Otra oportunidad para que responda
Mañana se cumple una década de la crecida del río Salado que afectó a la tercera parte de la capital provincial y causó 23 muertes. El juez Urdiales aceptó citar al Lole, como pidieron los querellantes Jorge Castro y Milagros Demiryi.
Por Juan Carlos Tizziani
Desde Santa Fe
Carlos Reutemann dice que "nadie le avisó" sobre la inundación.Carlos Reutemann declaró una sola vez, como testigo y por escrito, en la causa que investiga la catástrofe del río Salado, en 2003. La peor inundación de la historia de Santa Fe que dejó un tercio de la ciudad bajo agua, 23 muertos directos y 130 mil damnificados. Fue hace nueve años, en un relato que Rosario/12 publicó el 16 de abril de 2004. "Lo ocurrido fue totalmente imprevisible, por lo atípico y extraordinario, se trató de un verdadero aluvión", dijo en su defensa. A los dos años, en abril de 2006, el juez Jorge Patrizi le dictó la falta de mérito para indagarlo porque "no había encontrado pruebas suficientes para sospechar" que el ex gobernador hubiera "participado en los hechos". Y procesó a tres imputados: el ex ministro Edgardo Berli, el ex director de Hidráulica, Ricardo Fratti y el ex intendente de Santa Fe, Marcelo Alvarez, por "estrago culposo agravado por la muerte de 18 personas". Desde entonces, la situación no ha cambiado, aunque esta semana -una década después de la pesadilla- el juez que dictará la sentencia, Gustavo Urdiales, aceptó que Reutemann vuelva a declarar en el juicio, pero -si quiere- ni se asomará por Tribunales porque la maquinaria judicial de Santa Fe reconoce sus fueros parlamentarios y le permitirá que lo haga a la distancia y por escrito.
Reutemann es uno de los 35 testigos convocados en esta etapa clave del juicio, de producción de pruebas, antes de que el juez Urdiales dicte la sentencia. Otro de los propuestos es Jorge Obeid, el ex gobernador que ya no tiene fueros ni cargo público y por lo tanto, no podrá zafar de la cita en Tribunales. Fuentes consultadas por este diario estiman que la ronda de testimoniales se extenderá unos dos meses, entre junio y julio.
El abogado Manuel Cecchini, que patrocina a los actores civiles, Jorge Castro y Milagros Demiryi, confirmó que el juez Urdiales aceptó el pedido de parte para que Reutemann y Obeid declaren como testigos, aunque aclaró que lo harán bajo distintas modalidades. "Los dos ex gobernadores están citados como testigos, pero hay que hacer la salvedad que Reutemann puede declarar por escrito, es una facultad que le otorga el Código Procesal de la provincia y Obeid, que en este momento no tiene ningún cargo público, tendrá que asistir personalmente", dijo Cecchini. "Responder un pliego de preguntas por escrito no es lo mismo que una declaración testimonial frente al juez y las partes que también pueden interrogar. Pero la prerrogativa está en el Código y es inevitable", explicó.
-¿Y quién confecciona el pliego de preguntas para Reutemann?
-Nosotros, la parte que ofrece la prueba. En este momento y por un plazo de dos días hábiles el (pedido para que se cite al) testigo es puesto a disposición de las partes en el Juzgado para su cotejo y control -respondió Cecchini.
Reutemann sintetizó su defensa en una consigna que atravesó el tiempo: "Nadie me avisó". "Quiero repetir que ningún organismo técnico nacional, provincial ni municipal, ninguna autoridad o persona dio aviso de la magnitud que alcanzaría el hecho motivo de la investigación", declaró en la causa en 2004.
