15 de abril de 2012

COLECTIVO CULTURAL.

LIBROS, ESCRITORES y POETAS 
ROSARIO
SE PRESENTA EL VIERNES EL LIBRO DELIA, LA ABOGADA MILITANTE, UN ACTO DE JUSTICIA
Homenaje a una luchadora incansable
La publicación de Carlos Del Frade rememora la vida de Delia Rodríguez Araya, pieza fundamental en el armado de la causa Feced, en los 80, que integró la Conadep y defendió a presos políticos. Voces de quienes la conocieron y amaron.
Por Sonia Tessa
La vida de Delia Rodríguez Araya es épica en muchos sentidos. Fue una mujer aguerrida e intransigente que no dudó, por ejemplo, en defender al hermano del Che Guevara, Juan Martín, cuando cayó detenido en Rosario, en 1975, y ningún abogado quería asumir su representación por el riesgo que significaba. En plena dictadura continúo defendiendo presos políticos pero no sólo: con un gran sentido estratégico decidió, en los albores de la década del 80, tomar testimonios y juntar las pruebas para llevar a la patota de Feced a la justicia cuando volviera el estado de derecho. Fue parte de una tarea colectiva, no apostó a lo individual. El trabajo que realizó junto a sus "hormigas" de Familiares de Detenidos y Desaparecidos por Razones Políticas es la base de la causa que tuvo sentencia el 26 de marzo pasado, con prisión perpetua para Ramón Díaz Bessone y José Lofiego, 25 años para Mario Marcote, 12 para Ramón Vergara y 10 para José Scortecchini. Y aquella labor fue también el generoso bastión del informe de la Comisión Nacional sobre Desaparición de Personas de Rosario. La historia de esta señora petisa, siempre de tacos y rodete porque decía que la dictadura no iba a hacerle nada a una mujer con esa apariencia la cuenta el libro Delia, la abogada militante, de Carlos Del Frade, que se presentará este viernes, a las 19.30, en Amsafé (Catamarca 2330).

La publicación nació de la tozudez de Mariana Caballero, una de sus hijas, para recuperar el legado de su madre, una mujer admirable que murió el 13 de mayo de 2009, pocos meses antes del comienzo de la primera causa por crímenes de lesa humanidad, la causa Guerrieri, que empezó el 31 de agosto de 2009. Su estructura entreteje --como lo hizo Delia en su vida-- lo personal con lo colectivo. La historia del país y de Latinoamérica forman parte del trabajo que también recoge las voces de quiénes conocieron a Delia. Es difícil evitar el llanto en muchas páginas. Es posible imaginar a ese puñado de personas durante la resistencia a la dictadura militar antes de 1982, cuando el reclamo se hizo masivo. Organizaban comidas, juntaban dinero para garantizar las visitas a las cárceles donde estaban los presos políticos, buscaban datos sobre desaparecidos, recibían a familiares. Delia nunca se ufanó, dijo que apenas había hecho "lo que había que hacer". Cuando Ana Ferrari, una sobreviviente que, por su profesión de enfermera, acompañó a Delia los últimos años de su vida, cuenta cómo era esta abogada, la dignidad que mostró durante su enfermedad para mantener las riendas de su vida, la carnadura humana se hace presente. Igual que cuando Inés Cozzi, Ana Moro y Alicia Lesgart --algunas de las hormigas que trabajaban en Familiares para armar el rompecabezas de la represión en la región-- la traen en sus rabietas, sus caprichos, sus ganas permanentes de fumar y su integridad siempre presente. Delia fue muy amiga de Darwiña Galicchio, la Abuela de Plaza de Mayo. Fue una mujer decidida, que presentaba hábeas corpus para averiguar el paradero de los desaparecidos cuando nadie lo hacía.

Su compromiso comenzó mucho antes de 1976. Delia presidió la Federación de Estudiantes del Litoral a fines de los 50, renunció a su cargo de fiscal en 1966, cuando fue la intervención Saráchaga y cuando el terrorismo de Estado se mostró en toda su dimensión, se aferró al derecho para combatir a la dictadura militar.

"Fue la impaciente ideal", la definió Ana Ferrari, que fue a declarar al juicio oral y público de Díaz Bessone con unos zapatos que pertenecían a Delia. Era su forma de llevarla consigo. "Me enseñó que hay cosas que no se negocian", escribe en el libro. A todos les enseñó algo, con la ironía, con el humor y también con su intransigencia que se demostró, casi al final, al enviarle una carta a la ex vicegobernadora Griselda Tessio para reprocharle que aceptara una candidatura y abandonara las causas de derechos humanos.

Delia Rodríguez Araya tuvo algunos reconocimientos antes de morir: el Concejo municipal la declaró ciudadana distinguida y los ex presos políticos le hicieron un homenaje por su tarea durante la dictadura. Ella se enojaba porque consideraba que había cumplido con su deber, pero esta ciudad le debe un lugar más destacado en la memoria colectiva. Cuando se habla de héroes y heroínas, Delia aparece allí. No para el bronce, sino porque hizo carne aquello de dar testimonio en tiempos difíciles.
Fuente:Rosario12

ENTRE RÍOS
15/12/2010
Herencia de familia, el nuevo libro de Daniel Enz, sobre el caso Bressán, de Concordia
Historias de un triple crimen
"Herencia de familia" saldrá a la calle la última semana de diciembre.
El triple crimen de ese noviembre de 2007 conmovió a la provincia y a buena parte de la opinión pública nacional. Una tarde de domingo, Matías no soportó más y esperó escondido en la chacra a su padre, Miguel Bressán -secretario de un juzgado de Instrucción de Concordia- y a cada uno de los componentes de su familia. A los tres los asesinó a quemarropa; entre ellos, al pequeño hijo de apenas dos años. En un nuevo libro, Herencia de familia, crónica de un triple crimen, Daniel Enz -director de ANALISIS- trata de explicar la trama oculta de una historia de poder, violencia y perversión en torno al caso, sucedido en proximidades de Concordia. El trabajo del periodista -el séptimo de la serie, desde 1995, en que saliera su primer libro- estará en librerías y kioscos de Entre Ríos y Santa Fe a partir de la última semana de diciembre. En estas páginas, buena parte del capítulo VII, denominado Un día de furia, como anticipo para los lectores.
Por Daniel Enz
–Matías, mañana no aparezcas por la chacra porque voy a venir con María Celia y el nene. Y vos sabés como se pone la Gorda si te ve. No sé por qué se le antojó venir este domingo, creo que está emputecida con eso de arreglar el jardín de mierda que pretende hacer a la entrada. Avisale a tu madre, porque hay que suspender lo que teníamos previsto, de juntarnos todos acá.

El chico apenas si esbozó una sonrisa y alcanzó a balbucear un “está bien”. Esa noche iba a dormir allí porque no había nadie para cuidar el lugar, pero se tendría que adaptar a los cambios de planes, como siempre sucedía.

Ya eran poco más de las ocho de la noche, el sol casi se terminaba de ocultar y era tiempo de regresar a casa. Padre e hijo habían pasado varias horas haciendo cosas en la chacra y practicando algunos tiros contra los árboles y los loros que, por la época, estaban más ruidosos que nunca. Incluso, hasta probaron algunos de los proyectiles para la pistola 380 que Bressán había comprado en una armería, a ciento cuarenta pesos las dos cajas con cincuenta balas cada una.

Matías se adelantó y esperó a su padre en la tranquera, para cerrar el candado. Bressán se demoró unos pocos minutos, terminó de ordenar, subió a su camioneta Ford Ranger y buscó la salida. El pibe cerró sin apuro y se ubicó en el asiento del acompañante.

–La cagada es que no voy a poder comer ese corderito que quedó en el freezer –le dijo a su padre, a poco de arrancar.

–No te preocupes, les guardo algo para ustedes. Igual, no sé si vamos a venir a comer al mediodía, a lo mejor un poco después. Estate atento a la mañana: si no paso a buscarte a las diez es porque después voy con la Gorda y el nene.

Ese viernes, junto a Donato Romero, el cuidador de la chacra, habían faenado cinco corderos. Uno quedó allí, para la parrilla del domingo. A los otros cuatro los llevaron Miguel y Matías personalmente a la casa de un conocido prestamista concordiense al que Bressán le debía algunos favores y bastante dinero.

Matías había ocultado su bronca por la frustración de las actividades del domingo. Pero no porque no la sintiera. Era el día que más esperaba en la semana porque Miguel lo destinaba a él, su madre y sus hermanos. Era el día de ellos, de compartir cosas, comer juntos y cuando, de alguna manera, lo podía mirar a Miguel como un padre. Sus hermanos nunca habían podido romper esa distancia porque el abogado jamás hizo el intento. La excepción era Matías.

–Te aviso que mañana no podemos ir a la chacra. Nos cagó la Gorda porque se le ocurrió hacer el jardín –le dijo el joven a su madre, a poco de entrar a la humilde casa.

–Bue... ya estamos acostumbrados a estas cosas de tu padre. El siempre termina resignando las cosas nuestras.

Matías pensó un rato si salía a la noche, pero finalmente desistió de la idea. El día siguiente no era un domingo más para él. Era un día particular.
*****
Bressán profirió algunas expresiones extrañas en Tribunales durante esa semana de noviembre. Por lo menos tres personas del Juzgado de Instrucción de Concordia lo escucharon decir la frase: “Este fin de semana se termina todo mi calvario”.

–¿De qué hablás, Miguel? –le preguntó una de esas personas.

–Ya se van a enterar…No quiero hablar.

Nadie le repreguntó. El funcionario judicial no era de mucho hablar. Era un hombre parco y de pocas palabras con la gente con la cual trabajaba, pero no con los amigos, abogados o funcionarios judiciales, a los cuales, algunas veces, buscaba sorprender con sus relatos grandilocuentes y hasta algo fantasiosos.

Pero esa frase, y especialmente la palabra “calvario”, dejaron pensando a los que lo oyeron. Algunos interpretaron que se iba a liberar de las deudas que había contraído con prestamistas concordienses o del cerco que le imponían los bancos con los cuales operaba, por lo que su esposa casi siempre tenía que salir a cubrirlo con sus fondos personales.

Miguel Bressán se acostó temprano esa noche del sábado. Su hijo Matías, a pocas cuadras, hizo lo mismo. Al día siguiente, domingo 18, el chico se levantó temprano y esperó a ver si su padre lo pasaba a buscar a las diez, pero Miguel nunca llegó. “Esa Gorda me volvió a cagar; no me puede cagar así toda la vida”, pensó. Hacía varias semanas que venía maquinando la idea de “hacer algo” contra la esposa de su padre porque no soportaba más el odio y la discriminación de los que era víctima. Tenía un plan en su cabeza, pero lo frenaba la pelea interna que le generaban sus propias ideas.

