica la prolífica historia intelectual, construyendo la memoria escrita del Chaco", destacaron los organizadores.
La inauguración será a las 20, en el salón auditorio de la Casa de las Culturas, ubicada en Marcelo T. de Alvear y Mitre, Resistencia.
Fuente:Telam
14 de Febrero
El escritor Jorge Volpi ganó el premio Planeta Casa América de Narrativa
El escritor mexicano Jorge Volpi ganó el V Premio Iberoamericano Planeta Casa América de Narrativa por su novela "La tejedora de sombras".
El galardón dotado con 200.000 dólares fue votado este martes en la Casa de América de Madrid según informó la agencia de noticias DPA, con un jurado conformado por Alberto Manguel, Carmen Posadas, Clara Sánchez, Imma Turbau y Carlos Revés, consignó por su parte el periódico chileno El Mercurio.
Volpi se impuso a otras 453 novelas procedentes de 23 países.
El mayor número de originales llegó desde España, 107, seguida por Argentina con 91 entregas, México con 67, Colombia con 52 y Venezuela con 28.
Nacido en Ciudad de México en 1968, Volpi es autor, entre otras premiadas novelas y cuentos, de "El fin de la locura", "Sanar tu piel amarga", "A pesar del oscuro silencio", "El jardín devastado, "Días de ira", "Oscuro bosque oscuro" y "La paz de los sepulcros".
Integrante de la "Generación del crack" -movimiento literario de ruptura surgido a fines del siglo XX en México, post boom latinoamericano- es una de las principales voces de la narrativa actual en su país.
Entra otras distinciones que recibió figuran el Premio José Donoso; la Beca Guggenheim, la Orden de las Artes y las Letras de Francia.
Una de sus obras más premiadas fue la novela "En busca de Klingsor", con la que comenzó la denominada "Trilogía del siglo XX".
Traducida a más de 25 idiomas fue distinguida con los premios Biblioteca Breve Seix Barral 1999, Deux Océans del mismo año, Prix Grinzane Cavour Deux Océans 2000 y Mejor Traducción del Instituto Cervantes de Roma 2002.
Fuente:Telam
14 de Febrero
El género policial se consolida con dos encuentros en Argentina
Por Leticia Pogoriles
El Festival Azabache de Literatura Policial y Negra que se realizará en Mar del Plata del 10 al 13 de mayo y BAN!-Buenos Aires Negra, que será del 11 al 17 de junio en el Centro Cultural San Martín, ponen de relieve la escena local del género y suman al país al circuito de la literatura negra internacional.
Poco a poco, la mirada sobre la escena literaria criminal vira hacia la región, si bien eventos de resonancia internacional como la reciente Barcelona Negra o la Semana Negra de Gijón ya tienen una trayectoria ganada, Argentina intenta meterse de manera sólida en ese calendario global y sus escritores -y también sus crímenes- comienzan a dialogar con su público en espacios abiertos.
Ambos encuentros, tanto el Festival Azabache como BAN!, que desnudan y potencian las posibilidades de la literatura negra, tendrán dinámicas similares: charlas con autores, encuentros de corte académico con especialistas, invitados nacionales e internacionales, música, cine, muestras de artes visuales y recorridos sobre las huellas de los crímenes más resonantes de cada ciudad.
El crecimiento de lectores y autores de este género no sería un fenómeno cultural sino mediara un mínimo de ardor colectivo.
"La gente se apasiona con los casos policiales. Es una literatura que hace participar al lector casi en un nivel lúdico. Una obra de crimen pone al lector en un rol de jugador, lo desafía en busca de una resolución y muchas veces le gana de mano al escritor", dice Fernando del Río, organizador junto a Carlos Balmaceda y Javier Chiabrando del Festival Azabache.
Leonardo Oyola -ganador por su novela "Chamamé" en 2008 del Premio Internacional de Novela Dashiell Hammet en Gijón- considera que el género policial "hasta hace poco era un ghetto" y su visibilidad "tiene que ver con emergente social, la literatura tiene un retraso del momento que está pasando. No es casual que se haya preparado el terreno y que ahora se pueda hablar de otra forma, que no es ni tan solemne, ni tan sociológica".
Para el autor de la novela "Kryptonita", el ejemplo de esto es "lo que pasó en 2001 que ahora se puede volcar al género sin pensar en las derivaciones que tuvo", sugiere frente a la marea negra de historias.
Del Río, también editor de la sección policiales del diario La Capital de Mar del Plata, sintoniza con Oyola.
Para él "somos hijos de la crisis del 2001 y empezamos a ver con fuerza los conflictos sociales, la violencia social y las desigualdades y todo eso nos llevó a la necesidad de contarlas. Tal vez tuvimos que llegar hasta un desmoronamiento social para que surgiera".
"Se están empezando a ver a esos jóvenes de los primeros años del siglo. Si uno repasa quienes son los escritores de menos de 40 que hoy tienen mayor predicamento o una inclusión dentro del mercado literario, en su mayoría escriben literatura violenta, policial, comprometida", analiza Del Río.
Ricardo Piglia, Guillermo Orsi y Oyola, argentinos ganadores en los últimos años del Hammett son la prueba de la presencia del género en el mundo iberoamericano, que ya tiene otros referentes como Claudia Piñeiro, Pablo De Santis, Juan Terranova, Guillermo Martínez, Rolo Diez, Rodolfo Palacios, Gabriela Cabezón Cámara, Lucio Yudiccello, Miguel Molfino, Javier Sinay y Juan Sasturain.
Un seleccionado que conforma "la punta del Iceberg", dice el organizador de Azabache, y agrega que estos autores promueven "un género dinámico que corrió el eje teórico".
"Han incursionado en un tipo de literatura difícil de clasificar pero cercana a la novela negra, con conflictos de violencia, conflictos sociales modernos. Eso hace que nos vayamos retroalimentando", analiza.
En ese sentido, Oyola observa la aparición de "híbridos o clásicos que no dejan de tener una estampa actual. Incluso los pibes descubren otras formas de contar temas que les resuenan y lo interesante es que los acerca a Agatha Christie o a Conan Doyle. El policial de guante blanco no tiene nada que ver con la realidad de un pibe de acá pero está bárbaro que le abra ese otro mundo".
Este enamoramiento del género se relaciona para muchos especialistas con que la literatura negra permite digerir trazos oscuros de la realidad.
Ernesto Mallo, coordinador de BAN! opina en diálogo con Télam que "la gente tiene la necesidad de saber qué pasa con la violencia, hay una preocupación por ello, y a través de la ficción se pueden contar cosas no dichas por otros medios".
Por decisiones editoriales o por un deseo de entender y sobrellevar la violencia humana, este género va ganando terreno sobre libros que reinaron hasta hace poco tiempo atrás, aquellos de tono confesional, de literatura del yo -estilo diario íntimo fragmentado- que vinieron a "saciar un voyeurismo", dice Oyola, hoy ya saturado vía Facebook, blogs y Twitter.
Con miras de entender ese fenómeno de consumo cultural, el escritor considera que "hay gente ávida de retomar algo más `tradicional`, de volver al género con el que empezó a leer".
En definitiva, remata Oyola: "La remera negra siempre garpa".
El lector hoy se encontrará, tanto en las librerías como en los próximos encuentros en el país, con una literatura que lleva la huella de una crisis, los matices del paso del tiempo, la madurez de la escritura, los condimentos de la ciencia ficción y, fundamentalmente, la comprensión de los nuevos códigos del crimen.
Fuente:Telam
14 de Febrero
Libro
El complicado viaje hacia la felicidad
Por Pablo E. Chacón
En "El viaje a la felicidad. Nueve claves científicas", el periodista español Eduardo Punset plantea que la extensión de la esperanza de vida le promete el hombre contemporáneo la clave, por primera vez, de la posibilidad de ser feliz, ese estado otrora reservado a los dioses o héroes mitológicos.
El libro, publicado por la casa Destino, se propone poner al alcance del lector no especializado los descubrimientos científicos que alteraron no sólo la antigua periodización etaria sino la singularidad de un concepto, el de felicidad, que hasta hace poco tiempo no contaba con índices de medición.
Nacido en Barcelona (España) en 1936, Punset es abogado y economista, fue ministro de Relaciones para las Comunidades Europeas y como presidente del Parlamento Europeo en Polonia, tuteló parte del proceso de transformación de los países del Este después de la caída del muro de Berlín.
Además, ejerció como periodista económico de la BBC y el diario The Economist, y como profesor de Ciencia, Tecnología y Sociedad en la Universidad Ramón Llull.
Publicó, entre otros libros, "La salida de la crisis", "LA España impertinente", "España, sociedad cerrada, sociedad abierta", "Adaptarse a la marea" y "Cara a cara con la vida, la mente y el universo": Actualmente, dirige en la televisión española "Redes", un programa dedicado a la ciencia y su divulgación.
Punset sostiene que una combinación de factores culturales, religiosos, socioeconómicos y emocionales, cruzados con la técnica que fue evolucionando y ganando en saber, es una de las llaves de la felicidad humana.
"Hace poco más de un siglo, la esperanza de vida en Europa era de treinta años, como la de Sierra Leona en la actualidad: lo justo para aprender a sobrevivir, con suerte, y culminar el propósito evolutivo de reproducirse", escribe.
El propósito evolutivo de reproducirse no era precisamente una de las vigas maestras de la teoría de Charles Darwin respecto de la evolución de las especies, pero Punset intenta ilustrar que "no había futuro ni, por lo tanto, la posibilidad de plantearse un objetivo tan insospechado como el de ser felices. Era una cuestión que se aparcaba para después de la muerte y dependía de los dioses".

"Los últimos experimentos realizados en los laboratorios apuntan a una esperanza de vida de hasta 400 años (...) Con la excepción del preámbulo de la Constitución de los Estados Unidos, que establece el derecho de los ciudadanos a buscar su felicidad, no existe nada encaminado a este fin en la práctica del pensamiento científico heredado".
Si en los primeros cuatro capítulos, Punset trata con los lugares comunes de la felicidad, los últimos cuatro los dedica a revisar las nuevas condiciones de producción (susceptibles) de retrasar el envejecimiento y no perder, del todo, la calidad de vida en esa maniobra.
"Si la felicidad es una tormenta de genes, cerebro y corazón ¿por qué los buscadores de la felicidad se lanzan a la carrera incesante tras señuelos externos como el dinero, el trabajo, la salud o la educación?".
La pregunta no es retórica, porque "es esencial" -para el autor- "entender lo que los paleontólogos llaman la perspectiva geológica del tiempo", que la mente humana no puede abarcar en su conjunto.
Pero lo que sí pueden asegurar científicos como Martin Seligman o Robert Sapolsky es que en las sociedades complejas que aumentan su bienestar económico, el llamado "índice de felicidad" no aumenta en la misma proporción.
¿Por qué razón? "Por la incapacidad relativa para reconstruir recuerdos y olvidar los acontecimientos adversos. Cuando se afirma que todo tiempo pasado fue mejor, se está manifestando que del pasado sólo se recuerdan los acontecimientos más felices".
El escritor no afirma que haya que reactivar los infelices para completar el círculo, pero sugiere que es imposible construir un dispositivo para la felicidad "ignorando" las desdichas, porque las desdichas simplemente también ocurren.
No tan lejos de promover una reinvención de lo humano y lo social, en "El viaje..." se reconocen el carácter sanador del duelo, por ejemplo, y la necesidad de separar lo central de lo accesorio.
"El factor fundamental es canalizar hacia la vida cotidiana, la misma emoción que el científico G,H. Hardy encontraba en su profesión. La emoción multiplicará los demás factores en la fórmula; si es cero, nada de todo lo restante tendrá valor", concluye Punset.
Fuente:Telam
15 de Febrero
Jeremías Marquines ganó el Premio Nacional de Poesía de México
El mexicano Jeremías Marquines ganó el Premio Nacional de Poesía Aguascalientes, el más prestigioso de México en su género, por el libro "Acapulco-Golden".
El jurado, integrado por el poeta argentino Jorge Boccanera, el mexicano Ernesto Lumbreras y el cubano Orlando González Esteva, votó por unanimidad la obra de Marquines y señaló que se trata de "un libro intenso y rico en imágenes".
"Acapulco Golden", firmado con el seudónimo M. Laruelle, se impuso sobre 300 textos presentados al certamen dotado de unos 20 mil dólares, "por tratarse de una propuesta orgánica y resuelta".
En su fallo, el jurado destacó, además, que "a lo largo del volumen desvarío y lucidez dan una diversidad de climas y una trama".
"El premio me genera mucha felicidad, especialmente por ser el producto de varios años de un trabajo continuo y la consecución de un proyecto que comenzó con el poemario `Duros pensamientos zarpan al anochecer en barcos de hierro`", dijo Marquines tras recibir la noticia.

Marquines nació hace 43 años en Tabasco, la tierra de Carlos Pellicer, uno de los mayores poetas del México del siglo XX; periodista y escritor es autor de poemarios y ensayos como "El ojo es una alcándara de luz en los espejos", "De más antes miraba los todos muertos", "Las formas del petirrojo" y "Duros pensamientos zarpan al anochecer en barcos de hierro".
También publicó "Varias especies de animales extraños cubiertos de piel jugando juntos en una cueva con un pico mientras Richard Dadd observa desde un calabozo de Behtlan", "La décima intención del petirrojo, plaquette"; "Las formas de ser gris adentro" y "Bordes trashumantes" son otras de las obras de su autoría.
Los interesados en conocer la pluma de este poeta y periodista pueden buscar los "Apuntes de un viejo lépero" que publica en Internet o ingresar a jeremarki.blogspot.com/, su página personal.
Su obra recibió numerosos galardones, entre otros el Premio Internacional de Poesía Jaime Sabines y los premios nacionales de Calkiní, Efraín Huerta, San Román y Universidad de Occidente.
Marquines también fue distinguido en los certámenes líricos Palizada, José Carlos Becerra, Clemencia Isaura y fue distinguido con el Premio Estatal de Poesía.
Entre los ensayos de su autoría, parte de trabajos colectivos, se destacan "Los frutos de la voz", un análisis de la escritura de Pellicer y "La palabra infinita", donde profundiza sobre el legado de José Gorostiza.
El Premio Nacional de Poesía Aguascalientes fue instaurado en 1968 y cuenta entre sus ganadores con poetas de la talla de Juan Bañuelos, José Emilio Pacheco, Elsa Cross, Eduardo Lizalde y Francisco Hernández.
