11.12.2012
pronunció su alegato en el juicio circuito camps con apoyo de pando
Jaime Smart: "La justicia argentina es una antes y otra después de 2003"
El civil, ex ministro de gobierno bonaerense durante la dictadura, reeditó la teoría de los dos demonios al sostener que esta existió hasta la llegada al gobierno de Néstor Kirchner. Un centenar de personas vivó a los represores.
Por Pablo Roesler
Tengan cuidado que acá nos afanan", dijo una y las tres amigas aferraron sus carteras contra el pecho. Las mujeres, de unos 50 años, salían del tribunal Oral en lo Criminal Federal N°1 de La Plata cuando se toparon con un centenar de militantes de organismos de Derechos Humanos, estudiantes universitarios y público que cantaban consignas contra los represores. Las mujeres eran parte de un nutrido grupo que encabezado por Cecilia Pando acababa de escuchar y aplaudir el alegato del único civil imputado en el juicio por los crímenes del Circuito Camps, el ex ministro de gobierno de la Provincia durante la dictadura cívico militar que se auto defiende, Jaime Lamont Smart.
Con el apoyo en la sala, el abogado pidió su absolución y aseguró: "Pueden pensar que estoy reeditando la ‘teoría de los dos demonios’, y realmente es así: Los dos demonios existieron hasta 2003".
Durante cuatro horas, ante los jueces Carlos Rozanski, Roberto Falcone y Mario Portela, Smart deslindó responsabilidades, negó que los hechos cometidos en el centro clandestino Puesto Vasco de los que se lo acusa fueran crímenes de lesa humanidad y los consideró prescriptos. Por eso, pidió su absolución. Fue una defensa jurídica en la que se despegó del manejo de la policía, de los secuestros del grupo Graiver y del gabinete del ex gobernador Victorio Calabró, y del homicidio en la tortura en Puesto Vasco de Jorge Rubinstein, el socio de David Graiver.
Pero también fue una defensa política, por momentos provocadora, en la que rescató la teoría de los dos demonios y reivindicó como "un ejemplo dado al mundo" el Juicio a las Juntas, con la intención de desacreditar el reinicio de las causas a partir de la llegada del kircherismo, al que consideró como "el fin del proceso de pacificación" iniciado con las leyes de Obediencia Debida y Punto Final y los indultos.
"La justicia argentina es una antes y otra después del 2003", dijo Smart. Y consideró "cosa juzgada" los secuestros y torturas que se le endilgan, arguyendo que en 1985 los responsables "mediatos" habían sido sobreseídos. Por eso pidió "igualdad ante la ley", y cuestionó la morosidad de la justicia: "Los 30 años de demora me dejaron indefenso", planteó.
Para justificar la teoría de los dos demonios enumeró acciones guerrilleras previas a la dictadura y rescató el proyecto tratado en Diputados para indemnizar familiares de soldados muertos durante el intento de toma del regimiento de Formosa por parte de Montoneros en 1975.
Smart está acusado de más de 60 casos de secuestro y tortura y del homicidio de Rubistein. "El grupo Graiver fue detenido por haber tenido relación con los 17 millones que le retribuían 33 mil dólares mensuales a Montoneros. Se los detuvo por lo que hicieron", justificó.
Y para desligarse de ese asesinato, recuperó la investigación policial que en 1977 indicó que el socio de Graiver murió de un paro cardíaco y aseguró que la acusación se debe a un "capricho judicial" apoyado en que "estamos transitando un nuevo período de refundación nacional iniciado el 25 de mayo de 2003, con la llegada de Santa Cruz del matrimonio Kirchner".
La de ayer fue una audiencia bulliciosa. "Estos son todos de La Cámpora", arriesgó una de las tres señoras que, aferradas a sus carteras se escabulleron velozmente entre el gentío que cantaba "Como a los nazis les va a pasar, a donde vayan los iremos a buscar", para ganar la vereda donde aguardaban los que habían aplaudido a los genocidas. Ahi se sentirían a salvo de los robos.
El público que acompañó al ex ministro fueron 105 personas, un compendio de sesentones canosos y bronceados, de traje, con pañuelo al cuello y accesorios de talabartería, y un nutrido grupo de jóvenes: "Hijos de presos politicos", instruyó la defensora de represores –incluso de los que robaron niños, según su confesión–, Cecilia Pando, quien encabezó ese sector del público que, desde el palco que el tribunal asigna a los familiares de los acusados, aplaudió y vivó a los juzgados cada vez que subían o bajaban del banquillo elevando saludos.
Desde la altura de la tribuna exhibieron sus carteles que pedían "Jueces libres" y "Basta de revancha". También cantaron: "Cárcel a los guerrilleros, muerte a los terroristas". El griterío les valio una reprimenda del tribunal. Lo mismo para el publico que respondio con cánticos y que coreo la palabra "asesinos", desde la planta baja.
Fuente:TiempoArgentino
ACUSAN A CECILIA PANDO DE PROTAGONIZAR INCIDENTES EN JUICIO DE LESA HUMANIDAD
11 de diciembre de 2012
La Comisión por la Memoria de la provincia de Buenos Aires (CPM) acusó "a la activista defensora de los genocidas, Cecilia Pando, de haber protagonizado incidentes" hoy durante el juicio que se le sigue en La Plata a represores que actuaron en el denominado Circuito Camps.
La Comisión responsabilizó a Pando y a un grupo de seguidores de protagonizar "una actitud provocativa que busca atemorizar a testigos y presionar jueces", en la audiencia judicial que se concreta en el auditotrio del edificio de la Ex Amia.
"Esta mañana, poco antes del inicio de las audiencias, que se encuentran en su etapa final con los alegatos de las defensas de los acusados, alrededor de un centenar de personas se congregaron en las puertas del Tribunal y pegaron carteles en los que se podía leer "Basta de revanchas" y "Jueces libres", en defensa de los acusados por delitos de lesa humanidad", sostuvo la Comisión en un comunicado de prensa.
La CPM condenó "la actitud de estos grupos que intentan frenar los juicios a los genocidas y el terrorismo de Estado", y alertó que "la justicia democrática se debe seguir abriendo paso frente a los muros de impunidad que se levantaron durante tantos años, aplicando las leyes y tratados internacionales para juzgar los crímenes atroces cometidos durante la última dictadura cívico militar".
"A seis años del reinicio de los juicios y con más de 300 represores condenados en todo el país, estos grupos de personas son minorías que defienden crímenes que han sido condenados no sólo por los tribunales penales, sino también por la mayor parte de la sociedad que ha hecho suyas las consignas de memoria, verdad y justicia", aseguraron.
Fuente:Terra
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