(Fragemento de la publicación que se podrá conseguir en librerías de toda la provincia).
Fuente:AnalisisDigital


“La realidad es una contradicción incitante”
Año 5. Edición número 204. Domingo 15 de abril de 2012
Por Miguel Russo
mrusso@miradasalsur.com.ar
(MÓNICA CODEGA)
Anticipando su visita a la próxima Feria del Libro, el autor habla de su nuevo libro, de la reconstrucción del Uruguay a través de la memoria, del imperio de los miedos y de la maravillosa costumbre de caminar Montevideo.

Dice Eduardo Galeano, sentado en su café de siempre, El Brasilero, mientras Montevideo pasa frente a la ventana en una tarde de bancos y trámites y caminatas: “Voy a Buenos Aires dentro de unos días a leer unas cuantas historias de esas que me han contado los hijos de los días. Y ellos, que son sabidos, me han dicho que la Feria de allí es el mejor lugar de encuentro de los libros queridos y la gente queriente. Y también voy por el placer personal de leer en voz alta y sentir que recibo de vuelta, multiplicadas, esas vibraciones. Leyendo en voz alta confirmo que la literatura puede ser pariente, aunque sea un pariente pobre, de la música, y que las palabras pueden escaparse de las páginas para ser música por un rato. Y es lo que a las palabras más les gusta”.
Eduardo Galeano viene de caminar, él también, esta Montevideo, como él mismo la define “tan caminable”. Paradójicamente (o no tanto), cuando Galeano se sienta en El Brasilero, no deja de caminar sus historias. La de este mismo bar, por ejemplo. O la de la derrota y victoria de este bar: “Un tipo, un presunto comprador italiano de este bar, se llevó en una larga noche, amparado por los milicos, toda la madera de roble de los pisos, todos los muebles. Dejaron un gran agujero aquí, se llevaron todos los vidrios, los espejos, no dejaron ni una cucharita. Pasó el tiempo y una pareja de arquitectos que amaba el café decidió emprender la reconstrucción. Con este café pasó lo mismo que con Leningrado, esa ciudad que la gente reconstruyó en base a fotos, dibujos, recuerdos. El Brasilero fue reconstruido por la memoria de los que lo queríamos”.
–¿Cuándo empezó a parar en este café?
–Cuando trabajaba, a fines de los ’50 y principios de los ’60, acá a la vuelta, un edificio enorme donde ahora hay un ministerio, y donde funcionaba el semanario Marcha, que dirigía Carlos Quijano. Nos escapábamos de la redacción y veníamos en banda a charlar.
–¿Extraña aquella Montevideo?
–Sí, extraño algunas cosas. Otras se mantuvieron. Lo que pasa es que las dictaduras militares no pasan en vano. Nos hicieron mucho daño, más del que sabemos. Porque se habla de lo más obvio que es el daño físico, los torturados, los desaparecidos, pero también están los daños invisibles.
–Las juntadas, las charlas, las escapadas al café, lo cotidiano...
–Exacto, el daño a la palabra. No hay estadística que las mida pero la ciudad donde nací y me crié, esta Montevideo, era una ciudad donde la palabra era sagrada. Nadie firmaba contrato por nada, pero nunca nadie fallaba a la hora de pagar. Durante todos los años de la dictadura militar el país entero fue obligado a mentir cotidianamente, había que mentir para sobrevivir. Y la palabra perdió valor. Con el paso del tiempo hasta cierto punto se recuperó, pero está muy lejos de ser lo que era.
–Perdió valor o cambió de significado. La cárcel de Montevideo llamada Libertad es un paradigma de eso…
–La cárcel Libertad, por supuesto. La verdad que la dictadura uruguaya fue campeona del mundo en tortura. Hay algo en lo que no mentían, al contrario, lo mostraban: era la composición cívico-militar de la dictadura. Cuesta mucho aceptarlo. Se piensa que era una coartada que los militares usaban para enmascararse, pero en realidad fue cívico-militar. Acá hubo dictadura militar con la complicidad de políticos muy importantes. Y eso dañó al país, nos obligaron a mentir para sobrevivir.
–Dentro de ese horror, hay una anécdota del documento con el que usted se movía por el mundo en el exilio…
–Como yo no tenía documento recurría a las Naciones Unidas para renovar permiso de estadía en Barcelona todos los meses. Entonces me dieron un documento cruzado en la tapa con dos rayitas negras que era el que le daban a los terroristas, con lo cual cada vez que viajaba me sacaban de la cola para interrogarme. En esa época, yo viajaba mucho para hacer conocer el horror que se vivía en América latina. Cosas que muestran cómo la realidad es una contradicción incitante. En esas condiciones, viajar con el pasaporte que tenía las dos rayitas negras no era lo más cómodo del mundo. Una vez, al llegar a México, me dijeron que tenía que hablar con la directora de inmigración, una señora policía mexicana que me dijo “usted no puede entrar porque mintió, llenó un formulario falso”. Le pregunté que quería decir. Y me dijo que donde pedían nacionalidad yo había puesto uruguayo. “En realidad, usted es apátrida, así lo dice su documento”. Apátrida, y yo sin saberlo. Yo pensaba que apátrida era la dictadura militar, una dictadura obediente que obedecía lo que venía de afuera. “Le prohíbo las ironías”, me increpó la señora. Nunca iba a poner apátrida, así que le avisé a un amigo que conocía al canciller de México y me vinieron a rescatar de las garras de esa mujer policía. Pero volviendo a lo de la mentira, este país fue dañado en su confianza en el otro.
–¿Se recuperó esa confianza?
–Hasta cierto punto. A veces me cuesta reconocerme en los demás, pero creo que se pudo salvar buena parte de lo que éramos. Es como este café que pudo resucitar por sus clientes querientes. De alguna manera, el país se va reconstruyendo porque, de algún modo mágico, la gente supo guardar la memoria de lo mejor que habíamos tenido.
–En esto de rescatar la memoria, escribió Uruguay, el continente, el mundo entero. Yendo de lo enorme a lo pequeño, ¿este café no es un libro, un libro que tendría que escribir?
–Quizá no necesite que yo lo escriba para ser un libro, porque ya lo es. La verdad es que los cafés fueron muy importantes para mí, éste y otros de Montevideo, de modo que si escribiera ese libro sería un texto de gratitudes a los cafés que fueron mi universidad. Aprendí en los cafés el arte de contar, escuchando a los grandes narradores orales y anónimos. Me las arreglaba, porque era muy jovencito, para colarme en las mesas y escuchar historias. Aquí aprendí a escuchar dos veces antes de decir una, a recordar que tenemos dos orejas y una sola boca. Aprendí que para no ser mudo hay que empezar por no ser sordo.
–Hablando de gratitudes, ¿quiénes son sus escritores uruguayos predilectos?
–Tengo una deuda de gratitud personal con Mario Benedetti y con el gordo Martínez Moreno que me ayudaron mucho. O con Paco Espínola, que también me estimulaba: “Vos sos una alegría del páis”, me decía. Y con otros que me ayudaron mucho leyéndolos nomás. Pero el más importante para mí fue Juan Carlos Onetti. Me enseñaba callando, ya que era de poco hablar y de mucho fumar. Era difícil para él encontrar quién lo acompañara en el consumo de ese vino de cirrosis instantánea que tomaba, y yo, que en esa época tenía 17 ó 18 años y un hígado de acero, era el ladero indicado. Me quedaba horas sentado a su lado mientras él estaba en la cama, fumando. Y de vez en cuando largaba alguna palabra y yo aprendía. También me peleaba. El viejo jodía mucho con que él escribía para él. “Yo escribo para mí”, decía. Entonces le propuse un pacto: que me diera todo lo que había escrito en esos días, yo lo ensobraba y se lo mandaba por correo a su casa de la calle Gonzalo Ramírez. Le dije que al recibirlo y leerlo se cumpliría el circuito.
–¿Y aceptó?
–Se puso furioso, me echó. Pero tres o cuatro días después me llamó: “Se puede saber qué carajo te pasa que no venís”, me gritó por teléfono. Después hay otro escritor que me influyó pero que no conocí, lamentablemente: Felisberto Hernández, ese gran uruguayo desconocido. Tuve el proyecto, cuando murió, de hacer un libro sobre él siguiendo las huellas no de sus pasos, sino de los de las seis esposas que compartieron su vida. Una idea linda: reconstruir a alguien a través de seis voces femeninas que lo evocaban como amante, como marido, como compañero, como tipo insoportable o querible. Pero comprendí que me iba a meter en un gran lío.
–¿Por qué?
–Porque él, en realidad, había vivido de las seis: Felisberto no había trabajado nunca. Amaba el piano, daba muchos conciertos, pero siempre se escapaba por la ventana porque lo recaudado no le alcanzaba para pagar el hotel. No le gustaba nada trabajar, y las mujeres lo mantenían. Lo lloraron todas alrededor del ataúd. Eso es una hazaña universal, además de las que cometió como escritor. Le pasaron cosas demasiados locas para meter en una narración.
–Una, nada más...
–Uno de sus seis matrimonios fue con una señora española, costurera. Cuando volvieron a Montevideo de España, consiguió un programa de radio financiado por la embajada de Estados Unidos para hablar mal del comunismo. Claro, le habían dicho que si venía el comunismo lo iban a obligar a trabajar. En ese programa se dedicaba a echar mierda al comunismo y a decir que era una sociedad de hormigas que aniquilaba el alma humana y la creatividad. Él se juntaba en su casa a discutir el programa con algunos amigos, y cuando llegaba la señora saludaba y se iba a coser al altillo. Con los años, se supo que esa mujer era la que dirigía la KGB para toda América del Sur. Y adentro de las máquinas de coser tenía unos aparatos de transmisión tremendos que no enviaban ningún reporte, por supuesto, del anticomunista profesional con el que se había casado.
–Vayamos a Los hijos de los días. Leyéndolo, y leyendo fundamentalmente el día 3 de septiembre, armé una hipótesis sobre el génesis del libro que usted, como hacedor de la cosa, puede destrozar a gusto. Ése es el día de su nacimiento, en 1940. Supongo que para un cumpleaños le regalaron el diario ABC de España del 3 de septiembre de 1940, y allí vio una foto de Franco sonriente ante las victorias nazis en Europa.
–Está bueno ese origen, pero no fue así. Para el 3 de septiembre yo escribí un texto que no es el que salió en el libro porque era demasiado autorreferencial.
–¿Qué decía?
–Me da cierta vergüenza contarlo. Hacía un retrato del mundo en ese momento, las tropas nazis avanzando y devorando el mapa de Europa, país por país. Y al final decía: “El mundo no esperaba nada bueno, entonces nací”.
–Bueno, ahora, el verdadero génesis...
–El libro nació en 1966 en Guatemala. Estaba escribiendo un libro sobre ese país como el primer laboratorio de la guerra sucia en América latina. Ahí, los Estados Unidos ensayaron lo que habían aprendido, realizado y usado en Vietnam. Yo estaba metido con las guerrillas en la montaña y clandestino en la ciudad, un período difícil. Muchos de los guerrilleros, que eran indios mayas, me contaron sus historias y yo las anotaba y las guardaba para que no interfirieran con mi proyecto central que era la denuncia de lo que iba a ocurrir y ocurrió. Allí aprendí que la cultura maya habla del tiempo como fundador del espacio. Algo que después diría Einstein, que probablemente era maya sin saberlo. La idea del tiempo fundador del espacio me apasionó. Tomaba apuntes y anoté eso que sirve de umbral al libro: “Y los días se echaron a caminar. Y ellos, los días, nos hicieron. Y así fuimos nacidos nosotros, los hijos de los días, los averiguadores, los buscadores de la vida”. Quedó ahí, guardadito, pero iba creciendo dentro de mí. Y un día dije por qué no hacer un libro que sea un calendario, el mío y el de la gente con la que vivo. Tomé ese disparador para hablar del tiempo desde mi tiempo, del modo que estoy acostumbrado a vivirlo y en cierto modo a medirlo, aunque sea una aventura imposible. Entonces, se me ocurrió hacer un libro que contara historias muy diversas pero que cada una naciera de un día, lo cual no tenía nada de raro porque si al fin y al cabo era verdad que nosotros somos hijos de los días era muy normal que cada día tuviera una historia para contar. Estamos hechos de historia, aunque me dijeron que estamos hechos de átomos. A partir de ese momento se me ocurrió una estructura de calendario y empezaron a llover las historias y a caer exactamente en los lugares donde debían caer, porque cuando hay una estructura sólida montada como proyecto para escribir, después es cuestión de sentarse a ver como los ladrillitos son tan amables que se van colocando donde deben.
–Desde aquel momento en Guatemala hasta la edición del libro, en el medio publicó El libro de los abrazos, Memorias del fuego, Espejos, tantos otros. ¿Qué ladrillitos iba seleccionando para que fueran Los hijos de los días?
–No lo podría explicar porque era algo que ocurría. Yo camino las ideas; ése es el privilegio que tenemos los montevideanos: vivir en una ciudad caminable. Puedo pasarme horas caminando siempre a la orilla del agua y las palabras caminan dentro de mí y van creciendo. Ese caminar influyó mucho sobre mi modo de escribir.
–Así se entiende por qué leer sus libros es leer Uruguay...
–La ventaja que tiene este país, es que es muy abierto y eso hace que yo mismo tenga una cultura muy diversa dentro de mí, sobre todo por mis andares latinoamericanos que fueron los que más me marcaron. Pero después hay un redescubrimiento del mundo en el que siento que se me abrió el corazón y se me amplió la razón. Esto de que nada de lo que ocurre en el mundo me es ajeno. Eso me multiplicó los mapas y los tiempos y me dio la capacidad de locura necesaria para meterme con cualquier tiempo del mundo y con cualquier mapa. Eran cosas que yo vivía o leía o me las contaban. Escuchaba y pensaba cómo lograr que esa baldosita que había nacido dentro de mí haber se entendiera con otras baldositas para formar el mosaico. Los libros son eso: mosaicos de pequeñas baldositas.
–Voces de muchos que usted galeaniza mientras camina Montevideo...
–Pero poniéndome en un segundo plano, como alguien que escucha y transmite. Muestro e intento abrir oídos de lectores para ofrecerles voces que no conocen o que valdría la pena que conocieran. Claro que no es una antología de toda esa gente, son textos míos donde cuento cosas que le han pasado a otros y me parecen dignas de ser contadas. Estoy allí, y supongo que es por la identidad que uno siente con las cosas que más lo golpean o que más hondamente le llegan. Es el modo de saludarse de los indígenas mayas, justamente, que cuando se cruzan se dicen “yo soy tú y tú eres yo”. Uno es el resultado de las muchas cosas que va aprendiendo a lo largo del camino y también de todo lo que va rechazando. Es el legítimo derecho a incorporar y también el legítimo derecho a decir esto no es lo mío, no me gusta, yo no quiero vivir así. Yo no quiero vivir para ser más que los otros o para tener más que los otros como enseñan las reglas actuales, esas consignas bobas de los valores del mercado que son el precio de cada persona y el precio de cada país. Lo está viviendo Europa. Acabo de leer una estadística que dice que los suicidios en Grecia en el último año crecieron un 40%. Eso revela hasta dónde es trágico el programa único de gobierno al que estamos sometidos los habitantes de este planeta que ahora está en manos de los magos de las finanzas, de gente que nos enseña a vivir para morir y a no compartir la vida. Pocas veces el mundo ha sido sometido a un sistema tan universal. Ahora es el imperio global de las altas finanzas que gobiernan el mundo y que te enseñan a ser mercancía y a tratar a los demás como mercancía.
–Además, hasta no hace mucho, Europa era intocable. Para eso estaban Asia, África, América. Ahora, ellos mismos empezaron a caer.
–Están envenenando todo, el aire, el agua, la tierra y el alma. No sé a qué planeta se piensan ir los que mandan, los amos del mundo. No hay que someterse a esta especie de dictadura universal del miedo que es la que estamos padeciendo, ese miedo visible a veces y a veces invisible. Vivimos bajo un sistema universal de poder que quiere convencernos de que el prójimo es nuestro enemigo, que el otro no es nunca una promesa sino una amenaza. Los medios de comunicación, que mucho han contribuido a esto, tienen un poder de irradiación impresionante o que se nota más que antes. Y enseñan el miedo, enseñan que hay que desconfiar todo el tiempo. Éste es un mundo inseguro, pero no como lo pintan los medios, sino porque el propio sistema trabaja para multiplicar la inseguridad y para generarla. El sistema genera miedo: miedos que nacen de la propia dinámica del sistema en el cual el ser humano ha desaparecido como factor. Sólo servimos como numeritos, cuántos somos, cuántos quedamos, a cuántos van a comprar, cuántos van a quedar afuera. No es un mundo muy cautivante, muy estimulante éste que estamos habitando, pero no es el único mundo posible. Hay muchos munditos que están queriendo nacer en la barriga del mundo que padecemos.
Fuente:MiradasalSur


