10 de junio de 2012

COLECTIVO CULTURAL.

LIBROS, ESCRITORES y POETAS
ROSARIO
La historia de la ciudad será contada a través de sus árboles 
Por Laura Hintze
Es un proyecto que encara la Editorial Municipal de Rosario, y se plasmará en un libro con gran cantidad de imágenes.
10 jun, 2012 
No hace mucho tiempo –apenas unas semanas– la Editorial Municipal de Rosario (EMR) se lanzó a la aventura de contar la historia y el presente de la ciudad a partir de los árboles. Contar qué había en Rosario antes de que sea tal como la conocemos, cuáles fueron los primeros árboles que empezaron a poblar las calles, y con ello cuáles fueron las primeras arterias de la ciudad. ¿Qué especie estuvo de moda en cada década? ¿Qué relación tiene con el contexto económico, social y político del momento? ¿Qué saben los árboles del barrio, con tanta gente que habrá declarado su amor, escrito algo, tomado un mate y –por qué no– matado? Según informaron desde Parques y Paseos, en Rosario hay aproximadamente 300.000 árboles, un número que varía constantemente. Y cada uno esconde una historia que la Editorial Municipal pretende comenzar a desenredar y contar para construir desde la cotidianidad la historia grande de la ciudad.

“Este libro será un canal, una vía para hablar sobre la ciudad. La idea es acrecentar la percepción de un hecho tan cotidiano como son los árboles”, resumió Oscar Taborda, director de la EMR. “No pretendemos hacer un libro botánico, sino uno sobre el árbol en la situación urbana, y de paso contar la historia de la forestación de la ciudad. Y para eso hay que buscar la relación del vecino con los árboles, una información que hasta ahora no está en un libro”. En efecto, ¿cuántas personas miran los árboles que están frente a su casa y de esa manera miden el tiempo? Sobran las fotos de “antes y después” de haber plantado un árbol, los mates bajo sus sombras, las casas de madera que intentan edificar los chicos, los clavitos para después poner la jaula del loro, las hamacas y las historias que se trenzan alrededor de, por ejemplo, el ombú que está frente al Paraná. En cada punto de la ciudad se encuentran historias comunes alrededor del árbol, a las que por lo general no se tiene en cuenta, es tan común que aparece sólo cuando no está más o en casos como este, cuando hay que buscarlos.

“El año pasado editamos un libro de fotografía (“Joaquín Chiavazza y Blas Persia, fotógrafos. Los años de La Tribuna 1950-1964”), el anteaño editamos uno sobre la historia del transporte, y de alguna manera esta sería una continuidad, un nuevo enfoque de la ciudad”, explicó Taborda. “Lo vemos como una secuencia de un proyecto general que sería dar cuenta a la ciudad visual y narrativamente de estos fenómenos, y con eso ponerlos al alcance de la comunidad, no sólo de especialistas”.

Para llevar adelante este proyecto se está trabajando con la Cátedra de Botánica de la facultad de Agronomía de Zavalla, con un grupo de fotógrafos (alumnos y docentes de la Escuela Municipal de Artes Plásticas Manuel Musto), con una serie de libros, censos, ordenanzas, materiales, todos elaborados por especialistas que alguna vez hayan trabajado en la forestación de Rosario y también, claro está, con la comunidad, para que mande fotos e historias en relación a los árboles de Rosario. Para eso, existe un correo electrónico a partir del cual la gente puede contactarse: arbolesderosario@hotmail.com.
Fuente:ElCiudadanoyLaGente

Nueva revista 
Rossi y Laclau presentaron Debates y Combates 
09/06/2012 
Ernesto Laclau, Susana Frutos y Agustín Rossi presentaron Debates y Combates. 
Ernesto Laclau, Susana Frutos y Agustín Rossi presentaron Debates y Combates. El presidente del bloque de diputados nacionales del Frente para la Victoria, Agustín Rossi, participó junto al director de la revista Debates y Combates, Ernesto Laclau, de la presentación de los números 1 y 2 de la publicación de análisis político. La actividad se realizó este viernes a las 19 en la Sede de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), ubicada en calle Maipú 1065.

En el acto Laclau se refirió a la actualidad política del país y expresó: “La nacionalización de YPF es un símbolo de un cambio que se está dando. En Europa se está hablando mucho del modelo argentino”, y remarcó: “Hay premios Nobel de economía, como Stiglitz y Crackman, que han defendido muy fuertemente el modelo que se está aplicando en la Argentina”.

En este sentido continuó con la idea y expresó que ellos plantean que “frente a las políticas de ajuste brutales que se están imponiendo en Grecia y otros países, el modelo Argentino, que es un modelo más Keynesiano del estimulo de la demanda manteniendo la redistribución de la riqueza representa una alternativa más viable”, y agregó: “Me parece que estamos en el buen camino”.

El politólogo también se refirió a la inserción de la Argentina en la región y destacó que “tiene perfectas relaciones con casi todos los países de Latinoamérica y por otro lado la causa de las Malvinas ha tenido un apoyo absolutamente masivo en las naciones unidas”.

Por su parte Rossi destacó la tarea de Laclau de “comprometerse con la elaboración de una publicación con cierta periodicidad y realizar la presentación en distintos puntos del país indagando en el ámbitos del debate y la reflexión e interpelar lo que significan los distintos procesos del país”.

El diputado nacional también hizo referencia al artículo escrito por Susana Frutos y destacó la idea de que “la política Argentina se debate en las Cámaras y ante la cámara. Y con todo el debate que hay del dólar y del tipo de cambio nosotros tenemos que ser muy claros con la comunicación”, y remarcó: “La devaluación de la moneda significa que la gran mayoría de los Argentinos va a ser tres veces más pobre”.

“La decisión que tomó la presidenta es simbólica”, afirmó Rossi y continuó: “La idea de que en la economía Argentina se piense más en pesos que en dólares va a ser un debate que va a sostener este gobierno. La economía tiene que estar fuertemente pesificada”.

Finalmente el diputado nacional señaló que: “No tienen ningún sentido ni tipo de lógica seguir funcionando con una economía de estas características”, y culminó: “El aporte de esta publicación de enmarcar teóricamente lo que son los procesos políticos que lleva adelante la Argentina son de gran importancia”.

También participaron de la presentación la integrante del Comité Editorial, Susana Frutos, el vicerrector de la Universidad Nacional de Rosario, Eduardo Seminara, la vicepresidenta del Concejo Municipal de Rosario, Norma López, y el diputado provincial, Eduardo Toniolli.
Fuente:RedaccionRosario


Borges: política, pasado y presente del escritor argentino 
Año 5. Edición número 212. Domingo 10 de junio de 2012 
Por Eduardo Anguita 
eanguita@miradasalsur.com 
Entrevista. Horacio González y Alejandro Vaccaro. A 26 años de su muerte, esta noche, a las 22, por CN23 se emitirá un programa especial sobre Jorge Luis Borges. Aquí se reproduce un anticipo de la charla con el director de la Biblioteca Nacional y el presidente de la SADE. 

El 14 de junio se cumplió un nuevo aniversario de la muerte de Jorge Luis Borges. 26 años sin el gran escritor argentino. Decidimos tomar el toro por las astas y charlar con dos grandes borgianos: Horacio González, director de la Biblioteca Nacional, y Alejandro Vaccaro, presidente de la Sociedad Argentina de Escritores. Lo primero que quiero preguntarles es si en el momento en que tuvieron que sentarse al frente de la Biblioteca o de la Sade fue indispensable mirarse en el espejo borgiano.

Horacio González: –Difícil pregunta. Muchas personas me indican, en distintos tonos, incluso el de la ironía, eso de estar en el lugar que alguna vez ocupó Borges. No tengo una opinión concluyente sobre eso. Me considero uno de los tantos custodios de la memoria de Borges, que se ejerce a través de su lectura, de los comentarios que se pueden hacer y del modo inspirador en que creo que Borges funciona en cualquier circunstancia que sea, para el lector, para el crítico, para el que lo vitupera o para el borgiano. Para mí, Borges es un núcleo central de la historia cultural y política argentina. No lo considero especialmente un espejo, además no suelo mirarme en ellos, aunque en mi oficina hay uno. Considero a Borges entrelazado a la memoria política y cultural argentina de muchas maneras, incluso a la suya, es decir llena de ironías, parodias, malediencias y destinos que pueden ser equívocos. En ese sentido, la relectura de Borges en la Argentina, discutidora del error que cometen quienes creen que sólo se lo puede juzgar por algunas opiniones políticas y de aquellos que creen que es una lectura clausurada y no tiene nada que decir para el presente, promuevo un horizonte borgiano para pensar una memoria política del pasado reciente argentino. Lo mismo ocurre con el peronismo. Yo tengo una memoria del peronismo y tengo distintas apreciaciones. Eso del balance que todos estamos obligados a hacer sobre los años del peronismo. Mi balance pasa por figuras notables como John William Cooke, Hernández Arregui, Jauretche. Y ahí tenemos otro núcleo de gran relevancia, porque una parte de la tragedia importante de la cultura argentina es la separación entre Borges y Jauretche, ocurrida al promediar los años ’30, aunque ambos provenían de fuentes culturales apreciablemente semejantes. Políticamente, el yrigoyenismo, y, culturalmente, de una cierta melancolía criolla. Cuentos como “La muerte y la brújula”, “El Aleph” y, sobre todo, “Tema del traidor y el héroe”, son como cifras internas en una comprensión profunda de la historia política argentina. Y ahí está el encuentro con el peronismo: encuentro dramático, controvertido y lleno de oposiciones y simetrías. Y apelo a una vieja reflexión de David Viñas sobre Borges y Perón, publicada en Francia hace muchos años, en el exilio de Viñas, donde Borges y Perón aparecen totalmente entrelazados. Por supuesto, Viñas los critica a ambos, pero ese entrelazamiento me permite suponer que uno puede tomarlo para otras distintas apreciaciones. No para, citando otra vez a Viñas, hacer la comunión de todos los santos, pero sí para mostrar el uso de una palabra política cada vez más afinada, cada vez más aguzada, más referida a nuestras propias autorreflexiones y a una inevitable también ligazón con los grandes temas del destino colectivo, que fueron los grandes temas de Borges. El momento presente de la Argentina, con las dificultades que todos conocemos, no se puede privar de la memoria social peronista, que incluye al socialismo, a los radicales y es fuertemente inclusiva, ni de la lectura crítica y profunda de Borges.

