lunes, 7 de mayo de 2012
Etchecolatz: "Camps me dijo que Clara Anahí murió carbonizada"
El represor condenado por genocida insistió con la versión pero, esta vez, involucró al coronel Camps, ex jefe de la Bonaerense. Un testigo afirmó que vio cuando sacaban una beba de la casa, tras el ataque.
El represor Miguel Osvaldo Etchecolatz, condenado a cadena perpetua por crímenes de lesa humanidad, volvió a reiterar que Clara Anahí, la nieta desaparecida de María Isabel “Chicha” Mariani, murió carbonizada durante el ataque a la casa de calle 30, en noviembre de 1976. Y que no se hizo publicidad para no “desprestigiar” al Ejército. Lo hizo esta tarde frente al tribunal que encabeza el proceso por el denominado Circuito Camps, en el cual también se lo juzga.
“Camps dijo que la criatura murió carbonizada; dijo que no se hizo publicidad porque iba a caer muy mal a la comunidad”. Con esas palabras, el ex comisario mayor de la Bonaerense en tiempos de la dictadura volvió a insistir con la muerte de la beba, a quien Chicha busca desde hace más de 35 años.
Frente al presidente del tribunal, Carlos Rozanski (quien lo condenó en 2006), el represor se autocalificó como un tipo “audaz” al interpelar a Camps, que era su superior, y le "recriminó" que mandara gente a un frente muy peligroso, según indicó el genocida.
Según contó, fue en esa ocasión -unos días después del operativo- que “salió el tema de la beba” y Camps le dijo "que la criatura murió carbonizada (...)”. “Y dijo que no se hizo publicidad porque iba a caer mal ante la comunidad". "Cuando estábamos hablando por el tema del personal, él (Camps) se sincera conmigo y dice: yo no quería esto; y como aporte me dice que la nena murió carbonizada”.
El juez Roberto Falcone le preguntó por los desaparecidos y dijo que no sabía nada. Que sólo respondía órdenes del ejército. “No acepté, recibí ni practiqué ningún sistema ilegal, porque cuando la policía se subordinó al Ejército, todas las órdenes provenían de un sistema legítimo, porque ellos daban las pautas”, manifestó. Y agregó: “La autoridad militar era la que traía a los detenidos, los llevaban y los torturaban, según dicen”, manifestó Etchecolatz tras la pregunta del magistrado. Sobre el final tuvo un fallido: "No dejo de ocultar la realidad".
Etchecolatz había hablado por última vez en el juicio el 1° de noviembre pasado, cuando se debatía el ataque cometido en noviembre de 1976 a la casa de calle 30, entre 55 y 56, donde vivían Daniel Mariani, Diana Teruggi y la hija de seis meses de ambos, Clara Anahí. El día del ataque Mariani no se encontraba en la casa y de las seis personas que se encontraban en el lugar, sólo sobrevivió la bebé.
En su anterior intervención el represor insistió en la versión de que Clara Anahí murió en el ataque: “A Anahí se la quitó la subversión: los padres”, había manifestado.
El pedido de ampliación declaratoria de Etchecolatz se produjo tras el testimonio de Juan Carlos Elso, un ex colimba del Regimiento 7 que el 24 de noviembre de 1976 fue llevado al operativo de la calle 30. En su relato, el hombre contó que tras el ataque fue asignado como consigna en el garaje de la vivienda y allí vio cuando una persona vestida de civil retiraba a la beba.
Para hacer el pedido, Etchecolatz volvió a estar presente en la sala de audiencia, de donde se había ausentado -en rigor, presenciaba el debate desde una sala contigua al estrado- meses atrás luego de provocar incidentes por un ataque de nervios lo que le valió una advertencia por parte del Tribunal.
lunes, 7 de mayo de 2012
Von Wernich: "Los hijos pagarán los pecados de sus padres"
"Los hijos pagarán los pecados de sus padres"
La frase con que Von Wernich justificó la apropiación fue recordada por Estela de la Cuadra, quien en el juicio por el Circuito Camps contó la desaparición de su hermana, quien dio a luz una beba en la comisaría Quinta. El represor Etchecolatz pidió hablar para repetir su versión sobre el destino de la nieta de Chicha Mariani.