El galardón -convocado por el Instituto Nacional de Bellas Artes y el Instituto Cultural de Aguascalientes- será entregado en abril próximo, durante la tradicional Feria de San Marcos, en Aguascalientes.
Fuente:Telam
15 de Febrero
La Biblioteca Nacional adquirió un libro de Borges y cuadernos de Macedonio
Por Pablo E. Chacón
Un ejemplar de la primera edición de "Historia de la eternidad", de Jorge Luis Borges, y una serie de cuadernos anotados de Macedonio Fernández, fueron adquiridos por la Biblioteca Nacional (BN) en un acto que tiene por objeto enriquecer el patrimonio cultural del país.
"Historia de la eternidad" es el tercer libro de ensayos del autor de "Ficciones". Publicado originalmente el 29 de abril de 1936 por la casa Viau y Zona -con una tirada de 300 ejemplares-, la pieza que desde hoy quedará en la BN pertenecía a la colección personal del periodista y escritor Rogelio García Lupo.
El volumen, plagado de notas a pie de página que más tarde formarían parte del texto definitivo, fue un regalo personal de Borges al periodista, entonces asesor de la BN, en 1955.
El conjunto de notas permite apreciar, como una segunda voz, el trabajo del editor. Se sabe que a instancias de José Edmundo Clemente, Emecé comienza a editar en 1952 las Obras completas de Borges.
La segunda edición de "Historia..." aparecería en 1953, y este ejemplar sirvió de base para ese trabajo e incluye, además de las correcciones mencionadas, textos dáctilo-escritos de los dos ensayos agregados para esa oportunidad.
En diálogo con Télam, García Lupo dijo que el ejemplar "fue un regalo de Borges. Se lo pedí. Era una devolución de la primera edición (estaba por salir la definitiva). Yo elegí el ejemplar anotado. El no tuvo ningún problema".
Y agregó que "es muy interesante ver cómo trabajaba Borges, cómo iba agregando, cambiando, alterando, corrigiendo los textos; cómo eliminaba lo que con el tiempo iba considerando superfluo, o muy infectado de criollismos".
"El libro tiene 45 cambios. Podría decirse que este es un segundo original, porque tiene la letra manuscrita de Borges. La edición de 1953 incorpora dos textos que no estaban en la edición de 1936, la que tengo yo".
Pero ya es hora. "Este ejemplar estuvo en mis manos unos 55 años. Y por la edad que tengo, creo que es hora de que puedan acceder al libro estudiosos y curiosos, lectores. Y así también lo decidió la Biblioteca Nacional", completó García Lupo.
Por su parte Maite Obieta, nieta de Macedonio Fernández e hija de Adolfo de Obieta, concedió que la lectura de la obra publicada de su abuelo "es una experiencia alucinógena".
"Estos eran papeles que encontré en una caja fuerte que hacía años nadie revisaba. Había muchísimo material. Muy poco estaba revisado por mi papá. El resto era desorden. Estoy tratando de ordenarlo", contó a este medio.
En rigor, "son anotaciones, notas que un escritor toma, notas sueltas que después desarrolla en forma de textos largos. ¿Usted escribe? Bueno, sabrá que los escritores toman notas. Y Macedonio no era la excepción".
La nieta del autor de "Papeles del recienvenido" agregó que "todavía hay muchísimo material sin clasificar... incluso se habla de una obra de teatro, que sería excepcional en mi abuelo".
"Lo que yo sí me ocupé fue de ordenar una parte, esta que quedará en la Biblioteca Nacional, y de separar lo que no sirve, por ejemplo, las notas que tomaba como abogado, Macedonio era abogado, pero eso no tiene ningún interés literario".
Entre el nuevo material adquirido "también existen algunas cartas, esbozos de novelas, pero fundamentalmente anotaciones que podían terminar en cualquier formato. Podemos decir que la lectura de mi abuelo es una experiencia alucinógena", reiteró.
Fuente:Telam
16 de Febrero
Libro
Luces y sombras de la vida de Alfredo Zitarrosa
Por Jorge Boccanera
El uruguayo Alfredo Zitarrosa, de amplia popularidad dentro y fuera de las fronteras de su patria, y con una vocación artística precoz -dotado tanto para la música como para la literatura- no tuvo una vida placentera, según se desprende del libro "Alfredo Zitarrosa.
La Biografía", del periodista e investigador Guillermo Pellegrino.
El libro, editado por el sello Continente dentro de sus Cuadernos de Sudestada, hace un repaso de su llegada a la canción, así como de sus incursiones como locutor, periodista y actor; una vida rica en amistades, pero también con angustias exasperadas en momentos de soledad, primero, y luego en sus largos años de exilio político.
El cantante, nacido en 1936 como hijo natural de Jesusa Blanca Nieve Iribarne, fue anotado como Alfredo Iribarne, pero pronto llevó el apellido del matrimonio al que la madre le encomendó su cuidado: Duarte. Así, padeció un sentimiento de abandono, y aunque como cuenta Pellegrino: "su madre lo veía de vez en cuando, tuvo con ella una extraña relación de amor y odio".
Tanto ese distanciamiento como el ignorar la identidad de su padre, resintieron su personalidad: "Influyó en gran medida. Creció con ese inmenso dolor de ver que quien le diera la vida se desentendió de su persona. Alguna vez dijo: `Yo podría haber sido un niño de asilo`" "Ahí hay un problema de identidad", dice Pellegrino en relación a ese joven que a los 16 años había portado tres apellidos: el "Iribarne" inicial, luego "Duarte" y el definitivo "Zitarrosa" que adopta en 1952 tomando el apellido de un argentino casado en ese entonces con su madre.
En el reverso de las penas está la fuerte vocación artística evidenciada en el actor que monta obras de teatro con sus amigos, el cantor precoz que interpreta temas de José Mojica, el escritor que garabatea poemas y lee a Borges, y el locutor que presenta en el auditorio de radio El Espectador a artistas como Eduardo Falú, Edmundo Rivero y Julio Sosa.
Pellegrino habla sobre las circunstancias que hicieron que Zitarrosa optara por la canción: "Habría que rastrearlo ya adulto, en aquel lejano 1964 cuando casi por casualidad debutó como cantor profesional en Perú; es cuando vislumbra al canto como un medio de vida en momentos difíciles; eran tiempos en que andaba buscándose a sí mismo".
Tiempos en que Zitarrosa deambula por países latinoamericanos: en el 60 vive seis meses en la provincia de Córdoba y hacia mitad de la década en Perú y Bolivia.
"Con veintiocho años -añade Pellegrino- quería encontrar su camino. Su intención era ir dejando de a poco la locución y el periodismo -llegó a escribir en el mítico semanario `Marcha`- y sentía que estaba para cosas más trascendentes".
De la relación con la literatura -por fuera de las letras de canciones- hay estos datos: en 1959 obtuvo el Premio Municipal de Poesía por su libro "Explicaciones" y en 1988 publicó su libro de relatos "Por si el recuerdo".
"Hace unos meses salió un libro suyo que permanecía inédito: `Sonríe muerte`; y tengo entendido que hay muchos otros textos suyos que aún no han pasado a ser letra impresa. En una oportunidad le confesó a su amigo, el escritor Enrique Estrázulas: `hubiese querido ser poeta, pero el cantor copó la parada`. Su sueño era ése: ser poeta".
Y lo fue de algún modo. Lo dice Pellegrino cuando asegura que Zitarrosa logró reunir en su arte poesía y música: "Sin renunciar a nada, ya que muchos de sus textos se sostienen sin apoyatura musical. Él robusteció ambas disciplinas, y sus poemas musicalizados pudieron tomar contacto con un público masivo".
En el jurado que lo premió con el Municipal, figuraba un escritor que con el tiempo iba a ser su amigo: Juan Carlos Onetti; la biografía menciona a otros amigos cercanos como el escritor uruguayo Enrique Estrázulas, el poeta peruano César Calvo y varios de los guitarristas que lo acompañaron en sus presentaciones, como los argentinos "Caíto" Díaz y Delfor Sombra.
El autor de "El violín de Becho", "Agadio en mi país", "Stefanie", "Si te vas", "Zamba por vos", "Guitarra negra" y tantos éxitos, hacía un culto de la amistad: "Era muy amiguero -acota el biógrafo-, disfrutaba muchísimo de la charla, compartir un asado o jugarse un truquito".
La estrecha relación de Zitarrosa con Argentina se inició en 1960 en Córdoba; en 1966 se presentó en el festival de Cosquín y cuatro años después haría su gran entrada en Buenos Aires en el teatro ABC.
El cantor que debutó en Perú con "La zamba de abril" del "Chango" Rodríguez, a quien nombraba entre sus maestros junto a Atahualpa Yupanqui, fue desde siempre un autor reverenciado en nuestro país.
Por las páginas de "Alfredo Zitarrosa. La Biografía" cruza un hombre a ratos parco y reservado y en otros expresivo y generoso; su militancia política, la prohibición de sus temas en el Uruguay de inicios de los años 70 y un exilio de más de ocho años por España y México.
También el retorno triunfal, apoteósico, cuando un 31 de marzo de 1984 emprendió el regreso y una multitud lo aguardaba vivándolo en el aeropuerto.
Para Pellegrino, el cantor que decía preferir la milonga por sobre otros ritmos, y que se definió con la frase "Yo siento lo que la gente siente", fue un hombre consecuente con un ideario cercano: "A José Artigas, quien siempre luchó para que lo más infelices fueran los más privilegiados. Zitarrosa soñaba con la justicia social".
Un episodio ocurrido en diciembre de 1988 -apenas unos días antes de su deceso- reenvía nuevamente al tema "identidad": Zitarrosa viajó a Buenos Aires y tras visitar unos amigos decidió inesperadamente regresar a su país. A punto de abordar el avión sufre una descompensación y es conducido a un hospital donde lo anotan como NN, ya que le habían robado sus documentos.
Escribe Pellegrino que aún no se había reanimado cuando pasó un enfermero que, tras observarlo, exclamó: "¡Qué parecido a Zitarrosa!".
Fuente:Telam
18 de Febrero
"Los dueños del mundo"
Desandando el camino hacia la infancia
Por Mora Cordeu
Un barrio suburbano, Castelar a fines de los años 70, es el escenario elegido por el escritor Eduardo Sacheri para situar "Los dueños del mundo", una serie de relatos sobre su infancia a través de hechos reales y no tanto que muestran el peso de las primeras emociones y experiencias.
"Yo sigo viviendo en el mismo barrio en que me crié, es el mismo mundo o parecido al que fue. El arraigo es el mismo, la geografía creo que ha cambiado en volverse más puertas adentro.
Nosotros vivíamos en la calle y las puertas estaban abiertas. Las calles eran una continuidad de los interiores", describe Sacheri.
El libro "tiene mucho de autobiográfico" reconoce el autor de la novela "La pegunta de sus ojos", que fue llevada al cine por Juan José Campanella, con el nombre de "El secreto de sus ojos" y obtuvo el Oscar a la mejor película extranjera (2010).
Una experiencia que no se puede obviar ante una escritura que tiene mucho de cinematográfica en el encadenamiento de imágenes que describen a la perfección las aventuras barriales de un grupo de amigos.
"Empezó como un juego con mis hijos, de contarles anécdotas de cuando yo era chico, y se fue transformando día a día en un ejercicio de introspección consciente, y más allá de algunas exageraciones se trata de la vida de mis amigos de la niñez. De eso quería escribir", confiesa.
Los recuerdos, precisa, abarcan hasta los 15 años: "Yo creo que cuanto más envejecés, más advertís de todas las cosas que tallaste y definiste de tu propia personalidad en esos años".
"Pelotas perdidas", "Colectivos", "La casa abandonada", "Bicicletas (I, II, III y IV), "Ferrocarriles", "Curso de ingreso", "Carnavales" o "El mejor gol de mi vida" son -entre otros- capítulos que reflejan ese universo singular pero donde muchos adultos pueden encontrar semejanzas con sus propias vivencias de la infancia.
En ningún momento, aclara el escritor -que escribió también la novela "Aráoz y la verdad-, hubo una búsqueda de estructura literaria, sino una manera de agrupar recuerdos.
"Son como ramas del mismo árbol sobre el que estuve dando vueltas mientras lo escribía", agrega.
Sin proponerse un lenguaje infantil, Sacheri utiliza un tono neutro que atrapa al lector: "Era un tema delicado, no quería caer en algo rabiosamente nostalgioso, ni didáctico tipo `le voy a contar a los chicos de hoy`, que tampoco era la idea".
"Me costo no caer en la cosa evocativa, a veces me parece que al hacerlo corremos el riesgo de enojarnos con el presente. Era solo contar mi niñez a sabiendas que no era ni más ni menos que la de cualquiera", explica el autor, entre otros, de los libros de relatos "Esperándolo a Tito y otros cuentos de fútbol" y "Lo raro empezó después".
"Mis hijos viven hoy la niñez de otra manera -asegura-, pero jamás caería en calificarla mejor o peor que la mía".
"Los chicos tienen nuevas estrategias. Yo no jugaba a la play station pero si con mis amigos hubiéramos tenido semejante portento, también hubiésemos pasado 14 horas encerrados -considera-. No éramos artistas del aire libre porque vivíamos en la calle, nos tocó y construimos nuestra identidad en base a esa realidad".
Sacheri dice que disfrutó tanto "la primera versión oral" con sus hijos, "como pasándole los borradores" a su hija que tiene 11 años y está muy cerca de la edad en que el escritor se ubica en el libro. Ella fue mi primera editora".
Dos o tres de los textos incluidos en el libro, publicado por Alfaguara, "tienen tres o cuatro años, pero fue como cuando tenés ganas pero no es el momento: estaban ahí esperando compañía hasta que salió este conjunto de relatos".
Ese rescate de "algo entrañable", se convirtió en "Los dueños del mundo", ese momento de la vida -como reza la contratapa- en que sentís que el mundo es todo tuyo".
Fuente:Telam
18 de Febrero
Libro
La Biblioteca Nacional reedita "La mala vida en Buenos Aires"
Por Pablo E. Chacón
"La mala vida en Buenos Aires", del jurista rosarino Eusebio Gómez, un clásico de la criminología positivista de principios del siglo XX, acaba de ser reeditado con el prólogo original de José Ingenieros, y otro, flamante, del juez de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, Eugenio Raúl Zaffaroni.
