21 de mayo de 2013

DE TODO UN POCO.


Copie tres artículos de la revista veintitres, que me parecen muy interesantes.
En página 1, los mitos destituyentes en la Historia Argentina, y la bóveda de Lanata en la casa de los Kirchner.
En página 7, un artículo sobre El peso de la Edad en las proximas elecciones y segun veo porqué el gobierno desarrolla un contrato de rebeldia con la sociedad. Y ella le responde.
Y finalmente, en página 10, un artículo sobre Los Garcas y el peligro que ellos representan. De La Sota y Macri saben de que hablo.
Un buen mate, y a disfrutar.
A una semana del gran encuentro nacional en Plaza de Mayo con Cristina. Es imptte que vayas, muy imptte..
Saludos,
Jorge "colo" Kaplan



Sábado
18 de Mayo de.2013

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Historias incomprobables de la política argentina
Mitos destituyentes
Por Pablo Galand
De las chicas de la UES a la bóveda de Néstor Kirchner, pasando por los pollos de Mazzorín y los gustos violentos de Rosas, la historia argentina tiene lugar para habladurías que buscaron desacreditar gobiernos populares. Aquí, un racconto de varias de ellas.
En su carácter de denunciador serial, el domingo pasado Jorge Lanata aseguró desde su programa de televisión que la casa de los Kirchner contiene en el subsuelo una bóveda que tiene capacidad para atesorar decenas de millones de euros. Con una supuesta escenografía hecha a escala, el periodista aseguró que tras la puerta de esa habitación del sótano existía otra puerta blindada para resguardo de dinero mal habido. Sin embargo, el arquitecto que estuvo a cargo de la obra, y que justamente era la fuente de información de Lanata para sostener la “tesis de la bóveda”, aseguró que en ningún momento hizo colocar una puerta blindada y hasta sostuvo que era imposible hacerla pasar por ese lugar. El relato que pretendió sostener el equipo de Periodismo Para Todos hizo recordar los mitos que a lo largo de la historia argentina se tejieron sobre los líderes populares con la intención de desestabilizarlos. Historias infundadas que buscaron prender en la sociedad para legitimar el fin abrupto de procesos que en general llevaron adelante políticas transformadoras. De este modo, la investigación de Lanata ubica a “la bóveda de los Kirchner” en un lugar similar al que ocupan leyendas como “las chicas de la UES de Perón”, “el diario de Yrigoyen”, o la fascinación de Rosas por espiar la ejecución de sus enemigos.
Veintitrés consultó a una serie de historiadores para refrescar aquellas leyendas y descubrir las similitudes que existen entre ellas. Se trata de un ejercicio de memoria que sirve para entender los objetivos que se esconden detrás de las historias que ahora se quieren instalar bajo el formato de denuncias.

En tiempos en que la Patria corría riesgos de desmembramiento, los caudillos federales fueron los blancos más frecuentes a la hora de crear mitos que los denostaran. Sobre todo, de parte de aquellos que serían los vencedores en la batalla de Caseros e impusieran un país basado en un modelo agroexportador y dependiente del capital británico. “La prensa liberal veía a los caudillos como figuras salvajes y por lo tanto se mezclaba la verdad con la ficción”, asegura Gabriel Di Meglio, historiador doctorado de la UBA e investigador del Conicet.

Facundo Quiroga no sólo se convirtió en el personaje paradigmático de la barbarie a la que Domingo Sarmiento denunciaba en su obra cumbre Facundo, sino que fue el caudillo del que se tejieron las mayores leyendas desde el poder económico porteño. Una de ellas, recuerda el historiador Hugo Chumbita, tenía que ver con lo que pasó a llamarse “los tapados de Facundo”. Cuenta el autor de Jinetes rebeldes que uno de los mitos que se había creado en torno del caudillo riojano era la inmensa fortuna que atesoraba en monedas de plata que guardaba en bolsas. “Las tenía escondidas en los tirantes del techo de su casa”, afirma Chumbita. “Cuando Gregorio Aráoz de Lamadrid invadió La Rioja para voltear a Quiroga fue directamente a su casa para apropiarse de esas bolsas tan famosas”, completa. El militar unitario llegó a encarcelar a la madre de Quiroga para que le confesara dónde estaba guardada aquella fortuna. Sin embargo, grande fue la decepción de Lamadrid al comprobar que la cantidad de monedas que atesoraba el Tigre de los Llanos era muy inferior a la que sus detractores habían hecho difundir.

