Por Sonia Tessa
Ex socios, vecinos y directivos de la Biblioteca Vigil reclamaron ayer, en el aniversario de la intervención de 1977, la restitución de la entidad y afirmaron que la dictadura se apropió de los bienes a partir de delitos de lesa humanidad.
ACTO CON PINTADA DE MURAL PARA RECLAMAR LA DEVOLUCION DE LA BIBLIOTECA VIGIL
Porque fue un crimen de lesa humanidad
Un mural recuerda a los 28 socios y empleados desaparecidos.Imagen: Andrés Macera
Ex socios, directivos, vecinos y ex alumnos se reunieron a 35 años de la intervención para solicitar que se restituyan las autoridades originales. Ex presos políticos acompañaron.
Por Sonia Tessa
Ya no, pero hasta hace unos años, a Antonia Checha Frutos le preguntaban a los gritos, por la calle, los vecinos de Alem y Gaboto, "¿Cuándo les van a devolver la Vigil?". Esta mujer, que ingresó como bibliotecaria en esa experiencia inédita de barrio Tablada en 1958, a los 17 años, y llegó a integrar la comisión directiva, cree que la devolución de los bienes se demora porque esperan que ellos, los históricos dirigentes, "se mueran". Ayer, Checha participó del acto por la recuperación de la entidad popular que llegó a tener "20 mil socios, 650 empleados, 5000 vendedores y 500 cobradores", según enumera Augusto Duri, quien fuera presidente hasta el día de la intervención, el 25 de febrero de 1977. "Nuestra intención es llegar directamente a la presidenta", confía Frutos, sentada en una reposera, mientras recibe los abrazos y saludos de los vecinos que se acercan al acto. Hay mates y facturas, al mismo tiempo que el colectivo de ex presos políticos rehace sobre el pasaje Perkins el mural en recuerdo de los 28 desaparecidos que eran socios o empleados de la Vigil. Un ex socio, Marcelo Abaca, plantea con claridad que "en Vigil se usó una dinámica muy similar a lo que se hizo en Papel Prensa. Con la excusa ideológica, coparon la entidad y se apropiaron de todos los bienes". Por eso, esperan que les "toque el turno, en el marco de las políticas de este gobierno de derechos humanos y reivindicación".
El 10 de mayo de 1977 ocho integrantes de la comisión directiva fueron detenidos ilegalmente por ocho meses, hasta el 24 de diciembre. Sufrieron torturas, mientras el interventor liquidador --Sócrates Alvarado-- despojaba a la Biblioteca de los cuantiosos bienes. Uno de los tantos inmuebles, en la manzana de Alem, Ayacucho, Amenábar y Gaboto, fue vendido a un precio vil al Ingenio Ledesma. Por eso, en noviembre pasado los ex directivos, socios, vecinos y ex alumnos se presentaron a la Justicia Federal para que se considere la liquidación de la Biblioteca como un delito de lesa humanidad. Piden la nulidad del decreto y resoluciones que en 1977 determinaron la intervención y la liquidación, así como la reivindicación de la comisión directiva, y el reconocimiento de los socios existentes entonces. También solicitan la "devolución de la totalidad de los bienes muebles e inmuebles robados por la dictadura genocida".
En tanto, esperan que el juez Marcelo Bailaque tome las medidas pedidas por el fiscal Gonzalo Stara en noviembre pasado. Una de ellas es la remisión del expediente de liquidación, que tramita --desde 1977-- el juzgado civil y comercial 14 de los tribunales provinciales. "Somos récord nacional, es el expediente más antiguo de todo el INAES", afirma Abaca.
En 2008, el Instituto Nacional de Economía Social (INAES) decidió la normalización, y nombró como interventores a Carlos Merli, Juan Lombardi y Francisco Dallo, pero esa gestión aún no convocó a asamblea de socios. "Sólo nos devolvieron un número, el de la personería jurídica, pero ni siquiera reconocieron a los que éramos socios, tuvimos que volver a asociarnos. Y pagamos 15 pesos por mes para nada, porque ni siquiera llamaron a asamblea", afirma Frutos. Otro de los reclamos que levantan los ex directivos, socios, vecinos y ex alumnos es la nulidad de esa resolución de INAES, porque "avala lo actuado por la intervención cívico-militar y desconoce a los socios y directivos existentes a 1977, constituyéndose así en continuadora del genocidio cultural".
