17 de abril de 2013

PARAGUAY.

MARTES, 16 DE ABRIL DE 2013 
Cuenta regresiva para comicios con episodios de corrupción 
Por Javier Rodriguez Roque (PL)
Paraguay inició hoy la cuenta regresiva para los comicios generales del próximo domingo viviendo una espiral de denuncias y escándalos por hechos de corrupción que tienen como centro a políticos y funcionarios públicos. 

Unos tres millones y medio de ciudadanos están convocados para ejercer el sufragio y elegir presidente y vicepresidente de la República, renovar el Senado y la Cámara de Diputados, así como las gobernaciones y juntas departamentales y hasta diputados al Parlamento Suramericano. 

Un total de 11 candidatos a Jefe de Estado pujarán por el triunfo este domingo en las primeras elecciones a celebrarse después que, el pasado mes de junio, un golpe de Estado parlamentario desalojara del poder al gobierno electo en el 2008. 

Muchas fueron las protestas durante la campaña que incluyen a partidos y organizaciones de izquierda por exclusiones en el acceso a los medios de difusión, hasta el cruce de acusaciones entre agrupaciones tradicionales por uso abundante de recursos de dudosa procedencia. 

Sin embargo, las últimas semanas se contemplaron imputaciones públicas que, en su gran mayoría, develan eventuales negocios ilegales con la participación de aspirantes y funcionarios gubernamentales, por cierto con responsabilidades en la interrupción del proceso democrático de la nación. 

La reciente destitución del presidente del Instituto de la Tierra, Luis Ortigoza, fue el último acontecimiento relacionado con la venta a particulares de parcelas pertenecientes a asentamientos campesinos y participación en adquisición ilegal y sobrevaluada de miles de hectáreas.

El candidato presidencial del Partido Colorado, Horacio Cartes, acusado por sus propios compañeros en la ejecución del golpe parlamentario, fue señalado por participación en operaciones con un banco situado en uno de los paraísos fiscales incluyendo millonarios fondos. 

Sobre la cabeza del presidente del Senado, Jorge Oviedo, pende la amenaza de destitución del cargo por su supuesta participación en la venta al Estado de tierras con problemas legales por 11,5 millones de dólares, cobrados a gran velocidad y en efectivo con ayuda de un banco estatal. 

Más allá de que estas y otras acusaciones formaron parte de la lucha por deslegitimar a adversarios, la realidad es que el país se acerca a sus comicios generales con serias afectaciones de la credibilidad de los representantes de las organizaciones políticas tradicionales. 

MARTES, 16 DE ABRIL DE 2013 
Paraguay entre el México malo y Haití 
Por José Antonio Vera
Con discreción y sin apuro, Estados Unidos va convirtiendo a Paraguay en un enclave semicolonial, decidido a instalar aquí un México malo en miniatura, con sus agencias propiciadoras del tráfico de estupefacientes y armas, vicios y corrupción extendidos a todos los rincones sociales, vomitando pestilencia y descomposición ciudadana en esa gran nación, de milenaria cultura y de singular historia de rebeldías, democracia y solidaridad internacionalista en buena parte de los siglos XIX y XX. 

Esas virtudes del antiguo y auténtico país de Benito Juárez, Madero, Pancho Villa, Emiliano Zapata, el cura Hidalgo, el General Lázaro Cárdenas, y tantos otros grandes personajes, venían siendo insoportables para Estados Unidos desde el fondo de su historia, cuando lo invadió militarmente en 1846 y, al cabo de dos años de guerra, se apoderó del 55 por ciento del territorio, inmensamente rico en hidrocarburos, que abarca lo que hoy son Arizona, California, Nevada, Utah, Nuevo México, y parte de Colorado, Kansas y Oklahoma, en un anexionismo sin parangón en el mundo. 

Por su importancia como gran y rico país, con alto crecimiento del PIB pero con escaso desarrollo social, y por el carácter rebelde de su pueblo y por su frontera común, México siempre ha sido una pieza muy importante del proyecto estratégico diseñado por el imperio para el subcontinente americano, política, económica y culturalmente abarcante desde el sur del Río Bravo hasta la Patagonia, cuya marcha enumera éxitos y fracasos alternados, reflejo de la lucha de clase que al interior de los pueblos libran las masas populares contra las oligarquías entreguistas.