Los mitos acerca de fortunas atesoradas en la historia argentina se remontan hasta la época de la colonia. Cuando los jesuitas fueron expulsados de las colonias españolas, a mediados del siglo XVIII, se dijo que habían dejado enormes fortunas enterradas en los alrededores de las misiones de San Ignacio. “Fue por eso que durante muchos años posteriores aparecían frecuentemente por la zona buscadores de tesoros tratando de hallar las supuestas fortunas. Pero nunca encontraron nada”, afirma Chumbita. Lo mismo sostiene el historiador brasileño Arnaldo Bruxer, autor del libro Los treinta pueblos guaraníes. Allí asegura que los jesuitas “no poseían tesoros ni riquezas fabulosas, ya que lo que más valía en esa época no era la materia prima, sino la mano de obra”. Agrega que “solamente individuos de una supina ignorancia pueden creer en las fabulosas riquezas de las Misiones Jesuíticas”.

Tan amado como odiado en su tiempo, Juan Manuel de Rosas es una de las figuras que más debates genera en la historia argentina y, por lo tanto, es lógico que sus detractores hayan creado todo tipo de mitos para destruir su imagen. La fuente de todas las leyendas acerca de su figura ronda en torno de dos tópicos: el supuesto sadismo para deshacerse de los opositores y la enorme fortuna que logró amasar como consecuencia de la corrupción que caracterizó a sus dos mandatos.

Ni los mayores defensores del Restaurador de las Leyes niegan la violencia que ejercía La Mazorca, una fuerza parapolicial creada por el propio Rosas para eliminar a los opositores. Pero a este dato de la realidad, desde el lado unitario buscaron agregarle la idea de que Rosas participaba personalmente de los asesinatos que cometían los mazorqueros y que incluso disfrutaba viendo sufrir a sus enemigos. La primera víctima de La Mazorca fue Manuel Vicente Maza, quien se desempeñaba como presidente de la Sala de Representantes y fue apuñalado en su propia casa en 1839. Rosas lo acusó de haber conspirado en un levantamiento que había liderado el hijo del propio Maza. “El diario El Grito Argentino, que era dirigido por los unitarios que estaban exiliados en Montevideo, publicó que Rosas había participado del asesinato de Maza, escondido detrás de una cortina, desde donde daba las indicaciones acerca de cómo debían matarlo”, cuenta Di Meglio. Incluso, la nota era ilustrada con un dibujo que retrata el momento en que los mazorqueros matan a Maza y desde un rincón se asoma Rosas, detrás de un cortinado. “A partir de aquel dibujo, los unitarios instalaron el mito de que Rosas tenía una fascinación por ver cómo asesinaban a sus enemigos”, indica el historiador. Como el mito prendió entre los lectores, el diario comenzó a publicar otros asesinatos de los mazorqueros, con Rosas siempre como testigo privilegiado. “Publicaron una secuencia de dibujos en la que se veía a los mazorqueros que llevaban en una carreta las cabezas degolladas de los unitarios, al grito de ‘duraznos, duraznos’. El Grito Argentino hacía lo que hoy se podría llamar una operación de prensa porque con esas ilustraciones buscaba que la gente se volcara en contra de Rosas”, concluye Di Meglio.

