25 de agosto de 2013

HOMENAJE A LAS VÍCTIMAS DE LA MASACRE DE TRELEW.

25.08.2013
Por una iniciativa de Barrios por Memoria y Justicia, y organizaciones políticas y sociales
Emotivo homenaje en Caballito a las víctimas de los fusilamientos de Trelew 
Organismos de Derechos Humanos y militantes instalaron una baldosa en Avenida La Plata 254. Allí funcionaba la sede del PJ en la que, el 25 de agosto de 1972, irrumpieron tanquetas policiales cuando velaban a tres de los militantes asesinados. 
Por: Martin Piqué
La imagen quedó inmortalizada como un símbolo de la agresión sin límite de las Fuerzas Armadas de la dictadura. Corría el 25 de agosto de 1972, tres días después de los fusilamientos de Trelew, y en la sede del Partido Justicialista de la avenida La Plata 254, barrio de Caballito, se estaba velando a tres de los militantes asesinados. La ceremonia transcurría con dolor, entre coronas florales, reivindicaciones a los caídos y banderas de agrupaciones, cuando la Policía Federal, por orden del comisario Alberto Villar, irrumpió por la fuerza en el local partidario. Los reporteros gráficos presentes registraron la escena: tanquetas tirando abajo la puerta y policías pidiendo documentos en un velatorio multitudinario. 


Ayer, en el mismo escenario de aquel episodio (hoy un garage de varios pisos), organizaciones de Derechos Humanos y militantes políticos realizaron un homenaje. Las palabras de reconocimiento estuvieron dirigidas tanto a los 16 presos políticos de la dictadura fusilados en la base de la Armada Almirante Zar, como al entonces delegado personal de Perón, Héctor Cámpora, a cargo de la reorganización del justicialismo, quien a pesar de las presiones del gobierno de Agustín Lanusse autorizó el uso de la sede nacional del PJ para realizar el velatorio. En el local partidario fueron velados Ana María Villarreal (esposa de Mario Santucho) y Eduardo Cappello, ambos del ERP, y María Angélica Sabelli, integrante de las FAR.

El homenaje consistió en la instalación de una baldosa conmemorativa sobre la vereda de La Plata 254, una intervención de Barrios por Memoria y Justicia, con los nombres de los 16 fusilados del 22 de agosto. La actividad también fue organizada por la Corriente Nacional Martín Fierro, Los Hijos de Juana y Cooperativa Gráfica Campichuelo. Con unas 500 personas ocupando la vereda y la mitad de la calle, el homenaje comenzó con la lectura de poemas –se leyó a Miguel Ángel Bustos, poeta desaparecido, y a Alejandro Almeida, hijo de Taty Almeida, secuestrado y desaparecido durante el gobierno de Isabel Perón– y siguió con los discursos de la propia Taty (Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora); Eduardo Jozami, de Carta Abierta; y el ministro de Trabajo, Carlos Tomada. 

Entre los asistentes se pudo ver a la nieta recuperada y candidata a diputada del FPV, Victoria Montenegro; la titular de CAMMESA y candidata a senadora, Paula Español; la diputada Mara Brawer (FPV); el titular de Cascos Blancos, Gabriel Fuks; los legisladores porteños Dante Gullo y Gabriela Alegre; el arquitecto Jaime Sorin, la cineasta Mariana Arruti (directora del film Trelew), entre otras personalidades. "La decisión del compañero Héctor Cámpora, de permitir que los restos de los compañeros fueran velados en este lugar, frustró las expectativas de aquellos que querían que el peronismo colaborara con la dictadura. Gracias a Cámpora, el peronismo estuvo donde tenía que estar", señaló Jozami. "La decisión de Cámpora implicaba un tremendo riesgo para la oligarquía, que no quería por nada del mundo que la acción de las organizaciones armadas fuera recogida como parte de las tradiciones de lucha del pueblo argentino", señaló Tomada. 

El ministro de Trabajo recordó que Alicia Bonet, esposa de Rubén, uno de los fusilados en Trelew, contó en los últimos años que, desde 1983, con la recuperación democrática, ella venía enviando cartas a todos los presidentes electos para que reabrieran el juicio por los hechos de Trelew y convirtieran al aeropuerto en un espacio para la Memoria. "Ninguno le contestó hasta que, en 2005, Néstor Kirchner la citó a la Casa Rosada", recordó Tomada entre aplausos y elogios al mandatario fallecido, a la presidenta Cristina Fernández y al fallecido secretario de Derechos Humanos, Eduardo Luis Duhalde. 
Fuente:TiempoArgentino

25.08.2013
Conmemorar la vida
Por

Alicia Kirchner

El 22 de agosto de 1972 fueron fusilados 16 militantes de distintas agrupaciones políticas peronistas y de izquierda, en la base Almirante Zar de la ciudad de Trelew.

