JUEVES, 13 DE DICIEMBRE DE 2012Rostros insurgentes de las montañas de Colombia: En esta lucha unos vamos, otros nos quedaremos en el camino y otros continuarán la lucha que llevamosPor Dick Emanuelsson
Mensaje de ´Susana´ (Martha Pérez Gutiérrez) y ´Diana´ (Doris Torrez Bohórquez), el 16 de diciembre de 2008 desde el territorio nicaragüense [1].
Decidí titular la entrevista con la cita que precede, porque refleja la posición ante la lucha pero también la inquebrantable decisión de una mujer colombiana que un día, cuando solo tenia 12-13 años, decidió ingresar a las filas guerrilleras.

Foto: Susana Téllez, en el campamento de Raúl Reyes en el mes de abril 2005.
La entrevista inédita en español (solo salió en sueco) de un día de abril de 2005 a la guerrillera Susana Téllez, es una de aquellas entrevistas que uno como reportero siempre recordará.
Tocamos un tema recurrente para la prensa internacional y que es el que se convirtió en un caballito de batalla cada vez que hablan sobre las acusaciones de “abuso sexual a las guerrilleras” por parte de los comandantes; del “reclutamiento forzoso de menores”, del “machismo” en la guerrilla, etc.
No, no se trata de decir que esta entrevista es exclusiva, lo que sí podemos decir es que está impregnada de sencillez y seguridad política de una mujer formada en la guerrilla que responde y entrega a su causa, algo de si misma.
Susana Téllez tenía su “caleta” al lado de la mía en el campamento, aquellas semanas del 2005 cuando hice un recorrido por varios campamentos del Bloque Sur de las FARC-EP. Susana pertenecía al “Cordón de Seguridad” del comandante del Secretariado, Raúl Reyes.
Pasado un tiempo y cuando me encontraba en Venezuela el 1º de marzo de 2008, recibí la llamada de un colega venezolano que me dio la noticia; “El campamento de Raúl Reyes ha sido bombardeado y ha muerto el comandante junto con una veintena de guerrilleros”.
No habían pasado tres años desde que había hecho los reportajes en el Putumayo e instintivamente pensé en todos esos guerrilleros que habían muerto. Pero también en las personas que había entrevistado. Entre ellas Susana, Arnobis o Catarina.
De los tres, supe unas semanas después, que Susana se había salvado junto con Diana, la joven muchacha de solo 22 años y una universitaria mexicana, Lucia Morett, aunque las tres fueron gravemente heridas. Arnobis, el fornido negro encargado de la ametralladora del campamento, había fallecido o mejor dicho, había sido rematado por sus graves heridas, mientras que de Catarina, una guerrillera veterana con más de 30 años en las FARC, pues no tuve más noticias de ella durante mucho tiempo.
Hace unos meses, topé con ella, allá en la selva guerrillera y me contó que había salido a una misión un tiempo antes del bombardeo y gracias a esa tarea se salvó de las bombas de Uribe y Santos.
No le importó nada al dúo militarista Uribe y Santos que el territorio ecuatoriano fuera violado e invadido por las bombas y posteriormente por las tropas de las Fuerzas Especiales del Ejército colombiano.
En la entrevista, Susana relató, como algo natural, que “un día cualquiera decidí ingresar a la Universidad Fariana, la universidad más grande del mundo donde uno aprende verdaderamente, a ver la luz y el camino correcto”. Su optimismo y firmeza se sentía en esas palabras pese a que su rostro insurgente dejaba ver la hermosura de una mujer, que si no fuera por el uniforme verde olivo, hubiera podido ser una modelo bien remunerada.

Y esa firmeza y fidelidad a la lucha del pueblo colombiano y a la organización levantada en armas, se escuchaba ese día en Managua, ocho días antes de la Navidad el 2008 cuando ella y Diana expresaron lo siguiente:
“Jamás renunciaremos a nuestros principios y el que verdaderamente se considere revolucionario no se vende por un triste peso ni aun en las peores condiciones”.
“Uribe tú asesinaste el intercambio humanitario mandando a bombardear lo que verdaderamente era el campamento de paz, una labor significativa que venía realizando nuestro inolvidable camarada Raúl Reyes”.
“Somos testigos de cargo y sabemos muchas cosas que esconde este señor (Uribe) y además somos las únicas sobrevivientes al ataque del 1 de marzo (2008) donde miramos como a todos los heridos los remataban y destrozaban sus cuerpos. Los militares colombianos nos cogieron heridas. No nos dieron primeros auxilios, nos acosaron sexualmente y fuimos sometidas a un intenso interrogatorio por parte del ejército colombiano”.
Fueron las palabras, el 16 de diciembre de 2008, desde Managua. El valiente presidente sandinista Daniel Ortega, no solo retó al “Israel de Suramérica”, sino también al Imperio, dando el derecho universal de asilo político a dos guerrilleras y a la estudiante mexicana, sabiendo que sería acusado por la Casa Blanca y la derecha local de “esconder terroristas”.
Ortega lo que en realidad hizo fue dar una casa y paz a dos luchadoras populares que no temían morir en el campo de batalla y que se negaron, esa madrugada del 1° de marzo de 2008, a aceptar la oferta millonaria de un ejército invasor. El mismo que trata de abortar los anhelos de paz.
Reproducimos la entrevista del 2005 como un aporte a la historia del pueblo colombiano en la serie de reportajes “Rostro insurgente”, rostros que no se vendieron ni se venden, hijas e hijos de un pueblo noble y combativo.
Dick Emanuelsson
Tegucigalpa 2012-12-12

Foto: Susana Tellez, en abril de 2005, campamento del comandante Raúl Reyes.
“Lo más importante que uno tiene es la moral revolucionaria”.
Susana Téllez.
“Los intereses del pueblo están por arriba de todo”
2005-04-21 / Departamento de Putumayo / Sur de Colombia.
Por Dick Emanuelsson
Transcripción de Ingrid Storgen
Video: http://youtu.be/csT1IVqUFqI
Audio: https://www.box.com/s/ilx6ldj8x6hhcuo7m66l
MENSAJE de ´Susana´ (Martha Pérez Gutiérrez) y ´Diana´ (Doris Torrez Bohórquez), el 16 de diciembre de 2008 desde el territorio nicaragüense [1]
* * *
Dick Emanuelsson: ¿Susana es tu nombre de guerra, cierto? ¿Tienes también un apellido de guerra?
Susana Téllez: Sí, soy Susana Téllez
DE: ¿Por qué ese nombre?
ST: En homenaje a una guerrillera ejemplar que dio la vida en esta lucha revolucionaria e igual que ella nos unimos como una humilde hija del pueblo para liberar a Colombia.
DE: ¿Cuántos años tienes tú?
ST: 25.
DE: ¿Cuánto tiempo llevas en el movimiento guerrillero?
ST: Ingresé en noviembre del ’92, aproximadamente unos 12 ó 13 años.
DE: Bien sardinita como dicen aquí en Colombia.
ST: Si, pollita ingresé pero la edad no importa para el sacrificio que uno está haciendo porque cada uno de los que empuñamos las armas, sea hombre o mujer lo hacemos de manera voluntaria porque no queremos ver más sufrimiento ni explotación del hombre por el hombre.
DE: ¿Cómo fue tu infancia, eran muchos hermanos?
ST: Si, muchos hermanos, hermanas, vivimos en un hogar humilde con mi mamá, papá, desde pequeños vimos los sufrimientos, vimos la explotación, vimos crueldad, corrupción, de todo. Y mi familia también ha sido de trayectoria revolucionaria y un día cualquiera decidí ingresar a la Universidad Fariana, la universidad más grande del mundo donde uno aprende verdaderamente, ve la luz y el camino correcto.
DE: Pero tú pasaste también por la escuela pública.
ST: Lógico, hice primaria, bachillerato, pero al igual que todos los jóvenes que quedaron sin opción de trabajo porque realmente, este país no le brinda a los jóvenes oportunidad de nada para que se desarrolle. No hay garantías para eso.
DE: En esa infancia ¿tú viviste la intolerancia de la que se habla mucho, del estado colombiano, del ejército, la policía? ¿Como trataban a la gente, qué expresión tomaba esos abusos?
ST: Si que la vivimos, no en carne propia pero vimos como la vivían nuestros vecinos, algunos de ellos fueron torturados, les tocó irse de sus pueblos dejando sus casas, sus familias abandonadas porque los tildaban de lo peor, de guerrilleros. Y ellos sin saber qué era la lucha guerrillera, o porque directamente invadían sus casas y sus tierras para hacer sus viviendas. Tierras para los terratenientes que tenían cantidad de tierra de sobra. Entonces, los torturaban, los encarcelaban, les daban tantas horas para que abandonaran el pueblo y nosotros vimos todos esos sufrimientos muy paramilitarizados. En vista a eso decidimos ingresar a las FARC.

Foto: Un niño desplazado muestra el tiro y la perforación que hizo en la pared cuando paramilitares balearon al albergue de campesinos desplazados en la ciudad de Barrancabermeja. Son esas circunstancias que son motivos el por qué el conflicto
armado ya que tiene raíces sociales y políticas en Colombia.
El ingreso a las FARC
DE: ¿No solamente tú sino también varios hermanos?
ST: No, de mi familia soy yo la única, pero también mucha gente de mi pueblo, muchos amigos estudiantes también ingresaron a las FARC.
DE: Y cuando ingresaste no había alguna duda de parte de los comandantes cuando tú querías ingresar ¿o te recibieron así, como bienvenida?
ST: No, a uno le explican, porque como te he dicho, mi familia ha sido muy revolucionaria y el pueblo donde me crié ha sentido el despertar, fue un pueblo que echó para delante y vio la injusticia. Vi muchos compañeros que iban por los alrededores de la casa, te orientaban sobre como era la guerrilla. En base a todo eso nos dieron un tiempo para pensar qué es lo que había que hacer, adonde había que ir, hablaban de un arma, de un uniforme, de una mujer, de un hombre, que lo que hay que hacer es ser independiente y lo hará uno por voluntad propia porque allí hay que luchar por un pueblo. Y que lo pensemos.
DE: ¿No se trataba de una decisión forzosa?
ST: ¡No, no, no, para nada!
DE: Porque a veces se escucha esa idea en la prensa de acá.
ST: Claro, es que a veces eso es lo que hacen los medios de comunicación del estado porque esa es la misión de ellos. Decir que a la guerrilla lo traen a uno obligado, que aquí tienen niños y se violan los derechos humanos y que esto y que lo otro. Hablan lo peor de nosotros, nunca podemos esperar que hablen bien. Y aquí la realidad es que a uno le dicen ¡“piénsenlo”! porque allá las cosas no son de color de rosa, no son fáciles. Esto no es un club de deporte ni un paseo, uno cuando viene acá tiene que estar decidido.
Entonces, me dieron un tiempo determinado al decirme piénselo y a hablar con mi familia. Mi mamá me preguntaba ¿si estaba lista, si sabía lo que iba a hacer? y me vine. Ingresé a la guerrilla y empecé a hacer lo normal que uno hace en una organización.
DE: De todos modos ¿no es una edad donde las niñas y los niños tienen que jugar, o estudiar? ¿No es así esa infancia, o sea, los niños no existían en tu pueblo?
ST: Imagínese, qué infancia uno va a tener en este país, donde a uno no le dejan tener una vida en paz, donde el estado hace lo que quiere. ¿Qué infancia puede tener uno? Una vida donde uno no tiene acceso a nada, no tiene acceso a deporte, no tiene acceso a estudio digno, no. Para vivir en esa situación cruel en la que viven millones y millones de colombianos uno ingresa a esta universidad, que aquí, si, se aprende, a uno le enseñan como es verdaderamente el hombre nuevo.
DE: O sea que ¿mucha pobreza también empuja a mucha gente al movimiento armado?
ST: Claro, pobreza, falta de educación, falta de vivienda, precisamente por eso es que hay guerrilla. Debido a todas esas necesidades y faltas es que hay confrontación en el país.

Foto: Trincheras y tanques en el mismo casco urbano.
La mortalidad infantil y exclusión escolar
DE: Según una investigación de Naciones Unidas, el Banco Mundial ha dicho que el año pasado 23 niños morían diariamente en Colombia por falta de alimentación. Mejor dicho, mueren por hambre.
ST: Claro.
DE: Justamente hay 3 millones de niños que están excluidos del sistema escolar y sus padres no tienen plata para mandarlos a la escuela, pagar sus uniformes. ¿Eso también lo veías en tu pueblo?
ST: No solamente en el mío sino en muchos pueblos, esto es todo generalizado en todo el país y es culpa del estado colombiano en asesoría con los gringos, con el imperialismo. Porque precisamente el gobierno colombiano es un títere de lo que digan los Estados Unidos, entonces, toda esa cantidad de cifras que diga la ONU pasa de ahí, pero ellos dicen tantos niños mueren de desnutrición, que hay tanta pobreza absoluta, pero nunca se ocupan de decir que quien generó este problema, ¿por qué hay desnutrición, por qué hay hambre y explotación? Dicen, tantos niños mueren a diario pero no dicen las causas, que es lo que decirle al pueblo. Hay miseria porque es el estado el que se ha robado todo, no ha administrado como debe ser a Colombia
Los primeros pininos en la guerrilla
DE: ¿El primer tiempo en la guerrilla cómo fue, duro, mucho sacrificio?
ST: Uno en la primera etapa que pasa en la guerrilla es como decir de los primeros pininos. Uno va de la infancia a la adolescencia, a la juventud, bueno, aquí al llegar a la guerrilla uno da sus primeros pasos. Es un poco duro porque no está acostumbrado, pasa por un curso básico donde justamente nos enseñan lo básico, como es la vida cotidiana, como es desde que uno se levanta hasta que se acuesta, se aprende a formar para entrar al curso, aprende a comer, el baño. Todo eso es el curso básico.
La organización como es político-militar, te enseña también como es la política, porque es la situación del país a nivel nacional e internacional y la vida militar.
DE: ¿Tú te acostumbraste en ese tiempo a la nueva vida?
ST: Si, claro, me acostumbré, uno siente esta lucha tan de uno. Uno sale de donde están las guerrilleras y guerrilleros y a uno le hacen falta, se siente mal cuando no estamos cerca, obviamente uno no se olvida de la mamá o el papá, siempre los recuerda, pero se acostumbra y quiere mucho a los camaradas.
DE: ¿Qué recuerdo tienes del primer combate?
ST: La experiencia de uno en la parte militar, como te digo, es de temor, pero cuando uno lo hace por amor a un pueblo y aunque sepas que a quienes estás enfrentando son hermanos también, que son hijos de los pobres, que lo hacen por una libreta (militar) y defienden los intereses de los ricos, a uno le da cosa.
Pero uno no puede dejar la lucha atrás, uno tiene que defenderla y le toca enfrentarse a ellos. Entonces, la primera vez es como la de cualquier experiencia a la que uno no está acostumbrado pero luego se va acostumbrando.
DE: ¿Le da miedo a uno, no?
ST: Si, lógico, pero es como todo, al miedo no le hicieron pantalones. Lo más importante que uno tiene es la moral revolucionaria. Resistencia para enfrentar cualquier situación por difícil que sea.

