15 de abril de 2012

Dirigentes de todos los sectores rechazaron las declaraciones de Videla.

Videla admitió el exterminio: “Era el precio a pagar para ganar la guerra”
Año 5. Edición número 204. Domingo 15 de abril de 2012
Por Raúl Arcomano
rarcomano@miradasalsur.com
El otoño del dictador. Videla, retratado por Ceferino Reato. El periodista habló 20 horas con el genocida. (CEFERINO REATO)
El genocida confirmó por primera vez que la dictadura cívico-militar exterminó a “entre siete mil u ocho mil personas”. Y reveló que los crímenes y las desapariciones “no fueron evidentes para que la sociedad no se diera cuenta”.

Encerrado en la celda número 5 de la prisión federal de Campo de Mayo, con dos condenas a prisión perpetua por crímenes de lesa humanidad, el reo de 86 años soltó la lengua. Ya lo había hecho semanas atrás, frente al grabador de un manso y amistoso periodista español de la revista Cambio 16. Por primera vez, el genocida Jorge Rafael Videla admitió que la dictadura que comandó mató a “siete mil u ocho mil personas” que estaban detenidas o secuestradas: “Debían morir para ganar la guerra contra la subversión”. Reconoció además que hicieron desaparecer sus restos “para no provocar protestas dentro y fuera del país”. “Cada desaparición –dijo– puede ser entendida ciertamente como el enmascaramiento, el disimulo, de una muerte”. “No había otra solución (en la cúpula militar), estábamos de acuerdo en que era el precio a pagar para ganar la guerra contra la subversión y necesitábamos que no fuera evidente para que la sociedad no se diera cuenta. Había que eliminar a un conjunto grande de personas que no podían ser llevadas a la Justicia ni tampoco fusiladas (…). Las desapariciones se dan luego de los decretos del presidente interino Ítalo Luder, que nos dan licencia para matar. Desde el punto de vista estrictamente militar no necesitábamos el golpe; fue un error”.
El ex dictador habló frente al periodista Ceferino Reato, que escribió el libro Disposición Final, la confesión de Videla sobre los desaparecidos. Reato es periodista y licenciado en Ciencia Política. Dirige la revista económica Fortuna. El genocida habló con él en nueve encuentros que duraron más de veinte horas, entre octubre de 2011 y marzo último. Videla no mostró arrepentimiento ni autocrítica. Eso impactó a su interlocutor. “Me sorprendió cómo me decía las cosas. Siempre lo vi muy articulado, muy preciso en sus recuerdos, usando un lenguaje descarnado y sin metáforas. Parecía un analista de hechos cometidos por otra persona”, le comentó Reato a la agencia EFE. “Las entrevistas estaban destinadas a otro libro, pero cuando me di cuenta de lo que me había dicho, cambié mi decisión.”
Videla describe en forma detallada el método utilizado durante la represión ilegal, justifica el uso de la tortura y destaca la influencia de la llamada doctrina francesa en la lucha contra la guerrilla. Y revela un dato muy importante: el del apoyo civil al golpe y al régimen de facto. “(Los empresarios) se lavaron las manos. Nos dijeron: ‘Hagan lo que tengan que hacer’, y luego nos dieron con todo. ¡Cuántas veces me dijeron: ‘Se quedaron cortos, tendrían que haber matado a mil, a diez mil más!’.” Se sabe que fueron más: treinta mil.
También reconoce que hizo desaparecer cuerpos de personas muertas en tiroteos, como el del jefe del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), Mario Roby Santucho. “Era una persona que generaba expectativas; la aparición de ese cuerpo iba a dar lugar a homenajes, a celebraciones. Era una figura que había que opacar.” “Por su preparación militar e ideológica, el ERP era más enemigo que Montoneros. Era algo ajeno, otra cosa. Montoneros guardaba algo del nacionalismo, del catolicismo, del peronismo con el que había nacido.”
Impresiona leer cómo se refiere a la terminología que usaron las fuerzas armadas para referirse a la aniquilación. “La frase ‘Solución Final’ nunca se usó. ‘Disposición Final’ fue una frase más utilizada. Son dos palabras muy militares y significan sacar de servicio una cosa por inservible. Cuando, por ejemplo, se habla de una ropa que ya no se usa o no sirve porque está gastada, pasa a Disposición Final”, señala Videla. Una analogía entre ropas y personas. También contó cuáles eran los objetivos de la Junta Militar tras el golpe del 2 de marzo de 1976: “Disciplinar una sociedad anarquizada. Con respecto al peronismo, salir de una visión populista, demagógica. Con relación a la economía, ir a una economía de mercado, liberal. Queríamos también disciplinar al sindicalismo y al capitalismo prebendario”.