El juez Patrizi le creyó: dedicó siete carillas del procesamiento a Berli, Fratti y Alvarez, para eximir de responsabilidad a Reutemann. Las culpas de unos, exculparon al otro. Patrizi se preguntó si el ex gobernador debía "disponer alguna medida respecto a la realización de obras ante el avance del Salado", y luego, "cuando el agua ya había invadido gran parte de la ciudad de Santa Fe, le incumbía disponer la evacuación en los términos de la ley 8.094" de Defensa Civil. Y en ambas hipótesis, se respondió que no.
"Reutemann tenía conocimiento de la importante cantidad de agua caída en la zona centro-norte de la provincia. Pero, tal como se estimó al establecer la responsabilidad de Berli y Fratti, se debía tener un conocimiento especial para poder apreciar que esa magnitud de agua que había precipitado en la provincia, implicaría un riesgo para Santa Fe y disponer las medidas adecuadas para evitar o por lo menos mitigar la entrada de agua en la ciudad. Este conocimiento podría haber sido suplido por la información necesaria que Berli y Fratti pudieran haberle brindado, como se lo hizo con el intendente (Alvarez). Pero en los primeros momentos, cuando la realización de obras podría haber minimizado la situación, los funcionarios aludidos no advirtieron la realidad de la situación, a pesar de poderlo hacer, por lo que tampoco podrían haber informado fehacientemente al gobernador acerca de ello", interpretó Patrizi. Y Reutemann zafó. Y desde entonces, en estos diez años, nada ha cambiado en la justicia santafesina.
Fuente:Rosario12
A UNA DECADA DE LA INUNDACION DE SANTA FE, LA CAUSA SIGUE ABIERTA
Diez años después del agua
El 29 de abril de 2003, buena parte de la capital provincial quedó anegada. Hay tres funcionarios procesados y Reutemann declarará en julio como testigo. La historia del matrimonio que lleva adelante la querella. La colaboración con las víctimas de la inundación de La Plata.
Por Carlos Rodríguez
El 35 por ciento de la población de la ciudad de Santa Fe resultó afectado por la inundación.
El matrimonio formado por Jorge Castro y Milagros Demiryi tiene una vida de novela. De novela de terror. En 1974, cuando eran militantes del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), su casa fue allanada y ambos cayeron presos. Estuvieron detenidos hasta el año 1983. “La primera casa propia la perdimos a manos de la policía y de los militares”, recuerda Jorge (58 años), en diálogo con Página/12. Sus pesares no terminaron allí. “La segunda casa, de dos plantas, en el barrio Roma, la perdimos por la inundación” que hace diez años, el 29 de abril de 2003, dejó bajo las aguas “a un tercio de la ciudad de Santa Fe”, donde siguen viviendo –ahora en una vivienda alquilada–, con tres de sus siete hijos. Las cifras de la inundación, que Castro recita de memoria, son contundentes: 23 muertes reconocidas por el Estado provincial (una demanda judicial eleva el número a más de cien), 140 mil evacuados pertenecientes a 28 mil familias, cifra que representaba, en ese momento, el 35 por ciento de la población de la ciudad de Santa Fe. Como la vida sigue y “la lucha sigue”, Jorge y Milagros son los actores civiles de la causa que investiga el desastre, en la que están procesados tres ex funcionarios y en la que tendrá que declarar en julio, por ahora como testigo, el ex gobernador Carlos Alberto Reutemann.
Jorge Castro y su esposa son, además, militantes del Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos (MEDH), y expertos a la fuerza en materia de inundaciones. El escribió un libro, Verdades locas sobre impunes mentiras, referido a las consecuencias de la inundación en Santa Fe y ella, que es docente y terapista ocupacional, tiene un equipo que en mayo viajará a La Plata. Han sido convocados por Nilda Eloy, ex detenida-desaparecida, testigo del juicio contra Miguel Etchecolatz, para que colaboren, por su experiencia personal, con las organizaciones de derechos humanos que asisten a las víctimas del desastre platense, del que este jueves se cumple un mes.