Las temerarias guerrilleras
DE: ¿Y cómo se prepara para un combate, militarmente, psíquicamente?
ST: Todo, se prepara uno militarmente, políticamente, todo. Sabe que uno allá no va a enfrentarse con niñas para un reinado de belleza, uno va a una confrontación de hombre a hombre y de cara a cara. Uno tiene que ir preparado.
DE: ¿O mujer contra hombre?
ST: No.
DE: El 40% de la guerrilla está formado por mujeres en las FARC pero el ejército no tiene mujeres.
ST: ¡Resultamos berracas! Nosotras, enfrentándonos al ejército que no tiene mujeres según ellos, pero cogen mujeres y las hacen pasar como “mujeres de honor”, o “mujeres de acero” y es mentira.
DE: Hay varios testimonios en la prensa de soldados que han enfrentado a la guerrilla y han dicho que las más berracas, eran las mujeres sin ningún temor, que eran muy valientes y que son guerreras muy duras.
ST: ¡Ah, eso sí, claro! Muy berracas, aquí hay compañeras, camaradas muy valientes que están ocupando puestos de dirección debido a sus méritos, a su sacrificio y abnegación. Y en el combate están en la primera línea de fuego, eso es cierto que son muy valientes.
A veces los soldados lo dicen porque les ha tocado vivir la experiencia, que los han capturado, los han hecho rendir en combate y ellos hacen su anécdota.
DE: ¡Y eso que es un país machista! ¿Un poco raro eso, no?
ST: ¡Ah no!, pero eso tienen que reconocerlo porque es así.
La vida cotidiana en el campamento
DE: Dime como es la vida en el campamento, ¿a qué hora se levantan y cuándo se acuestan, cuáles son las tareas cotidianas en el campamento cuando no están en un frente de combate?
ST: Las tareas las contemplan las normas internas de comando, porque nosotros tenemos estatutos y reglamentos y allí está lo cotidiano de la vida guerrillera. Es como decir la guía, la constitución nuestra donde está lo que debemos y lo que no debemos hacer. Uno comienza desde las 0:4:20 de la mañana. Un pitazo para levantarse, dos pitadas para formar equipo. Arma, caleta, equipo todo bien organizado para revisar todo el personal y a partir de ahí a las 6 el desayuno, a las 7 el aseo general del campamento. Luego pasa uno a noticias, hace un análisis de las noticias, después, según como esté planificado el trabajo, porque aquí hacemos actividades bien sea de trabajo materiales o la cuestión del aula.
Y el campamento bien organizado donde esté todo en su orden, luego hay un comedor donde uno recibe sus alimentos en formación y comemos todos juntos en ese comedor.
Desayunó, almorzó, cenó y luego va y lava la olla y la amarra a su equipo, no puede tener uno suelta una olla, ni cucharas sueltas, ni jarros sueltos. Hay también una parte que se llama los orinales y las compañeras los tenemos aparte de los compañeros. Lo mismo los sanitarios a los que llamamos zanjas.
Para el baño (en la tarde) también dan un tiempo estipulado, todo bien organizado, uno se baña y coloca su presentación. Cuando uno va a hacer un trabajo coloca lo que llamamos sudadera, una camiseta para trabajar.

Foto: Hora de bañarse, pero siempre preparado por el asalto del enemigo.
Las parejas guerrilleras
DE: Aquí también hay muchas parejas. ¿Tú tienes también un compañero?
ST: No, en este momento no tengo compañero. Aquí la vida de pareja es muy normal, es muy distinta a la vida de civil. Porque tu en la vida civil tienes a tu compañera y tienes que pensar que hay que buscar un salario para costear los hijos, que la comida, mientras que acá no. Acá es la organización la que le costea a uno la comida, el uniforme, todo y uno comparte la vida afectiva.
Aunque la vida afectiva, aparte de la sentimental, la comparte uno a diario con los demás camaradas por la vida que llevamos, pero cuando no tienes pareja es lo normal. Uno se asocia, hace el compromiso de asociarse y cada uno responde por sus cosas, el día que no queremos estar más no hay ningún problema. Usted para un lado, usted para el otro y ahí seguimos normal como amigos.
DE: ¿No hay ninguna pelea política de reparto?
ST: No, no hay reparto de bienes, aquí caleta (la cama, escritorio) nada más. Es nada más como compartir el afecto con alguien, aquí el compromiso que uno tiene no es con el compañero, no es la lucha de hombre y mujer, es lucha de clases de todos, negros, blancos, mulatos, indios, de todos. Y el final de la pareja es normal.
DE: Pero es duro cuando la pareja tiene que separarse por razones militares, que mandan a uno a un (otro) campamento y queda el otro acá.
ST: Si, como te digo, todos tenemos sentimientos, el hecho de que uno sea guerrillero y esté acá no significa que uno sea de fierro. Porque somos guerreros y empuñamos las armas por amor al pueblo. Entonces, lógico, sentimos, a uno le da nostalgia que se vaya el compañero con el que uno comparte la parte afectiva o alguna tarea. Pero también hay que meterle mente, decir, hombre que acá no ingresé con un compañero. Si ingresé no fue por el compromiso con él sino por la lucha del pueblo, los intereses del pueblo están por arriba de todo. No estamos acá por cuestiones sentimentales, tenemos que hacerle a eso cara dura.

DE: ¿Y cuando muere un compañero en un combate cómo se siente uno?
ST: Sí, nos sentimos nostálgicos, pero también tenemos que entender que en esta lucha unos vamos, otros nos quedaremos en el camino y otros continuarán la lucha que llevamos, así es esta lucha, o sea, no dejar que esa tristeza o esa nostalgia nos invada y sea el motivo para tener nuestra causa. Ante eso el aliciente para seguir nuestra causa adelante nos da la fuerza y la moral para continuar la lucha.
DE: Cuéntanos un episodio dramático que te haya pasado en todos estos años.
ST: Dramático, dramático, eh. . .
DE: ¿Alguna emboscada?
ST: Si, con bombardeos cuando han estado por ahí los bombardeos cerca, bueno ese episodio lo normal, el episodio puede ser que lo embosquen a uno o que le maten a uno alrededor acompañeros, puede ser un asalto, pero no ha habido episodios para contar así. Hubo pequeñas experiencias, emboscadas.
Leishmaniasis, la “lepra de la selva”
DE: No solamente aquí en la selva, en la sabana, en la montaña no está solo el enemigo, hay muchos animales. A ti te ha picado en la mejilla un pito (familiar al zancudo), ese tipo de alimañas te dan leishmaniasis [2]. Me contaron que te aplicaron 300 inyecciones para curarte. Esa leishmaniasis es la que los militares llaman la enfermedad de la guerrilla y es una enfermedad que cualquier campesino que se encuentre en la selva puede también tener.
ST: Si, acá es algo normal, cotidiano de la selva y se llama leishmaniasis.
DE: O la lepra de la selva.
ST: Si, pero nosotros ya no nos asombramos. No, para nosotros es algo normal como la picadura de un zancudo, porque se aplica la droga y continúa uno trabajando. A mi me dio aquí en la mejilla y me dieron cantidad de inyecciones porque debido a dificultades de tiempo y todo eso, no me las apliqué y por eso me llevó bastante tiempo. Pero no, yo la sentí normal, no es una enfermedad que lo tire a uno en cama. Lógicamente cuando te da no puedes recibir tanto calor. Entonces nuestros superiores nos hacen no acalorarse tanto y uno espera que pase el procedimiento.
En cambio los soldados que están enfrentando el Plan Patriota, tantos soldados, como 300…
DE: No, son 4 000 soldados que han sido desmovilizados según el general Ospina, jefe de la fuerza militar.
ST: ¿Por cuestión de leishmaniasis?
DE: Por cuestión de leishmaniasis y los soldados del Plan Patriota son 20 mil en total mientras ustedes llevan 40 años aquí en la selva.
ST: Imagínese, y echándose a morir por leishmaniasis, no, no es posible. [risas]. . .
DE: ¿Será que están ocultando las bajas, justamente, por la leishmaniasis’?
ST: Si, yo creo que si, les da pena, claro, a ellos no les conviene decirlo. Además no están acostumbrados a lo inhóspito, a la selva, se sienten mal. En cambio uno como guerrillero ya conoce la selva como la palma de su mano.

Foto: Así se ve las picadas del leishmaniasis que tienen que ser inyectadas cada día durante 50-80 días con Glucantime que solo es suministrado por el ejército que considera que solo los guerrilleros son afectados. En la foto, una joven guerrillera es tratada por la veterana guerrillera Eliana, radiooperadora y enfermera.
“No se acepta el machismo”
DE: ¿Cómo es el machismo en la guerrilla?
ST: No, aquí se combate eso. Aquí, como te digo, la lucha no es de hombre a mujer, de mujer a hombre, la lucha es de clase y aquí se combate, no se acepta el machismo.
DE: Lógicamente de todas maneras…
ST: Claro, uno no va a decir que no hay rezagos de la vida civil, aquí ingresamos con algunos rezagos de la vida civil, cierto machismo y no solamente en el hombre, sino en la mujer, también. Pero que poco a poco en el combate y la experiencia, uno va dejando todo lo que trae de la vida burguesa y va construyendo el Hombre Nuevo. Entonces, cuando un compañero o compañera empieza con cosas como el machismo, le llaman la atención. Se les dice, ¡cómo compañero, acá las cosas no son así, acá estamos luchando por la misma causa, acá somos todos iguales hombre y mujer, nuestros deberes y nuestros derechos son iguales para todos!
Las organizaciones ligadas a las FARC
DE: El otro día tú diste una charla muy interesante sobre las organizaciones sociales que están muy ligadas a las FARC como el Partido Comunista Clandestino donde todos los guerrilleros son miembros de esas células y también el Movimiento Bolivariano Clandestino. Hablaste sobre las Milicias Bolivarianas y sobre las Milicias Populares. En un breve resumen cuéntanos un poco qué son estas organizaciones.
ST: En las FARC además que tenemos una cantidad de hombres y mujeres se planteó en las conclusiones de las distintas conferencias, de los plenos, ¡metamos pueblo, metamos la organización del pueblo, necesitamos invitar al pueblo! Se estableció entonces el Partido Comunista Clandestino Colombiano, PCCC, el Movimiento Bolivariano, las Milicias Populares, las Milicias Bolivarianas, es decir, no necesitamos que todos vengan y empuñen un arma.
De ahí brindamos nociones a esta gente de organizaciones políticas donde la gente se integra y también desde allí ayuda a organizar este pueblo. Hay dirigentes también, dentro de este tipo de organizaciones. Por ejemplo, el Movimiento Bolivariano es un movimiento amplio, clandestino, que está a nivel nacional e internacional donde uno le dice a la gente que tiene la opción de aportar su grano de arena y en debido caso es un planteamiento político para cambiar de raíz este estado. Mucha es la gente que integra el Movimiento Bolivariano. Es un movimiento amplio, clandestino donde cabe todo el mundo a excepción del enemigo declarado.
DE: O sea, no es una contradicción ser un movimiento amplio y al mismo tiempo clandestino.
ST: Más de uno dice como puede ser un movimiento amplio y clandestino a la vez pero se está haciendo la experiencia. Hay mucha gente que está y en la conciencia de la gente y en el educarse se ve que hay una necesidad de que estén en la clandestinidad. Porque hemos tenido una experiencia bastante dolorosa y no la queremos repetir que fue el exterminio de uno a uno, de los compañeros de la Unión Patriótica, (UP) que la exterminaron toda. El estado la acabó moralmente, físicamente, de todas las formas.
La construcción de la Nueva Colombia
DE: Qué piensas del futuro. ¿Tú tienes optimismo por el desarrollo militar y político de las FARC?
ST: Claro, claro, es que obviamente todo revolucionario por ley, por derecho pensamos nosotros, vemos nosotros el poder cerca, la construcción de la Nueva Colombia y nunca vamos a desmayar porque queremos ver a Colombia liberada pronto.
DE: Aunque estamos en pleno centro del huracán del Plan Patriota que tiene la aviación en bombardeos, más de 20 mil hombres.
ST: Si, es bastante grande pero no nos asusta, habrá muchas cosas pero el triunfo está cerca y vamos a llegar. Algunos nos preguntan pero cómo tantos años y no se ha tomado el poder. Pero bueno, lentos pero seguros porque tampoco queremos irnos al poder y que nos caiga. Luego, cuánto necesitaríamos para volver a empezar lo que ya construimos, por eso vamos lentos pero seguros y el optimismo es de todos los días y es de nuestros superiores y camaradas.

Foto: Si la mamá ha lavado y planchado la ropa del muchacho antes, en la guerrilla le toca a él hacer las mismas tareas como las guerrilleras. Los mismos derechos y deberes.
“Explotadas sexualmente por los comandantes”
DE: Muchas acusaciones a las FARC son sobre que las mujeres han sido explotadas sexualmente en el movimiento guerrillero. ¿Qué piensas tu, has escuchado de alguna guerrillera que haya sido abusada por algún comandante o algún compañero?
ST: Como te decía anteriormente, al principio de esta entrevista, esa es una de las tantas mentiras que a diario viven lanzando sobre nosotros desde los medios de comunicación. Yo creo que van a buscar y ya no van a encontrar qué decir de, nos tratan de narcoterroristas, de lo peor. Que las mujeres son maltratadas sexualmente, que son sirvientas de los guerrilleros, que somos. . . ¡Mentira! Aquí si uno quiso estar con un compañero, está, si no, no. Aquí cada uno se forja su destino y cada uno se crea una meta. Si uno quiere ser alguien, lo logra. Aquí nadie tiene un mérito sino es por uno, no por una cara o un cuerpo bonito, aquí uno tiene que forjarse.
Esas son artimañas que se buscan los medios de comunicación para ponernos por el suelo y para que otra gente que vea como una opción a las FARC, no ingrese al movimiento.
DE: Cuando haya paz, cuando ya la revolución haya triunfado, ¿qué quieres hacer tú?
ST: Cuando ya triunfemos, seguir sin miedo al Ejército Revolucionario. Y me gustaría poder seguir hablando con toda la gente, seguir en la organización de apoyo, incentivándolos porque ahí es cuando se viene la batalla más dura. No es tanto tomar el poder, sino mantenerse, es cuando más me gustaría trabajar.
DE: ¿Y tener familia, niños?
ST: No, niños no.
DE: ¿Pero vas a querer?
ST: Claro, cuando ya se termine todo esto. Pero me siento orgullosa así como estoy, dando el todo por el todo por liberar a Colombia.
DE: Muchísimas gracias.
ST: Muchas gracias a ti que a través de este medio nos das la posibilidad de expresarnos para decir que es lo que estamos haciendo por el pueblo. Y decirles la verdad al gobierno corrupto y a todos los asesores gringos que están metiendo las narices donde no deben y saqueando nuestras riquezas.
[1] Mensaje de “Susana” (Martha Pérez Gutiérrez) y Diana (Doris Torrez Bohórquez), guerrilleras sobrevivientes de la masacre de Sucumbíos el 1 de Marzo de 2008
[2] Leishmaniasis, Wikipedia.
http://youtu.be/csT1IVqUFqI

Foto: Susana Téllez, en el campamento de Raúl Reyes en el mes de abril 2005.
La entrevista inédita en español (solo salió en sueco) de un día de abril de 2005 a la guerrillera Susana Téllez, es una de aquellas entrevistas que uno como reportero siempre recordará.
Tocamos un tema recurrente para la prensa internacional y que es el que se convirtió en un caballito de batalla cada vez que hablan sobre las acusaciones de “abuso sexual a las guerrilleras” por parte de los comandantes; del “reclutamiento forzoso de menores”, del “machismo” en la guerrilla, etc.
No, no se trata de decir que esta entrevista es exclusiva, lo que sí podemos decir es que está impregnada de sencillez y seguridad política de una mujer formada en la guerrilla que responde y entrega a su causa, algo de si misma.
Susana Téllez tenía su “caleta” al lado de la mía en el campamento, aquellas semanas del 2005 cuando hice un recorrido por varios campamentos del Bloque Sur de las FARC-EP. Susana pertenecía al “Cordón de Seguridad” del comandante del Secretariado, Raúl Reyes.
Pasado un tiempo y cuando me encontraba en Venezuela el 1º de marzo de 2008, recibí la llamada de un colega venezolano que me dio la noticia; “El campamento de Raúl Reyes ha sido bombardeado y ha muerto el comandante junto con una veintena de guerrilleros”.
No habían pasado tres años desde que había hecho los reportajes en el Putumayo e instintivamente pensé en todos esos guerrilleros que habían muerto. Pero también en las personas que había entrevistado. Entre ellas Susana, Arnobis o Catarina.
De los tres, supe unas semanas después, que Susana se había salvado junto con Diana, la joven muchacha de solo 22 años y una universitaria mexicana, Lucia Morett, aunque las tres fueron gravemente heridas. Arnobis, el fornido negro encargado de la ametralladora del campamento, había fallecido o mejor dicho, había sido rematado por sus graves heridas, mientras que de Catarina, una guerrillera veterana con más de 30 años en las FARC, pues no tuve más noticias de ella durante mucho tiempo.
Hace unos meses, topé con ella, allá en la selva guerrillera y me contó que había salido a una misión un tiempo antes del bombardeo y gracias a esa tarea se salvó de las bombas de Uribe y Santos.
No le importó nada al dúo militarista Uribe y Santos que el territorio ecuatoriano fuera violado e invadido por las bombas y posteriormente por las tropas de las Fuerzas Especiales del Ejército colombiano.
En la entrevista, Susana relató, como algo natural, que “un día cualquiera decidí ingresar a la Universidad Fariana, la universidad más grande del mundo donde uno aprende verdaderamente, a ver la luz y el camino correcto”. Su optimismo y firmeza se sentía en esas palabras pese a que su rostro insurgente dejaba ver la hermosura de una mujer, que si no fuera por el uniforme verde olivo, hubiera podido ser una modelo bien remunerada.