Tras un intento de fuga del penal de Rawson, 19 jóvenes fueron capturados y 16 asesinados brutalmente luego de que acordaran la rendición a cambio de sus vidas. Sólo tres de ellos escaparon y fueron desaparecidos años más tarde.

El 22 de agosto de 2007, 35 años después, se inauguró el Centro Cultural por la Memoria de Trelew, en homenaje a las víctimas de la masacre. La verdad daba lugar a que los recuerdos confinados de un pasado que requería memoria activa se hicieran presentes para familiares y compañeros, y futuro para una nueva generación que comenzaba a militar sus sueños. 
 
Cuarenta años después, el 7 de mayo de 2012, se inició el juicio a los cinco acusados de tan siniestro crimen. Tres de ellos fueron condenados a prisión perpetua en el mes de octubre del mismo año, marcando un nuevo precedente en los juicios por los crímenes de lesa humanidad, ya que estableció el inicio del Terrorismo de Estado en nuestro país cuatro años antes del golpe cívico-militar.
 
El camino de la Verdad, la Memoria y la Justicia comenzó a completarse de la mano de una militancia comprometida que se negó a olvidar, que no buscó venganza y que hoy sigue luchando, acompañada de una dirigencia política que decidió y decide avanzar en la reparación de derechos con conciencia histórica y convicción ideológica.
 
A 41 años de la Masacre de Trelew, elegimos recordar la vida de esos jóvenes compañeros. Porque murieron para que la vida viva. Viva en los ideales de miles de militantes que salen a la calle a discutir, a debatir, a pensar y a trabajar por este futuro que nos incluye a todos. Jóvenes que militan esperanzas y proyectos colectivos, que saben que son parte de algo más grande que ellos mismos. Jóvenes que respiran política.
 
Quiénes aún hoy creen que la política es "mala palabra" y hacen campaña con ello, no buscan gobernar un país. La historia reciente nos demuestra que cada vez que se intentó algo similar en Argentina fue en detrimento de las clases menos privilegiadas, a favor de los más enriquecidos, vaciándonos de recursos y de ideas.
 
Pero la historia también nos demuestra que los derechos no pasan de moda y que cuando un pueblo recupera la dignidad y la alegría, cuando la juventud sale a la calle y festeja, difícilmente se pueda retroceder. Difícilmente se pueda olvidar.
 
Y es por eso también, que hoy elegimos conmemorar la vida.
Fuente:InfoNews

El análisis de una masacre
Por 
Miradas al Sursociedad@miradasalsur.com

Año 6. Edición número 275. Domingo 25 de Agosto de 2013

En Cuba, luego de la fuga del Penal de Rawson y de la masacre de la que se cumplieron 41 años el 22 de agosto, los tres dirigentes guerrilleros hablaron por radio sobre la situación política argentina.

El 13 de octubre de 1972 en un patio de La Habana donde funcionaba Radio Habana Cuba, a casi dos meses de la fuga del Penal de Rawson, tres de los seis dirigentes que habían logrado salir del país hacia Chile, donde los recibió el gobierno de Salvador Allende hasta que viajaron a Cuba, dialogaron con el periodista Orlando Castellanos. Con un insólito fondo de pajaritos que cantan y automóviles que pasan, Mario Roberto Santucho, Fernando Vaca Narvaja y Roberto Quieto hablaron sobre la Masacre de Trelew, sucedida el 22 de agosto de aquel año, tras el escape (ver nota relacionada), y la situación política del momento. Ni Santucho ni Vaca Narvaja hacen referencia a la pérdida de sus esposas entre los fusilados: respectivamente, Ana María Villarreal, embarazada, y Susana Lesgart. Lo colectivo es el eje de su discurso, la marca de los tiempos.


Sus voces permanecieron en un casete TDK de 60 minutos, perdidas en los archivos del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos, hasta que a principios de 2001 llegaron a las manos de María Santucho, sobrina del dirigente del Partido Revolucionario de los Trabajadores-Ejército Revolucionario del Pueblo (PRT-ERP), que vive en Cuba desde 1976. Ella la facilitó a sus primos Mario Antonio Santucho (hijo del líder asesinado luego por la dictadura en 1976), y Diego Genoud (hijo de la hermana del guerrillero, Manuela Santucho, desaparecida desde 1976), quienes dirigen la revista Crisis y subieron el audio (“54 minutos de palabras, la respiración, los silencios y el latido de los protagonistas, el pasado que se enciende y nos habla al oído”, escribieron) a Internet: https://soundcloud.com/crisisrevista/mario-roberto-santucho-roberto .