El acto de ayer no fue multitudinario como el que convocó a 10 mil personas en 2004, aunque los reclamos son los mismos. "La sensación mía es que esperan que los ex directivos que quedamos desaparezcamos. Somos los malditos, porque fuimos capaces de romper con normas establecidas y generar un cambio. Este barrio cambió con la Biblioteca", dice Checha Frutos.
Si hay una figura emblemática de lo que fue la Vigil, ése es Duri. "Nosotros estimamos que este procedimiento de meter presos a ocho miembros de la comisión directiva, entre los que estaba el presidente, el vicepresidente, el tesorero, el primer vocal y los cuatro integrantes de los órganos de control, tenía la función de impedir la reorganización de la biblioteca con sus propios asociados --rememora Duri--. La liquidación no obedecía a ningún hecho económico concreto, sino que teníamos un momento financiero bastante crítico por el Rodrigazo. Así y todo, el capital de la institución era cuatro veces superior a la deuda que se originó por este motivo. La liquidación no correspondía. Fue falaz, un invento para quedarse con la institución al estilo de Papel Prensa".
El acto de ayer tuvo un condimento especial con la pintada que recuerda a los 28 socios y empleados de la Vigil que están desaparecidos. La pared del pasaje Perkins los menciona uno por uno, bajo el lema que identifica al Colectivo de Ex Presos Políticos: "Murieron para que la Patria Viva". Al lado de cada nombre figura la agrupación en la que militaba cada compañero. Mónica Garbuglia, integrante del Colectivo, quien afirma que la pintada del mural --el número 55 que hacen en la ciudad-- "es por la memoria, para que los compañeros no estén invisibilizados, pero por otra parte apoyamos la lucha de Vigil y pedimos que les devuelvan todo lo que les pertenece".
Fuente:Rosario12
La Vigil, un rincón donde la democracia todavía no llegó
Por Laura Hintze.- Directivos y socios de la Biblioteca Popular reclamaron la restitución del ejemplar proyecto educativo y social.
26 feb, 2012
“Así como yo recuperé mi identidad, quiero que lo haga el barrio. Y para eso tiene que recuperar a La Vigil”, dijo Catalina De Sanctis. Sus palabras fueron de las más emotivas de la jornada de conmemoración del aniversario número 35 de la intervención cívico-militar a la Biblioteca Popular Constancio C. Vigil, uno de los más grandes y ambiciosos proyectos educativos que tuvo la ciudad en su historia, y que terminó avasallado y destruido por la última dictadura. Catalina, que es hija de desaparecidos, ayer tuvo la oportunidad de escribir en la pared del barrio de la Biblioteca los nombres de sus padres, Raúl De Sanctis y Miryam Ovando, quienes eran socios de la Biblioteca y ahora tienen la oportunidad de volver a su barrio. El acto comenzó a las 11 de la mañana y estuvo organizado y convocado por ex directivos, socios, ex alumnos y vecinos de La Vigil, el Colectivo de ex presos políticos y sobrevivientes de Rosario y la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos de Rosario.
Como los desaparecidos, La Vigil sigue presente gracias a la memoria de los socios y directivos que siguen peleando por su restitución. El acto de ayer fue la prueba de ello. Con la actuación de la murga La Cotolengo y la realización de un mural por parte de los artistas de El Movimiento, el caluroso mediodía de sábado bien se asemejó a un encuentro familiar. Varias generaciones estaban allí, entre abrazos, risas y unas cuantas reflexiones, recordando de qué se trataba eso de la biblioteca popular más importante de la ciudad. Cerca de las 15, una de las paredes de la esquina del pasaje Perkins y Alem, una esquina descampada, ya mostraba su nueva fachada: con fondo celeste y escrito en letras negras se podían leer los nombres de 26 docentes, socios y alumnos de la Vigil, todos desaparecidos y asesinados por la dictadura. Más de uno de los presentes en el acto coincidió: “Fue la manera de traerlos de vuelta a su espacio de lucha y vida”.