Alejandro Vaccaro: –Al igual que Horacio, también ocupo un sillón que ocupó Borges, el de presidente de la Sociedad Argentina de Escritores. Y eso sin duda tiene un peso, una relevancia. Uno tiene que vivir con todo lo que esa persona nos dio y nos legó, pero también apartándose de ciertas cuestiones que la época actual no justifica o no entiende. Mi relación con Borges no es pasional, es reflexiva. Tengo una relación con su literatura: una obra compacta, homogénea, seria.

–Y con el peronismo, ¿tenés una mirada también reflexiva o más pasional? 
A. V.: –Las dos cosas. El peronismo, como decía Horacio, son muchas cosas, muchas miradas. No es fácil relacionarse desde el peronismo con ciertos aspectos de la cultura y de la literatura: hay que hacerlo tanteando un poco, aprendiendo, con prueba y error. Mi relación reflexiva con el peronismo es a partir de ciertas miradas, como la de John William Cooke, la de Jauretche, la de los grandes pensadores que tuvo el peronismo. La relación pasional pasa porque el peronismo ocupa lugares que tienen que ver con nuestro corazón. –

Horacio decía que la Argentina no se puede dar el lujo de dejar de lado la historia social del peronismo ni la memoria sobre la literatura de Borges. Hay una anécdota: Borges leyó El Quijote por primera vez de muy chiquito y en inglés, ¿es cierto? 
A. V.: –Creo que es una broma que hizo Borges. Porque él tenía una mala relación con los españoles y era bastante crítico de la obra de Cervantes. Y me parece que como ejercía la crítica de esa manera, bromeó sin perjuicio de que el hecho haya sido real o no. Suena irónico decir “leí El Quijote en inglés” siendo el libro central de nuestra lengua.
H. G.: –Cervantes y Borges, todo un tema. “Pierre Menard, autor del Quijote” es uno de los grandes cuentos de Borges, donde se imagina a un autor contemporáneo que escribe el Quijote palabra por palabra estableciendo una diferencia en la similitud. El gran tema borgiano: las grandes estructuras lógicas y matemáticas que tienen, también, un cierto misticismo laico. Tema fundamental para cualquier armazón política. Hay un Borges desde el punto de vista de la teoría del conocimiento del cual no se puede privar la política argentina. Es cierto que, más allá de sus opiniones nunca circunstanciales, fue uno de los más grandes antiperonistas que tuvo el país. Pero decir eso es muy poco de Borges. En el libro que escribió Bioy Casares sobre Borges, se revelan opiniones estrepitosas sobre todo el proceso histórico y político argentino. Es un Borges como testigo privilegiado, que festejó todo el ideario gorilista en la Argentina. No hay que abandonar ese plano de historización de Borges, hay que reflexionar sobre él. Pero está el plano del armado interno de su literatura, que es ese juego de simetrías y duplicaciones permanentes, de ansiedad y angustia por el otro. Ese es el plano profundo en el que se desenvuelve hasta hoy la historia política nacional. Por eso hay una teoría del conocimiento del cual sería una torpeza privarse. De ahí, las reflexiones sobre el Borges funcionario, que están justamente en este libro de Bioy Casares.

–La relación de Borges con el Estado… 
H. G.: –Es la relación entre alguien que se declaró anarquista o libertario y un conjunto de estructuras que tiene sus rituales y ceremonias a las que Borges vio siempre con ironía. No estaría mal hoy que en la política cultural de la Argentina, vinculada al papel de la Argentina en el mundo, hubiera un Instituto Borges, como el que tiene España, que es el Instituto Cervantes. Finalmente, Borges y Cervantes son figuras equivalentes. No estaría mal que alguien piense en crear un Instituto Borges para desarrollar todo lo que tiene que decirle la Argentina al mundo en términos culturales y promover la política y la cultura argentina en el mundo. Pregunto: ¿Le haría mal o no al nombre de Borges esto? Yo creo que no le haría mal, sería una ironía borgiana, y las ironías muchas veces nos permiten desarrollar mejores políticas que la manera concisa y ceremonial con que a veces los políticos toman lo que hacen.

–Alejandro, vos sos uno de los que se metió a historiar cosas de Borges, algo que no cayó bien entre las viudas y viudos de Borges. ¿Cuántas cosas de las que vos investigaste ayudan a que haya otras miradas y recuperemos otros aspectos de Borges? 
A. V.: –Estoy de acuerdo con eso del Instituto Borges. Debo decir que en algún momento acercamos a la Cancillería un proyecto en este sentido, de formar un Instituto Borges similar al Cervantes. Incluso hablamos con funcionarios del gobierno español, para ver si podíamos hacer algo en conjunto. Ellos sugirieron hablar con México, para ver si entre los tres países podíamos hacer algo en común. Pero lamentablemente los problemas presupuestarios hicieron naufragar el proyecto. Ahora, Borges para mí era un ser literario. Consagró su vida a la literatura y dejó de lado absolutamente todo en beneficio de ese ser literario que él creó y que se fue acrecentando con los años. Su visión política era la de un adolescente: Fue a comer con Videla, acompañado de Sábato, el padre Castellani y Esteban Ratti, y salió diciendo que Videla era un caballero, que los militares argentinos eran unos caballeros, cosa que repitió después cuando fue a Chile y se entrevistó en septiembre del ’76 con Pinochet. El mismo Borges después se dio cuenta que lo estaban utilizando políticamente y se negó a volver a Chile. El mismo Borges que cuando las Madres de Plaza de Mayo lo fueron a ver y le contaron lo que estaba pasando en la Argentina, se transformó en uno de los grandes críticos de la dictadura militar. Esa visión pendular de Borges de esos años tan trágicos nos pone frente a un hombre que consagró su vida a la literatura y dejó de lado su vida privada. No hay dudas de que con eso hubo una utilización, hay un reciente libro de Norberto Galasso que rescata al Borges de los años ’20, con toda la defensa de nuestra literatura del siglo XIX y del idioma de los argentinos. Ese Borges se va transformando en un ser puramente literario, y es utilizado por ciertos sectores para ganarlo para sí. Siempre se usa su silencio como patrimonio propio: Borges fue utilizado de esa forma. Ahora, hablando de los años ’40, y hablando del surgimiento del peronismo, yo creo que la mayoría de la intelectualidad argentina de los años ’40 no entendió al peronismo. No sólo Borges, Bioy y las Ocampo, sino también los intelectuales de izquierda. Fueron muy pocos los que adhirieron al peronismo, los que entendieron el fenómeno. Reconozcamos que a nosotros mismos nos cuesta definir o entender el gran fenómeno del peronismo. –

Borges era una persona que dedicaba mucho de su tiempo a las tertulias, a los diálogos: ¿Le gustaba estar con gente que pensara distinto a él, o finalmente, buscaba personas afines a su manera de ver las cosas?
H. G.: –Es difícil saber cómo conversaba Borges. Yo escuché algunas de sus conferencias, nunca conversé con él. Una fuente insustituible es el libro de Bioy Casares: libro monumental, lleno de arbitrariedades, una gran crónica de una elite cultural de la Argentina a lo largo de medio siglo. Es una fuente invalorable para percibir cómo se genera un conjunto de opiniones de una absoluta intensidad y de una absoluta arbitrariedad también sobre un país. Pero Borges, con esa arbitrariedad, hizo muchas más cosas. En gran medida, como dice Alejandro, generó una literatura que parecía no tener raíces sociales, pero tenía instrumentos de interpretación que hasta hoy deben ser interrogados. Su gran cuento, “Deutsch Requiem”, donde un oficial de un campo de concentración habla en primera persona, es una de las fuentes también más extrañas y más paradójicas para la comprensión del nazismo. Está a la altura de cualquiera de los trabajos serios sobre el fascismo, sobre el nazismo, porque ahí deja brotar la palabra de alguien formado dentro del partido, es decir, dentro del partido nazi. Entonces, Borges cuando se opone a algo, porque efectivamente se opone (buena parte de la literatura de esa época de él es contra el fachismo, contra el nazismo), ejerce con su teoría más profunda, con el lazo más íntimo que tiene con las cosas, que es la sugestión que ejerce el otro, la sugestión por la barbarie. Eso está muy bien retratado en su cuento “Historia del guerrero y la cautiva”. En Borges nunca queda quieta la identidad, nunca queda quieto el enunciado, eso es lo que me parece que es el mensaje borgiano para la política argentina. Creo que buena parte de los problemas que hoy estamos atravesando se refieren al uso trivial y empobrecido de la idea de identidad. Por eso también al peronismo le viene bien este gran careo con la tradición borgiana. Y a los borgianos les viene muy bien que estemos hablando así ahora, porque hay un borgismo socialmente restringido, un borgismo que todavía tiene la herencia de los años de la revista Sur, que también, que fue una gran revista, pero que tenía una inscripción social muy clara. Hablo de inscripción social en el sentido de límites sobre a la identidad. Pero Borges los trascendía, porque aunque parecía que cometía los actos más terribles (eso que mencionamos de ir a visitar a Videla), cuando condena a la dictadura militar lo hace desde su literatura. No es una condena fácil, porque se roza la tesis de los dos demonios allí, pero de todas maneras dice algo que no dice nadie sobre la relación de la víctima con el victimario: la noche de orgía de la muerte en la Esma, porque él escucha a Héctor Basterra, él va a un Juicio a la Juntas. 