Miradas al Sur rescata los mejores momentos de esa conversación histórica, que ningún medio transcribió o publicó hasta la fecha, a pesar de que los familiares de Santucho y Quieto (desaparecido en diciembre de 1975, durante el gobierno de Isabel Perón) intentaron difundirlo.

Habla el jefe del PRT-ERP.
Orlando Castellanos: –Santucho, ¿usted pudiera ofrecernos su opinión acerca de las declaraciones a la prensa de los sobrevivientes de la matanza de Trelew en Argentina?


–Las declaraciones de los compañeros muestran con toda claridad lo que ya presentíamos acerca de cómo se desarrollaron esos acontecimientos que se filtraron a través de la información de la prensa burguesa en la Argentina, donde la argumentación de que se trató de un intento de fuga era claramente insostenible y se translucía que los compañeros habían sido asesinados. La dictadura militar intentó con este asesinato en masa de responder de alguna manera al golpe que para ellos significó el éxito parcial de la operación de fuga de Rawson y al mismo tiempo ejercitó este acto de venganza con estos compañeros, teniendo en cuenta también que los diecinueve compañeros estaban entre los mejores cuadros y militantes de nuestras organizaciones, eran los más destacados, más sólidos y más efectivos como militantes revolucionarios. Por eso al mismo tiempo que un acto de venganza fue un hecho producto del temor de la dictadura a la sola presencia, a la sola existencia de estos cuadros revolucionarios argentinos. El golpe sobre nuestros compañeros tuvo un carácter selectivo, pero la sangre de nuestros mártires no corre en vano sino que en forma inmediata nuestro pueblo ha reaccionado, continuando su lucha enérgica contra la dictadura militar hacia una perspectiva revolucionaria, hacia la eliminación del capitalismo y el establecimiento del socialismo en nuestra patria. La clase obrera, el estudiantado, amplios sectores del pueblo se manifestaron en la calle repudiando activamente la Masacre de Trelew, levantando el nombre de nuestros compañeros, acompañándolos en esos últimos momentos, dándoles honras póstumas; y tanto en Buenos Aires como en Córdoba como en Tucumán, las principales ciudades de Argentina de donde eran oriundos nuestros compañeros masacrados, hubo manifestaciones de miles de personas portando los ataúdes. Asimismo se produjo un movimiento huelguístico: la CGT de Córdoba declaró la huelga general en repudio a la masacre de Trelew. Ahora, el 22 de septiembre, al cumplirse el primer mes, hubo actos y pequeñas manifestaciones en las ciudades argentinas, reprimidas naturalmente en forma violenta por la policía de la dictadura. Eso muestra que el recuerdo de nuestros héroes permanece y permanecerá siempre en el sentimiento de nuestro pueblo y serán esgrimidos como bandera en la continuación de la lucha por la independencia de nuestra patria y la liberación social de nuestro pueblo, en la continuación de esta guerra revolucionaria que ha emprendido el pueblo argentino y que no cejará, no disminuirá, no se debilitará hasta el triunfo final, hasta el triunfo de la revolución socialista.