Los días, según Eduardo Galeano
15/04/2012
"Los hijos de los días", el nuevo libro del escritor uruguayo, es una suerte de calendario literario.
Galeano repasa 366 historias que van de Mark Twain a Los Beatles, pasando por el 11 -S.
Desde la historia de la primera escritora, que escribía en tablillas de barro, hasta relatos sobre los indignados, los desaparecidos, Los Beatles o Mark Twain, todos pueblan "Los hijos de los días", la última obra del uruguayo Eduardo Galeano. Su nuevo libro es una suerte de calendario que relata 366 historias -una para cada día del año- de hombres y mujeres, célebres o anónimos, y diversas anécdotas que el autor rescata del olvido.

Con su habitual mirada crítica sobre el mundo y su permanente actitud de defensa de los desvalidos, los indígenas y los anónimos del planeta, Galeano recorre la historia deteniéndose en cada día y provocando la inquietud del lector.

¿Sabía usted que Adán y Eva fueron los primeros exiliados? o que ¿el griego Eratóstenes midió la cintura del mundo, hace 2.300 años, y se equivocó en 90 kilómetros?, pregunta Galeano al lector, lo que se transforma en una cordial invitación a sumergirse en el interior de la obra, de 430 páginas.

El libro "Los hijos de los días" se inicia el 1 de enero, que "no es el primer día del año para los mayas, los judíos, los árabes, los chinos y otros muchos habitantes de este mundo", sostiene Galeano y afirma que "la fecha fue inventada por Roma, la Roma imperial, y bendecida por la Roma vaticana, y resulta más bien exagerado decir que la humanidad entera celebra este cruce de frontera de los años".

Sobre el 25 de agosto, día de 1830 en el que Uruguay declaró su independencia de "todo poder extranjero", Galeano recuerda que "al amanecer de este día, de 1944, París enloqueció. La ocupación nazi había terminado" pero acota que "los primeros liberadores de París fueron los republicanos españoles".

"Vencidos en su tierra se habían batido por Francia. Ellos creían que después España sería rescatada. Se equivocaron", escribe.

Respecto del 3 de septiembre, día de su propio nacimiento, en 1940, el escritor uruguayo señala que la portada del diario español ABC "informaba que habían sido derribados 116 aviones enemigos y no ocultaba su satisfacción ante el gran éxito de los ataques del Reich" alemán.

"En la tapa del diario sonreía, triunfante, el generalísimo (español) Francisco Franco. La gratitud era una de sus virtudes", comenta irónicamente Galeano, en su texto que tituló "Gente agradecida" y que aparece en la página 283 de su último libro.

"Setiembre 11, día contra el terrorismo, en la versión que yo propongo: llenaría el mundo de carteles que dijeran: se busca a los secuestradores de países, se busca a los estranguladores de salarios, a los exterminadores de empleos, a los envenenadores del agua y a los ladrones del agua, se busca a los traficantes del miedo". "Siempre la misma guerra entre la civilización y la barbarie, ¿no? que flota por debajo y por encima y los costados de todo lo que voy leyendo", comentó el autor .

El escritor, cuya educación formal no superó el primer año de secundaria, es autor de una extensa obra en la que confluyen la narración, el ensayo, la poesía y la crónica, siempre trasluciendo su compromiso con el mundo que lo rodea.

Entre sus libros más exitosos figuran "Las venas abiertas de América Latina" (1971), "Vagamundo y otros relatos", "La canción de nosotros", la trilogía "Memoria del fuego" (Los nacimientos, 1982, Las caras y las máscaras, 1984, y El siglo del viento, 1986), "El libro de los abrazos" (1989) o "El fútbol a sol y sombra" (1995).

El escritor ha recibido todo tipo de reconocimientos, entre los cuales el premio Casa de las Américas (1975 y 1978), el American Book Award de la Universidad de Washington (1989, por "Memorias del fuego"), los premios italianos Mare Nostrum, Pellegrino Artusi y Grinzane Cavour, el premio Stig-Dagerman, de Suecia, otorgado en 2011 "porque su escritura apoya en forma inquebrantable a todos aquellos que están marginados y condenados".

"Los hijos de los días" es el libro número 16 de Eduardo Galeano, en una serie que arrancó en 1971 con "Las venas abiertas de América Latina", un ensayo que narra la historia del saqueo de los recursos naturales del continente por parte de potenciales europeas, desde el siglo XV con la llegada de los españoles. (AFP/DPA)
Fuente:RioNegro.com.ar

Entrevista. Alejandro Dolina. Escritor
Año 5. Edición número 204. Domingo 15 de abril de 2012
Por Eduardo Anguita
eanguita@miradasalsur.com
“El artista se parece a un vendedor ambulante” El conductor de La venganza será terrible acaba de editar Cartas marcadas, un libro en el que reaparecen los entrañables personajes de Crónicas del Ángel Gris, por las calles de Flores.