El texto, publicado por la Biblioteca Nacional en su colección Los Raros, recupera una pieza de 1908; diagrama de una época, y manual de instrucciones "policial", es deudor, entre otros, de la teoría de la degeneración promovida (y teorizada) por el italiano Cesare Lombroso.
Gómez nació en 1883 y falleció en 1954. Escribió, entre otros libros y artículos, "Criminología Argentina, reseña bibliográfica precedida de un estudio sobre el problema penal argentino" en 1912, cuatro años después de "La mala vida...".
Además, "Pasión y delito", en 1917; "Delincuencia político-social", en 1933; en 1937, junto con Jorge Eduardo Coll, su "Proyecto de Código Penal"; y en 1939, un voluminoso "Tratado de derecho penal".
El hombre ejerció como juez de Instrucción en la Capital Federal y en 1923, estaba al frente de la Penitenciaría Nacional de la avenida Las Heras; también ocupó diversos cargos en los institutos penales de la provincia de Buenos Aires.
Prologuista original de "La mala vida...", José Ingenieros, positivista de fuste, compartía con Gómez una ideología que creían científica, fundada en una desviación teórica del darwinismo, una novedad para la época.
Los "desviados" o "degenerados" se apartaban de los imperativos de la especie: solidaridad, matrimonio, trabajo, heterosexualismo; el desvío, objetivamente, suponía un peligro para la reproducción de la especie, por displicencia moral antes que biológica.
Escribe Zaffaroni: "¿Cuál fue la génesis del paradigma positivista? ¿A qué respondían las `anteojeras` que impedían a estos hombres superar sus limitadas visiones?".
"Sin estas preguntas no podemos valorar la importancia actual del libro, pues lo arrojaríamos a un rincón como la suma expresión de un conjunto de prejuicios, algunos no del todo superados".
"El positivismo fue precedido por discursos médicos, pero estos no habían llegado en el momento adecuado: los fisiognomistas y los frenólogos ensayaron sus teorías con demasiada anticipación", continúa el juez.
Y agrega que "la hegemonía llegó cuando su discurso fue asumido por la corporación judicial, y esa fue la gran oportunidad de Lombroso e incluso de su contradictor francés, Lacassagne, que si bien rechazaba la tesis del criminal nato, se movía en el mismo paradigma".
Zaffaroni critica a Ingenieros: "Dejando de lado el estilo insufriblemente ampuloso y plagado de metáforas médicas, lo que en definitiva parece decir es que la `mala vida` es un capítulo de la `degeneración`".
"Su determinación proviene de la ética y no de la biología, es decir, termina en un planteo ético de modelo spenceriano (por Herbert Spencer), o sea, victoriano".
Y critica a fondo: "Un hombre de pensamiento socialista (por Ingenieros) pasa por alto el poder de criminalización como ejercicio de hegemonía social, dejando la sensación de que es el `progreso` el que decide qué parte de la ética media convierte lo inmoral en delito".
Darwinismo "social" se nombra en la actualidad esa estrategia.
Los ladrones, estafadores, delincuentes profesionales, pungas, falsificadores, y las prostitutas, tratantes de blancas, usureros, reducidores, prestamistas, rufianes, canfinfleros, y mendigos, vagabundos y e invertidos, practicantes de la inmissio membri in anum, son catalogados como por un entomólogo fascinado.
Si ahora todo esto suena cavernario, no hay dudas, pero como bien dice el prologuista de la reedición, cantidad de lugares comunes, cristalizados en el tiempo por la inercia intelectual, operan, sin embargo, todavía en el chiste fácil, la brutalidad policial y el prejuicio de un machismo notoriamente impotente.
Fuente:Telam
17/02/12
El cuerpo en el que habito
Dos seres componen al celebrado escritor estadounidense: uno de carne y hueso, histórico, “que lava los platos”; otro interior, que está solo en lo que escribe, y no entiende. Ahora, publica la historia de aquel “cuerpo”: heridas, barrios, cuartos, intemperie. Y con dos periodistas de Ñ habla de eso. Y de política y amor.
POR Patricia Kolesnicov Y Andres Hax
EL INVIERNO DE SU VIDA. "A veces sorprende ver una foto sacada hace tiempo y notar cómo cambiaste." (Adriana Groisman)
¿Ya se arregló el problemita con la licencia de alcohol? El hombre que pide –se arregló– una copa de vino blanco antes de sentarse a ser interrogado por dos desconocidos, mañana (el mañana de la entrevista, 3 de febrero) cumple 65 años. Y como el hombre se llama Paul Auster, recibe los 65 con un libro autobiográfico, Diario de invierno . Un libro que –como si el que cumpliera fuera el cuerpo, no el hombre y menos el autor–, indaga “lo que ha sido vivir en el interior de este cuerpo”. “Un catálogo de datos sensoriales” económico en pudores, que no evitará ni el pobre debut sexual en un prostíbulo ni –página 9– “el enorme forúnculo que una vez me brotó en el carrillo izquierdo del culo.” El hombre que pide el vino va a cumplir 65 años y se nota. Habla con la voz baja de siempre, mira con esos ojos hermosos de siempre, pero algo en la manera de ponerle el cuerpo al aire ha cambiado. Ahora no va cortando el aire con el pecho, ahora lo sostiene con los hombros.
“Piensas que nunca te va a pasar, imposible que te suceda a ti, que eres la única persona del mundo a quien jamás ocurrirán esas cosas y entonces, una por una, empiezan a pasarte todas, igual que le suceden a cualquier otro”.
( Diario de invierno , página 7)
¿Le resulta extraño este cuerpo de 65 años?
A veces ni me miro. Bueno, me miro al espejo cuando me afeito y me peino. A veces sorprende ver una foto sacada hace tiempo y notar cómo cambiaste; tu pelo, tu cara no son como hace 30 años, es como una broma. Pero tampoco me deprime.
¿Pero se siente usted mismo?
Me siento diferente y me siento igual al mismo tiempo.
Son las dos de la tarde, el frío aprieta pero no ahorca en Brooklyn y en el café donde sabe parar Auster bajan para que los grabadores hagan su trabajo.
El hombre se mudó al barrio hace algo más de 30 años, antes de que ese suburbio de Nueva York se pusiera de moda y se llenara de restaurantitos y le crecieran escritores entre las baldosas. Cerca, a una cuadra, hay una librería con piano al fondo y clásicos estadounidenses en la vidriera y, entre ellos, no falta un Paul Auster, claro. Pero Brooklyn sigue siendo Brooklyn: te perdés cuatro o cinco cuadras y quedás entre galpones enormes, das la vuelta y frente a una especie de maxikiosco donde se recargan celulares deambula una embarazada sin dientes; te alejás a pie del café y la librería y entrás en una peluquería antigua, donde de los dos lados del sillón hay negros locales y latinoamericanos, el corte cuesta 12 dólares –pero sube si el cliente se porta mal–, el estilista tiene serpientes tatuadas en el brazo y el gordo con gorrita de lana no cuelga el celular –tijera en la derecha, teléfono en la izquierda– para dar forma a la cresta de la víctima. En la peluquería hay pósteres de Will Smith, de beisbolistas, de celebridades negras de todos los tiempos. No han oído nombrar al vecino escritor.
Paul Auster hizo un oficio de eso de mezclar vida y obra, de poner un escritor a trabajar como detective (en La trilogía de Nueva York) tras haber sido confundido con el detective Paul Auster y cuando el autor se ha acostumbrado a su nueva personalidad –“Había empezado a notar que el efecto de ser Paul Auster no era del todo desagradable”– hacerlo encontrar con un “verdadero” Paul Auster, que no es detective sino escritor y que tiene una mujer “alta, delgada, rubia” y un hijo que se llama Daniel, como el Auster de forúnculo y hueso. En Leviatán, el protagonista es, otra vez, un escritor, su mujer se llama Iris (la de Auster es Siri Hustvedt, escritora) y Auster le presta a otro personaje una anécdota que ahora, en Diario de invierno, aparece como propia: la madre sube con el chico a la Estatua de la Libertad y ahí en la cumbre del ser nacional le viene el vértigo; para no matar al chico de un susto inventa un juego: bajar de cola, peldaño por peldaño. En la película La vida interior de Martin Frost (Auster también dirige), un escritor va a pasar una temporada a la casa de una pareja amiga, que está de viaje: en un portarretratos se ve que son Paul y Siri. En Sunset Park , la madre de uno de los personajes hace chistes con él un fin de semana y la mujer que limpia su casa la encuentra muerta en la cama días después, con el New York Times todavía abierto junto a ella: Auster contará en el nuevo libro que así fue la muerte de su mamá. El padre de ese personaje también muere como el de Auster: a punto de tener orgasmo.
“Murió en la cama haciendo el amor con su novia, un hombre sano a quien inexplicablemente le falló el corazón. En los años transcurridos desde aquel día de enero de 1979, numerosos hombres te han dicho que es la mejor forma de morir (la pequeña muerte convertida en verdadera muerte), pero ninguna mujer te lo ha dicho, y a ti personalmente te parece una horrible forma de morir, y cuando piensas en la novia de tu padre en el funeral y en la traumatizada expresión de sus ojos (sí, te confirmó, fue realmente horroroso, lo más terrible que le había pasado en la vida), ruegas para que eso no le ocurra a tu mujer.”
Para los fans, los que recuerdan los detalles de la obra, Diario de invierno funcionará como un detector de las piezas autobiográficas incrustadas en la ficción austeriana. Pero –este es Auster, que pliega ficción y realidad como un origami– este libro que aparece como autobiográfico está contado en segunda persona: es a otro, escribió Borges, al que le ocurren las cosas.
Dos y diez en Brooklyn. Llegó el vino.
“Diario de invierno” rompe una regla de la autobiografía: está escrita en segunda persona. ¿Hay un Auster que vive y otro que escribe?
Creo que es así, siempre hice la distinción entre el yo que escribe y el biográfico, el hombre que paga sus impuestos, que saca la basura y lava los platos. Ese no es el mismo tipo que escribe mis libros.
¿Cuál es la diferencia entre ellos?
No sé, el que escribe es el ser invisible que me habita, pero no soy exactamente yo, no es mi yo físico o biográfico.
¿Con cuál estamos hablando ahora?
Con el ser biográfico, el que lava los platos.
¿El otro es mejor?
No compiten, son simplemente diferentes.
¿Te trata bien o te hace sufrir?
Ambas cosas. Lo mejor y lo peor, está todo ahí. Sólo que no es accesible para nadie más, la única forma que tiene de presentarse es en los libros que escribe, no podés conocerlo hablando conmigo. Por eso no puedo discutir sobre mi trabajo, porque no lo entiendo muy bien. Cuando la gente pregunta por qué esto, por qué aquello, no puedo responder. Puedo decir cómo, o cuándo, pero nunca por qué. Que es lo que los demás quieren saber.
Este es un libro expresamente autobiográfico y aparecen muchas anécdotas que leímos en sus novelas. ¿Qué pasa cuando usa su vida como materia prima para la ficción?
Escribir no ficción da el mismo trabajo que escribir ficción. La diferencia es esta: con la no ficción, particularmente con el trabajo autobiográfico, ya conocés los hechos, algo que no pasa cuando escribís una novela. Todo lo demás es igual. Tenés que hacer el mismo esfuerzo por escribir buenas frases, para hablar de la manera más real que puedas. Así que sí, mis novelas a veces toman cosas prestadas de mi vida, pero el hecho de poner ese material en una novela lo cambia, lo ficcionaliza, lo convierte en otra cosa.
Como si tomara un trozo de vida y lo pusiera en un museo... Una operación literaria a la manera de Duchamp.
La mayoría de los novelistas lo hace. Puede ser un detalle, como el tipo de anteojos que usás, o algo más importante, una experiencia.
Pero “Diario...” puede leerse como una clave del resto de su narrativa: la verdad de su vida.
Sí. Pero es un libro que habla básicamente de mi yo físico.
Efectivamente. Diario de invierno habla del cuerpo de Auster. “Placeres físicos y dolores físicos”, avisa que contará. Los dolores, con detalles: la pelota de béisbol que le partió la frente; el clavo que le atravesó la mejilla cuando resbalaba por el suelo a los tres años, cuya cicatriz (“acá, ya está muy suave”, dice ahora en el café) todavía se ve; una herida sobre la ceja jugando a la pelota en la primaria, otra –la otra ceja– en una cancha de básquet a los veintipico; rotura de córnea izquierda, rotura de córnea derecha, ataques de pánico (cuerpo y alma), trombo en la pierna izquierda, falso infarto a punto de cumplir los 50 –era una inflamación de esófago–, mononucleosis, gastritis. Pero no tiene grandes problemas físicos, dice, a los 65. “No tengo ninguna enfermedad, los anteojos no me molestan, supongo que lo que me preocuparía es mi pasión por los cigarrillos, tengo más tos que la que tendría que tener y sé que eso me va a hacer mucho daño al final. Pero no puedo parar y parte de mí no quiere parar. Yo sé que (Samuel) Beckett, que me gusta mucho, murió a los 83 y era un gran fumador, tenía un enfisema, bebía, y eso probablemente lo mató. Pero él decía que no se arrepentía de haber fumado porque había demasiado placer en eso. Hay un librito sobre Beckett, se llama Cómo fue, lo escribió Anne Atik, una joven poeta norteamericana. Ella cuenta que cuando le dijo que iba a dejar de fumar, él respondió: “¿Y qué haremos? ¿Cómo vamos a vivir? ¿Cómo pasaremos la noche?” No es que sea un buen ejemplo...
“Toses, ni que decir, sobre todo por la noche, cuando tu cuerpo se encuentra en posición horizontal, y en esas madrugadas en que los bronquios están obstruidos más de la cuenta, te levantas de la cama, vas a otra habitación y toses como loco hasta expectorar toda la porquería”
Diario..., dice entonces, es el libro del cuerpo. Pero ahora, cuenta Auster, viene el otro, el de las ideas. “Después de meses de pensar qué hacer empecé algo nuevo: estoy tratando de escribir una historia de mi mente, del desarrollo de mis pensamientos, así que voy muy para atrás, hasta cuando era chico, y trato de recordar qué pensaba sobre las cosas.
¿Trata de forzar excursiones por la memoria?