Y esa firmeza y fidelidad a la lucha del pueblo colombiano y a la organización levantada en armas, se escuchaba ese día en Managua, ocho días antes de la Navidad el 2008 cuando ella y Diana expresaron lo siguiente:
“Jamás renunciaremos a nuestros principios y el que verdaderamente se considere revolucionario no se vende por un triste peso ni aun en las peores condiciones”.
“Uribe tú asesinaste el intercambio humanitario mandando a bombardear lo que verdaderamente era el campamento de paz, una labor significativa que venía realizando nuestro inolvidable camarada Raúl Reyes”.
“Somos testigos de cargo y sabemos muchas cosas que esconde este señor (Uribe) y además somos las únicas sobrevivientes al ataque del 1 de marzo (2008) donde miramos como a todos los heridos los remataban y destrozaban sus cuerpos. Los militares colombianos nos cogieron heridas. No nos dieron primeros auxilios, nos acosaron sexualmente y fuimos sometidas a un intenso interrogatorio por parte del ejército colombiano”.
Fueron las palabras, el 16 de diciembre de 2008, desde Managua. El valiente presidente sandinista Daniel Ortega, no solo retó al “Israel de Suramérica”, sino también al Imperio, dando el derecho universal de asilo político a dos guerrilleras y a la estudiante mexicana, sabiendo que sería acusado por la Casa Blanca y la derecha local de “esconder terroristas”.
Ortega lo que en realidad hizo fue dar una casa y paz a dos luchadoras populares que no temían morir en el campo de batalla y que se negaron, esa madrugada del 1° de marzo de 2008, a aceptar la oferta millonaria de un ejército invasor. El mismo que trata de abortar los anhelos de paz.
Reproducimos la entrevista del 2005 como un aporte a la historia del pueblo colombiano en la serie de reportajes “Rostro insurgente”, rostros que no se vendieron ni se venden, hijas e hijos de un pueblo noble y combativo.
Dick Emanuelsson
Tegucigalpa 2012-12-12

Foto: Susana Tellez, en abril de 2005, campamento del comandante Raúl Reyes.
“Lo más importante que uno tiene es la moral revolucionaria”.
Susana Téllez.
“Los intereses del pueblo están por arriba de todo”
2005-04-21 / Departamento de Putumayo / Sur de Colombia.
Por Dick Emanuelsson
Transcripción de Ingrid Storgen
Video: http://youtu.be/csT1IVqUFqI
Audio: https://www.box.com/s/ilx6ldj8x6hhcuo7m66l
MENSAJE de ´Susana´ (Martha Pérez Gutiérrez) y ´Diana´ (Doris Torrez Bohórquez), el 16 de diciembre de 2008 desde el territorio nicaragüense [1]
* * *
Dick Emanuelsson: ¿Susana es tu nombre de guerra, cierto? ¿Tienes también un apellido de guerra?
Susana Téllez: Sí, soy Susana Téllez
DE: ¿Por qué ese nombre?
ST: En homenaje a una guerrillera ejemplar que dio la vida en esta lucha revolucionaria e igual que ella nos unimos como una humilde hija del pueblo para liberar a Colombia.
DE: ¿Cuántos años tienes tú?
ST: 25.
DE: ¿Cuánto tiempo llevas en el movimiento guerrillero?
ST: Ingresé en noviembre del ’92, aproximadamente unos 12 ó 13 años.
DE: Bien sardinita como dicen aquí en Colombia.
ST: Si, pollita ingresé pero la edad no importa para el sacrificio que uno está haciendo porque cada uno de los que empuñamos las armas, sea hombre o mujer lo hacemos de manera voluntaria porque no queremos ver más sufrimiento ni explotación del hombre por el hombre.
DE: ¿Cómo fue tu infancia, eran muchos hermanos?
ST: Si, muchos hermanos, hermanas, vivimos en un hogar humilde con mi mamá, papá, desde pequeños vimos los sufrimientos, vimos la explotación, vimos crueldad, corrupción, de todo. Y mi familia también ha sido de trayectoria revolucionaria y un día cualquiera decidí ingresar a la Universidad Fariana, la universidad más grande del mundo donde uno aprende verdaderamente, ve la luz y el camino correcto.
DE: Pero tú pasaste también por la escuela pública.
ST: Lógico, hice primaria, bachillerato, pero al igual que todos los jóvenes que quedaron sin opción de trabajo porque realmente, este país no le brinda a los jóvenes oportunidad de nada para que se desarrolle. No hay garantías para eso.
DE: En esa infancia ¿tú viviste la intolerancia de la que se habla mucho, del estado colombiano, del ejército, la policía? ¿Como trataban a la gente, qué expresión tomaba esos abusos?
ST: Si que la vivimos, no en carne propia pero vimos como la vivían nuestros vecinos, algunos de ellos fueron torturados, les tocó irse de sus pueblos dejando sus casas, sus familias abandonadas porque los tildaban de lo peor, de guerrilleros. Y ellos sin saber qué era la lucha guerrillera, o porque directamente invadían sus casas y sus tierras para hacer sus viviendas. Tierras para los terratenientes que tenían cantidad de tierra de sobra. Entonces, los torturaban, los encarcelaban, les daban tantas horas para que abandonaran el pueblo y nosotros vimos todos esos sufrimientos muy paramilitarizados. En vista a eso decidimos ingresar a las FARC.

Foto: Un niño desplazado muestra el tiro y la perforación que hizo en la pared cuando paramilitares balearon al albergue de campesinos desplazados en la ciudad de Barrancabermeja. Son esas circunstancias que son motivos el por qué el conflicto
armado ya que tiene raíces sociales y políticas en Colombia.
El ingreso a las FARC
DE: ¿No solamente tú sino también varios hermanos?
ST: No, de mi familia soy yo la única, pero también mucha gente de mi pueblo, muchos amigos estudiantes también ingresaron a las FARC.
DE: Y cuando ingresaste no había alguna duda de parte de los comandantes cuando tú querías ingresar ¿o te recibieron así, como bienvenida?
ST: No, a uno le explican, porque como te he dicho, mi familia ha sido muy revolucionaria y el pueblo donde me crié ha sentido el despertar, fue un pueblo que echó para delante y vio la injusticia. Vi muchos compañeros que iban por los alrededores de la casa, te orientaban sobre como era la guerrilla. En base a todo eso nos dieron un tiempo para pensar qué es lo que había que hacer, adonde había que ir, hablaban de un arma, de un uniforme, de una mujer, de un hombre, que lo que hay que hacer es ser independiente y lo hará uno por voluntad propia porque allí hay que luchar por un pueblo. Y que lo pensemos.
DE: ¿No se trataba de una decisión forzosa?
ST: ¡No, no, no, para nada!
DE: Porque a veces se escucha esa idea en la prensa de acá.
ST: Claro, es que a veces eso es lo que hacen los medios de comunicación del estado porque esa es la misión de ellos. Decir que a la guerrilla lo traen a uno obligado, que aquí tienen niños y se violan los derechos humanos y que esto y que lo otro. Hablan lo peor de nosotros, nunca podemos esperar que hablen bien. Y aquí la realidad es que a uno le dicen ¡“piénsenlo”! porque allá las cosas no son de color de rosa, no son fáciles. Esto no es un club de deporte ni un paseo, uno cuando viene acá tiene que estar decidido.
Entonces, me dieron un tiempo determinado al decirme piénselo y a hablar con mi familia. Mi mamá me preguntaba ¿si estaba lista, si sabía lo que iba a hacer? y me vine. Ingresé a la guerrilla y empecé a hacer lo normal que uno hace en una organización.
DE: De todos modos ¿no es una edad donde las niñas y los niños tienen que jugar, o estudiar? ¿No es así esa infancia, o sea, los niños no existían en tu pueblo?
ST: Imagínese, qué infancia uno va a tener en este país, donde a uno no le dejan tener una vida en paz, donde el estado hace lo que quiere. ¿Qué infancia puede tener uno? Una vida donde uno no tiene acceso a nada, no tiene acceso a deporte, no tiene acceso a estudio digno, no. Para vivir en esa situación cruel en la que viven millones y millones de colombianos uno ingresa a esta universidad, que aquí, si, se aprende, a uno le enseñan como es verdaderamente el hombre nuevo.
DE: O sea que ¿mucha pobreza también empuja a mucha gente al movimiento armado?
ST: Claro, pobreza, falta de educación, falta de vivienda, precisamente por eso es que hay guerrilla. Debido a todas esas necesidades y faltas es que hay confrontación en el país.

Foto: Trincheras y tanques en el mismo casco urbano.
La mortalidad infantil y exclusión escolar
DE: Según una investigación de Naciones Unidas, el Banco Mundial ha dicho que el año pasado 23 niños morían diariamente en Colombia por falta de alimentación. Mejor dicho, mueren por hambre.
ST: Claro.
DE: Justamente hay 3 millones de niños que están excluidos del sistema escolar y sus padres no tienen plata para mandarlos a la escuela, pagar sus uniformes. ¿Eso también lo veías en tu pueblo?
ST: No solamente en el mío sino en muchos pueblos, esto es todo generalizado en todo el país y es culpa del estado colombiano en asesoría con los gringos, con el imperialismo. Porque precisamente el gobierno colombiano es un títere de lo que digan los Estados Unidos, entonces, toda esa cantidad de cifras que diga la ONU pasa de ahí, pero ellos dicen tantos niños mueren de desnutrición, que hay tanta pobreza absoluta, pero nunca se ocupan de decir que quien generó este problema, ¿por qué hay desnutrición, por qué hay hambre y explotación? Dicen, tantos niños mueren a diario pero no dicen las causas, que es lo que decirle al pueblo. Hay miseria porque es el estado el que se ha robado todo, no ha administrado como debe ser a Colombia
Los primeros pininos en la guerrilla
DE: ¿El primer tiempo en la guerrilla cómo fue, duro, mucho sacrificio?
ST: Uno en la primera etapa que pasa en la guerrilla es como decir de los primeros pininos. Uno va de la infancia a la adolescencia, a la juventud, bueno, aquí al llegar a la guerrilla uno da sus primeros pasos. Es un poco duro porque no está acostumbrado, pasa por un curso básico donde justamente nos enseñan lo básico, como es la vida cotidiana, como es desde que uno se levanta hasta que se acuesta, se aprende a formar para entrar al curso, aprende a comer, el baño. Todo eso es el curso básico.
La organización como es político-militar, te enseña también como es la política, porque es la situación del país a nivel nacional e internacional y la vida militar.
DE: ¿Tú te acostumbraste en ese tiempo a la nueva vida?
ST: Si, claro, me acostumbré, uno siente esta lucha tan de uno. Uno sale de donde están las guerrilleras y guerrilleros y a uno le hacen falta, se siente mal cuando no estamos cerca, obviamente uno no se olvida de la mamá o el papá, siempre los recuerda, pero se acostumbra y quiere mucho a los camaradas.
DE: ¿Qué recuerdo tienes del primer combate?
ST: La experiencia de uno en la parte militar, como te digo, es de temor, pero cuando uno lo hace por amor a un pueblo y aunque sepas que a quienes estás enfrentando son hermanos también, que son hijos de los pobres, que lo hacen por una libreta (militar) y defienden los intereses de los ricos, a uno le da cosa.
Pero uno no puede dejar la lucha atrás, uno tiene que defenderla y le toca enfrentarse a ellos. Entonces, la primera vez es como la de cualquier experiencia a la que uno no está acostumbrado pero luego se va acostumbrando.
DE: ¿Le da miedo a uno, no?
ST: Si, lógico, pero es como todo, al miedo no le hicieron pantalones. Lo más importante que uno tiene es la moral revolucionaria. Resistencia para enfrentar cualquier situación por difícil que sea.

Las temerarias guerrilleras
DE: ¿Y cómo se prepara para un combate, militarmente, psíquicamente?
ST: Todo, se prepara uno militarmente, políticamente, todo. Sabe que uno allá no va a enfrentarse con niñas para un reinado de belleza, uno va a una confrontación de hombre a hombre y de cara a cara. Uno tiene que ir preparado.
DE: ¿O mujer contra hombre?
ST: No.
DE: El 40% de la guerrilla está formado por mujeres en las FARC pero el ejército no tiene mujeres.
ST: ¡Resultamos berracas! Nosotras, enfrentándonos al ejército que no tiene mujeres según ellos, pero cogen mujeres y las hacen pasar como “mujeres de honor”, o “mujeres de acero” y es mentira.
DE: Hay varios testimonios en la prensa de soldados que han enfrentado a la guerrilla y han dicho que las más berracas, eran las mujeres sin ningún temor, que eran muy valientes y que son guerreras muy duras.
ST: ¡Ah, eso sí, claro! Muy berracas, aquí hay compañeras, camaradas muy valientes que están ocupando puestos de dirección debido a sus méritos, a su sacrificio y abnegación. Y en el combate están en la primera línea de fuego, eso es cierto que son muy valientes.
A veces los soldados lo dicen porque les ha tocado vivir la experiencia, que los han capturado, los han hecho rendir en combate y ellos hacen su anécdota.
DE: ¡Y eso que es un país machista! ¿Un poco raro eso, no?
ST: ¡Ah no!, pero eso tienen que reconocerlo porque es así.
La vida cotidiana en el campamento
DE: Dime como es la vida en el campamento, ¿a qué hora se levantan y cuándo se acuestan, cuáles son las tareas cotidianas en el campamento cuando no están en un frente de combate?
ST: Las tareas las contemplan las normas internas de comando, porque nosotros tenemos estatutos y reglamentos y allí está lo cotidiano de la vida guerrillera. Es como decir la guía, la constitución nuestra donde está lo que debemos y lo que no debemos hacer. Uno comienza desde las 0:4:20 de la mañana. Un pitazo para levantarse, dos pitadas para formar equipo. Arma, caleta, equipo todo bien organizado para revisar todo el personal y a partir de ahí a las 6 el desayuno, a las 7 el aseo general del campamento. Luego pasa uno a noticias, hace un análisis de las noticias, después, según como esté planificado el trabajo, porque aquí hacemos actividades bien sea de trabajo materiales o la cuestión del aula.
Y el campamento bien organizado donde esté todo en su orden, luego hay un comedor donde uno recibe sus alimentos en formación y comemos todos juntos en ese comedor.
Desayunó, almorzó, cenó y luego va y lava la olla y la amarra a su equipo, no puede tener uno suelta una olla, ni cucharas sueltas, ni jarros sueltos. Hay también una parte que se llama los orinales y las compañeras los tenemos aparte de los compañeros. Lo mismo los sanitarios a los que llamamos zanjas.
Para el baño (en la tarde) también dan un tiempo estipulado, todo bien organizado, uno se baña y coloca su presentación. Cuando uno va a hacer un trabajo coloca lo que llamamos sudadera, una camiseta para trabajar.

Foto: Hora de bañarse, pero siempre preparado por el asalto del enemigo.
Las parejas guerrilleras
DE: Aquí también hay muchas parejas. ¿Tú tienes también un compañero?
ST: No, en este momento no tengo compañero. Aquí la vida de pareja es muy normal, es muy distinta a la vida de civil. Porque tu en la vida civil tienes a tu compañera y tienes que pensar que hay que buscar un salario para costear los hijos, que la comida, mientras que acá no. Acá es la organización la que le costea a uno la comida, el uniforme, todo y uno comparte la vida afectiva.
Aunque la vida afectiva, aparte de la sentimental, la comparte uno a diario con los demás camaradas por la vida que llevamos, pero cuando no tienes pareja es lo normal. Uno se asocia, hace el compromiso de asociarse y cada uno responde por sus cosas, el día que no queremos estar más no hay ningún problema. Usted para un lado, usted para el otro y ahí seguimos normal como amigos.
DE: ¿No hay ninguna pelea política de reparto?
ST: No, no hay reparto de bienes, aquí caleta (la cama, escritorio) nada más. Es nada más como compartir el afecto con alguien, aquí el compromiso que uno tiene no es con el compañero, no es la lucha de hombre y mujer, es lucha de clases de todos, negros, blancos, mulatos, indios, de todos. Y el final de la pareja es normal.
DE: Pero es duro cuando la pareja tiene que separarse por razones militares, que mandan a uno a un (otro) campamento y queda el otro acá.
ST: Si, como te digo, todos tenemos sentimientos, el hecho de que uno sea guerrillero y esté acá no significa que uno sea de fierro. Porque somos guerreros y empuñamos las armas por amor al pueblo. Entonces, lógico, sentimos, a uno le da nostalgia que se vaya el compañero con el que uno comparte la parte afectiva o alguna tarea. Pero también hay que meterle mente, decir, hombre que acá no ingresé con un compañero. Si ingresé no fue por el compromiso con él sino por la lucha del pueblo, los intereses del pueblo están por arriba de todo. No estamos acá por cuestiones sentimentales, tenemos que hacerle a eso cara dura.