En Cartas marcadas me encontré con personajes que te pueblan hace muchísimos años, desde Jorge Allen o el polígrafo Manuel Mandeb hasta el Ruso Salzman. Me pregunto entonces qué tendrá que ver este libro con las Crónicas del Ángel Gris.
–En realidad aparecen bajo una forma más verdadera. Son sujetos un poco más canallas, más oscuros y un poco más descreyentes que en aquellas apariciones más luminosas, más parecidas a cuentos de hadas en las historias del Ángel Gris. Éstas son un poco oscuras, más parecidas a como deben ser en realidad los personajes. Los que antes llamábamos hombres sencillos de Flores para señalar a los hombres de fe, y los que llamábamos refutadores de leyendas, para señalar a los cientistas, no existen en estado puro sino encerrados en manicomios. En realidad todos somos una mezcla de creyentes y descreyentes, de hombres sensibles de Flores y refutadores de leyendas. Y así, más verdaderos, me parece que son estos personajes de este libro nuevo.
–¿Y tiene esto que ver también con la época del Ángel Gris, que era una época luminosa? Recuerdo que en la revista Humor nos traía alegría, nos sacaba de la angustia.
–Bueno, sí. Pero ahora quizá tenemos algunas alegrías reales cada tanto bajo la forma de un largo regreso del infierno. El camino de regreso del infierno siempre es un camino hacia la luz.
–Uno dice novela, sin embargo al final se encuentra una bibliografía, o sea que te detuviste a leer a algunos poetas como Prévert, algún dramaturgo llamado Shakespeare, algún filósofo llamado Hegel.
–Más que una bibliografía es el reconocimiento de un saqueo. Ahí aparece, por ejemplo, el personaje de Nadine, que solo habla citando a poetas.
–En tu tarea novelística tenés que pasar del tipo sensible al analítico, del tipo que de repente tiene una iluminación al que tiene que guiarse por una trama...
–Creo que hay, finalmente, aunque a uno le cueste reconocerlo, un oficio. El oficio de contar, y de contar historias. Ese oficio tiene sus trampas, tiene cosas que son artificiales. Uno no siempre escribe lo que le han contado. Suele pasar que preguntan: ¿Escribe sobre cosas que le pasaron? ¿Eso le pasó a usted? No. Uno tiene por ahí la pequeña destreza de contar relatos y tiene también quizás la necesidad de que lo quieran, por eso escribe. Escribe porque tiene la destreza. Y escribe porque desea que lo quieran. Yo no estoy seguro, si no hay cosa que me emocione más que alguien que vende, que ofrece algo que se le ha ocurrido, algo que ha construido y trata de que los demás lo quieran a través de esa oferta. Se parece mucho el artista al vendedor ambulante. Está proponiendo algo demasiado humilde para ser querido con mucha ansia y por lo mismo, por lo difícil del asunto, el artista se parece a un vendedor ambulante cuyos productos son pequeños, son tristes, son baratos.
–Sé que es difícil decir si esto te pasó, pero me pregunto, en Cartas marcadas , ¿cuántas cosas te pasaron...?
–Pero claro que sí, me pasó. La primera respuesta es no, no me pasó, pero cuando uno sigue pensando se da cuenta de que sí ha pasado, y se da cuenta de que otros más ilustres que uno han contestado esa misma pregunta. Y está la famosa respuesta de Flaubert cuando alguien le pregunta: ¿Quién es Madame Bovary, usted la conoció, en quién se inspiró? Y él dice: soy yo. Y todos los personajes de la novela, los que se contradicen, también son el escritor. Así que sí, todo eso me ha pasado y si no lo dije antes es porque no me había dado cuenta. A todos nos pasan cosas que no sabemos que nos pasan.
–¿Y te van pasando a medida que escribís o primero sentís que te pasan y tenés la necesidad de ir a escribir? ¿Tenés un ritual de horario?
–No, no. No puedo. Escribo con muy poca facilidad realmente y con mucho arrepentimiento. Tengo algunos momentos en que me creo bastante bueno y escribo un largo rato. Y después sobreviene el arrepentimiento; me arrepiento de lo que he escrito. Así que no tengo esa suerte de momento perfecto que puede llamarse inspiración, que es cuando uno tiene las ganas de escribir, la facilidad para hacerlo, la rapidez de la ocurrencia. Yo, ya en el mismo momento de escribir, estoy arrepintiéndome de hacerlo. Entonces sufro. Escribo con mucho sufrimiento, con mucha lentitud, y la única ventaja que tiene esto es la sospecha que uno tiene de no ser demasiado bueno. Creo que la peor desventaja del canchero es que cree que siempre está fenómeno. Y el que cree que siempre está fenómeno, alguna vez, más tarde o más temprano, va a caer en el pozo de los giles. Así que yo prefiero ser, y creo que todo astuto debe ser, antes que nada, desconfiado. Y el buen escritor tiene que ser buen lector y desconfiado de sí mismo. Y por ahí, cada tanto, de tanto perseverar, acertar.
–En el libro aparece la explicación de una palabra en chino (huan chin punao) que vos relatás como la célebre técnica sexual taoísta que permitió al emperador complacer a 1.200 concubinas…
–Una atrás de la otra.
–Sin resentir su salud.
–Así dicen, efectivamente. Los taoístas estaban siempre muy pendientes del sexo porque lo relacionan mucho con la inmortalidad. Entonces, era igualmente importante aprender una forma de respiración, que según ellos consistía en ir retardando el número de inspiraciones y expiraciones por minuto hasta llegar a la hora y media, y claro, el que conseguía la destreza de estar una hora sin respirar obviamente era inmortal. Esa misma destreza aplicada al sexo conseguía declarar inmortal a aquel que pudiera complacer a tantas señoras como deseara sin resentir su salud.
–Al principio hacés un relato que me pareció una gran advertencia respecto de un tema que tratás siempre: qué es la memoria, qué es el relato, cómo se construye la memoria. Y hablás de una historia de chinos en la cual sus disfraces, la impersonalidad a través de la representación, los lleva a tener una memoria colectiva.
–Sí, es un lindo relato. Está hecho a manera de prólogo. Debe ser de algún otro. Justamente tiene eso que vos has dicho y también algo que surge de todo esto que es la duda acerca del propio ser, el disfraz, la memoria inconstante, finalmente trae una duda acerca de quién es uno. Yo creo que la novela toda tiene como tema central la inconstancia del ser, la inconstancia del sujeto. Y aquel que en un principio parece ser Juan, es luego Pedro, y lo que parece ser un mero juego de disfraces, de ocultaciones, no es otra cosa que la vida. La niebla de Flores, esa dificultad constante que hay en el barrio, donde todo el mundo se confunde, es, después de todo, la dificultad que tenemos de percibir y de conocer.
–Dejame recordar las calles a ver si sigo bien: Juan Bautista Alberdi y Avellaneda, Boyacá y Nazca, ¿puede ser?
–Está perfecto, sí.
–En ese cuadrado, en esa zona de niebla verde suceden cosas, y yo siempre me pregunté tu vínculo con Flores, además del poético, ¿qué otras referencias tiene, que podamos saber y no incluya las 1.200 doncellas?
–El capricho. Y otro detalle: yo vivía en Caseros cuando inventé estas historias; un lugar muy poco literario. Uno, por ejemplo, dice que las historias ocurrieron en Caseros, y la primera media hora o diez páginas tiene que emplearlas en explicar adónde queda. En cambio Flores es un barrio típico, que uno rápidamente cita, como el oficio del carpintero como primera cosa que a uno le viene a la cabeza. Diga un oficio: carpintero. Nombre un barrio cualquiera: Flores. Esa es una virtud literaria: ser reconocible sólo por el nombre, sin necesidad de explicaciones vanas. Así que es simplemente un capricho literario, una comodidad del escritor.
Fuente:MiradasalSur

13/04/12
El afán de decirlo todo
El catalán Jaume Cabre construye en “Yo confieso” una novela monumental que atraviesa toda la historia española.
POR Osvaldo Gallone
CABRE. Es guionista de cine y TV.
Yo confieso, del catalán Jaume Cabré, es una novela monumental. Desde la experimentación con la forma y la estructura de la narrativa latinoamericana de la década del sesenta (Conversación en La Catedral, de Vargas Llosa, y Cambio de piel, de Carlos Fuentes, por ejemplo) no se ha escrito una novela de semejante aliento épico y afán totalizador de la realidad, una novela-océano donde afluyan tantos ríos que vayan a dar a la mar y desborden de significación y pluralidad de sentidos.

Adrià Ardèvol (protagonista de la novela y pariente del hombre-libro Peter Kien, el memorable personaje de Auto de fe, de Elías Canetti) ha sido educado por su padre, Félix, para ser un erudito y acicateado por su madre, Carme, para convertirse en un virtuoso violinista. La novela es el largo monólogo de Adrià para esclarecer quién fue realmente su padre (y, por lo tanto, una honda reflexión sobre el nombre del Padre) y un ejercicio de introspección para exhumar aquello que fue elidido durante su infancia y adolescencia: el signo y el alcance de su propio deseo. Monólogo engañoso en tanto que el punto de vista narrativo se alterna sin transiciones (de la primera persona del narrador confesional a la tercera del narrador testigo), muda que se verifica incluso en una misma frase y que modifica, en consecuencia, las referencias espacial y cronológica. Del itinerario personal de Adrià Ardèvol (desde su infancia y adolescencia traumáticas hasta el progresivo deterioro de su vejez asediada por el Alzheimer) surgen historias donde confluyen la Inquisición y el nazismo, la historia de España atravesada por el franquismo, la persecución de infieles, catalanes, judíos o heterodoxos; este punto de fuga y convergencia es uno de los modos de pensar la novela: un vertiginoso enlace de cabos que por más que parezcan desatados y remotos están, en rigor, concatenados y próximos. En este sentido, Adrià Ardèvol (que deviene, al fin, catedrático universitario) asume su fracaso consistente en no haber podido escribir una exhaustiva monografía en torno al mal (el mal radical, el mal absoluto, el mal cotidiano, el mal divino).

Yo confieso es, entre otras cosas, esa demoledora monografía que Adrià Ardèvol cree haber dejado inconclusa. Y también, como contracara, es una historia de amor: la de Adrià Ardèvol con Sara Voltes-Epstein (a ella es a quien va dirigido el largo monólogo), un precipitado de todos los temas del folletín romántico: encuentros, desencuentros, malentendidos, separaciones, pasión tormentosa y desdichado final.

Yo confieso es un texto hiperliterario cuyo mayor homenaje se dirige, como no podía ser de otra manera, a la literatura. Si hay un tema clásico que la narrativa ha trajinado es el del objeto perdido, buscado y que reaparece en el transcurso del tiempo (la carta robada, la estatuilla del halcón maltés, el manuscrito inhallable, etc.); aquí, a falta de uno, hay tres: una medallita de la Madonna dai Ciüf, un violín Storioni del siglo XVIII y el retazo de una servilleta de cuadros azules y blancos; la reconstrucción del errático destino de los tres objetos reconstruye la novela y los destinos de sus personajes, de Adrià hacia adelante y hacia atrás, como una cinta de Moebius que no reconoce principio ni fin. Y las frecuentes remisiones literarias son asimismo un tributo a la literatura: desde una alusión a Las afinidades electivas, de Goethe, hasta una frase que comienza así: “Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, Adrià Ardèvol comprendió que...”.