No, no. Simplemente me siento ahí y las cosas vuelven. El animismo de la infancia, por ejemplo. Recuerdo un bol con arvejas, yo pensaba que cada arveja tenía una personalidad distinta. O una cosa sobrecogedora que me pasó cuando tenía seis años, la primera vez que fui al cine de noche. Había visto dos o tres películas antes, películas de Disney, y de pronto, en 1953, fui a ver La guerra de los mundos . Ahí estaba yo, un niñito estúpido que creía en Dios y en su poder bondadoso y entonces vienen los marcianos y comienzan a exterminar a los seres humanos.
¿Iba con sus padres?
No recuerdo, ese es el punto, sólo recuerdo que estaba allí. Debió de haber sido con mis padres. Y claro, los terrícolas están muy asustados y se defienden y atacan a los marcianos, pero las armas no sirven para nada. Uno de los protagonistas es un ministro, un hombre de Dios, que les dice que se equivocan, que no luchen, que sólo son criaturas como nosotros y va hacia una de las naves espaciales diciendo que no se enojen, que Dios los ama. Y los marcianos salen y lo eliminan. O sea que Dios no tiene efecto sobre el demonio.
Eso fue una crisis de fe...
No sé si alguna vez me recuperé.
¿Y quién le habló de Dios?
No recuerdo, mi madre debió de haberme dicho que había un Dios, y que estaba en todas partes. En fin, ahora estoy escribiendo esto, veamos si lo puedo sostener, puede que no termine nunca, no lo sé, pero lo voy a intentar.
Algo llamativo en el libro es que no habla sobre su escritura, ni cuándo empezó.
En este libro que estoy escribiendo ahora voy a hablar sobre la decisión de convertirme en escritor. Tampoco hay mucho en realidad, apenas la determinación de hacerlo, cuando era joven.
Lo que aparece aquí es el relato de un “epifánico momento de claridad”, cuando usted vuelve a escribir y empieza a ser quien es hoy. ¿Cada libro tiene su momento epifánico? ¿Usted puede convocarlo?
No, no puedo convocarlo. Finalmente aprendí, y ya tenía 31 años y había estado escribiendo mucho tiempo, que tenía que cambiar mi acercamiento a la escritura. Aprendí a dejar las cosas ir. Antes de eso, me imponía mucha presión, todo tenía que tener doble, triple, cuádruple significado. Estaba trabajando demasiado duro, creo, y esta experiencia, esta epifanía, como la quieras llamar, me permitió relajarme y confiar en mi instinto. Antes era demasiado consciente. Construía cosas por adelantado, en vez de ir descubriéndolas. Aún estoy en eso.
Pasa el rato, baja la copa, el café de Brooklyn se va llenando y acá ya se olvidaron de que hay un escritor famoso haciendo una entrevista, así que la música sube de nuevo y por la puerta que da al fondo, junto a la que ocurre esta charla, dos muchachos entran y salen, mueven cosas pesadas, inyectan aire frío en el salón. El cuerpo, escribió este señor, es donde todo empieza y donde todo termina.
“Sin duda eres una persona precaria y dolida, un hombre que lleva una herida en su interior desde el principio mismo (¿por qué, si no, te has pasado toda tu vida adulta vertiendo palabras como sangre en una hoja de papel?).”
¿Cuál es esa herida original?
Creo que alguien se convierte en artista, particularmente en escritor, porque no está del todo integrado. Algo está mal en nosotros, sufrimos por algo, es como si el mundo no fuera suficiente, entonces sentís que tenés que crear cosas e incorporarlas al mundo. Una persona saludable estaría contenta con tomar la vida como viene y disfrutar la belleza de estar vivo... no se tiene que preocupar por crear nada. Alcanza con hacer un trabajo interesante, amar a alguien, comer buena comida, vivir todo lo que se pueda, morir. Esa parece una linda forma de vivir. Otros, como yo, estamos atormentados, tenemos una enfermedad, y la única manera de soportarla es haciendo arte. Es decir, si estoy haciendo esto, es porque algo está mal. ¿Qué es lo que está mal? Difícil decirlo porque estas heridas se producen cuando sos muy joven.
¿Existe la posibilidad de despertarse y pensar que ya no tiene que escribir más?
Me encantaría, ya escribí un montón de libros, así que todo lo que haga ahora va a ser muy importante para mí. Si muero hoy, ya he dejado muchas cosas.
Aquí usted dice que estuvo casi siempre enamorado. ¿Cómo sabe cuándo está enamorado?
Lo sentís, es una emoción, no lo decidís.
¿Cómo se expresa? ¿Cómo se expresa el amor?
Es un deseo, deseo de estar con esa persona, es una especie de encantamiento con esa persona. Y también un deseo físico tremendo.
¿Y cómo cambia eso según pasa el tiempo?
He pasado la mitad de mi vida con Siri, 31 años juntos. Y cuando miro hacia atrás, veo que seguimos evolucionando, que las cosas siguen cambiando. Lo más gracioso después de haber estado con alguien durante tanto tiempo es que terminás tan ligado emocionalmente, mentalmente, que muchas veces sabés exactamente lo que el otro va a decir. Por ejemplo, el año pasado, volvimos a tener la misma respuesta ante algo. Sacamos a colación la misma historia para describir algo. Y me di vuelta y dije: “Si viviéramos juntos durante cien años, seríamos la misma persona”.
¿Todavía siente ese enorme deseo?
Sí, lo confieso.
(Tus manos) “han recorrido toda la piel desnuda de tu mujer y encontrado el camino hacia cada parte de su ser. Ahí es donde son más felices, crees tú, desde el día en que la conociste ahí es donde han sido más felices porque, parafraseando un verso del poema de George Oppen, algunos de los sitios más hermosos del mundo están en el cuerpo de tu mujer.”
Eso es una bendición.
Sí, soy un hombre con suerte, pero ella es una mujer extraordinaria. Nunca deja de sorprenderme. Es la persona más inteligente que he conocido y es una gran escritora y una gran pensadora. Es una aventura, siempre hay algo nuevo de qué hablar.
¿Eso es más importante que la parte erótica de la relación?
La parte erótica es muy importante, pero no es... ya no es como cuando nos conocimos, nos hacemos mayores al fin y al cabo... no podés hacer las cosas que hacías antes, todavía podés hacerlo pero... no diré más sobre el tema.
Esto de reencontrar las mismas anécdotas nos hizo pensar en su obra. ¿La piensa como un todo, un gran texto?
Creo que todo está conectado, aunque cada vez trato de escribir un libro nuevo, hacer un nuevo acercamiento. Repienso todo. Pero después seguís descubriéndote a vos mismo. No podés escapar. Así que sí, creo que todo es parte del mismo proyecto incompleto. Sea cual sea ese proyecto.
¿Intenta un nuevo acercamiento a qué?
Supongo que a mis sentimientos sobre el mundo.
En Diario... Paul Auster se instala en la vida a través de sus casas. Como cuenta la historia de sus heridas, cuenta la de sus casas. Empezando por “1. Calle South Harrison, 75; East Orange, Nueva Jersey. Un apartamento en un edificio alto de ladrillo. Edad, de 0 a 1 y 1/2 ”. Contando qué pasó en cada casa, se despliega la biografía.
¿La lista sirvió para recordar?
No había olvidado nada. Podría haber agregado más lugares, pero incluí aquellos donde pasé un año por lo menos. No podía recordar las direcciones de las casas donde vivíamos cuando era un bebé, nunca supe las dos primeras direcciones, pero entonces no sé, buscando algo, encontré mi libro de bebé, que mi madre había escrito, y ahí estaba todo. Esto tiene que ver con la manera en que encaré este trabajo: mi cuerpo a la intemperie, mi cuerpo adentro, protegido. ¿Dónde me guarecí? Haciendo la lista de mis casas puedo contar detalles de lo que pasé.
Usted no tiene nada que ver con las computadoras, usa una máquina de escribir, pero sabrá que hoy se puede entrar en Internet, poner una dirección...
¿Y ver la casa?
Nosotros lo hicimos. Vimos la casa en Nueva Jersey…
Oh, oh.
La casa, el barrio, se puede dar una vuelta...
Bueno, qué interesante, yo no hago esas cosas, ni tengo computadora, pero en fin, yo di las direcciones, quien quiera puede ir y ver las casas. De última, qué importan, hay que vivir en alguna parte. Ahora tengo ganas de ir a ver la casa donde viví la mayoría de la infancia, entre los 5 los 12. Supongo que lo haré en marzo, con un amigo. Pero sólo voy a pasar, no voy a llamar a la puerta, no quiero entrar.
“Irving Avenue, 253; South Orange, Nueva Jersey. Una casa de madera de dos plantas construida en el decenio de 1920, con la puerta principal amarilla, camino de entrada de grava y gran jardín. (...) Empezaste a vivir allí hace tanto tiempo que durante los primeros dos años repartían leche en un carro tirado por un caballo.”
Los de esa casa son los días anteriores a “los tormentos de la adolescencia”, que vendrán en la próxima, y a la separación de los padres. La última casa en la que entraron los cuatro juntos (Auster tiene una hermana) y salieron juntos.
Es amarga la mirada sobre su padre en “La invención de la soledad”. Y acá no lo es tanto. ¿Cambió su forma de verlo?
No mucho, pero siento mucha compasión por él, entendí sus problemas, las tragedias de la vida que lo hicieron quien era, simplemente no lo culpo. Una de las entradas del nuevo libro serán todos los sueños que tuve con él. Hablo con él muchas noches, nos sentamos en la habitación a charlar.
¿De qué?
Nunca, nunca puedo recordar de qué hablamos.
¿Ahora que tiene dos hijos, cambió su idea de qué es un padre?
Nunca he tenido una idea de qué es un padre, sos lo que sos y lo hacés lo mejor que podés. Además, cada chico es diferente, unos son sensibles, otros son tan duros que aunque los golpees no te van a hacer caso, no sé cuál es la regla, es un trabajo duro.
¿Qué le dieron sus padres?
Como trato de expresar en el libro, mi madre me dio un amor muy intenso. Quizás todo lo bueno que hay en mí vino de ella.
¿Qué hay de bueno en usted?
Soy amable, no busco peleas, trato de ser un buen amigo, un buen marido, trato de pensar en los demás antes que en mí, soy perseverante, hago bien mi trabajo y trato de tener una postura ética en la vida y de mantenerla. Claro que me equivoco todo el tiempo, pero hago lo mejor que puedo; eso viene de mi madre.
“Era quien te acostaba, quien te enseñó a montar en bicicleta, la que te ayudaba con tus lecciones de piano, con quien te desahogabas, la roca a la que te aferrabas cuando los mares se encrespaban.”
De mi padre no sé, creo que la perseverancia también porque a él realmente no le importaba lo que pensara la gente, podía comportarse muy mal algunas veces y le daba lo mismo cómo reaccionaban los demás. Hay algo admirable en eso.
Auster llegó a esta charla hablando de política. Antes de sentarse casi, antes de pedir el primer vino, habló de Turquía. Un par de días antes había dicho que no iría a Turquía a presentar Diario... porque allí había escritores y periodistas presos. Que no es, dijo, un país democrático. El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, le contestó criticando que hubiera ido a Israel sin ver “la represión y las violaciones a los derechos” en ese país. Cuenta el incidente, dice que ya ha dicho todo lo que tenía para decir.
Auster estuvo siempre atento a la política. Desde que a los dieciséis años se fue a Washington para el funeral de Kennedy: “(...) pero lo que te encontraste aquella tarde fue una turba de curiosos y mirones bulliciosos, gente subida a los árboles con cámaras, empujando unos a otros para quitarles sitio y ver mejor.”
O cuando participó de sentadas en la universidad y la policía lo sacó a patadas y de los pelos.
Aquí, en Diario de invierno, encuentra libros nazis en una de las casas a las que se muda. Y los tira a la basura.
¿Cuándo empezó a tener conciencia política? ¿Ser judío tuvo algo que ver con eso?
Nací justo después de la Segunda Guerra, crecí a su sombra, el nazismo estuvo presente en mi infancia, en mi imaginación de chico diría, así que no sé cuándo supe que era judío, cuándo entendí lo que era ser judío, pero probablemente muy temprano, a los 5 o 6 años. Sabía que había una diferencia entre “ellos” y “nosotros”, ¿no? La conciencia política llegó pronto. A los 10, 11 años estaba atento a las injusticias de la sociedad americana, seguía de cerca los temas de Derechos Humanos, estaba muy interesado en las cuestiones de la esclavitud. Me acuerdo a los 13, cuando Kennedy peleaba por la presidencia. Estaba muy entusiasmado con Kennedy, había pasado toda mi vida bajo Eisenhower. Kennedy era tan joven, fresco, tan emocionante, yo solía ir a las oficinas de la campaña y agarraba todos los carteles y los ponía en mi habitación: estaba cubierta con pósteres de Kennedy.
¿Cómo vivió con Bush?
Muy mal... y el país no se ha recuperado, va a llevar 20 años deshacer lo que él hizo, y sólo han pasado tres. Y los republicanos no quieren hacer nada, su única misión es destruir a Obama. Bush fue una pesadilla. Creo que debería estar preso, porque es un criminal, y también Cheney: deberían estar presos toda la vida.
¿Pensó en irse del país?
No, sólo pensé que vivir iba a ser peor. Trato de luchar desde aquí, soy muy activo en el Pen Club y estoy muy involucrado en el tema de la libertad de expresión, que es de lo que se trata este tema con Turquía. Ahora, espero que pierdan los republicanos en noviembre, porque si alguno de esos ignorantes llega a tener poder, vamos a retroceder 40 años.
¿Dónde hay que mejorar?
En infraestructura: el país está al borde del colapso. Tienen que subir los impuestos para los ricos, hace falta un nuevo plan de salud. Confío en que Obama va a ganar, porque los otros son idiotas hasta un grado que es difícil de expresar, si tienen que ir a la campaña nacional se van a exponer y se va a ver lo idiotas que son.
No para: Auster tiene mucho que decir: que el racismo existe pero un poco menos, que cuando era chico no había ley a favor del aborto ni plan de salud y eso ahora está, en fin. El grabador se apaga, Auster pide una botella de vino blanco para los cuatro –también está la fotógrafa– y luego otra. Volvemos a Turquía y así corre la tarde: siguiendo la tradición que los tiene unidos desde hace siglos, tres judíos –el que no lo es guarda prudente silencio– discuten sobre Israel y Palestina en un café que podría estar en Bolonia, en Buenos Aires, en Alejandría, en Praga, pero esta vez está en Brooklyn. “En Israel no hay periodistas presos”, argumenta Auster.
