JUEVES, 12 DE JULIO DE 2012
El neo-progresismo chileno y su crisis de identidad
Por Juan Francisco Coloane
La implantación de un mercado internacional intenso y agresivo, ha demostrado en las últimas tres décadas que en las naciones comenzaron a aparecer estados contraídos o atrapados por determinantes supranacionales y con sociedades sin respuestas ciudadanas. El rol de intermediación del Estado por gestar sociedades más igualitarias quedó subsumido en la avalancha mercantil global con las limitaciones a que fue expuesto a partir del ajuste estructural en la década de 1980.
Lo que está en juego es la destrucción del Estado como noción y como operación de administrar la relación entre Economía y Sociedad dentro de un país y de administrar las relaciones entre países. Así como las brechas inconmensurables entre las economías dañan la integración, los desequilibrios marcados entre los estados terminan por alterar el orden internacional.
La realidad es la de un espacio de la política con un escaso margen de maniobra para reformas profundas debido a la enorme gravitación que ejerce el mercado internacional y el poder corporativo donde los países son sus principales cómplices y cuya población – con derechos ciudadanos amenazados o con múltiples restricciones - forman parte de esa complicidad.
La academia ha cumplido su rol de actor acrítico al formar parte integral de ese mercado. El sistema político ni hablar. Es parte central del sistema mercantil que despedaza tejidos sociales. Ambos sectores se han resistido a anticipar o al menos reconocer la posibilidad del derrumbe del estado liberal y su complicidad se revela al descartar cualquier visión que contribuyera mínimamente a la inestabilidad política. La prioridad consistía en aquietar las aguas políticas para la consolidación del mercado internacional.
Es así que Chile debe ser unos de los países de América Latina en donde la palabra socialismo, como idea de construcción de nación, menos adhesión genera en los sectores políticos que han dominado la escena en las últimas cuatro décadas. En este contexto se ha desatado una ola de deconstrucción de la idea socialista en donde el neo-progresismo chileno de destaca por su crisis de identidad. El término socialismo en Chile quedó incrustado en el ámbito de la derrota política por dos traspiés de enorme trascendencia como fueron el golpe militar que derrocó al gobierno de Salvador Allende en 1973 y el desmembramiento del “mundo socialista” en 1991.
Hasta el momento, un análisis mayor y profundo desde el propio sector no se ha elaborado y esta tarea pendiente debe ser uno de los factores principales por el cual la idea de socialismo no se restituye con la debida legitimidad. De allí que comienza a surgir un neo progresismo que en Chile ha adquirido a veces ribetes de liberalismo con visos de izquierda – léase más estado regulador y riqueza más repartida- para poder sobrevivir políticamente.
Ha sido mucho más cómodo examinar la experiencia de los llamados socialismos reales con el foco puesto en la ausencia de libertades públicas. Como contrapartida, se le asignan excesivos rasgos de libertad y democracia a la sociedad capitalista a partir de lógicas kantianas basadas en la individualidad como categoría social que, igualmente sufre de un determinismo absolutista. Cuando se habla de la libertad y la civilización occidental desde la perspectiva de indagar en la existencia humana, debajo de ese paisaje y hedonismo filosófico se sumían las peores aberraciones y violaciones a la existencia humana como eran el colonialismo y la esclavitud.
En este plano, en el intento de completar el análisis la gran disputa respecto a qué es más libre, si el socialismo o el capitalismo, la cantera de materiales no está lo suficientemente abierta en los ámbitos político y académico, en donde se alaba la libertad pública del capitalismo y se privilegia denostar al socialismo por no haber resuelto el tema de las restricciones.
En esa línea de pensamiento, desde que se regresó a la democracia a medias, en Chile persiste la creencia que no habrá nunca más un golpe de estado. Por ejemplo, como el que impidió que Zelaya en Honduras y Lugo en Paraguay terminaran su mandato.