–¿Pudiera hablarnos sobre la situación actual en Argentina?
–Pese a que estamos un poco alejados de nuestra patria, recibimos información y podemos hacer un cuadro aproximado. Mientras el movimiento de masas continúa su lucha con energía (ha habido huelgas, algunas con ocupación de lugares de trabajo; hace pocos días, una de obreros del transporte en Córdoba) y que continúa la actividad de las unidades armadas, que se transluce en la prensa pese a las nuevas restricciones impuestas por la dictadura a toda publicación (prohíben nombrar a las organizaciones y propagar las acciones y los comunicados). Al mismo tiempo, la situación económica se agudiza: se acentúan las tendencias hacia la crisis que se venían manifestando en la economía argentina y que se manifiestan en este momento en el estancamiento de sectores básicos de la producción, principalmente el acero; al mismo tiempo que el desarrollo artificial de la industria automotriz, pese a que ya hace unos meses había saturado el mercado, sigue creciendo para afrontar la crisis de producción que se avecina. Van a tratar, como siempre con las empresas capitalistas, de descargarla en las espaldas de los trabajadores; hacen stock y se cubren para los conflictos que inevitablemente van a venir cuando se produzcan cierres y suspensiones de trabajo. La producción de granos también ha sido baja este año, en relación al promedio de los últimos cinco años y en relación al año pasado, completando el cuadro crítico. El único sector que le ha dado un respiro a la economía, pero mínimo, ha sido la exportación de ganado que en este momento tiene buen precio en el mercado internacional y le ha permitido a la dictadura cierto ingreso en divisas que no alcanza a cubrir el déficit de la balanza financiera: han debido recurrir a préstamos, principalmente los norteamericanos. La inflación es la segunda después de Vietnam del Sur o la más alta del mundo; el dólar el año pasado estaba a 350 pesos y ahora está a 1.300. Los pronósticos que hacen los mismos economistas burgueses son: agudización de esta situación, empeoramiento del nivel de vida de las masas, ningún tipo de estabilización en el terreno de la economía. La situación de las masas es muy favorable, ha habido grandes movilizaciones y se han comenzado a desarrollar las fuerzas revolucionarias. La burguesía argentina en su conjunto se encuentra en un callejón de difícil salida, [obligada] a buscar un respiro que le permita atravesar esta situación crítica y más adelante buscar una estabilización para lograr prolongar la vida del capitalismo en Argentina. El conjunto de los sectores burgueses está de acuerdo en capear el temporal: de alguna manera frenar la lucha de las masas y detener el desarrollo de las organizaciones revolucionarias. Se han propuesto llegar a lo que la dictadura llamó un Gran Acuerdo Nacional, un acuerdo de los partidos burgueses con las Fuerzas Armadas para ofrecer algunas soluciones de palabra a las masas, despertar esperanzas acerca de la vía electoral, y de esa manera tratar de detener su lucha y aislar a la guerrilla para golpearla y aniquilarla. Aun durante la presidencia de Levingtson comenzaron con la Hora del Pueblo, después el Frente Cívico, y ahora el llamado Plan de Reconstrucción Nacional que presentó Perón y fue aceptado por la dictadura militar. En ese acuerdo se unen el radicalismo, el peronismo burgués, el frondizismo, un conjunto de partidos burgueses, con la dictadura militar. El plan consiste en un llamado a elecciones condicionado con la garantía para los militares de que ellos van a continuar controlando entre bambalinas la política nacional, que van a dejar en manos de los políticos el tratamiento de las cuestiones de la administración gubernamental y van a mantener en sus manos la lucha contra las organizaciones revolucionarias: la guerrilla y la vanguardia clasista y, principalmente, la obrera. Ese plan está condenado al fracaso porque solamente podría tener alguna posibilidad de distraer a las masas, de engañarlas, si se hicieran concesiones de tipo populista. Pero hoy en la situación de la Argentina no hay margen para ningún intento populista: no hay margen económico, no hay margen social. Cualquier gobierno, radical o peronista, que asuma como culminación de este acuerdo no tiene posibilidad de mantenerse, de esbozar siquiera una política populista, sino que, por el contrario, y mediante una política inteligente que sepamos aplicar las organizaciones revolucionarias, las masas han de acrecentar su lucha para recuperar, en parte aunque sea, su nivel de vida, que viene en un continuo y acelerado descenso. Para eso se van a movilizar –continuando toda la tradición de lucha, principalmente del proletariado– sirviéndose de la legalidad que necesariamente va a tener que dar un gobierno de tipo parlamentario. La guerrilla, por su parte, no tiene el menor motivo para disminuir su actividad armada, desde el momento en que es claro que no se trata de un gobierno de tipo popular el que pueda surgir de un proceso electoral condicionado como el que está preparando la burguesía en este momento. La perspectiva para nosotros es de desarrollo más amplio de la lucha revolucionaria en la Argentina. La estabilidad de cualquier gobierno parlamentario que surja de la elección va a ser mínima y al poco tiempo se planteará otra vez el regreso de los militares al gobierno, o un control mucho más estrecho de los militares sobre el gobierno parlamentario. Nuestra patria vive un momento de viraje, donde los revolucionarios podemos observar el futuro con marcado optimismo, dado que se vislumbra un período de desarrollo como no tuvo antes: de lucha revolucionaria, de participación creciente de las masas en la lucha revolucionaria, del establecimiento de uno de los nuevos Vietnam que vislumbrara el Che y que, como sabemos, es el camino que debemos transitar para la eliminación definitiva del capitalismo en cada uno de nuestros países y del imperialismo a nivel mundial.