Es él, por supuesto, el que marca el final, cuando mira el reloj y saluda y sale. Dentro de siete horas tendrá 65 años.
“Se ha cerrado una puerta. Otra se ha abierto.
Has entrado en el invierno de tu vida.”
Fuente:RevistaÑ
ESPECTÁCULOS
HORACIO SANSIVERO OBTUVO EL CODICIADO PREMIO
Una estrella de Mar
El actor rosarino que encarna Mariquena del Prado se alzó con la distinción en el rubro Mejor Espectáculo de Humor Grupal.
Confió en traer su Club de las Capocómicas pronto a la ciudad.
Por Julio Cejas
El actor Horacio Sansivero, de larga trayectoria teatral en Rosario, fue galardonado este mes en la ciudad de Mar del Plata, con el codiciado Estrella de Mar para su propuesta Mariquena del Prado y el Club de las Capocómicas, que compitió en el rubro Mejor Espectáculo de Humor Grupal. Entre los nominados se encontraban diferentes artistas de Rosario como el grupo Kiene Soneto, de Omar Capacci; Lo Lumvrise; Chiqui Abecasis, María Fiorentino y los músicos Lito Nebbia, Juan Carlos Baglietto (por el dúo Baglietto-Vitale) y Fito Páez.
Sansivero, oriundo de la ciudad de Firmat y rosarino por adopción teatral, hace tres años que vive como tantos otros actores locales en la ciudad de Buenos Aires y ha establecido un auténtico puente de trabajo con la ciudad de Mar del Plata, donde año tras año moviliza a un público que lo sigue en todas sus propuestas.
"En Mar del Plata, éste es el décimo año consecutivo que trabajo y van seis en el mismo teatro; o sea que el público viene a buscar este espectáculo, este fenómeno se ha generado con los años y en esta temporada parece que explotó; todos los días tuvimos localidades agotadas y esto se debe al boca a boca que funcionó de una manera brillante", aseguró Sansivero a Rosario/12.
Según el creador de la exitosa Mariquena del Prado, su personaje está muy instalado en la marplatense peatonal Rivadavia, sumándose en los últimos años la prensa y los jurados que en principio lo eligieron en dos nominaciones, mejor labor cómica masculina y mejor espectáculo de humor.
-Tu personaje nació en Rosario junto al de Mimí Nervios creado por el actor Sergio Escobar ¿En que cambió Mariquena durante estos años?
-Bueno, Mariquena del Prado tiene la misma esencia de siempre, con el tiempo se fue "profesionalizando". En principio era un personaje más que me divertía mucho hacer, con los años va creciendo y llega a convertirse en mi empresita, en mi producto, hoy con ella hago no solo un personaje, sino un espectáculo entero y voy insertando este producto cada vez más en la sociedad, pero claro que sí, Mariquena es rosarina, nació en el Bar Berlín junto a Mimí Nervios, qué épocas gloriosas, cómo nos divertíamos.
-Un actor como vos, que encaró en otras épocas proyectos dramáticos, ¿no queda atrapado en los límites de un género y de un solo personaje?
-No pienso en eso, la ductilidad del actor tiene que ver con el ego, yo pienso en una misión que es más profunda y que pasa por divertir, generar carcajadas, fomento el teatro. Doy todo en cada función, detesto el divismo pelotudo, me fascina transpirar de verdad y dar todo lo que puedo, creo que la carcajada es sanadora. Por eso no me dediqué a hacer monólogos muy intelectuales o textos geniales y me dediqué a perfeccionar el personaje de Mariquena del Prado, que es absolutamente popular, masiva y simple y no por ello menos profunda -afirma el que fuera, hace ya muchos años, protagonista de El gato negro, un notable trabajo dramático, dirigido por Andrea Fiorino.
Quizás muy pocos recuerden otros trabajos en los que Sansivero mostró su solvencia actoral como en Bor-deaux, donde el director Jorge Dunster produjo uno de los espectáculos de mayor riqueza en la historia del teatro local, retrabajando ingeniosamente las matrices creadas por Mariquena del Prado y Mimí Nervios.
Para muchos actores rosarinos, obtener el Estrella de Mar implica ser reconocido por el público local.
"Yo creo que en Rosario soy muy legitimado por el público. Igual hace tres años que me fui a vivir a Buenos Aires, pero sigo trabajando en fiestas privadas que se organizan en Rosario. Lo de la prensa es lógico, lo entiendo y lo aprovecho, a veces pasa que los de tu casa esperan que te ven los de afuera para después reconocerte ellos, pero eso no me pasó con Rosario/12 ni con Miguel Passarini en El Ciudadano. Ustedes siempre vieron mis trabajos y los reconocieron en sus críticas", agregó Sansivero.
-¿A partir de este premio se abre una nueva etapa en tu carrera profesional?
-Obtener este premio, me dio mucha fuerza, lo necesitaba, nunca me habían reconocido desde ese lugar, nunca un Magazine, nunca nada. Y esto de ser nominado como actor cómico con los grossos de Hugo Varela, el Bicho Gómez, Chiqui Abecasis y Cheruti fue maravilloso, me dio un impulso increíble y ya comencé a trabajar en próximos espectáculos. Ya me estaba hinchando un poco que el público me elija tanto y la prensa y la crítica tan poco. Ahora empieza a equilibrarse la cosa y eso me equilibra a mí.
El actor eligió ir a la ceremonia de entrega de premios vestido como Mariquena del Prado, lo que generó --según comentó a Rosario/12-- una situación muy particular, ya que confluyeron sobre él todas las miradas y las cámaras de televisión, logrando un toque de alegría no sólo para los presentes sino para los televidentes de todo el país.
-¿Tenés pensado presentar el espectáculo en Rosario? Seguro que irán muchos espectadores que no te conocían...
-No hay lugar en la Argentina donde me guste trabajar más. En Rosario me siento como en casa, conozco la idiosincrasia de la gente, a los mozos de los teatro-bar, al dueño, a la tía, a los colegas, es familiar, me encantaría hacer este espectáculo en Rosario.
Fuente:Rosario12
CINE
17/02/2012
Documental socioambiental
Navegando en la web por el Paraná
El documental multimedia aborda la situación socioambiental en las islas
El proyecto Documedia Periodismo Social Multimedia presenta en la web el documental Migraciones: Humedales del Río Paraná, dirigido por Fernando Irigaray. El video aborda la situación socioambiental de los humedales en las islas frente a Rosario.
Migraciones es el resultado de una investigación periodística que demandó más de dos años. El audiovisual dura 45 minutos y sus realizadores recomiendan verlo con una buena conexión a Internet y el sonido activado.
Sobre la coyuntura en que se subió el trabajo, Documedia sostuvo que “a pocos días de la polémica por la ley provincial de Entre Ríos que concesionaba el humedal a una empresa dedicada al cultivo intensivo de arroz, se presentó esta investigación periodística que comenzó en 2010 con el acompañamiento de distintas organizaciones de la sociedad civil que trabajan por la preservación de la biodiversidad en el humedal, y su valor como una de las mayores reservas de agua dulce del planeta”. El proyecto intenta ir hacia el “periodismo de inmersión” introduciendo al espectador desde su inicio en el ambiente del humedal.
Una vez dentro del mismo los realizadores proponen diferentes recorridos que mediante una variada gama de recursos multimedia cuenta la situación de los pescadores, los habitantes del humedal y los peces que son expulsados de allí junto a muchas aves y una gran cantidad de especies, para dar lugar a los proyectos de agricultura y ganadería. actividades que destruyen la biodiversidad ante la ausencia del Estado.
Migraciones: Humedales del Río Paraná es el tercer trabajo de Documedia Periodismo Social Multimedia, los dos anteriores son Vibrato en 2008 y Obras en Construcción en 2009. Todas las producciones fueron presentadas en la web.
Según publican los realizadores se trata de “un proyecto creado por la Dirección de Comunicación Multimedial de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) en 2008 con el objetivo de experimentar el formato documental periodístico multimedia sobre temas sociales, pensando específicamente en el soporte web y sus características multimedia e interactivas”.
Además se especifica en el sitio que “en la realización de cada documental participan periodistas, diseñadores gráficos y web, programadores, infógrafos, fotógrafos y realizadores audiovisuales de la UNR, más invitados externos y las propias organizaciones sociales involucradas”.
Lo producido por el proyecto fue reconocido a nivel internacional, inclusive uno de los DocuMedia formó parte de la selección oficial de los premios que otorga la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (Fnpi) en la categoría Internet del año 2009.
Fuente:RedaccionRosario
18 de Febrero
El documental “Tierra adentro” revisa el genocidio de la conquista del desierto
Por Paulo Pécora
El genocidio de más de 30.000 indios mapuches y de otros pueblos indígenas que significó la Conquista del Desierto llevada a cabo por el Estado argentino a partir de 1879, es revisada por el cineasta Ulises de la Orden en “Tierra adentro”, un documental revelador que lleva ocho meses de exhibición consecutiva en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba).
La película aborda, a través de un relato coral que incluye miradas disímiles, la sangrienta campaña en contra de los pueblos originarios realizada por el Ejército Argentino al mando de Julio Argentino Roca, y demuestra que su principal objetivo era perseguirlos y exterminarlos para poder arrebatarles su territorio y repartirlo entre empresarios y terratenientes locales y extranjeros.
Rodada en escenarios naturales de Buenos Aires, La Pampa, Río Negro, Neuquén, Chubut y la región de la Araucanía, en Chile, Tierra adentro se exhibe todos los domingos a las 18 en el Malba y será proyectada el 24, 25 y 26 de febrero próximo en el auditorio de Radio El Arca de Bariloche, luego de una gira que De la Orden realizará por una serie de pueblos mapuches de la Patagonia.
Más de 20.000 espectadores asistieron desde el año pasado a las proyecciones de este valioso documental que además de recoger -sin juzgarla- la opinión de los descendientes directos de esa masacre, tanto de las víctimas como de los victimarios, establece una conexión directa entre los métodos de la campaña del desierto y los de la última dictadura militar de los años `70.
Según De la Orden, se estima que hubo alrededor de 30.000 desaparecidos durante la Conquista del Desierto, además de apropiación de niños, sometimiento a trabajo esclavo, fusilamientos, campos de concentración, fosas comunes y traslados masivos. Cuando ves los mecanismos, salta a la vista que son los mismos que usaron los militares durante la última dictadura.
En una entrevista con Télam, el cineasta recordó que “la dictadura militar hizo una serie de celebraciones para conmemorar la Conquista del Desierto y el 25 de mayo de 1979 hizo un acto en Choele choel con discursos y actos. Esos militares eran los hijos pródigos de los que hicieron la campaña y perfeccionaron su sistema además”, añadió.
La campaña se financió con un empréstito de 1878 por el que 391 bonistas -muchos de ellos ingleses- obtuvieron ocho millones y medio de hectáreas conquistadas al año siguiente, es decir que estaban comprando un territorio a conquistar. Supongo que así se debe haber financiado la guerra de Irak: se venden el territorio y los recursos y con ese dinero se hace la invasión.
Monumentos, calles, avenidas, plazas, pueblos y ciudades de todo el país -y hasta el billete de 100 pesos- todavía llevan el nombre de Julio Argentino Roca, a pesar de toda la evidencia que existe en relación a la matanza organizada y sistemática de indígenas que él comandó en los territorios que, hasta ese entonces, pertenecían a los mapuches y tehuelches.
Creo que tarde o temprano van a caer esos monumentos y van a cambiar esos nombres de las calles. Ese es el límite de la revisión histórica, tal cual lo dice en la película el historiador Walter del Río, porque de alguna manera el discurso oficial de la conquista se nos sigue metiendo por ahí. Todavía hoy, en la Patagonia, todos esos militares tienen su propia calle, advirtió el cineasta.
De la Orden, que en Río arriba, su filme anterior, denunció la explotación casi esclava que los indios sufrieron en los ingenios azucareros del norte del país, aseguró que la campaña fue la avanzada final de las fuerzas armadas argentinas sobre la Nación Mapuche y los pueblos originarios que hasta ahí mantenían su autodeterminación y soberanía.
Un dato poco conocido que la película revela es, según el cineasta, que “la Conquista del Desierto se hizo en el marco de una gran epidemia de viruela, una enfermedad mortal de la época que se expandió como epidemia por el territorio mapuche. Hubo una guerra química previa a la campaña que fue inundar las tolderías con alcohol de muy mala calidad y con ropas de personas que habían muerto por viruela”.
Tierra adentro cuenta la historia de la Conquista del Desierto y la guerra en la frontera sur de los estados argentino y chileno contra los habitantes originarios de la Pampa y la Patagonia, y lo hace de una manera intrincada y compleja, a través de múltiples líneas de relato, intentando obtener la mayor cantidad de voces, una gran cantidad de relatos, puntos de vista y posiciones ideológicas.
Los protagonistas son un joven mapuche de Bariloche que comienza a reivindicar su identidad y su cultura; un periodista chileno que recorre el territorio buscando los rastros de la guerra y la destrucción de su pueblo; un historiador porteño que prueba quiénes financiaron la masacre y qué obtuvieron a cambio; y el descendiente de unos de los responsables del genocidio, el general Eduardo Racedo.
“Esta no es una historia lineal ni unívoca, sino que es sumamente diversa y por eso creo que abordarla desde una sola posición era empobrecerla y dejarla incompleta. Por eso decidimos darle la mayor diversidad posible, y ahí empezaron a surgir todas estas voces, que tienen opiniones diferentes sobre el tema”, recordó De la Orden.
Para el director, “es una película sobre identidades en tránsito, porque -como el adolescente barilochense que trata de entender quién es realmente- muchos mapuches se dan cuenta que todavía se están encontrando y todavía se están buscando, debido a la gran dispersión que sufrió su pueblo”.
El director incluyó en el final una serie de fotografías de líderes mapuches, sus esposas y sus hijos, “que recuperan la humanidad de esas personas, que fueron deshumanizadas por los militares para poder aniquilarlas".
"Esas fotos recuerdan -opinó De la Orden- a las que las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo llevan de sus familiares desaparecidos en marchas y manifestaciones”.
