A dos años de su asesinato, por verdad y justicia para Silvia Suppo
Por Indymedia Rosario
Friday, Apr. 06, 2012
rosario@indymedia.org
El 29 de marzo se cumplieron dos años del brutal asesinato de Silvia Suppo, testigo clave en la causa en la que se condenó al juez federal Víctor Hermes Brusa, al ex policía Eduardo “Curro” Ramos y la ex guardiacárcel María Eva Aebi, por delitos de lesa humanidad. Mientras los tres genocidas gozan desde diciembre de un régimen privilegiado de salidas transitorias, la causa por Silvia Suppo está encallada en el laberinto judicial dado que los jueces consideran que se trató de un delito común y se niegan a investigar la motivación política del crimen. En Rafaela, el Espacio Verdad y Justicia por Silvia Suppo realiza un trabajo militante "de la gota que va cayendo sobre la piedra y abriendo algunas grietas al silencio y la desmemoria", en palabras de Marina Destéfani, hija de Suppo. Imágenes: Juan Manuel Romero, cortesía del Centro Cultural Estación Esperanza.
Marcha a dos años del asesinato de Silvia Suppo en Rafaela
A media mañana del 29 de marzo de 2010 Silvia estaba en su negocio en la ciudad de Rafaela, cuando fue asesinada en un marco sumamente sospechoso que, desde aquel día, potencia la hipótesis que el móvil del homicidio fue político. Marina y Andrés, hijos de Silvia y querellantes en la causa y en ese carácter presentaron un testigo de identidad reservada que apuntó a dos personas, señalándolos como nexo con los autores políticos e intelectuales del asesinato. Sin embargo el juez federal Reinaldo Rodríguez sobreseyó a ambos sin siquiera tomarles declaración y la causa está ahora esperando una resolución de la Cámara de Apelaciones de Rosario.
Silvia Suppo, además de haber testimoniado en la causa Brusa, impulsaba un nuevo juicio que implica a policías que continúan libres como responsables de la desaparición en 1977 de Reynaldo Hattemer, su novio en aquel momento. Silvia señaló sentirse hostigada e intimidada en diversas ocasiones, particularmente desde que comenzó el proceso de la causa Brusa.
Marina Destéfani dialogó con Indymedia Rosario sobre las jornadas de lucha y memoria a dos años del asesinato de su madre, el estado de la causa judicial y el trabajo militante que el Espacio Verdad y Justicia realiza en la ciudad de Rafaela.
Charla debate "Derechos humanos ayer y hoy"
- Marina, ¿cómo estás?
Bien. Me agarraste un poco emocionada, descargando un poco todo el sentimiento que uno vive en estas épocas.
- La verdad que es una fecha con mucho significado, se cumplen dos años con un recorrido, con la causa que zigzaguea.
Sí. Venimos sumando emociones ya desde el 24 de marzo con todas las movilizaciones y los espacios que hemos estado ocupando, llevando la causa de Silvia. Culmina este mes de marzo con el aniversario del asesinato de Silvia. Siempre el saldo para nosotros es positivo en la medida que uno reconoce la lucha de los compañeros y que eso lo ve en los frutos y en la presencia que tuvimos. Estuvimos acompañados por organismos, compañeros de distintas organizaciones y colectivos, también compañeros de Rafaela que aunque no estén militando en un espacio se solidarizan con la causa. Hemos tenido noticias de que la causa de Silvia ha aparecido en distintos puntos del país, como son Neuquén, Buenos Aires, La Plata, Salta, Córdoba, y para nosotros eso es un orgullo porque esto no es gratuito ni es casual, sino que es el fruto de estar en la calle y viajando y hablando y contado durante dos años.
Bueno, un poco esto es el balance respecto a la lucha. Y con respecto a la causa, vos lo resumís un poco en ese ‘zigzaguear’. Nosotros sentimos que no hay intención de investigación y seguimos insistiendo en la necesidad de que esto llegue a un esclarecimiento. Que haya castigo a los culpables, materiales y políticos. Que la investigación que amerita una situación como la Silvia -como la de cualquier crimen, pero sobre todo con las connotaciones eminentemente políticas que tiene esto- no se ha dado. Y hay una clara intención de que no se dé, no solo por parte de la Justicia, sino también en connivencia con sectores policiales, sectores mediáticos y sectores políticos.
Marina y Andrés Destéfani, hijos de Silvia Suppo
- Ustedes presentaron un testigo de identidad reservada que apuntó a la motivación política, ¿qué pasó con esa línea de investigación?
No sólo el testigo de identidad reservada es un elemento más que se suma para entender que el crimen de Silvia Suppo tiene connotaciones políticas. Su calidad de testigo, el ensañamiento y la cantidad de irregularidades (en la investigación judicial) que venimos enumerando, además se le suma el testigo de identidad reservada que en agosto del año pasado señala a dos imputados, uno de los cuales es reconocido por algunos vecinos en el lugar del hecho y hora del hecho. Y la última decisión que toma el juez (juez federal No.1 de Santa Fe, Reinaldo) Rodríguez es sobreseer a estas dos personas señaladas por este testigo. Lo grave de esta decisión es que lo hace sin ninguna investigación. No toma una medida, ni siquiera los llama a declarar a estas personas. Lo cual, para nosotros, deja a las claras que no hay voluntad de investigación, sino lo que este juez intenta es que lo recusemos, o se lo aparte de la causa sin haber investigado, con lo que eso implica, que se siga perdiendo tiempo, se sigan perdiendo pruebas, se siga avalando la impunidad.