Tras la caída del caudillo, los vencedores se ensañaron aún más con la figura de Rosas y utilizaron todos los mecanismos que tenían a su alcance para que pasara a la historia como un déspota. Cuando ya estaba exiliado en Inglaterra, le hicieron un juicio en su ausencia, donde lo terminaron declarando tirano”, asegura la historiadora Araceli Bellota. “Lo acusaron de cuanto hecho de corrupción podía existir, pero lo cierto es que no le pudieron comprobar nada. De todas maneras, le incautaron los bienes. Fue por esa razón que en el exilio pasó apuros económicos. Lo único que le comprobaron para catalogarlo como tirano fueron los asesinatos que cometió. Pero la verdad es que si era por eso, eran todos tiranos. No hay que olvidar, por ejemplo, que cuando Urquiza ingresó a la residencia en Palermo ejecutó a un tendal de rosistas”, completa.

Un siglo después, sería Juan Domingo Perón el acusado de tirano, con mecanismos muy parecidos a los aplicados a Rosas. “La Revolución Libertadora armó lo que se llamó las Comisiones Investigadoras para demostrar lo corrupto que había sido el gobierno de Perón en cuestiones que iban tanto desde la malversación de fondos públicos como la moral y la ética”, señala Roberto Baschetti. Pero como sucedió con Rosas, Perón estaba exiliado y no contó con ningún tipo de defensa. No es casualidad que todas las supuestas pruebas que recopiló la Libertadora se publicaran en lo que denominó El libro negro de la segunda tiranía. “En ese libro se afirmaban cuestiones que nunca se pudieron comprobar”, afirma Bellota. “Sucede que los testimonios eran a ex funcionarios de Perón, pero eran fruto de interrogatorios hechos bajo presión”, completa. Uno de los mitos más difundidos contra Perón era las relaciones que habría mantenido con alumnas de la Unión de Estudiantes Secundarios, tras la muerte de Eva Perón. Incluso, una de las sentencias que recibió de parte de la Libertadora fue la de estupro, a partir de la relación que mantuvo con Nelly Rivas, una estudiante de 14 años. Según la mitología gorila, los padres de la adolescente habrían recibido una casa a cambio de “entregarle” su hija a Perón. Bellota, autora del libro Las mujeres de Perón, reconoce que el General tuvo una relación amorosa con Rivas pero afirma que la historia fue muy diferente a la que plantea el mito. “Cuando Perón se exilió en Paraguay, Nelly quiso seguirlo y se fue con sus padres hacia allá. Pero al llegar a la frontera en Formosa detuvieron a toda la familia. Los padres terminaron presos y ella en un reformatorio, donde la humillaron, le pegaron, le hicieron saltar tres dientes, y al salir tuvo que recibir atención psiquiátrica”, asegura.

La supuesta fortuna del General fue otro de los mitos que se encargó de instalar la Libertadora. Como los Kirchner, para los opositores Perón también tenía su propia bóveda subterránea. Sólo que en este caso se la llamaba “el búnker de Perón” y según sus enemigos estaba ubicada en el subsuelo del edificio Alas. “En los noticieros de Sucesos Argentinos mostraban la puerta del supuesto búnker donde Perón tendría guardados los mismos lingotes de oro que pateaba en la bóveda del Banco Central”, afirma Bellota.

La Libertadora llevó adelante una campaña de desperonización que consistía en convencer a los peronistas de que en realidad habían sido engañados por su líder. Bajo esa estrategia, aquel gobierno organizó una exposición con todas las alhajas, vestidos y zapatos que habían acumulado Perón y Evita, como muestra de la ostentación con la que se manejaba la pareja presidencial. Pero el efecto fue el contrario al deseado. “La gente que era peronista iba a ver la ropa que era de Evita como una forma de sentirse más cerca de ella”, indica Baschetti. “Pero además, gran parte de ese vestuario era producto de los regalos, agasajos y condecoraciones que recibía de visitas diplomáticas”, añade. Bellota agrega que “los diarios de la época aseguraban que Perón tenía guardados cien pares de zapatos y él desde el exilio les responde: ‘ni que fuera un ciempiés’”.

