Crudo, sintonía fina y alta política
El ministro de Planificación buscará acordar con la petrolera brasileña la política de inversiones en yacimientos. Intentará sumarla al cambio de estrategia que se viene en el área. Reuniones en Buenos Aires y en Brasilia.
Julio De Vido buscará articular con Petrobras “una solución superadora” para las áreas sin inversión.Imagen: DyN
El ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, se reunirá el lunes próximo con directivos de Petrobras para tratar de acercar posiciones y “avanzar en una solución superadora”, tras haber conocido la decisión de la provincia de Neuquén de iniciar la reversión de un área concesionada a la firma brasileña. Al encuentro también serán convocadas las autoridades del área de Hidrocarburos de la provincia patagónica, según informaron fuentes oficiales.
“Nuestra voluntad es conformar una mesa de diálogo para buscar puntos de coincidencia y una salida consensuada, siempre dentro del marco de potenciar al máximo las inversiones en los yacimientos, para mantener la plena producción y recuperar el autoabastecimiento”, indicaron desde el gobierno nacional.
La decisión de la provincia de Neuquén fue recibida con mesura por las autoridades de Petrobras, aunque su titular, María das Graças Foster, no ocultó que se vio “sorprendida” por la quita de la concesión del área Veta Escondida. Un comunicado de la empresa asegura que en los últimos tres años se han efectuado desembolsos por más de 10 millones de dólares en la búsqueda de “nuevas acumulaciones de hidrocarburos”.
Según se dio a conocer ayer desde la cartera de Planificación, tras conocerse la decisión de Neuquén, altas autoridades del ministerio mantuvieron conversaciones con Benicio Frazao, director de Exploración y Producción de Petrobras Argentina, en las que acordaron el encuentro que tendrá lugar el próximo lunes por la tarde en la repartición que conduce Julio De Vido. De dicho encuentro participarían, además del ministro, el coordinador de la misma cartera, Roberto Baratta; el ministro de Hidrocarburos de Neuquén, Guillermo Cocco, y una delegación empresaria encabezada por el propio Frazao.
Durante su última visita a Brasil, en febrero, De Vido había acordado un encuentro para el próximo 20 de abril en Brasilia con la presidenta de Petrobras, Foster, y el ministro de Energía de ese país, Edison Lobao. Este último había señalado, en oportunidad de participar en Buenos Aires de la apertura de sobres para la obra hidroeléctrica de Garabí (a principios de marzo), el interés de Petrobras en incrementar su presencia en la Argentina.
La convocatoria de De Vido buscará encontrar algunas coincidencias previas a su próxima visita a Brasilia, pero también antes de la realización del encuentro previsto para la semana entrante de la Ofephi, la organización federal que reúne a las provincias con hidrocarburos, programada para el jueves 12. Para esa fecha también está señalada en la agenda una reunión de los gobernadores con la presidenta de la Nación, lo que vuelve a abrir expectativas con respecto a una definición sobre un nuevo rumbo en la política petrolera nacional.
El gobernador de Chubut, Martín Buzzi, que además preside la Ofephi, tomó la delantera esta semana anunciando la intención de conformar una empresa mixta, para lo cual convocará a las petroleras privadas que estén interesadas en asociarse con Petrominera, la empresa estatal provincial. “Al estilo de Petrobras”, señaló Buzzi, en un esquema que pretende dejar de lado la forma de las concesiones actuales, “en las que el Estado tiene que estar luego peleando por las regalías para tener parte de la renta”.
Casi al mismo tiempo, el gobernador neuquino, Jorge Sapag, decidía la reversión del área Veta Escondida, concesionada a Petrobras, por considerar que no había invertido “lo suficiente” para incrementar la producción de crudo. La respuesta de la compañía fue que consideraba haber cumplido “con todos los requisitos de concesionario”, señalando que continuaba “vigente el acuerdo de exploración y explotación en el área referida, en el marco de los derechos de concesión y renegociación acordados con la provincia en diciembre de 2008”.
Según consignó la provincia, el área permanece sin producción y con inversiones insuficientes para revertir esa situación. De Vido tratará de encontrar el lunes una salida consensuada con la empresa.
LOS PAPELES DE LA EMPRESA CAYERON 2,3 POR CIENTO EN NUEVA YORK
La cotización de YPF sigue en el tobogán
La Legislatura de Mendoza reclamó auditar la refinería de YPF.Imagen: Joaquín Salguero
El precio de las acciones (ADR) de YPF que cotizan en la Bolsa de Nueva York cedió ayer 2,3 por ciento. La caída se registró luego de conocerse que las autoridades de Santa Cruz ya tienen decidido retirarle a la petrolera el área Los Perales-Las Mesetas, donde YPF concentra el 8,3 por ciento de su producción de crudo. La cotización de los ADR (sigla de American Depositary Receipts) de la petrolera –certificados negociables que representan un paquete de acciones de la compañía en Wall Street– acumula una caída de 36,5 por ciento en lo que va de 2012. La Bolsa de Buenos Aires no operó por el feriado. La agencia calificadora de riesgo Standard & Poor’s advirtió que considera bajar la nota de Repsol-YPF, ya que la reversión de las 12 áreas de explotación en seis provincias “refleja un entorno operativo complicado”.
