SAN JUAN
L
a inspección se realizó con la presencia del presidente del Tribunal, doctor Alejandro Piña, que actuó con la delegación de los otros dos integrantes del cuerpo, quien escuchó las declaraciones del ex sargento ayudante de la Banda de Música, Antonio Del Carmen Tapia y de una víctima del terrorismo de Estado que dijo que estuvo en ese lugar.El juez, acompañado del fiscal Mateo Bermejo y el defensor Marcelo Fernández, recorrió el lugar donde los testigos dijeron que había estado instalada una carpa, en la que estuvieron alojados los detenidos.
La Marquesita es como se lo llama al Camping Sargento Cabral, ubicado en la localidad de Marquesado, en el departamento Rivadavia, a los pies del Cerro Tres Marías, integrante de una cadena montañosa que se levanta a unos 30 kilómetros al oeste de la capital de San Juan.
El ex militar, Antonio Tapia, dijo que le tocó cubrir una guardia en el sitio, hasta donde lo llevaron en un Unimog, pero que no vio a ningún detenido.
Tapia explicó que lo trasladaron desde la sede del Regimiento 22 de Infantería de Montaña hasta “La Marquesita”, ingresando por la parte trasera, después de transitar a campo traviesa.
Ante el juez actuante, el testigo recordó que lo llevó “un grupo que andaba trabajando en los temas de detenciones comandado por el oficial Jorge Olivera, que es quien llevaba la batuta” y que lo integraban “el sargento González que manejaba el Unimog, el teniente Del Torchio al que le decían ‘el Patón’ y los suboficiales Rosas y Flores”.
Tapia dijo que lo dejaron por la mañana en el lugar “para que cuidara, porque iban a traer detenidos”, pero, indicó que “volvieron por la noche y no trajeron a nadie”.
Durante el procedimiento, el juez Piña también recibió la declaración de una víctima que pidió reserva de su nombre.
Se trata de una mujer que estuvo detenida en el camping de suboficiales del Ejército entre noviembre y diciembre de 1976 y que relató que estaba en una carpa presumiblemente en una camilla, maniatada y con los ojos vendados.
La militante de los derechos humanos que declaró en el procedimiento, junto a Hilda Díaz, que vive en Europa y “el Polaco” Moroy, actualmente enfermo, son los únicos tres sobrevivientes de “La Marquesita”.
Ante el juez, la mujer, que cuando declaró en el juicio oral lo hizo sin público y con asistencia profesional, señaló que en el lugar sufrió manoseos, vejaciones y torturas y que “por las noches nos venían a buscar y nos ponían la picana eléctrica y nos hacían el submarino”, que describió como una inmersión prolongada en tachos de agua.
Relató que el olor a los pinos que circundan el lugar y el ruido del agua de un arroyo que pasa por el sitio, le hicieron recordar aquellos trágicos días, en los que conoció a María Luisa Alvarado Cruz, hoy desaparecida, “que la tenían de cocinera y para preparar el desayuno”.
También dijo que sabía que “había otras dos mujeres más” y que vio a “un hombre atado y encapuchado, muy lastimado y que se quejaba a los gritos”.
Tapia
El ex sargento ayudante Antonio del Carmen Tapia, integraba la banda del RIM 22 en las épocas en que funcionaba en el país el aparato represivo del Estado.
Había llegado de Barreal, de donde es oriundo, y quizás por eso los represores que actuaron en San Juan lo eligieron para que cuidara un puesto de campaña instalado en el medio del campo.
Ayer, con su decir campechano y una humilde mirada, hizo caminar a toda la Justicia por el campo, saltando cursos de agua y esquivando espinillos como cuando era joven, a pesar de tener 83 años.
Detenidamente les mostró al juez, el fiscal y los abogados, los lugares en los que estuvo y con una ubicación digna de un baqueano, señalaba con su brazo en alto hacia donde se encontraba el Regimiento, donde estaban los cursos de agua y donde los campamentos de manera casi milimétrica a pesar de su edad.
Por último, en medio de sus declaraciones, le entregó al fiscal Mateo Bermejo, una confesión muy fuerte que no había dicho antes: contó delante del juez Piña, que él estuvo en el primer piso de la vieja Legislatura Provincial y, dijo: “Vi que había gente con los ojos vendados tirada en el piso, pero como a mí no me gustan esas cosas, me fui afuera y monté guardia en el exterior del edificio”.
FuentedeOrigen: http://www.diarioelzonda.com.ar/
Fuente:Agnddhh
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