18 de febrero de 2012

PARAGUAY.

viernes 17 de febrero de 2012
Dictadura paraguaya: Terror desde el Estado
Por Juan Carlos Díaz Guerrero (PL)
Paraguay vivió con la dictadura de Alfredo Stroessner (1954-1989) uno de los regímenes autoritarios más largos y sangrientos de los instaurados en América Latina en la segunda mitad del siglo pasado.

Las más de tres décadas de gobierno dictatorial dejaron una estela de sucesos que hoy perduran como legado 23 años después de su caída, el 3 de febrero de 1989, por un golpe de Estado. Muchos paraguayos consideran que esa fecha fue sólo un período de transición, pues los gobiernos llamados democráticos continuaron padeciendo los mismos males engendrados por el general dictador.

Fuentes que prefirieron el anonimato, quizás aún inducidos por aquellos años de espanto, dijeron que con los sucesos de febrero del 89 del pasado siglo cayó Stroessner, pero no la dictadura.

Algunos, incluso, evocan una frase adjudicada al dictador que, viendo una fotografía de la toma de poder del general golpista Andrés Rodríguez, afirmó: "Aquí el único que falta soy yo".

Dictadura: Terror desde el Estado
La historiografía sostiene que Stroessner, a quien Augusto Pinochet en algún momento llamó "maestro", sustentó su régimen no en la simple doctrina del terror, sino en el terror practicado desde el Estado.

Sus pilares básicos de consolidación fueron la Alianza Nacional Republicana (Partido Colorado), las Fuerzas Armadas y el Estado, y sin lugar a dudas, las sucesivas administraciones norteamericanas con su Doctrina de Seguridad Nacional.

En este contexto, no puede dejarse de mencionar al Plan Cóndor, que coordinó de forma macabra las operaciones de las demás dictaduras de la región, bajo la guía de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos.

Paraguay sirvió de refugio hasta 1989 a delincuentes y terroristas de la extrema derecha internacional y fue centro principal de la CIA en el Cono Sur, según las fuentes, algunas de las cuales consideran que poco o nada ha variado esa historia.

Entre los protegidos por Stroessner se mencionan a Lucien Sarti, miembro de la mafia y supuesto magnicida del presidente John Kennedy en 1963, y Michael Townley, asesino en 1976 de Orlando Letelier, excanciller del presidente Salvador Allende.

Para el Frente Guasu, agrupación de más de una veintena de movimientos y partidos progresistas paraguayos, la dictadura no fue sólo cárcel, tortura, exilio y desaparición, sino también legado de sus males todavía vigentes.

La corrupción, saqueo, contrabando, narcotráfico, tráfico de armas y vehículos, y todo cuanto de ilegal se pueda imaginar, sustentaron el poder del dictador y derivaron a su vez en males estructurales y culturales.

En su mensaje público por los 23 años de la caída de Stroessner, el Frente señaló que referirse a la dictadura es hablar del "terrorismo de Estado y miedo sembrado" de un régimen que impidió "al pueblo paraguayo desarrollarse con valores democráticos y de tolerancia al disenso".

Cuando mencionamos a Stroessner y su dictadura, apuntó, nos referimos a las millones de hectáreas de tierras entregadas ilegalmente a represores militares y amigotes, y a lo mejor de la inteligencia paraguaya perseguida y forzada al ostracismo.

La Comisión Verdad y Justicia (CVJ) reveló en informe que siete millones 851 mil 295 hectáreas de tierras mal habidas, el 19 por ciento del territorio nacional, fueron distribuidas de forma irregular entre 1954 y el 2003.

Otro aspecto que contribuyó al sostenimiento del sistema dictatorial fue el surgimiento de varios medios de comunicación (hoy constituyen emporios mediáticos y poder económico) y otros ya establecidos que sometieron sus intereses periodísticos a favor de la propaganda del régimen.

Para algunos analistas sobre el tema, los medios de prensa fueron soporte para crear una imagen benévola del gobierno, lo cual es reflejo de los adeptos que hoy sigue teniendo aquel sistema de muerte y saqueo.

Un sondeo ordenado por el periódico Última Hora a una encuestadora, al cumplirse 20 años de la caída de Stroessner, reveló que la mayoría de los entrevistados (49,2 por ciento) dijo no tener dudas sobre el régimen de terror, pero admitió que en el orden económico "la gente se sentía bien".

