14 de abril de 2012

JORGE VIDELA ADMITIO QUE LA DICTADURA ASESINO A “SIETE MIL U OCHO MIL PERSONAS” Y APUNTO A LOS EMPRESARIOS.

JORGE VIDELA ADMITIO QUE LA DICTADURA ASESINO A “SIETE MIL U OCHO MIL PERSONAS” Y APUNTO A LOS EMPRESARIOS
Nos decían ‘se quedaron cortos’”
“Cada desaparición puede ser entendida como el enmascaramiento, el disimulo de una muerte”, admitió quien antes decía “los desaparecidos no están ni vivos ni muertos”. Aseguró que el golpe de Estado “desde el punto de vista estrictamente militar fue un error”.

Para hablar de asesinatos se usaba la frase ‘Disposición Final’. “Son palabras militares y significan sacar de servicio una cosa por inservible”, dijo Videla.Imagen: Télam

“Se quedaron cortos, tendrían que haber matado a mil, a diez mil más.” La frase, según Jorge Rafael Videla, pertenece a empresarios argentinos. A los 86 años, el condenado dictador decidió dejar de ocultar la bronca contenida contra sus mandantes, aunque aún evita dar nombres. “Se lavaron las manos. Nos dijeron: ‘Hagan lo que tengan que hacer’ y luego nos dieron con todo”, renegó desde su calabozo el ex teniente general, que en estos días va en busca de su tercera condena a prisión perpetua. Videla admitió por primera vez on the record que la dictadura que encabezó a partir del golpe de Estado de 1976 mató a “siete mil u ocho mil personas”, aunque loa organismos de derechos humanos calculan que la cifra asciende a 30 mil. “Para no provocar protestas dentro y fuera del país, sobre la marcha se llegó a la decisión de que esa gente desapareciera; cada desaparición puede ser entendida como el enmascaramiento, el disimulo de una muerte”, intentó explicar. Las afirmaciones del mayor icono del terrorismo de Estado, similares a las que el condenado ex general Ramón Genaro Díaz Bessone realizó ante la periodista francesa Marie Monique Robin, entonces sin saber que lo estaban filmando, forma parte del libro Disposición Final. La confesión de Videla sobre los desaparecidos, del periodista Ceferino Reato, que acaba de publicar Editorial Sudamericana.

Los años y las condenas parecen distender la lengua del dictador, que en febrero concedió un largo reportaje a la revista española Cambio 16. “No había otra solución; (en la cúpula militar) estábamos de acuerdo en que era el precio a pagar para ganar la guerra contra la subversión y necesitábamos que no fuera evidente para que la sociedad no se diera cuenta. Había que eliminar a un conjunto grande de personas que no podían ser llevadas a la Justicia ni tampoco fusiladas”, dijo, sin revelar nada que los organismos de derechos humanos del país no hayan denunciado desde el mismo momento en que se consumaba el genocidio. “Dios sabe lo que hace, por qué lo hace y para qué lo hace. Yo acepto la voluntad de Dios. Creo que Dios nunca me soltó la mano”, se permite dudar Videla.

“La frase ‘Solución Final’ nunca se usó. ‘Disposición Final’ fue una frase más utilizada; son dos palabras muy militares y significan sacar de servicio una cosa por inservible. Cuando, por ejemplo, se habla de una ropa que ya no se usa o no sirve porque está gastada, pasa a Disposición Final”, le explicó un Videla distendido a Reato, que lo entrevistó durante veinte horas entre octubre de 2011 y marzo de 2012 en la celda número 5 de la Unidad Penitenciaria 34, la única cárcel del país que funciona en el interior de una unidad militar: Campo de Mayo. Las dos palabras elegidas para titular el libro tampoco son novedosas, de hecho en 2010 un sobreviviente tucumano entregó a la Justicia un listado de 293 personas secuestradas de las cuales 195 figuraban como “DF” y explicó que era la sigla de “Disposición Final”.