El 25 de febrero de 1977 la reconocida biblioteca popular fue intervenida por la dictadura militar, desconociendo a sus miles de socios, a su comisión directiva y apropiándose de todos los bienes de la institución, además del encarcelamiento y desaparición de muchas personas involucradas al establecimiento. Ayer, 35 años después, el emotivo acto dejó constancia de que la lucha por la recuperación de La Vigil sigue vigente y de pie; recuperación que implica también el reconocimiento de sus socios y directivos a la fecha de la intervención (ver aparte). “Es demasiado triste la historia de una fecha como la de hoy. Desde 1984 estamos peleando por la devolución y no hubo ningún gobierno que realmente tomara una resolución. Nos hemos presentado en todos los niveles, todos reconocen lo bárbara que fue la Biblioteca pero nadie se movilizó realmente. Nuestras intenciones son llegar a la presidenta: ya no queda nadie más para ver”, explicó Raúl Frutos, quien a la hora de la intervención era vicepresidente y bibliotecario de La Vigil.
“Hay un sector importante de la población que conoce la historia de la Biblioteca por traslación generacional, ya que los alumnos del jardín hoy tienen cerca de 40 años, pero tantas cosas habría que explicarles a las nuevas generaciones para que vean el alcance real que tuvo la Biblioteca…”, reflexionó Augusto Duri, presidente de la comisión directiva de La Vigil a la hora de la intervención. Luego, Augusto enumeró: eran 20 mil socios, 650 empleados de los cuales 400 se dedicaban al área educativa y más de tres mil alumnos; tenían dos jardines de infantes en Villa Manuelita, un museo de ciencias naturales y una isla de 2.700 hectáreas, adquirida para tener una fuente de ingresos propia. Había un departamento de construcciones que llegó a hacer la obra por calle Gaboto que ahora utiliza el Ministerio de Educación, y que estaba construyendo un barrio de 400 viviendas en Villa Gobernador Gálvez. La Biblioteca era una de las más importantes del país, con vinculaciones y canjes con todas las bibliotecas del mundo.
“Pensar a La Vigil es complejo; lo importante es que se construyó con la gente del barrio, con lo que ellos iban pidiendo, porque no se planificó sino que fue dando respuestas a necesidades.
“Cuando la patota de Feced entró a La Vigil, fue diciendo: «Si los negritos quieren piano, que se lo compren»”, contó, por su parte, Antonia Frutos, vocal y secretaria técnica del departamento de educación de la Biblioteca. “La Vigil fue una forma de vivir y relacionarse de una manera muy especial. Fue una forma de inclusión con la gente del barrio, con los que menos tenían”, señaló, por último, Duri.´
Fuente:ElCiudadanoyLaGente

“Así como yo recuperé mi identidad, quiero que lo haga el barrio. Y para eso tiene que recuperar a La Vigil”, dijo Catalina De Sanctis. Sus palabras fueron de las más emotivas de la jornada de conmemoración del aniversario número 35 de la intervención cívico-militar a la Biblioteca Popular Constancio C. Vigil, uno de los más grandes y ambiciosos proyectos educativos que tuvo la ciudad en su historia, y que terminó avasallado y destruido por la última dictadura. Catalina, que es hija de desaparecidos, ayer tuvo la oportunidad de escribir en la pared del barrio de la Biblioteca los nombres de sus padres, Raúl De Sanctis y Miryam Ovando, quienes eran socios de la Biblioteca y ahora tienen la oportunidad de volver a su barrio. El acto comenzó a las 11 de la mañana y estuvo organizado y convocado por ex directivos, socios, ex alumnos y vecinos de La Vigil, el Colectivo de ex presos políticos y sobrevivientes de Rosario y la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos de Rosario.