El modelo de empresas maquiladoras, con su sistema esclavista del trabajador, tan pujante en la frontera mexicana con Estados Unidos, con Haití después del terremoto del 2010, y con otros muchos países últimamente, mediante la instalación de unos “parques industriales”, como designan a los talleres maquiladores, destaca entre las propuestas hechas en Paraguay por los dos candidatos con mayores posibilidades de convertirse, el próximo domingo 21, en el futuro Presidente del país. 

Ambos, el colorado Horacio Cartes, como el liberal Efraín Alegre, practican asidua vinculación con las corporaciones estadounidenses de los sembradíos transgénicos, con sus paquetes envenenadores de los seres vivos, y con empresas megamineras, del tipo de la delictiva Río Tinto Alcan, condenada en varios países por genocida y ecocida, que pretende llevarse la mitad de la electricidad paraguaya a precio de colonia, con la complicidad probada del gobierno de facto instalado hace 10 meses. 

Tras una esforzada búsqueda por encontrar propuestas de administración política y económica de esos dos postulantes, lo único que destaca en medio de una montaña de mentiras e insultos, promesas vanas y mucha pobreza cultural, es su común vocación negadora del papel social del Estado y su adhesión al modelo de crecimiento de las clases dominantes, en desmedro del desarrollo de la nación, como un todo de equilibrio y justicia y equidad comunitarias, vientre que ha parido el caos actual en todas las potencias del mundo capitalista. 

Tanto Cartes como Alegre son abanderados de la oligarquía en su nueva fase de su largo enfrentamiento contra el pueblo, miopes ante la realidad que se está tejiendo desde hace década y media en Suramérica, con el resurgir de gobiernos que ya no obedecen la política de Washington, elegidos en las urnas y que aplican medidas concretas de corte democrático y progresista, reclamando al imperio libertad de acción y respeto a la soberanía de cada nación, posturas que la gran potencia no puede aceptar porque es contranatural a su razón de ser. 

Ese rechazo explica, en parte, el Golpe de Estado en Honduras, en junio de 2009, utilizando el Poder Judicial, y el de Paraguay tres años después, encabezado por el Parlamento, comprado por las corporaciones transnacionales de la soja y la minería. Ni el estanciero Mel Zelaya ni el Obispo Fernando Lugo, constituían una amenaza revolucionaria, pero el imperio decidió acabar con ellos por dos razones:

A) Conducían procesos de cambios políticos que, aunque no rozaran siquiera las estructuras económicas y del Estado, alimentaban sí, al interior de cada país, la formación de la nueva conciencia social anticapitalista, y de rechazo del sometimiento imperial, instalado en Suramérica y el Caribe, y 

B) La geografía de ambos países, epicentros regionales, siempre constituyó dos codiciados puntos para desarrollar la estrategia de recolonización económica, política, militar y cultural. Ese plan, finalmente, fue facilitado por la propia debilidad, vacilación y hasta colaboracionismo de buena parte de los gobiernos de Zelaya y Lugo. 

Logrado, con mucha facilidad, ese primer objetivo, el segundo paso era escoger la herramienta política-partidaria más útil para tan ambiciosa empresa, la cual exigía ambición desmedida de poder e in-escrupulosidad orgánica-partidaria, representada por personas con los suficientes malos antecedentes judiciales que los convierten en piezas voluntariamente manipulables en la aplicación de los planes de ocupación territorial y de sometimiento de la ciudadanía. 

La domesticación y alienación en falsos valores de buena parte de la población, es una de las primeras tareas de ese programa cuyo propósito esencial es el de eliminar todo tipo de resistencia social Por a la explotación de los mejores recursos naturales del país, como está ocurriendo tanto en Honduras como en Paraguay, bajo los dos gobiernos facciosos.

En Asunción, los estrategas estadounidenses no han sufrido desilusión alguna, pues siempre han contado con el Partido Colorado desde hace 80 años, una especie de empresa financiera privada, cuyas cúpulas siempre han reclutado adeptos practicando la extorsión de los hambrientos, preparada con una masiva injerencia en la mayoría de los hogares y en cada pueblo de decenas de sectas religiosas y la complacencia de un buen número de Organizaciones No Gubernamentales (ONG). 

Por su trayectoria como empresario especulador y por su abominable aparición en la actividad política, Cartes parece ser el escogido por el imperio para aplicar su tan sagrada misión y ello tiene coherencia, pues no es la primera vez que Washington elige para presidir el Paraguay a alguien acusado de narcotraficante.
El General Andrés Rodríguez, presentado en 1987 por la DEA y otras agencias como capo mafioso, fue ungido al máximo cargo por el Pentágono dos años después. 