Celeste Lepratti y Nilda Eloy
- Marina, más allá de la causa, hablemos de las actividades de estos días. Ustedes hicieron una doble jornada, con una charla y la marcha.
El miércoles 28 en la sala del Instituto Superior del Profesorado de Rafaela tuvimos un panel titulado "Derechos Humanos, Ayer y Hoy" con Celeste Lepratti, hermana del Pocho Lepratti (militante asesinado en diciembre de 2001 en Rosario), Nilda Eloy, integrante de Justicia Ya de La Plata y militante por la aparición con vida de Jorge Julio López (testigo desaparecido por segunda vez el 18 de septiembre de 2006), también estuvo presente María Eugenia Rodríguez del Frente Popular Darío Santillán de Rosario y lamentablemente no pudieron estar presentes los compañeros que están luchando por la aparición con vida de Luciano Arruga, porque tuvieron una situación particular con el destacamento que ellos estaban tomando como lugar de resistencia, se hicieron presentes mediante un comunicado. Estuvimos hablando Andrés y yo en ese panel, haciendo un balance de lo que fueron estos dos años en la lucha y en la causa. La verdad que el panel tuvo muy buena convocatoria, por la tarde también estuvimos visitando algunas escuelas de la ciudad con algunos de los integrantes del panel y lo que llamaba mucho la atención es la cantidad de coincidencias que hay en estas causas, que tiene que ver con la ineficiencia, entre comillas, de la policía, la connivencia de los medios masivos de comunicación, la falta de investigación, las complicidades políticas. Hacíamos un balance de eso y hablábamos también que es necesario desmantelar los aparatos represivos del Estado, terminar con la impunidad, que es también parte de una lucha que debe ser colectiva. Para nosotros fue muy fructífero porque para nosotros el antecedente del asesinato de Silvia es la desaparición de Julio López y creo que en ese panel quedó muy en evidencia.
Para la ciudad de Rafaela, encontrarse con las denuncias de estas luchas es muy importante porque da cuenta de una dimensión que por ahí creo que se nos escapa, y nos hace entender en un contexto más amplio cómo se ubica el asesinato de Silvia y qué lectura podemos hacer. Digamos también, cómo se ubica en relación al testimonio de Silvia, porque no es un dato menor que gracias a su testimonio, y el de otros compañeros, se haya condenado por primera vez (por delitos de lesa humanidad) a un juez federal en la provincia de Santa Fe, el ex juez federal Víctor Brusa. En ese contexto se pudo tener una dimensión que nosotros venimos planteando desde un primer momento y creo que en la ciudad todavía no se había podido dar.
Y por otro lado, la marcha del 29, que caminamos con algunos de estos compañeros del panel que a nosotros nos dio mucho orgullo y mucha fuerza, tuvo una amplia convocatoria, más de doscientas personas. Quizás para marchas de ciudades más grandes es poco, pero para nosotros en Rafaela es muy importante. A nosotros nos fortalece y da cuenta de un trabajo de hormiga que se viene haciendo, de la gota que va cayendo sobre la piedra y abriendo algunas grietas al silencio y la desmemoria. Para nosotros fue un momento muy importante, porque ahí es donde nos reconocemos con el otro y donde sentimos que Silvia está presente, que no la pudieron callar.
- ¿Cuáles son los pasos a seguir?
Con la causa, ahora estamos esperando que la Cámara de Apelaciones de Rosario determine si el sobreseimiento tiene lugar o nos dan la razón, negando que esta medida sea tenida en cuenta, e insistiendo en el pedido de investigación, que ya tiene el apoyo del Tribunal Oral de Santa Fe y la Corte Suprema de la Nación. Esperemos que la Cámara de Apelaciones de Rosario actúe en ese sentido, teniendo en cuenta también que estos plazos legales están extendiendo un poco la causa. El juez Reinaldo Rodríguez determinó que se extendiera la prisión preventiva para los dos autoimplicados por un año más. Es una noticia que puede ser leída como positiva, pero para nosotros... no es que uno quiera que estén sueltos, pero no hay que hacer una lectura ingenua de esto, la prisión preventiva luego se computa como doble y los autores intelectuales siguen sin aparecer. No sólo sin aparecer, sino que ni siquiera se investiga, se los busca ni se toman medidas. Con lo que se supone que los tiempos se dilaten, las pruebas se pierdan, se apueste cada vez más la impunidad.
Entre esas dos medidas, en el contexto de que tampoco hay que olvidar que en diciembre pasado se les otorgan salidas transitorias quincenales a los tres acusados de la causa Brusa, como son "Curro" Ramos, María Eva Aebi y el mismo Brusa, no hay que ser ingenuos en ese contexto. Nosotros confiamos que la Cámara de Apelaciones de Rosario haga esa lectura y falle a nuestro favor, y de una vez por todas este juez tome cabal conciencia de lo que es su responsabilidad.