En Mendoza, la Cámara de Diputados aprobó distintas resoluciones para reclamar al gobierno provincial una auditoría sobre YPF. El planteo de los legisladores hace hincapié en la necesidad de revisar la política de distribución de combustibles y el trabajo que realiza la refinería de Luján de Cuyo. Además, los diputados mendocinos reclamaron que la firma aumente 0,5 por ciento la producción de crudo destilado en combustible para proveer exclusivamente las bocas de expendio existentes en la provincia. La medida solicita que se “verifique, audite y revise los mecanismos de control sobre la destilería Luján de Cuyo, el plan de inversión que se realiza en la misma y la posterior distribución de combustible en todo el territorio provincial”.
Hasta ahora la empresa petrolera perdió trece áreas en seis provincias. Cuando Santa Cruz concrete la finalización de la concesión de Los Perales-Las Mesetas y otras dos áreas más chicas, Cañadón Vasco y Pico Truncado-El Cordón, y la provincia de Chubut efectivice la quita de las explotaciones de Manantiales Behr YPF acumulará reversiones por el 25 por ciento de su producción de crudo en el país. Los pozos de Manantiales Behr representan el 9,6 por ciento de la producción de la firma.
En ese escenario, la cuestionada calificadora de riesgo S&P bajó a “negativo” la perspectiva de la firma. Se trata del paso previo para reducir la nota de una empresa. Según explica el comunicado de S&P, “la revisión de la perspectiva refleja nuestra visión de un entorno operativo cada vez más complicado en Argentina” como resultado de la reversión de las concesiones de explotación. A fines del mes pasado, la empresa calificadora Fitch rebajó la nota de la petrolera a BBB desde BBB+. La firma tomó esa decisión luego de que el directorio de YPF decidiera capitalizar en acciones una parte de los dividendos como reclamaban los representantes del Estado en la compañía. Por su parte, Moody’s había rebajado a mediados de mes la nota de la compañía.
Las acciones de YPF en la Bolsa local y en Wall Street llegaron a registrar caídas del 16 por ciento en un mismo día. El martes pasado cedieron 15,85 por ciento en el Merval y la compañía no intervino para frenar esa situación. YPF cotiza en el mercado una parte menor de su capital, inferior al 17 por ciento, ya que la participación mayor se encuentra en manos de Repsol, del grupo Eskenazi y otros inversores institucionales.
OPINION
Lo imprescindible
Por Eduardo Aliverti
Imagen: EFE
La discusión acerca de cómo se implementa la medida tiene aspectos técnicos que exceden a la sapiencia, pero también a las pretensiones de este columnista. Se trata, sí, de ofrecer una visión macropolítica, eventualmente capaz de observar al hecho desde una perspectiva estructural. Hubo el tiempo, parecido a lo eterno, en que las apreciaciones ortodoxas de los economistas liberales lograron la victoria. El tiempo “noventista” –y un poco para atrás, y otro poco hacia delante– en que la batalla cultural, por la construcción de sentidos y por tanto de conciencia popular, semejaba haber quedado en manos definitivas de la derecha. Ese tiempo de verdades presuntamente reveladas, incontrastables, según las cuales unos muy pocos sabían de mucho y los muchos se consideraban apartados de todo juicio crítico, porque los otros tenían la exclusividad de dar cátedra desde los medios del relato único. Se acabó, por fin. Las versiones de derecha ya no convencen caminando, al cabo o en medio de los atropellos, torpezas y desatinos que produjeron aquí y en el mundo. El terreno de disputa ideológica es hoy más amable para las ideas progresistas, así fuere nada más que para no tener pruritos en atreverse a plantearlas. Y eso incluye a los razonamientos en torno de los recursos estratégicos, con la cadena de producción energética en primer lugar.
El domingo anterior, un artículo de Alfredo Zaiat, en Página/12, da en la tecla respecto de –por lo menos– cómo plantarse analíticamente frente a las opciones existentes. “Burguesía fallida” presenta el choque con la empresa española Repsol como símbolo de dos frentes vulnerables del kirchnerismo. Uno es, precisamente, el manejo privado en áreas sensibles del encadenamiento productivo. El otro, que se apueste a un comportamiento autónomo, pero dinámico, de la denominada “burguesía nacional”. ¿Hay o puede haber tal actuación hacendosa del empresariado? Como bien señala el colega, la lógica legítima de una compañía privada es maximizar ganancias e invertir de acuerdo con una tasa de retorno económico-financiera. Y en consecuencia, exigen un precio acorde con la utilidad esperada. O que el Estado los subsidie. De lo contrario, se “apartan” hasta dejar de invertir y se genera un callejón sin salida. Si suben las tarifas, joden a la gente. Si se aumentan los subsidios, joden al Presupuesto nacional. Y si no hay inversiones, se joden todos. Sin embargo, apunta Zaiat, esas situaciones quedan amortiguadas cuando prevalece la concepción de “bien estratégico” (petróleo y gas), y de “beneficio social” (servicios públicos). Es en lo segundo donde el kirchnerismo mostró dientes y eficacia, y por eso también resalta el ejemplo de un Estado que tomó el control de aguas y desagües cloacales. Seis años de inversión en AySA ampliaron esas prestaciones. Dicho sea de paso, la asentaron como la empresa de servicios públicos con menor cantidad de reproches en medios y redes sociales. Efectivamente, es la muestra de qué pasa cuando los fondos públicos son desembolsados sin pretender retorno financiero en determinada cantidad de años. Y con impacto positivo en la población.
