3 de febrero de 2013

OPINIÓN.


Una tarea central
Por Carlos Vargas, de Prensa OCTUBRES.
Huele feo Buenos Aires. Particularmente al pasar cerca de esos enormes recipientes plásticos ubicados, de a uno o dos por cuadra, en casi toda la ciudad. Si hasta vacíos hieden de una manera insoportable. Y no es que la idea de los contenedores de basura parezca mala. Sólo que, a la ocurrencia, le faltaron sin duda algunas neuronas. Las que sugieren, necesariamente, una manguereada periódica a tales reservorios.
Pero sobre todo, Buenos Aires huele rancio. Y no es para menos. Hace ya cinco años que el Jefe de Gobierno lleva a cabo una persistente y sistemática gestión de restauración conservadora. Referenciado en Martínez de Hoz, Cacciatore, Menem, el alcalde impulsa políticas que poco o nada tienen en cuenta lo público, y, en cambio, se centran en los intereses del partido de los negocios.
El asunto es que a Mauricio Macri hay que tomárselo en serio. Juega en las primeras ligas de la derecha reaccionaria mundial, junto a Rajoy, Aznar, Merkel, Capriles. Y se entusiasma con los feroces ajustes que los gobiernos europeos aplican a sus pueblos para beneficio del capital financiero global. En el país, proyecta eliminar la Asignación Universal por Hijo y el Futbol para Todos, reprivatizar Aerolíneas Argentinas e YPF, restablecer la estafa de las AFJP y devolver el Banco Central a manos de las corporaciones económicas. De paso, mientras aumenta la deuda pública de la ciudad en más de un 350%, llevándola a los 6400 millones de pesos, milita abiertamente a favor de los fondos buitres.
Con esas propuestas (y en tanto no se decida el DOS), Mauricio Macri pareciera ser, hasta aquí, el número uno de los candidatos a presidente de la oposición al gobierno kirchnerista. Perspectiva en la que insiste en el armado del PRO a nivel nacional, de cara a las elecciones de medio término.
Así las cosas, aún cuando apenas comienza la campaña electoral para las parlamentarias de este año, en lo esencial y al margen de la figura personal de los candidatos, se perfila un panorama bastante claro.
Por una parte, arde la necesidad de darle continuidad al proyecto nacional, popular y democrático en curso. Afianzándolo, con más y mejor institucionalidad. Desplegándolo, con más y mejor redistribución del ingreso, industrialización con inclusión y exportación con valor agregado. Federalizándolo, con un mayor desarrollo local del interior profundo, que los gobiernos neoliberales dejaron librado a su suerte por considerarlo “inviable”. Enraizándolo, empoderando cada vez más a la ciudadanía, especialmente a los sectores humildes, con más y mejor unidad y organización en todo el ancho campo popular, y democratizando cada día más las instituciones del Estado y las organizaciones de la sociedad.Integrándolo regionalmente, con más MERCOSUR, más UNASUR, más CELAC. Y fortaleciéndolo, afianzando en todos los planos la conducción de Cristina Fernández de Kirchner, como la mayor garantía de la adecuada proyección del rumbo.
Por otra parte, acecha el riesgo de trabar el desarrollo del proceso actual. El riesgo de que las fuerzas conservadoras logren obstaculizar el desempeño democrático de los poderes del Estado. Así lo hizo el Grupo A, en el parlamento 2009/2011. Y así lo viene haciendo un sector reaccionario de la justicia al impedir, con eternas cautelares, la plena aplicación de la ley de medios de comunicación audiovisual. Así también lo hacen algunos intendentes y gobernadores.
El asunto es que, en las elecciones de 2013, dos políticas completamente opuestas se someterán al veredicto ciudadano. Dos políticas que nos proponen dos países diferentes. Y la composición parlamentaria (nacional, provincial, municipal) que surja del resultado de ellas, tendrá un rol significativo en la evolución hacia uno u otro rumbo.
El rumbo del kirchnerismo, facilita la construcción de un país inclusivo, democrático, que cabalga la historia orientándola hacia la plena realización de los intereses populares, construyendo los pilares de una Patria más justa, más libre y soberana. El otro, el de la oposición conservadora, apadrina el ajuste, la exclusión social, el endeudamiento, la desindustrialización; busca recuperar el control del Estado para subordinarlo nuevamente a las políticas mezquinas de la Sociedad Rural, a los privilegios oligárquicos, a la hegemonía de la corporación mediática y del capital internacional.
La ocasión desaconseja los titubeos, las vacilaciones. Y nos pone ante una doble responsabilidad: impulsar el voto kirchnerista para que se exprese como una verdadera avalancha electoral, y velar porque ese apoyo se manifieste cada día con más fuerza en un creciente poder popular, hasta convertirlo en un caudal incontenible.
Con ese doble objetivo, y teniendo en cuenta que en todo proceso histórico, cualquiera sea el momento y las circunstancias, siempre hay un elemento esencial que facilita el desarrollo de ese proceso en la dirección adecuada, desde la militancia de OCTUBRES consideramos que la pieza clave que ordena hoy el tablero de la coyuntura, la tarea central que favorece la acumulación de fuerzas, no es otra que perseverar y perseverar en la inserción del kirchnerismo en todos los frentes del campo del pueblo (*).
Inserción, más inserción, y aún más inserción. En las luchas cotidianas de todo el pueblo argentino. En el territorio, para cambiar la realidad del barrio. En el sindicato, por una auténtica defensa de los trabajadores. En el movimiento campesino, por el derecho a la tierra, por la soberanía alimentaria. En el empresariado, por el desarrollo de las PYMES y la producción nacional. En la escuela y la universidad, por más y mejor educación pública gratuita. En el hospital, por una salud gratuita y de calidad para todas y todos. En el Estado nacional, provincial y municipal, por una gestión más eficiente y transparente al servicio de la ciudadanía. En la juventud trabajadora, en el movimiento estudiantil secundario y de la universidad, para oxigenar el ritmo y la calidad del imprescindible trasvasamiento generacional.
Más inserción. De los militantes de OCTUBRES, del Frente Nuevo Encuentro, del Frente para la Victoria, de Unidos y Organizados, y demás agrupaciones kirchneristas, en todas las organizaciones naturales de la sociedad y en aquellos frentes dónde sea necesario crear nuevas organizaciones.
Aún más inserción. Para fortalecer la unidad y la organización de todo el pueblo argentino. Para generar cuadros activos, solidarios, consecuentes con los intereses de las mayorías. Para promover la democracia popular. Para defender la dignidad y la soberanía nacional. Para construir la Patria Grande Latino Caribeña.
¡Con Cristina, vamos por más!
Buenos Aires, 30 de enero de 2013.
(*) Tomado de Gastón Harispe, Diputado Nacional del Frente Nuevo Encuentro, Secretario General de OCTUBRES.
Envío:Carlos Vargas

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