Henrique Capriles y la esquizofrenia opositora
Año 6. Edición número 243. Domingo 13 de enero de 2013
El escenario de la derecha.
La cosecha de victorias del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) en los comicios estaduales de diciembre pasado acentuó el silencio de Capriles y fue inversamente proporcional a las diatribas más duras de sus compañeros de la Mesa de Unidad Democrática (MUD) contra el presidente que convalecía en La Habana. Parecía ser el único líder de la oposición que comprendía la delicada situación institucional y social, por lo que sus mensajes distaban en mucho de compartir las lúgubres expresiones de deseos de los dirigentes más extremos. Hasta tomó distancia del supuesto “paro cívico” que se había convocado a través de las redes sociales para este 10 de enero, cuyo origen se ha señalado entre la comunidad venezolana radicada en Estados Unidos.
Toda esta mesura calculada, quizás por una estrategia de instalación en la opinión pública como un componedor o por el efecto de la doble derrota electoral reciente, se acabó en esta semana cuando fue confirmada la ausencia del comandante bolivariano para reasumir el cargo como jefe de Estado. Como para no perder terreno dentro del propio MUD (donde las diferencias internas, lejos de achicarse, se profundizan cada día) y de cara a un nuevo llamado a elegir quien ocupe el sillón del Palacio de Miraflores, Capriles Radonski criticó duramente la decisión de la Asamblea Nacional (AN) y de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, por considerar como “continuidad administrativa” la ausencia de Chávez en la fecha donde debía juramentarse por otro período de seis años.
En un arranque de fundamentalismo institucional, para de paso posicionarse como contrincante natural (algo que aún ni siquiera encuentra consenso definitivo entre sus mismas filas) de Nicolás Maduro ante un posible futuro escenario electoral, Henrique Capriles aceptó estas decisiones pero señalando que fueron en “respuesta a un interés político”. “No estamos buscando ninguna confrontación ni poniendo a los venezolanos a pelear”, agregó e insiste en que quien debe hacerse cargo de la presidencia es el presidente de la AN, Diosdado Cabello.
En el actual contexto, donde se mezclan el pedido de respeto a la Constitución bolivariana (como también ha exigido Washington, vale aclarar las coincidencias) y un lugar visible como referente antagonista, el gobernador de Miranda busca estirar los plazos de convocatoria a otra votación y evitar el de 30 días que supone una imposibilidad definitiva para la reasunción de Chávez. Esa coyuntura, según declaró a la agencia AFP Luis Vicente León, titular de la encuestadora Datanálisis, favorece más al vicepresidente Nicolás Maduro porque se encontraría en “una posición ventajosa, de aura de poder y de control de todas las instituciones” luego de ser nombrado como sucesor por Chávez antes de su internación y con el endoso de dos arrasadores triunfos del chavismo en un par de meses, sumados a la creciente solidaridad entre la población por el difícil cuadro de salud de Hugo Chávez.
Quizás por eso la oposición corrió el eje de la interpretación constitucional que previamente argumentó, cuando un mes atrás pedía aplicar el artículo 233 de la Carta Magna para declarar la “falta absoluta” del mandatario y migró esa opinión hacia el empleo del 231 sobre la “falta temporal”, que les daría tiempo para recomponer sus líneas. Tal frenesí constitucional los ha corrido de sus ejes naturales y, en palabras de Capriles, reconocieron que la prórroga de la licencia a Chávez “no quiere decir que deje de ser presidente” y en ese enredo interpretativo quieren sacar del medio a Maduro.
Ahora, confirmada la no juramentación formal de Hugo Chávez, Capriles Radonski se propone aparecer como un recambio factible y pidió a los gobernantes de la región que no avalaran las acciones de los chavistas. Un eco que no obtuvo cuando su prédica chocó con la presencia de José Mujica de Uruguay, Evo Morales de Bolivia y Daniel Ortega de Nicaragua, además del presidente de Haití, Michel Martelly, y el primer ministro de Dominica, Roosvelt Skerrit, que llegaron a Caracas para respaldar al gobierno que interinamente encabeza Nicolás Maduro.
Fuente:MiradasalSur
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