20/02/2012
Científicos españoles buscan trabajo acá
Cerebros: De la fuga a la importación
Rosario ya tiene previsto incorporar españoles a sus laboratorios.
En los últimos seis años Argentina lleva repatriados más de 800 científicos. A partir de este proceso, impulsado por el programa Raíces, se logró revertir por primera vez el éxodo iniciado brutalmente en el ’66 con la Noche de los Bastones Largos. Ahora, el país no sólo recupera sus propios científicos, sino que también atrae a investigadores de otros orígenes.
Ya son muchos los investigadores españoles que buscan incorporarse a distintos centros de investigación del país, incluidos los de Rosario, cuyo Centro Binacional de Genómica Vegetal tiene previsto incorporar a su staff a varios extranjeros.
“No las hemos cuantificado, pero tenemos solicitudes de becarios españoles que quieren doctorarse y también investigadores de España que desean radicarse aquí. Así como en otras épocas han ido los argentinos a trabajar a España, ahora podemos recibir a científicos españoles”, señaló el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación, Lino Barañao.
“Tenemos un centro binacional de genómica vegetal en Rosario que está en proceso de construcción, que ya tiene previsto la incorporación de españoles. La idea es ampliar esto a otras disciplinas”, informó.
Barañao sostuvo que parte del atractivo tiene que ver, más allá de la retribución económica, con la mejora en las condiciones de trabajo. “Hemos comprado equipos muy caros y ahora, gente que trabajaba en Alemania puede continuar aquí con sus investigaciones. Hoy vemos la foto típica del doctor Leloir que fue nuestro primer Nobel de Química, donde aparece con un guardapolvo gris en una silla de madera atada con unos alambres y con cuatro tubos de ensayo... Podía ser una imagen romántica, pero no es para nada real. Y en realidad esa es la imagen que la gente tiene del científico aquí. Lo cual atenta contra las vocaciones en ciencias”.
“Lo que estamos tratando de demostrar –añadió– es que eso no es así, que se puede vivir bastante bien con esta profesión. Hoy por hoy no sería posible hacer ciencia en esas condiciones, lo que pasa es que en la época de la dictadura militar, aquella foto era muy útil para que los científicos no pidieran nada. Si el doctor Leloir con esa silla y esos cuatro tubos ganó el premio Nobel, ¿Por qué el resto no podía intentar lo mismo? Hablaban de vocación y esfuerzo, nada de recursos”.
Fuente: El País
Fuente:RedaccionRosario
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