El contraste es la apuesta por empresarios nacionales, desplazando a las multis, con el objetivo de “argentinizar” actividades estratégicas. El grupo Eskenazi falló en YPF y, con base allí, vale en igual dimensión apoyarse en cómo describe Mario Rapoport la debilidad intrínseca de la burguesía nacional. Esto es, el origen de componentes históricos, “cuando se desechó la posibilidad de un desarrollo económico integral mediante la protección de la industria local (...) las clases dominantes argentinas rechazaron el camino proteccionista que (...) adoptaron países como Estados Unidos y Australia, y prefirieron un país para pocos ligado a la producción primaria. Esto se traduce en conductas rentísticas, ya sean provenientes del campo o de recursos naturales no renovables”. Zaiat concluye su bosquejo, tras esa cita de Rapoport, a través de que la conducta de la burguesía nacional –fugadora serial de capitales– no se modifica con voluntarismo político. Y que sólo con un Estado activo, estableciendo límites, puede cambiársela. El dilema es cómo contrariar, en la acción de un modelo o proyecto que se pretendería soberano, nacional, popular, liberador (palabra esta última con la que también es necesario vencer prejuicios), el precepto de que el Estado es la organización autoinstituida por la clase dominante para sojuzgar al resto. Todo un reto: justamente porque la discusión no es técnica sino política, el kirchnerismo deberá demostrar que está dispuesto a profundizar la administración del Estado desde un vanguardismo siempre privilegiador de las necesidades populares. Y nunca de los intereses que se le enfrentarán, brutalmente crecientes si la gran política marcha hacia allí. ¿Cuál es la alianza de sectores sociales que se requiere para eso? ¿Con quiénes articular respaldo y movilización? ¿De dónde se saca o afirma el frente social para aguantar los trapos? ¿Cómo se lo comunica? ¿Alcanza con Cristina solamente? Preguntas como ésas son mucho más primarias que interrogarse sobre la disponibilidad operativa del Estado para hacerse cargo de pozos de exploración y explotación petrolíferas. Tan primarias como lo eran las de si se podía resistir cuatro tapas de Clarín en contra.
Mientras tanto, para quien tenga incertidumbres mayores debido a algunos o muchísimos cantos de sirena que la derecha se emperra en marcar como determinantes, vaya lo que Bloomberg, la compañía de información financiera fundada por el ex alcalde de Nueva York, expuso sobre el fin de la Europa social (nota de Clarín, sí señor, en su suplemento económico, domingo pasado). “En toda Europa, padres convencidos de que el modelo social construido por los gobiernos, después de la Segunda Guerra Mundial, haría posible que cada generación viviera mejor que la anterior, están viendo cómo la crisis de la deuda soberana barre con las promesas que hicieron a sus hijos. Los docentes y estatales griegos asisten al fin del empleo (vitalicio, señala Bloomberg, pero bien puede quitarse el agregado); los estudiantes ingleses enfrentan cuotas de enseñanza al estilo estadounidense; los franceses, como otros europeos, han debido postergar la jubilación. El trasfondo son las políticas de austeridad que están implementando los 27 países de la Unión Europea, por unos 450 mil millones de euros.” Esas políticas de austeridad apuntadas por la agencia norteamericana son el producto del festín financiero que en 2008 nació con la crisis estadounidense, para después trasladarse a los europeos con un final todavía incierto. No es inseguro, en cambio, que en la raíz de este derrumbe –una de cuyas expresiones más dramáticas es España, con la mitad de la población juvenil desocupada– se encuentra el abandono estatal como equilibrante de las desigualdades sociales. No le vendría mal a la derecha retomar algún consejo de uno de sus padres ideológicos, Adam Smith, quien estipulaba que los mercados no son instituciones naturales, sino el resultado de decisiones políticas. Es ese sistema político el que asigna el riesgo. Y, probablemente antes de que las propias burocracias gubernamentales se den cuenta, no pocos economistas e intelectuales –insospechables de simpatías izquierdistas– advierten que debe mirarse a América latina. Aumento del gasto público como herramienta reactivante, sustitución de importaciones, manejo de las reservas sintonizado con las necesidades sociales. Más, en casos como el argentino tras la salida del default por esas vías, las reformas de segunda generación.
Haber modificado la esencia funcional del Banco Central está en esa línea. Y meter mano en YPF apunta en igual camino. Las dudas pueden pasar por la eficiencia administrativa (si es por eso, la gestión privada no sale muy bien parada que digamos). Y por cómo se inteligencia el sostén de la apoyatura popular. Pero nunca por lo imprescindible de la decisión política.
Fuente:Pagina12



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