DE: ¿Y cuando muere un compañero en un combate cómo se siente uno?
ST: Sí, nos sentimos nostálgicos, pero también tenemos que entender que en esta lucha unos vamos, otros nos quedaremos en el camino y otros continuarán la lucha que llevamos, así es esta lucha, o sea, no dejar que esa tristeza o esa nostalgia nos invada y sea el motivo para tener nuestra causa. Ante eso el aliciente para seguir nuestra causa adelante nos da la fuerza y la moral para continuar la lucha.
DE: Cuéntanos un episodio dramático que te haya pasado en todos estos años.
ST: Dramático, dramático, eh. . .
DE: ¿Alguna emboscada?
ST: Si, con bombardeos cuando han estado por ahí los bombardeos cerca, bueno ese episodio lo normal, el episodio puede ser que lo embosquen a uno o que le maten a uno alrededor acompañeros, puede ser un asalto, pero no ha habido episodios para contar así. Hubo pequeñas experiencias, emboscadas.
Leishmaniasis, la “lepra de la selva”
DE: No solamente aquí en la selva, en la sabana, en la montaña no está solo el enemigo, hay muchos animales. A ti te ha picado en la mejilla un pito (familiar al zancudo), ese tipo de alimañas te dan leishmaniasis [2]. Me contaron que te aplicaron 300 inyecciones para curarte. Esa leishmaniasis es la que los militares llaman la enfermedad de la guerrilla y es una enfermedad que cualquier campesino que se encuentre en la selva puede también tener.
ST: Si, acá es algo normal, cotidiano de la selva y se llama leishmaniasis.
DE: O la lepra de la selva.
ST: Si, pero nosotros ya no nos asombramos. No, para nosotros es algo normal como la picadura de un zancudo, porque se aplica la droga y continúa uno trabajando. A mi me dio aquí en la mejilla y me dieron cantidad de inyecciones porque debido a dificultades de tiempo y todo eso, no me las apliqué y por eso me llevó bastante tiempo. Pero no, yo la sentí normal, no es una enfermedad que lo tire a uno en cama. Lógicamente cuando te da no puedes recibir tanto calor. Entonces nuestros superiores nos hacen no acalorarse tanto y uno espera que pase el procedimiento.
En cambio los soldados que están enfrentando el Plan Patriota, tantos soldados, como 300…
DE: No, son 4 000 soldados que han sido desmovilizados según el general Ospina, jefe de la fuerza militar.
ST: ¿Por cuestión de leishmaniasis?
DE: Por cuestión de leishmaniasis y los soldados del Plan Patriota son 20 mil en total mientras ustedes llevan 40 años aquí en la selva.
ST: Imagínese, y echándose a morir por leishmaniasis, no, no es posible. [risas]. . .
DE: ¿Será que están ocultando las bajas, justamente, por la leishmaniasis’?
ST: Si, yo creo que si, les da pena, claro, a ellos no les conviene decirlo. Además no están acostumbrados a lo inhóspito, a la selva, se sienten mal. En cambio uno como guerrillero ya conoce la selva como la palma de su mano.

Foto: Así se ve las picadas del leishmaniasis que tienen que ser inyectadas cada día durante 50-80 días con Glucantime que solo es suministrado por el ejército que considera que solo los guerrilleros son afectados. En la foto, una joven guerrillera es tratada por la veterana guerrillera Eliana, radiooperadora y enfermera.
“No se acepta el machismo”
DE: ¿Cómo es el machismo en la guerrilla?
ST: No, aquí se combate eso. Aquí, como te digo, la lucha no es de hombre a mujer, de mujer a hombre, la lucha es de clase y aquí se combate, no se acepta el machismo.
DE: Lógicamente de todas maneras…
ST: Claro, uno no va a decir que no hay rezagos de la vida civil, aquí ingresamos con algunos rezagos de la vida civil, cierto machismo y no solamente en el hombre, sino en la mujer, también. Pero que poco a poco en el combate y la experiencia, uno va dejando todo lo que trae de la vida burguesa y va construyendo el Hombre Nuevo. Entonces, cuando un compañero o compañera empieza con cosas como el machismo, le llaman la atención. Se les dice, ¡cómo compañero, acá las cosas no son así, acá estamos luchando por la misma causa, acá somos todos iguales hombre y mujer, nuestros deberes y nuestros derechos son iguales para todos!
Las organizaciones ligadas a las FARC
DE: El otro día tú diste una charla muy interesante sobre las organizaciones sociales que están muy ligadas a las FARC como el Partido Comunista Clandestino donde todos los guerrilleros son miembros de esas células y también el Movimiento Bolivariano Clandestino. Hablaste sobre las Milicias Bolivarianas y sobre las Milicias Populares. En un breve resumen cuéntanos un poco qué son estas organizaciones.
ST: En las FARC además que tenemos una cantidad de hombres y mujeres se planteó en las conclusiones de las distintas conferencias, de los plenos, ¡metamos pueblo, metamos la organización del pueblo, necesitamos invitar al pueblo! Se estableció entonces el Partido Comunista Clandestino Colombiano, PCCC, el Movimiento Bolivariano, las Milicias Populares, las Milicias Bolivarianas, es decir, no necesitamos que todos vengan y empuñen un arma.
De ahí brindamos nociones a esta gente de organizaciones políticas donde la gente se integra y también desde allí ayuda a organizar este pueblo. Hay dirigentes también, dentro de este tipo de organizaciones. Por ejemplo, el Movimiento Bolivariano es un movimiento amplio, clandestino, que está a nivel nacional e internacional donde uno le dice a la gente que tiene la opción de aportar su grano de arena y en debido caso es un planteamiento político para cambiar de raíz este estado. Mucha es la gente que integra el Movimiento Bolivariano. Es un movimiento amplio, clandestino donde cabe todo el mundo a excepción del enemigo declarado.
DE: O sea, no es una contradicción ser un movimiento amplio y al mismo tiempo clandestino.
ST: Más de uno dice como puede ser un movimiento amplio y clandestino a la vez pero se está haciendo la experiencia. Hay mucha gente que está y en la conciencia de la gente y en el educarse se ve que hay una necesidad de que estén en la clandestinidad. Porque hemos tenido una experiencia bastante dolorosa y no la queremos repetir que fue el exterminio de uno a uno, de los compañeros de la Unión Patriótica, (UP) que la exterminaron toda. El estado la acabó moralmente, físicamente, de todas las formas.
La construcción de la Nueva Colombia
DE: Qué piensas del futuro. ¿Tú tienes optimismo por el desarrollo militar y político de las FARC?
ST: Claro, claro, es que obviamente todo revolucionario por ley, por derecho pensamos nosotros, vemos nosotros el poder cerca, la construcción de la Nueva Colombia y nunca vamos a desmayar porque queremos ver a Colombia liberada pronto.
DE: Aunque estamos en pleno centro del huracán del Plan Patriota que tiene la aviación en bombardeos, más de 20 mil hombres.
ST: Si, es bastante grande pero no nos asusta, habrá muchas cosas pero el triunfo está cerca y vamos a llegar. Algunos nos preguntan pero cómo tantos años y no se ha tomado el poder. Pero bueno, lentos pero seguros porque tampoco queremos irnos al poder y que nos caiga. Luego, cuánto necesitaríamos para volver a empezar lo que ya construimos, por eso vamos lentos pero seguros y el optimismo es de todos los días y es de nuestros superiores y camaradas.