Cuando la detuvieron, en 1974, Milagros Demiryi estaba embarazada de tres meses. Su primera hija, Ana, nació cuando ella estaba detenida en el pabellón 49 de la cárcel de Villa Devoto. Su segunda hija, Victoria, también pasó un tiempo en cautiverio, junto con su madre. Después de que ambos recuperaron su libertad, tuvieron otros cinco hijos. El menor tenía 12 años, en abril de 2003, cuando el barrio Roma en el que vivían, en una casa de dos plantas, quedó bajo las aguas “en menos de una hora”. A la una de la tarde del 29 de abril, Milagros salió de su vivienda rumbo al Hospital de Niños, para cumplir con actividades de ayuda relacionadas con la inundación, dado que en algunos lugares las aguas del río Salado habían entrado a la ciudad desde la madrugada de ese día.
Un terraplén ferroviario, sobre nivel, parecía ser la garantía contra el avance de las aguas hacia el barrio Roma. “Cuando yo salí de mi casa rumbo al hospital, para reunirme con mi mujer, un cura amigo que andaba rescatando gente me advirtió que sacáramos ya a nuestros hijos, porque se iba a inundar toda esa parte de la ciudad.” Asegura que, cuando llegó al hospital y le dijo a su mujer que debían evacuar la casa, ella no le creyó. “Le apreté el brazo y la miré, entonces comprendió que era cierto lo que le estaba diciendo.”
“Sacamos a los chicos, los llevamos a la casa de mi madre, y en muy poco tiempo, toda la planta baja quedó tapada por el agua, que llegó a una altura de un metro noventa centímetros”. Todavía le parece increíble porque ese mediodía habían comido tranquilos, en su casa, sin siquiera presentir la tragedia. “No lo podía creer cuando el padre Angel, una persona a la que yo conocía, me dijo: ‘Andate porque el agua nos tapa’.”
Sacaron a los chicos de la casa y a las 2 y 20 de la tarde, cuando volvieron para tratar de subir a la planta alta muebles, computadoras y artefactos domésticos, ya el agua lo había invadido todo. “La parte de abajo se inundó. En el salón de la planta baja teníamos una biblioteca de 3,60 por 2,40 metros de alto. Se derrumbó. Bajo las aguas perdimos más de mil libros. Para Milagros fue una pérdida irrecuperable. Eran los libros con los que había estudiado. Ella tiene varios títulos, se recibió con diploma de honor. Nunca más quiso volver a la casa. Ahora no tenemos casa propia, alquilamos.”
Desde el primer momento resolvieron abrir una denuncia contra el gobierno de Carlos Reutemann. “Somos una familia de clase media, todo lo que teníamos lo logramos con esfuerzo.” El problema se les complicó todavía más porque, al iniciar la querella, tuvieron que rechazar todo tipo de ayuda oficial. La opción era recibir la ayuda o querellar. Eligieron querellar. Ya llevan diez años de pelea en la Justicia. En Santa Fe no hay juicio oral. La causa se rige por el viejo código. Un juez de instrucción y uno de sentencia.
La primera parte estuvo a cargo del juez Jorge Patrizi. Ahora, en la etapa de sentencia, está a cargo de Gustavo Urdiales. En el año 2006, Patrizzi procesó a tres ex funcionarios: el ex intendente de Santa Fe Marcelo Alvarez: el ex ministro de Obras Públicas Eduardo Berli, y el ex director de Hidráulica Ricardo Fratti. En los primeros tiempos, se tuvieron que refugiar en casa de familiares o amigos. “Muchos de los evacuados hicieron lo mismo que no- sotros, otros tuvieron que vivir en los 415 centros de evacuados.”
“La responsabilidad de los ex funcionarios, incluyendo al gobernador Reutemann, es indudable. El agua del río Salado no creció de un día para el otro. Desde hacía un mes, por efecto de las lluvias, venía provocando anegamientos en campos ubicados al norte de la ciudad. En ese año ya había comenzado el corrimiento de la frontera agropecuaria por el avance de la soja”, sostiene Castro. “Además, como se sabe, el Salado entró en la ciudad porque una obra destinada a prevenir contra el avance del agua había sido inaugurada cuando estaba inconclusa.”
