El Equipo de Antropología Forense en cine
Héroes anónimos
Por Jorge Repiso
18.09.2013
Nacidos con la democracia, atravesaron las leyes de impunidad. Miguel Rodríguez Arias retrató a los científicos que buscan transformar los números en nombres.
Héroes anónimos
Por Jorge Repiso
18.09.2013
Nacidos con la democracia, atravesaron las leyes de impunidad. Miguel Rodríguez Arias retrató a los científicos que buscan transformar los números en nombres.
Contra aquella voluntad no pudieron las fuerzas represivas aún activas en los primeros tiempos de la democracia argentina. Tampoco, cuando gran parte de la sociedad tuvo que aceptar las leyes del perdón.
Continuaron adelante, confiados en sus principios y su ética. La monumental tarea del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) fue plasmada en Buscadores de identidades robadas, documental escrito y dirigido por Miguel Rodríguez Arias, que se estrena hoy en el Gaumont y más adelante en las provincias. La humilde y contundente labor que el EAAF desarrolla desde 1984 es presentada con una foto que muestra pilas de estantes y, sobre ellos, cajas con restos humanos. El documental impacta desde varios ángulos: desde crudas imágenes de las primeras exhumaciones hasta dictadores argumentando la no entidad de los desaparecidos.
"Creo que cuando pasa una determinada cantidad de años se puede mostrar distinto tipo de material. Somos conscientes de que en los años ’90 podrían haber molestado porque dependiendo del momento y contexto, ciertas imágenes pueden ser muy fuertes –explica Rodríguez Arias–. Ahora, y con el tiempo, pasaron a ser necesarias para que se comprenda el drama vivido. Una famosa frase de Jorge Videla dice que los desaparecidos no existen porque no están. Y el EAAF trabaja para darles a los restos una identidad”.
–En la película sorprende el trato que el equipo les da a los restos.
–Quisimos respetar su metodología de trabajo, el cariño con el que lo hacen. Hay imágenes de Patricia Bernardi lavando los huesos sin guantes y con un cepillito. Y una mirada de amor cuando los coloca en una caja, y su deseo de transformar los números en nombres. Todo el tiempo se respira una ética no declamada. Los conozco desde el principio y conozco su prestigio. Se tiene una idea general, pero quisimos mostrarlo en profundidad.
Los llamaban “el cardumen” porque el peligro los obligaba a moverse juntos. A Luis Fondebrider, Mercedes Doretti, Patricia Bernardi y Carlos Somigliano, entre otros, les asignaron un espacio en la Morgue judicial. Para entonces, las excavaciones en la tumbas NN se realizaban con palas mecánicas que arruinaban evidencias y destruían cuerpos. Las Abuelas de Plaza de Mayo fueron las impulsoras del EAAF. Enteradas de un hallazgo científico denominado “índice de abuelidad”, consistente en un análisis específico de sangre, viajaron a Washington Estela de Carlotto y Chicha Mariani. Se entrevistaron con Eric Stover, entonces director del Programa de Ciencia y Derechos Humanos de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia, que les dio apoyo. La otra pata de la historia se asienta en Clyde Snow, un antropólogo forense de renombre internacional que viajó a la Argentina invitado por el gobierno. Snow asesoró al equipo en su génesis, aplicando métodos arqueológicos para la remoción de restos y posterior identificación y se quedó en el país para declarar en el juicio a las juntas. Hoy, el EAAF trabaja en 45 países donde despliega conocimientos, además de formar y asesorar a equipos locales. Estuvo presente en la exhumación e identificación del cuerpo de Ernesto “Che” Guevara en Bolivia y como veedor en Chile cuando la tumba del ex presidente Salvador Allende fue abierta para investigar la causa real de su deceso. En el país, encontró 1.200 cuerpos y hasta el mes de agosto pasado pudo identificar a 577 personas.
“Admiro la tarea y cómo lo hacen, porque solucionan problemas sociales, familiares y de la Justicia. Imaginemos los juicios: se puede contar con pruebas documentales y testimoniales, pero las forenses son indiscutibles”, asegura Rodríguez Arias, “En los ’90, el equipo se planteó si seguir, ya que la Justicia no se ocuparía más de esos casos, pero sintieron que tenían una responsabilidad. Quienes tienen a uno de sus miembros desaparecidos y no pudieron honrarlos son familias que así cierran sus heridas”.
–¿Cuál es el fin del documental?
–Hay 700 restos esperando ser identificados, para lo que se necesita que los familiares con algún miembro desaparecido hagan un test de sangre. Es un objetivo que se retoma cuando difundimos la campaña de la iniciativa latinoamericana para la identificación de personas. Difundir el trabajo del EAAF y contar de dónde vienen es una manera de contar la historia misma.
Fuente:Veintitres
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