–Esto es algo que no se sabe…
H. G.: –Sí, sí. Lo que escribe no es grato para quienes combatimos la tesis de los dos demonios, pero sin embargo es una pieza literaria formidable, porque es una pieza de características éticas. No se puede juzgar, no hay premio ni castigo, sin embargo, yo debo decir algo sobre esto, y lo denomina la banalidad del mal o la inocencia del mal, muy parecido a las grandes tesis de Hannah Arendt, de modo que Borges está en su literatura. Una literatura que, sin ser filosófica, toma los grandes temas de la filosofía. Una literatura que es un poderoso arsenal de interrogaciones sobre la memoria argentina del siglo XIX, desde el Facundo en adelante, y de la memoria política del siglo XX, en cuyo centro está el peronismo. Por eso no nos podemos privar de esta formidable averiguación que hace Borges sobre sí mismo, sobre el mundo en el que vive, con su apariencia de distraído, de guiño dadaísta, porque sus opiniones políticas muchas veces parecen las de un presurrealista, decir cosas insustentables, sin los fundamentos políticos. De allí que pareciera alguien tan ajeno a la ciudad política. Sin embargo, él está presente en nuestra ciudad política. Yo sigo en la Biblioteca Nacional, entre otras cosas, por lo mucho que aún debe hacerse en allí. No tengo muchas oportunidades de decir esto, por eso agradezco estar acá con Alejandro y poderlo decir: en gran medida, sigo al frente de la Biblioteca para indicarles a nuestros compañeros de trabajo, a quienes estamos adheridos a esta experiencia que está ocurriendo en Argentina, que hay que abrir este gran capítulo de reflexión. Yo lo siento como una tarea que emana directamente del hecho de estar en la Biblioteca Nacional. Por eso, aunque no me miro en ese espejo de mi oficina ni en el borgiano, al mismo tiempo creo que tengo la responsabilidad de decir esto.


–En este intento de separar la pasión de la reflexión, me parece que a 26 años de la muerte de Jorge Luis Borges, podemos preguntarnos cuántos museos borgianos hay… 
A. V.: –Ninguno.

–Ninguno. Entonces, también faltan espacios de diálogo, porque si no hay ningún museo borgiano nadie puede dialogar desde otro lugar. Yo cada tanto voy a comer al Museo Evita y me divierto mirando las mesas con señoras gordas y pienso que si la vieran a Evita, saldrían corriendo. Pero, de inmediato, me desdigo: ¿y si no salen corriendo?, y si mi prejuicio se rompe. Entonces digo, como para cerrar esto, en política, a 26 años de la muerte de Borges, qué cosas creen que hoy, en esto tan inquietante que decía al principio Horacio, no nos merecemos o no podemos darnos el lujo de perder, qué cosas en este diálogo de Borges necesitamos hoy. Desde lugares institucionales como en los que están ustedes hasta lugares de los medios, de la cultura, de la política. 
A. V.: –No, un museo sin dudas puede ser un lugar propicio para la reflexión. Pero yo coincido con lo que dice Horacio en esto de dar el debate. Y me parece que se está dando en la Argentina de hoy algo que es casi inédito, que es la intelectualidad debatiendo los temas políticos, debatiendo el aquí y ahora, jugándose por una idea. Esto es totalmente inédito en la Argentina. Y se hace a partir de Carta Abierta y de otros movimientos similares.

–¿En los ’60 y ’70 no se daba ese tipo de debates?
A. V.: –No se daban con la franqueza, con la lealtad y con el direccionamiento que se dan en la actualidad. Porque hoy, bueno, todo debate es beneficiado por la cobertura mediática, sin dudas. Amplía mucho esta posibilidad que uno tiene en estos días de expresar esto a través de los medios. Por ahí, en los años '70, estaba todo mucho más reducido. Pero a mí me parece que este es un momento casi inédito desde el punto de vista del debate intelectual, de hombres que se juegan y se comprometen con una idea política, o que se comprometen porque están en contra de esa idea política. Y este debate se da en el marco del respeto, se da sin agravios, donde cada uno expresa lo que siente. Y, bueno, Borges va a ser parte de este debate. Me parece que hay que incluir qué pensamos los argentinos sobre Borges, si Borges era, como yo digo, un adolescente político que fue utilizado por un sector de la derecha más recalcitrante para tomarlo como patrimonio propio, o era una persona con una idea política que expresaba a través de ese goteo que hacía de su obra literaria. Es un gran tema para debatir.

–Estaba pensando en todas las salas que se inauguraron últimamente, donde se incorporaron desde Alberto Olmedo a Mafalda o el Che Guevara. Pregunto, ¿está Borges? 
H. G.: –No, no está. En realidad, hacer un museo es una responsabilidad grave. Porque un museo aquieta un poco las cosas. Un museo parece llegar cuando el proceso está terminado, cuando la historia parece disecada. Entonces, no sé si es conveniente un museo Borges. Rememoraciones hay muchas: Borges inunda el presente. Una película como Invasión, que es ya antigua, es una película borgiana. Están las novelas de Piglia; frases al pasar que se dicen en la televisión; Olmedo y Portales haciendo una humorada sobre Borges, que creo que el propio Borges toleraba muy bien ya que se veía como un personaje que podía resistir ser pasado por la trituradora de los medios y hacer algo con eso. En ese sentido, no sé si se precisa un museo. ¿Para ponerle el nombre Borges a algún lugar de la Casa de Gobierno? Bueno, habría que pensarlo un poco, en el sentido mismo que vos decís, porque no es algo simple de hacer. Si lo hicieran en los términos de un llamado a indagar con más profundidad los tejidos últimos del lenguaje argentino, ahí creo que es absolutamente indispensable que se nombre.
Fuente:MiradasalSur


El jardín de textos que se bifurcan 
Año 5. Edición número 212. Domingo 10 de junio de 2012 
Por Eduardo Anguita 
eanguita@miradasalsur.com 
Jorge Luis Borges nace casi con el siglo XX, en 1899, en la misma época que Leopoldo Marechal y que Raúl Scalabrini Ortiz. Estamos hablando de caballeros, de distintas ideas. Scalabrini, por ejemplo, no quería firmar con Forja porque se asumía como no radical. “No me quiero incorporar al radicalismo”, decía. Una sociedad que, aunque haya tenido grandes conflictos, dio personas muy valiosas en cuanto a conductas. Recuerdo, cuando salía del Nacional Buenos Aires, que a veces estaba Borges en la Puerto Rico tomando un café con algunas alumnas: venía de dar clases en la universidad pública. Esas cosas te marcan, por más que uno dijera: “No, éste es un gorila”, te marcan para siempre. Bueno, tomemos esto como punto de partida... Fernando Fagnani: –Bueno, en realidad, Borges, hasta 1961, cuando comparte con Samuel Beckett el Premio Internacional de Literatura del Congreso Internacional de Editores en Mallorca y es condecorado en Italia con la Orden de Commendatore, es un autor que todo su trabajo lo desarrolla en Argentina y que vive de conferencias y clases.
Miguel Russo: –Dictadas, básicamente, en Buenos Aires…
F. F.: –Exacto. Hay algún momento en la década del ’60 donde, como ya había publicado sus grandes libros, da algunas conferencias en el interior, pero son muy contadas. Y es un hombre que vive muy austeramente hasta su muerte, inclusive cuando ya no tenía necesidad de vivir de ese modo, porque con las traducciones y la fama que alcanza desde el ’70 en adelante podría haber vivido mucho mejor. Sigue viviendo en su departamento en la calle Maipú. Quiero decir: es una persona que permaneció fiel a sí misma hasta el final de sus días. Y, efectivamente, tiene rasgos de caballero inglés: la ironía, los silencios, lo que no se debe decir, o lo que en todo caso le confesaba a su gran amigo Bioy Casares.
M. R.: –Mencionabas el año de nacimiento. Para los numerólogos, haciendo un poco de historia, Borges nace el mismo día, 24 de agosto, pero 1.820 años después de aquel año 79, cuando estalla el Vesubio haciendo desaparecer la ciudad de Pompeya. Y muere un 14 de junio de 1986, exactamente cuatro años después de la rendición de Malvinas en 1982. Parecen datos paradigmáticos de lo que puede entenderse por literatura argentina… 

–Justamente, por Malvinas, da a conocer un poema fantástico... 
M. R.: – “Juan López y John Ward”: “Les tocó en suerte una época extraña...”

