3 de diciembre de 2012

TUCUMÁN: Un centro de detención, en pleno barrio Norte.

Un centro de detención, en pleno barrio Norte
EN LA MEMORIA. En la ex Jefatura, un mural recuerda los nombres de los desaparecidos que pasaron por allí. LA GACETA / FOTO DE ANALIA JARAMILLO (ARCHIVO)
Un número. A eso se reducía cada detenido en la Jefatura Central de Policía, ubicada en Santa Fe y Junín, en pleno barrio Norte de la capital tucumana. Cuando no eran torturados, los cautivos estaban tirados en el suelo, con los ojos vendados, con las manos atadas, tapados con una manta e incomunicados. El aislamiento era la norma, no podían hablar con nadie y, si lo hacían, eran duramente castigados. En esa dependencia policial funcionó uno de los Centros Clandestinos de Detención (CCD) urbanos más grandes durante la década del 70'. La descripción completa figura en el requerimiento de elevación a juicio del expediente "Jefatura II" (firmado por el fiscal Carlos Brito). Fue incluida en la caracterización del circuito represivo montado por las fuerzas de seguridad que expuso el fiscal ad hoc Pablo Camuña al inicio de las audiencias de la megacausa "Arsenales II- Jefatura II" (unificadas). 

De acuerdo con la investigación judicial, el CCD estaba controlado por mandos del Ejército y de la Policía provincial. En la Brigada había unos 50 personas, todas miembros del Servicio de Información Confidencial (SIC). Se trata de una estructura no formal (fuera de organigrama) de inteligencia. Estaba integrada por agentes de la fuerza de seguridad provincial, bajo el control de un supervisor militar. El SIC era el encargado de investigar e individualizar personas. Luego, intercambiaba datos con la llamada "Comunidad Informativa" (formada por miembros de inteligencia de diversas fuerzas y por civiles) y determinaban a quién se detendría. El SIC también era responsable de los operativos mediante grupos de tareas denominados "patotas". 

De acuerdo con numerosos testigos y sobrevivientes, el CCD tenía dos áreas: una de interrogatorios y otra de calabozos que, inclusive daban a la calle (fueron demolidos). El documento también consigna los métodos de tortura que se utilizaron para doblegar a los secuestrados como golpizas brutales, descargas de electricidad, simulacros de fusilamiento y el submarino (sumergían a las víctimas en tachos con agua hasta que casi no podían respirar. 

"La salud de los detenidos era muy mala, algunos murieron. Dos o tres enloquecieron y gritaban todo el tiempo. Por las noches, se escuchaban gritos de mujeres que eran torturadas", detalla el requerimiento. 

En un principio, habría estado a cargo del entonces Jefe de Policía Mario Albino Zimmermann y del comisario Roberto Albornoz. Como una especie de anexo, funcionaba la Brigada de Investigaciones. Allí operaba el mismo personal y las víctimas también estaban en terribles condiciones de cautiverio. 

En ese lugar también se encontraban albergados los detenidos que eran trasladados desde el puesto de comando táctico del ex ingenio Nueva Baviera, al sur provincial.
Fuente:LaGaceta

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