Las listas de lamuerte. El libro cuenta que el país fue dividido en cinco zonas ya antes del golpe del 24 de marzo de 1976. El jefe de cada uno de esos territorios ordenó entre enero y febrero de aquel año la confección de las listas de personas que debían ser detenidas inmediatamente después del derrocamiento de la presidenta Isabel Perón. Esas listas fueron integradas por “líderes sociales” y por “subversivos”, cuyos nombres fueron aportados por los servicios de inteligencia de las Fuerzas Armadas y de seguridad. Pero también por empresarios y ejecutivos, sindicalistas, funcionarios nacionales y provinciales, profesores y dirigentes políticos y estudiantiles. La mayoría de los muertos y desaparecidos proviene de esas listas. Reato afirma que accedió a documentos que no alcanzaron a ser destruidos por la dictadura, en 1983.
Esos papeles acreditan que el destino de cada uno de los detenidos o secuestrados fue decidido en la Comunidad de Inteligencia o Comunidad Informativa (CI) de cada zona, integrada por los responsables de los servicios que actuaban en ese territorio. Esos grupos se reunían semanalmente y eran liderados por el general que comandaba cada una de las zonas en las que fue dividido el país. Allí se definía qué se haría con cada uno de los detenidos en los centros clandestinos. Las alternativas eran: dejarlos en libertad, “blanquearlos” o colocarlos a disposición del Poder Ejecutivo. O pasarlos a “Disposición Final”. Videla señaló: “No hay listas con el destino final de los desaparecidos. Podría haber listas parciales, pero desprolijas”.
Videla se refirió también al plan sistemático de robo de bebés. Por ese delito tiene un juicio en marcha, que en los próximos días llegará a su fin. Al respecto, dijo: “Yo soy el primero en reconocer que en ese período hubo chicos que fueros sustraídos, algunos con la mejor intención de que iban a una casa desconocida. Es un delito, pero no respondía a un plan sistemático. El gobierno no ordenó que se hiciera eso.” La presidenta de las Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carloto, deploró la falta de arrepentimiento de Videla. Y se manifestó esperanzada en que el libro sirva “como un elemento probatorio más de la deshumanización y crueldad de estos personajes, de los cuales Videla es el más emblemático y conocido pero que implica a cuatro juntas (militares) y muchos más que debajo de ellas participaron del cumplimiento de estos objetivos”.
Las declaraciones de Videla fueron repudiadas por todo el arco de organismos de derechos humanos. Hubo, a grandes rasgos, dos posturas. La de quienes consideran que los dichos servirán como pruebas en los juicios, y la de quienes creen que no debería darse micrófono a los genocidas. Pierre Vidal-Naquet tenía una respuesta para ello. Pensando en los criminales nazis, el historiador francés razonaba: “Es necesario entrevistarlos para saber cómo son y qué piensan. Para estudiar sobre ellos. Para que quede clara la verdad histórica sobre lo que hicieron”. Y a tono con lo que solía decir Eduardo Luis Duhalde, agregaba: “Lo que no hay que hacer nunca es polemizar con ellos. Ni aun cuando lo que digan nos suene aberrante. Hacerlo sería como si un astrónomo quisiera discutir con alguien que cree que la luna es un pedazo de queso gruyère.”.
Fuente:MiradasalSur