Fuente:Telam
18.02.2012
Darín y Almodóvar, protagonistas de los premios Goya
La película Un cuento chino es candidata a llevarse el premio a Mejor Película Iberoamericana. En tanto, La piel que habito, del director español, aspira a ganar varias de las 16 nominaciones que logró.
La película de Sebastián Borenztein Un cuento chino, protagonizada por Ricardo Darín, es la representante argentina en la 26ta edición de los premios Goya, que se entregarán mañana en España.
Se trata del film argentino más exitoso de 2011, que logró ubicarse en el décimo puesto de la lista general de títulos estrenados el año que pasó, con más de un millón de espectadores.
La película compite en la categoría Mejor Película Iberoamericana, junto a la cubana Boleto al paraíso, la mexicana Miss bala y la chilena Violeta se fue a los cielos, sobre la cantautora trasandina Violeta Parra.
Sin embargo, una de las grandes protagonistas de la entrega de los Goya de este año se espera que sea La piel que habito, la gran película de Pedro Almodóvar que tiene varias candidaturas, entre ellas Mejor Película y Mejor Dirección.
Debido a un "desacuerdo con el sistema de votación", Pedro y Agustín Almodóvar habían abandonado la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España en 2004, año en que La mala educación sólo obtuvo cuatro nominaciones y salió sin ningún premio.
El conflicto fue tal que el cineasta no acudió a recibir sus estatuillas cuando Volver ganó en 2007 los premios a la mejor película y al mejor director, además de los galardones a Penélope Cruz y Carmen Maura por sus interpretaciones y a Alberto Iglesias por su música.
La ruptura duró más de cinco años, hasta que en 2010, tras largas negociaciones con el entonces presidente de la Academia Álex de la Iglesia, el más internacional de los cineastas españoles apareció por sorpresa en la ceremonia para entregar la estatuilla a la mejor película.
Desde entonces las desavenencias se solventaron y los hermanos Almodóvar reingresaron recientemente en la institución, que ahora podría darles la bienvenida premiando a La piel que habito, sofisticado film que también compite por mejor guión, mejor actor para Antonio Banderas y mejor actriz para Elena Anaya.
Le sigue sin embargo muy de cerca la película policial de Enrique Urbizu No habrá paz para los malvados, que logró 14 nominaciones, incluidas mejor película y mejor director.
La piel que habito, de Pedro Almodóvar, con 16 nominaciones, y No habrá paz para los malvados, de Enrique Urbizu, con 14, parten como favoritas en la XXVI edición de los premios Goya del cine español, cuya gala de entrega se celebra mañana.
La lista completa de nominados en esta edición de los premios Goya, que será transmitida en directo por la señal de cable Televisión Española (TVE) es la siguiente:
Mejor película:
- "Blackthorn", de Mateo Gil.
- "La piel que habito", de Pedro Almodóvar.
- "La voz dormida", de Benito Zambrano.
- "No habrá paz para los malvados", de Enrique Urbizu.
Mejor película iberoamericana
-"Boleto al paraíso", de Gerardo Chijona (Cuba).
-"Miss Bala", de Gerardo Naranjo (México).
-"Un cuento chino", de Sebastián Borensztein (Argentina).
-"Violeta se fue a los cielos", de Andrés Wood (Chile).
Mejor dirección:
- Mateo Gil, por "Blackthorn".
- Pedro Almodóvar, por "La piel que habito".
- Benito Zambrano, por "La voz dormida".
- Enrique Urbizu, por "No habrá paz para los malvados".
Mejor dirección novel:
- Paula Ortiz, por "De tu ventana a la mía".
- Kike Maillo, por "Eva".
- Paco Arango, por "Maktub".
- Eduardo Chapero-Jackson, por "Verbo".
Mejor guión original:
- Miguel Barros, por "Blackthorn".
- Aintza Serra, Cristina Clemente, Martí Roca y Sergi Belbel, por "Eva".
- Woody Allen, por "Midnight in Paris".
- Michel Gaztambide y Enrique Urbizu, por "No habrá paz para los malvados".
Mejor guión adaptado:
- Rosanna Cecchini, Paco Roca, Ignacio Ferreras y Ángel de la Cruz, por "Arrugas".
-Icíar Bollaín, por "Katmandú".
-Pedro Almódovar, por "La piel que habito".
-Ignacio del Moral y Benito Zambrano, por "La voz dormida".
Mejor música original:
-Lucio Godoy, por "Blackthorn".
-Evgueni Galperine y Sacha Galperine, por "Eva".
-Alberto Iglesias, por "La piel que habito".
-Mario de Benito, por "No habrá paz para los malvados".
Mejor canción original:
-"Debajo del limón", de Paul Ortiz y Pachi García "Alis", por "De tu ventana a la mía".
-"Nana de la hierbabuena", de Carmen Agredano por "La voz dormida".
-"Nuestra playa eres tú", de Jorge Pérez Quintero, Borja Jiménez Mérida, Patricio Marín Díaz, por "Maktub".
-"Verbo", de Pascal Gaigne e Ignacio Fornés "Nach" por "Verbo".
Mejor interpretación masculina protagonista
-Daniel Brühl, por "Eva".
-Antonio Banderas, por "La piel que habito".
-Luis Tosar, "Mientras duermes".
-José Coronado, por "No habrá paz para los malvados".
Mejor interpretación femenina protagonista
-Verónica Echegui, por "Katmandú".
-Salma Hayek, por "La chispa de la vida".
-Elena Anaya, por "La piel que habito".
-Inma Cuesta, por "La voz dormida".
Mejor interpretación masculina de reparto
-Juan Diego, por "23F la película".
-Lluis Homar, por "Eva".
-Juanjo Artero, por "No habrá paz para los malvados".
-Raúl Arévalo, por "Primos".
Mejor interpretación femenina de reparto
-Maribel Verdú, por "De tu ventana a la mía".
-Pilar López de Ayala, por "Intruders".
-Ana Wagener, por "La voz dormida".
-Goya Toledo, por "Maktub".
Mejor actor revelación
-José Mota, por "La chispa de la vida".
-Jan Cornet, por "La piel que habito".
-Marc Clotet, por "La voz dormida".
-Adrián Lastra, por "Primos".
Mejor actriz revelación
-Blanca Suárez, por "La piel que habito".
-María León, por "La voz dormida".
-Michelle Jenner, por "No tengas miedo".
-Alba García, por "Verbo".
Mejor dirección de producción
-Andrés Santana, por "Blackthorn".
-Toni Carrizosa, por "Eva".
-Toni Novella, por "La piel que habito".
-Paloma Molina, por "No habrá paz para los malvados".
Mejor dirección de fotografía
-Juan Antonio Ruiz Anchía, por "Blackthorn".
-Arnau Valls Colomer, por "Eva".
-José Luis Alcaine, por "La piel que habito".
-Unax Mendía, por "No habrá paz para los malvados".
Mejor montaje
-David Gallart, por "Blackthorn".
-Elena Ruiz, por "Eva".
-José Salcedo, por "La piel que habito".
-Pablo Blanco, por "No habrá paz para los malvados".
Mejor dirección artística
-Juan Pedro de Gaspar, por "Blackthorn".
-Laia Colet, por "Eva".
-Antxón Gómez, por "La piel que habito".
-Antón Laguna, por "No habrá paz para los malvados".
Mejor diseño de vestuario
-Clara Bilbao, por "Blackthorn".
-Paco Delgado, por "La piel que habito".
-María José Iglesias García, por "La voz dormida".
-Patricia Monné, por "No habrá paz para los malvados".
Mejor maquillaje y/o peluquería
-Belén López-Puigcerver y Ana López-Puigcerver, por "Blackthorn".
-Jesús Martos y Concha Rodríguez, por "Eva".
-David Martí, Manolo Carretero y Karmele Soler, por "La piel que habito".
-Nacho Díaz, Sergio Pérez y Montse Boqueras, por "No habrá paz para los malvados".
Mejor sonido
-Fabiola Ordoyo, Marc Orts y Daniel Fontrodona, por "Blackthorn".
-Oriol Tarragó, Marc Orts y Jordi Rossinyol, por "Eva".
-Pelayo Gutiérrez, Marc Orts e Iván Marín, por "La piel que habito".
-Ignacio Royo-Villanova y Licio Marcos de Oliveira, por "No habrá paz para los malvados".
Mejores efectos especiales
-Lluis Castells y Arturo Balseiro, por "Eva".
-David Heras y Raúl Romanillos, por "Intruders".
-Eduardo Díaz y Reyes Abades, por "La piel que habito".
-Chema Remacha y Raúl Romanillos, por "No habrá paz para los malvados".
Mejor película de animación
-"Arrugas".
-"Carthago Nova".
-"Papá, soy una zombi".
-"The little wizard, o mago dubidoso".
Mejor película documental
-"30 años de oscuridad".
-"El cuaderno de barro".
-"Escuchando al juez Garzón".
-"Morente".
Mejor película europea
-"Jane Eyre", de Cary Fukunaga.
-"Melancolía", de Lars Von Trier.
-"The artist", de Michel Hazanavicius.
-"Un dios salvaje", de Roman Polanski.
Mejor cortometraje de ficción
-"El barco pirata", de Fernando Trullois.
-"El premio", de Elías León Siminiani.
-"Matar a un niño", de José Esteban Alenda y César Esteban Alenda.
-"Meine liebe", de Ricardo Steinberg y Laura Pousa.
Mejor cortometraje documental
-"Alma", de Jose Javier Pérez Prieto.
-"Nuevos tiempos", de Jorge Dorado.
-"Regreso a Viridiana", de Pedro González Bermúdez.
-"Virgen negra", de Rául de La Fuente.
Mejor cortometraje de animación
-"Bird boy", de Pedro Rivero y Alberto Vázquez Rico.
-"Ella", de Juan Montes de Oca.
-"Quien aguanta más", de Gregorio Muro.
-"Rosa", de Jesús Orellana.
Fuente:InfoNews
EXPOSICIONES y MUESTRAS
17 de Febrero
Exposiciones
Un colectivo que repara y recupera desde la expresión artística
Por Milena Heinrich
El grupo "Arte-Memoria Colectivo", que arranca el año con dos exposiciones, una en el porteño Palais de Glace y otra en el Museo de Arte Contemporáneo de Bahía Blanca, pinta retratos que iluminan "la vida y no la muerte" de las víctimas del terrorismo de Estado, reconstruyendo coloridamente las singularidades de cada uno de ellos.
"Nosotros trabajamos sobre quién fue la persona, su vida, y no en cómo murió. Es algo más personal. Nos adueñamos del retratado y ellos se adueñan de nosotros", dice a Télam Marcela Seoane, pintora e integrante del proyecto.
El colectivo, ideado por el pintor Jorge González Perrin, reúne artistas, estudiantes de arte y "gente que nunca agarró un pincel".
Bajo esta propuesta se acercan "familiares y amigos que cuentan sobre la vida de las víctimas. Entonces surge quién fue la persona en su cotidianeidad. Así arrancamos y lo llevamos al color, entre todos".
"Elegimos una fotografía, la cuadriculamos y la pasamos a mayor tamaño. Esa información la ponemos en color, no en blanco y negro. ¿Por qué color? Porque trabajamos sobre quiénes fueron ellos, rescatando su vida y sus ideales", explica Seoane sobre el método de trabajo que utilizan para hacer un retrato no sólo pictórico sino que también exprese identidad.
Será por eso que el grupo nació hacia otra perspectiva trayendo al presente imágenes rebosantes de vitalidad porque, como argumenta la artista, "con la muerte ya se ha hecho mucho, como las siluetas en blanco y negro de las víctimas. Necesitábamos recuperar a la persona, no el lugar vacio que dejo".
"Buscamos rescatar la vida desde una ausencia que existe. Se contó tanto sobre cómo murieron, lo que pasaron. Nos pareció que eso había perdido efecto. Pero sobre todo nos movió la necesidad de mirar la vida, no escarbar más", explica Seoane en voz de todos los integrantes del colectivo que suma, entre tantos, a sobrevivientes, familiares y amigos de las víctimas del terrorismo de Estado.
"Reconstrucción colectiva" y "recuperación de la vida" autodenominan su trabajo donde cada uno de los participantes pinta una cuadricula de ese futuro retrato y deja "su impronta pintada".
La importancia de la creación artística es significativa, acaso terapéuticamente porque "de a poco aparece el rostro en algo que estaba vacío. Entonces da la sensación de que esa imagen va viviendo de nuevo".
"Una hermana de un retratado nos dijo que nunca había podido dejarle una flor a su hermano pero que al ver ese retrato y encontrarse con su mirada era como cerrar un ciclo", recuerda la pintora que anhela este proyecto se difunda, se emule y se multiplique".
Tal vez en el anonimato -sin egos, protagonistas ni representantes artísticos- se condense la esencia de este grupo colectivo que enfatiza en la importancia de su continuidad: "Está para que la gente lo copie, se junte y lo haga".
La pintora relata una anécdota de una de las primeras veces que salieron con los retratos a la calle. Una madre de Plaza de Mayo les preguntó quiénes eran los retratados, dado que en ninguna de las pancartas aparecían los nombres.
Fue entonces que surgió la idea de colocar los nombres con las caligrafías de ellos mismos. Para eso buscamos material y cuando lo leemos nos damos cuenta que nos dice más sobre cómo era, cómo se expresaba, su lugar de militancia".
Otro de los antecedentes en las calles fue en la marcha del 24 de marzo de 2011 en la avenida de Mayo y 9 de Julio. Hicimos un retrato de Rodolfo Walsh con los que marchaban, ¡gente que nunca había pintado!", cuenta Seoane sobre esa obra que actualmente es uno de los retratos exhibidos en las fotos de la sentencia de la causa ESMA.
"El arte como impugnación al silencio", es el título que da nombre a las dos exposiciones que realizará el grupo "Arte-Memoria Colectivo" para arrancar el año evocando con color a aquellos seres víctimas de la última dictadura cívico militar.
La primera será en el porteño Palais de Glace(Posadas 1725), desde el 8 de marzo hasta el 22 de abril, mientras que la segunda, a partir del 10 de marzo al 25 del mismo mes, estará emplazada en el Museo Contemporáneo de Arte de la ciudad sureña Bahía Blanca.
En el Palais de Glace exhibirán fotografías, proyecciones y textos que ilustrarán el carácter del proceso productivo, como también charlas, debates y actividades, entre ellas invitar a las escuelas para realizar un "retrato de Héctor Oesterheld y los personajes creados por el escritor, con el objetivo de continuar profundizando y rescatando la memoria en forma colectiva.