El dictador justificó el uso de la tortura y reiteró una vez más la influencia de la llamada Doctrina Francesa en la lucha contra las guerrillas, tema al que la francesa Robin dedicó un libro y un documental. En su admisión sobre el “método” escogido para borrar de la tierra a sus enemigos, Videla incluyó el caso del ex jefe del Ejército Revolucionario del Pueblo, Mario Roberto Santucho, asesinado en un tiroteo. “Era una persona que generaba expectativas; la aparición de ese cuerpo iba a dar lugar a homenajes, a celebraciones. Era una figura que había que opacar”, explicó el represor, opaco por excelencia, quien se permitió marcar diferencias entre las principales organizaciones armadas de los ’70. “Por su preparación militar e ideológica, el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) era más enemigo que Montoneros; era algo ajeno, otra cosa. Montoneros guardaba algo del nacionalismo, del catolicismo, del peronismo con el que había nacido”, dijo.

“Las desapariciones se dan luego de los decretos del presidente interino Italo Luder, que nos dan licencia para matar. Desde el punto de vista estrictamente militar no necesitábamos el golpe; fue un error”, admitió Videla. “No podíamos pedir más ni necesitábamos más”, dijo. ¿Para qué el golpe de Estado, entonces? “Nuestro objetivo (el 24 de marzo de 1976) era disciplinar a una sociedad anarquizada. Con respecto al peronismo, salir de una visión populista, demagógica; con relación a la economía, ir a una economía de mercado, liberal. Queríamos también disciplinar al sindicalismo y al capitalismo prebendario”, explicó Videla.

Un tema que Reato abordó con Videla y con su ex ministro del Interior, el general Albano Harguindeguy, fue el de las listas con información con los nombres de los desaparecidos. “No hay listas con el destino final de los desaparecidos. Podría haber listas parciales, pero desprolijas”, volvió a defraudar el entrevistado. Harguindeguy admitió que en 1979 se elaboraron listas para “tener algo de apoyo para hablar de los desaparecidos” pero aseguró que ya no existen. “Todo eso fue quemado por orden de (el último dictador, Reynaldo) Bignone, por un decreto de Bignone.”

Otro dato añejo que reflota Reato es el de la división del país en zonas, subzonas y áreas militares en los meses previos al golpe de Estado, y las órdenes de los comandantes de cada una de las cinco zonas de confeccionar listas de personas que debían ser detenidas en la madrugada del 24 de marzo de 1976. Según represores consultados por el editor de Perfil, en esas listas figuraban tanto “líderes sociales” como “subversivos”, cuyos nombres habían aportado los Servicios de Inteligencia de Fuerzas Armadas y de Seguridad pero también empresarios y ejecutivos, sindicalistas, funcionarios, dirigentes políticos, profesores e incluso estudiantes. El autor, en base a documentos militares, recuerda que el destino de cada uno de los secuestrados por las Fuerzas Armadas se decidió en las “comunidades de inteligencia” o “comunidades informativas” de cada zona militar, integradas por los responsables de los distintos Servicios de Inteligencia. Estos grupos se reunían una vez por semana y decidían si lo liberaban, lo blanqueaban o lo asesinaban, otro dato revelador que se reitera en todos los juicios a represores desde mediados de la década del ’80.