Las supuestas cuentas bancarias que tendría Perón depositadas en Suiza fueron un mito que volvió a tomar vida en 1987, cuando profanaron su tumba en el cementerio de la Chacarita y le cortaron las manos. “Una de las hipótesis que echaron a correr en ese entonces era que necesitaban las huellas digitales para abrir aquellas cajas de seguridad”, recuerda Baschetti. Sin embargo, el mito cayó al poco tiempo ya que se comprobó que en Suiza no existían cuentas con ese sistema.

Los radicales también fueron víctimas de los mitos de aquellos que quisieron desestabilizarlos. La personalidad hermética y el misterio que rodeó la figura de Yrigoyen sirvieron para que sus enemigos inventaran todo tipo de historias. Una de ellas tiene que ver con el famoso “diario de Yrigoyen”, según la cual sus asistentes le preparaban al líder radical un periódico en el que sólo figuraban buenas noticias. “Es un total invento, eso nunca sucedió”, asegura Di Meglio. “También inventaron que visitaba brujas y que realizaba sesiones espiritistas”, completa. Manuel Gálvez, en el Libro de Yrigoyen, cuenta que según los diarios opositores el líder radical recibía a mujeres en su casa que a cambio de “caricias” conseguían puestos y cátedras.

Otro radical, Arturo Illia, debió soportar el mito de “tortuga” que le endilgaron revistas como Panorama y Confirmado. Según estas publicaciones, el veterano mandatario carecía de iniciativa para tomar decisiones. Sin embargo, durante su corto mandato tomó medidas trascendentes, como la anulación de los contratos petroleros promovidos por Frondizi, considerados “dañosos a los intereses de la Nación”, y sancionó una ley de medicamentos que afectaba los intereses de los laboratorios multinacionales.

Raúl Alfonsín tuvo también su mito a través de lo que se conoció como los “pollos de Mazzorín”, en referencia al secretario de Comercio Interior de aquel gobierno, Ricardo Mazzorín. El funcionario importó 38 mil toneladas de pollo provenientes de Hungría ante un lockout de los productores avícolas –en alianza con las multinacionales del sector– que apostaban al desabastecimiento para lograr mejores precios. Pero un 20 por ciento de esos pollos se pusieron en mal estado y no pudieron comercializarse. Los mismos sectores que apostaban al desabastecimiento hicieron correr el rumor de que el gobierno de Alfonsín estaba vendiendo los pollos podridos. Los medios se hicieron eco de la versión ante un gobierno cada vez más debilitado por la inflación y la recesión económica. Mazzorín fue acusado por malversación de caudales públicos, pero finalmente fue sobreseído por la Justicia en 1995.

El recuento de los casos parecería demostrar que un líder popular, para ser considerado tal, debe tener en su haber algún mito creado. Por lo pronto, con su bóveda dominguera, Periodismo para Todos inaugura su aporte a la historia argentina.
16.05.2013






Sábado
18 de Mayo de.2013
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El 60 por ciento de los habilitados para votar tiene menos de 45 años
El peso de la edad
Por Andrea Recúpero
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Un simple vistazo a los padrones revela que el voto de los jóvenes será decisivo en los comicios de octubre. Analistas y consultores opinan sobre las mejores estrategias para seducir a un electorado preocupado por el futuro.
A tener en cuenta. Sólo el 20 por ciento de los electores empadronados tenía más de 15 años en los ‘70. Es imprescindible hablar del futuro.
Sin duda, los jóvenes inclinarán la balanza en las próximas elecciones. El voto de los menores de 45 años será decisivo en los comicios legislativos que se avecinan, ya que del total del padrón 6 de cada 10 electores no superarán esa edad al momento de emitir su voto. De ese universo sub 45, un 30 por ciento de los habilitados para votar tendrá menos de 30 años y el 50,2 por ciento llegará a los comicios antes de cumplir los 40 años de edad. Estos datos duros, que surgen de los padrones electorales, van de la mano de una creciente participación de la juventud en la política y del debut en el cuarto oscuro de 750.000 jóvenes de 16 y 17 años.
Para Artemio López, director de la Consultora Equis y responsable del relevamiento de datos etarios de los padrones electorales, “la impronta juvenil del electorado nacional es, sin duda, la característica central que deberán tener en cuenta las distintas fuerzas que participen en las próximas elecciones para no resultar obsoletas, y con ellas, sus propuestas”. Del trabajo, que fue publicado por la agencia estatal Télam, se desprende que el 8,6 por ciento de los que votarán este año tiene entre 16 y 19 años, un 10,9 por ciento tiene entre 20 y 24 años y un 10,5 por ciento, entre 25 y 29 años. En otros términos, un 30 por ciento tendrá en octubre menos de 30 años, mientras el 60 por ciento tendrá menos de 45 años.