Vaca naranja suma a Perón.
–¿Qué nos puede decir sobre las declaraciones de los sobrevivientes de la matanza de Trelew?
–Cuando llegamos a Cuba todavía no sabíamos el número de los compañeros sobrevivientes de la masacre de Trelew. Esas movilizaciones de nuestro pueblo, esos gritos de protesta, esas adhesiones que se despertaron fueron el factor fundamental para salvar la vida de los compañeros que quedaban heridos. Todas esas acciones de protesta y movilizaciones impidieron que el enemigo pudiera rematar a esos combatientes que todavía quedaban vivos, que habían podido burlar el exterminio total de los diecinueve compañeros. Quedaron tres. En los relatos que ellos hacen de esa experiencia, se ve claramente el valor de la moral y la fuerza revolucionarias de esos compañeros, que en estos momentos rescatamos fervientemente, que nos da fuerza para convertir ese golpe duro en una gran victoria, nos hace visualizar que el dolor de los compañeros caídos hoy será la alegría de nuestro pueblo mañana. En sus relatos están las preparaciones para la masacre: vejaciones morales, prácticas en seco de fusilamiento, no dejarlos dormir... actitudes representativas de lo que son las Fuerzas Armadas Argentinas a lo largo de su historia. La actitud de nuestros compañeros hace que el enemigo les tema más aún: cuando van a terminar de rematarlos, el capitán Luis Emilio Sosa y el teniente Roberto Bravo, en actitud temerosa y hostil, les preguntan si iban a declarar, y las respuestas de nuestros compañeros, a pesar de que ya habían sido masacrados varios, fueron que no. Esa moral revolucionaria nos fortalece cada día más en nuestro combate, en nuestra lucha.


–¿Pudiera ahora referirse a la situación actual en su país?
–El gobierno de la burguesía en la Argentina se encuentra en una situación de inestabilidad, en la que las fuerzas del enemigo y las fuerzas revolucionarias están semiequilibradas. Se ha dado un profundo avance en una serie de hechos que son ya parte de nuestra historia: movilizaciones masivas, procesos insurreccionales de características cada vez más violentas en las ciudades y en el campo, el fortalecimiento de organizaciones que plantean una estrategia de guerra revolucionaria con lucha armada. La situación del partido militar es inestable, poco firme. Un gobierno populista como resultado de las elecciones es un gobierno de patas muy cortas, porque no puede responder a las expectativas de las reivindicaciones que tiene el pueblo argentino, y sobre todo la clase obrera argentina: no puede responder a ese nivel de conciencia. Por lo tanto es un proceso que indudablemente en corto tiempo va a ser superado por esas mismas masas. Por otro lado, la posibilidad de salida de un gobierno de mano dura, de continuidad del actual, lo único que llevaría es a una mayor radicalización, a un mayor fortalecimiento del campo revolucionario. El avance del campo revolucionario no se puede contener; el grado de contradicciones dentro de la burguesía argentina es importante. Nosotros, como organizaciones armadas peronistas, reivindicamos el peronismo como una experiencia de gran parte de nuestro pueblo, de gran parte de la clase obrera argentina, como un factor determinante en esta coyuntura. Determinante porque el peronismo es un movimiento de masas mayoritario que ha vivido numerosas veces ya los procesos de persecución de esa reserva de la burguesía que es el partido militar: los fusilamientos del ’56, la resistencia peronista, las proscripciones del ’62... numerosas experiencias de ese movimiento que hacen que sea un factor determinante en la vida política de Argentina. Y, como decimos, no se puede hablar de peronismo sin Perón, reconocemos en Perón a un líder popular, un hombre que aglutina a un gran sector de masas y que en la medida en que representa su sentir (no es su vanguardia revolucionaria pero representa el nivel de conciencia alcanzado por ese pueblo), va a jugar un papel importante en la coyuntura. En alguna medida es el factor que en estos momentos agudiza las contradicciones del enemigo y evita que ese peronismo sea ganado por el campo enemigo, que ese movimiento sea quebrado por ese gran miedo que tiene el partido militar a los movimientos de masas, como en cualquier país capitalista dependiente, ese miedo a la unidad. Perón va a jugar un papel de importancia en la coyuntura; de hecho lo está jugando: a través de las noticias que vienen se puede vislumbrar la importancia del peronismo y Perón en la política. Nuestra respuesta para un gobierno de características populares, en caso de que se dé, es la de construcción del ejército popular como única garantía para la toma del poder. En un gobierno de ese tipo, el impulso de las masas es fundamental. En caso de darse esa expectativa nuestra tarea sería prepararnos para dar una perspectiva estratégica construyendo ese ejército, en un proceso que tiene patas muy cortas. La única forma de prepararse es en forma activa a través de movilizaciones, de formación de milicias obreras. El pueblo argentino, especialmente el peronismo, ha vivido la experiencia de tener una participación en el poder, sentir la clase obrera conciencia de su dignidad, y por no contar con esa fuerza militar del campo popular pasar a una situación de explotación cada vez más aguda. Y en el caso de que la coyuntura se dé de otro tipo, un continuismo de la fuerza militar –que es lo más probable, por la situación del imperialismo, las fuerzas monopólicas y la burguesía nacional en argentina– nuestra respuesta es la misma que han dado los compañeros, nuestros héroes de Trelew: salir y seguir combatiendo, seguir construyendo el ejército.