–Eso es algo maravilloso, que realizó sobre el momento del conflicto, como tendiendo un puente allí, ¿no? 
F. F.: –Sí, claro: él es un escritor culturalmente criado o creado por sí mismo en una especie de interfase entre Argentina e Inglaterra, entre el criollismo y una reivindicación de cierto pasado heroico nacional y lo que es la literatura anglosajona. Siempre trabajó en esa doble zona, que fue por otra parte fuente de muchísimos malos entendidos respecto de lo que la obra de Borges era, ya que durante décadas se lo tachó de escritor inglés que escribía en español. Pasó mucho tiempo antes de ser el Borges que actualmente conocemos, un Borges que se consolida en las décadas del ’70 y del ’80. Hasta ese momento era un autor controversial, muy defendido y muy discutido.

–Esquematizado inevitablemente por la historia de conflictos políticos del país, ¿no? Me parece que el tema de Borges y el peronismo tiñó completamente todo lo que uno pueda decir, a favor o en contra suyo. 
M. R.: –Es cierto. Y hoy habría que mencionar algo que es muy actual: el rol de los medios en la realidad nacional. A Borges se lo vendió siempre como escritor difícil, como un escritor de elites. Y no lo era. Es decir, a pesar de determinados grados de lectura que pueden observar distintas cosas en cada cuento de Borges, cualquier chico que se inicia en la literatura puede leer “El Aleph” y quedar fascinado como si estuviera leyendo El señor de los anillos. Sin embargo, se dijo que Borges era sólo para iniciados.
F. F.: –Sí, y además debe ser el escritor argentino que más cuentos y poemas publica en diarios y revistas. Cuando repasamos los cuentos y poemas que escribe desde el ’30 en adelante, más de la mitad de ellos están publicados en diarios y revistas que no son siempre Sur.
M. R.: –El Hogar, por ejemplo.
F. F.: –Hay muchas de las cosas que aparecen en El Hogar y en La Nación que van a terminar en Ficciones, en Otras inquisiciones. Es un autor cuyos textos circulan antes de su edición en publicaciones masivas o prácticamente masivas de la Argentina.

–Agrego algo: ustedes habrán visto que en el canal Encuentro pasan muchas de las entrevistas que hizo Solar Serrano, el catalán que en Televisión Española entrevistó a los grandes monstruos de la literatura y de la cultura universal. Está la entrevista con Atahualpa Yupanqui, donde se recrea esa cosa de misterio ante la cultura. Está la de Juan Carlos Onetti: un tipo duro, nada mediático. Y la de Borges muestra un tipo muy asible, que entra fácil en el diálogo, que es amable, que se pone en un lugar subsidiario frente al entrevistador. Si esto hubiera seguido, hoy sería un personaje que podría tener, por poner un ejemplo, un programa masivo como el de José Pablo Feinmann. 
F. F.: –Bueno, de hecho, para los parámetros de la época, yo creo que tuvo un programa masivo como fueron los diálogos con Osvaldo Ferrari en la radio, los viernes o sábados a la noche, que duraron muchos meses, y luego fueron reproducidos en libros.
M. R.: –Además, hay que tener en cuenta que, en esa época, estar en todos los hogares no era estar en la televisión; a veces, ni siquiera estar en la radio. Borges estaba en todos los hogares por intermedio de los diarios. Aparecía en la revista mural Prisma, pegada en las paredes de la Ciudad. Aparecía por todos lados. Hablábamos del poema “Juan López y John Ward”. No hay que olvidar que, ahí nomás de la rendición en Malvinas, apareció, creo que en “Cultura y Nación”, el suplemento literario que tenía Clarín, que en ese entonces no era aparentemente tan malo, ese poema.

–¿Qué cosas nos perdemos hoy los argentinos si no recuperamos y dialogamos con Borges, aun de aquellos temas que no son de tertulia fácil, como su relación con Perón, con el peronismo, su mirada elitista y los sentimientos populares? ¿No es necesario que, en algún momento, nuestra cultura tienda puentes para mostrar las distancias, para ver si hay entendimientos y, sobre todo, para que no fragmentemos las cosas? 
F. F.: –Lo primero que nos perdemos, de no hacerlo, es una lengua, una manera de llamar a las cosas, una manera de observar los fenómenos, de narrar y de imaginar fenómenos. Y lo segundo es la imaginación. Borges es un escritor que influyó en los mejores escritores de la segunda mitad del siglo XX, no sólo de la Argentina, sino de todo el mundo. Perdemos eso y perdemos un escritor que debe ser el único en el mundo al que, aún en vida, le publican las obras completas. Borges fue canonizado en vida. Hace 30 ó 40 años, todo el mundo entendía que había que leer a Borges, porque algo iba a encontrar: una lengua, un mundo, una mirada elitista y el amor por el tango y por el sur. Borges es un menú de riquezas.

–La tragedia, por ejemplo. 
F. F.: –Claro, la influencia inglesa de la tragedia. Uno puede estar a favor o en contra, pero lo que no podemos hacer es no leerlo. Obviamente que si alguien quiere no leerlo está en todo su derecho, pero leerlo te enriquece.
M. R.: –Asumo todo el autoritarismo de lo que voy a decir: creo que es obligatorio leerlo. Es obligatorio para poderlo despegar de una vez por todas de ese antiperonismo al que lo llevó el mismo antiperonismo. El antiperonismo lo levantó como figura. El hecho más brutal que cometió el primer peronismo contra él no fue la censura, jamás fue censurado, y con esto no estoy hablando bien del peronismo...

–Podés hablar bien del peronismo, si querés, no está prohibido (risas). 
M. R.: –En ese aspecto, como Bartleby, preferiría no hacerlo. Retomo, lo más brutal que se le hace a Borges durante el primer peronismo es ponerlo como inspector de aves de corral y huevos. Y a Borges eso no lo preocupa, sigue produciendo. Los que querían mostrarlo como una figura antiperonista eran los antiperonistas, era la oposición que necesitaba un escritor. No olvidemos que si hablamos del terreno del antiperonismo en la literatura argentina de esa época, hablamos del 98 por ciento de los escritores. Más allá de Marechal, de Discépolo, de algunos otros ilustres, no hay escritores embanderados con el peronismo. Debemos correr a Borges de ese antiperonismo, incómodo hasta para él mismo. Me da la sensación de que la política no le importaba demasiado.
F. F.: –Es cierto, la pasión política no le importaba…
M. R.: –No le importaba el partidismo. Perón, para Borges, era tan personaje como él mismo. Borges creaba ese personaje Borges de manera permanente. Hay una anécdota jugosa, ocurrida en la tercera presidencia de Perón. Borges estaba entrando en una galería céntrica y alguien, para molestarlo, puso la marcha peronista. Él siguió hablando por sobre la marcha puesta a todo volumen y le comentó a la persona que lo llevaba del brazo lo fantástico de los acordes de Tchaikovski que sonaba, bajito, en una disquería del segundo piso. Si logramos sacarlo a Borges de ese Borges inventado del antiperonismo, este país es una fiesta.

–Lo que pasa es que se inventan cosas permanentemente. Por eso resignificamos peleas hasta que, en determinado momento, decimos “bueno, hay que encontrar puntos de diálogo”. Quiero decir, el diálogo entre Borges y Perón es una cosa que para la ficción literaria es algo perfectamente posible, con sus tensiones, diferencias y acuerdos… 
F. F.: –Inclusive, recordemos que cuando la Revolución Libertadora derroca a Perón, el cargo que le ofrecen a Borges no es de secretario de Cultura ni la agregaduría cultural en Estados Unidos. Le ofrecen la Biblioteca Nacional. En el momento en que es derrocada esa persona que dicen que él tanto combatió, Borges se mete en una biblioteca.
M. R.: –Un cargo que a la dictadura no le importaba nada de nada.


–El refugio de la cultura… 
M. R.: –Y Borges elige eso. Robándole el mérito a Orlando Barone, que posibilitó ese excelente libro, el diálogo es el que mantiene con Ernesto Sabato. El diálogo no era con Perón, era con Sabato.

–Sí, pero convengamos que Sabato era un tipo de formación filo–PC, historia Mayo–Caseros, “Viva Lavalle”. Se le daba mucho más fácil ir a sentarse con él. 
M. R.: –Correcto, pero en un momento le comentaron que, en Italia, los libros de Sabato salían con una faja donde decían “Ernesto Sabato, el rival de Borges”. ¿Qué dijo Borges? “Caramba, qué extraño. En Italia ningún libro mío lleva una faja que diga ‘Jorge Luis Borges, el rival de Sabato’”. Ésa era la pelea.
F. F.: –Es cierto. Borges, en la política, entra y sale. Y, en general, entra y sale mal: no maneja los códigos, no tiene una articulación sobre la realidad o la historia política. Lo que tiene, como cualquiera, son opiniones, a veces muy extremas, y una tribuna donde verterlas con un montón de gente que quiere saber qué piensa. Pero yo no sé si hubiera sido interesante un diálogo suyo con Perón. Borges puede hablar con Sabato, porque con Sabato hay un menú de autores o ideas donde encuentra un territorio común.

–Estamos hablando de una figura decisiva en la vida literaria, pero que impregnó otros campos de la vida social argentina, y no es menor esto que hablaban del tipo austero. Uno observa lo que es el mundo editorial hoy, y encuentra autores que venden de una manera superlativa pero no hicieron este curso del diálogo con la literatura, del trabajo literario.
F. F.: –Los libros de Borges se empiezan a vender a fines de los ’60. Y después, es cierto que es un autor que vende mucho, pero vende mucho lo que escribió antes de esos años. Sus referencias no eran la fama ni el dinero, sino la literatura. No tenía la sensación del éxito o de los ejemplares vendidos de una decimoquinta edición. Esa vanidad, la ignoraba.
Fuente:MiradasalSur

04 de Junio
Juan Gelman: “Ni la poesía misma sabe qué es la poesía” 
Por Jorge Boccanera 
Frente a su recientemente publicada "Obra Reunida", con la totalidad de su producción que arranca en 1954 y llega a 2010, el poeta Juan Gelman desliza una palabra -"insatisfacción"-, lo que lejos de remitir a algún tipo apaciguamiento revela lo vivo de su búsqueda creativa, las aguas revueltas de una expresión siempre intensa y original.