Armado de la misma lógica que la cinta de Moebius, en una nota final el autor declara: “Di por definitivamente inacabada esta novela el 27 de enero de 2011”; se puede pensar que hay cierta clase de libros cuya característica constitutiva es la incompletud merced, paradójicamente, al afán de decirlo todo. En una célebre carta a un editor que quería publicar su Tractatus..., Wittgenstein señala que el libro consta de dos partes: la escrita y aquella que, sin duda, es la más interesante: la que no pudo escribir. Se puede constituir una toda una biblioteca integrada con obras maestras inacabadas: Ser y Tiempo, Bouvard y Pécuchet, El idiota de la familia, la obra kafkiana; el lugar de Yo confieso se halla entre esos libros, un lugar de merecido privilegio.
Fuente:RevistaÑ

09 de Abril
Cortázar y su correspondencia: un clima de época
Por Mora Cordeu
Con la publicación de los dos últimos tomos, de cinco que contienen la correspondencia de Julio Cortázar desde 1937 hasta 1984, culmina un trabajo exhaustivo de Aurora Bernárdez -albacea del escritor- y del filólogo Carlos Alvarez al incorporar más de mil textos inéditos a la edición anterior, realizada en el 2000.

En el cuarto volumen, publicado por Alfaguara, encontramos cartas de Cortázar (1914-1984) dirigidas a Roberto Fernández Retamar o a Mario Vargas Llosa y con este último escritor se empiezan a delinear las primeras diferencias, referidas a las medidas tomadas por la revolución cubana.

(...)"Coincido plenamente contigo en que la situación en Cuba tiene ribetes críticos de los que el caso Padilla no es más que uno de los puntos salientes, pero que a pesar de todo eso nuestra solidaridad con lo esencial de la revolución sigue siendo lo mejor que podemos darle a Latinoamérica después de y con nuestros libros", le escribe en marzo de 1969.

También en este tomo se incluye la carta enviada a Fidel Castro por el arresto del poeta Heberto Padilla firmada por Cortázar, Italo Calvino, Marguerite Duras, Alberto Moravia, Jean Paul Sartre, Simone de Beauvoir, Jorge Semprún, entre otros escritores.

Hay una carta a Vargas Llosa, más personal y graciosa, donde el autor de "Rayuela" cuenta las penurias que pasó en Londres junto a Ugné Karvelis -su compañera en esos días- en el departamento del peruano en su ausencia, debido al frío que lo hizo partir antes de tiempo, por lo que no pudieron encontrarse como habían previsto.

También hay cartas para Guillermo Cabrera Infante o José Lezama Lima y a Alejandra Pizarnik: "Me alegra que te haya gustado la cinta con tus poemas y quiero que sea para vos sola (vos y tus amigos) la idea de un disco no me gusta, no echemos a la calle algo que nació como una caricia o una cita intrasferibles".
"Estoy en un pueblecito de las colinas, sentado en el café de la plaza. Traje mi correo para leerlo al sol y encuentro tu pequeño sobre rojo. Sí, Alejandra, claro que te pienso con amor, no necesitás pedírmelo, vos estás siempre y sos la luna fiel que ninguna tecnología envilecerá", le cuenta en otra pequeña esquela.

Escribe a Eduardo Jonquieres "Lo creas o no, la noticia de Onganía Kapput me la diste vos, porque no había pescado noticias en la radio y no había bajado a comprar el diario. (...) La verdad es que no comparto tus esperanzas; tego la impresión de que, como en la historia de Bizancio, todo ocurre dentro de palacio y afuera las cosas siguen como antes, es decir mal".

La situación argentina sobrevuela mezclada con los problemas domésticos en las cartas enviadas a su hermana Ofelia y a su madre y comentarios sobre el devenir de la revolución cubana.

Aurora Bernárdez, su primera esposa, es la destinataria de varias cartas de Cortázar, que nunca dejó de preocuparse por esa "topotita ojerosa aunque resplandeciente", como se dirigía a ella.

Entre la profusa correspondencia, hay misivas a Gabriel García Márquez, Ariel Dorfman, Liliana Heker, Osvaldo Soriano, David Viñas y a Arnaldo Calveyra.

En el quinto tomo, aparece una carta que le envía escrita en francés a Carol Dunlop: "Recordarás que en Montreal te dije de mi interés y mi admiración por tu relato `Espejos y reflejos`.

Acabo de releerlo en París y se me ha ocurrido la idea de que quizá podríamos intentar juntos, tú y yo, algo como un `trabajo paralelo`", le escribe a la que será su tercera mujer.

En una carta fechada en julio de 1978, le pide al uruguayo Juan Carlos Onetti, que le conteste a un apartado:"Mi dirección privada no es segura; ya me rompieron dos veces el buzón y no por razones literarias (mi querida embajada y la CIA lo saben, hijos de puta)".

Y mantiene contacto con el también escritor uruguayo Eduardo Galeano donde le cuenta su separación con Ugné: "No es fácil separarse de una mujer tan extraordinaria como la que me acompañó durante estos diez años", le escribe.

En esos años, comienza la estrecha relación de Cortázar con la revolución en Nicaragua, país al que visita con frecuencia, a pesar de los problemas de salud, que por momentos se acentúan, así como los de Carol, su nueva compañera.

Vuelven ambos de un viaje a Cuba y Nicaragua en febrero de 1980 y en sus cartas empieza a pedir solidaridad con la revolución y el envío de ropa, medicamentos, para paliar la difícil situación.

La preocupación por el destino de Nicaragua estará presente hasta el final de su vida, así como la intensidad de su relación con Carol, con quien emprende un viaje -descripto en sus cartas y luego convertido en un libro- por la autopista que va de París a Marsella.

Desde allí le escribe a Guillermo Schavelzon: "Los amigos encargados del apoyo logístico (un reabastecimiento cada diez días) nos trajeron el correo, y con él vino tu carta (...)Te la contesto instalado en Fafner, nuestro rojo dragón que tan valientemente nos lleva de parking en parking, mientras Carol lee a la sombra de un arbolito".

Luego de viajar a Nicaragua Julio tuvo que volver a París con Carol enferma, víctima de un virus que paralizó la producción de leucocitos y plaquetas.

"Carol se me fue como un hilito de agua entre los dedos el martes 2 de este mes. Se fue dulcemente, como era ella, y yo estuve a su lado hasta el fin, los dos solos en esa sala de hospital donde pasó dos meses, donde todo resultó inútil", escribe a su madre en noviembre de 1982.

Cortazar continuará con sus viajes a América Central, dará cuenta de su corto desplazamiento por la Argentina -durante el gobierno de Alfonsín- y hará alusiones en sus cartas a su frágil salud.

La última carta, del 20 de enero de 1984 está dirigida a Felisa Ramos, donde le cuenta que ha mirado por arriba las pruebas de Rayuela -"Las erratas internas no puedo señalarlas porque eso significaría la lectura sistemática del libro, y te repito que no estoy en condiciones de hacerla", Y se despide con "todo el afecto de tu maltrecho Julio Cortázar".
Fuente:Telam

11 de Abril 
Un libro reúne stencils y graffittis sobre la muerte de Néstor Kirchner
Por Mora Cordeu
Un pequeño libro objeto reúne, por iniciativa de Claudia Berra, una serie de stencils y graffitis que aparecieron en las paredes de Buenos Aires después de la muerte de Néstor Kirchner, como un desafío a continuar una saga inconclusa, una tarea colectiva.
La portada del libro "Néstor vive!", publicado por Ediciones Piloto de Tormenta, trae la imagen del ex Presidente con la escafandra del Eternauta, ese mítico personaje -obra de Héctor Oesterheld y Francisco Solano López- que apareció por primera vez en 1957 en la revista Hora Cero.

La idea de reunir estas manifestaciones espontáneas de la gente en las paredes, muros, suelos... vuelve a recrear una cierta atmósfera, el registro de un momento único. "El Eternauta invade el paisaje ciudadano, propone la existencia de un héroe verdadero en tanto héroe colectivo, un grupo humano...nunca individual, nunca el héroe sólo", dice en un texto que precede a las imágenes.

"Decía Kirchner `estamos saliendo del infierno`. Y aparece... El Eternauta, y decía Oesterheld, `la noche que se abre...en angustia y desolación...una minuciosa radiografía de la historia argentina. Metáfora alucinante del país arrasado, entregado a intereses externos y dominados por el invasor. Cuando ya no importa si se gana o se pierde lo único que prevalece es la dignidad`".

Esa conversación entre Kirchner con el Eternauta "adquiere contenido ético. La política, el compromiso, el cuidado de sí y del otro, un estado en la práctica de una ciudadanía, una ciudadanía en la práctica de una ciudad, de un texto, una utopía, un relieve, una geografía, una extensión con intensiones que no combaten entre sí, que conviven las distancias".

Al Eternauta, cuentan los hacedores del libro, "se sumaron más stenciles que alertaron sobre un diálogo. Mirada desestructurada por un relato espontáneo, repetido, insistente, resignificado.

Enfatiza algo de lo real frente a lo cual estamos desprevenidos. contraste, imagen y palabra, animación en paisaje, único en su diferencia.

Opera sobre lo reconocible y lo vuelve a contar si agotarlo". El texto enfatiza el rol del estencil, "como transcripción, edición, texto-imagen, símbolo que expresa un proyecto inacabado y vigente.

Actúa como desafío y "sugiere el compromiso con una sociedad más justa e igualitaria". En las calles, "el esténcil ha adoptado una función política y social; tiene una finalidad expresiva y poderosa en el discurso público político".

Y es significativo porque propone un relato: "En este libro se registran los relatos que proponen a Néstor K instituyendo una sociedad que se anima a pensarse diferente".

Los gestos "que dilucidan el escenario de un momento" se multiplican en otros, invitan a nuevas historias colectivas.

"Néstor vive", reproduce imágenes donde el ex presidente aparece junto al Che Guevara y debajo la leyenda "Pasionales", Néstor con Eva y agrega la palabra "Leales"; una figura casi de pingüino con una pancarta del Nunca más y a continuación "Los 30.000 te agradecemos la justicia que nos diste".

También aparece Néstor con Jauretche, San Martín, Rodolfo Walsh, Perón; junto al cura Mujica y como marco la palabra "Solidarios". Y Cristina, varios `Fuerza Cristina` en distintos formatos y tipografías; un pingüino con la fecha de la elección presidencial, con distintos acompañamientos, y en blanco y negro la imagen de Kirchner con la Presidenta que se repite una y otra vez.