Como los desaparecidos, La Vigil sigue presente gracias a la memoria de los socios y directivos que siguen peleando por su restitución. El acto de ayer fue la prueba de ello. Con la actuación de la murga La Cotolengo y la realización de un mural por parte de los artistas de El Movimiento, el caluroso mediodía de sábado bien se asemejó a un encuentro familiar. Varias generaciones estaban allí, entre abrazos, risas y unas cuantas reflexiones, recordando de qué se trataba eso de la biblioteca popular más importante de la ciudad. Cerca de las 15, una de las paredes de la esquina del pasaje Perkins y Alem, una esquina descampada, ya mostraba su nueva fachada: con fondo celeste y escrito en letras negras se podían leer los nombres de 26 docentes, socios y alumnos de la Vigil, todos desaparecidos y asesinados por la dictadura. Más de uno de los presentes en el acto coincidió: “Fue la manera de traerlos de vuelta a su espacio de lucha y vida”.
El 25 de febrero de 1977 la reconocida biblioteca popular fue intervenida por la dictadura militar, desconociendo a sus miles de socios, a su comisión directiva y apropiándose de todos los bienes de la institución, además del encarcelamiento y desaparición de muchas personas involucradas al establecimiento. Ayer, 35 años después, el emotivo acto dejó constancia de que la lucha por la recuperación de La Vigil sigue vigente y de pie; recuperación que implica también el reconocimiento de sus socios y directivos a la fecha de la intervención (ver aparte). “Es demasiado triste la historia de una fecha como la de hoy. Desde 1984 estamos peleando por la devolución y no hubo ningún gobierno que realmente tomara una resolución. Nos hemos presentado en todos los niveles, todos reconocen lo bárbara que fue la Biblioteca pero nadie se movilizó realmente. Nuestras intenciones son llegar a la presidenta: ya no queda nadie más para ver”, explicó Raúl Frutos, quien a la hora de la intervención era vicepresidente y bibliotecario de La Vigil.
“Hay un sector importante de la población que conoce la historia de la Biblioteca por traslación generacional, ya que los alumnos del jardín hoy tienen cerca de 40 años, pero tantas cosas habría que explicarles a las nuevas generaciones para que vean el alcance real que tuvo la Biblioteca…”, reflexionó Augusto Duri, presidente de la comisión directiva de La Vigil a la hora de la intervención. Luego, Augusto enumeró: eran 20 mil socios, 650 empleados de los cuales 400 se dedicaban al área educativa y más de tres mil alumnos; tenían dos jardines de infantes en Villa Manuelita, un museo de ciencias naturales y una isla de 2.700 hectáreas, adquirida para tener una fuente de ingresos propia. Había un departamento de construcciones que llegó a hacer la obra por calle Gaboto que ahora utiliza el Ministerio de Educación, y que estaba construyendo un barrio de 400 viviendas en Villa Gobernador Gálvez. La Biblioteca era una de las más importantes del país, con vinculaciones y canjes con todas las bibliotecas del mundo.
“Pensar a La Vigil es complejo; lo importante es que se construyó con la gente del barrio, con lo que ellos iban pidiendo, porque no se planificó sino que fue dando respuestas a necesidades.
“Cuando la patota de Feced entró a La Vigil, fue diciendo: «Si los negritos quieren piano, que se lo compren»”, contó, por su parte, Antonia Frutos, vocal y secretaria técnica del departamento de educación de la Biblioteca. “La Vigil fue una forma de vivir y relacionarse de una manera muy especial. Fue una forma de inclusión con la gente del barrio, con los que menos tenían”, señaló, por último, Duri.´
Fuente:ElCiudadanoyLaGente
Duri: “Este caso demuestra que el golpe del 76 fue civico-militar”
Augusto Duri, el último presidente de la Biblioteca Popular Constancio C. Vigil de Rosario, dijo, al cumplirse 35 años de la intervención de ese proyecto educativo, cultural y académico del barrio de Tablada, que el saqueo y liquidación de la institución rosarina demuestra que el del 24 de marzo de 1976 “no fue un golpe militar solamente, porque hubo civiles que participaron de ese gobierno genocida”.
Duri comparó el caso de la Biblioteca Popular, o “la Vigil”, como se la conoció siempre en Rosario, con el de Papel Prensa.
