DERECHOS HUMANOS EN SANTA FE
A partir de distintos hechos que se vienen sucediendo en la Provincia, con declaraciones incluidas, por parte de funcionarios, legisladores e instituciones específicas, sobre el tema de Derechos Humanos y la política de Estado, que la misma, puede o debe representar, parece oportuno realizar algunas consideraciones.
En primer lugar es necesario aclarar que efectivamente el Gobierno de la Provincia de Santa Fe, tanto en la gestión Hermes Binner, como en la del actual Gobernador Antonio Bonfatti, tiene una política en Derechos Humanos.
Catalogar a las acciones, yerros o ausencia de medidas como, “no existencia”; puede inducir al error de desconocer roles, intereses, actores y contradicciones que se viven al interior de la misma.
El Gobierno socialista ha formulado propuestas y declamado medidas en el campo de los Derechos Humanos, algunas de las cuales ha efectivizado y en otras oportunidades los hechos concretos derrumban sus enunciados.
Es preciso señalar también, que cuando se hace mención al tema “derechos humanos”, deben analizarse en su versión abarcativa; es decir – por un lado – el derecho a la salud, la educación, la vivienda, la tierra y tantos otros; y por el otro lado, lo que tiene que ver con la represión, la aplicación del Terrorismo de Estado, etc.
Es mi intención avanzar sobre este segundo aspecto. Y en ese marco reconocer que hay situaciones que deben llamarnos a la reflexión. El manejo en el caso Silvia Suppo, la falta de apoyo al Equipo de Antropología Forense; la soledad con que se manejan muchas víctimas y declarantes y la inacción ante las resoluciones de la Justicia que no comenzaron antes de fin de año, sino que vienen –con distintos calibres- repitiéndose en el último año y medio por lo menos, son algunos elementos para tener en cuenta.
Es justo reconocer que se ha trabajado sobre la Memoria y se han habilitado algunos canales para avanzar en la recolección de información sobre el aparato represivo y el destino de centenares de militantes políticos y sociales; cabe la pregunta entonces que se está haciendo con toda eso que, trabajosamente, se va obteniendo.
En el mismo cementerio donde estábamos despidiendo a Silvia Suppo un funcionario de la Provincia nos comentaba que ya tenían individualizados a los agresores, que era un delito común, que el asesinato estaba prácticamente esclarecido. Se había definido el esquema del crimen y sus posibles autores no estaban todavía detenidos. Cabe pensar, sin mucho espaviento, que resultaba rara tanta premura.
Luego la Policía hizo todo lo que no tenía que hacer y el Ministro de Justicia iba a Rafaela y todas las veces sostenía su accionar. Y aquí está uno de los principales interrogantes: ¿la Policía de la Provincia de Santa Fe es parte del problema o un componente de la solución? ¿Si juzgamos los acontecimientos que a todo nivel involucran el accionar policial, a qué conclusión arribamos?
En la ciudad de Santa Fe han aparecido pintadas reivindicando a Videla y a la Dictadura entre otras cosas. ¿Si existieron, cuáles fueron los resultados de las investigaciones sobre estos hechos? Vale señalar que en cada 24 de marzo la metodología se repite. La impunidad, no sólo crea hábito, sino que deja al descubierto las actitudes de cada uno frente a ella.
¿Por qué la Provincia no toma determinadas causas-expedientes y los pone en la agenda pública? Un ejemplo, el de Hattemer-Suppo de Rafaela donde seguramente se podría dilucidar claramente el accionar del aparato represivo, sus impulsores y el rol de la Policía Provincial en esa etapa en la ciudad; pues la decisión de que se visualice un tema, también forma parte de una política.
¿Y el compromiso de apoyo al Equipo de Antropología Forense cuando estaba trabajando en Laguna Paiva? Eso sí, cuando la investigación empezó a dar sus frutos, surgieron los funcionarios y las presencias mediáticas.
A veces, los hechos corren delante de nosotros y la complejidad de un tema hace que cueste sincronizar y plantear una estrategia de conjunto para abordarlos adecuadamente; lo que no puede permitirse es que antes, durante y después – por ejemplo – de las libertades transitorias de los condenados o en su momento, excarcelaciones de los procesados, no se fije una postura, no se den señales precisas a la sociedad, sobre lo que se piensa y como se va a actuar en la materia ante la posibilidad de que esto se repita.
Y si caben dudas sobre algunos interrogantes deslizados, sería prudente preguntarles que opinan al respecto a los declarantes de Reconquista, a los familiares de Silvia, a los testigos en Santa Fe, a los abogados de numerosas causas.
El Gobierno de Antonio Bonfatti recién comienza y se está a tiempo de imaginar otras respuestas, de plantear diferentes iniciativas; lo que si debe quedar en claro es que en este tema, como en tantos otros, cada gesto de acción u omisión, implica tomar posición, no sólo, ante una causa concreta, sino frente a la historia y a la actitud que como militantes tuvimos cuando los hechos, a los que hacemos referencia, sucedieron.
La democracia da la posibilidad de corregir y avanzar. Si estos dos verbos no se cristalizan en una nueva política de Estado, todo lo que vimos hasta ahora, será poco.
CARLOS BORGNA
Envío:FederalNoticias
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