Nada menos que veintinueve títulos componen la obra del poeta nacido en Villa Crespo en 1930; aquellos que van del inicial “Violín y otras cuestiones” al último “El emperrado corazón amora” y que el sello Seix Barral acaba de editar en dos voluminosos tomos.

Sobre las reflexiones que pueda suscitarle si esta profusa obra que ha merecido entre otros galardones el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana y el Cervantes, el poeta se limita a decir a Télam: “Más que reflexión, el sentimiento de siempre: la insatisfacción”

En una entrevista de 1997 había expresado: “Cuando releo lo que he escrito ya es como si fuera de otro”; palabras que son recogidas en una de las contratapas de “Poesía Reunida” y que ahora explica esa característica de un gran poeta que no vive de glorias pasadas: “Tal vez la insatisfacción me lleva a eso. Pero lo importante es el sentimiento de que cuando el poema se escribió, murió”. La primera compilación poética de Gelman data de 1969, cuando Casa de las Américas, de Cuba, publicó “Poemas”, edición al cuidado de Mario Benedetti y Jorge Timossi.

Un año antes había sido incluido en la “Antología consultada de la joven poesía argentina” como uno de los ocho poetas más considerados por 120 escritores y críticos encuestados.

Gelman habla de ese tiempo de agitación social a nivel nacional e internacional, en el que también se consolidaba su labor periodística en diversas revistas. “Lo recuerdo muy bien -desliza-. Un grupo de amigos y escritores nos habíamos ido o fuimos expulsados del partido comunista por criticar su reformismo.

Pero el Che había muerto en 1967, esa posibilidad de lucha y esperanza se cerró y se exploraron otros caminos. El 69 fue el año de grandes protestas y movilizaciones obreras y estudiantiles, el Cordobazo, el Rosariazo, todo auguraba una lucha popular que no se dio”.

Algunas de las antologías de Gelman llevan un breve párrafo a modo de presentación, a cargo del propio autor. En una de ellas (“En el hoy y mañana y ayer”, 2000), ese texto contiene esta reflexión medular: “La muerte me enseñó que no se muere de amor. Se vive de amor”.

La frase admite, entre otras lectura, la de una visión contrapuesta a la de quienes sostienen que aquellos que lucharon contra la dictadura estaban investidos de muerte. Afirma lacónico: “Pues todo lo contrario, se movían por amor a un país más justo”.

En una compilación anterior (“En abierta oscuridad”, 1993) el texto de presentación deja en claro que cada uno de sus libros “surge de la obediencia a una obsesión” a la vez que se refiere a una diversidad de expresión “cuya unidad tal vez resida en el deseo. ¿Cómo juegan en su obra estos opuestos -diversidad y unidad?: “Como los mil rostros de la realidad”.

Y en un breve texto preliminar de otra de sus compilaciones (“Antología personal”, 1993) dirá que la poesía sigue obligándole a buscar respuestas. Esa constante, que se vuelve usina de preguntas, abre esta indagación: ¿en ese camino surgen nuevos interrogantes o se reformulan los de siempre?: “Me reformulo lo de siempre, pero siempre desde otro lugar.

Para Sor Juana la imagen de la belleza era la espiral y las obsesiones vuelven pero movidas a otro punto de la espiral y exigen una expresión que corresponda a esa novedad”. Las obsesiones que recorren las casi 1.400 páginas de “Poesía Reunida” las había sintetizado Gelman en aquella misma “Antología personal”: “el amor, la niñez, la revolución, el otoño, la muerte, la poesía”.

Hoy, entre esa voz que se transforma y esos núcleos que persisten en su poesía, admite que agregaría otras como la memoria y el exilio (más allá del destierro, como extranjería, otredad, perplejidad del existir), y la porteñidad (el barrio, Buenos Aires, un modo de hablar): “Ambas cosas, sí, siempre teñidas por las otras”. “Obra reunida” se suma a la extensa lista de compilaciones de Gelman publicadas en Argentina, México, Uruguay, Chile, Costa Rica, México, Alemania y España, entre otros países; de las que sobresalen “Pesar Todo” (México, 2001) y “Oficio ardiente” y “Otromundo (España, 2005 y 2007, respectivamente), con motivo de los premios “Reina Sofía” y “Cervantes”.

Sobre aquellos libros de su extensa producción que considera que han funcionado como goznes de su propia búsqueda, dice el poeta: “Creo que sobre todo son `Cólera buey`, `Incompletamente` y `El emperrado corazón amora`. Es difícil para mí precisar esto, cada uno responde a una obsesión particular dentro de una continuidad. La búsqueda no termina nunca”.

El Gelman actual concuerda con el de los inicios, ése que afirmaba -requerido sobre su hacer- “No sé qué decir de mi propia poesía”; y coincide con la frase del cubano Lezama Lima en el sentido de que “definir es cenizar”. En ese sentido, agrega: “Estoy completamente de acuerdo.

Ni la poesía misma sabe qué es la poesía”. Esta “Obra Reunida” -más no completa, ya que dice estar escribiendo un nuevo libro- es un viaje por sus diversos registros expresivos que van del coloquio urbano inicial a la condensación de sentido de los libros últimos, pasando por el tono místico, el fraseo tanguero, la imagen resplandeciente, la sequedad del silogismo.

El nombre de otro poeta, Raúl González Tuñón, es convocado doblemente por esta “Obra Reunida”: porque la antología inicia con el prólogo de Tuñón al primer libro de Gelman y porque algunos conceptos suyos cierran la compilación desde la contratapa.

En aquel prefacio, premonitorio, de 1957, Tuñón saludaba la aparición de un poeta “con predio propio”, adelantaba mucho de la poesía “gelmaniana” que vendría después y lo ubicaba dentro de una responsabilidad de apertura: “`Jamás la poesía de la tierra se extingue`, dijo John Keats…

A cada generación, en cualquier lugar del mundo, surge un nuevo poeta para poblarlo”. Gelman concluye este diálogo recordando a con admiración y afecto al autor de “La rosa blindada”: “Raúl siempre fue generoso con los jóvenes. A veces cenábamos con otros cumpas de la revista `Nueva Expresión` y nos contaba recuerdos extraordinarios. También era generoso de su vida”.
Fuente:Telam


04 de Junio 
LIBROS MAS VENDIDOS
El nuevo libro de Rolón, en la cima del ranking de los más vendidos “Encuentros", el nuevo libro de Gabriel Rolón encabeza el ranking de los libros de no ficción más vendidos entre el 28 de mayo y el 3 de junio en la ciudad de Buenos Aires y las diferentes provincias, según los datos proporcionados por el Grupo ILHSA.

Libros - Ficción 
- 1 "Cartas marcadas", de Alejandro Dolina, Planeta.
- 2 "Tormenta de espadas", de George R. Martin, de Plaza & Janés.
- 3 "Juego de tronos", de George R. Martin, Plaza & Janés.
- 4 "Diez Mujeres", de Marcela Serrano, Alfaguara. 
- 5 "Caballo de Fuego -Gaza", de Florencia Bonelli, Suma.
- 6 "Cuando te encuentre", Nicholas Sparks, Roca Editorial.
- 7 "Caballo de Fuego-París", de Florencia Bonelli, Suma.
- 8 "Choque de Reyes", de George R. Martin, Plaza & Janés.
- 9 "La princesa de las pampas", de Gabriela Margall, Vergara Editor.
- 10 "Las mujeres más solas del mundo", de Jorge Fernández Díaz, Capital Intelectual.

Libros - No ficción 
- 1 "Encuentros", de Gabriel Rolón, Planeta.
- 2 "Bienvenido dolor", de Pilar Sordo, Planeta.
- 3 "Los hijos de los días", de Eduardo Galeano, Siglo XXI
- 4 "Mujeres tenían que ser", de Felipe Pigna, Planeta.
- 5 "¡Viva la diferencia!", de Pilar Sordo, Planeta.
- 6 "Lecciones de seducción", de Pilar Sordo, Planeta.
- 7 "Disposición final", de Ceferino Reato, Sudamericana.
- 8 "Steve Jobs", de Walter Isaacson, Debate.
- 9 "La Campora", de Laura Di Marco, Sudamericana.
- 10 "El secreto", de Rhonda Byrne, Urano.
Fuente:Telam

06 de Junio 
A los 91 años murió Ray Bradbury, uno de los grandes escritores de ciencia ficción 
Por Mora Cordeu 
El autor norteamericano murió en Los Angeles, informó su nieto. Creador de universos fantásticos, fue uno de los más grandes escritores de ciencia ficción. Creador de universos fantásticos, el escritor norteamericano Ray Bradbury -que falleció anoche en los Angeles a los 91 años- abarcó mucho más que el género de ciencia ficción como lo demuestran su célebre "Crónicas marcianas", uno de sus textos más emblemáticos.

Para Bradbury la ciencia ficción "no es otra cosa que el nacimiento de las ideas", un género inabarcable en sus infinitas fantasías, que se nutre del avance tecnológico y las epopeyas espaciales, pero también de la aventura interior del ser humano, surcada por extraños sueños y la fuerza de sus deseos.