Quieto y la justicia revolucionaria.
–Con respecto a las declaraciones de los compañeros sobrevivientes de la masacre de Trelew, puede agregarse a lo que ya ha publicado la prensa y lo que hemos dicho en otras ocasiones que esos testimonios certifican fehacientemente lo que todo el mundo suponía sin haber presenciado directamente el episodio: nadie dudaba, salvo la versión oficial del gobierno argentino, que se había tratado de un asesinato a mansalva, ejecutado directamente por oficiales y suboficiales de la Marina de Guerra argentina. Los compañeros relatan con lujo de detalles; incluso se han proporcionado a la prensa planos de ubicación de dónde estaban en el momento en que se produjo el fusilamiento a sangre fría, datos que se han servido para ilustrar con precisión y confirmar –como decía antes–lo que todo el mundo suponía seguro, salvo la versión oficial del gobierno argentino... Por supuesto que a nosotros todo esto nos ha dolido mucho; pero a la vez, como todos los dolores que sufren los revolucionarios, sirven para endurecernos y fortalecernos en esta lucha que, como éramos conscientes en el momento en que la emprendimos, iba a ser larga, cruenta y muy difícil. Lo que sí tiene que quedar claro es que nosotros, el conjunto del pueblo argentino, ya ha juzgado este crimen. Y que la justicia del pueblo aplicará, en el momento correspondiente, las sanciones que corresponden frente a ese crimen horrendo. Con respecto a ese crimen uno puede decir, sin lugar a dudas, que no es el producto de la mente afiebrada de un par de oficiales de la Marina sino que está clara la responsabilidad del régimen militar argentino. Quien conoce someramente las costumbres, los hábitos y las normas por las que se rigen estas fuerzas armadas sabe que cosas de este tipo no son efectuadas por individuos aislados: ningún oficial o suboficial de la Marina es capaz por sí mismo de tomar una determinación de ese tipo. Eso quiere decir, a nuestro juicio, que más allá de la responsabilidad general que siempre tiene un régimen de opresión con respecto a los crímenes que se producen durante su imperio, en este caso concreto hay sin lugar a dudas una responsabilidad directa del régimen militar argentino. Es sintomático que la ejecución de los compañeros se haya producido en la madrugada siguiente a una reunión de la Junta de Comandantes en Jefe. No nos cabe ninguna duda de que existe una responsabilidad directa y personal, no general e indirecta sino directa y personal, por parte de la Junta de Comandantes en Jefe. Y del partido militar en su conjunto; pero en este caso concreto, de las personas que ejercen la jefatura del gobierno argentino y que está personificada en los tres comandantes en jefe de las Fuerzas Armadas. El pueblo en la historia ya tiene formado su juicio y su opinión con respecto a esta cuestión y a quiénes son [sus] responsables. Sólo resta que la justicia popular, la justicia revolucionaria, aplique las sanciones correspondientes a los responsables de esta matanza, y más tarde o más temprano eso se hará.


Aquella idea castrense de un acto de servicio
Año 6. Edición número 275. Domingo 25 de Agosto de 2013
Por Gabriela Esquivadasociedad@miradasalsur.com

La agencia oficial de noticias hizo el anuncio el mismo martes en que, 41 años atrás, la Marina produjo la Masacre de Trelew, y de inmediato lo anuló:

“TELAM 77. Terroristas abatidos. Trelew (Chubut), agosto 22 (Télam). Trece extremistas que ocuparon hoy el despacho del segundo jefe de la base aeronaval Almirante Zar y que incluso consiguieron apoderarse de algunas armas con las que hicieron disparos fueron abatidos esta mañana. Otros siete resultaron heridos cuando funcionaron los dispositivos de seguridad y emergencia de la base, donde el grupo se hallaba detenido desde el pasado jueves, cuando ocuparon el aeropuerto civil de Trelew. A las 3.30 de hoy los extremistas ingresaron al desv (Atención redacciones: anular anular este despacho Nro. 77 en razón de que se difundirá de inmediato una versión corregida. Quince extremistas ocuparon hoy... ATENCIÓN ANULAR ANULAR).”