Pedidos de captura
La Justicia federal de La Plata ordenó la captura de más de una veintena de militares, policías y civiles, en el marco de la causa en la que se investigan los crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura en el centro clandestino de detención que funcionó en la Brigada de Investigaciones de Quilmes de la Policía Bonaerense, conocido como el Pozo de Quilmes. La decisión fue tomada por el juez federal de La Plata Arnaldo Corazza contra 23 imputados del Ejército, la Policía y civiles, de los cuales 21 ya estaban involucrados en otras causas judiciales. Se trata de 23 imputados, de los cuales tres ex policías fueron reconocidos por un sobreviviente del Pozo de Quilmes y están imputados como autores materiales de privación ilegal de la libertad y tormentos, informó la Agencia de Derechos Humanos. En el grupo se encuentra el ex policía Tomás Rotella, ex miembro de la Unidad Regional de La Plata acusado de ser autor directo de secuestros y torturas junto al imputado en el juicio por el Circuito Camps, Carlos “Oso” García y otro miembro de esa fuerza de seguridad que aún no fue detenido. Los pedidos de detención habían sido pedidos hace alrededor de cinco años por la Unidad Fiscal Federal de La Plata, que en total elevó 101 pedidos de detenciones por esta causa. Entre los detenidos por esta causa se encuentran el comisario Miguel Etchecolatz; el ex ministro de Gobierno Jaime Lamont Smart; el segundo de la Bonaerense, general Aníbal Campos y el jefe de la Brigada de Quilmes, Lucas Belich, entre otros.

REPERCUSIONES EN LOS ORGANISMOS DE DERECHOS HUMANOS
Réplicas al dictador
Desde Hijos consideran que las palabras de Videla servirán como prueba en causas judiciales. Madres y Abuelas rechazaron su aparición.
Estela de Carlotto, Taty Almeida, Carlos Pisoni, Gastón Chillier, Hebe de Bonafini, Rodolfo Yanzón.
La reivindicación del terrorismo de Estado del dictador Jorge Rafael Videla generó un fuerte rechazo por parte de las organizaciones de derechos humanos. Aunque algunos les restaron valor a los dichos del represor, otros destacaron como un avance su reconocimiento de los mecanismos de desaparición de personas perpetrados durante la última dictadura.

- Estela de Carlotto, presidenta de la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo: “Siento rechazo y a la vez asombro de que existan personas así. Es increíble que reconozca fríamente su responsabilidad y la de sus colegas. Es difícil ver a una persona así y pensar que se trata de un humano. Además, cómo miente ese hombre: dice que hubo una guerra, cuando en este país no hubo ninguna guerra sino que hubo terrorismo de Estado. Dice que no hubo un plan sistemático para robar bebés cuando está probado que sí lo hubo”.

- Carlos Pisoni, integrante de Hijos: “Lo dicho por Videla tiene valor probatorio, incluso en la causa que se está llevando adelante por Mario Roberto Santucho, ya que él afirma que lo hicieron desaparecer. Se trata de un caso muy importante porque el cuerpo de Santucho se buscó por distintos lugares de Campo de Mayo sin éxito. También es importante porque está afirmando que hubo ocho mil desaparecidos y se está haciendo cargo de su orden de perpetrar la desaparición sistemática de personas. Lo que reinó en estos años en los juicios por crímenes de lesa humanidad fue el silencio. En ese sentido, estos dichos implican avanzar un casillero. Ojalá se siga avanzando en entrevistas donde este genocida pueda decirnos dónde están los desaparecidos y los 400 hijos de desaparecidos a quienes sus familias siguen buscando. Hace tiempo estamos esperando que hablen los genocidas. Y cada vez que hablan nos generan esperanzas, porque más allá de la reivindicación, está dando datos certeros sobre, por ejemplo, el caso Santucho. Esperamos mucho tiempo y ahora es el momento de avanzar. Videla tiene perpetua y está destapando la olla porque ve que están siendo juzgados sólo quienes conformaron la mano de obra ejecutora, entonces, con estas declaraciones, está inculpando a los sectores civiles que lo acompañaron y en eso dice la verdad, porque no estuvo solo”.

- Gastón Chillier, director del Centro de Estudios Legales y Sociales: “Las declaraciones tienen un valor de confesión, porque es la primera vez que habla de la de-saparición sistemática de personas tan explícitamente y con un valor tan brutal. Al mismo tiempo, no hacía falta que él lo dijera, porque ya lo dijo la Justicia, y los organismos de derechos humanos ya lo vienen diciendo desde la dictadura. Hubiera sido bueno que hablara sobre el destino de las víctimas. Con estas declaraciones, Videla muestra una intención de constituirse como un actor relevante en la actualidad aunque sin ningún éxito, por tratarse de un actor marginal. Ese es su objetivo: no creo que sea una figura tan sofisticada como para tener una estrategia política detrás de esto”.

