20 de abril de 2013

OPINIÓN.

20.04.2013
Los jóvenes Ni divinos ni tesoros, militantes 
Florencia Saintout revisa el tema de la juventud desde las prácticas y las interpretaciones contemporáneas. 
Por: Víctor Ego Ducrot 
Juventud, divino tesoro, / ¡ya te vas para no volver! / Cuando quiero llorar, no lloro.../ y a veces lloro sin querer." Perdonen el mal gusto de comenzar con ese ruinoso verso de Rubén Darío, pero es el propio maestro Leopoldo Marechal quien me habilita a maltratar un poco al poeta nicaragüense Félix Rubén García Sarmiento, considerado en los textos de literatura como la máxima pluma del modernismo en castellano. Es el autor de Adán Buenosayres entonces, quien en una de sus tantas entrevistas, recreadas en el libro Leopoldo Marechal, al cuidado editorial del cubano Ernesto Sierra y publicado el año pasado por Casa de las Américas, de La Habana, quien recuerda sus charlas con el que fuera embajador de México en Argentina y notable escritor, Alfonso Reyes, acerca de cierta parte olvidable en las obras completas del creador de Azul.

En fin, quién soy yo para tener pretensiones de crítica literaria: nadie; aunque simple fue elegir ese verso del principio en orden a la necesidad que tengo para abordar el tema de hoy, pues la juventud como un divino tesoro que se va para no volver, así expresado, es un cabal ejemplo de los enunciados que a fuerza de reiteración ganan persistencia en tanto partes de los aparatos discursivos hegemónicos, aquellos que tanto mal les hacen a las culturas como la nuestra argentina (y de la región), que se retuerce festiva en tiempos de crisis para el cambio. 

"La invención de la juventud ha estado ligada en Occidente a la invención del futuro. Los jóvenes son considerados los sujetos que a través de su paso por determinadas instituciones se harían cargo de transmitir una herencia y tomar en sus manos los desafíos de un tiempo nuevo. Decir que 'los jóvenes son el futuro' fue un lugar común durante años y esto implicaba pensar que pasado y futuro se anudaban en ellos (…). En estos imaginarios, por supuesto, se normalizaban unas ciertas ideas de juventud y se patologizaban otras. Había unas juventudes doradas y otras peligrosas, amenazantes, o simplemente incapacitadas (…). Es justamente cuando la idea de futuro se hace imposible de sostener en forma colectiva que ese lugar hegemónico (que por supuesto ya había entrado en crisis muchas veces, pero sin desaparecer) se desmorona. Durante la larga década neoliberal en la Argentina, cuando la escuela, el trabajo, la política y la familia propia se transforman en vías rotas e incluso a veces en vías muertas para acceder al mundo adulto, para hacerse cargo de la posta, los jóvenes son considerados más que nunca incapaces, fallados, ausentes, y en ocasiones hasta monstruosos."

Más o menos con esas palabras que acabo de citar comienza Florencia Saintout el relato de su libro Los jóvenes en la Argentina: desde una epistemología de la esperanza, el tópico al cual quiero referirme hoy, puesto que se trata de un trabajo que observa y revisa el tema desde la lente de las prácticas y las interpretaciones contemporáneas, las mismas que recuerdan otros momentos de la historia, los que, con los actuales, reviven para memorar que los habitantes de carne y hueso de esa categoría denominada "juventud" son los que orgánicamente, y por las vías que las circunstancias de tiempo y lugar exigieron cada vez, se ocuparon y ocupan siempre de poner las cosas en su lugar para aniquilar la inquina de las supuestas incapacidades, fallas o ausencias, a veces y no pocas, hasta con sus propias vidas. Pienso entonces en las generaciones de revolucionarios latinoamericanos del siglo pasado y del anterior, en la gloriosa juventud y en la juventud rebelde, y tan sólo hasta ahí para no extenderme.

Se trata de una obra editada por la Universidad Nacional de Quilmes y que ella, Saintout misma, acompañada por un panel de especialistas, presentará el martes 30 de abril a las 7 de la tarde en el marco de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. La cita es en la Sala Javier Villafañe, en el Predio Ferial que queda sobre la Av. Sarmiento 2704 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, aunque yo prefiero seguir conociéndola como Capital Federal, por consiguiente de todos los argentinos y argentinas; expresión que me conduce a otro tema, próximo a ser tratado, pero otro sábados de estos. 

Acabo de leer el libro y lo recomiendo por dos motivos. Por el rigor académico que se hace evidente en cada una de sus páginas, desde la cuales se propone, como una ajustada síntesis reconoce, "una mirada sobre los jóvenes desde una dialéctica de la esperanza. Habla de todo aquello que duele de un pasado reciente aún abierto, pero fundamentalmente de todo lo que la juventud está reconstruyendo para sí misma. El kirchnerismo aparece como una opción por izquierda para la reconstrucción de un proyecto nacional y estatal con inclusión. El desafío es pensar a los jóvenes en una etapa histórica de recuperación y de reinvención del futuro, como actores sociales que comprenden las consecuencias funestas de la década neoliberal, que tiene como referencia el quiebre de la crisis de 2001 y que pasan de la resistencia al compromiso y a la militancia política en un país que se ha transformado." 

Pero sobre todo lo recomiendo porque se trata de un trabajo que reconoce, como muy pocos de los surgidos en los ámbitos universitarios lo hacen, que un texto es, sobre todo, consecuencia del momento histórico de su autor; me animo a decir, parafraseando a quien se reconoce como fundador del ensayo, Michel de Montaigne (siglo XVII), un texto es parte misma de la vida de quien lo escribe.

Florencia Saintout es doctora en Comunicación y actual decana de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP. Quizá alguien podría incurrir en el apresuramiento de considerar que los conocimientos sobre el tema que abordó en su libro obedecen a que es fundadora y directora del Observatorio de Jóvenes, Comunicación y Medios de esa misma casa de estudios; pero sería esa una mirada insuficiente.

Es cierto que el trabajo desplegado desde una unidad académica de esas características puede por sí mismo proveer de informaciones e insumos oportunos para un ensayo como el que hoy propongo leer con atención, aunque considero que lo decisivo está en lo siguiente: en cada una de sus intervenciones académicas (intervenciones que conozco porque soy profesor en esa misma Facultad), Saintout siempre se ha encargado de dejar en claro que toda práctica universitaria, el conocimiento como tal, comprende una actitud política, y por consiguiente militante. Y lo que es más singular, pone a ese plexo de afirmaciones teóricas en constante tensión práctica, lo que, en circunstancias trágicas como las vividas en La Plata ciudad inundada tras el temporal del 2 de abril pasado, le permitió encabezar, desde el Edificio Néstor Kirchner, el gigantesco operativo de solidaridad militante que, en el contexto de su visita a los miles de jóvenes voluntarios allí congregados, la propia presidenta Cristina Fernández de Kirchner denomino "La Patria es el otro". Y me animo a agregar: de la mano de la "gloriosa juventud".
Fuente:InfoNews

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