Se difundió entonces el cuento chino de la Junta Militar, el Comunicado del Comando de la Zona de Emergencia, según el cual a las 3.30 de la madrugada en la Base Naval Almirante Zar, el inocente jefe de turno que vigilaba a los diecinueve “delincuentes subversivos evadidos del penal de Rawson y a disposición de la Cámara Federal en lo Penal”, recibió un artero ataque por la espalda de Mariano Pujadas, quien le sustrajo la ametralladora y, bang-bang, lo hirió. “En tal circunstancia, la guardia contesta el fuego contra los reclusos, que se abalanzaban hacia la puerta de salida”, imaginó el texto, “un intenso tiroteo a raíz del cual resultan muertos…”.

Ya se sabe:
Carlos Heriberto Astudillo, Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), 28 años; Rubén Pedro Bonet, Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), 30 años; Eduardo Adolfo Capello, ERP, 24 años; Mario Emilio Delfino, ERP, 29 años; Alberto Carlos del Rey, ERP, 26 años; Alfredo Elías Kohon, FAR, 27 años; Clarisa Rosa Lea Place, ERP, 24 años; Susana Lesgart, Montoneros, 22 años; José Ricardo Mena, ERP, 20 años; Miguel Ángel Polti, ERP, 21 años; Mariano Pujadas, Montoneros, 24 años; María Angélica Sabelli, FAR, 23 años; Ana María Villarreal, ERP, 36 años; Humberto Segundo Suárez, ERP, 23 años; Humberto Adrián Toschi, ERP, 26 años; Jorge Alejandro Ulla, ERP, 28 años.


Y quedaron heridos María Antonia Berger (FAR, 30 años), Alberto Miguel Camps (FAR, 24 años) y Ricardo René Haidar (Montoneros, 28 años), para contar cuáles fueron en realidad los hechos que, como escribió Tomás Eloy Martínez en la revista Panorama, de la que era jefe de redacción, anunciaron el genocidio por venir: “Cuando un Estado elige el lenguaje del terror, destruye todo lo que le da fundamento –instituciones, valores, proyectos de futuro– e impregna de incertidumbre la vida de los ciudadanos”. A la semana siguiente ya su nombre no aparecería en el prestigioso semanario de la Editorial Abril: despedido. Ni Berger, ni Camps ni Haidar sobrevivieron a la dictadura 1976-1983.

La Fuga. Los guerrilleros del ERP, las FAR y Montoneros convivían –y, mal cálculo de la mente militar, avanzaban hacia una articulación política– y planeaban un plan de fuga. Los dirigentes eran Roberto Quieto y Marcos Osatinsky (FAR), Fernando Vaca Narvaja (Montoneros) y Mario Roberto Santucho, Domingo Mena y Enrique Gorriarán Merlo (ERP). Tomar el penal completo para sacarlos a ellos primero y luego al resto, en dos grupos, parecía el plan más viable y se realizó el 15 de agosto de 1972, cuando a las cinco de la tarde Astudillo comenzó a cantar la zamba “Luis Burela”, atribuida a los gauchos de Güemes:
–¿Con qué armas, señor, pelearemos? / Con las que les quitemos –dicen que gritó.


Osatinsky apuntó al jefe de guardia con un revólver cuyas piezas habían entrado al penal escondidas dentro de latas de dulce de batata y con las llaves de los pabellones liberaba presos a la vez que encerraba carceleros. Por otras guardias avanzaban Quieto y Santucho, mientras Bonet tomaba las torres desde las que se vigilaba el penal. Pujadas, de Montoneros, encontró resistencia en la conserjería, y el cabo Juan Valenzuela murió en el intercambio de fuego.


–Muchachos, se tomó el penal –anunció Santucho.


Habían pasado diez minutos desde el estribillo de la “Luis Burela”.


Comenzaba la segunda parte: correr hacia el aeropuerto de Trelew para abordar un avión de Austral detenido por otros guerrilleros, antes de que se lanzaran sobre ellos. El orden de salida reproducía el jerárquico: primero los seis dirigentes, después unos veinte cuadros intermedios y por último los casi cien militantes restantes.