"No soy solamente un escritor de ciencia ficción -afirmó el escritor a Télam antes de llegar a Buenos Aires en 1997 para participar de la Feria del Libro-. Si bien algunos de mis libros, como `Fahrenheit 451`, pertenecen a ese campo, en general tienen más que ver con lo fantástico". . Jorge Luis Borges -prologuista de la primera edición española- dijo que al leerlo sintió la fuerza de una narración que aunque anticipaba los viajes espaciales, también recuperaba el corazón de viejas creencias.

"Otros autores estampan una fecha y no les creemos porque sabemos que se trata de una convención literaria; Bradbury escribe 2004 y sentimos la gravitación, la fatiga, la vasta y vaga acumulación del pasado", escribió el autor de `Ficciones` en la introducción del libro, donde además se interroga: "¿Cómo pueden tocarme estas fantasías, y de una manera tan íntima?" "Cuando escribí el libro -contó Bradbury- la Segunda Guerra Mundial había terminado hace pocos años y ya entonces miré a la ciencia con ojos críticos.

Desde entonces mantengo esa actitud y creo que hoy debemos agudizarla: basta con ver lo que sucede en Africa o en Medio Oriente, cómo la gente se está matando y cómo la técnica interviene en ello". Perteneciente a la edad de oro de la fantasía moderna -junto a Bloch, Asimov, Sturgeon, Hainiein, Farmer, Leiber-, consideraba que la literatura dice de la relación del hombre consigo mismo, con los otros y con el universo -un tema desarrollado en varios ensayos- por más que los escenarios se ubiquen en el espacio o en ciudades extrañas.

Y de ahí su inmensa popularidad, en distintas partes del mundo, como aquí en la Argentina cuando se convirtió en la figura más convocante de todas las ediciones de la Feria del Libro, con salas atiborradas de personas que pugnaban por acercarse al escritor, reconocido sin necesidad de ninguna carta de presentación.

En un capítulo de esta novela -publicada por primera vez en 1950- Bradbury describe: "Y los hombres se lanzaban al espacio. Al principio solo unos pocos, unas docenas, porque casi todos se sentían enfermos aun antes que el cohete dejara la Tierra". "Enfermaban de soledad, porque cuando uno ve que su casa se reduce al tamaño de un puño, de una nuez (...), y luego desaparece detrás de una estela de fuego, uno siente que no ha nacido nunca, que no hay ciudades, que no está en ninguna parte y solo hay espacio alrededor, sin nada familiar, solo hombres extraños", desliza.

"Y cuando los Estados Unidos son sólo una isla envuelta en nieblas y todo el planeta parece una pelota embarrada lanzada a lo lejos, entonces uno se siente verdaderamente solo, errando por las llanuras del espacio, en busca de un mundo que es imposible imaginar", escribe este hombre de aspecto bonachón, mirada irónica y una sonrisa difícil de desdibujar.

Novelas, ensayos, poesías, guiones para el cine y la televisión a -en total casi 600 cuentos y 30 libros- conforman la obra prolífica de este escritor, que tuvo sobre todo desde un principio la aceptación de la gente común, fascinada con sus historias. Generalmente ignorado por los grandes premios literarios, Bradbury tuvo un reconocimiento especial: en 1992 se bautizó un asteroide con su nombre. Ahí en el espacio como a él le gustaba.
Fuente:Telam




MUESTRAS, EXPOSICIONES y CHARLAS
ROSARIO
Charla-debate con Verbitsky: La Prensa en Tiempos de Cólera 
07.06.2012 
En el marco de las actividades programadas por la Semana del Periodista y del Trabajador de Prensa, el SPR invita a la charla-debate "La prensa en tiempos de cólera" sobre la actualidad y la calidad del periodismo argentino, el rol de la investigación y la práctica profesional que necesita la sociedad argentina para avanzar en el proceso democrático. Será un espacio para la reflexión y el intercambio de opiniones a cargo del reconocido escritor y periodista Horacio Verbitsky. La conferencia se realizará el lunes 11de junio a las 18:30 en el Teatro El Círculo, Laprida y Mendoza, con entrada libre y gratuita. Está dirigida a periodistas, docentes y estudiantes de Periodismo y Comunicación Social de la región, representantes de las instituciones de la comunidad y todas las personas que deseen poseer más elementos para construir una mirada crítica acerca de la responsabilidad social de medios de comunicación y periodistas.
Horacio Verbitsky nació en la Argentina en 1942 y ejerce el periodismo desde 1960. Desde 1987 escribe su columna política semanal para el diario Página/12 de Buenos Aires. Ha publicado los libros "Prensa y poder en el Perú", "La última batalla de la Tercera Guerra Mundial", "Ezeiza", "Rodolfo Walsh y la prensa clandestina", "La posguerra sucia", "Civiles y militares, memoria secreta de la transición", "Medio siglo de proclamas militares", "La educación presidencial", "Robo para la Corona", "Hacer la Corte", "El Vuelo", "Un mundo sin Periodistas" y en el último lustro se dedicó a escribir sobre la historia política de la Iglesia Católica, de la cual publicó cuatro volúmenes numerados.

La Latin American Studies Association (LASA), que reúne a los más destacados académicos del mundo especializados en la región, le otorgó su premio 1995/96 a los medios de comunicación, en reconocimiento "a la mejor cobertura periodística de largo plazo en América Latina", por "su comportamiento durante el régimen militar de 1976 a 1983, cuando jugó un rol absolutamente esencial en la investigación de las violaciones a los derechos humanos por fuerzas militares y paramilitares y en el subsecuente juzgamiento de los responsables" y por "sus investigaciones acerca de la corrupción en el Estado argentino y el copamiento de la Corte Suprema de Justicia por el gobierno del presidente Menem".

Verbitsky es actualmente presidente del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) y fue maestro de la Fundación para el Nuevo Periodismo Iberoamericano que dirige Gabriel García Márquez. Integra la Junta Directiva de Human Rights Watch/Americas. Ha publicado colaboraciones en los diarios "El País" de España, "The New York Times" y "The Wall Street Journal" de los Estados Unidos. En 1997, una encuesta de la Fundación Konrad Adenauer de Alemania y el Centro de Estudios Unión para una Nueva Mayoría lo señaló como el periodista ideal para sus colegas.
Fuente:spr.org.ar



TEATRO
ROSARIO
UNA VERSION DE "MALDITA SEA (LA HORA)", DEL ACTOR, DIRECTOR Y DRAMATURGO JULIO CHAVEZ.
Lo siniestro acecha desde bien adentro
El Departamento de Producción de la Escuela Provincial de Teatro "Ambrosio Morante", pone en escena esta perturbadora propuesta que dirigen Gustavo Di Pinto y Jorge Ferrucci. Una familia que acepta las condiciones que impone la madre.
Por Julio Cejas
La metáfora de una estructura familiar resquebrajada como reflejo de una sociedad jaqueada.
Parte de una familia se despedaza en un cuarto en el que fue confinada por el alto mando que como corresponde no se hace visible y dirige las acciones a partir de un transmisor que emite instrucciones desde su bunker instalado en la pieza de arriba. En ese "altillo" habita una presencia maligna a la que los demás llaman mamá y a la que temen, intentando congraciarse a partir del cuidado de una niña diferente con "problemas mentales", ese es el requisito para que puedan habitar la casa.

La diferencia con los clásicos films de terror, es que aquí los monstruos han sido reemplazados por seres humanos y el miedo está detrás de cada una de las acciones que unos ejercen contra otros, lo siniestro acecha detrás de una estructura familiar resquebrajada como reflejo de una sociedad jaqueada por el "orden" establecido.

Algo de esto se filtra en los orificios de un texto poblado de imágenes tristemente célebres para los argentinos, mucho de la historia reciente respira en "Maldita sea (la hora)", obra del actor, director, docente y dramaturgo porteño Julio Chávez que pone en escena el Departamento de Producción de la Escuela Provincial de Teatro Nº 3013 Ambrosio Morante.
Esta perturbadora propuesta que dirigen Gustavo Di Pinto y Jorge Ferrucci puede verse todos los sábados a las 22 en el Teatro La Morada (San Martin 771 P.A.), espacio en el que se sostiene en una segunda temporada con buena respuesta de público.

La historia de esta familia integrada por cuatro hermanos y un yerno que aceptan las condiciones de una madre que les permite vivir en la misma casa pero confinados en el sótano con la condición de cuidar a Sofía, una niña muy particular, le permite al autor desarrollar una temática explorada ya con algunos otros condimentos en "La de Vicente López".

El espacio en el se desarrolla este itinerario dramático es uno de los soportes fundamentales de la puesta en escena que plantea la dupla Di Pinto?Ferrucci: una especie de "corralito" en el que unos niños grandes juegan desesperadamente a ser nominados para la sobrevivencia.

No casualmente el texto de Chávez data del 2003, un año donde todavía estaba fresca la huella del resquebrajamiento del gobierno de De la Rúa, allí pueden rastrearse síntomas de un nuevo fracaso institucional, de una sociedad que ya no soporta negociar su dignidad, para sobrevivir en un sótano, donde las ratas huyen en helicóptero.

Un elenco compacto integrado por Cecilia Lacorte, María Laura Silva, Fernando Sierra, Damián Sanabria y Aimé Fehleisen, da cuenta de personajes complejos, cargados de una energía que por momentos desborda la escena, sobrecargando algunos pasajes que se sostienen a partir de la ajustada dinámica impuesta por la dirección.