El nuevo instrumento estadounidense para sentar presencia fuerte en el cono sur desde Asunción, ya ha desnudado su ideología de ultraderecha, sin importarle estar en medio de la campaña electoral, cosa que revela su sentido de impunidad. Se declara favorable a la Doctrina de la Seguridad Nacional, ordenando al Ejército que se ocupe del control de la ciudadanía, relegando la policía a labores inferiores. Ha manifestado admiración por el tirano General Alfredo Strossner y el sátrapa uruguayo Juan María Bordaberry.

Es partidario de que Estados Unidos instale una base militar en el Chaco, vecino a la frontera con Bolivia, en claro acto provocador y desestabilizador de toda la zona en la que su función primordial sería el control de Argentina, Brasil y Venezuela, con los ojos puestos sobre la inmensa y muy codiciada Amazonía.

En medio de la mediocridad de su campaña proselitista, y de las promesas demagógicas que copia de la vergonzosa historia bipartidaria paraguaya, que vuelca en los mítines con lenguaje soez, Cartes deja ver claramente que el Partido Colorado sólo le interesa para ganar las elecciones, porque, a destiempo con el proceso de integración regional, a quien le interesa servir es a Estados Unidos y al empresariado sin patria y enamorado del dinero, ese vasto mundillo en el que destacan “barones” con vinchas coloradas y conocidos capos mafiosos, salidos estos días de sus cavernas para declararle su apoyo. Gestos de gratitud, sin dudas, por mantener coherencia con sus orígenes e intereses comunes.
Fuente:Argenpress


A CINCO DIAS DE LAS ELECCIONES PRESIDENCIALES, SE ESPERA UN FINAL CERRADO
Paraguay en la recta final
Cartes, el favorito, aspira a devolver el timón presidencial al conservador Partido Colorado, vinculado con el autoritarismo, el clientelismo y la corrupción y derrotado hace cinco años por el ex presidente izquierdista Lugo.
Cartes se pasea en carreta durante un acto de campaña en Limpio, un suburbio de Asunción.Imagen: EFE
Paraguay entró en la recta final hacia las elecciones nacionales del domingo, en un clima de tranquilidad, expectativas e incertidumbre sobre lo que pueda pasar.

De hecho, las previsiones no favorecen a ninguno de los dos candidatos. Una de los dos últimas encuestas divulgadas, de la firma Grau y Asociados, adjudica a Horacio Cartes, un empresario multimillonario candidato del Partido Colorado, el 45,3 por ciento de la intención de voto, a 14 puntos de su principal rival, el oficialista Efraín Alegre, del Partido Liberal. Pero el otro sondeo publicado el domingo, de la consultora Gabinete de Estudios de Opinión (GEO), ubica al empresario con 34,8 por ciento de las preferencias, por debajo de Alegre (36,7 por ciento).

Sin embargo, los analistas, que explican en parte esta caída de Cartes por un pacto electoral de los liberales con los herederos políticos del fallecido líder Lino Oviedo, aseguran que la puja será ajustada. Cartes, un exitoso hombre de negocios y dirigente deportivo de 56 años, recién llegado a la política, aspira a devolver el timón presidencial al conservador Partido Colorado, vinculado con el autoritarismo, el clientelismo y la corrupción, y derrotado en las urnas hace cinco años por el ex presidente izquierdista Fernando Lugo. El triunfo en 2008 del ex obispo católico, destituido en junio pasado por el Congreso por “mal desempeño”, marcó el final de una hegemonía colorada de 61 años, que incluye el régimen de Stroessner entre 1954 y 1989.

Además, esta elección concentra muchas esperanzas en cuanto al porvenir del país. Aislado regionalmente desde la destitución de Fernando Lugo, Paraguay espera recuperar sus credenciales democráticas en los comicios del día 21 y ser readmitido en el Mercosur.

De hecho, para mediar en la crisis abierta por el juicio político contra el presidente Fernando Lugo, que fue destituido el 22 de junio de 2012, Maduro, en esa fecha canciller venezolano, acudió de urgencia a Asunción, en el marco de una misión de la Unasur. Una semana después, la Unasur y el Mercosur suspendieron a Paraguay de la participación hasta ver el desarrollo de sus comicios, y este segundo bloque admitió además a Venezuela, cuyo ingreso había bloqueado el Legislativo paraguayo durante años. El panorama se complicó más cuando, a principios de este mes, Franco consideró un milagro la muerte del antecesor de Maduro, Hugo Chávez, lo que le llevó a ser calificado de escoria humana y política por el canciller venezolano, Elías Jaua. Además, la Cancillería paraguaya se sumó este lunes a las peticiones de nuevo recuento, en forma rápida y con total transparencia, de los votos de las presidenciales venezolanas del pasado domingo, en las que Maduro obtuvo un 50,75 por ciento de los sufragios, frente al 48,97 por ciento del opositor Henrique Capriles.

