Los organismos de Derechos Humanos y los representantes del Estado integrantes de la Comisión Provincial por la Memoria Chaco recuerdan a los asesinados en la Masacre de Napalpí al cumplirse 88 años del brutal episodio, y acompañan los reclamos de las comunidades indígenas en el presente, para que sus necesidades sean reconocidas con el legítimo ejercicio de sus derechos.
En un documento suscripto por H.I.J.O.S. – CHACO, la Asociación Ex Detenidos Políticos Durante la Dictadura Militar; la Comisión De Familiares De Desaparecidos Por Razones Políticas; Red Por La Identidad – Chaco y la Comisión Permanente Por Los Derechos Humanos, expresan que “Los mocovíes, qom y shinpi masacrados en Napalpí eran cosecheros de algodón. Es importante no olvidar esto, porque allí reside la raíz de la matanza: un acto de represión a trabajadores rurales sublevados contra la explotación a la que los sometían los obrajes forestales apadrinados por el poder político de turno”.
¿QUÉ PEDÍAN LOS MASACRADOS EN NAPALPÍ ?
“Pedían dejar de ser esclavos de los latifundistas, pedían la libertad para los hermanos presos por luchar que estaban detenidos en la cárcel de Resistencia, pedían la reapertura de la escuela para sus hijos, pedían títulos de propiedad para los colonos indígenas, perdían ganar en pesos y no en vales de la patronal. Ya que no podían regresar al monte y vivir de la caza y de la pesca de acuerdo con sus costumbres ancestrales, exigían títulos de propiedad para los colonos indígenas y un salario digno, en pesos y no en vales de la patronal”, señalan las organizaciones que integran la Comisión Provincial por la Memoria-Chaco.
Luego consideran que “Napalpí no fue una masacre aislada. Nunca lo son. Durante buena parte de nuestra joven historia las matanzas fueron una metodología recurrente del poder político. Pocos años antes, entre 1920 y 1921, la peonada anarquista y libertaria de la Patagonia rebelde fue fusilada por el Ejército en defensa de los estancieros que pagaban salarios de hambre pero no toleraban huelgas.
“No olvidamos el exterminio de Rincón Bomba, en las Lomitas, con cientos de pilagás ametrallados por la Gendarmería Nacional en octubre de 1947. Ni falta hace referir la Masacre del 13 de diciembre de 1976, cuando todo nuestro país era un gigantesco Centro Clandestino de Detención del terrorismo de Estado”, indican.
“Repudiamos a los genocidas Fernando Centeno - gobernador del Territorio-, a los policías José Machado y Saénz Loza y al colaborador civil Agustín Cabal. Todos ellos actuaron como una herramienta del poder económico, de la misma manera que lo hicieron Videla, Nicolaides y Manader durante los años setenta”, manifiestan.
“Durante décadas, la Justicia negó el crimen y archivó la investigación. Fue gracias al testimonio de personas como Melitona Enrique y Rosa Chará y a la labor investigativa de los escritores Juan Chico, Pedro Solans, Vidal Mario y del legislador Claudio Ramiro Mendoza y otros. La verdad histórica de lo ocurrido superó a las mentiras de los asesinos”, reafirman.
Destacan estas organizaciones que “la construcción de nuestra identidad es un trabajo colectivo y que no puede cometer omisiones. Ese esfuerzo por apuntalar el relato fidedigno de los crímenes perpetrados desde el autoritarismo de los poderosos tiene su reflejo hoy, cuando las nuevas generaciones se acercan a conocer su pasado”.
“Para que la memoria no se degrade en una efeméride estéril es necesario ejercerla en relación con el presente y de cara al futuro”, destacan los integrantes de la Comisión Provincial por la Memoria. A partir de esto, estiman que “esta es la única manera de ponerle un punto final a la impunidad y desterrar de nuestro suelo la posibilidad de repetir errores y padecer nuevamente las mismas calamidades, los mismos crímenes”.
Fuente:Chacoonline
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