“Los hijos pagarán los pecados de sus padres”. La frase fue la respuesta que el cura Christian Von Wernich le dio a Héctor Baratti, un prisionero político de la dictadura que le reclamó por su hija nacida en cautiverio en la comisaría Quinta. El detenido no salvó su vida. Pero la frase fue dos veces repetida en el juicio por el Circuito Camps en el relato de testigos: primero fue Estela de la Cuadra, la tía de la beba nacida en cautiverio, y luego Luis Velasco Blake, un sobreviviente que estaba presente cuando esas ocho palabras fueron pronunciadas en el calabozo de un centro clandestino de detención. También el testigo Osvaldo Lovazzano contó en la audiencia que supo del nacimiento de la beba al estar detenido en esa seccional y que, a pesar del terror que sentía, avisó a la familia cuando fue liberado.
En el debate también declararon otros dos testigos: un sobreviviente que relató su cautiverio y una mujer que contó la desaparición de su marido policía. En el final de la audiencia, el genocida Miguel Etchecolatz amplió su indagatoria para repetir la versión del Ejército y la policía dictatorial de que la nieta de Chicha Mariani murió en el ataque a la casa de calle 30, hecho perpetrado hace 35 años.
En una nueva audiencia del debate que juzga a 21 policías, tres militares y un civil por crímenes cometidos contra 280 víctimas en seis centros clandestinos de detención comandados por la Bonaerense, la testigo Estela de la Cuadra recordó que su hermana Elena fue detenida el 23 de febrero de 1977 en el consultorio odontológico de Lilia Fernández, que estaba ubicado en calle 33, entre 24 y 25.
La mujer “estaba embarazada de cinco meses” y fue detenida junto con su esposo Héctor Baratti, con la odontóloga y su esposo Eduardo Bonín y Francisco “Pancho” Fracaroli, todos militantes del diezmado Partido Comunista Marxista Leninista (PCML).
De la Cuadra contó a los jueces del Tribunal Oral en lo Criminal Federal Nº 1 que por distintos testimonios de sobrevivientes como el de Adriana Calvo y de Miguel Laborde supo que estuvieron en la comisaría Quinta su hermana “Elena, Héctor, el ‘Negro’ Bonín, Humberto Fracaroli y mi hermano Roberto José que había sido detenido con anterioridad”.
“Los testimonios nos remiten que Elena estaba en la comisaría Quinta, que el embarazo seguía, que tanto su hermano como su marido están bien y están compartiendo el cautiverio con ella”, recordó.
La testigo recordó los diferentes testimonios que en dictadura a través de anónimos o en persona daban cuenta de que su hermana había dado a luz. Y contó: “En comisaría Quinta Héctor Barati tuvo una discusión por la nena con Von Wernich y le dice: ‘está bien, nosotros somos subversivos, ¿pero la nena qué tiene que ver si tiene apenas unos días de vida?’. Entonces él le contesta algo así como que ‘los hijos pagarán las deudas de los padres’. No se si será eso un pasaje bíblico. A mi me llega por un testimonio”.
La mujer recordó que su madre, Alicia “Licha” Zubasnabar de la Cuadra comenzó junto con Chicha Mariani la búsqueda de su nieta y que ella la acompaño hasta que luego del mundial de 1978, cuando la dictadura secuestró a su marido, tuvo que huir al exilio en el exterior para salvar su vida.
La también contó lo que pudo reconstruir del cautiverio de Baratti, Bonín y Fraccaroli, de quienes supo que permanecieron en cautiverio durante 18 meses en comisarías y dependencias de la policía Bonaerense.
Contó que estuvieron en la comisaría Quinta y que, al menos tres sobrevivientes, compartieron cautiverio con ellos en la seccional Octava, de 7 y 74, que funcionaba como un lugar de detención previo a que los desaparecidos fueran legalizados y llevados presos a la Unidad 9.