A la luz de estos datos duros, Artemio López concluye que para el 50 por ciento del padrón de electores el gobierno de Raúl Alfonsín y los ciclos hiperinflacionarios de 1989 y 1990 no resultan experiencias vividas, así como buena parte de la década del ’90. En tanto, un 25 por ciento del padrón atravesó la profunda crisis de 2001 con menos de 15 años de edad. En ese sentido, destaca el consultor, apenas el 20 por ciento de los electores empadronados tenía más de 15 años en la década del ’70. Por lo tanto, advierte que “una agenda electoral anclada en cuestiones del pasado, una estrategia recurrente en buena parte de la oposición e incluso una estrategia que utiliza algún sector del oficialismo, no parece poder interpelar de manera exitosa a una mayoría de electores porque no forma parte de su experiencia de vida”.

En ese marco y teniendo en cuenta que, desde 2003 hasta ahora, la participación de los jóvenes en la política se ha ido intensificando en sintonía con la repolitización de la sociedad argentina, la gran pregunta es cómo serán las campañas electorales y qué deberían hacer los políticos para seducir a este universo sub 45. Para Analía del Franco, directora de la consultora Analogías, “actualmente lo que manda es dirigirse a los jóvenes”. En diálogo con Veintitrés, precisó que “de 2007 hasta ahora, se vino haciendo foco en los jóvenes. Ya hubo varias elecciones en las que se incorporó el uso de redes sociales, por ejemplo” y otros recursos vinculados a Internet. Además, destacó que los encargados de delinear las campañas electorales, en su mayoría, tienen la edad de los que definirán la elección: “Son todos gente joven que les habla de igual a igual” a esos electores sub 45.

Aunque, por ahora, casi todos los políticos están concentrados en sellar alianzas, en breve tendrán que tomar decisiones vinculadas a la comunicación de campaña. En ese punto, Del Franco (igual que Artemio) opinó que debe ser prospectiva: “A los jóvenes, en general, les gusta mucho que les hablen del futuro. Son los que sostienen el optimismo porque miran al futuro. Lo que está por venir debe ser fundamental en la comunicación de campaña y los partidos que se adecuen al estilo de vida de ellos, un poco más hedonista e individualista, los que alimentan esos intereses, tendrán buena llegada”. Además, la directora de Analogías recomendó a las fuerzas que compitan en octubre apuntar a dos intereses básicos de esta franja etaria, el trabajo y la seguridad, “porque los más jóvenes son los que más sufren la inseguridad en el espacio público y los que buscan oportunidades laborales”.

En ese marco, Ignacio Ramírez, director de Opinión Pública y Mercado de Ibarómetro, coincidió en que los partidos tendrán que orientar la campaña para lograr la adhesión de los jóvenes. Según Ramírez, “la participación política de los jóvenes le inyecta un impacto emocional a la campaña y destacó que en esta politización de la juventud tuvo mucho que ver el kirchnerismo”. De 2003 en adelante, “el kirchnerismo es la fuerza que logró vincularse mejor con los jóvenes, seguida del Pro, que también lo viene intentando con mayor insistencia con un lenguaje y un paradigma muy distinto, pero con buenos resultados”, apuntó Ramírez, quien subrayó que “el resto de los partidos está muy atrasado”.