Pingüinos diversos, con una banda significativa: "No está muerto quien pelea"; una gatita con el Hello Kirchner; "Néstor: estás y estarás siempre", firmado por La Cámpora o "A Néstor no lo enterramos, lo sembramos` entre centenares de leyendas que forman este registro espontáneo, vital, donde las paredes, los suelos hacen circular "el trazo proyectado de pies ligeros".

A la presentación del libro, este jueves a las 19 en el Museo del Libro y de la Lengua, avenida Las Heras 2555, ha sido invitado el Ministro de Trabajo, Carlos Tomada y contará con la participación de la directora del museo, María Pía López; Claudia Berra y el colectivo Brigada Plástika.
Fuente:Telam

12 de Abril 
La creadora de Harry Potter lanza su primera novela para adultos
La creadora de la exitosa saga del aprendiz de mago "Harry Potter", Joanne K. Rowling, anunció que el 27 de septiembre publicará su primera novela para adultos que llevará por título "The Casual Victory".

Según señaló Rowling vía Twitter, "The Casual Victory" se publicará en todo el mundo en septiembre en papel pero también en formato digital.

"La nueva obra será completamente diferente a todos mis anteriores trabajos", aseguró Rowling según la agencia de noticias DPA.

Por ahora se sabe de la trama que la historia gira en torno a la repentina muerte de un hombre llamado Barry Fairweather. Su deceso conmueve la idílica población inglesa de Pagford.

"Pero detrás de la hermosas fachadas con una vieja iglesia y una plaza empedrada, se ve una ciudad en guerra", apuntaron desde la editorial Little, Brown & Co.

En la novela están enfrentados ricos contra pobres, adolescentes contra sus padres, mujeres contra sus maridos, profesores contra alumnos y el puesto libre que deja el protagonista en el consejo de la parroquia empeora aún más las cosas.

"La obra contiene continuas sorpresas y tiene el típico humor negro británico”, dijo Rowling en su página de internet. La autora de las siete novelas juveniles sobre "Harry Potter" se mostró agradecida.

"La libertad para adentrarme en nuevos territorios es un regalo que me ha concedido el éxito de Harry", señaló la escritora británica.

De la saga de "Harry Potter" se vendieron más de 450 millones de ejemplares en todo el mundo, traducidos a 74 idiomas.
Fuente:Telam



TEATRO
ROSARIO
UNA FAMILIA ARGENTINA TIPICA, UN CRIMEN Y UN JUEGO QUE NOS CONDUCE AL PASADO.
Casillero por casillero, el juego final
"La Oca" muestra a una familia argentina en la dictadura, donde un miembro se involucra activamente en la política. La angustia por no saber qué le ocurrió tergiversa esa realidad que deriva en la condena de un culpable que no es.
Por Julio Cejas
Los personajes, cada uno con su carácter distintivo, marcan una lucha por la supervivencia
Después de su exitoso estreno el año pasado vuelve a la cartelera rosarina: "La Oca, el juego final", obra ganadora del premio nacional de dramaturgia Bicentenario 2010. Escrita y dirigida por Fernando Pallas que podrá verse todos los viernes de abril a las 22.30 en Teatro Arteón (Sarmiento 778). Pallas, responsable de obras como "El tumbalatas" y "La Caja Boba", comentó a Rosario/12, los pormenores de su ópera prima que también fue reconocida en la ciudad de Buenos Aires, en la que volverá a presentarse al finalizar las funciones previstas para este año en Rosario.

"La obra parte, de una crítica de un momento histórico determinado: El golpe de Estado de 1976. En ese contexto se produce el resquebrajamiento de una familia, a partir de la muerte de la madre, episodio que deja una huella imborrable en sus hijos, que prefieren pensar que el asesino es su padre porque es más fácil de digerir", explica el director.

"La Oca" trata de mostrar, siguiendo lo planteado por el autor, las particularidades de una familia como cualquier otra, donde un miembro se involucra activamente en la política, la angustia de los hijos por no saber qué ocurrió tergiversa esa realidad que deriva en la condena de un culpable que no es.

"Los personajes, cada uno con su carácter distintivo, marcan una lucha encarnizada por la supervivencia en donde `el juego' es el destructor y a la vez el liberador. Los vínculos entre los hermanos intentan exponer la familia argentina de clase media baja y su lucha por la supervivencia, un padre que se ve avasallado por su propia familia, que encuentra en el azar su modo de contar su verdad", plantea Pallas interpretando los mecanismos por los que transita su obra.

-¿Cómo se construye un espacio dramático para poner en escena un texto con fuertes implicancias políticas?.
-Desde el lenguaje actual y cotidiano, con modismos del presente, se mantiene el eje espacio-tiempo. Pero con una gran evocación hacia una época pasada, a esto se le suma un grado de No?Ficción, donde la historia de un país marcado por dictaduras se impregna en una obra donde la cotidianeidad de las actuaciones, logran espectacularidad con la circularidad del escenario? dice el realizador.

Desde esta no-ficción, Pallas se permite pensar que la obra está basada en un hecho real, ya que se hace una gran referencia a la misma, aún cuando los hechos narrados son exactos, está el obstáculo de la autenticidad de las fuentes, hay un cruce de la verdad con la imaginación para mostrar el carácter complejo de la situación.

Esto implica un retorno al realismo desde el lugar de la actuación.
"Las actuaciones realistas, dejan entrever, que aquello que se está mostrando podría suceder hoy en día, en cualquier hogar, se intenta de esta manera lograr exponer una porción de realidad, es muy fuerte el silencio de ese padre que tuvo que guardar la verdad durante años", afirma el autor y director de "La oca".

"El juego no es un simple juego esconde más de lo que vos pensas", perturbadora frase que aparece en el parte de prensa, donde se plantea al "juego" como motor de la historia, lo que llevaría al espectador a usar su imaginación y evocar recuerdos de su propio pasado, partiendo de un dispositivo escénico que remite al tradicional juego de La Oca trazado en el piso para determinar las acciones de los actores.

"Comienza el juego y con él una búsqueda interna, personal, donde el pasado se hace presente. Cualquiera puede llegar primero, aunque en realidad lo bueno del camino es el trayecto, el ir de casilla en casilla descubriendo y descubriéndose", dice el autor ratificando una vez más el carácter lúdico del teatro, en una obra donde la resignificación de un juego tradicional de mesa nos sumerge en los intrincados laberintos de otros juegos nefastos.

El elenco de "La oca" está integrado por Cristián Bosco, Juan Pablo Yevoli, Adriana Frodella y Gabriel Rocca, todos con diversos recorridos y trayectorias de gran riqueza en el panorama de la actuación local.

En los aspectos técnicos, Pallas convocó a Florencia Massetto, responsable de la escenografía y los objetos; Richard Pallas en la edición del sonido, David Fenocchio en la edición de imágenes y la producción estuvo a cargo de Dream Producciones.
Fuente:Rosario12

LA COMPAñIA TEATRO DE LA OBSCENIDAD
Un escritor alucinado
La Compañía del Teatro de la Obscenidad, elenco nacido en Santa Fe, criado en Buenos Aires y recientemente adoptado como rosarino; acaba de estrenar "Trip", una obra dirigida por Marina Perin Bistmans y María Sol Portillo que además es la responsable de la dramaturgia. Esta propuesta que podrá verse todos los sábados de abril a las 22 en el Teatro El Rayo (Salta 2991) trata según sus responsables de "el viaje alucinógeno que emprende un escritor, con el fin de abandonar su descolorida realidad y alcanzar una mejor versión de sí mismo y de su mundo".

"Toda la producción, la dirección y la dramaturgia está a cargo nuestro", comentan los integrantes del grupo a Rosario/12. La Compañía del Teatro de la Obscenidad fue creada en Santa Fe por Perin Bistmants y Sol Portillo y "viene trabajando hace más de 10 años, recalando finalmente en Rosario donde incorporamos actores locales para poner en escena `Trip'".

El elenco está integrado por el actor Julio Chianetta, que cuenta con una trayectoria de más de 35 años en la escena local; Hernán Olazagoitía, que viene de la comedia musical; Carolina Diez, que participó en diversos trabajos relacionados con lo cinematográfico y David Fiori otro artista multifacético.

-¿Con qué se va a encontrar el público que asista a esta novedosa producción?
-La propuesta estética es casi simbolista, muy emparentada con el realismo mágico y nos acerca a un "mundo de las maravillas" desde el cual queríamos contar esta historia de personajes humanos, también grises, también desesperanzados, también sedientos de un mundo distinto, de un final mejor? argumentan los integrantes de la C.T.O.

En un adelanto de la trama por la que atraviesa el escritor de la historia, los responsables de "Trip", aluden a una superposición de tiempo, espacio, realidad y ficción a medida que el destino se acerca: "Una vez allá no se sabrá si se trata de la historia de cinco personas o las cinco historias de un solo escritor".
Fuente:Rosario12



MÚSICA
ROSARIO
CON LA SOPRANO VIRGINIA TOLA, SE ESTRENA EN ROSARIO LA OPERA UN BALLO IN MASCHERA.
Para continuar con la tradición
Un elenco de lujo se presentará en la ciudad, junto con la Orquesta y el Coro de la ópera local. La obra hace más de cien años que no se representa en Rosario en su versión integral. Se puso en escena aquí por primera vez el 30 de mayo de 1908.
Por Marisol Gentile
Virginia Tola, Luis Lima y Lopez Linares; en las principales voces de esta ópera
En este mes, los días domingo 15, jueves 19 y sábado 21, subirá a escena en el Teatro El Círculo Un ballo in maschera, ópera en tres actos de Giuseppe Verdi (1813?1901), con libreto de Antonio Somma. En una producción de la Asociación Cultural "El Círculo" en colaboración con la Opera de Rosario. Bajo la batuta del Maestro Nicolás Rauss ?al frente de la Orquesta Sinfónica Provincial de Rosario-, la dirección escénica de Pablo Maritano, la escenografía de Nicolás Boni y el vestuario de Mariano Toffi, completan el staff el Coro de la Opera de Rosario -que dirige el profesor Horacio Castillo- y un extraordinario elenco en los roles protagónicos que encabezan la soprano Virginia Tola, el tenor Luis Lima y el barítono Leonardo Lopez Linares.

El reparto se completará con las voces profesionales de Anabella Carnevali, Jaquelina Livieri, Milton Miller, Mauricio Cuesta, Ismael Barrile y Germán Polón, lo cual hace de éste un elenco de lujo. En referencia a la ópera, el argumento se basa en un hecho histórico: el asesinato del Rey Gustavo III de Suecia durante un baile de máscaras, a fines del 1700, realizado como parte de una conspiración política y tramado por un grupo de nobles opositores al gobierno absoluto del monarca.