Foto: Si la mamá ha lavado y planchado la ropa del muchacho antes, en la guerrilla le toca a él hacer las mismas tareas como las guerrilleras. Los mismos derechos y deberes.
“Explotadas sexualmente por los comandantes”
DE: Muchas acusaciones a las FARC son sobre que las mujeres han sido explotadas sexualmente en el movimiento guerrillero. ¿Qué piensas tu, has escuchado de alguna guerrillera que haya sido abusada por algún comandante o algún compañero?
ST: Como te decía anteriormente, al principio de esta entrevista, esa es una de las tantas mentiras que a diario viven lanzando sobre nosotros desde los medios de comunicación. Yo creo que van a buscar y ya no van a encontrar qué decir de, nos tratan de narcoterroristas, de lo peor. Que las mujeres son maltratadas sexualmente, que son sirvientas de los guerrilleros, que somos. . . ¡Mentira! Aquí si uno quiso estar con un compañero, está, si no, no. Aquí cada uno se forja su destino y cada uno se crea una meta. Si uno quiere ser alguien, lo logra. Aquí nadie tiene un mérito sino es por uno, no por una cara o un cuerpo bonito, aquí uno tiene que forjarse.
Esas son artimañas que se buscan los medios de comunicación para ponernos por el suelo y para que otra gente que vea como una opción a las FARC, no ingrese al movimiento.
DE: Cuando haya paz, cuando ya la revolución haya triunfado, ¿qué quieres hacer tú?
ST: Cuando ya triunfemos, seguir sin miedo al Ejército Revolucionario. Y me gustaría poder seguir hablando con toda la gente, seguir en la organización de apoyo, incentivándolos porque ahí es cuando se viene la batalla más dura. No es tanto tomar el poder, sino mantenerse, es cuando más me gustaría trabajar.
DE: ¿Y tener familia, niños?
ST: No, niños no.
DE: ¿Pero vas a querer?
ST: Claro, cuando ya se termine todo esto. Pero me siento orgullosa así como estoy, dando el todo por el todo por liberar a Colombia.
DE: Muchísimas gracias.
ST: Muchas gracias a ti que a través de este medio nos das la posibilidad de expresarnos para decir que es lo que estamos haciendo por el pueblo. Y decirles la verdad al gobierno corrupto y a todos los asesores gringos que están metiendo las narices donde no deben y saqueando nuestras riquezas.
[1] Mensaje de “Susana” (Martha Pérez Gutiérrez) y Diana (Doris Torrez Bohórquez), guerrilleras sobrevivientes de la masacre de Sucumbíos el 1 de Marzo de 2008
[2] Leishmaniasis, Wikipedia.
http://youtu.be/csT1IVqUFqI
JUEVES, 13 DE DICIEMBRE DE 2012Reforma al fuero militar en Colombia, críticas e inquietudesPL
JUEVES, 13 DE DICIEMBRE DE 2012Agro y proceso de paz en ColombiaPor Jorge Enrique Robledo (MOIR)
El proyecto colombiano de reforma al fuero militar, aprobado en debate último en el Congreso, con 54 votos y cinco en contra, generó críticas de organizaciones internacionales de derechos humanos, inquietudes e incertidumbres en la población.
El punto más candente de la iniciativa, encaminada a separar los delitos comunes de aquellos que serían sometidos a la competencia militar, se refiere a los llamados falsos positivos, ejecuciones extrajudiciales cometidas por oficiales de la fuerza pública contra civiles presentados luego como guerrilleros caídos en combate.
Los militares ejecutores de esos crímenes, que despuntaron en 2008 cuando el presidente Juan Manuel Santos fungía como ministro de Defensa, en la mayoría de los casos fueron recompensados con ascensos, entre otras distinciones, señalan analistas.
Según el proyecto, los delitos que estarán bajo el arbitrio de la justicia común serán los de genocidio, lesa humanidad, desaparición forzada, tortura, violencia sexual, desplazamientos forzados y ejecuciones extrajudiciales.
Quienes objetan la reforma apuntan que el acápite de ejecuciones extrajudiciales no incluye precisiones relativas a los falsos positivos. La ley estatutaria que los regulará no estará lista hasta dentro de un año, argumentan.
Entretanto los mil 500 casos de falsos positivos denunciados, bajo investigación actual de la Fiscalía, quedarán en una especie de limbo y los ejecutores que cumplen prisión preventiva hasta ahora, una vez expirado ese lapso sin ser juzgados, podrían pedir su excarcelación.
La reforma establece, además, la creación de un Tribunal de Garantías Penales que servirá de juez de control en cualquier investigación o proceso penal que se inicie contra miembros de la fuerza pública.
A la par, se encargará de dirimir los conflictos de competencia que ocurran entre la jurisdicción ordinaria y la jurisdicción penal militar.
El senador Armando Benedetti no ocultó su preocupación frente al riesgo latente para los procesos de falsos positivos que están bajo competencia de la justicia ordinaria.
Según Benedetti, al no estar tipificado en Colombia el delito de ejecuciones extrajudiciales, ello pone en riesgo las investigaciones en curso.
"No estoy satisfecho con la aprobación del proyecto. Yo pretendía que los falsos positivos fueran juzgados en la justicia penal ordinaria y aplazar la vigencia de la norma mientras se tipificaba el delito de las ejecuciones extrajudiciales", señaló.
Pese a ello, añadió, "espero que todo se haga de la mejor manera".
Organizaciones internacionales de derechos humanos califican la reforma "de evitable" y un empecinamiento del Gobierno y el ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, en alterar las reglas del juego al suponer que las Fuerzas Militares están en capacidad de autorregularse.
Con esto se retrocede a las décadas de los 80 y 90, cuando se cometían "violaciones de los derechos fundamentales con total impunidad", subrayan.
La canciller María Angela Holguín consideró que los organismos internacionales defensores de derechos humanos han malinterpretado la reforma al fuero militar y anunció que hará una campaña internacional para buscar consenso externo.
El punto más candente de la iniciativa, encaminada a separar los delitos comunes de aquellos que serían sometidos a la competencia militar, se refiere a los llamados falsos positivos, ejecuciones extrajudiciales cometidas por oficiales de la fuerza pública contra civiles presentados luego como guerrilleros caídos en combate.
Los militares ejecutores de esos crímenes, que despuntaron en 2008 cuando el presidente Juan Manuel Santos fungía como ministro de Defensa, en la mayoría de los casos fueron recompensados con ascensos, entre otras distinciones, señalan analistas.
Según el proyecto, los delitos que estarán bajo el arbitrio de la justicia común serán los de genocidio, lesa humanidad, desaparición forzada, tortura, violencia sexual, desplazamientos forzados y ejecuciones extrajudiciales.
Quienes objetan la reforma apuntan que el acápite de ejecuciones extrajudiciales no incluye precisiones relativas a los falsos positivos. La ley estatutaria que los regulará no estará lista hasta dentro de un año, argumentan.
Entretanto los mil 500 casos de falsos positivos denunciados, bajo investigación actual de la Fiscalía, quedarán en una especie de limbo y los ejecutores que cumplen prisión preventiva hasta ahora, una vez expirado ese lapso sin ser juzgados, podrían pedir su excarcelación.
La reforma establece, además, la creación de un Tribunal de Garantías Penales que servirá de juez de control en cualquier investigación o proceso penal que se inicie contra miembros de la fuerza pública.
A la par, se encargará de dirimir los conflictos de competencia que ocurran entre la jurisdicción ordinaria y la jurisdicción penal militar.
El senador Armando Benedetti no ocultó su preocupación frente al riesgo latente para los procesos de falsos positivos que están bajo competencia de la justicia ordinaria.
Según Benedetti, al no estar tipificado en Colombia el delito de ejecuciones extrajudiciales, ello pone en riesgo las investigaciones en curso.
"No estoy satisfecho con la aprobación del proyecto. Yo pretendía que los falsos positivos fueran juzgados en la justicia penal ordinaria y aplazar la vigencia de la norma mientras se tipificaba el delito de las ejecuciones extrajudiciales", señaló.
Pese a ello, añadió, "espero que todo se haga de la mejor manera".
Organizaciones internacionales de derechos humanos califican la reforma "de evitable" y un empecinamiento del Gobierno y el ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, en alterar las reglas del juego al suponer que las Fuerzas Militares están en capacidad de autorregularse.
Con esto se retrocede a las décadas de los 80 y 90, cuando se cometían "violaciones de los derechos fundamentales con total impunidad", subrayan.
La canciller María Angela Holguín consideró que los organismos internacionales defensores de derechos humanos han malinterpretado la reforma al fuero militar y anunció que hará una campaña internacional para buscar consenso externo.
Empiezo por agradecerles a todos ustedes por estar aquí hoy. A la Pastoral Social y a la Comisión Nacional de Conciliación, mis agradecimientos por su invitación. Espero ser tan riguroso con el tiempo como monseñor Nel Beltrán. Vamos a ver si lo logro.
Lo que voy a plantear es cómo vemos en el Polo Democrático Alternativo el agro nacional. En segundo término, cuál es la política del gobierno del presidente Santos y, en tercer término, en qué puede terminar no solo este tema, sino también el proceso de paz que se está dando, que ojalá termine con éxito.
En el Polo Democrático Alternativo somos amigos de lo que hemos llamada un modelo agrario de tipo dual, de dos tipos. De una parte, campesinos e indígenas prósperos, respaldados por el Estado. Y de la otra, empresarios con obreros agrícolas que disfruten de derechos democráticos; empresarios también prósperos y respaldados por el Estado. Es lo que llamamos en el Polo un modelo agrario de tipo dual. Pensamos que en las condiciones de Colombia pueden coexistir ambos sistemas.
Empieza a haber un debate que se profundiza en estos días y es preguntarse empresarios de qué tamaño. Porque normalmente aquí se había hablado de empresarios comunes y corrientes, pero estamos hablando ahora de empresarios de 30, 40, 50, 100 mil y más hectáreas. Ahí aparece un debate en el propio sector empresarial. Segundo, ¿empresarios nacionales o extranjeros? Y ahí empieza a aparecer otro gran debate. Y tercero, cuando nosotros hablamos de campesinos, hablamos de campesinos libres. Pero empieza a aparecer una tendencia fuerte, que casi que solo acepta a campesinos que sean socios, entre comillas, de poderosos inversionistas, en una especie de semiservidumbre del siglo XXI.
El desastre agrario nacional
Es imposible un desastre mayor que el del agro colombiano. Primero, un problema gravísimo de violencia que dura ya medio siglo. Segundo, unas condiciones de pobreza y de miseria que nos espantan y nos avergüenzan ante el mundo. Tercero, probablemente el mayor grado de concentración de la tierra rural del mundo entero y con tendencia a ir agravándose. En cuarto término, un país inundado de productos agrícolas extranjeros. Estamos importando más de diez millones de toneladas de productos del agro, remplazando trabajo nacional por trabajo extranjero y apenas están empezando los TLC. Ya nos anunciaron que en las próximas semanas van a entrar 250 mil toneladas de arroz.
Lo anterior nos lleva a una situación que es casi increíble. Hay subutilizadas 20 millones de hectáreas de calidad agrícola, que no se sabe qué hacer con ellas. Tenemos un país tan absurdo que le sobra la tierra y le sobran las gentes del campo, porque no se sabe tampoco qué hacer con los campesinos y con los obreros agrícolas. Y le sobra el agua, porque no todos los países del mundo tienen agua suficiente. Digamos entonces que peor, bien difícil.
Santos empeora las cosas
¿Cuál es la política agraria de Santos? La de profundizar todo lo que funciona mal, elevándolo a la enésima potencia. Menciono primero el caso de la restitución, que ha creado una confusión enorme, porque muchos colombianos creen que la única política agraria del presidente Santos es la restitución. Advierto que el Polo está de acuerdo con la restitución. Si votamos por nuestro propio proyecto y no por el del gobierno nacional, fue porque nos parecía que el del gobierno era mediocre. Y no va bien. A estas alturas, prácticamente no se ha restituido nada. Pero repito, somos amigos de la restitución. Al punto al que quiero llegar es a que si la restitución resultara perfecta –y ya está claro que no lo va a ser, porque el gobierno no va a cumplir las metas; es más, ya dice que no tiene metas–, regresaríamos a la situación de 1991, porque la política solo cubre los despojos de 1991 hacia acá. Ahora, en 1991 el agro en Colombia ya era un desastre en concentración de la tierra, en pobreza, etcétera. Tal vez no tuviera las importaciones agrícolas, pero lo demás sí. No va a ser entonces la restitución, aun cuando saliera perfecta, la que va a resolver los gravísimos problemas del agro nacional.
Qué más dice el presidente Santos en política agraria: TLC a la loca. Ya es como una especie de plaga. TLC por todas partes, lo que por supuesto va a seguir agravando las condiciones. En estos días se va a ratificar el firmado con la Unión Europea y deben de estar pensando todos los campesinos de la leche, que son por lo menos 250 ó 300 mil familias, en lo que se les viene encima. ¿Qué más es la política agraria del presidente Santos? El Banco Mundial, la institución que orienta a los gobiernos, en un documento titulado “Colombia, una ventana de oportunidades”, sostiene que ante el TLC con Estados Unidos, hay que pasarles la tierra a los productores más eficientes. Lo que propone el Banco Mundial es que cambiar a los dueños de la tierra, a unos por otros, según ellos, por los más eficientes. Y advierte el Banco que uno de los líos para poder hacer esta transferencia de propiedad es que en Colombia hay mucha informalidad, mucha tierra sin títulos. Luego hay que formalizarlos. Y no olvidemos que la política de restitución tiene como primer paso la formalización de los títulos.
Según el presidente Santos, qué más debe hacerse con el agro. El artículo 63, de los 106 de su Programa de Gobierno, precisa con todas las letras que hay que promover la gran producción agropecuaria. El artículo 69 llama a acabar con la traba burocrática de la UAF, lo que en resumen significa que los baldíos del Estado, diseñados para entregárselos tan solo a pobres del campo, se le traspasarán en adelante a cualquier magnate nacional o extranjero, un cambio de idea absolutamente descomunal. Y con respecto a un artículo de la Ley 160, que presiona que las tierras campesinas originadas en planes del Estado continúen siendo tierras campesinas, la política ahora es que puedan terminar transfiriéndosele a magnates de todo tipo.
Afortunadamente, una demanda que entablamos con el representante Wilson Arias ante la Corte Constitucional hizo que la Corte declarara inconstitucional la reforma. El doctor Juan Camilo Restrepo está de sincopé de lo triste que anda. Nosotros pensamos que fue bien importante. Pero el gobierno nacional no renuncia a la idea. En la Asociación Bancaria, el ministro de Agricultura fue enfático también en señalar que su modelo era el de El Cerrao brasileño, un modelo de gran producción, como todos sabemos. En un acto importante en Barrancabermeja, el Presidente señaló que a los colombianos los iba a sacar de su crisis lo que él llamó mercado de capitales, que no es otra cosa que el negocio entre los banqueros. Y allí fue claro en señalar que había que separar la propiedad del suelo de lo que se pusiera sobre el suelo. Insiste en que quiere campesinos felices, que podrán ser socios, entre comillas, de poderosísimos inversionistas y que podrán trabajar, además, como jornaleros en esas megainversiones. Es, digamos, la presentación amable. Pero aquí lo que hay es otra práctica de despojo de la propiedad campesina. Es más, ya existe la figura y se llama el derecho de superficie. Un campesino el día de mañana podrá ser propietario de su parcela, de su tierra, y lo que haya sobre la tierra ser de un inversionista nacional o extranjero o un banquero o el que sea.
Se va a terminar generando lo que Luis Jorge Garay ha llamado rentismo paupérrimo, que es en lo que puede terminar la restitución, porque cerca del 90% de los campesinos despojados objeto de la restitución no quieren volver a sus lares. Aquí podría suceder que un campesino quede viviendo en cualquier barrio de invasión de Bogotá, mientras que su tierra, por la que recibirá un arrendamiento misérrimo, queda en manos de cualquier inversionista, dueño de lo que haya sobre ella.
Mantengo severas reservas en este asunto de las asociaciones, porque puede haber descomunales condiciones de indefensión de los campesinos frente a los grandes inversionistas. Ya han pasado cosas tan graves como que el director del Incoder hubiera dicho en un programa oficial que los campesinos se tenían que asociar con algún monopolio nacional para producir cacao y que campesino al que no le gustara se tenía que largar.
La última gran política del presidente Santos es la extranjerización de la tierra. Ustedes han visto el debate en el que estamos. Es clarísimo que el presidente y el ministro están a favor de la extranjerización. Y claro, ahí hay un debate de soberanía nacional en lo que tiene que ver con extranjeros, pero les quiero dar otra importante información. El promedio de las fincas en el fenómeno de extranjerización a nivel global es de 40 mil hectáreas. El 25% de dichas fincas superan las 200 mil hectáreas. Y como si fuera poco, los informes del Banco Mundial precisan que apenas el 20% de ellas va a producción, que el 80% se compran por el simple cálculo de la especulación inmobiliaria. Lo que se añade a un fenómeno grave que padecemos en Colombia, y es que buena parte de las tierras agrícolas ya no están destinadas a uso agrícola o ganadero, sino que se tienen como negocios de especulación inmobiliaria. La inversión extranjera puede terminar sumando en esta dirección, lo que sería de una gravedad inaudita. En el debate de la extranjerización hay que incluir el de la concentración de la tierra rural, porque no puede pensarse en extranjerización sin concentración.
La política del presidente Santos incluye una actitud de desdén y desprecio a la producción campesina y empresarial de mediana y pequeña magnitud. Todo tiene detrás un discurso: que el campesino es ineficiente, que no sabe, que no es capaz de ser competitivo a escala global. Y en buena medida, según ellos, tampoco el pequeño y mediano empresario, porque, insisto, la política es la de la concentración.
Hay todos los estudios que queramos en todos los países del mundo para demostrar que es falaz la afirmación de que el campesino es un ser que no puede competir, un ser que no saber hacer las cosas bien. En Brasil una proporción inmensa, no tengo tiempo de dar las cifras, es producción campesina, estrictamente campesina. En Colombia, todavía hoy, la producción campesina aporta más de la mitad del valor que se crea en los campos colombianos. Hoy hay otra nación agrícola, Vietnam, casi toda de producción campesina. Luego la tesis de que hay que dejar a un lado o abandonar o liquidar la economía campesina, y hablo de campesinos libres, para remplazarla por la gran plantación del monopolio, de la trasnacional y, si mucho, con campesinos convertidos en siervos es el gran debate en el que estamos y en el que el gobierno no abriga la razón.
En resumen, diría que peor política agraria, imposible.