Hay una opinión generalizada entre los políticos más sistémicos en Chile de que la democracia chilena está asegurada precisamente por las restricciones impuestas a la política. Por ejemplo, con las ataduras del régimen electoral binominal que privilegia la dominación de dos grandes coaliciones. Las encuestas de opinión más difundidas (CERC; ADIMARK; CEP) exhiben un vacío institucional –particularmente desconfianza en los partidos políticos e instituciones del estado. Al mismo tiempo estas descripciones no contribuyen a explicar la estabilidad política que es en todo caso aparente y frágil.
Esta situación institucional es peculiar, porque las FFAA todavía no recuperan el prestigio y la popularidad del período anterior a la dictadura militar. Por el lado del gran empresariado, el chileno que responde en las encuestas no le asigna mayor responsabilidad a ese sector en el desplome de la democracia en 1973 y en la implantación del modelo económico actual durante la dictadura.
Una “víctima” de este largo proceso de no tener una plena democracia han sido las ideas de izquierda y el progresismo que se han tratado de acomodar en una línea discursiva parapetada en lo que se podría llamar neo-progresismo o post progresismo. En síntesis se trata de no dañar en forma profunda las claves de ambos modelos, el económico y el político.
JUEVES, 12 DE
JULIO DE 2012
El sitio de Piñera contra el pueblo chileno
Por Andrés Figueroa Cornejo
Hoy estoy en Chile de paso y retorno a la Argentina en unas horas. Aprovecho los últimos momentos para acariciar a los míos y dar un paseo por las arterias centrales de Santiago. Hoy también hay protesta nacional contra el mal gobierno, contra la vida empeorada, la injusticia y su multiplicación imparable. Es 11 de julio antes del mediodía. Hace rato que la armadura del Estado, sus carros blindados, las fuerzas especiales de la policía permanecen apostados en casi todas las esquinas donde se sucederán las manifestaciones.
¿Por qué el 11 de julio? El ex Presidente Salvador Allende, el último estadista del país de Violeta Parra, hace 41 años nacionalizó el cobre, ingreso y sostén histórico del Chile, luego del desastre del salitre. El territorio extendido donde nací es una explanada estrecha, flanqueada por la cordillera andina y el Pacífico, una zona movedizaza, atormentada por placas submarinas. Mi pueblo es trabajador sin horario, vecino y poblador empobrecido, asalariado que alcanza el fin de mes a cuotas asesinas, usura, préstamo infinito.
Parece que Chile estuviera aislado del resto América Latina. Pero la verdad es que sus relaciones sociales, la manera en que se desenvuelven las formas más salvajes del capital en los tiempos de su mundialización, no lo distinguen de la mayoría continental, salvo porque el programa antipopular del liberalismo a ultranza tuvo su bautismo a sangre y fuego hacia fines de los 70’ de la centuria pasada. Con un fusil puesto en la cabeza rota de mi pueblo, Chile se convirtió en el laboratorio perfecto para imponer la ortodoxia y perversión experimental de la Escuela de Chicago. De la Unidad Popular, las formaciones nucleares de poder popular, la alta oficialidad militar tutelada por el imperialismo norteamericano fue y es la herramienta de una revolución capitalista jamás vista en la historia de ese modo de producción. Los acontecimientos son bien conocidos por quienes se interesan en explicarse la privatización absoluta, la bancarrota de cualquier gesto industrialista; por qué tanta concentración económica, tanta desigualdad de horror, tanto despojo, tanta explotación y expoliación; por qué todo se ha vuelto mercancía, porque el sistema financiero proveniente de los polos más poderosos del planeta es el que organiza el orden de las cosas; por qué la dependencia profunda y antigua como maldición.
Yo sé lo que ocurrirá hoy, día de protesta que no nostalgia, sino que actualiza la demanda soberana de recuperar el cobre, el litio, los bosques mancillados; el mar, el agua, los campos, las costas, los puertos, los ríos fabulosos, la banca, los derechos sociales, los servicios básicos. Una movilización contra la discriminación insultante y la bala contra los mapuche y las mujeres y los migrantes y los trabajadores y los pobres, los más morenos, las minorías sexuales, los viejos y los jóvenes.