La historia cuenta que Verdi estaba en la mitad de su carrera cuando le comisionaron que escribiera una ópera para estrenarse en Nápoles. Por ese entonces, Italia estaba dominada por el Imperio Austríaco, y la censura no aceptaba una obra donde se asesinara a un rey, cosa que obligó al compositor a realizar una serie de transformaciones para convertirse en la versión que se conoce hoy, y así, tuvo que trasladar la acción a Boston, en donde en lugar de un rey aparece la figura del Conde Ricardo. El drama fluirá bajo la sombra de un amor imposible, los celos, la traición y el crimen, todo ello matizado con ciertos tintes sobrenaturales personificados en la hechicera y sus profecías.

La obra hace más de cien años que no se representa en la ciudad en su versión integral. Más concretamente, en el actual Teatro El Círculo (ex Teatro de La Opera) se puso en escena por primera vez el 30 de mayo de 1908 por la Gran Compañía Lírica Italiana, dirigida por Giuseppe Rubino, y no hay registros que indiquen que se haya vuelto a representar hasta nuestros días.

Siendo la ópera un espectáculo multimedial tan grande y complejo, resulta interesante detenerse un momento en la participación del coro. La tradición del público es sin dudas la de centrar su atención en las voces solistas y protagónicas; sin embargo, el coro desempeña un papel fundamental en la ópera, con la exigencia de cantar siempre afinados, fundiendo su voz con la de todos los otros miembros, a un ritmo perfecto y desde cualquier punto del escenario, sin que importe lo que hagan mientras cantan: pueden estar saltando, bailando, bebiendo o luchando.

"La participación del coro en esta ópera de Verdi le da una variedad muy necesaria al equilibrio formal en el desarrollo del drama", explica a Rosario/12 Horacio Castillo, director del Coro de la Opera de Rosario. "Lejos de los grandes coros del primer período del compositor, en esta producción la masa coral está muy integrado a la escena: a veces como conspiradores, otras veces como aristocracia", agrega.

Si bien la función original de los coros griegos era de menor importancia, ya que se limitaba a comentar el desarrollo del drama, ha ido evolucionado gradualmente hasta convertirse en un elemento esencial, y su tamaño, tipo de voces y formación variará según el tipo de ópera, la época y el compositor.

Así, y en el caso del maestro italiano, las óperas de Verdi requieren coros de gran tamaño (contrariamente a otros creadores, como Mozart, por ejemplo, que emplean coros de tamaño reducido, o Rossini, Donizetti y Bellini, que suelen contar con conjuntos medianos). Y si bien la masa coral no es la protagonista, cuando entre en escena ha de tener la fuerza suficiente para sobrecoger al público, y su aparición debe sin dudas ser respetada por los directores de escena.

"Para Un Ballo in Maschera, contamos con un elenco realmente de lujo, todos ellos artistas que se han presentado en las más importantes salas de ópera del mundo, secundados por destacables artistas rosarinos", dice Castillo, quien ocupa el cargo de director desde la fundación del coro, cuando la Opera de Rosario lo convocó para llevar adelante el proyecto a fines del 2006.

"La tarea de participar de una obra de arte tan integradora como es la ópera conlleva, además de una enorme gratificación individual, los problemas esperables de la interacción de los intereses, deseos e individualidades de cada uno de los que participa, tanto dentro del escenario como fuera. Se necesita, entonces, de mucha dedicación y por sobre todo, no perder de vista que el objetivo es que todos podamos gozar de la realización del conjunto; única justificación verdaderamente importante para tamaña odisea".

Actualmente, el coro de la Opera de Rosario consta de un elenco estable de 40 personas. El trabajo es arduo: al régimen habitual de ensayos de aprendizaje de partes se le suman una evaluación de rendimiento de las mismas, etapa de memorización y concertación con los solistas, ensayos de escena al piano, ensayos de conjunto con orquesta y en la etapa final, ensayos pre?general y general con luces y vestuario.

Teniendo como meta la realización de obras del repertorio lírico en representaciones escénicas, semi?stage o de concierto, además de abordar también repertorio sinfónico coral, el coro ya trabaja en la programación de la agenda 2013.

Con la concreción de estos conciertos, se continuará con la tradición operística que se inició en la Argentina en 1852, época en donde la actividad musical giró en torno a la ópera y a la música de cámara, siendo mucho mayor la frecuencia de los espectáculos operísticos.

Llegó a tal magnitud, que Buenos Aires se constituyó en una plaza de importancia capital en las actividades operísticas internacionales: pocas ciudades en el mundo han registrado la simultaneidad de temporadas líricas, a veces durante años sucesivos, ofreciendo óperas cuyo estreno era a veces a escasísima distancia (meses, en algunos casos) del estreno europeo.

"Además de las óperas, hemos tenido una frecuente colaboración con la Orquesta Sinfónica Provincial de Rosario, junto a la cual hemos interpretado obras como Sirènes de Debussy, los Chôros nº 10 de Villa Lobos, La Messa di Gloria de Puccini y el Requiem de Verdi. El próximo 7 de junio abordaremos el desafío de interpretar la sinfonía Romeo y Julieta de Berlioz. Luego seguirá participar en la zarzuela Luisa Fernanda y en la ópera El Barbero de Sevilla", anticipa el director.
Fuente:Rosario12



CIRCO
ROSARIO
Entradas populares y buffet
Escuela de Circo El Ruedo
10/04/2012
La Escuela de Circo El Ruedo estrena su nuevo espacio en Rosario y lo festeja con dos días consecutivos a puro circo:
•Sábado 21 de abril: Gran Varieté con números estelares.
•Domingo 22 de abril: Tarde para toda la familia.

La Escuela funciona desde 2006 y cuenta con cerca de 100 alumnos de diferentes edades.

Apuntamos a una formación integral brindando a los alumnos herramientas para crear y pensar el arte como medio de vida. Apuntando a la formación artística valorando el esfuerzo y la constancia. Cada fin de año realizamos una muestra a modo de espectáculo, como parte del aprendizaje. Además de la actuación de los alumnos también contamos con la participación de artistas invitados profesionales en el arte circense.
Fuente:RedaccionRosario


CINE
13/04/12
“La clase media funciona como una categoría vacía; le falta consolidarse ideológicamente”
El director Juan Carlos Domínguez explica en el documental Clase media qué papel jugó la clase media argentina en cada momento de la historia y cómo construyó su identidad. El sábado 14, en el CC de la Memoria, continúa el debate que le sigue a cada proyección.
POR MARCELA MAZZEI
PELOS Y SEÑALES. Desde los primeros años del siglo XX, se forjó un ideal de argentino que la clase media adoptó como propio.
Por qué tanta vehemencia en la defensa que la clase media argentina hizo de intereses que terminaron perjudicándola, de los golpes de estado a la receta neoliberal de los noventa, hasta el asunto de las retenciones móviles y al relato de la inseguridad que encarece las expensas a razón de guardias las 24 horas por edificio. Porque cada una de estas medidas que abrazó contenía en su discurso al menos alguno de los elementos que conforman su identidad. Así lo entendió Juan Carlos Domínguez cuando terminó el documental Clase media (2011), que le llevó dos años de investigación, reflexiones personales profundas y la desconfianza de algunos de sus allegados. “¿Y vos por qué te metiste con la clase media?, ¿qué querés decir de nosotros?, sos un renegado”, cuenta que le decían hasta los miembros de su equipo de filmación.

A través de un recorrido histórico, el documental busca definir a la clase media argentina, y se vale para eso de testimonios de especialistas de diversas disciplinas y lugares en el espectro ideológico: Juan José Sebrelli, Ezequiel Adamovsky, Maristella Svampa, Ricardo Foster y Jorge Halperin; más los protagonistas: personas de clase media que ponen en palabras su esencia; y también buena parte de la filmografía costumbrista local. “Traté de comprimir un siglo en una hora para mostrar los hechos más significativos de la Argentina y cómo actuó la clase media en ese momento”, explica Domínguez, que, si bien adoptó un punto de vista crítico, se define a sí mismo como parte de este “colectivo”. “Soy clase media, soy un poco el resumen de esas dos argentinas que muestro en la película".


-¿Por qué filmar esta película hoy?
-Tiene que ver con un proceso interno. Siempre fui de observar, hablar con amigos (de todos los colores políticos que te puedas imaginar), y nunca había podido reunir y darle un sentido a todo eso. Y la crisis del 2008 me sorprendió, porque no podía entender por qué la clase media se sentía identificada con la gente del campo, los terratenientes, un sector que no tenía nada que ver excepto por el asado que come el domingo; y menos entendía la rabia con que había salido a defenderla. Sin decir que tenía que defender al gobierno, por qué se jugó con tanta bronca y tanto odio.

-La película tiene un recorrido histórico, ¿en qué momento se da este defasaje entre la posición social y la postura ideológica?
-Hay un quiebre importante, según sostiene Adamosky, que marca la identidad de la clase media: el surgimiento del peronismo. Ahí la clase media terminó de consolidar su identidad al emerger un nuevo actor. Las clases medias se definieron: “no tengo nada que ver con este mundo plebeyo que apoya al general Perón, pero tampoco con este elite dominante que había gobernado este país hasta el peronismo.

-En un momento, el documental asume que la clase media es una construcción que adopta discursos diversos…
-Sí, si ves a lo largo de la historia la clase media es como una categoría vacía que a veces opta por la derecha, a veces por la izquierda, como que le falta consolidarse ideológicamente. Y eso ocurre siempre: hoy está parada en un lugar, mañana puede estar en otro. Si vamos a los textos, remitiendo a Sebreli, quizás porque no está ligada en forma directa con la producción –no es el patrón ni el obrero–, como hace un trabajo más simbólico le cuesta más llegar a una conclusión de cuál es su papel dentro de la sociedad. Pero clases medias, como dice Maristella Svampa, hay muchas. Están las clases medias retrógradas, que apuntan a la derecha, y las clases medias progresistas, que apuntan a un bien común amplio e inclusivo. Esa tensión está todo el tiempo.


-Esta idea de categoría vacía, ¿no atenta contra sus propios intereses?
-Totalmente. Trato de mostrar en la historia que, justamente, la clase media defendió con uñas y dientes a sus verdugos, a los que venían por ellos. Sin embargo, fue tomando discursos que tenían que ver con su identidad, que le resultaban familiares como "somos del primer mundo", "nosotros somos la civilización", y atrás de ese discurso, con el que la clase media se sintió identificada, vinieron cosas que la terminaron destruyendo.

-Se podría decir que no puede construir una conciencia de clase.
-Desde una ideología marxista se podría decir que es una consciencia negativa, que está desplazada y no puede ver el lugar que ocupa. Creo que es la principal falencia que tenemos nosotros como clase media es no entender quiénes somos, de dónde venimos, cómo llegamos hasta acá. Y eso muchas veces nos hace elegir gente que nos represente o nos gobierne que en realidad nos termina perjudicando.