Y ojo, si el agro en Colombia no sale adelante tampoco saldrá adelante la ciudad. Es una especie de necedad afirmar que vamos a contar con ciudades de verdad modernas, desarrolladas, que se parezcan a las grandes ciudades de los países exitosos en el desarrollo con un agro como el nuestro. Es imposible. El ejemplo es simple. Si los niños de Bogotá no toman leche, a quién le venden leche o panela los agricultores y los ganaderos de Colombia. Es la situación en la que estamos, peor imposible. El presidente Santos sigue convencido de este programa, es su obsesión. Es más, sostengo que la restitución de tierras es una especie de cortina de humo para que el país no se detenga sobre este asunto.
Agro y proceso de paz
Cómo relacionamos lo anterior con el proceso de paz. Es un punto difícil y pensé si se los traía o no hoy aquí. Pero yo que a ratos corro mis riesgos voy a decir un par de cosas.
Somos partidarios del proceso de paz. El Polo Democrático Alternativo no es amigo de la lucha armada, pero sí de una solución política del conflicto. Hemos dicho que no vamos a estorbar en el proceso, que no vamos a ser un palo en la rueda, que ojalá salga muy bien. No puede haber la menor duda de que lo que voy a decir es franco y no alimenta ningún propósito en contra del proceso.
Creo que los gravísimos problemas del agro nacional no son solubles en un proceso como este. No veo posible que durante ese trámite el gobierno nacional se vaya a mover en lo fundamental de sus convicciones. No creo que suceda. Arreglar el agro nacional requiere profundísimas transformaciones, cambios de tipo estructural que no comparten el presidente Santos y la élite que lo rodea. Ellos nunca han creído en cambios estructurales y están defendiendo puntos de vista distintos. Luego transformar a Colombia nos exige ganar el poder político nacional, nos exige poner en la dirección del Estado a quienes crean en procesos de transformación, que no estoy detallando, pero que se deducen de lo que estoy diciendo. Es posible que haya arreglos de asuntos parciales, pero realmente no puedo ser optimista de que se logre el cambio de fondo que requiere el país. No lo veo como una posibilidad.
Alguien podría replicar que si no se va a poder arreglar el agro, entonces para qué proceso de paz. No comparto esa idea. Con otra advertencia. No va a ser la paz total lo que se pueda lograr, sino que haya varios miles de fusiles menos funcionando en los campos de Colombia. Pero probablemente van a seguir ahí otro poco de factores. El país no se va a volver el paraíso. Pero creo que aun siendo así, vale la pena que el proceso tenga éxito y debemos hacer votos y facilitar las cosas para que culmine con éxito, así no se resuelvan ni todos los problemas del agro, ni todos los problemas del país.
Son tres grandes razones las que hacen valiosísimo que haya varios miles de fusiles menos operando en los campos de Colombia. La primera, bien obvia, que habrá menos violencia. Estoy seguro de que a ningún ser humano le agrada que haya violencia. Segunda, menos costos económicos, sociales, distintos de los de la violencia propiamente dicha. Si esos recursos que hoy de mil maneras se gastan allí terminaran promoviendo el desarrollo nacional, sería una cosa valiosa.
Y tercera, a la que le concedo muchísima importancia, se facilita la lucha política. Llevo toda mi vida bregando a que este sea un país distinto. Considero que si se logra que los fusiles dejen de operar –y ojalá el ELN también entrara en un proceso y avanzara todo lo que se pudiera–, si esos miles de fusiles dejaran de operar estoy seguro de que se facilitaría la lucha social, la lucha democrática, la lucha política, la única con la que podremos transformar un día a Colombia.
Los países cambian no cuando cambian los dirigentes, sino cuando cambian los pueblos. Los dirigentes solemos ser como somos. Los países cambian cuando los pueblos se deciden a cambiar a sus dirigentes. Y este ambiente de violencia, sinónimo de un ambiente de escasa democracia o de mucha antidemocracia, no facilita las luchas sociales y políticas que hay que adelantar para que podamos sacar a este país adelante.
Insisto en que vale la pena que el proceso salga bien, así pueda haber gente que quede con frustraciones pensando que allí no se logró todo lo que había que lograr. Así queden operando estructuralmente muchas cosas que a mí particularmente no me gustan en Colombia. Pero repito, por las razones que he dado, pienso que bien vale la pena que esto salga bien.
Finalmente, terminar llamando a las partes, al gobierno nacional, al presidente Santos y a las Farc, a que sean capaces de resolver las inmensas dificultades que se presentan en un proceso como este. La prueba de la dificultad, de lo lejos que están los unos de los otros, es que se están echando bala. Pero esa es parte de la sabiduría que hay que tener. Esperamos que sean capaces de encontrar los puntos que le permitan a cada una de las partes crear condiciones políticas para que las contradicciones puedan, no desaparecer, porque las diferencias no van a desaparecer, pero sí tramitarse de una manera diferente.
Entonces, el Polo Democrático Alternativo no hará ni dirá nada que pueda obstaculizar ese proceso.
Lo que voy a plantear es cómo vemos en el Polo Democrático Alternativo el agro nacional. En segundo término, cuál es la política del gobierno del presidente Santos y, en tercer término, en qué puede terminar no solo este tema, sino también el proceso de paz que se está dando, que ojalá termine con éxito.
En el Polo Democrático Alternativo somos amigos de lo que hemos llamada un modelo agrario de tipo dual, de dos tipos. De una parte, campesinos e indígenas prósperos, respaldados por el Estado. Y de la otra, empresarios con obreros agrícolas que disfruten de derechos democráticos; empresarios también prósperos y respaldados por el Estado. Es lo que llamamos en el Polo un modelo agrario de tipo dual. Pensamos que en las condiciones de Colombia pueden coexistir ambos sistemas.
Empieza a haber un debate que se profundiza en estos días y es preguntarse empresarios de qué tamaño. Porque normalmente aquí se había hablado de empresarios comunes y corrientes, pero estamos hablando ahora de empresarios de 30, 40, 50, 100 mil y más hectáreas. Ahí aparece un debate en el propio sector empresarial. Segundo, ¿empresarios nacionales o extranjeros? Y ahí empieza a aparecer otro gran debate. Y tercero, cuando nosotros hablamos de campesinos, hablamos de campesinos libres. Pero empieza a aparecer una tendencia fuerte, que casi que solo acepta a campesinos que sean socios, entre comillas, de poderosos inversionistas, en una especie de semiservidumbre del siglo XXI.
El desastre agrario nacional
Es imposible un desastre mayor que el del agro colombiano. Primero, un problema gravísimo de violencia que dura ya medio siglo. Segundo, unas condiciones de pobreza y de miseria que nos espantan y nos avergüenzan ante el mundo. Tercero, probablemente el mayor grado de concentración de la tierra rural del mundo entero y con tendencia a ir agravándose. En cuarto término, un país inundado de productos agrícolas extranjeros. Estamos importando más de diez millones de toneladas de productos del agro, remplazando trabajo nacional por trabajo extranjero y apenas están empezando los TLC. Ya nos anunciaron que en las próximas semanas van a entrar 250 mil toneladas de arroz.
Lo anterior nos lleva a una situación que es casi increíble. Hay subutilizadas 20 millones de hectáreas de calidad agrícola, que no se sabe qué hacer con ellas. Tenemos un país tan absurdo que le sobra la tierra y le sobran las gentes del campo, porque no se sabe tampoco qué hacer con los campesinos y con los obreros agrícolas. Y le sobra el agua, porque no todos los países del mundo tienen agua suficiente. Digamos entonces que peor, bien difícil.
Santos empeora las cosas
¿Cuál es la política agraria de Santos? La de profundizar todo lo que funciona mal, elevándolo a la enésima potencia. Menciono primero el caso de la restitución, que ha creado una confusión enorme, porque muchos colombianos creen que la única política agraria del presidente Santos es la restitución. Advierto que el Polo está de acuerdo con la restitución. Si votamos por nuestro propio proyecto y no por el del gobierno nacional, fue porque nos parecía que el del gobierno era mediocre. Y no va bien. A estas alturas, prácticamente no se ha restituido nada. Pero repito, somos amigos de la restitución. Al punto al que quiero llegar es a que si la restitución resultara perfecta –y ya está claro que no lo va a ser, porque el gobierno no va a cumplir las metas; es más, ya dice que no tiene metas–, regresaríamos a la situación de 1991, porque la política solo cubre los despojos de 1991 hacia acá. Ahora, en 1991 el agro en Colombia ya era un desastre en concentración de la tierra, en pobreza, etcétera. Tal vez no tuviera las importaciones agrícolas, pero lo demás sí. No va a ser entonces la restitución, aun cuando saliera perfecta, la que va a resolver los gravísimos problemas del agro nacional.
Qué más dice el presidente Santos en política agraria: TLC a la loca. Ya es como una especie de plaga. TLC por todas partes, lo que por supuesto va a seguir agravando las condiciones. En estos días se va a ratificar el firmado con la Unión Europea y deben de estar pensando todos los campesinos de la leche, que son por lo menos 250 ó 300 mil familias, en lo que se les viene encima. ¿Qué más es la política agraria del presidente Santos? El Banco Mundial, la institución que orienta a los gobiernos, en un documento titulado “Colombia, una ventana de oportunidades”, sostiene que ante el TLC con Estados Unidos, hay que pasarles la tierra a los productores más eficientes. Lo que propone el Banco Mundial es que cambiar a los dueños de la tierra, a unos por otros, según ellos, por los más eficientes. Y advierte el Banco que uno de los líos para poder hacer esta transferencia de propiedad es que en Colombia hay mucha informalidad, mucha tierra sin títulos. Luego hay que formalizarlos. Y no olvidemos que la política de restitución tiene como primer paso la formalización de los títulos.
Según el presidente Santos, qué más debe hacerse con el agro. El artículo 63, de los 106 de su Programa de Gobierno, precisa con todas las letras que hay que promover la gran producción agropecuaria. El artículo 69 llama a acabar con la traba burocrática de la UAF, lo que en resumen significa que los baldíos del Estado, diseñados para entregárselos tan solo a pobres del campo, se le traspasarán en adelante a cualquier magnate nacional o extranjero, un cambio de idea absolutamente descomunal. Y con respecto a un artículo de la Ley 160, que presiona que las tierras campesinas originadas en planes del Estado continúen siendo tierras campesinas, la política ahora es que puedan terminar transfiriéndosele a magnates de todo tipo.
Afortunadamente, una demanda que entablamos con el representante Wilson Arias ante la Corte Constitucional hizo que la Corte declarara inconstitucional la reforma. El doctor Juan Camilo Restrepo está de sincopé de lo triste que anda. Nosotros pensamos que fue bien importante. Pero el gobierno nacional no renuncia a la idea. En la Asociación Bancaria, el ministro de Agricultura fue enfático también en señalar que su modelo era el de El Cerrao brasileño, un modelo de gran producción, como todos sabemos. En un acto importante en Barrancabermeja, el Presidente señaló que a los colombianos los iba a sacar de su crisis lo que él llamó mercado de capitales, que no es otra cosa que el negocio entre los banqueros. Y allí fue claro en señalar que había que separar la propiedad del suelo de lo que se pusiera sobre el suelo. Insiste en que quiere campesinos felices, que podrán ser socios, entre comillas, de poderosísimos inversionistas y que podrán trabajar, además, como jornaleros en esas megainversiones. Es, digamos, la presentación amable. Pero aquí lo que hay es otra práctica de despojo de la propiedad campesina. Es más, ya existe la figura y se llama el derecho de superficie. Un campesino el día de mañana podrá ser propietario de su parcela, de su tierra, y lo que haya sobre la tierra ser de un inversionista nacional o extranjero o un banquero o el que sea.
Se va a terminar generando lo que Luis Jorge Garay ha llamado rentismo paupérrimo, que es en lo que puede terminar la restitución, porque cerca del 90% de los campesinos despojados objeto de la restitución no quieren volver a sus lares. Aquí podría suceder que un campesino quede viviendo en cualquier barrio de invasión de Bogotá, mientras que su tierra, por la que recibirá un arrendamiento misérrimo, queda en manos de cualquier inversionista, dueño de lo que haya sobre ella.
Mantengo severas reservas en este asunto de las asociaciones, porque puede haber descomunales condiciones de indefensión de los campesinos frente a los grandes inversionistas. Ya han pasado cosas tan graves como que el director del Incoder hubiera dicho en un programa oficial que los campesinos se tenían que asociar con algún monopolio nacional para producir cacao y que campesino al que no le gustara se tenía que largar.
La última gran política del presidente Santos es la extranjerización de la tierra. Ustedes han visto el debate en el que estamos. Es clarísimo que el presidente y el ministro están a favor de la extranjerización. Y claro, ahí hay un debate de soberanía nacional en lo que tiene que ver con extranjeros, pero les quiero dar otra importante información. El promedio de las fincas en el fenómeno de extranjerización a nivel global es de 40 mil hectáreas. El 25% de dichas fincas superan las 200 mil hectáreas. Y como si fuera poco, los informes del Banco Mundial precisan que apenas el 20% de ellas va a producción, que el 80% se compran por el simple cálculo de la especulación inmobiliaria. Lo que se añade a un fenómeno grave que padecemos en Colombia, y es que buena parte de las tierras agrícolas ya no están destinadas a uso agrícola o ganadero, sino que se tienen como negocios de especulación inmobiliaria. La inversión extranjera puede terminar sumando en esta dirección, lo que sería de una gravedad inaudita. En el debate de la extranjerización hay que incluir el de la concentración de la tierra rural, porque no puede pensarse en extranjerización sin concentración.
La política del presidente Santos incluye una actitud de desdén y desprecio a la producción campesina y empresarial de mediana y pequeña magnitud. Todo tiene detrás un discurso: que el campesino es ineficiente, que no sabe, que no es capaz de ser competitivo a escala global. Y en buena medida, según ellos, tampoco el pequeño y mediano empresario, porque, insisto, la política es la de la concentración.
Hay todos los estudios que queramos en todos los países del mundo para demostrar que es falaz la afirmación de que el campesino es un ser que no puede competir, un ser que no saber hacer las cosas bien. En Brasil una proporción inmensa, no tengo tiempo de dar las cifras, es producción campesina, estrictamente campesina. En Colombia, todavía hoy, la producción campesina aporta más de la mitad del valor que se crea en los campos colombianos. Hoy hay otra nación agrícola, Vietnam, casi toda de producción campesina. Luego la tesis de que hay que dejar a un lado o abandonar o liquidar la economía campesina, y hablo de campesinos libres, para remplazarla por la gran plantación del monopolio, de la trasnacional y, si mucho, con campesinos convertidos en siervos es el gran debate en el que estamos y en el que el gobierno no abriga la razón.
En resumen, diría que peor política agraria, imposible.
Y ojo, si el agro en Colombia no sale adelante tampoco saldrá adelante la ciudad. Es una especie de necedad afirmar que vamos a contar con ciudades de verdad modernas, desarrolladas, que se parezcan a las grandes ciudades de los países exitosos en el desarrollo con un agro como el nuestro. Es imposible. El ejemplo es simple. Si los niños de Bogotá no toman leche, a quién le venden leche o panela los agricultores y los ganaderos de Colombia. Es la situación en la que estamos, peor imposible. El presidente Santos sigue convencido de este programa, es su obsesión. Es más, sostengo que la restitución de tierras es una especie de cortina de humo para que el país no se detenga sobre este asunto.
Agro y proceso de paz
Cómo relacionamos lo anterior con el proceso de paz. Es un punto difícil y pensé si se los traía o no hoy aquí. Pero yo que a ratos corro mis riesgos voy a decir un par de cosas.
Somos partidarios del proceso de paz. El Polo Democrático Alternativo no es amigo de la lucha armada, pero sí de una solución política del conflicto. Hemos dicho que no vamos a estorbar en el proceso, que no vamos a ser un palo en la rueda, que ojalá salga muy bien. No puede haber la menor duda de que lo que voy a decir es franco y no alimenta ningún propósito en contra del proceso.
Creo que los gravísimos problemas del agro nacional no son solubles en un proceso como este. No veo posible que durante ese trámite el gobierno nacional se vaya a mover en lo fundamental de sus convicciones. No creo que suceda. Arreglar el agro nacional requiere profundísimas transformaciones, cambios de tipo estructural que no comparten el presidente Santos y la élite que lo rodea. Ellos nunca han creído en cambios estructurales y están defendiendo puntos de vista distintos. Luego transformar a Colombia nos exige ganar el poder político nacional, nos exige poner en la dirección del Estado a quienes crean en procesos de transformación, que no estoy detallando, pero que se deducen de lo que estoy diciendo. Es posible que haya arreglos de asuntos parciales, pero realmente no puedo ser optimista de que se logre el cambio de fondo que requiere el país. No lo veo como una posibilidad.
Alguien podría replicar que si no se va a poder arreglar el agro, entonces para qué proceso de paz. No comparto esa idea. Con otra advertencia. No va a ser la paz total lo que se pueda lograr, sino que haya varios miles de fusiles menos funcionando en los campos de Colombia. Pero probablemente van a seguir ahí otro poco de factores. El país no se va a volver el paraíso. Pero creo que aun siendo así, vale la pena que el proceso tenga éxito y debemos hacer votos y facilitar las cosas para que culmine con éxito, así no se resuelvan ni todos los problemas del agro, ni todos los problemas del país.
Son tres grandes razones las que hacen valiosísimo que haya varios miles de fusiles menos operando en los campos de Colombia. La primera, bien obvia, que habrá menos violencia. Estoy seguro de que a ningún ser humano le agrada que haya violencia. Segunda, menos costos económicos, sociales, distintos de los de la violencia propiamente dicha. Si esos recursos que hoy de mil maneras se gastan allí terminaran promoviendo el desarrollo nacional, sería una cosa valiosa.
Y tercera, a la que le concedo muchísima importancia, se facilita la lucha política. Llevo toda mi vida bregando a que este sea un país distinto. Considero que si se logra que los fusiles dejen de operar –y ojalá el ELN también entrara en un proceso y avanzara todo lo que se pudiera–, si esos miles de fusiles dejaran de operar estoy seguro de que se facilitaría la lucha social, la lucha democrática, la lucha política, la única con la que podremos transformar un día a Colombia.
Los países cambian no cuando cambian los dirigentes, sino cuando cambian los pueblos. Los dirigentes solemos ser como somos. Los países cambian cuando los pueblos se deciden a cambiar a sus dirigentes. Y este ambiente de violencia, sinónimo de un ambiente de escasa democracia o de mucha antidemocracia, no facilita las luchas sociales y políticas que hay que adelantar para que podamos sacar a este país adelante.
Insisto en que vale la pena que el proceso salga bien, así pueda haber gente que quede con frustraciones pensando que allí no se logró todo lo que había que lograr. Así queden operando estructuralmente muchas cosas que a mí particularmente no me gustan en Colombia. Pero repito, por las razones que he dado, pienso que bien vale la pena que esto salga bien.