- Taty Almeida, integrante Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora: “Repudio totalmente que le sigan permitiendo hacer declaraciones públicas y salir en un libro, ¿dónde estamos?, ¿en qué planeta vivimos? Se trata de un genocida. Lo repudio con toda mi fuerza y pienso que hay que tomar unas medidas al respecto, porque no se trata de un tema de libertad de prensa, sino que estamos hablando de un ge-no-ci-da. No tiene derecho a que se publiquen sus provocaciones. Lo que reconoció sobre los desaparecidos no es necesario escucharlo de su boca, porque ya se sabe. No es necesario que él lo diga porque ya lo dijeron los jueces. Lo único que falta es que se le agradezca porque reconoce las atrocidades que hizo, que ya se saben y ya las ha reconocido y reivindicado”.

- Hebe de Bonafini, dirigente de la Asociación Madres de Plaza de Mayo: “Las madres no le damos el lugar que él quiere tener. No polemizamos con asesinos. Les respondemos a iguales, a opositores, pero a genocidas, no”.

- Rodolfo Yanzón, abogado en causas por crímenes de lesa humanidad: “No les otorgo ningún tipo de validez a sus declaraciones en el ámbito judicial. Creo que a estos señores lo único que se les puede reclamar es que brinden la información que sabemos que tienen respecto del destino final de los desaparecidos y los chicos apropiados. Lo único que debe remarcarse es que reconoce que las víctimas fueron señaladas en distintos ámbitos, como el empresarial y el sindical. Esto representa un avance porque es un reconocimiento de la complicidad civil. Al mismo tiempo, es una forma de decir ‘paren porque voy a empezar a hablar’: un mensaje a la clase empresaria, a algún sector de la política, a cierto ámbito judicial. Sin embargo, no tenemos que estar detrás de lo que dicen estos señores. Que hablen o no hablen no es importante; la verdad pasa por otro lado y ya hay suficiente prueba de todo”.
Informe: Sol Prieto.
Fuente:Pagina12

14.04.2012
“Eran siete o ocho mil las personas que debían morir”
Videla admitió la colaboración de “empresarios” con la dictadura
El dictador reconoció que decidió desaparecer a militantes políticos, gremiales y sociales para “disciplinar a la sociedad” e imponer la “economía de mercado y liberal”. Negó que existan listas y dijo que no necesitaban el golpe para matar
Por: Nicolás Eisler
“Los empresarios se lavaron las manos y
nos dieron con todo. ¡Cuántas veces me dijeron: ‘Se quedaron cortos, tendrían que haber matado a mil, a diez mil más!’”