Fuente:Telam
17/02/12
Neurociencias sobre tela
Un artista y un científico argentinos trabajaron juntos durante nueve meses en una universidad inglesa para aplicar principios de percepción visual en la creación de obras de arte. El resultado, una muestra de pinturas que revela que la interacción fluida puede tender puentes inimaginables, crear arte y discutir el futuro de una disciplina que sólo tiene cien años.
POR Marcela Mazzei
¿CENTELLEA? “The beat of the crowd”, creada bajo los principios de Hermann Grid, forma parte de una muestra de arte y neurociencias.
POLLOCK'S SPACE. Un tributo y un experimento, que pone sobre tela el principio de oclusión.
FUERA DE FOCO. El neurocientífico Rodrigo Quian Quiroga y el artista visual Mariano Molina pintan en una de las obras de El arte de la percepción visual
EN FOCO. "Si tapás algunas cosas y no otras, le generás un enigma al cerebro resuelve haciéndose la idea de tres dimensiones".
RIVALIDAD BINOCULAR. Con anteojos 3D, el cerebro alterna las imágenes, no las mezcla.
Sólo hay que disponerse a mirar fijo la primera foto que acompaña a esta nota y advertir que los círculos del centro comienzan a centellear, a moverse como si se tratara de una animación. Y esto es una cosa en la pantalla de la computadora, donde las imágenes suelen moverse, pero sucede lo mismo con el original, pintado en acrílico sobre tela, colgado en una galería de arte británica con el título “The beat of the crowd”. El centellear que hipnotiza a los visitantes es la ilusión óptica Hermann Grid (por su descubridor) y fue uno de los principios de percepción visual que el neurocientífico Rodrigo Quian Quiroga y el artista visual Mariano Molina eligieron para experimentar trabajo conjunto de arte y ciencia.
“The beat of the crowd” es parte de The art of visual perception (El arte de la percepción visual), una muestra de pinturas creadas a partir del estudio exhaustivo de las posibilidades de la visión humana y el uso de las ilusiones ópticas. Durante enero se exhibió al público en el centro de arte de la Universidad de Leicester como parte del programa AHRC Beyond Text, que tiene planes de llevar al gran público europeo y más allá también los principios de percepción visual escondidos en obras de arte creadas con los papers en la mano.
De la Pampa a Leicestershire
Físico de la UBA y doctorado en matemática aplicada en Alemania, Rodrigo Quian Quiroga es profesor de la Universidad de Leicester, Inglaterra, donde vive desde los años 90. Además de estudios sobre la memoria que editó en un libro sobre Borges y por los que fue reconocido, ya había publicado varios trabajos de investigación sobre el cruce de arte y neurociencias. De su laboratorio surgieron los estudios con el Eye Tracker –un software que determina hacia dónde se dirige la mirada cuando contemplamos una obra de arte–, que en su etapa de pruebas en la Galería Tate de Londres participó de un documental de la BBC Channel 4 emitido a principios de 2012; y también una publicación sobre cómo vemos obras de arte de acuerdo a su precio de mercado, entre otros.
En su búsqueda de un artista con quien intercambiar saberes y explorar las fronteras, contactó a Mariano Molina y charla de café mediante ya estaban organizando un viaje: como artista en residencia, Molina se instaló durante nueve meses en Inglaterra y de aquella “interacción fluida” resultaron unas 20 piezas de acrílico sobre tela y algunos trabajos en soporte digital que presentan de manera inteligible cómo el cerebro procesa la información visual. “Mi interés como neurocientífico es entender cómo un grupo de neuronas genera algo tan fascinante como la percepción de lo que vemos. El parque que tengo a la vista desde mi oficina no es una película que se proyecta en mi cabeza: es ni más ni menos que un disparo de neuronas en mi cerebro”, define Quian Quiroga su área de investigación, en conversación telefónica desde Inglaterra.
“Siempre me fascinaron las ilusiones ópticas”, asegura Mariano Molina sentado en el hall del Art Hotel, que alberga su muestra más reciente en Buenos Aires. Allí, entre las pinturas de su proyecto personal, se reconocen –y él mismo reconoce– algunos puntos de contacto con las creadas en conjunto con Quian Quiroga. En la galería está su serie sobre muchedumbres: una escena general con cuerpos gesticulando donde se confunden en el acting un recital de rock con la tribuna de un estadio de fútbol y una manifestación política juvenil. “Este proyecto surgió sin buscarlo, algo que me parece maravilloso, y aunque seguro va a influir en un futuro lejano-inmediato y va por un carril diferente, es un gran aporte a mis conocimientos”.
La historia del arte y la percepción
Los “trucos” de los pintores para generar atmósferas, profundidades o sensación de realidad son tan antiguos como el arte mismo. “Estamos aprendiendo cosas que Rembrandt ya sabía intuitivamente hace siglos; aunque no entendía cómo funciona el cerebro, tenía muy claro los efectos que producía un contraste o un claroscuro –explica Quian Quiroga–. Son las cosas que estudiamos hoy en el laboratorio, y los científicos tenemos que perder el miedo a cruzar esta barrera y aprender del arte, que aplica la percepción visual hace cientos de años mientras en Neurociencia comenzamos hace cien; sería muy arrogante de nuestra parte decir que podemos explicarlo todo cuando en realidad podemos aprender un montón de los artistas”.
Egresado de la escuela de arte Prilidiano Pueyrredón, premiado en salones nacionales de pintura, invitado a bienales internacionales y reconocido por sus murales, Mariano Molina tuvo que hacer memoria para identificar artistas o movimientos estéticos la manera en que las técnicas de percepción visual se manifiestan en la historia del arte. “Leonardo Da Vinci sabía cómo dar cuenta de las dimensiones, de la cercanía y lejanía de los objetos; en el Renacimiento está muy clara la perspectiva; después la Gestalt; incluso Kandinsky abordó muchos aspectos de las ilusiones ópticas; otro es Escher… Y hay una artista británica que descubrí allá, Bridget Riley, que desde los 70 pinta unas cosas maravillosas”, enumera. Por el poco espacio que tienen estos asuntos en los programas de formación artística, Molina se considera un afortunado por la experiencia que acaba de vivir. “Rodrigo habla de la intuición del artista, pero si vos podés adquirir estos conocimientos de antemano, te da una mayor amplitud y perspectiva. Son cosas con las que un artista está lidiando todo el tiempo a la hora de ponerse a trabajar. Si estos artistas hubieran tenido toda esta información, podrían haber tenido mucho más impacto visual”, reconoce y le pone reservas a la intuición, la inspiración y la imaginación (“palabras muy románticas”) en el quehacer artístico, más relacionado según su entender al mundo de las ideas. Su “visión distinta” también dejó huellas en el laboratorio.
Oclusión y rivalidad binocular
En un ejercicio múltiple, “Pollock's space” (Foto 2) funciona como tributo, manifestación artística y explicación didáctica del principio de oclusión. Allí se distingue al genial Jackson Pollock en blanco y negro volcando pintura sobre una tela con un gesto que podría haber patentado. Convive en la misma superficie con una estampa texturada en rojo. La tentación a decir que está “sobre” el más famoso de los expresionistas es inevitable, porque allí reside la “ilusión”, lo que engaña al cerebro. Explica el científico: “Si estás viendo dos objetos y uno cubre al otro, ves a éste último más cerca. Eso lo entendés por cálculos que hacés en tu cerebro, porque realmente no está más cerca”. En la pintura, con la oclusión aprendida, se pusieron a jugar: mientras la mano de Pollock tapa la estampa, ésta tapa el resto del cuerpo.
Aplican el mismo principio en una serie donde el dúo artístico-científico aparece dentro de campo –en otro guiño arty. En la primera versión (Foto 3), ambos fuera de foco pintan como si delante de ellos hubiera un vidrio: Molina repite el pattern estilo Pollock mientras Quian Quiroga dibuja unas neuronas de Cajal (por Santiago Ramón y Cajal, pionero de la Neurociencia). En una segunda versión (Foto 4), ambos están en foco en una maniobra que los acerca al espectador, al tiempo que los dibujos que cubren por regiones los espacios definen el conjunto: “Si tapás una cosa y no otra –asegura Quian Quiroga– le creás un enigma al cerebro que la única manera que tiene de resolverlo es haciéndose la idea que estás en tres dimensiones, sino esa pintura no tiene explicación”.
Intuitivamente aprendidos, estos conocimientos explicitados procuran más herramientas para la paleta del artista siempre atento a salirse de lo convencional, de crear algo original; al tiempo que abre un sendero poco ortodoxo para el avance de la una disciplina joven como la Neurociencia. El paso siguiente en esta aventura de la percepción visual se llama rivalidad binocular –otro principio famoso, un poco más complejo–, y se trata de entender la manera en que los humanos vemos: “Casi lo mismo con los dos ojos”, dice Quian Quiroga. Cada ojo ve en dos dimensiones y como un ojo está al lado del otro, las imágenes que vemos con cada uno están un poco desplazadas; ese desplazamiento hace que el cerebro genere una visión tridimensional. Es el clásico efecto del cine 3D, pero va mucho más allá. “Lo que nosotros sabemos en Neurociencia es que si en vez de darle a cada ojo una imagen un poquito desfasada le das dos imágenes completamente distintas, el cerebro se confunde porque nunca vio una cosa así. Y la manera que tiene de resolverlo es alternando las dos imágenes”, explica. Sigue: “Uno podría decir que ves una mezcla de las dos imágenes, pero no: ves una imagen y después la otra. Es algo que hace tu cerebro y no podés controlar, es totalmente involuntario”.
En el hall del Art Hotel, bajo la supervisión de Molina y con una reproducción de la pintura delante y los anteojos 3D puestos, funcionó: en la imagen de la serie de muchedumbres que el ojo izquierdo veía en azul se colaba intermitentemente y como si fuera un videoclip otra imagen diferente, en rojo, que estaba escondida en la misma pintura.
Del laboratorio al atelier
“Nos juntábamos en la universidad donde yo tenía mi computadora –iba casi todos los días, como todos los colaboradores–, conversábamos con Rodrigo, él me traía papers, me explicaba cosas que había estado estudiando y planteábamos propuestas. También el científico es una fantasía que te creás, pero lo percibí muy a tono con la rutina de un artista y el intercambio de ideas desde lugares completamente opuestos es fascinante”, resume Molina, que no pudo estar presente en la inauguración pero en su lugar Quian Quiroga proyectó un video que los muestra trabajando. “Fue un principio, un acercamiento entre dos ramas del conocimiento que finalmente genera que el público acceda a campos académicos que no está acostumbrado, tanto desde el arte como de la ciencia; pero no estábamos tan pretenciosos de generar conciencia, sabemos que algo suma pero sin exagerar nuestras intensiones”, reflexiona Molina.
El día de la apertura, después de las presentaciones formales y una breve conferencia sobre cómo funciona la percepción, el público presente se dedicó a sorprenderse con los movimientos que se dan al interior del cerebro cada vez que se pone en marcha la percepción visual. Mientras atendía a la prensa local, el neurocientífico percibió algo novedoso: “Por mi carrera, me podía imaginar dando charlas delante de un montón de gente interesada en los resultados de la ciencia, pero en mi vida me hubiera imaginado mostrando cuadros en una galería de arte”. Pequeña y personal, una de las tantas posibles repercusiones de un proyecto que puso a funcionar al mismo tiempo las cajas de herramientas del arte y la ciencia contemporánea.
Fuente:RevistaÑ
POESÍA
Podredumbre
Te maldigo, poesía,
por tus senos perdí lo más querido,
bello rapto mío con la pistola en la sien de los dioses
te arrastré por la feria, fábricas de angustia, todo el fangal,
y estabas matadora desnuda o encapuchada de azucena,
te ahogaba en gin pero siempre emergías solícita
y arrebatadora con tus uñas de tigra fatal,
kyrie eleison, miserere, arrójanos un cable de luz en el turbión,
puta mía, qué será de nosotros.
Contrapunto y fuga
Mis zapatos me miran con todos sus ojos,
parecen dos cifras, dos sujetos de la muerte,
me acusan de traición, desidia, esclavitud,
yo qué les hice, turros, no tengo nada que ver.
Abajo se abrieron dos llagas redondas,
les digo que son goteras al revés, que todos sufren,
que son dos ojos secretos para mirar la vida
pero ponen una cara de dios que da terror.
Los tapo con tiritas, saliva, sangre
mas el agua, las noches, el mundo sigue entrando,
en venganza los payasos me muerden los pies,
me apuran, me hacen correr hacia el fuego.
El cadáver rugiente de pablo de rokha
Pablo de rokha comía cabezas de cordero, abraham del arauco,
arriero de altas cumbres fundió la gran metáfora de los andes
y erigió su volcán perenne con ladrillos de versos faraónicos,
vendía sus libros por los pueblos como quien vende peces
con un olor a pobreza que los próceres jamás perdonarían,
bendijo con chacoli su fundación del barroco popular americano,
poeta de anticipaciones geniales y gigantes inocencias
no supo jugar a las florerías de salón y perdió como un pobre
niño ingenuo,
quien se mofara clamando una gran necrópolis para una gran
cosmópolis
conversó largamente con epicuro antes de saltar de su caballo
y ponerse en la boca aquel smith and wesson 44 imitación
con el que se trabucara los soles y estrellerías de chile
para beberse toda la muerte de un solo trago
y seguir rugiendo por sus cráteres, remezón de bardos cíclopes
Increíbles de los niños juiciosos
….cágome en vos, en él y en sus poesías”
fransisco de quevedo y villegas
tiritan colgados de las antologías
abajo corren fuegos sangres cebollas
trafican las dosis de su pequeña caca
mientras contonean sus cadáveres de cascabel
micos gregarios chillan en la rama
necrófilos comedores de muertos ardientes
descuidistas de vallejo loros posteriores
les daré el último poema así se nutren
nerudas amarillos sudando estérilmente
arduos roedores de quesos diplomáticos
rancios capados rosados evangélicos
caras poliédricas buenos hábiles prudentes
mártires del rasguño cristos de la torta
los culos llenos de dardos cargados
hacen nalga en un sillón de cualquier ángulo
arrimados pus gnomos delatores
maquillada putandad murciélagos izquierdos
torcidos sin plomada pisalfombras
no ejercen el amor por falsa escuadra
prófugos del dolor cafishios de pueblo
reclaman su captura todas las chimeneas
por traiciones reiteradas por bastardos
los tratantes de musas sin ovarios ni
el polvo de sus versos la América tendrá
ni hombres ni poetas ni argentinos
me alivio me desbebo en ellos
con un chorro potentísimo sarcástico
a la gran luz de mis sombras queridas
a la sombra de mi luz inviolable
vívome en vos y en los y en su poblemas
para jactarme ante todos mis gusanos
cuando estemos demasiado solos
y haga mucho frío.