15.04.2012 
el genocida admitió la desaparición de personas
Dirigentes de todos los sectores rechazaron las declaraciones de Videla
Consideraron que los dichos del represor fueron “repugnantes” y “patéticos”. Y pidieron que ratifique sus palabras en los tribunales.
Las declaraciones del represor Jorge Rafael Videla para el libro Disposición Final de Ceferino Reato, en las que el ex dictador admitió que la desaparición de personas formó parte de un plan para “disciplinar a la sociedad”, generaron el rechazo de todo el arco político. “Repugna y merece el repudio de todos esta confirmación, dicha con cinismo y crueldad, de que hubo un plan sistemático de secuestro, tortura y muerte con la metodología de las desapariciones en clandestinidad, cuyo objetivo fue el olvido”, expresó el senador del Frente para la Victoria Daniel Filmus. El legislador además presentó un proyecto de repudio a los dichos del genocida, quien entre otras cosas admitió que la dictadura que comandaba hizo desaparecer a “siete u ocho mil personas”, algo que siempre había negado ante los tribunales que lo condenaron a cadena perpetua.

“Exigimos a Jorge Rafael Videla que informe lo que todavía no dijo en las instancias judiciales y en los Tribunales, que es donde el pueblo argentino lo está juzgando. Queremos reafirmar que el plan de la dictadura fracasó, porque la democracia decidió poner fin a la impunidad y avanzar en un camino de Memoria, Verdad y Justicia. La sociedad en su conjunto requiere que Videla aporte los datos que faltan para saber la verdad de lo que ocurrió con todos los desaparecidos, y encontrar a todos los nietos que aún faltan encontrar”, reza la declaración.

Desde Santa Fe, el titular del Comité Nacional de la UCR, Mario Barletta, también mostró su desagrado por las expresiones de Videla. “Escuchar estas cosas genera bronca impotencia e indignación. Uno sigue pensando que a lo largo de la democracia jamás van a saldar las heridas que generó la dictadura y está bien que nunca las olvidemos, pero me parece que los argentinos podemos hacer un balance positivo de cómo este país es un ejemplo de la defensa de los Derechos Humanos desde los juicios a las juntas en adelante”, aseveró el ex intendente de Santa Fe.

La diputada Laura Alonso, del PRO, consideró “patético” a Videla. “Recuerda el infierno autoritario del que venimos para no volver nunca más. Es increíble que una persona pueda seguir haciendo tanto daño y por tanto tiempo. Está donde debe estar: preso para siempre”, opinó la ex directora de Poder Ciudadano.

El subsecretario de Derechos Humanos de la provincia de Buenos Aires, Gustavo Nahmías, hizo público su “enérgico repudio” a las declaraciones de Videla. “Debemos tener bien en claro que la dictadura militar llevó adelante, en forma aberrante, un plan y un método sistemático de detención y desaparición de personas. Los crímenes cometidos por la dictadura respondían a un plan, un plan que formaba parte del terrorismo de Estado que se ejercía entonces. No podemos aceptar que se diga que se trató de una guerra”, aseguró el funcionario.

“En este parcial reconocimiento de los atroces asesinatos cometidos con los militantes de las organizaciones populares de los ’70, observamos que no ha habido por parte de los genocidas un verdadero arrepentimiento, no están pidiendo perdón por sus delitos, están buscando explicaciones políticas del genocidio mayor de la historia argentina, sólo comparable a la Conquista del Desierto, a la masacre de los pueblos originarios”, opinó la legisladora del Frente Progresista y Popular María Elena Naddeo. Además, consideró “imprescindible” que “Videla y los demás represores expliquen dónde están las listas, y cuál fue el destino de cada uno de los compañeros detenidos desaparecidos”, aseveró.
Fuente:TiempoArgentino

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