“Tenemos toda la razón de pensar que estamos frente a algo dedicado a destruir una entidad que ideológicamente no coincidía con la dictadura”, sostuvo el ex directivo de la entidad ubicada en la zona sur de Rosario, que en la década del 60 llegó a contar con biblioteca, guardería, escuela primera y secundaria, universidad popular, una mutual y emprendimientos productivos propios.
El último titular de la comisión directiva de la Biblioteca Vigil participó este mediodía de la realización de un mural para recordar los 35 años de la intervención de la institución, el 25 de febrero de 1977, organizado también por la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH) y el Colectivo de ex Presos Políticos de Rosario.
Durante la actividad, denominada “Mate, Memoria y Mural”, jóvenes militantes pintaron un mural que recuerda a los 26 socios y ex empleados de la Biblioteca Vigil que fueron desaparecidos por el terrorismo de Estado.
También se destacó la activa participación de civiles vinculados a la Iglesia y a los estamentos educativos de la provincia, así la enajenación de un patrimonio millonario que aún Santa Fe no devolvió a sus socios.
“Nosotros buscamos visibilizar a los compañeros, pero lo hacemos con sus militancias, porque en el mural al lado del nombre se pone la agrupación a la que pertenecía”, dijo a Télam Mónica Garbuglia, del Colectivo de ex Presos Políticos.
”Ésta era una gestión hecha desde el barrio, la gente que lleva a adelante el proyecto y la que crece es gente del barrio, es una construcción desde abajo y esa es la importancia que tiene y por eso se destruyó”, agregó.
Mientras los jóvenes daban las primeras pinceladas a un paredón sobre calle Alem y pasaje Perkins, en el barrio Tablada de la zona sur de Rosario, Garbuglia explicó que “todos los murales del Colectivo dicen “Murieron para que la patria viva”. Ése es el sentido que se le da a la muerte de nuestros compañeros”.
En esta esquina también se produjo apenas iniciada la intervención una quema de libros considerados subversivos por al dictadura, muchos de ellos producidos por la propia Editorial Vigil, la primera que publicó un libro de Juan José Saer o las obras completas del poeta Juan L. Ortiz.
La Biblioteca Vigil de Rosario nació como un desprendimiento de la Sociedad Vecinal del Barrio General San Martín y Villa Manuelita, y en 1959 lanzó su primera rifa “que luego serían muy famosas en esta ciudad y en gran parte del país” cuya recaudación se destinaría a adquirir material bibliográfico que engrosara los anaqueles del proyecto.
”Empezamos con un capital de 200 pesos y 200 socios, realizamos una rifa que empezó a ser el sustento económico de la biblioteca”, recordó hoy Duri, en diálogo con esta agencia.
“Ése fue el sustento a tal punto que con el tiempo emitiríamos tres series de 40 mil números y se venderían 100 mil números en Rosario, Santa Fe y en otras provincias”, rememoró el ex directivo.
Estimó que “en valores de ahora significaban como 10 millones de pesos mensuales”.
Esos ingresos permitieron a la Biblioteca Popular Vigil iniciar en 1963 un jardín de infantes y el edificio de la entidad, y fundar un año más tarde la Universidad Popular que contaba con cursos de música, astronomía, dibujo, ajedrez, ciencias sociales y teatro.
En 1965 se creó la editorial de la biblioteca, que llegó a publicar unos 100 títulos con “tiradas millonarias”, recuerdan los ex socios de la institución, que también contó con una caja de ayuda mutual, realizó una barrio de 400 viviendas para sus afiliados y levantó un edificio de 10 piso en el centro de Rosario destinado a premios de las rifas.
Aquel apogeo del proyecto cultural de la zona sur de Rosario se interrumpió el 25 de febrero de 1977, cuando la dictadura decidió intervenir la Biblioteca Popular Constancio Vigil.
Consultado por los motivos de la decisión, Duri contó que “el teniente coronel Sócrates Alvarado dijo, y está en los diarios, que en la esquina de Gaboto y Alem había flameado el trapo rojo y eran de ideologías extrañas al ser nacional”.
