19-09-2012
LA ESCUELITA II - JUICIO HISTóRICO
Camarelli dijo que la Comisaría 24ª no fue un centro de detención
El ex jefe de la unidad policial de Cipolletti declaró durante la audiencia de ayer. En cuanto a Labate, explicó que "no se comportó bien".
Neuquén - El ex jefe de la Comisaría 24ª de Cipolletti (actualmente la Cuarta) e imputado en el juicio de La Escuelita II, Antonio Camarelli, negó ayer durante una ampliación de su declaración indagatoria que esa dependencia policial haya sido un centro clandestino de detención. Otros tres imputados también negaron los delitos que se les imputan.
Camarelli se sentó en el banquillo durante una hora y veinte minutos. “Señor presidente, me llamo Antonio Camarelli y me encuentro a instancias de ser un genocida, un torturador, y nada que ver”, aseguró el imputado al comienzo de su relato, y luego agregó: “Lo que queremos todos, especialmente nosotros que hace cinco años estamos en cautiverio, es justicia”.
Camarelli indicó que se desempeñó a cargo de esa comisaría desde agosto de 1975 hasta el 14 de diciembre de 1976. “No hubo en ese periodo desapariciones forzosas ni denuncias. Señor, hubo aparecidos”, afirmó al presidente del Tribunal, Orlando Coscia.
“La presencia de los militares en la comisaría está probada hasta por la misma fiscalía”, destacó el ex funcionario, quien además trató de “mentirosos” a las víctimas Raúl Sotto, Oscar Contreras y los hermanos Pailós.
“Está demostrado que no estuvieron presos y menos torturados”, aseguró Camarelli, mientras que para los casos que también se le imputan de Norberto Blanco y Carlos Kristensen exclamó que “lo explique el Ejército Argentino”.
También se refirió a la declaración de la víctima Pedro Justo Rodríguez y dijo que durante esa audiencia ni los querellantes, ni defensores, ni jueces mencionaron su nombre.
“Y es otra de las personas que tengo imputadas, Blanco me mencionó para decir que no estaba involucrado”, agregó.
Camarelli, quien no aceptó responder preguntas de las partes al igual que los demás imputados, dedicó varios minutos para hablar bien de sus subalternos, quienes también están imputados.
“Sato Martínez fue chofer y hacía albañilería, Villalobo el arma más larga que tuvo fue una escoba. De todos ellos ninguno es capaz ni de hacer un tirón de oreja”, afirmó.
En cuanto a su negativa de que la comisaría que estuvo a su cargo haya podido ser un centro clandestino de detención, la expresó basado en el colegio y otras instituciones que la rodeaban.
En la causa figura un expediente donde el mismo 24 de marzo de 1976 Camarelli fue designado jefe de operaciones especiales con atribuciones de los jefes militares dentro de la zona 52.1.3 con asiento en Cipolletti. El imputado dijo que el que lo firma es el comisario mayor Norberto García, quien era “extravagante y estridente”.
“Nunca fui jefe de ningún área”, aseguró.
Otro tanto le dedicó al juez que instruyó la causa, Guillermo Labate, de quien dijo que “no se comportó bien”. Insistió con lo que denunciaron otros ex policías el lunes pasado, sobre un interrogatorio por un cementerio de NN.
“El juez tomó la decisión de procesar a todos antes de la comprobación de los hechos”, opinó.
Luego Coscia invitó a declarar al imputado Gerónimo Huircain, quien dijo que siente “respeto” por las “verdaderas víctimas” de este proceso. “No por los oportunistas que aparecieron después tratando de armar una película de terror, no sólo alrededor de la comisaría de Cipolletti, sino que también uno de los autores intelectuales era un familiar directo mío y que se encuentra acá presente”, aseguró el imputado, quien se refirió al militante de los derechos humanos Pablo Krahulec.
“Lamentablemente levantan la bandera de DD.HH. pero están buscando un rédito económico. Cuando salgo en libertad me entrevisto con Labate, le cuento lo que se estaba armando pero no me creyó”, relató.
También hizo uso del derecho de ampliar la indagatoria el imputado Miguel Quiñones, quien dijo que tuvo una “trayectoria limpia”.
“Es cierto que yo me quebré con Labate. Le pregunté por qué estaba detenido y me respondió por interrogar a gente. El gesto de desprecio que yo percibí en él me hizo quebrar”, afirmó Quiñones.
El imputado dijo estar seguro que “nunca” habló con las personas que lo denuncian.
“Yo no tenía acceso a los detenidos en la comisaría”, dijo.
El último de los imputados que se sentó en el banquillo fue Julio Villalobo, quien también negó los hechos que se le imputan.
“Trabajé como policía y me educaron para ser servidor público y no un torturador”, expresó.
El ex policía también se quejó del accionar de Labate durante la instrucción de la causa y dijo que les proponía “llegar a un arreglo”.
“Después me fue a visitar a la U5 para insistir sobre dónde estaba el cementerio clandestino de Cipolletti”, agregó.
“Nunca participé de allanamientos con militares, tengo mi conciencia tranquila porque no cometí ningún delito de los que se me acusa, no soy torturador ni genocida”, finalizó.
Fuente:LaMañanaNeuquen
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