Equívoco y masacre. La señal de la toma en marcha se realizó desde las celdas de las mujeres, con vista a la calle principal. Pero se malinterpretó: flameó una sábana, la contraseña del éxito, pero a la distancia pareció una frazada, la del fracaso. De los automóviles y camiones que debían aparecer, sólo llegó el Ford Falcon que conducía Carlos Goldenberg (FAR), en el que partieron los seis.
El segundo grupo de diecinueve partió en varios taxis, demorado. El avión no pudo esperarlos y los dirigentes partieron hacia Chile.


“Llegamos y escuchamos el despegue del avión”, dijo Camps a Francisco Urondo en la famosa entrevista que realizó a los tres sobrevivientes en la cárcel de Devoto, en vísperas de su liberación el 25 de mayo de 1973, La patria fusilada. Berger explicó que el avión no regresó “porque no se podía garantizar que volviera a despegar”. El plan alternativo incluía –dijo Haidar– “atrincherarnos, hacer trascender la noticia y negociar las mejores condiciones para garantizar nuestras vidas”.


Mientras procuraban que se acercara un juez –le tocó a Alejandro Godoy– y la prensa, los rodeó un batallón de infantería de Marina a cargo del capitán de corbeta Luis Sosa, que sólo en el año 2007 fue detenido por los hechos que sucedieron luego, como cuenta Susana Viau en “El regreso de los hechos”, postfacio a La pasión según Trelew, de Martínez.


El juez aceptó el pedido de los guerrilleros: que los restituyeran a Rawson, ya que en la Base Almirante Zar, donde quería llevarlos Sosa, sus vidas peligraban. Entregaron las armas y acordaron el fin de la toma del penal. Viajaban en un ómnibus cuando se decretó el estado de emergencia. La zona quedó bajo control militar: adiós a las garantías del juez. Terminaron en ocho calabozos de la base marina.


“¡Si seremos boludos! En vez de matarlos estamos engordándolos”, rezongaba el teniente Roberto Bravo, premiado con un lugar en la agregaduría naval argentina en Washington en 1973. Luego se estableció en la Florida, creó una empresa millonaria de servicio médico para la US Air Force y evitó su deportación por su ciudadanía estadounidense. Tras varios simulacros de fusilamiento, Bravo se dio el gusto en la madrugada del 22 de agosto.

Fragmentos y presente. Los collages de estas páginas fueron realizados por el Colectivo de HIJOS, “una organización que nuclea a huérfanos científicamente producidos por el genocidio”, la definición con que se presenta el grupo (http://colectivodehijos.blogspot.com.ar/). “Realizamos los collages para una actividad, Génesis del genocidio y resistencia popular. A diferencia de las fotografías, no pretenden ser un registro fiel de un instante: son construcciones compuestas por fragmentos que encontramos en el trayecto de reflexión sobre nosotros y la historia de nuestro pueblo. No pretenden objetividad sino decir que a partir de los fragmentos se puede construir una narrativa diferente a la hegemónica. Fuimos al pasado a buscar esas imágenes para pensar nuestro presente y el futuro que queremos construir.”


Como ellos, también la sociedad debió mirar atrás. “A mediados de 2005 –escribió Viau–, David Baigún y Alberto Pedroncini le recordaron a la justicia de Chubut que la investigación de los fusilamiento ocurridos el 22 de agosto de 1972 en la Base Aeronaval Almirante Zar llevaba treinta y tres años de retraso. Fernando Gelvez, fiscal federal de Rawson, no vaciló: los hechos expuestos por los dos abogados pertenecían al rango de los delitos de lesa humanidad y eran, por su naturaleza, imprescriptibles”. El expediente quedó en manos de Hugo Sastre, quien por primera vez detuvo a Sosa (prematuramente retirado, aunque protegido por la Armada), Emilio Del Real, Carlos Marandino, Rubén Paccagnini y Jorge Bautista; Bravo disfrutaba del sol de la Florida, en Miami Beach y en Tampa.


El 15 de octubre de 2012 el Tribunal Oral Federal de Comodoro Rivadavia absolvió a Paccagnini y Bautista y condenó a prisión perpetua e inhabilitación absoluta a Sosa, Del Real y Marandino. Bravo, prófugo y próspero.


Concluyó Viau en su postfacio: “El tiempo transcurrido quizá impida determinar si el crimen se cometió a instancias del presidente de facto, general Alejandro Agustín Lanusse o, por el contrario, fue el escollo que la Armada le colocó a su proyecto de continuar en el poder sin el soporte de las bayonetas. Ubicar de qué eslabón de la cadena de mandos partió la orden es tarea de historiadores porque cualquiera haya sido el oscuro origen de la decisión, las Fuerzas Armadas cerraron filas y elevaron la matanza a la categoría de acto de servicio”.
Fuente:MiradasalSur                      

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