En los aspectos técnicos corresponde destacar la labor de Rodrigo Frias encargado del diseño espacial y de los objetos escénicos que se constituyen por momentos en herramientas fundamentales al servicio de la acción dramática.

Otro de los logros de esta propuesta que recibió una mención especial en el concurso de Coproducciones 2010 organizado por la Secretaria de Cultura de la Municipalidad, tiene que ver con el manejo de lo sonoro en escena a cargo de Diego Actis.

Los personajes transitando ese sórdido espacio con el fondo musical de las canciones de Leonardo Favio y las voces en off de Mimí Ansaldi, Griselda García y Analia Saccomanno, llegando desde ese "más allá" que está en el cuarto de arriba, logran con mayor eficacia el clima sombrío que no alcanza a traducir estéticamente la puesta de luces a cargo de Gabriel Romanelli.

Un producto que consolida al Departamento de producción de la escuela Provincial de teatro, estimulando el intercambio entre alumnos, docentes y autoridades, al servicio de una estética en la que se conjugan la experiencia y la creatividad de creadores como Gustavo Di Pinto y Jorge Ferrucci, en esta dirección compartida que es un desafío enriquecedor para el teatro de la ciudad.
Fuente:Rosario12


09 de Junio
Lito Cruz , en una versión teatral del “Hombre mirando al sudeste” 
Lito Cruz, protagonista de la versión teatral de “Hombre mirando al sudeste”, la puesta estrenada anoche en el Coliseo Podestá de La Plata basada en el trascendente filme que Eliseo Subiela presentó en 1986, arriesgó que entre ambas obras “solamente pervive el elemento místico; después, nada más”.

“La película tenía la poesía, la luz, la cámara, el encuadre, la música y eso se pierde al llevarla al teatro porque en escena la puesta está en manos de nosotros tres, nada más”, comentó Cruz a Télam sobre la puesta con la que Subiela debutó sobre las tablas y que Lito encabeza con Alejo Ortiz y Marina Glezer.

“Hombre mirando al sudeste” transcurría en el hospital psiquiátrico porteño José Borda, donde aparecía un tal Rantés (Hugo Soto, fallecido en 1994), quien aseguraba haber sido enviado desde otro planeta para investigar “la estupidez humana”, mientras era objeto de minuciosa observación por parte del psiquiatra Julio Denis (Lorenzo Quinteros).

El filme, que hace 26 años se aventuró a proponer otra realidad posible a la dicotómica polaridad que se cierne entre la razón y la locura, revive de la mano de este nuevo elenco con una vigencia absoluta.

“Si los dos somos humanos e iguales -pregunta Rantés a su médico-, ¿por qué usted tiene el uniforme de cuerdo y yo el de loco?”. Luego de un intenso 2011 en la tira de Telefé “El Elegido” y en la pieza teatral “Todos eran mis hijos”, Lito Cruz le pone el cuerpo al viaje de “Hombre mirando al sudeste” del cine al teatro. Con recientes 71 años, Cruz tomó parte en cerca de 40 filmes (entre ellos “Darse cuenta”, “Sur”, “La amiga”, “Facundo, la sombra del tigre” y “La revolución es un sueño eterno”) y es cara conocida en TV (“El garante” y “Epitafios”, por citar sólo un par de trabajos).

Lito es, fundamentalmente y además, un bicho de teatro como intérprete (“Madera de reyes”, “Juan Moreira” y “Sueños de milongueros”), director (“El barrio del Angel Gris”, “El pupilo quiere ser tutor”, “Extraño juguete” y “Emperador Gynt”) y hasta funcionario (Director Nacional de teatro, actualmente es titular del Consejo Provincial de Teatro Independiente).

La obra que anoche debutó en el Coliseo Podestá platense tendrá una extensa gira por otras ciudades hasta desembarcar en agosto en una sala de la Capital Federal. La pieza será representada mañana a las 20 en el Teatro Roma de Avellaneda; el jueves 14 en Balcarce; el viernes 15 y sábado 16 en Mar del Plata y el domingo 17 en Necochea.


-¿Cómo te llegó esta propuesta? 
-En realidad fue una propuesta de Rodolfo Cabrera, que es el productor de la obra, que desde hacía tiempo estaba tras el guión y que fue quien habló con Subiela para hacerle esta propuesta. Digamos que a poco a poco fuimos armando el proyecto hasta que Subiela se largó. A mí me pareció interesante que una película que tuvo una gran importancia en el cine argentino por el tema, la estética, la forma de filmarse, entre otras cosas, sea llevada al teatro por el mismo director y que ese director, a su vez, debute con ella en teatro.


-¿Recordás qué te provocó cuando la viste? 
-Me provocó algo que tenía que ver con cierta sensación de todos los seres humanos de que puede haber otro mundo diferente al que vivimos, y cuando me propusieron hacerla le dije que uno de los temas del doctor Denis es que él desea que hubiera otro mundo, que Rantés no estuviese enfermo y que la vida no se terminara tan rápido sino que ojalá todos tuviéramos otro lugar a donde ir.

-El miedo a la inevitabilidad de la muerte… 
-Sí, se me aparecieron imágenes de mi mamá diciéndome sobre algún ser querido que se había muerto: “Mirá, si nadie volvió de la muerte, es porque se debe estar bien allá”. Y me aparecieron asociaciones de la infancia, de mi vieja diciéndome sobre alguien que fallecía: “Traten de desearle un viaje en paz”, como si la vida fuera un viaje y la muerte una parte más de la vida. La sensación de continuidad era algo que nos quedó a mí y a todos mis hermanos. Por eso, tanto la obra como la película me despiertan una relación con mi infancia, con ese concepto de que existe una continuidad.


-¿Qué aportó una película con una visión tan innovadora sobre la locura? 
-Lo que plantea Subiela a través del personaje es ¿quién está más loco? Nosotros vemos gente muerta en al calle y seguimos caminando ¿Y quién está más loco? La realidad es que lo que muestra la película es que al final también estamos entre las víctimas, porque somos víctimas de nuestra ignorancia.

-¿Qué diferencias hay entre el Denis que hizo Quinteros con el que asumís en el teatro? 
-Este Denis está solo, desahuciado, con nietos que no ve. Hay algo en él bastante derrumbado pero con cierto humor para salir del derrumbe.


-En lo personal, ¿te sentís más cerca del doctor o de Rantés? 
-Yo me siento un extraterrestre. Por estas cosas del mundo de la infancia, de las colectividades, de ese mundo complejo de gente que venía de la guerra, hay todo un mundo en relación a eso, a la melancolía de los puertos, de Berisso y venían todos alegres a buscar trabajo. Y las impresiones de la infancia son las que producen el fenómeno del arte, las que producen los hechos artísticos. Porque de esa infancia que uno tuvo cada quien jerarquiza algo distinto, y son esas las impresiones que quedan en el inconsciente.
Fuente:Telam



CINE
ROSARIO
LLEGA EL FILM GANADOR DEL CONCURSO DE SERIES FEDERALES PARA TELEVISION DIGITAL ABIERTA.
Una montaña de árboles quemándose
Premiada por el Concurso de Televisión Digital, se estrena hoy La primavera de los silencios. "Apuntamos a diversificar el concepto de campo" dicen sus realizadores.
El film da cuenta de personas que tienen problemas con la soja.

"El eje que articula los cuatro capítulos tiene que ver con las historias de personas que están afectadas por un mismo motivo, el monocultivo de soja. A partir de allí, se desprende toda una serie de consecuencias negativas", apunta la realizadora rosarina Marcela Galmarini. El trabajo se titula La primavera de los silencios. Fue ganador del Concurso de Series Federales para Televisión Digital Abierta 2011, y antes de su pase por El Cairo Cine Público y por canal Encuentro, tendrá su pre?estreno el día de hoy, a las 19, en el Auditorio de Radio Nacional Rosario (Córdoba 1331). Al término de la proyección habrá también espacio para una mesa debate integrada por el Diputado Nacional Agustín Rossi, y los Ingenieros Alberto Chiavarino (Secretaría de Agricultura Familiar) y Guillermo Montero (Decano Ciencias Agrarias UNR).

"Los capítulos se centran en la historia de personas que tienen un conflicto enorme con la soja, de una u otra manera, lo que nos permite plantear temas tales como qué es lo que pasa con la condición de la tierra o con la necesidad de la intervención del Estado para regular las políticas agropecuarias. Hay un montón de interrogantes que, si bien quedan abiertos, procuran encontrar propuestas desde el documental, no de una manera explicita sino a través de estas situaciones o universos nuevos ante los cuales, y de manera general, la gente no tiene necesidad de conocer" agrega Galmarini, madre, a su vez, de Elías Alarcón, co-realizador de estos cuatro episodios, de 26 minutos cada uno.

"La primavera de los silencios es un libro que escribe una estadounidense en los años '60 cuando empieza la revolución verde a raíz del ingreso de los químicos y las maquinarias en Estados Unidos. Carson escribe que los pesticidas van a dejar al campo sin sonido. Es un libro que está bueno y que es muy poético. Ese es el fundamento del nombre del trabajo. Hay un montón de problemáticas que circundan la cuestión agraria y nosotros nos encontramos con una serie de ellas, faltan un montón más por charlar y debatir en la sociedad. Originalmente pensamos en una película de noventa minutos, pero que luego adaptamos al formato de serie para el concurso federal" señala Alarcón.