-Una actitud aspiracional…
-Justamente también el miedo a las clases trabajadoras. La película muestra que la clase media, en su gran mayoría, viene de los inmigrantes que fueron tipos muy pobres, que llegaron a laburar sin nada. Ahí está el origen de muchos de nosotros y hoy, sin embargo, cierto sector de la clase media le tiene muchísimo miedo a todo lo que es un mundo plebeyo.

-Además de los testimonios, en el documental hay muchas escenas de películas argentinas. ¿Cuál es la función de esta filmografía realista?
-Quería hacer una película dinámica, y eso se complica cuando tenés muchas cabezas parlantes: gente explicando cosas. En busca de un recurso, un profesor me dijo: el cine argentino es clase media por excelencia. Y empecé a investigar y a recortar del cine costumbrista.

-¿En general viste una actitud crítica o se reproducen los estereotipos de su identidad?
-Hay de todo; películas como Así es la vida son un prototipo de lo que es la clase media, y después tenés las de Tita Merello, Mercado de Abasto o Arrabalera, que son películas donde esa tensión crítica está presente todo el tiempo. La Catita de Niní Marshall es un personaje que intenta pertenecer al prototipo del argentino ideal que se forjó en los primeros años del siglo XX: hijo de inmigrantes, blanco, con dinero y una vida en las grandes ciudades. Y está el cine de Romero también, con Gente bien, donde se ve esa tensión entre el argentino de primera y el de segunda.

-¿Y en el cine actual?
-Creo que cualquier película tiene mucho de lo nuestro. Por ejemplo, en Cama adentro, que es una película de la época posterior a 2001, está la tensión entre una clase media venida abajo y su mucama. Es una película excelente.

-¿Qué otros elementos conforman la identidad de clase media?
-Antes la clase media era muy lectora, tenía libros, biblioteca, compraba el diario todos los días; hoy tiene más que ver con el entretenimiento: jugar a la Play, salir al Shopping (como se ve en la película). La clase media está más dispersa: por un lado está la clase media baja que no la pasa tan bien y se le complica incluso acceder a la universidad; y también está la que dedica su tiempo libre al entretenimiento, no se interesa por nada más que ver cómo consume y cómo pasa su tiempo. Eso también es un problema, porque ahí te venden cualquier verdura.

-Y ahí volvemos a la clase media como categoría vacía…
-Hay mucha gente que hace política con eso, te van dirigiendo: nosotros somos la civilización, los blancos, los buenos y ellos son los malos, los feos, los pobres. La diferencia está en estar formado e informado. Me pasó con la película, que hubo argentinos que me dijeron: "Yo no sabía que habían bombardeado en la Plaza de Mayo", gente grande me lo dijo. Es un poco complicado definirla, no podés decir "la clase media es esto", porque sería injusto. Pero sí podés decir que es un espectro grande donde hay de todo. Es interesante una categoría que usa Sebreli, que es un colectivo: donde hay gente que se va cayendo de la clase media y otra que va subiendo, pero es un colectivo que siempre está lleno. Y siempre va tomando diferentes direcciones.

-En este vaivén ideológico, ¿cuál creés que fue el peor movimiento de la clase media?
-Hubo muchos, pero aliarse con el menemismo, reírse de lo que estaba pasando y después, cuando vino la inseguridad con 20 % de desocupación, pedir el gatillo fácil. La clase media nunca se da cuenta que su movimiento económico tiene que ver con un modelo económico que está a nivel macro. Ese sector retrógrado nunca entendió que todo lo que pasó después fue porque muchos de nosotros la pasamos bien un tiempo.

-¿Y lo más destacable?
-En general, si decís “hablame de la clase media”, la mirada de mucha gente va a ser despectiva, y la clase media aportó muchísimas cosas a este país. Por eso me pareció que tratar de abarcar un siglo –desde la llegada de los inmigrantes hasta hoy– era ser justo, porque cada uno puede sacar sus conclusiones. En lo personal, la película me modificó bastante, y las ideas que tenía al principio no son las que tengo al final. Por ejemplo, el movimiento de derechos humanos lo impulsó la clase media. Las madres eran como mi vieja, de estar cocinando y mirando la tele y sin embargo se calzaron el pañuelo y salieron. La ves a Carlotto y es de clase media; todas son mujeres clase media que cambiaron.

-¿Qué más se comenta en las proyecciones?
-Adonde me inviten, voy: el sábado 14 se proyecta en el Centro Cultural de la Memoria (ex ESMA) y hace un mes estuve en el Rotary Club. La clase media está en todos lados: ¿qué tiene que ver esta gente más de derecha con los del PO? Somos todos de clase media. Y muchos vienen con los padres; todos tienen algo para decir: esta película siempre termina en debate.

Una vez la pasé con Rómulo Berruti en Lanús y una persona se enojó: “No sé por qué vos te parás en el paradigma de civilización y barbarie, porque en realidad los maestros somos mucho más que trabajadores”... Y ahí se armó, porque otro grupo de gente se sentían trabajadores de la educación. Y se agarraron entre ellos. Todo el mundo se venía a confesar conmigo y a decirme que no era clase media, muchos enojados, pero esta película es un recorte. Una señora me dijo: “¿Por qué hacés esta película?” ¿Y por qué no voy a hacerla?
Clase media
14 de Abril de 2012, 19 hs.
Centro Cultural Haraldo Conti.
Av. Libertador 8151
Filmclasemedia.com.ar
Fuente:RevistaÑ



MUESTRAS
08 de Abril 
En ex ESMA-Ecunhi
Arte y memoria se fusionan en una muestra multimedia
"Puente de la Memoria 2012", un video instalación de Viviana Ponieman que incluye pinturas, textos y fotografías de la artista, se puede visitar hasta el 30 de mayo en el Espacio para la Memoria de la ex ESMA-ECUNHI.

La muestra es una etapa más del proyecto "Puente de la Memoria", una exhibición multidisciplinaria que conjuga fotografías, pinturas y un video e instalación que buscan indagar acerca de las secuelas de la última dictadura militar en el cuerpo social.

En este nuevo montaje la artista propone un dispositivo que atraviesa arte y política, derechos humanos y espacio público, para expresar las visiones y tensiones del pasado y del presente, como un puente entre generaciones, como una forma de interpelar a la sociedad para hacerse cargo de la Memoria Colectiva.

La exposición reúne también imágenes del archivo fotográfico de la Agencia de Noticias Télam que funcionan como un mural de la historia, con fotos paradigmáticas de la represión y de las primeras manifestaciones a los organismos de derechos humanos.

Por eso, la artista convoca a la participación del público para intervenir las postales de la memoria que se cuelgan en una gran foto del río de la plata, como los trapitos al sol, para formar un relato colectivo.

"Busco los rastros de lo que fuimos, recojo los pedazos y con esos fragmentos incandescentes imagino una poética que nos permita abandonar el naufragio, recuperar la identidad de los 400 nietos que nos faltan y así también la nuestra", dice Ponieman sobre la exposición.

"Hoy, cuando arte y memoria andan juntos por la calle, pregunto por nuestra vida de entonces. Apelo a la memoria para desplegar el arsenal de recuerdos que, como antorchas, iluminan este presente”, agrega.

Viviana Ponieman (Buenos Aires, 1956) es artista visual con una trayectoria de más de treinta años a nivel nacional e internacional. Publicó sus dibujos en distintos medios gráficos como Página/12, El Porteño, Proa. Expuso en Bienales y en el Centro Cultural Recoleta, entre otros espacios.

La exposición puede visitarte en el barrio porteño de Núñez, avenida Libertador 8465, con entrada libre y gratuita. Aquellos interesados en participar con sus testimonios pueden hacerlo vía correo electrónico a postales.puentedelamemoria@gmail.com.
Fuente:Telam


12 de Abril
La artista Teresa Pereda invita al público a interactuar en la muestra sobre Malvinas
En la exposición "Malvinas. Arte, Documento, Historia, Memoria y Actualidad", que fusiona lo simbólico y lo documental, la artista Teresa Pereda invita al público a interactuar a partir de su performance luminosa emplazada en el Palais de Glace el próximo sábado a las 18.30.

Durante el encuentro, la artista entregará tierra y lana, y solicitará a los visitantes su participación para construir gestos colectivos, creadores de comunidad y de reparación.

“Dichas acciones consagrarán un presente breve y tangible, harán posible la construcción colectiva de un espacio de conciliación”, dijo Pereda, artista visual, investigadora y licenciada en Historia de las Artes en la Facultad de Filosofía y Letras U.B.A.

La actividad se realizará en el barrio porteño de la Recoleta, Posadas 1725, con entrada libre y gratuita.
Fuente:Telam


rodolfo walsh
Los dioses no tienen idea del bien y del mal. De lo contrario no podrían existir
1953
También los dioses juegan al ajedrez, pero no en un plano, como nosotros, sino en las tres dimensiones del espacio. Comprendo que es una forma torpe de decir: los dioses no necesitan espacio, tableros ni piezas para su juego infinitamente sabio. No obstante, si de algún modo quisiéramos representar el mecanismo de ese juego eterno, podríamos hacerlo así: el tablero está formado por un cubo, dividido en 512 casillas cúbicas. Las piezas se mueven obedeciendo a las mismas leyes que entre nosotros, pero no sólo en superficie, sino también en profundidad. Si los dioses, por alguno de esos caprichos que los han señalado a la atención de los hombres, quisieran mostrarnos un momento del juego, veríamos quizás alados caballos subir o descender las dos casillas correspondientes, y ubicarse luego a la derecha o izquierda, delante o atrás. O acaso un alfil cruzaría entre nosotros como un relámpago negro. Y temblaríamos ante la majestad de pensativos reyes con los ojos clavados en lejanos fulgores de batallas. Y veríamos terribles la potencia y la saña de las reinas destructoras de hombres.

El número de combinaciones posibles es infinito. También lo es el de errores. A veces los dioses cometen errores brillantes, que sólo ellos puden subsanar. Esas equivocaciones pueden tener consecuencias catastróficas para un mísero peón, para una pieza menor, pero no influyen en la economía general del juego, condenado a perdurabilidad. Los dioses son invencibles. No lo son los trozos de alma que ciegamente manejan: y los he visto sucumbir en sublimes y estériles sacrificios o perfeccionar su aburrimiento en un rincón olvidado del tablero.

se ha dicho que los dioses perpetúan en el juego las leyes de la belleza y la simetría. No lo creo. La costumbre, el tedio, la indiferencia, la infinita vanagloria de la infinita sabiduría intervienen por igual en cada jugada.

Se ha dicho pobremente que las fuerzas de un bando simbolizan el bien; las otras el mal. Cualquiera puede comprobar la estúpida mentira de esa creencia. Los dioses no tienen idea del bien y del mal. De lo contrario no podrían existir. En el preciso instante en que la sola idea del bien o del mal entrara furtivamente en la voluntad que mueve las piezas sobre el tablero, éste saltaría en pedazos como una gigantesca copa de cristal.
Aclaración:Las fotos que acompañan las notas que no son de origen son bajadas de la Web.

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