El represor Jorge Rafael Videla admitió que la última dictadura militar hizo desaparecer a “siete u ocho mil personas” y para justificar los crímenes aseguró que “no había otra solución”. Además el genocida aceptó la complicidad civil de “empresarios”, aunque les reprochó su actitud posterior. “Los empresarios se lavaron las manos. Nos dijeron: ‘Hagan lo que tengan que hacer’, y luego nos dieron con todo. ¡Cuántas veces me dijeron: ‘Se quedaron cortos, tendrían que haber matado a mil, a diez mil más!’”, y aclaró que uno de los objetivos de su gobierno era “ir a una economía de mercado, liberal”.
Jorge Rafael Videla, una de las cabezas del régimen más sangriento que gobernó la Argentina entre 1976 y 1983, aceptó lo que nunca antes había admitido en tribunales. “Pongamos que eran siete mil u ocho mil las personas que debían morir para ganar la guerra contra la subversión”, declaró el dictador a Ceferino Reato, autor del libro Disposición Final, de próxima publicación.
“Cada desaparición puede ser entendida ciertamente como el enmascaramiento, el disimulo, de una muerte. No había otra solución; (en la cúpula militar) estábamos de acuerdo en que era el precio a pagar para ganar la guerra contra la subversión y necesitábamos que no fuera evidente para que la sociedad no se diera cuenta. Había que eliminar a un conjunto grande de personas que no podían ser llevadas a la justicia ni tampoco fusiladas”, señaló el genocida.
En febrero y marzo pasado el represor había generado el rechazo de todo el arco político cuando otorgó una entrevista a la revista española Cambio 16 y, entre otras cosas, aseveró que “en el año 1978 el Proceso había cumplido plenamente con sus objetivos” (ver aparte).
“Nuestro objetivo era disciplinar a una sociedad anarquizada. Con respecto al peronismo, salir de una visión populista, demagógica; con relación a la economía, ir a una economía de mercado, liberal. Queríamos también disciplinar al sindicalismo y al capitalismo prebendario”, aseveró.
Videla justificó el uso de la tortura y explicó el destino del cuerpo de uno de los líderes guerrilleros más importantes de los años de plomo, Mario Santucho, máximo jefe del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP). “Era una persona que generaba expectativas; la aparición de ese cuerpo iba a dar lugar a homenajes, a celebraciones. Era una figura que había que opacar”, dijo el represor sobre uno de los protagonistas de la fuga del penal de máxima seguridad de Trelew en 1972, muerto por once disparos en Villa Martelli cuatro años más tarde.
“La frase ‘Solución Final’ nunca se usó. ‘Disposición Final’ fue una frase más utilizada; son dos palabras muy militares y significan sacar de servicio una cosa por inservible. Cuando, por ejemplo, se habla de una ropa que ya no se usa o no sirve porque está gastada, pasa a Disposición Final”, confesó el torturador y teniente general del Ejército. Según se reseña, antes del golpe del 24 de marzo de 1976, la Argentina fue dividida en cinco “zonas”, cada una a cargo de un jefe militar, los cuáles elaboraron listas –integradas por “líderes sociales” y “subversivos”– de las personas que debían ser detenidas inmediatamente después del derrocamiento de María Estela Martínez de Perón. Además de los agentes de inteligencia, fueron empresarios, sindicalistas, profesores, dirigentes estudiantiles y políticos quienes aportaron los nombres que luego pasaron a engrosar las nóminas de muertos y desaparecidos, aunque Videla negó que existan “listas con el destino final de los desaparecidos”.
El represor también admitió equivocaciones en una frase limitante con el cinismo. “Las de-sapariciones se dan luego de los decretos del presidente interino Ítalo Luder (casi seis meses antes del golpe), que nos dan licencia para matar. Desde el punto de vista estrictamente militar, no necesitábamos el golpe; fue un error”, aseguró.
El genocida, que purga una condena a cadena perpetua, también se permitió analizar a los dos mayores ejércitos guerrilleros de la época. “Por su preparación militar e ideológica, el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) era más enemigo que Montoneros; era algo ajeno, otra cosa. Montoneros guardaba algo del nacionalismo, del catolicismo, del peronismo con el que había nacido”, sentenció.
El abogado Rodolfo Yanzón duda que los dichos del ex dictador puedan empeorar su situación judicial. “Las declaraciones de Videla no cambian nada el panorama. Ya está condenado a la pena mayor que puede recibir y en términos judiciales no aporta nada. Lo único que hay que pedirle a Videla y a los suyos es que brinden la información que tienen. Todo lo otro es absolutamente insustancial, es la palabra del verdugo”, analizó.
Fuente:TiempoArgentino

14.04.2012
Antecedentes polémicos
El dictador del autodenominado Proceso de Reorganización Nacional ya había efectuado declaraciones públicas en lo que va de 2012 que generaron un amplio repudio político y social.