Según consta en la edición del 10 de mayo de 1977 del diario La Capital de Rosario, el militar dijo aquel día: “Bien sabe la opinión pública que la inspiración incuestionable de los distintos canales de acción de esta entidad, ha venido siendo desde hace años apátrida y marxista”.
"El mismo día nos detienen a ocho integrantes de la comisión directiva”, recordó hoy Duri.
"Estuvimos casi dos meses desaparecidos y hubo serios inconvenientes, quedaron cesantes todos los empleados, les pagaron el 20 por ciento de lo que les correspondía por indemnización”, agregó.
Luego, los ocho directivos fueron puestos a disposición del Poder Ejecutivo y más tarde, aún durante la dictadura, fueron liberados.
Duri recuerda una anécdota que, según su visión, ilustra el carácter civil que también tuvo el golpe de Estado de 1976.
"En la Universidad Popular había unos mil alumnos y allí se daba música, desde instrumentos de viento a piano. Había cinco pianos cuando llegó la intervención”, dijo.
Y agregó: “Un personaje civil de Rosario, el contador (Emilio) Cancellieri, que asesoraba a la intervención, decía en ese momento que el negrito que quiere estudiar piano se tiene que comprar un piano”.
Fuente:Telam
Desde el Colectivo de ex Presos Políticos y Sobrevivientes-Rosario queremos realizar agradecimientos:
-de manera cariñosa y especial a Catalina de Sanctis Ovando, quien llegó desde Buenos Aires para dejar plasmado de puño y letra el nombre de sus padres en el Mural.
- a Celina Duri por su constante empuje y lucha por recuperar la Biblioteca desguazada por la Dictadura, como así también a los ex- Directivos presentes, "Checha" Frutos, Augusto Duri y Raúl Frutos, embarcados en la misma tarea.
- a los abogados Marcelo Abaca y Marcelo Scalona.
- a todos los que nos entregaron adhesiones y sus palabras de aliento.
- A la Agrupación El Movimiento, en especial a Freddy Schiarrata quien siempre está dispuesto a colaborar con el diseño de nuestros Murales.
- a la concurrencia de ex-alumnos y vecinos de Vigil.
- a las agrupaciones políticas presentes, de manera muy especial a La Campora que nos acompañó durante toda la jornada y realizó la parte logística del Acto.
- a la Agrupación Descamisados.
- a los infaltables y queridos compañeros del Mov. Martín Fierro, que siempre nos acompañan en este tipo de actividad.
- a Sergio Cabrerizo y Gustavo Traverso -integrantes de la Red por Chiapas- , María Luciana Pollola-integrante de Arte por la Libertad , Sebastián "Sebita" Blum, colaborador en todo momento de la jornada, Marta Díaz "La Coreana" integrante de la 1ra.Comisión de la creación del Museo de la Memoria, Florencia del Negro-de APDH Rosario quien a pesar de haber trabajado hasta las cuatro de la mañana se hizo presente junto a sus compañeros, a Berta Temporelli quien nos contó su experiencia en el Barrio y en Vigil, a
a Josefina Baster, Luciana Brugué, Mariana Tobo y Mirna Calamari del Equipo de Investigacion por la Memoria Político-Cultural, quienes siempre nos acompañan en nuestras actividades.
- a Miguel Nieva, a cargo del EAAF Rosario, quien se acercó con un grupo de sus alumnos.
- a Francisco Mattiozzi, y Luciana Lacorazza - AVI Producciones- quienes se encuentran rodando el documetal Murales.
- a la excelente presentación de los integrantes de la Murga La Cotolengo, que de manera desinteresada se ofrecieron para animar la jornada.
- a los periodistas de distintos medios gráficos y páginas Web.
- al vecino "el melli", que tan gentilmente nos acercó los elementos "olvidados".
- a todos los que por alguna razón colaboraron con datos, comentarios y anécdotas.
¡A tod@s nuestro profundo y sincero agradecimiento!
M.G.
Fotos:Gentileza de Marcelo Abaca.
GALERÍA DE IMÁGENES
Fotos:Fernado Traverso
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