En cuanto a la lucha, nosotros vamos a seguir teniendo en las calles de Rafaela, en los espacios públicos, tenemos programada la presentación de un libro de Susana Chiarotti que va a hablar de la violencia sexual, la violencia específica contra las mujeres para el mes de abril. Y vamos a seguir insistiendo en la visibilización de este pasado que todavía reclama y se hace presente.
Fuente:IndymediaRosario
Viernes, 6 de abril de 2012
RESCATES
La mujer silenciada
Silvia Suppo
1959-2010
Por Sonia Tessa
Cuando Sara y Rita, amiga y cuñada de Silvia Suppo, llegaron al hospital de Rafaela, en la mañana del 29 de marzo de 2010, el médico forense les preguntó a qué se dedicaba la víctima, aún con vida, sorprendido por el ensañamiento de las nueve puñaladas en el cuerpo. En cuanto le dijeron que había sido presa política, el profesional las esquivó. En Rafaela, ciudad de cien mil habitantes orgullosa de su pujanza económica, orden y limpieza, no hubo nunca un asesinato en ocasión de robo de esas características. Silvia estaba atendiendo su local Todo Cuero y vivía en la parte de atrás. Tras su asesinato, faltaron muy poco dinero y alguna mercadería. Ella era algo más que una presa política: fue testigo en la causa Brusa, había declarado con lujo de detalles sobre su cautiverio y había podido verles la cara a todos los represores en el centro clandestino de detención de Santa Fe La Casita, adonde la llevaron tras realizarle un aborto para reparar “el error” de un embarazo producto de violaciones de los torturadores. Silvia fue secuestrada el 24 de mayo de 1977, tenía 18 años. El de 2002, para Silvia, fue un fin de año ambiguo: el 21 de diciembre había podido escuchar las fuertes condenas contra el ex juez federal Víctor Brusa, Juan Calixto Perizotti, María Eva Aebi, Eduardo Ramos, Héctor Colombini y Mario Facino. Pero esas fiestas fueron también las primeras sin su compañero de vida, Jorge Destéfani, con quien se casó cuando él salió de Coronda, cinco años después del secuestro que compartieron, en las primeras horas, sin saberlo. A Destéfani, el Corcho, lo habían puesto en el baúl del auto en el que también llevaron a Silvia y su hermano Hugo desde Rafaela a Santa Fe. El murió en 2009 de un cáncer, unos tres meses antes de la crucial declaración de Silvia en los Tribunales santafesinos.
Ese mismo año había nacido Juana, la hija de Marina. La niña cumplió un año pocos días antes del asesinato de una abuela a quien Marina describe así: “chocha”. Chocha por esa niña que el jueves 29 de marzo participó de la marcha por el esclarecimiento del asesinato de su abuela, llevando orgullosa su rostro en una pechera.
Marina y Andrés son, ahora, los que llevan la antorcha de la justicia para señalar una y otra vez que no se trató de un crimen común –como se les dice para diferenciarlo de los políticos–, que no hay pruebas concluyentes contra Rodolfo Cóceres y Rodrigo Sosa, dos jóvenes marginales que fueron procesados sin poder describir fehacientemente la escena del crimen. Desde el principio, tanto el juez provincial Alejandro Mognaschi como el juez federal Reynaldo Rodríguez se negaron a investigar la hipótesis política. Ni siquiera la resolución de la Corte Suprema de Justicia de la Nación para que se agote esa posibilidad los impulsó a avanzar en la declaración de un testigo de identidad reservada que acusó directamente a dos presos de la cárcel de Las Flores como autores materiales, en relación directa con Brusa, como instigador. El juez desestimó esa declaración y sobreseyó a los acusados por el testigo, sin aceptar ninguna de las medidas pedidas por la querella, que representan Lucila Puyol y Guillermo Munné. El 21 de marzo pasado estos abogados, acompañados por la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, apelaron el sobreseimiento ante la Cámara de Apelaciones de Rosario.
Las irregularidades en la investigación son muchas: la escena del crimen fue mancillada (según el testigo protegido, hubo un policía asignado especialmente para hacerlo) a tal punto que no se pudo identificar restos de ADN. Los supuestos asesinos confesos dijeron que habían llevado a Silvia, ya herida, desde el negocio (todo vidriado, en el centro de la ciudad, a las 9 de la mañana, un horario de plena actividad) hasta la casa, en el fondo, pero no había rastros de sangre de ese traslado.
De lo que sí quedan rastros es de la tarea silenciosa que Silvia –entre tantas cosas, enfermera– hizo en su ciudad durante muchos años. Aquella militante de la Juventud Peronista dejó sembrada la semilla que germinó en sus hijos, pero también en el Espacio Verdad y Justicia por Silvia Suppo. Mientras no se sepa exactamente cómo la mataron, quiénes y por qué, su muerte seguirá siendo tan política como lo fue su vida.
Fuente:Pagina12-Las12











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