Finalmente, terminar llamando a las partes, al gobierno nacional, al presidente Santos y a las Farc, a que sean capaces de resolver las inmensas dificultades que se presentan en un proceso como este. La prueba de la dificultad, de lo lejos que están los unos de los otros, es que se están echando bala. Pero esa es parte de la sabiduría que hay que tener. Esperamos que sean capaces de encontrar los puntos que le permitan a cada una de las partes crear condiciones políticas para que las contradicciones puedan, no desaparecer, porque las diferencias no van a desaparecer, pero sí tramitarse de una manera diferente.
Entonces, el Polo Democrático Alternativo no hará ni dirá nada que pueda obstaculizar ese proceso.
JUEVES, 13 DE DICIEMBRE DE 2012Colombia: Sustitución de importaciones en ProvinciaPor Alberto Pinzón Sánchez
Ariel Zimmermann era un judío de habla Yiddish, llegado a Provincia con su pequeña familia poco después de concluida la segunda guerra mundial, y según la tradición de su apellido era carpintero, o mejor, especialista en maderas. Al poco tiempo montó en uno de los extremos de la calle real de Provincia, un tallercito básico, primero de reparación de taburetes y mesas que existían en el pueblo y después, a medida que fue ahorrando, amplió a la compra de tablones de maderas preciosas, a los colonos aserradores quienes los traían por caminos infernales desde la selva vecina, arrastrados por mulas.
La familia formada por Ariel, un hombre joven, fornido de cabeza cuadrada y signos claros de calvicie, su esposa Idda, una mujer delgada y cabello rubio hasta la nuca vestida con faldas de tela florida, dedicada a cuidar una pequeña huerta casera ubicada en el solar trasero de la casa, y Sara, la pequeña hija de ojos grandes y dientes grandes y salidos. Desde los viernes por la tarde la casa de los Zimmermann entraba en una quietud y un silencio pavorosos, que solo se rompían la mañana del lunes siguiente. Nunca compraban pan en la panadería del pueblo y preparaban sus propias comidas, lo que les daba un cierto aire de lejanía con los demás habitantes de Provincia. Sin embargo, Ariel en un esfuerzo por adaptarse y aprender el hablado de la región; practicaba con algunos vecinos y visitantes a su taller, el escaso castellano básico aprendido en algún manual español traído en el viaje, mientras su esposa e hija permanecían en la casa.
Los negocios marcharon bien para Ariel y pronto pudo construir al lado de la casa un galpón grande para acumular los listones y tablones en espera del camión que los sacaría de Provincia hacia Bogotá, en donde Saulo Levy, un amigo de su comunidad, los compraba para surtir su fábrica de muebles finos de madera y cuero, destinados a la exportación, especialmente a Miami. Pasado un tiempo, los arboles de maderas finas empezaron a escasear en las selvas cercanas a Provincia, y los aserradores debieron adentrarse aún más en la selva espesa para rozar quemar y aserrarlos y, el precio de los tablones se fue haciendo más alto.
Sin embargo Ariel, no se sabe si asesorado o por propia iniciativa, en aquel ambiente político gubernamental de sustitución de importaciones que todos los días la radio molía desde Bogotá, encontró una oportunidad de ampliar los negocios y empezó a traer de regreso, en el camión de la carga, pequeños retoños de pino verde; hacer almácigos y enseñar a los colonos aserradores a sembrarlos formando grandes campos de hileras geométricas de árboles en las quemas y talas que hacían, tal como los había visto en su juventud en Europa Central. A esperar la maduración del tronco al sol canicular, los ventisqueros y la lluvia intensa del monzón amazónico, hasta lograr el grosor requerí do para talarlos, aserrarlos, convertirlos en aserrín y tablones, para luego traerlos a Provincia arrastrados a lomo de mula y remitirlos en buenas condiciones a Bogotá. Mientras tanto Sara, a media que aprendía con su madre los primeros números y letras, fue creciendo y haciéndose cada vez más femenina.
Ariel dándose cuenta del crecimiento de Sara, fue al otro extremo del pueblo, a donde la monja directora de la escuela para señoritas de Provincia. Le explicó su situación familiar y le pidió encarecidamente le enseñase a Sara, excepto las materias religiosas, todas las demás asignaturas. La monja aceptó darle a Sara ese trato especial y pronto la niña estaba integrada al griterío de las demás alumnas y al ambiente general del pueblo. Pero para ir de su casa a la escuela, Sara debía atravesar diariamente dos veces, ida y vuelta, la plaza central y caminar un trecho de varias cuadras por la calle real de Provincia.
Leonel Bareño, un escolar adolescente, inquieto y con evidentes rasgos de rebeldía, notó la presencia poco común y novedosa de Sara a su paso diario a través de la plaza principal del pueblo y talvez, movido por la curiosidad que le inspiraba, más que por el afán de conquista; empezó a esperar la a las horas acostumbradas, lanzándole piropos y los mejores requiebros galantes que sabía o podía. Sara al principio, tímidamente, respondió con una mirada, luego una sonrisita y después, dada la asiduidad de Leonel, con algunas palabras sencillas. La comunicación se fue ampliando paulatinamente hasta cuando pudieron caminar varias cuadras conversando sobre su respectiva situación escolar.
Ariel seguía progresando y, de dar trabajo a colonos aserradores, muleros, arrieros y cargadores de camión, empezó a hacer pequeños adelantos en pesos a sus dependientes, que luego cobraba en trabajo. No quiso, a pesar de la recomendación de Idda su esposa, montar una tienda de abarrotes y abastos para venderle víveres y vituallas a los endeudados. Las deudas, sagradas decía él, deben ser pagadas estrictamente con jornales de trabajo. En Bogotá, Saulo Levy, un emprendedor hombre de negocios, con conexiones en la comunidad de Miami, también agrandó su fábrica de muebles finos tapizados en cuero y pudo aumentar sus exportaciones a Miami. Era evidente que la sociedad comercial progresaba ostensiblemente sustituyendo importaciones.
Entonces a Ariel, se le ocurrió la idea de mejorar comprando una casa grande y antigua de dos pisos, con aleros y solar trasero, un gran portón y con un extenso balcón corrido de dos ventanales, en el marco de la plaza de Provincia. La arregló según su prudente gusto familiar y se trasladó allí con ella, mientras los negocios continuó realizándolos en su antiguo taller ampliado a la salida del pueblo.
Un día cualquiera, desde el balcón de la casa, Ariel vio a Sara hablando animadamente con un muchacho desconocido, dando muestras evidentes de gran alegría. La esperó y todo lo que Leonel oyó tras el gran portón, fueron unas voces airadas, gritos femeninos seguidos de golpes secos y, un llanto profundo y prolongado.
Diez largos días estuvo inútilmente Leonel esperando ansioso, la salida de Sara de la casa para ir a la escuela; cuando finalmente, una mañana Sara salió indiferente sin siquiera voltear a mirarlo, Leonel sintió que su corazón se arrugaba como un papel. Caminó tras ella haciéndole muchas preguntas sin obtener respuesta. Pero alcanzó a ver en la cara y en las piernas de Sara los verdugones largos que aún no habían desaparecido del todo bajo su sonrosada piel. Insistió varios días más sin obtener ni una sola palabra de respuesta. Entonces su ansiedad originaria se tornó en una ira profunda y arrasadora. No comentó con nadie su infortunio y no volvió a la escuela, para dedicar ese tiempo a preparar en silencio una venganza sin sangre, pero aleccionadora.
Se fue a la vereda de Malpaso, situada un poco más allá del cementerio de Provincia, en donde el viejito Traslaviña tenía un rancho miserable llamado la Polvorearía en donde fabricaba según la antigua tradición colonial española, los voladores o cohetes pirotécnicos tronadores para las festividades religiosas del pueblo. Con muchos ruegos y algunos cuantos pesos le logró sacar una libra de pólvora negra, y estuvo yendo varios días a donde Traslaviña a que le enseñara cómo y sobre cual papel grueso, de bolsa de cemento, se dispersaba finamente la pólvora para envolverla, amarrarla fuertemente con un cáñamo o pita muy encerada y asegurarla con alambre dulce delgado. La mecha, un hilo múltiple trenzado, se enceraba con gotas de vela de cebo y aún caliente, se pasaba por sobre la misma pólvora, para asegurar su ignición continua y prolongada. Traslaviña, mirándolo por debajo del ala de su grasiento sombrero, con sus ojos turbios le dijo: -Es un jeme por cada diez pasos de carrera.
Leonel sigiloso, siguió con gran cuidado las instrucciones de Traslaviña para armar el envoltorio. Consiguió un candado herrumbroso pero fuerte, mientras vigilaba minuciosamente la llegada de Ariel a la casa y la hora más oscura y solitaria de la plaza principal de Provincia. Colocó el joto de pólvora en el quicio del portón. Puso el candado en la aldaba de hierro forjado del portón, de tal manera que quedó totalmente bloqueada su apertura. Encendió un fósforo y lo acercó a la mecha. Espero unos segundos mientras vio avanzar el caminito luminoso y salió a la estampida. Como le había advertido el viejito Traslaviña, alcanzó a correr media cuadra cuando oyó la explosión como un trueno ensordecedor, pero siguió corriendo todo lo que podía hacia el rio, tratando de alejarse lo más posible de la plaza del pueblo. Esperó un rato en un potrero aislado a las afuera del pueblo, hasta regresar a su casa con el mismo sigilo conque había salido.
Según se supo después, Ariel aterrorizado trató de salir por el portón grande de la casa, pero al encontrarlo imposible de abrir, pensó era un atentado para matarlo, o secuestrarlo. Subió al segundo piso y por la parte de atrás de la casa se lanzó al solar, con tan mala suerte que al caer se fracturó la pierna izquierda. A pesar de todo, logró esconderse en una zanja y taparse con unas ramas. Así lo encontraron, al aclarar la mañana, los soldados de la guarnición de Provincia que vinieron a rodear la casa, brindarle protección y examinar minuciosamente la escena del crimen, tomando muestras, fotos y buscando huellas digitales del sospechoso.
Ariel fue llevado de urgencia en un yip militar, en un largo y penoso viaje, hasta Bogotá para ser operado de su pierna fracturada y unas semanas después, en uno de los camiones de trasporte de los tablones de madera, salía de Provincia un trasteo con los muebles y la familia Zimmermann, dejando abandonadas todas sus propiedades y los pinares de la selva, para no volver jamás. A los pocos días Leonel se presentó en la guarnición militar del pueblo y le dijo al capitán comandante de ese puesto, que deseaba ingresar como voluntario al ejército de Colombia. Tampoco regresó a Provincia, nunca más.
La familia formada por Ariel, un hombre joven, fornido de cabeza cuadrada y signos claros de calvicie, su esposa Idda, una mujer delgada y cabello rubio hasta la nuca vestida con faldas de tela florida, dedicada a cuidar una pequeña huerta casera ubicada en el solar trasero de la casa, y Sara, la pequeña hija de ojos grandes y dientes grandes y salidos. Desde los viernes por la tarde la casa de los Zimmermann entraba en una quietud y un silencio pavorosos, que solo se rompían la mañana del lunes siguiente. Nunca compraban pan en la panadería del pueblo y preparaban sus propias comidas, lo que les daba un cierto aire de lejanía con los demás habitantes de Provincia. Sin embargo, Ariel en un esfuerzo por adaptarse y aprender el hablado de la región; practicaba con algunos vecinos y visitantes a su taller, el escaso castellano básico aprendido en algún manual español traído en el viaje, mientras su esposa e hija permanecían en la casa.
Los negocios marcharon bien para Ariel y pronto pudo construir al lado de la casa un galpón grande para acumular los listones y tablones en espera del camión que los sacaría de Provincia hacia Bogotá, en donde Saulo Levy, un amigo de su comunidad, los compraba para surtir su fábrica de muebles finos de madera y cuero, destinados a la exportación, especialmente a Miami. Pasado un tiempo, los arboles de maderas finas empezaron a escasear en las selvas cercanas a Provincia, y los aserradores debieron adentrarse aún más en la selva espesa para rozar quemar y aserrarlos y, el precio de los tablones se fue haciendo más alto.
Sin embargo Ariel, no se sabe si asesorado o por propia iniciativa, en aquel ambiente político gubernamental de sustitución de importaciones que todos los días la radio molía desde Bogotá, encontró una oportunidad de ampliar los negocios y empezó a traer de regreso, en el camión de la carga, pequeños retoños de pino verde; hacer almácigos y enseñar a los colonos aserradores a sembrarlos formando grandes campos de hileras geométricas de árboles en las quemas y talas que hacían, tal como los había visto en su juventud en Europa Central. A esperar la maduración del tronco al sol canicular, los ventisqueros y la lluvia intensa del monzón amazónico, hasta lograr el grosor requerí do para talarlos, aserrarlos, convertirlos en aserrín y tablones, para luego traerlos a Provincia arrastrados a lomo de mula y remitirlos en buenas condiciones a Bogotá. Mientras tanto Sara, a media que aprendía con su madre los primeros números y letras, fue creciendo y haciéndose cada vez más femenina.
Ariel dándose cuenta del crecimiento de Sara, fue al otro extremo del pueblo, a donde la monja directora de la escuela para señoritas de Provincia. Le explicó su situación familiar y le pidió encarecidamente le enseñase a Sara, excepto las materias religiosas, todas las demás asignaturas. La monja aceptó darle a Sara ese trato especial y pronto la niña estaba integrada al griterío de las demás alumnas y al ambiente general del pueblo. Pero para ir de su casa a la escuela, Sara debía atravesar diariamente dos veces, ida y vuelta, la plaza central y caminar un trecho de varias cuadras por la calle real de Provincia.
Leonel Bareño, un escolar adolescente, inquieto y con evidentes rasgos de rebeldía, notó la presencia poco común y novedosa de Sara a su paso diario a través de la plaza principal del pueblo y talvez, movido por la curiosidad que le inspiraba, más que por el afán de conquista; empezó a esperar la a las horas acostumbradas, lanzándole piropos y los mejores requiebros galantes que sabía o podía. Sara al principio, tímidamente, respondió con una mirada, luego una sonrisita y después, dada la asiduidad de Leonel, con algunas palabras sencillas. La comunicación se fue ampliando paulatinamente hasta cuando pudieron caminar varias cuadras conversando sobre su respectiva situación escolar.
Ariel seguía progresando y, de dar trabajo a colonos aserradores, muleros, arrieros y cargadores de camión, empezó a hacer pequeños adelantos en pesos a sus dependientes, que luego cobraba en trabajo. No quiso, a pesar de la recomendación de Idda su esposa, montar una tienda de abarrotes y abastos para venderle víveres y vituallas a los endeudados. Las deudas, sagradas decía él, deben ser pagadas estrictamente con jornales de trabajo. En Bogotá, Saulo Levy, un emprendedor hombre de negocios, con conexiones en la comunidad de Miami, también agrandó su fábrica de muebles finos tapizados en cuero y pudo aumentar sus exportaciones a Miami. Era evidente que la sociedad comercial progresaba ostensiblemente sustituyendo importaciones.
Entonces a Ariel, se le ocurrió la idea de mejorar comprando una casa grande y antigua de dos pisos, con aleros y solar trasero, un gran portón y con un extenso balcón corrido de dos ventanales, en el marco de la plaza de Provincia. La arregló según su prudente gusto familiar y se trasladó allí con ella, mientras los negocios continuó realizándolos en su antiguo taller ampliado a la salida del pueblo.
Un día cualquiera, desde el balcón de la casa, Ariel vio a Sara hablando animadamente con un muchacho desconocido, dando muestras evidentes de gran alegría. La esperó y todo lo que Leonel oyó tras el gran portón, fueron unas voces airadas, gritos femeninos seguidos de golpes secos y, un llanto profundo y prolongado.
Diez largos días estuvo inútilmente Leonel esperando ansioso, la salida de Sara de la casa para ir a la escuela; cuando finalmente, una mañana Sara salió indiferente sin siquiera voltear a mirarlo, Leonel sintió que su corazón se arrugaba como un papel. Caminó tras ella haciéndole muchas preguntas sin obtener respuesta. Pero alcanzó a ver en la cara y en las piernas de Sara los verdugones largos que aún no habían desaparecido del todo bajo su sonrosada piel. Insistió varios días más sin obtener ni una sola palabra de respuesta. Entonces su ansiedad originaria se tornó en una ira profunda y arrasadora. No comentó con nadie su infortunio y no volvió a la escuela, para dedicar ese tiempo a preparar en silencio una venganza sin sangre, pero aleccionadora.
Se fue a la vereda de Malpaso, situada un poco más allá del cementerio de Provincia, en donde el viejito Traslaviña tenía un rancho miserable llamado la Polvorearía en donde fabricaba según la antigua tradición colonial española, los voladores o cohetes pirotécnicos tronadores para las festividades religiosas del pueblo. Con muchos ruegos y algunos cuantos pesos le logró sacar una libra de pólvora negra, y estuvo yendo varios días a donde Traslaviña a que le enseñara cómo y sobre cual papel grueso, de bolsa de cemento, se dispersaba finamente la pólvora para envolverla, amarrarla fuertemente con un cáñamo o pita muy encerada y asegurarla con alambre dulce delgado. La mecha, un hilo múltiple trenzado, se enceraba con gotas de vela de cebo y aún caliente, se pasaba por sobre la misma pólvora, para asegurar su ignición continua y prolongada. Traslaviña, mirándolo por debajo del ala de su grasiento sombrero, con sus ojos turbios le dijo: -Es un jeme por cada diez pasos de carrera.
Leonel sigiloso, siguió con gran cuidado las instrucciones de Traslaviña para armar el envoltorio. Consiguió un candado herrumbroso pero fuerte, mientras vigilaba minuciosamente la llegada de Ariel a la casa y la hora más oscura y solitaria de la plaza principal de Provincia. Colocó el joto de pólvora en el quicio del portón. Puso el candado en la aldaba de hierro forjado del portón, de tal manera que quedó totalmente bloqueada su apertura. Encendió un fósforo y lo acercó a la mecha. Espero unos segundos mientras vio avanzar el caminito luminoso y salió a la estampida. Como le había advertido el viejito Traslaviña, alcanzó a correr media cuadra cuando oyó la explosión como un trueno ensordecedor, pero siguió corriendo todo lo que podía hacia el rio, tratando de alejarse lo más posible de la plaza del pueblo. Esperó un rato en un potrero aislado a las afuera del pueblo, hasta regresar a su casa con el mismo sigilo conque había salido.
Según se supo después, Ariel aterrorizado trató de salir por el portón grande de la casa, pero al encontrarlo imposible de abrir, pensó era un atentado para matarlo, o secuestrarlo. Subió al segundo piso y por la parte de atrás de la casa se lanzó al solar, con tan mala suerte que al caer se fracturó la pierna izquierda. A pesar de todo, logró esconderse en una zanja y taparse con unas ramas. Así lo encontraron, al aclarar la mañana, los soldados de la guarnición de Provincia que vinieron a rodear la casa, brindarle protección y examinar minuciosamente la escena del crimen, tomando muestras, fotos y buscando huellas digitales del sospechoso.