Yo sé lo que ocurrirá hoy. La represión encarcelará a centenares o más a lo largo del país. Le romperá las costillas y la boca enérgica al pueblo. Porque los únicos que emplean ‘todas las formas de lucha’ en Chile son los administradores del Estado de los que mandan provisoriamente a costa y en contra de los intereses de las grandes mayorías. Los más jóvenes, los adolescentes, los casi niños, serán el objetivo primero. Para que se atemoricen de una vez, como si la rebeldía y el movimiento objetivo de las contradicciones del propio capitalismo se extinguieran con la pólvora del escarnio de sus funcionarios armados. El mal gobierno castiga mientras más luchadores se agregan al descontento corrosivo como petróleo.
Yo sé lo que ocurrirá hoy. Cuando llegue a la Argentina, también en pie de combate social, sabré cómo habrá terminado la jornada. Que ningún proyectil criminal se entierre en la piel rebelde de mi pueblo. Otro escribirá con superior visión lo que pasará este 11 de julio. Simplemente estoy emputecido. Mi hora de lucha está hoy en Argentina. A poco de salir de Chile me llevo en la pupila un Santiago sitiado por Sebastián Piñera y los intereses antisociales que representa. Y en la cabeza del corazón, la convicción de que terminó la siesta para la minoría en el poder.
JUEVES, 12 DE JULIO DE 2012
Urge recuperar el cobre para Chile, afirma líder comunista
PL
El presidente del Partido Comunista de Chile, Guillermo Teillier, abogó por iniciar en el país un proceso de recuperación del cobre, demanda planteada asimismo por un amplio espectro de organizaciones sociales y sindicales.
El llamado a renacionalizar el cobre y a recuperar para los chilenos otros recursos naturales como el agua y el litio ha sido tema recurrente de las movilizaciones sociales, acentuado este mes en medio de la conmemoración de la nacionalización del cobre por el Gobierno de Salvador Allende (1970-1973).
Precisamente sobre ese hecho histórico recordó el dirigente comunista cómo el 11 de julio de 1971 Allende firmó el documento mediante el cual se nacionalizaba el metal rojo, lo que sería aprobado luego de forma unánime por el Congreso Nacional.
Las chilenas y los chilenos fuimos dueños de nuestra principal riqueza natural y esa posibilidad no está cerrada, por el contrario, es posible y es necesario recuperar esa riqueza para el desarrollo del país y el bienestar de sus ciudadanas y ciudadanos, expresó Teillier.
Subrayó el también diputado que el propósito de ese reclamo va encaminado a lograr soberanía económica, independencia nacional, redistribución equitativa de los recursos y uso de recursos naturales en beneficio de toda la población.
Con la nacionalización del mineral "el sueldo de Chile" quedaba en manos de los chilenos y no de empresas extranjeras; se dignificó a Chile y a su pueblo, evocó el timonel de los comunistas. Por eso, acotó, el 11 de julio se denomina el Día Nacional de la Dignidad.
Teiller hizo referencia al proceso de desnacionalización que sobrevino luego, a partir de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), el cual fue profundizado, añadió, durante los gobiernos de la Concertación.
En los últimos años las ganancias de las trasnacionales del cobre se acercan a los 80 mil millones de dólares, fundamentó el legislador.
El 70 por ciento de la explotación del estratégico mineral, advirtió, está en manos de extranjeros. "Literalmente empresas de otros países se enriquecen en base al cobre chileno", aseveró.
Consideró al respecto que si el tema es llevado a un plebiscito popular más del 80 por ciento de los habitantes de Chile estarían por recuperar el cobre, tal como han demostrado las encuestas y consultas ciudadanas.
Es necesario, reiteró el presidente del Partido Comunista, recuperar esta riqueza para el bienestar de todos los chilenos.
Fuente:Argenpress
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