En esa dependencia, Fraccaroli entregó a un sobreviviente un rosario que había hecho con miga de pan para su madre que el detenido político de la dictadura hizo luego llegar a su familia.
Contó también que de los tres compañeros, Baratti y Fraccaroli fueron identificados por el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) de entre un grupo de 15 cuerpos que el mar devolvió a la costa en General Lavalle.
Esos cadáveres que el océano trajo en diciembre de 1978 habían sido arrojados desde un vuelo de la muerte para exterminar detenidos del centro clandestino de Capital Federal conocido como Atlético-Banco-Olimpo.
En la audiencia, la testigo no pudo explicar cómo llegaron los dos hombres a ese campo, pero sentenció: “lo que es certero es que el vuelo salió el 6 de diciembre de 1978 con 30 personas del Olimpo y fueron tiradas al mar”.
De la Cuadra explicó que ese campo fue el destino del PCML, una organización política que había desarrollado distintos trabajos políticos de frente en el Frente Antiimperialista por el Socialismo con el PRT-ERP y en sindicalismo combativo de Agustín Tosco, que fue exterminada de un solo zarpazo en un operativo nacional realizado el 6 de diciembre de 1976.
Deudas.
Hacía un año que Luis Velasco Blake había abandonado el Partido Comunista Revolucionario (PCR) cuando el 7 de julio de 1977 fue detenido por una patota en la casa de su madre en La Plata. En la audiencia de hoy contó que permaneció detenido durante 22 días en los que fue llevado a la Brigada de Investigaciones de La Plata, el destacamento de Arana, el Pozo de Banfield y la comisaría Quinta de La Plata, donde compartió cautiverio con Baratti, Bonín y Fraccaroli.
Contó que cuando estaba prisionero en la Quinta Von Wernich concurrió a su celda para decirles que debían soportar la tortura sin odio porque “habían hecho mucho daño a la patria”. Fue entonces, explicó, que Baratti intervino en la conversación y preguntó porqué su hija recién nacida también debía soportarlo y que el cura escupió la frase: “Los hijos pagarán los pecados de sus padres”.
En su relato, Velasco contó que además de ser torturado en Arana había oído cuando torturaban a otras personas y aseguró que oyó también gritos de torturados en la comisaría Quinta. Fue liberado el 7 de agosto de ese año.
La beba. “Antes de salir, en la comisaría Quinta la chica de Fernández a través de una pared me dijo: ‘avisale a De la Cuadra’”, recordó el testigo Osvaldo Lovazzano el recado que Lilia Fernández le encargó cuando los represores le dijeron que iba a ser liberado. Pero él no entendía. Por eso la mujer insistió: “‘Pelotudo, acordate de la calle, de la cuadra’, me dijo, porque con todos los nombres que me decían, con los teléfonos, me había bloqueado. ‘¿Y qué me tengo que acordar?’, le dije. Y me respondió: ‘que tuvo familia y que está bien’”.
Lovazzano, un ex delegado del Hipódromo de La Plata, recordó que unos días después de recuperar la libertad fue hasta una ronda de madres en la que estaba Licha, la madre de Elena de la Cuadra, a quien le dio el mensaje y salió corriendo, aún aterrorizado.
El testigo contó que fue detenido el 30 de agosto de 1977 en su casa de 67 entre 17 y 18, cuando fue luego de que un vecino le alertara que una patota había irrumpido en su vivienda. Fue detenido y torturado con picana en dos oportunidades. Fue liberado a finales de enero de 1978.
En la misma audiencia también declaró Gladys Bianchi, esposa de Daniel Omar Marticorena un policía de la comisaría Cuarta de La Plata que fue secuestrado por sus compañeros el 7 de julio de 1977 y permanece desaparecido.
También declaró Liliana Mabel Zambano, quien relató su secuestro en agosto de 1977 y su cautiverio en la Brigada.
FuentedeOrigen:CasaPueblos
Envío:Andrea Benites-Dumont
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