Julio Huasi
Bs. As., 1935 / Bs.As., 1987
La biografía de Julio Huasi dice que fue poeta y periodista, militante del campo popular, exiliado político y suicida porque se pegó un tiro en una casa de alquiler de Buenos Aires, en 1987. La vida lo llevó por los caminos de América, vivió en Chile hacia finales de la década del 60, donde simpatizó con la causa del MIR e integró la redacción de “Punto Final”. Durante los años 70 su pluma enalteció publicaciones como Brecha de Uruguay y Prensa Latina, la legendaria agencia cubana de noticias. Durante la última dictadura militar, se exilió en España donde continuo ejerciendo su oficio de periodista en el diario El País y en el Instituto de Cooperación Iberoamericana. Regresó a la Argentina con la restitución de la democracia, en 1983. Trabajó en el semanario “El Periodista”, pero por esos años su obra no alcanzó el reconocimiento que merecía, otros vientos poéticos soplaban en su patria y su encendida poesía no encontró el debido eco, a pesar de que año antes había sido celebrada por colegas de la talla de Nicolás Guillén y Julio Cortázar.
Entre sus libros se destacan Yanquería (1960), Los increíbles (1965) y Matría mía azul (1985).
Huasi trata a las palabras como bolas de billar, las empuja con el taco de la lengua para que choquen entre sí, para que estallen en nuevas constelaciones, Sonidos inauditos y salvajes, impulsos fatales, gritos infernales que caben en el puño cerrado del combate y también en la mano abierta de la lenta caricia amorosa, conviven en una poesía erizada por las circunstancias de la época. Como un herrero fusionó palabras con la voluntad de su fragua popular y ahí están rebotando como pelotas recién infladas sus “matrías” y sus “serumanos”, estallando en el campo de lucha que es el poema y toda la extensión terrestre. No usaba mayúsculas quizás porque no creía en las jerarquías ni sociales ni lingüísticas. Empecinadamente humano, a Julio Huasi le cabe, como a pocos, cada letra del título de poeta. Su poesía aún sangra por la herida.
Fuente:Telam
CUENTO
Entre la muerte y la vida
Por Demian Konfino
febrero 16, 2012
“Dejé de laburar hace tres meses. La verdad que ya estaba bastante caliente. Sino fuera porque amo mi profesión me hubiera ido al demonio, en el primer año de la residencia. A razón de ser sincera, tampoco es que ¡Uf! Cómo adoro mi profesión, pero me siento útil cuando ayudó a calmar un dolor, o cuando acciono algún mecanismo que evita una muerte. Creo que eso es una de las cosas que más sentido le daba a mi vida, hasta hace un par de meses. Eso de mejor la existencia de alguien. No me detengo mucho a reflexionarlo aunque, cuando lo hago, mi ego no cabe en mi diminuto cuerpo. Lo digo con humildad, ojo. Sabés lo lindo que es salir de una intervención quirúrgica y preguntar ¿quién es familiar del paciente Benítez? Ah. La operación fue exitosa. Hay que aguardar. Su pariente se recupera satisfactoriamente. Cómo disfruto ese segundo antes en que empujo, estridente, las dos puertas vaivén.
Ahora cuando me toca el clásico registro, en grave, Lo lamento, hicimos todo lo posible, porque nunca decimos Se murió someramente, es un momento, al menos, álgido. Al principio me quería matar, pero después entrás en la burbuja de la burocracia hospitalaria y te acostumbrás. No te digo que somos una piedra y no nos pasa nada. Por lo menos a mí. Sigue siendo un momento de mierda, sin embargo ya no me quedo llorando en el baño o en la sala de profesionales.
Eso de la medicina como burocracia, te juro que cuando estás enla Facultadnadie te la cuenta. Soñás con el sublime momento de gritar el juramento hipocrático. Porque, cuando llega, no lo decís así como así. Lo gritás con toda tu alma.
Y aún antes, toda la carrera esperás el momento de finalizar los inagotables minutos del último oral, salir con cara de feliz cumpleaños y abrazar al primero que encuentres, que seguro no son las chicas, sino la familia. Las chicas estarán preparando ese menjunje de yerba, harina, huevos, mayonesa, meo de algún zafado, y otros ingredientes de dudosa calaña, que embadurnarán este precioso y selecto cuerpito. Y que importa si te quedás en corpiño. Además toda enchastrada a quién te vas a levantar.
El problema de la cinta del fordismo que define a cualquier nosocomio –ojo, público o privado, eh- es cuando tenés el título en la mano. Portando esa magnánima tipografía dispuesta en cartulina blanca, te creés que pasás y –además de que se den vuelta los tipos para mirarte el culo- se te abren todas las puertas. Ni cerca, che, fijate vos.
Alardeabas con el céntrico y concurridísimo consultorio que ibas a poner y terminás en las filas de cuantos espacios se abran para rendirla Residenciaen Capital y Gran Buenos Aires. Total qué perdés. Lo peor es que, encima, cuando te dan alguna nota que indica que quedaste, saltás de alegría. Pobre infeliz.
Insisto, todo lo que te cuento, la pasé yo. Todas las expectativas, todas las frustraciones, las efímeras alegrías escabulléndose entre las filtraciones de una cañería averiada.
Cuando fui Ayudante de Anatomía, con mayúscula ¿eh?, porque yo pensaba que era la más grosa, cuando fui ayudante enla CátedraCuarta, durante tres hermosos años, mientras diseccionaba muertos con formol, intuía que no estaba muy bueno que a esos tipos –sin vida pero tipos al fin- que yacían, inermes y pesados, sobre las mesadas de aluminio, los llamáramos llanamente cuerpo uno, cuerpo dos, y tantos números como cuerpos hubieran.
Hoy me pregunto ¿Por qué mierda no los individualizábamos por algún rasgo que recordara que fueron Seres Humanos? No sé, el negro, la gorda, el que tiene cara de fiestero. Alguito que rememorara sus rastros por la vida. Hasta les podríamos haber buscado apodos, cual manifiesto festivo de que -en definitiva- la muerte es otra parte de la vida, quizás su final, tal vez su proyección, por ahí un simple espejo. Pero no. Cuerpo uno y cuerpo dos, como en el hospital, más tarde, sería cama uno y cama dos, en lugar de –acá sí- los apellidos de los pacientes, bien registrados en la planilla de evoluciones diarias.
Te decía que al principio, cuando entrás enla Residenciate resistís a tirar a la basura cientos de apasionadas velas consumidas en incorporar saberes, sino valores humanísticos. Porque, te lo recuerdo,la Medicinaes una ciencia humanística. Así se la reconoce.
Pero, a partir de ser individualizado con la letra de la neurosis por excelencia y el primer número impar, R1, pasás a valer poco más que una verdad en época de tiranía, es decir, nada.
R1 es el resultado final de mezclar en una licuadora a una cucaracha y a una sanguijuela con cien miligramos de vinagre. Ah, además aprendés algo. A la fuerza. A los golpes, pero te formás. Igualmente, no estoy tan segura. La degeneración industrial en que se transforma la aventura de curar se parece mucho, pero muchísimo más, a un retroceso.
Sin embargo, salís Especialista, quizás buen médica, una vez que transcurrís los 4 años en que no sos más que una letra y un número, me refiero a la residencia hospitalaria, claro, por la cual te especializás en una de las innumerables ramas dela Medicina..
Antes tuviste que aprender el hosco oficio de soportar carajeos gratuitos. Sobre todo si viene de la misma letra y otro número, el 3. Los R3 vienen a ser los verdugos de la inocencia y la idealización. Eso si no te plantás, si no mostrás carácter de entrada. Como en la cárcel. Ahora, si te la bancás, si te ponés los pantalones largos, te respetan. Lo que pasa es que prácticamente nadie lo hace.
Prácticamente, porque yo sí puse un límite inconmovible, ante la mirada esclavizada, oprimida, de mis compañeros de letra y número.
Cierto es que yo corrí con una ventaja inestimable. Mi viejo es médico. Ya no ejerce. Laburó mucho tiempo en el Ministerio de Salud y en diferentes cargos en la función pública. Antes, alguna vez, hará más de 30 años, mi viejo fue R1 de este mismo –ya entonces- gigante dormido, llamado Hospital de Clínicas José de San Martín. En la misma Avenida Córdoba de esta Capital. En el mismo piso diez, de medicina general o clínica médica, cómo vulgarmente se conoce a la especialidad que ambos abrazamos.
Mi viejo ya me había advertido sobre la carrera: Hijita vos tenés que estudiar lo que te guste, seguí tu vocación. No te equivoques, como yo, con esta profesión tan desprestigiada. Mentía alevosamente y se le notaba. Amaba, ama, la profesión. Y yo lo admiro profundamente. Es un tipo recto, de palabra, afectuosísimo y, además, sobre todo, se la juega por lo que cree. Es audaz.
Compañeros de su carrera, hoy, la levantan con pala. Él no. Nunca nos faltó nada, ojo. Pero siempre con austeridad y discreción. Mi viejo se la jugó por sus ideas sanitaristas, inspiradas en Ramón Carrillo. No quiso saber nada, nunca, cuando le ofrecieron –en más de una oportunidad- suculentos contratos de trabajo para los laboratorios. Bicho raro, mi viejo, nunca asistió ni siquiera a un congreso que invitara la mega industria de las droguerías transnacionales.
Él supo advertirme sobre la ingratitud. Pero si él fue feliz, ofrendando su saber por un país más noble, más vivible; si yo mamé su pasión por dar una mano, sino las dos, y recibir –a cambio- lecciones cotidianas de la vida simple, la de abajo; yo opté, elegí, no creerle..
Y él fue el que me narró, detalladamente, las peripecias de las residencias, ya en ese entonces. Juro que no cambió nada. Es tal cual lo había padecido él. Bueno, él no lo sufrió tanto como yo, por su carácter. Pero sí me señaló una sola grieta de extrema desolación. El comprobar, infinidad de veces, como el oprimido se convierte en opresor. Como la inmensa mayoría de los R1, que sufrieron el oprobio de la humillación a manos de los R3, cuando llegaban a R3, repetían la conducta totalizante de someter a la nueva camada de residentes de primero. Un tantito de poder tambaleando, ladeando, personalidades –hasta entonces- entrañables. Pero no fueron todos. Él no. Yo tampoco.
Y como un tango, como si treinta años no fueran nada, me tocó vivenciar en carne propia la idéntica incómoda orden que sacó de quicio al viejo, hace tantos años. Y, lo mejor, es que actué de la misma forma. Por eso digo que la profesión tiene momentos intensos. De los malos y de los buenos. Y este que te voy a contar mezcló los dos condimentos.
Yo estaba en el primer año de la residencia en el Clínicas. Ya había aprendido que tenía que tratar de obviar escotes inoportunos, para aquietar miradas lascivas. También había aprendido a evolucionar a los pacientes. Brevemente, evolucionar pacientes implica consignar en una planilla, los padecimientos de los caños feroces –modo en que despectivamente se les dice a los viejitos- que te trae el PAMI, a señalar las verificaciones realizadas y los tratamientos aplicados. Bien. Lo cierto es que yo estaba pasada de sueño. Dos noches seguida de guardia, en las que –en total- sólo había dormido cuatro horas, de manera intermitente. O sea, era un fantasma. Y en ese estado es evidente que se pasan algunas cosas. Bueno, lo mío, por suerte no fue nada grave. Olvidé suministrarle un fármaco al paciente de la cama 22.
Mirá vos, no me acuerdo su apellido. ¿Te das cuenta?
El número me lo acuerdo bien porque por primera vez jugué, a la mañana siguiente, ala Quiniela, para comprobar si mi mufa había cambiado. Sorteo dela Nacional Nocturna.Sin suerte. Pero son cosas que nunca se olvidan. El loco. Los dos patitos. Según.
Nada, no pasó nada con el viejo de la 22. Sufrió una leve alteración del ritmo cardíaco que se solucionó cuando se le suministró la dosis siguiente.
¿Sabés lo que hizo el forro de mi R3, el salame de Carranza, Kevin Carranza? Me ordenó Guardia Castigo. Como hace treinta años. Como hace sesenta, o hace cien. ¿Por qué, en tren de superarnos, no evolucionamos la enseñanza?, me pregunto yo.
El muy forro me conminó a que me quede por tercera noche consecutiva de guardia, por haber omitido una mísera pastilla después de prácticamente no dormir en cuarenta y ocho horas. Le expliqué mi cansancio, casi en llanto.
Me dijo Paloma, A mi me pasó y me la comí, así que te quedás.
Yo le contesté, hidalga, Las pelotas.
Mis compañeros no entendieron nada. Varios ya habían pasado por el calvario y lo habían aceptado. Claro, no contaban con mi viejo.
Ojo, después no me pasó nada, eh. No es que me relegaron o que sufrí consecuencias. Me planté, como te dije antes y me hice respetar, logrando los añicos anhelados respecto a toda una teoría de la vida en sociedad basada en la obediencia debida. O la vida en obediencia.
Unos años más tarde, había concluidola Residencia, aunque seguía laburando en el Hospital como médica de planta. Estaba de treinta y ocho semanas, cuando dejé de trabajar. Recién me dieron la licencia, gracias a una fuerte y falsa alarma, y me ordenaron reposo.
Luego de tanta muerte rubricada, el amor retribuyó con la sonrisa del fruto propio.
Hoy afirmo aquello de tantas charlas con el viejo, aquello de que la vida te da y te saca. Te da y te saca. Pero elijo aferrarme a la vida, como mi viejo. La prueba está dentro de ese moisés azul que está a tu espalda.
Será por eso que le pusimos Juan, pero le decimos Jonti, como su abuelo.”*
*Cuento elaborado para el primer aniversario de vida de Palomita, la hija de mi hermano Jonti. (N. de A.)
Fuente:Tupacamaria
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