5 de junio de 2013

MÉXICO.

MARTES, 4 DE JUNIO DE 2013 
Defensa legislativa del periodismo (Parte II) 
Por Teodoro Rentería Arróyave
Al continuar con el Punto de Acuerdo que los diputados de Movimiento Ciudadano, Ricardo Mejía Berdeja y Ricardo Monreal Ávila, presentaron para su aprobación en la Comisión Permanente del Congreso de la Unión, es de resaltarse que dichos legisladores, sin temores, ni resabios, basan su exposición de motivos en la recopilación puntual de los asesinatos y desapariciones forzadas que ha sufrido el gremio, sobre todo en los 12 años de gobiernos panistas. Así continua el documento. 

“Asimismo, y en la búsqueda de justicia y porque estos hechos no queden impunes, la Federación Latinoamericana de Periodistas (FELAP), en conjunto con la Federación de Asociaciones de Periodistas Mexicanos (FAPERMEX) y el Club Primera Plana, realizan un monitoreo e informe permanente sobre los asesinatos y desapariciones forzadas de periodistas en México, en el que se tienen registrados hasta el presente mes que “en lo que va de la actual administración pública federal, (van) nueve homicidios […] con el secuestro y muerte del joven Ángel Humberto Marín Licona, hijo del periodista Antonio Marín Cardín, reportero y jefe de redacción del jefe Notiver de Veracruz”. 

“También, en este mismo período, han ocurrido tres desapariciones forzadas: dos trabajadores de prensa y un trabajador radiofónico de Coahuila, ocurrida el 30 de abril pasado”.

Estos datos demuestran la trágica realidad que acosa al periodismo en México, lejos de atenderse el problema en el gobierno que encabeza Peña Nieto, la violencia contra periodistas va en aumento, tanto en número como en agresiones violentas. El periodismo en México es cada vez más una de las actividades más peligrosa incluso más que en países en situación de guerra. 

De igual manera, datos de este informe revelan que en la llamada “docena trágica”, es decir de 2000 a 2012, ocurrieron 119 asesinatos, 30 en el sexenio de Vicente Fox Quesada y 89 en el de Felipe Calderón Hinojosa. 

Resulta alarmante el incremento en el número de casos en donde el desempeño de labores es motivo para que se atente contra la integridad física de quienes integran el gremio periodístico y de sus familias. Por un lado, se tiene el registro de 37 periodistas asesinados de 1983 a 1999, mientras que “desde 2000 a la fecha suman 128 homicidios atentatorios, todos, a las libertades de Prensa y Expresión y el Derecho a la Información: 105 trabajadores de la prensa; 9 familiares y 3 amigos de comunicadores, y un civil; asimismo, aumentaron a 21 las desapariciones forzadas pendientes de aclarar.”

Sobre las desapariciones forzadas pendientes de aclarar, el último caso que se tiene registro es el ocurrido el pasado 30 de abril, en donde el director del Grupo Radio Grande Coahuila y conductor de noticias; Gerardo Padilla Blanquet, “fue desaparecido, al parecer por haber sido testigo de la agresión a su colega reportero, Milton Andrés Martínez”. 

Por ello, reiteramos que el Estado Mexicano, debe ser garante, conforme a las recientes reformas constitucionales en materia de Derechos Humanos, y en este tenor de lo establecido en el artículo sexto constitucional, el cual expresa: 

La manifestación de las ideas no será objeto de ninguna inquisición judicial o administrativa, sino en el caso de que ataque a la moral, los derechos de tercero, provoque algún delito o perturbe el orden público; el derecho a la información será garantizado por el Estado”. CONTINUARÁ. 

MARTES, 4 DE JUNIO DE 2013 
Plan b: México. Jueces y gobernadores “infieles” 
Por Lydia Cacho (CIMAC) 
Era octubre de 2002 cuando los huracanes “Isadore” y “Lilli” entraron en Quintana Roo. A pesar de la contingencia, el entonces gobernador Joaquín Hendricks Díaz tomó su avión privado para irse a Europa con su amante. 

La joven con quien el mandatario estatal engañaba a su esposa María Rubio, era bailarina desnudista en el bar-prostíbulo de la Zona Hotelera de Cancún operado por el hoy acusado por trata internacional de personas, el argentino Raúl Martins.