No obstante, el embrollo diplomático que tendrá que solucionar el nuevo Ejecutivo apenas ha tenido incidencia en la campaña electoral, y los dos candidatos favoritos a la presidencia han dado muestras de que optarán por el pragmatismo para facilitar su regreso al Mercosur, aun con Venezuela dentro. “Venezuela ya está adentro, duele decirlo, pero voy a ser presidente”, declaró la semana pasada el colorado Cartes. Por otro lado, Alegre dijo que sólo el nuevo gobierno que tome posesión el 15 de agosto en Paraguay podrá restaurar los puentes con Venezuela y recomponer las relaciones con el Mercosur. “Estoy seguro de que no es un tema insuperable. Al contrario, para el Mercosur, Paraguay es importante, para nosotros también es importante el Mercosur. Vamos a sentarnos a dialogar y estoy seguro de que se van a recomponer esas relaciones”, dijo en una entrevista. Con Maduro como nuevo presidente en Venezuela, claro que habrá una relación de Estado, declaró también el candidato liberal, que confió en que los cuatro mandatarios socios del Mercosur estarán en Asunción para la jura presidencial del 15 de agosto del vencedor de las elecciones del próximo domingo.

Con este complejo panorama diplomático de trasfondo, Paraguay se juega a recuperar la credibilidad democrática ante sus vecinos, en las elecciones más vigiladas en sus 24 años de democracia. Se montó un esquema informático con tecnología de punta para la transmisión de los resultados y se han cursado invitaciones a unas 300 instituciones internacionales para que envíen observadores, muchos de los cuales ya están en el país. Así, la Unasur y el Parlamento del Mercosur sumarán sus observadores a los destacados por la Unión Europea, la Organización de Estados Americanos y varios organismos electorales del continente. “La gente va a participar con mucho criterio cívico. No creemos que haya violencia”, declaró ayer el candidato Alegre.

De los 6,5 millones de habitantes que tiene Paraguay, 3,5 millones están en el extranjero y se registraron en España, Estados Unidos y la Argentina. El presidente que surja de la elección del domingo asumirá el 15 de agosto.


Renunció el jefe del Parlamento
En la recta final de la campaña para las elecciones del domingo en Paraguay, el presidente del Parlamento, Jorge Oviedo Matto, renunció ayer al puesto en un intento de acallar un escándalo por un supuesto negociado.

El solicitó permiso y cedió el puesto de presidente del Senado y del Congreso bicameral al liberal Alfredo Jaeggli, que lo asumió en una sesión extraordinaria, informó la Cámara alta en un comunicado. Jaeggli explicó que Oviedo Matto quiso así transparentar el proceso de compra, por parte del Estado, de 5747 hectáreas de tierra de una empresa de la que su padre es accionista, por un valor de 60.000 millones de guaraníes (15 millones de dólares), el miércoles de Semana Santa.

La oposición colorada y los grupos de izquierda se quejaron de que la sesión comenzara antes de llegar ellos a la Cámara, impidiendo su objetivo, que era lograr la destitución de Oviedo Matto. Matto es miembro de la Unión Nacional de Ciudadanos Eticos (Unace), del fallecido general Lino Oviedo, partido que el pasado 3 de abril pactó dar su voto útil al liberal Efraín Alegre en los comicios generales del próximo domingo.

“Que se investigue, y si hay alguna situación, que se castigue. Yo no conozco el caso”, sostuvo ayer el candidato presuntamente beneficiado, Alegre, en entrevista con la Radio Monumental. Negó también otras acusaciones que hace su principal rival por la presidencia de Paraguay, el colorado Horacio Cartes, como el uso de fondos de la hidroeléctrica estatal Yacyretá para su campaña.

En las últimas semanas, el gobierno de Franco no ha parado de anunciar buenas noticias y éxitos de sus meses de gestión, comenzada tras la destitución del ex presidente Fernando Lugo, el 22 de junio de 2012.
Fuente:Pagina12

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