"Llegamos también a esta propuesta -dice Galmarini- como consecuencia del conflicto agrario del año 2008-2009. Fue un contrasentido el ver cómo grandes sectores de la población urbana, de las grandes ciudades, e incluso gente de pueblos que no tienen ningún tipo de relación con la actividad agrícola, adhirió masivamente a un discurso ligado a los intereses económicos de los sectores terratenientes. Cuando se presentó el conflicto entendí, personalmente, la necesidad de investigar. A partir de allí nos adentramos en la vigencia de este modelo sojero, que tiende a prácticas que van en detrimento de la vida social. Empezamos a indagar y a buscar, durante un período bastante largo de tiempo, en casos de emprendimientos puntuales, algunos bastante inentendibles. Es decir, ¿cómo entendés el caso de Pavón Arriba? Era una localidad que se sostenía en base a la producción de montes de durazno. Un monte de durazno te lleva diez años, más o menos, para ponerlo en funcionamiento. Ahora bien, todos los pobladores que tenían tierras o pequeñas parcelas levantaron los montes y sembraron soja. Donde quince años atrás había mil hectáreas de monte, ahora quedan cien. Bastante paradójico."

"De chiquito -completa Alarcón- pude ir al monte de duraznos, a sacar y comer duraznos de los árboles, y fui testigo de un pueblo con un auge distinto al que tiene hoy. Uno de los protagonistas tiene veinte hectáreas, y en su campo trabajan en promedio diez personas. Toda esa gente generaba un tránsito constante de trabajadores, que iban a los comercios. Situación que se cae cuando los productores eligen la soja. Justo nos encontramos con uno que estaba desmontando y no quiso aparecer en el documental, pero no tuvo problemas en que grabemos imágenes. íNo sabés lo que es ver una montaña de árboles quemándose! Es muy fuerte, eso es muy impresionante."

Así como lo referido a Pavón Arriba, los temas indagados por el abordaje de Galmarini-Alarcón remiten a "una empresa holandesa que lleva adelante un mega emprendimiento de soja en las islas del delta del río Paraná, para lo cual vació una laguna, cerró arroyos y afectó, a partir del uso de pesticidas, a quienes viven de la caza y la pesca"; "pequeños productores del Chaco y de Santa Fe que proponen una forma de trabajo en torno a la estructura familiar, como alternativa al desmonte que genera la extensión de la frontera agrícola"; y "el emprendimiento agrícola en los márgenes de Rosario de una mujer chaqueña, desplazada por la extensión de la frontera agrícola, y que sostiene una huerta comunitaria". "Son todas historias ?concluye Galmarini? que suceden al costado del avance de la estructura industrial. Lo que también planteamos es la necesidad de diversificar el concepto de campo".
Fuente:Rosario12





MÚSICA
ROSARIO
Orquesta del Bicentenario
Impulsada por el Ministerio de Educación de la Nación con el objetivo de darle forma a un proyecto que combinara inclusión y un alto nivel artístico, la Orquesta Juvenil del Bicentenario (foto) regresará esta noche a Rosario, como parte de una gira que ya incluyó dos funciones en distintas ciudades de Córdoba, provincia a la que regresará mañana para un último concierto en La Falda. Conformada por músicos de entre 18 y 25 años, la formación estará conducida por Alejo Pérez, que en 2009 recibió el premio Konex por su labor como director de orquestas. El concierto en Rosario se llevará a cabo desde las 19 en el teatro El Círculo, en una función gratuita cuyo repertorio estará conformado por las danzas "Gato" y "Huella" de Julián Aguirre y la "Sinfonía Fantástica" de Héctor Berlioz.
Fuente:Rosario12


POESÍA
La luna con gatillo 
Es preciso que nos entendamos. 
Yo hablo de algo seguro y de algo posible. 
Seguro es que todos coman 
y vivan dignamente 
y es posible saber algún día 
muchas cosas que hoy ignoramos. 
Entonces, es necesario que esto cambie. 

El carpintero ha hecho esta mesa 
verdaderamente perfecta 
donde se inclina la niña dorada 
y el celeste padre rezonga. 
Un ebanista, un albañil, 
un herrero, un zapatero, 
también saben lo suyo. 

El minero baja a la mina, 
al fondo de la estrella muerta. 
El campesino siembra y siega 
la estrella ya resucitada. 
Todo sería maravilloso 
si cada cual viviera dignamente. 

Un poema no es una mesa, 
ni un pan, 
ni un muro, 
ni una silla, 
ni una bota. 

Con una mesa, 
con un pan, 
con un muro, 
con una silla, 
con una bota, 
no se puede cambiar el mundo. 

Con una carabina, 
con un libro, 
eso es posible. 

¿Comprendéis por qué 
el poeta y el soldado 
pueden ser una misma cosa? 

He marchado detrás de los obreros lúcidos 
y no me arrepiento. 
Ellos saben lo que quieren 
y yo quiero lo que ellos quieren: 
la libertad, bien entendida. 

El poeta es siempre poeta 
pero es bueno que al fin comprenda 
de una manera alegre y terrible 
cuánto mejor sería para todos 
que esto cambiara. 

Yo los seguí 
y ellos me siguieron. 
¡Ahí está la cosa! 

Cuando haya que lanzar la pólvora 
el hombre lanzará la pólvora. 
Cuando haya que lanzar el libro 
el hombre lanzará el libro. 
De la unión de la pólvora y el libro 
puede brotar la rosa más pura. 

Digo al pequeño cura 
y al ateo de rebotica 
y al ensayista, 
al neutral, 
al solemne 
y al frívolo, 
al notario y a la corista, 
al buen enterrador, 
al silencioso vecino del tercero, 
a mi amiga que toca el acordeón: 
-Mirad la mosca aplastada 
bajo la campana de vidrio. 

No quiero ser la mosca aplastada. 
Tampoco tengo nada que ver con el mono. 
No quiero ser abeja. 
No quiero ser únicamente cigarra. 
Tampoco tengo nada que ver con el mono. 
Yo soy un hombre o quiero ser un verdadero hombre 
y no quiero ser, jamás, 
una mosca aplastada bajo la campana de vidrio. 

Ni colmena, ni hormiguero, 
no comparéis a los hombres 
nada más que con los hombres. 

Dadle al hombre todo lo que necesite. 
Las pesas para pesar, 
las medidas para medir, 
el pan ganado altivamente, 
la flor del aire, 
el dolor auténtico, 
la alegría sin una mancha. 

Tengo derecho al vino, 
al aceite, al Museo, 
a la Enciclopedia Británica, 
a un lugar en el ómnibus, 
a un parque abandonado, 
a un muelle, 
a una azucena, 
a salir, 
a quedarme, 
a bailar sobre la piel 
del Último Hombre Antiguo, 
con mi esqueleto nuevo, 
cubierto con piel nueva 
de hombre flamante. 

No puedo cruzarme de brazos 
e interrogar ahora al vacío. 
Me rodean la indignidad 
y el desprecio; 
me amenazan la cárcel y el hambre. 
¡No me dejaré sobornar! 

No. No se puede ser libre enteramente 
ni estrictamente digno ahora 
cuando el chacal está a la puerta 
esperando 
que nuestra carne caiga, podrida. 

Subiré al cielo, 
le pondré gatillo a la luna 
y desde arriba fusilaré al mundo, 
suavemente, 
para que esto cambie de una vez. 

RAÚL GONZÁLEZ TUÑÓN
A lo largo de su trayectoria literaria, el poeta Raúl González Tuñón supo forjar una fructífera carrera asociada a la vanguardia literaria argentina de los años ‘20 que lo llevó, durante distintas etapas de su vida, a hacer amistad con reconocidos autores como Miguel Hernández, Federico García Lorca y Pablo Neruda, entre otros. Nacido el 29 de marzo de 1905 en Buenos Aires, González Tuñón se inició desde muy joven en el universo de las letras. Sólo contaba con 21 años cuando publicó su primera obra, titulada “El violín del diablo”, época en la cual también se dedicó a difundir sus versos a través de las revistas “Martín Fierro”, “Proa”, “Inicial” y “Caras y Caretas”. Por su participación en “Martín Fierro”, este escritor fue asociado al llamado Grupo de Florida (nombrado de esta forma por una elegante calle que se ubica en Buenos Aires). Sin embargo, el autor mantuvo una buena relación con intelectuales integrantes del Grupo de Boedo (un barrio por entonces proletario), trascendiendo la supuesta rivalidad. En 1928, luego de recorrer el interior de su país y poco antes de trasladarse hacia territorio europeo, sumó a su obra “Miércoles de ceniza”. Dos años después, ya instalado en París, dio a conocer uno de los libros que, con el tiempo, se convertiría en uno de sus textos fundamentales junto a “La rosa blindada”: “La calle del agujero en la media”. Además de dedicarse a la producción de obras literarias, Raúl González Tuñón también mostró interés por las cuestiones políticas (estuvo afiliado al Partido Comunista argentino), desarrolló labores periodísticas en los diarios “Crítica” y “Clarín” y se dedicó a viajar por diferentes regiones (estuvo en Madrid, Brasil, el Chaco paraguayo, Chile, la Unión Soviética y en China, entre otros sitios). “El otro lado de la estrella”, “Todos bailan”, “Poemas de Juancito Caminador”, “Primer canto argentino”, “Todos los hombres del mundo son hermanos”, “A la sombra de los barrios amados”, “Demanda contra el olvido”, “El rumbo de las islas perdidas” y “La veleta y la antena” son otros de los títulos que conforman la destacada obra literaria de este poeta que falleció el 14 de agosto de 1974.
Fuente:PortalPoesia
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