Ariel fue llevado de urgencia en un yip militar, en un largo y penoso viaje, hasta Bogotá para ser operado de su pierna fracturada y unas semanas después, en uno de los camiones de trasporte de los tablones de madera, salía de Provincia un trasteo con los muebles y la familia Zimmermann, dejando abandonadas todas sus propiedades y los pinares de la selva, para no volver jamás. A los pocos días Leonel se presentó en la guarnición militar del pueblo y le dijo al capitán comandante de ese puesto, que deseaba ingresar como voluntario al ejército de Colombia. Tampoco regresó a Provincia, nunca más.
JUEVES, 13 DE DICIEMBRE DE 2012Desde Colombia: La crítica situación de San Andrés y la problemática territorial de las comunidades afrocolombianasPor José Eulícer Mosquera Rentería (BARÓMETRO INTERNACIONAL)
Las criticas situaciones que viven actualmente las comunidades afrodescendientes de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, son producto de la exclusión y el abandono de que han sido objeto las comunidades afrocolombianas por parte de los gobiernos oligárquicos que han gobernado a nuestro país, quienes solo les han ofrecido a estos pueblos hipocresía, demagogia y malos tratos.
Prueba elocuente de ello es el hecho de que han pasado 21 años de promulgada la última Constitución Política y 19 de la Ley de Comunidades Afrocolombianas de 1993, y no se ha ejecutado el Plan de Desarrollo Integral que ellas autorizan, orientado a sacar a estas comunidades de la pobreza extrema y la marginalidad, y como la forma más adecuada de ir saldando la deuda histórica del Estado Colombiano para con las mismas, a pesar que se ha formulado por tres veces con la asesoría y acompañamiento de los organismos estatales correspondientes. Para los gobiernos y sus bancadas parlamentarias nunca alcanzan los recursos para atender este plan, no obstante que la ley autoriza también recurrir al endeudamiento externo si es necesario. Pero diferentes gobiernos sí han dispuesto de miles de millones y hasta de billones de pesos de los recursos estatales, para auxiliar y subsidiar a los grandes empresarios nacionales y transnacionales, a la banca capitalista en sus momentos críticos, y para entregárselos a estafadores de su cuerda.
El caso de las comunidades hermanas del archipiélago caribeño en relación con el fallo de la Corte de La Haya, es también el resultado del absurdo modelo de desarrollo capitalista, centralista y de espaldas a los océanos y zonas de fronteras que han mantenido las oligarquías gobernantes, donde a las comunidades étnicas, forzadas a poblar la periferia y las zonas costeras más inhóspitas, le han asignado el papel de domeñadoras de nuevas tierras para la ampliación de las fronteras productivas para las inversiones capitalistas, en consonancia con lo cual hoy se vive una nueva etapa de despojo a sangre y fuego de las mismas, tanto en las región del Pacífico, como en la Caribe y valles interandinos, donde los desplazamientos forzados, la violación de los derechos humanos y los crímenes de lesa humanidad se han convertido en algo cotidiano, sin que los gobiernos cumplan debidamente con su función constitucional de proteger la integridad y la dignidad de estas comunidades. San Andrés, Providencia y Santa Catalina, al igual que las demás comunidades ancestrales afrocolombianas, han sido objeto de las políticas racistas y fascistoides de los diferentes gobiernos, con base en las cuales han promovido la emigración hacia esos territorios de inversionistas del interior del país, que han llevado más del 90% de su personal laboral, y por mucho tiempo dejaron a estas comunidades merced del accionar de los narcotraficantes también procedentes del interior del país, todos los cuales dieron riendas sueltas a sus conductas usurpadoras y avasalladoras para con las comunidades nativas, apoderándose de las mejores tierras y posiciones costeras.
Esta situación también es resultado de las políticas de apartheid y de enemistad promovidas por el imperio yanqui entre los países de América Latina y el Caribe, para mantenerlos desunidos y por ende, débiles, mediante las cuales convierte a los mandatarios de la región en sus gallitos de riña para tenerlos enfrentados, a objeto de garantizar la permanencia de su dominación neocolonial y para hostilizar e interferir el desarrollo de los países cuyos gobiernos toman un camino independentista, antiimperialista y de progreso social, como los de Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua. Y en este sentido, el presidente Álvaro Uribe Vélez durante sus dos periodos presidenciales jugó un papel estelar al servicio del imperio yanqui y contra estos países.
Todo esto no permite que nuestros países y sus gobiernos resuelvan sus problemas y litigios en forma autónoma, amistosa, mediante negociaciones bilaterales razonables y dentro del ambiente de hermandad que les corresponde. Desde hace muchos años Nicaragua ha venido con reclamaciones territoriales y de precisión de límites en esta área del Caribe, poniendo presente de que habían sido fijados de manera ambigua y con la injerencia imperialista, pero los diferentes gobiernos colombianos respondieron con actitudes hostiles y prefirieron abstenerse a lo que decidieran instancias internacionales como la Corte de La Haya, tal como se lo dijo frente a las cámaras de televisión Álvaro Uribe Vélez al presidente Daniel Ortega en un evento internacional, sin embargo, como buen demagogo ahora regresa a San Andrés a exhibir un “patriotismo” alborotado y de dientes para afuera, ya que lo más importante de una patria es su gente y ni él, ni los gobernantes anteriores se han interesado por la suerte de nuestras comunidades, y al contrario, las han excluido.
La difícil situación de las comunidades del archipiélago también es producto del irrespeto de los diferentes gobiernos oligárquicos a los mandatos constitucionales y legales, y a los convenios internacionales con respecto al reconocimiento y respeto a las comunidades ancestrales, sus culturas y territorios, estableciendo la consulta previa ante ellas, en relación con las decisiones, planes, proyectos y actuaciones que las afecten. Al contrario, han desarrollado proyectos estatales y dado concesiones a capitalistas nacionales y trasnacionales para que exploten los recursos en los territorios ancestrales, sin contar con la voluntad de estas comunidades, como ocurre actualmente con la “Locomotora Minera” del presidente Juan Manuel Santos y con las licencias dadas a grandes compañías pesqueras extranjeras para saquear nuestros recursos pesqueros, mientras una considerable franja de la población colombiana sobrevive en estado de desnutrición. Por tanto, si por algo hay que rechazar y se debe caer el fallo de La Haya es porque no se soporta en la rigurosidad de la doctrina del derecho, y a que las violaciones de la Corte de la Haya incluyen disposiciones emanadas de Naciones Unidas, como el Convenio 169 de 1989, acogido por Colombia. Por su parte el Gobierno Colombiano se limitó a nombrar una comisión de negociadores integrada por voceros de la oligarquía liberal-conservadora, que resultó incompetente, lo más seguro pagándole una millonada de dólares, sin adelantar consulta alguna con las comunidades del archipiélago, y que la Corte de La Haya no exigió como le correspondía la realización de dicha consulta para poder continuar adelante con el trámite de lo demandado por los dos países; y tampoco Nicaragua adelantó consulta alguna con las comunidades ancestrales de la región, ni la Corte de La Haya le exigió evidencias de ello.
Pero para rechazar dicho fallo Colombia no tiene porque seguir los malos ejemplos de los gobiernos de Estados Unidos y su protegido Israel, como lo andan planteando algunos voceros de la oligarquía colombiana, ya que esos gobiernos se han dedicado a manipular los organismos internacionales en aras de imponerse sobre los demás países y pueblos, pisoteando toda disposición que no favorezca sus intereses imperiales. Al contrario, urge fortalecer a las Naciones Unidas y todos sus organismos, ya que fueron creados por la humanidad para garantizar la convivencia pacífica entre los pueblos y naciones, sobre las bases de la autodeterminación y la solución negociada de los conflictos, después de las terribles experiencias de las dos guerras mundiales promovidas por las potencias capitalistas. Para ello todos los Estados y Naciones deben comprometerse a cumplir con sus decisiones, siempre y cuando se soporten en el derecho internacional, al tiempo que deben presentar propuestas orientadas a mejorar el funcionamiento y el modus operandi de organismos como la Corte de La Haya. Debilitar a la ONU y sus organismos, generalizando el desconocimiento de sus decisiones, es poner a la humanidad en peligro de guerras, de genocidios y de la peor hecatombe mundial.
El presidente Álvaro Uribe la “solución progresista” y supuestamente para superar la corrupción, que le ofreció a San Andrés, fue intervenirle su administración pública imponiéndole unos administradores interioranos y de su cuerda política, a quienes sí les transfirió importantes recursos, cuya inversión no se vio en el archipiélago ni se reflejó en la mejora de las condiciones de vida del pueblo sanandresano, al igual que hizo con el Chocó, y la “gran obra” que le hizo a San Andrés fue un peatonal que inauguró con bombos y platillos, donde realmente lo que hay son negocios lujosos de unos paisanos suyos, y a los cuales solo tienen acceso los turistas billetudos. Mientras los proyectos productivos y de generación de empleos presentados por diferentes núcleos organizados de estas comunidades no merecieron su apoyo.
Por todo lo dicho, hay que rechazar el fallo de La Haya por sus omisiones y violaciones del derecho internacional y, a cambio, los gobiernos de Colombia y Nicaragua deben sentarse a negociar en un ambiente respetuoso, de hermandad, de solidaridad y de fraternidad, donde también participen representantes legítimos de las comunidades afectadas, ó al menos estas sean debidamente consultadas, en aras de llegar a una solución razonable en la distribución y uso del área marítima de aprovechamiento económico en disputa, para bien de ambos pueblos y comunidades costeras, que realmente tienen orígenes e historia comunes. Por ello no es aceptable que las fuerzas armadas de ambos países anden intimidando y atropellando a los pescadores de las dos nacionalidades, que por hechos históricos cruzados por la injerencia imperialista occidental, quedaron separadas entre diferentes repúblicas.
Prueba elocuente de ello es el hecho de que han pasado 21 años de promulgada la última Constitución Política y 19 de la Ley de Comunidades Afrocolombianas de 1993, y no se ha ejecutado el Plan de Desarrollo Integral que ellas autorizan, orientado a sacar a estas comunidades de la pobreza extrema y la marginalidad, y como la forma más adecuada de ir saldando la deuda histórica del Estado Colombiano para con las mismas, a pesar que se ha formulado por tres veces con la asesoría y acompañamiento de los organismos estatales correspondientes. Para los gobiernos y sus bancadas parlamentarias nunca alcanzan los recursos para atender este plan, no obstante que la ley autoriza también recurrir al endeudamiento externo si es necesario. Pero diferentes gobiernos sí han dispuesto de miles de millones y hasta de billones de pesos de los recursos estatales, para auxiliar y subsidiar a los grandes empresarios nacionales y transnacionales, a la banca capitalista en sus momentos críticos, y para entregárselos a estafadores de su cuerda.
El caso de las comunidades hermanas del archipiélago caribeño en relación con el fallo de la Corte de La Haya, es también el resultado del absurdo modelo de desarrollo capitalista, centralista y de espaldas a los océanos y zonas de fronteras que han mantenido las oligarquías gobernantes, donde a las comunidades étnicas, forzadas a poblar la periferia y las zonas costeras más inhóspitas, le han asignado el papel de domeñadoras de nuevas tierras para la ampliación de las fronteras productivas para las inversiones capitalistas, en consonancia con lo cual hoy se vive una nueva etapa de despojo a sangre y fuego de las mismas, tanto en las región del Pacífico, como en la Caribe y valles interandinos, donde los desplazamientos forzados, la violación de los derechos humanos y los crímenes de lesa humanidad se han convertido en algo cotidiano, sin que los gobiernos cumplan debidamente con su función constitucional de proteger la integridad y la dignidad de estas comunidades. San Andrés, Providencia y Santa Catalina, al igual que las demás comunidades ancestrales afrocolombianas, han sido objeto de las políticas racistas y fascistoides de los diferentes gobiernos, con base en las cuales han promovido la emigración hacia esos territorios de inversionistas del interior del país, que han llevado más del 90% de su personal laboral, y por mucho tiempo dejaron a estas comunidades merced del accionar de los narcotraficantes también procedentes del interior del país, todos los cuales dieron riendas sueltas a sus conductas usurpadoras y avasalladoras para con las comunidades nativas, apoderándose de las mejores tierras y posiciones costeras.
Esta situación también es resultado de las políticas de apartheid y de enemistad promovidas por el imperio yanqui entre los países de América Latina y el Caribe, para mantenerlos desunidos y por ende, débiles, mediante las cuales convierte a los mandatarios de la región en sus gallitos de riña para tenerlos enfrentados, a objeto de garantizar la permanencia de su dominación neocolonial y para hostilizar e interferir el desarrollo de los países cuyos gobiernos toman un camino independentista, antiimperialista y de progreso social, como los de Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua. Y en este sentido, el presidente Álvaro Uribe Vélez durante sus dos periodos presidenciales jugó un papel estelar al servicio del imperio yanqui y contra estos países.
Todo esto no permite que nuestros países y sus gobiernos resuelvan sus problemas y litigios en forma autónoma, amistosa, mediante negociaciones bilaterales razonables y dentro del ambiente de hermandad que les corresponde. Desde hace muchos años Nicaragua ha venido con reclamaciones territoriales y de precisión de límites en esta área del Caribe, poniendo presente de que habían sido fijados de manera ambigua y con la injerencia imperialista, pero los diferentes gobiernos colombianos respondieron con actitudes hostiles y prefirieron abstenerse a lo que decidieran instancias internacionales como la Corte de La Haya, tal como se lo dijo frente a las cámaras de televisión Álvaro Uribe Vélez al presidente Daniel Ortega en un evento internacional, sin embargo, como buen demagogo ahora regresa a San Andrés a exhibir un “patriotismo” alborotado y de dientes para afuera, ya que lo más importante de una patria es su gente y ni él, ni los gobernantes anteriores se han interesado por la suerte de nuestras comunidades, y al contrario, las han excluido.
La difícil situación de las comunidades del archipiélago también es producto del irrespeto de los diferentes gobiernos oligárquicos a los mandatos constitucionales y legales, y a los convenios internacionales con respecto al reconocimiento y respeto a las comunidades ancestrales, sus culturas y territorios, estableciendo la consulta previa ante ellas, en relación con las decisiones, planes, proyectos y actuaciones que las afecten. Al contrario, han desarrollado proyectos estatales y dado concesiones a capitalistas nacionales y trasnacionales para que exploten los recursos en los territorios ancestrales, sin contar con la voluntad de estas comunidades, como ocurre actualmente con la “Locomotora Minera” del presidente Juan Manuel Santos y con las licencias dadas a grandes compañías pesqueras extranjeras para saquear nuestros recursos pesqueros, mientras una considerable franja de la población colombiana sobrevive en estado de desnutrición. Por tanto, si por algo hay que rechazar y se debe caer el fallo de La Haya es porque no se soporta en la rigurosidad de la doctrina del derecho, y a que las violaciones de la Corte de la Haya incluyen disposiciones emanadas de Naciones Unidas, como el Convenio 169 de 1989, acogido por Colombia. Por su parte el Gobierno Colombiano se limitó a nombrar una comisión de negociadores integrada por voceros de la oligarquía liberal-conservadora, que resultó incompetente, lo más seguro pagándole una millonada de dólares, sin adelantar consulta alguna con las comunidades del archipiélago, y que la Corte de La Haya no exigió como le correspondía la realización de dicha consulta para poder continuar adelante con el trámite de lo demandado por los dos países; y tampoco Nicaragua adelantó consulta alguna con las comunidades ancestrales de la región, ni la Corte de La Haya le exigió evidencias de ello.
Pero para rechazar dicho fallo Colombia no tiene porque seguir los malos ejemplos de los gobiernos de Estados Unidos y su protegido Israel, como lo andan planteando algunos voceros de la oligarquía colombiana, ya que esos gobiernos se han dedicado a manipular los organismos internacionales en aras de imponerse sobre los demás países y pueblos, pisoteando toda disposición que no favorezca sus intereses imperiales. Al contrario, urge fortalecer a las Naciones Unidas y todos sus organismos, ya que fueron creados por la humanidad para garantizar la convivencia pacífica entre los pueblos y naciones, sobre las bases de la autodeterminación y la solución negociada de los conflictos, después de las terribles experiencias de las dos guerras mundiales promovidas por las potencias capitalistas. Para ello todos los Estados y Naciones deben comprometerse a cumplir con sus decisiones, siempre y cuando se soporten en el derecho internacional, al tiempo que deben presentar propuestas orientadas a mejorar el funcionamiento y el modus operandi de organismos como la Corte de La Haya. Debilitar a la ONU y sus organismos, generalizando el desconocimiento de sus decisiones, es poner a la humanidad en peligro de guerras, de genocidios y de la peor hecatombe mundial.
El presidente Álvaro Uribe la “solución progresista” y supuestamente para superar la corrupción, que le ofreció a San Andrés, fue intervenirle su administración pública imponiéndole unos administradores interioranos y de su cuerda política, a quienes sí les transfirió importantes recursos, cuya inversión no se vio en el archipiélago ni se reflejó en la mejora de las condiciones de vida del pueblo sanandresano, al igual que hizo con el Chocó, y la “gran obra” que le hizo a San Andrés fue un peatonal que inauguró con bombos y platillos, donde realmente lo que hay son negocios lujosos de unos paisanos suyos, y a los cuales solo tienen acceso los turistas billetudos. Mientras los proyectos productivos y de generación de empleos presentados por diferentes núcleos organizados de estas comunidades no merecieron su apoyo.
Por todo lo dicho, hay que rechazar el fallo de La Haya por sus omisiones y violaciones del derecho internacional y, a cambio, los gobiernos de Colombia y Nicaragua deben sentarse a negociar en un ambiente respetuoso, de hermandad, de solidaridad y de fraternidad, donde también participen representantes legítimos de las comunidades afectadas, ó al menos estas sean debidamente consultadas, en aras de llegar a una solución razonable en la distribución y uso del área marítima de aprovechamiento económico en disputa, para bien de ambos pueblos y comunidades costeras, que realmente tienen orígenes e historia comunes. Por ello no es aceptable que las fuerzas armadas de ambos países anden intimidando y atropellando a los pescadores de las dos nacionalidades, que por hechos históricos cruzados por la injerencia imperialista occidental, quedaron separadas entre diferentes repúblicas.
Fuente:Argenpress
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