El sujeto trajo a la joven desde Uruguay y fue él quien los presentó y arreglaba sus encuentros. 

En ese entonces Rubio denunció a los medios que el gobernador utilizaba recursos del erario para viajar con su amante, además de abandonar el estado en un momento de emergencia.

Cuando volvió, el gobernador dijo que lo suyo “era un asunto privado” y que su esposa sufría de serios problemas psiquiátricos. Durante los siguientes meses la acusó de enfermedades mentales e intentó forzar su divorcio por esas razones. 

A pesar de su poder, su esposa supo defenderse, no sin ser amenazada y sometida al escarnio público. Años después se divorciaron, no sin que Rubio exhibiera la amistad de Hendricks con Succar Kuri y Kamel Nacif. 

Hace una semana el ex ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación Genaro Góngora Pimentel, de 76 años, reconocido por su apasionada defensa de los Derechos Humanos en el país, y por su flamígero señalamiento de actos de corrupción y abuso de mujeres y menores, fue evidenciado por haber encarcelado a su ex pareja. 

Ana María Orozco, madre de los dos pequeños, luego de separarse recibió 2 millones de pesos del también ex presidente de la Corte para pagar un departamento en Xochimilco, donde ella y los niños vivían. 

Lo logró luego de interponer la denuncia para que el juez ordenara el pago de la pensión alimenticia. Ella puso el piso a su nombre, de inmediato Góngora la denunció por fraude y en siete días estaba encarcelada. 

Ana María lleva un año presa en Santa Marta, durmiendo en el suelo, en una celda con siete presas. Los expeditos trámites judiciales se hicieron gracias a la cercana amistad entre el acusador y el ex presidente del Tribunal capitalino Juan Luis González Alcántara y Carrancá, quien en estos días ha exigido un peritaje que pretende “ratificar” una de las acusaciones de Góngora contra Ana. 

El famoso ex ministro estuvo casado con la abogada Ligia de la Borbolla. Ana María, su penúltima pareja casi 20 años menor que él, se hizo cargo de los pequeños que fueron diagnosticados con Síndrome de Asperger, una condición de salud también denominada autismo, un conjunto de condiciones mentales y conductuales que precisan de una educación especializada. 

Mientras la madre se preparó para educar a sus dos pequeños conociendo sus necesidades especiales, el padre ha dicho públicamente que los niños están “enfermos” de autismo, y no les paga diversión porque no pueden divertirse. 

A pesar de que el casi octogenario ministro no sabe cuidar de sus hijos, al encarcelar a Ana María interpuso una demanda de violencia intrafamiliar que, según fuentes del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, forma parte del juicio para que el ex ministro le quite la patria potestad a la madre y evite que vuelva a ver a sus pequeños. 

Fuentes de la Suprema Corte que conocieron a la pareja cuando ella trabajaba en ese tribunal, aseguran que Góngora nunca perdonó la afrenta de Ana María al interponer el juicio por alimentos en que el juez le exigió pagar 35 por ciento de sus 350 mil pesos de pensión. Éste logró negociar el pago de 24 mil pesos argumentando que Ana María y sus hijos son gente de clase media baja y así deben vivir. 

Tanto Hendricks como Góngora son abogados, ambos como muchos hombres de poder saben interpretar las leyes y hacer mal uso de ellas. 

En el primer caso, Hendricks quedó en deuda con su amigo Martins, quien luego de ser acusado por trata de personas y perseguido por el Instituto Nacional de Migración (INM) para expulsarlo del país, logró ampararse gracias a la ayuda del ex mandatario y sigue operando en Quintana Roo. 

Góngora, por su parte, encarceló a su ex pareja por lo que él mismo ha denominado un arranque de enojo. Así operó en tribunales para utilizar la cárcel como escarnio, quitarle a los pequeños y darle una lección ejemplar. 

Ambos han asegurado que lo suyo es “personal”, cuando en realidad son asuntos de interés público y jurídico, con serias repercusiones. Góngora ha pedido perdón públicamente, pero sus abogados siguen la batalla contra Ana esta misma semana.
Fuente:Argenpress

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