Recuerda, como se dijo en su momento y se probó en peritajes técnicos, que “el agua entró por el boquete que dejaba abierta la obra inconclusa. Por algo, 48 horas antes, la Municipalidad había cerrado el paso en la calle Gorostiaga y el Hipódromo. La inundación no es un tema ajeno a la historia de Santa Fe. Todos sabían lo que iba a pasar, pero nadie tomó las riendas del asunto y pasó lo que pasó”.
LOS TRES IMPUTADOS Y EL PAPEL DE REUTEMANN
La lección del SaladoPor Carlos Rodríguez
Jorge Castro, como actor civil en la causa contra tres ex funcionarios del gobierno santafesino, cree que “si los fiscales del juicio”, en su etapa de sentencia, “hacen lo que tienen que hacer”, el ex gobernador Carlos Reutemann tiene que declarar “como testigo, pero si la Justicia fuera tal, ya debería estar entre los imputados”. En la etapa de instrucción, el caso estuvo a cargo del juez Jorge Patrizzi, y ahora, en la parte decisiva, está en manos de su colega Gustavo Urdiales. Los tres imputados son el ex intendente Marcelo Alvarez, el ex ministro de Obras Públicas Edgardo Berli y el ex director de Hidráulica Ricardo Fratti. Los tres están imputados por el delito de “estrago culposo agravado por la muerte de 18 personas”. Aunque el gobierno santafesino reconoció 23 muertes, la Justicia sólo tomó 18 casos.
“Sólo tuvieron en cuenta los casos de 18 personas que murieron por inmersión y rechazaron casos de personas que, horas o días después de que perdieron sus casas, murieron por cardiopatías. Ni siquiera tomaron como válido un caso, que había aceptado el gobierno, de un hombre que salió de su casa cuando comenzó la inundación y que murió cuando regresó para salvar algunas cosas. El también murió ahogado, pero no lo reconocieron como una muerte producida por la inundación.”
El hoy senador nacional Carlos Reutemann ya declaró, por escrito, en la etapa de instrucción. “En ningún momento de mi último mandato como gobernador de Santa Fe ni específicamente entre los meses de enero y abril de 2003, fui informado por miembros de mi gabinete, ni verbalmente, ni por escrito, sobre el comportamiento del río Salado, tanto en lo atinente a su altura como a la velocidad de sus aguas.”
Según el ex mandatario provincial, lo que ocurrió el 29 de abril de 2003 fue “totalmente imprevisible, por lo atípico y extraordinario, se trató de un verdadero aluvión”. Cuando sucedieron los hechos, el ex gobernador solía comparar lo sucedido en Santa Fe con el atentado a las Torres Gemelas. Castro insiste en que Reutemann tiene que volver a ser citado a declarar. El lo pidió y al parecer, lo llamaría a testimoniar en el mes de julio.
“Si repite lo mismo, hunde a sus subordinados. Lo que esperamos es que los otros tres imputados hablen y digan la verdad de lo sucedido.” Castro señala que Reutemann admitió, el 26 de abril de 2003, que tres días antes de la catástrofe sabía que los barrios del oeste (de la ciudad) iban a tener miles de evacuados.”
El testimonio, asegura, está en el documental La lección del Salado, realizado por el canal de cable C&D.
Agrega que el 29 de abril, por decreto del Comité de Crisis, se dispuso la compra de 10 mil colchones, miles de zapatillas y frazadas. Además, un mes antes del desastre, los diarios santafesinos venían siguiendo día a día el avance del Salado y las inundaciones que provocaba en el norte, rumbo a la ciudad. Esto es algo que comprobó Página/12, en su momento, durante la cobertura en Santa Fe.
Fuente:Pagina12
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