“A pesar de ser oficialismo, hay un contrato de rebeldía que logró resignificar el Gobierno en su interacción con la juventud”, reflexionó Ramírez. En el mismo sentido, Artemio destaca en su análisis que “salvo lapsos excepcionales como durante la primera etapa del gobierno de Raúl Alfonsín, gobernar en la Argentina supuso reproducir y ampliar los intereses de los poderosos. Con el triunfo de Néstor Kirchner, por primera vez desde la recuperación democrática, un gobierno se comportó como contrapoder en el país, convocando por eso en su apoyo a buena parte de los sectores juveniles que vieron en él un canal para expresar su rebeldía y oposición al modelo neoliberal”.

En este punto y descontada la importancia que tendrán los sub 45 en las elecciones legislativas, habrá que esperar un par de semanas para saber si las campañas harán eje en este 60 por ciento de electores sub 45. Y varios meses para saber cómo se repartirán, finalmente, los votos. 



Sábado
18 de Mayo de.2013

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Radiografía del garquismo argentino
Un deporte nacional
Por Lucas Cremades

Con la premisa de que existen desde la época de la conquista, Hugo y Vicente Muleiro se propusieron retratar en Los garcas a doce apóstoles del desprecio por el otro. Las distintas especies y por qué los eligieron.
Unidos. Vicente (subdirector de Radio Nacional) y su hermano Hugo, ambos periodistas.
Le duela a quien le duela, los garcas merodean la Argentina desde la conquista española hasta hoy. Inobjetable y preciso, el ensayo periodístico Los garcas (Planeta), de reciente publicación, se dedica a retratar a doce apóstoles garcas de la política, de la economía y de la sociedad que, aun estando vivos, no tendrán posibilidad alguna de retractarse. Tal vez debido a que todo lo que se narra en el libro abarca actitudes, decisiones y testimonios rescatados del pasado y en ocasiones de ciertos personajes, vueltos a reformular en el presente. Porque garca se nace y también se hace. Y aunque el presente los disfrace o los vista en personalidades destacadas para ciertos medios de comunicación, lo que ellos nunca pudieron ocultar es su alto grado de complicidad como miembros del garquismo de la historia argentina.
“El garca es una realidad de nuestra sociedad que se arma desde las alturas del poder, donde está su reino, pero que recorre con variantes diversas todas las clases sociales. (…) El garca, que viene cortado por la misma tijera dentada: la del desprecio por el otro y la de la exacción omnívora de lo que está en la tierra para todos”, explican los hermanos Vicente y Hugo Muleiro en las palabras preliminares de su recorrido garquista.
Para trazar las generaciones los autores parten desde las heridas que dejaría el esclavismo como organizador del trabajo y de la injerencia que tuvo la realeza española como instauradora de una autoridad suprema sobre los nativos. “La distribución étnica y las riquezas mineras encontraron un foco de de-sarrollo hacia el norte altoperuano. El combate contra los indios, la expansión de fronteras de dominación, la explotación de yacimientos de plata dieron una rápida patente de hidalguía y señoría a quienes lograron dominar tierras y hombres”.

Con la idea de que cada garca atiende su juego y traza lazos con otros garcas que merecerían un segundo tomo de este linaje tan argentino, los autores encolumnaron a José Martínez de Hoz, Jorge Rafael Videla, Carlos Pedro Blaquier, Domingo Felipe Cavallo, Mariano Grondona, María Julia Alsogaray, Jaime Lamont Smart, Héctor Aguer, Marcos Aguinis, Mauricio Macri, Francisco de Narváez y Mirtha Legrand.

La investigación periodística hará ver en Martínez de Hoz las categorías que lo dan como tal al “garca emblemático por blasones de ‘criollo viejo’, por antecedentes familiares negreros y matadores, por bisoño líder gorila, por conspirador y golpista…”. Y en Jorge Rafael Videla, al “garca venido a menos, descendiente de la oligarquía declinada del interior. Cubrió su empobrecida estampa con el uniforme del Ejército y una religiosidad idólatra. De su Dios tronante dice haber recibido la dispensa para comandar con aire de santón la más feroz matanza de compatriotas en el siglo XX”. En el empresario multimillonario Carlos Pedro Blaquier, al “garca de raigambre, con omnipotencia de viejo zar del azúcar, simula sorpresa al ser procesado por criminal. Su pose de ricachón piola no consiguió ponerlo a salvo de su foja de explotador serial. En su persona se condensan los garcas que, tierra adentro, recrean el feudalismo semiesclavista, protegido por trenzas judiciales, militares y políticas”. Más cerca de la época menemista aparece Domingo Felipe Cavallo, retratado como “garca del tipo self-made-man. El padre tuvo una fábrica artesanal de escobas. Él invirtió esa imagen laboriosa y se dispuso a barrer con el Estado como funcionario de la dictadura y como ministro de Economía de la democracia en dos ocasiones. Consumó el acto de intervencionismo estatal más flagrante que se pueda cometer en el capitalismo: asaltar el ahorro de los particulares para proteger a los bancos…”. Francisco de Narváez califica para los autores como “garca comercial y circense. Este mercader le debe sus principales señas al menemato: exhibicionismo ramplón y oportunismo político (…) busca apoyarse en los sellos y la liturgia peronista. Pero no hay caso. No consigue disimular que es un garca más”. Finalmente (para más currículums, ver entrevista a los autores), Marcos Aguinis es “el garca recienvenido (…) ve en los sectores populares un rebaño hipnotizado, sobre todo –vaya paradoja– cuando las masas manifiestan alguna voluntad y/o identidad política. Compara, por ejemplo, a la militancia joven del siglo XXI con las juventudes hitlerianas”.
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Entrevista con Hugo y Vicente Muleiro

“Este es un país amenazado por los garcas”

Este no es un país de garcas, es un país doblegado muchas veces por ellos y hoy amenazado por los garcas”, dice Vicente Muleiro, que junto a su hermano Hugo dio luz a esta tipología nacional que se conoce como Los Garcas.
–¿Querían desenmascarar a los personajes? Mauricio Macri es uno de ellos…

Vicente Muleiro: –El abrumador apoyo de los medios hegemónicos vuelve a poner en circulación a personajes que si uno repasa la historia, ve sus estafas, sus declaraciones humillantes y las reiteraciones de modelos agrofinancieros. Vemos eficaces avances mediáticos sobre el modelo. Eficaces en el sentido de que mucha gente de clase media, medio garca, se hace repetidora de verdades incomprobables. El nuevo domicilio de los garcas pasa por los medios hegemónicos. El oponerse al modelo inclusivo los tiene ahora como arietes en reemplazo de las fuerzas armadas. Es una característica del garca de hoy apoyarse en esos medios de comunicación que hacen operaciones de toda clase.

Hugo Muleiro: –Todos estos personajes apelaron mucho al recurso de los medios. El caso más evidente es el de Macri. Muy pocos de sus votantes porteños recuerdan que está procesado por escuchas telefónicas. Tampoco recuerdan el caso de Sevel donde sacaban autopartes para cobrar reembolso por exportación a Uruguay para luego reingresarlos. La Cámara Penal sostuvo que tanto Mauricio como su padre Franco sabían lo que estaban haciendo, pero la Corte menemista los salvó. Goza de una protección formidable.

–Mirtha Legrand estuvo cuarenta años en la mesa de los argentinos. Para muchos televidentes, su condición de garca estaba vedada.

H.M.: –Estar presente en el día a día hizo que su forma de ver el mundo se haya vuelto corriente. Y me parece que su desarrollo ideológico, así como ella lo expresó, fue muy efectivo para penetrar en otras capas de la sociedad que no participan de la acumulación ni de privilegio alguno y que no tienen chance alguna de serlo y sin embargo pueden llegar a adquirir o asimilar alguna de las ideas que ella difundía. No tuvo dificultades casi en esa constancia de atacar a los más desfavorecidos y de tratar de privilegiar a la oligarquía. Ese es el camino de ella y no falló nunca, le ha dado estabilidad y permanencia. Fue muy coherente en la defensa de una economía hiperconcentrada, en una visión de una población ignorante que vota y va a los actos políticos por el choripán y un plan social.

V.M.: –Profundamente macartista, claramente pronorteamericana. Hay una coherencia absoluta en esa pertenencia. Desde ya hay identificación con los regímenes militares: su recordada anécdota al contar que lo vio llorar a Jorge Videla en el Mundial de 1978 y que ella también lloró. Y, avanzando en los años, un desprecio absoluto por los gobiernos iniciados en 2003. Sobre todo atacando la cuestión de la distribución de la riqueza. Nunca le erró a ese perfil.

–Mariano Grondona figura entre los garcas más emblemáticos. ¿Por qué?

V.M.: –No le falta ni una. Ni siquiera le faltan causas judiciales por problemas de dinero ya que como director del BIR participó de aquella caída del banco que dejó a cincuenta mil ahorristas pagando y a cinco mil empleados en la calle. Estuvo siete años sin poder emitir cheques. Figura investigado por la Cámara de Diputados como uno de los fugadores de divisas entre las más de veinticuatro mil personas que sacaron dinero al exterior antes del corralito del 2001.

H.M.: –Tiene otra característica bien garca que es la deslealtad. Él fue un entusiasta defensor de la figura de Onganía como recambio para una salida electoral de la dictadura. Y después, cuando ese proyecto no avanza, termina llamándolo “pobre hombre”. Mayor garquismo en el plano individual y personal en el manejo del día a día es difícil de imaginar.

–¿El proceso kirchnerista apunta a desenmascarar al poder y a los garcas?

V.M.: –Por de pronto, se les ha plantado no teniéndolos como consultores en el manejo del Estado. Eso les ha parecido tremendo, porque estaban acostumbrados a ser los primeros invitados por los gobernantes de turno. El dólar administrado está clarísimo que les está rompiendo el esquema. El modelo de un país que se fortalece con un mercado interno está claro que no les interesa. Cuando ellos hablan de integración, como en el congreso liberal que se hizo en Rosario donde fueron Mario Vargas Llosa, José María Aznar y todo el macrismo, están hablando de una especie de obsesión que viene del fondo de la historia: la Argentina es un país subsumido en otro país que sería más competente. Es una idea garca típica que está en el núcleo del garquismo nacional. Todos los que están en este momento con conductas enervadas y crispadas se inclinan en entregar al país, en desregular para que la política industrial la diseñen las grandes corporaciones y no un país soberano. La “kriptonita verde” para los garcas es la proyección política. Al ser continuada, terminan teniendo un verdadero problema.
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Cómo reconocer a un garca

- Es clasista.

- Desprecia a los sectores que están debajo de su nivel.

- Es racista, ha despreciado a los nativos originarios y al inmigrante: le parecía molesto que trajeran sus ideologías o reclamos sindicales y sociales.

- Tiene grandes cuentas bancarias.

- Es partidario del uso de la violencia para disciplinar a la sociedad.

- Aspira a tener un Estado que sólo promueva y proteja sus negocios.

- No sólo necesita el despliegue personal de su riqueza sino que deplora que crezca el otro.

- Gusta del exhibicionismo ramplón en el mundo de la farandulería berreta.

- Para tener una ideología garca no hace falta tener plata. Se puede hacer en vida.

- Se puede ser garca por progreso social y creer que se ha progresado nada más que gracias a sí mismo.

- Se puede ser garca por copia, por diferenciación social, por trabajar en el parecer.

Envío:
Asociacion Ex Presos Politicos Cordoba
sitio web: https://sites.google.com/site/expresospoliticoscordoba/home

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