Violaciones de los derechos humanos
Otra visión del sostenimiento de la dictadura la tiene la Comisión Verdad y Justicia al considerar que las detenciones ilegales, torturas y ejecuciones extrajudiciales fueron sustento que permitieron al tirano mantenerse más de tres décadas en el poder

El informe realizado entre octubre de 2004 y agosto del 2008 por la CVJ concluyó que las fuerzas al servicio de Stroessner efectuaron 20 mil 820 detenciones irregulares, de las cuales resultaron víctimas 19 mil 862

Esta cifra significa que el diez por ciento fueron privadas de libertad de forma arbitraria en más de una ocasión.

Durante 34 años fueron detenidas 584 personas por año, para casi dos aprehensiones por día, según el documento oficial, confeccionado sobre datos y testimonios de la época.

De acuerdo con los estimados de la CVJ, uno de cada 10 paraguayos fue afectado directa o indirectamente por privaciones ilegales de libertad, y 18 mil 772 resultaron torturados por los esbirros del régimen.

El informe, que fue entregado a los tres poderes del Estado, reveló que 425 personas fueron desaparecidas o ejecutadas de forma directa, de las cuales 337 fueron desapariciones forzadas, 59 ejecuciones extrajudiciales y 29 quedaron sin tipificar. Entre los métodos de tortura más utilizados por la dictadura, la Comisión Verdad y Justicia menciona la asfixia por inmersión, la picana eléctrica, trabajo forzado, violación sexual a mujeres detenidas y los golpes sin instrumentos.

Otros métodos de suplicio de carácter sicológico fueron el aislamiento extremo, la insuficiente alimentación, condiciones insalubres de encierro, privación del sueño, simulacros de fusilamiento y otros.

El significado de la tortura para el régimen lo describió Robert White, exembajador de Estados Unidos en Paraguay, al declarar ante un tribunal de su país que "es la base de la represión, es el corazón del sistema que permite al régimen de Stroessner mantenerse".

Impunidad, justicia y memoria
Las medidas dejadas en el Informe Final de la CVJ estuvieron dirigidas "a la revelación pública y completa de la verdad" sin afectar intereses, la búsqueda de las personas desparecidas, así como la revelación de identidades de niños secuestrados y cadáveres de las personas asesinadas.

Asimismo, otras tendientes a "obtener declaraciones oficiales que restablezcan la dignidad, reputación y derechos de las víctimas y personas estrechamente vinculadas a ella".

Además de medidas dirigidas a conseguir "disculpas públicas que incluyan el reconocimiento de los hechos y la aceptación de responsabilidades".

Y por último, "aplicar sanciones judiciales o administrativas a los responsables de las violaciones".

Hasta la fecha fueron encontrados 20 cuerpos de víctimas de la dictadura en todo el país, 12 de ellos en la Agrupación Especializada, donde se hallaron, además, siete tumbas vacías con el objetivo de cubrir la impunidad.

Alguien dijo una vez que los pueblos que no tienen memoria corren el riesgo de cometer los mismos errores del pasado.

Sobre ese principio, 23 años después del derrocamiento de la dictadura, el Gobierno del presidente paraguayo, Fernando Lugo, convocó a la ciudadanía a una Semana de la Memoria, en relación con la dictadura de Alfredo Stroessner.

La memoria histórica de un pueblo "es uno de los mayores patrimonios y debe ser conservada por todos los medios posibles", indicó una resolución firmada por Augusto Dos Santos, ministro de la Secretaría de Información y Comunicación para el Desarrollo.

El documento consideró insuficiente limitarse a los festejos patrios, conmemorados el pasado año, a recordaciones de acontecimientos heroicos de los padres de la patria y guerras sufridas por la nación.

También planteó que debe guardarse "en la memoria histórica los hechos infaustos" que azotaron al pueblo paraguayo o causaron "un daño terrible a nuestra nación, para que éstos no vuelvan a repetirse".

El manuscrito señaló que recordar, conocer el origen y consecuencia de ese período es la mejor manera para que hechos como ese no se repitan nunca más.

Lugo calificó la jornada de siete días como gran homenaje a los paraguayos que lucharon por la libertad y la paz, en un país que tanto las necesita.

La memoria -dijo- ha estado deambulando por mucho tiempo por los caminos del Paraguay, escondida a veces ante el paso del miedo, la represión o la tortura.
Fuente:Argenpress

No hay comentarios: