12 de abril de 2012

CÓRDOBA: otro Repudio a un apologista del genocidio - Solidaridad con Boscarol y su familia‏.

Otro Repudio a un apologista del genocidio - Solidaridad con Boscarol y su familia‏.
Por favor reproducir la solidaridad para con la flia de Mirta Gallegos y la hija de Jose Luis Boscarol.gracias
Mi repudio al docente Gaviglio Anibal por sus dichos y manera de interpretar la historia .
Ricardo Casabella

Habiendo tomado conocimiento de la denuncia (que reproduzco más abajo) hecha por la Comisión Memoria, Verdad y Justicia y la Biblioteca Popular Somos Viento de San Francisco, Córdoba, acerca de la agresión verbal pronunciada por un docente contra la señora Mirta Gallegos y su desaparecido cónyuge, José Luis Boscarol, me solidarizo en primer lugar con la agraviada (y también con su hija Daniela igualmente víctima de esos agravios) y me sumó a la gran cantidad de repudios que he leído hacia el mencionado agresor.

No conozco al señor del que se informa es ¿docente? pero sí conocí personalmente al agraviado post-mortem, el entrañable José Luis Boscarol, a quien amigos, compañeros y colegas apodábamos cariñosamente como "el Chanchón". Tuve la suerte de compartir la graduación como médicos con él en abril de 1972 y ser colega de él en el Hospital Rawson de Enfermedades Infecciosas de Córdoba y en el dispensario de la villa del Bajo Pueyrredón. Hombre íntegro, estudioso, bonachón y siempre con una broma en sus charlas con pacientes y colegas, comprometido en aportar sus conocimientos científicos a favor del sufriente, con especial énfasis en los más vulnerables y perjudicados en su salud, como resultado de pésimas condiciones de vida y de trabajo. Un trabajador de las ciencias dedicado en su práctica profesional al servicio de los más necesitados. Un ser humano comprometido con su pueblo y ajeno a toda mezquindad, que fue capaz de entregar horas de su vida a la atención médica, aún sin recibir retribución salarial como todo profesional lo amerita. Para resumir en pocas palabras claras y rotundas: atendía gratis en un dispensario barrial y en un hospital público y después veía cómo se las rebuscaba. El Chanchón Boscarol fue uno más de los que comprendió que, además de su profesión, debía asumir un compromiso político para modificar de raíz la cruel realidad social y sanitaria que laceraba a millones de compatriotas. Asumió el compromiso por los de su clase trabajadora y asumió el desafío de sumarse, como tantos cientos de miles, a la insurgencia que por aquellos años florecía por nuestras tierras irredentas. Precisamente, asumió el compromisio por la redención social. Las opciones políticas siempre son debatibles, pero los compromisos humanos y sociales están fuera de discusión.

En ese compromiso, la muerte lo sorprendió cuando el vehículo en que transitaba fue objeto de un intento de detención por parte de fuerzas represivas que abrieron fuego contra él y otra persona que lo acompañaba. Semejante situación no es un "accidente vial". Fue uno más de una serie de crímenes sobre cuyas responsabilidades y culpabilidades, ya hay numerosas pruebas y sentencias judiciales y una voluminosa literatura histórica documental y testimonial.

Leer - y escuchar - que hay personas capaces de enlodar a los muertos y agraviar a sus familiares sobrevivientes de un genocidio, no sorprende. Pero no calma nuestra indignación. El genocidio no lo cometieron solamente los ejecutores materiales sino también, los predicadores al estilo de este ¿docente? Cuando escuchamos que una persona así es capaz de cuestionar una cifra de desaparecidos y cambiarla por otra cifra - ¡como si el número de víctimas fuese menor atenuaría la criminalidad de los terroristas al mando del Estado! - vemos que estamos frente a un apologista del genocidio. Semejantes "docentes" son de la misma estirpe de los que, cuando era niño y adolescente, pretendían hacernos creer que los pueblos originarios "desaparecieron" sin saberse por qué. Son los mismos que levantaron monumentos y bautizaron pueblos, ciudades, plazas y calles con los nombres de los perpetradores del genocidio del siglo XIX.

No extraña entonces - ¡pero sí alarma muchísimo! - que un ¿docente? en pleno siglo XXI tenga la desvergüenza y se ufane de hacer la apología del genocidio del siglo XX que asoló nuestra Argentina irredenta. Y que lo haga ante familiares y compañeros de una de las víctimas, es una prueba más de las consecuencias de una impunidad que apenas empieza a resolverse en estrados judiciales. El apologista del genocidio se atreve de calificar de "prófuga" a una persona que, como la esposa del Chanchón, se resguarda de otra muerte segura. El apologista del genocidio utiliza la jerga burocrático-militar tratando de reproducir culturalmente el lenguaje oprobioso del terrorismo nazifascista. Terrorismo de lenguaje, terrorismo en la acción, para reproducir un sistema de opresión y explotación, expresiones del odio hacia quienes como Boscarol, se atrevieron a desafiar su dominio inhumano. Y siguen predicando para infundir desasosiego y temor. Mienten y dicen que los que mienten son los otros. Aterrorizan y dicen que los terroristas son otros. Como el vulgar delincuente que grita "¡al ladrón!" mientras él delinque ante la distracción de los demás.

No estamos distraídos señor apologista de los crímenes del terrorismo de Estado. Alguien se ocupará de que estos apologistas del genocidio sean enjuiciados cómo y dónde corresponda a los efectos legales. Pero nadie evitará que nuestras voces se alcen en su repudio moral, político e histórico, nuestra solidaridad con los familiares se manifieste con cariño y nuestro renovado homenaje a José Luis Boscarol, ejemplo de dignidad y compromiso humano con su pueblo, se multiplique. Algún día, un hospital o un centro de salud llevará su nombre, como parte de la recuperación de nuestra Memoria Histórica.
Abel Bohoslavsky
compañero, amigo y colega del Chanchón

Repudio a los dichos vertidos por el profesor Aníbal Gaviglio en la ciudad de San Francisco
La Comisión Memoria Verdad y Justicia y la Biblioteca Popular Somos Viento de San Francisco, manifiestan su total y absoluto repudio a los dichos y a la intervención del Profesor Aníbal Gaviglio en ocasión del Acto escolar en Conmemoración del Día de la Memoria, por la Verdad y la Justicia en el IPEM Nª 96 “Prof. Pascual Bailón Sosa” de la Ciudad de San Francisco.

En dicho acto la Directora del Establecimiento, familiar de ex detenidos por razones políticas en la época de la dictadura; profesores y alumnos del establecimiento leyeron las semblanzas sobre las treinta y dos personas asesinadas y desaparecidas de San Francisco y la región, en base a testimonios tomados a familiares y amigos de cada uno de ellos. El profesor en el momento que se leía el testimonio de una de las víctimas dijo: que “no era cierto” dicho esto en tono sumamente irrespetuoso y a los gritos; pero las lecturas continuaron. Al finalizar la exposición de las semblanzas interrumpe el acto manifestando:

_Que uno de los nombrados no había sido ejecutado y que la mujer (refiriéndose a la esposa sobreviviente de la dictadura, exiliada) “no podía saber nada porque estaba prófuga (dando a entender que la víctima había sido una delincuente, emitiendo un juicio de valor).

Dijo también: “Que no eran 30.000 los desaparecidos sino 9.000, que el pueblo quería que los militares dieran el golpe” negando las muertes y las desapariciones durante la dictadura.

-Continuó diciendo que: “No importaban los muertos, que fue peor el desastre económico que sobrevino, y que la causa de ese desastre y el caos fue provocado por los subversivos.”

-“Que la Triple A era la responsable de las muertes y desapariciones, siendo que ese grupo armado formaba parte del gobierno democrático” tratando de deslindar responsabilidades a los militares que tomaron el poder el 24 de Marzo.

- y “Que los alumnos debían conocer toda la historia, no solo lo que en el acto se estaba contando.”

Intervino autoritariamente, con el pretexto de contar su verdad en un acto oficial, organizado y consensuado previamente por un grupo de docentes, en la escuela donde ejerce, desautorizando a sus propios compañeros en presencia del alumnado.

No conforme con lo narrado, en días posteriores ratificó sus dichos en una nota realizada por el periodista, Darío Pérez, en una radio local, el día lunes 25 de marzo del corriente.-

Nos sentimos en la obligación de seguir apelando a la memoria, como lo hemos hecho siempre, sobre lo acontecido en aquella época tan oscura que comenzó en 1974 durante la lúgubre gestión del gobierno de la Presidenta María Estela Martínez de Perón y de la Dictadura militar genocida que tomó el poder en 1976 y finalizó en 1983 con el retorno a la democracia.

Como docente debe poder establecer cuál es la diferencia entre crímenes comunes y de lesa humanidad. Los últimos, son cometidos por organismos del estado a través de una política general y/o sistemática, en la que se vulneran derechos de la sociedad civil o de un grupo determinado de ella, y este fue el caso del período señalado.

Lo lamentable en esta democracia de hoy, que tanto nos ha costado, es que un profesor en actividad transmita a sus alumnos dichos conceptos, justificando atrocidades cometidas por el gobierno de aquella época nefasta (antes y durante la dictadura) en contra de grupos civiles a quienes debía proteger y otorgar garantías constitucionales y de seguridad.-
San Francisco, 28 de marzo de 2012
Envío:MariaSalvarezza                                            

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