Entre febrero y marzo pasado, la revista española Cambio 16 publicó una extensa entrevista a Videla concretada por el periodista Ricardo Angoso, dividida en dos partes. En la primera entrega, el título fue: “En Argentina no hay justicia, sino venganza, que es otra cosa bien distinta”. En la segunda, con el titular “No salimos a cazar pajaritos sino al terrorismo y a los subversivos”, Videla opinó que la actualidad argentina “es muy negativa” y sostuvo: “Hemos perdido una gran oportunidad en las últimas elecciones de sentar puntos de apoyo a una oposición sólida.”
La aparición de la primera parte de las declaraciones de Videla recibió el rechazo unánime de los organismos de Derechos Humanos y de todos los sectores políticos. Incluso la presidenta Cristina Fernández se refirió a la nota durante su discurso de inicio de las sesiones parlamentarias. “Cuando leí el reportaje lo único que lamenté es no tenerlo cerca (a Néstor Kirchner) para pedirle perdón”, expresó la jefa de Estado, al recordar que retó al ex presidente por haber sido muy duro en su discurso del 24 de marzo de 2004, y agregó: “Llevé el diario a (su tumba en) Río Gallegos y lo metí abajo de la bandera.” Hacía referencia a la frase de Videla acerca de que el peor momento de los genocidas había llegado con los Kirchner.
Luego de conocerse la segunda parte de las declaraciones de Videla, la mandataria argentina volvió a repudiar fuertemente esos dichos del ex dictador y los consideró “ofensivos para la sociedad argentina”.

14.04.2012
dura reacción de los organismos de derechos humanos
“Me da profunda repugnancia; busca desalentar la búsqueda”
La titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, salió al cruce de los dichos de Videla. Aseguró que el genocida “se equivocó al pensar que estos delitos no se recuerdan”.
Por: Gustavo Montiel
La difusión de los dichos del ex dictador Jorge Rafael Videla causó la inmediata respuesta de una de las máximas referentes de la lucha por Memoria, Verdad y Justicia, la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto. “Me da una profunda repugnancia, porque uno ya sabe quiénes son Videla y sus cómplices”, señaló Carlotto a Tiempo Argentino. “Decirlo de esta manera tan cruda, tan deshumanizada, de qué forma ellos se deshicieron de sus opositores con un plan sistemático de secuestro, tortura y muerte y, sobre todo, con una total clandestinidad, es un acto tan criminal y de tal profunda vileza, que por eso me da repugnancia”, remarcó.
“Hay que decirle a este genocida que se equivocó al juzgar al pueblo y a la humanidad, pensando que los delitos de lesa humanidad no se recuerdan en la historia. Es lo que él quería, el olvido”, recordó.
Respecto a la supuesta inexistencia de listas que detallen el destino final de las víctimas enfatizada por Videla, Carlotto aclaró: “Miente totalmente, porque sabemos muy bien que la ‘prolijidad’ de las Fuerzas Armadas consiste en tener un registro, archivo y documentación de todo.” Y agregó: “La información es poder. Ellos tenían el poder de la información, y no se han desprendido de esa lista, en algún lugar está toda esa información y todos esos archivos que tampoco confiesan en qué lugar se guarda o se conserva. Entonces, él ahora quiere desalentarnos”.
Carlotto especificó la estrategia del ex dictador y sus cómplices: “Aparte de herirnos y mortificarnos más todavía con estas declaraciones, quieren desalentarnos en las búsqueda de esas evidencias. Pero también se equivocan. Porque una mamá, una abuela, un familiar, una esposa, un hijo, un hermano, no olvida jamás a ese ser querido. Y vamos a seguir mientras tengamos vida, y después seguirán quienes nos van a suceder hasta alcanzar la verdad absoluta y el esclarecimiento total”, aseguró.
La titular de Abuelas, por último, reivindicó la lucha del organismo por recuperar a los nietos y señaló que los militares de la dictadura “también desaparecieron sin matar. Porque mataron jurídicamente a nuestros nietos. Ellos pensaron que nunca los íbamos a encontrar, y ya encontramos 105 nietos”, celebró.
Fuente:TiempoArgentino

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