8 de septiembre de 2013

ENTREVISTA A MARCELO FABIÁN SAIN.

Seguridad y sistema político
Año 6. Edición número 277. Domingo 8 de Septiembre de 2013
Por Diego M. Vidal
dvidal@miradasalsur.com
Entrevista. Marcelo Fabián Sain. Diputado provincial de Nuevo Encuentro.
El diputado bonaerense de Nuevo Encuentro Marcelo Fabián Sain, con un largo historial académico e institucional, conversó con Miradas al Sur sobre una preocupación que sobrevuela amplios sectores de la sociedad argentina: la inseguridad.
–Desde 1983 a la fecha ninguno de los gobiernos democráticos logró resolver esta cuestión, incluso con formas diametralmente opuestas. ¿Cree que hoy, tanto la administración nacional como la provincial, han tomado de una manera más decisiva el asunto?
–Creo que hay más continuidades que rupturas. Yo veo que esto se convirtió en un problema de interés político cuando el crecimiento de las tasas criminales comenzaron a incidir en la opinión pública, a incidir en ciertas demandas sociales. Lo que ha hecho la política argentina es una tendencia muy recurrente en otras áreas y que es entregarle la gobernabilidad de la cuestión del sector a la burocracia especializada en esos temas que para la política era la policía. Me refiero a dos aspectos fundamentales: que las policías hagan el diagnóstico de cuál es el problema y que las policías establezcan cuál es el criterio para poder intervenir. Todo esto bajo el principio rector de que las policías son el único instrumento posible de resolver las problemáticas del crimen. Con el correr del tiempo nos dimos cuenta que esto no era así, que muchos actores sociales, culturales, institucionales, incidían profundamente en el conjunto de problemáticas. Y además, lo que se puede comprobar, simultáneamente a este factor en esos años, es que el Estado también forma parte del crimen, el Estado de alguna manera regula actividades criminales.


–¿Podemos contextualizar ahí las declaraciones de Martín Insaurralde sobre la baja en la edad de imputabilidad, si tomamos en cuenta que justamente ésa es una de las banderas de la derecha y su discurso de mano dura?
–Obvio, expresa mucho mejor todo eso un candidato como Massa. En primer lugar, semejante movida política sin que haya un grado abordaje dentro del FpV y con los partidos aliados y que no se inscriban dentro de una estrategia cierta, donde se hiciese un diagnóstico del tema, me parece un desatino desde el punto de vista político. Porque yo no sé si es la posición del FpV o fue un exabrupto de Insaurralde. Eso genera una complicación severa, porque yo no tengo ninguna duda de que el kirchnerismo tal como lo conocemos nosotros no va a gobernar el 11 de diciembre del año 2015. En el mejor de los casos, si el kirchnerismo es exitoso en este proceso transicional, va a poder imponer un candidato que se acerque al conjunto de nuestras preferencias que nos identifican con este proyecto. Fundamentalmente en materia económica, social y en algunos aspectos de la cuestión política. Ahora, si esto no es así vamos a tener un gobierno de derecha y si vamos a tener un gobierno más volcado hacia la derecha, aún inclusive si fuese del Frente para la Victoria, nosotros no podemos dilapidar ciertos ejes que nos van a posicionar inevitablemente frente a ese gobierno en materia de seguridad pública.
Segundo, para poder legislar o abordar propuestas sobre estas cuestiones debés tener un diagnóstico del problema. Si creés que la baja en la edad de imputabilidad es una de las respuestas a un problema determinado, primero tenés que dar cuenta de ese conflicto y la verdad es que no hay ninguna información seria sobre ese problema. Porque los gobiernos, ni el Nacional ni el provincial ni en ninguna otra provincia, han creado observatorios sobre violencia y delito.


–¿El envío masivo de gendarmes en el Conurbano, lo inscribe en esa misma coyuntura?
–Eso contribuye a generar en determinados sectores medios la sensación de tranquilidad, de protección estatal. Todos sabemos que eso no es cierto, técnicamente la intervención de Gendarmería en el gran Buenos Aires no mueve el amperímetro acerca de las problemáticas criminales, lo que sí genera es una suerte de simbología de que el Estado está haciendo algo en cuestión. Ahora, cuando vos ves todo lo que son las modalidades de intervención de la Gendarmería en los lugares, en los centro urbanos, en realidad lo que hace es rodear barrios populares que están estigmatizados por los sectores medios y altos, vecinos de esos barrios, como barrios donde habitan las clases peligrosas y que son fuente de delito. Esto no es cierto. La sociología ha hecho cuantiosos estudios, fundamentalmente en el Gran Buenos Aires, que dan cuenta de que los mayores niveles de violencia interpersonales y de victimización violenta de las poblaciones se producen dentro de esos barrios, donde hay un grado de naturalización enorme de esas relaciones violentas y donde hay un enorme nivel de ausencia del Estado, por un lado social, directamente focalizado al tratamiento de este conjunto de problemáticas y no políticas sociales generales y, por otro lado, hay una fuerte presencia de un Estado punitivo que o reprime severamente y desarrolla estrategias de disciplinamiento punitivo de estos sectores, o regula los negocios criminales que se pueden desenvolver en algunos de esos barrios.


–¿Cómo analiza los movimientos en el gabinete del gobernador Daniel Scioli, con el Intendente de Ezeiza, Alejandro Granados, al frente del Ministerio de Seguridad, y el desplazamiento del ministro Ricardo Casal, quién era muy cuestionado por su manejo de la policía?
–En primer lugar, la salida de Casal del Ministerio de Seguridad allana la posibilidad de negociaciones con sectores del kirchnerismo en torno de iniciativas, como por ejemplo, la creación de policías municipales. Evidentemente esto también implica un reordenamiento institucional del esquema de seguridad provincial, un cambio de normativa y una modificación general, que no hubiera sido posible con el ministro (Casal), que fue el gran articulador gubernamental con esta policía. Segundo elemento, vislumbro que está nombrando un intendente de pura cepa kirchnerista (Granados) y esto rompe un esquema importante. Es el primer funcionario con aval de Casa Rosada, en el gabinete de Scioli. Lo dicho el viernes por quien es ministro, es lo que dicen todos: hay que sacar policías a la calle. Es que, concretamente, hay cerca de un 40 por ciento de la policía de la Provincia de Buenos Aires solamente ocupando destinos y desarrollando tareas operacionales. Ahí tenés un problema organizacional muy severo, el grueso de los recursos humanos policiales en la Provincia no se dedica a tareas operacionales. Ahora, plantear eso y no plantear una estrategia que tienda a cambiar reglas de juego en torno del vínculo entre esta policía y el mundo criminal, me parece que es una necesidad, no del ministro, sino del sistema político bonaerense.


–Justamente quería llegar al tema ese de su proyecto de policía municipal, de varios que andan en danza por ahí y que lo han tomado distintos candidatos como bandera propia. ¿Cómo se puede transformar una policía que hoy es la base del problema en un principio de solución municipalizándola?
–Para analizar el problema de la municipalización primero se debe tener una lectura estructural de la cual derive el resto de la discusión. La opción no es policías municipales o la “policía sueca”. Entonces vos decís “yo no estoy dispuesto a entregarle el manejo de la policía municipal a los intendentes, a los barones del Conurbano, porque eso de alguna manera es brindarle una suerte de bastión armado a estos intendentes”. La alternativa no es eso o instalamos la “policía sueca” acá en el Gran Buenos Aires, entonces “es preferible la policía sueca”. No, la opción es la policía bonaerense. Y es que la policía bonaerense, que es una gran financiera, donde lo que cuenta allí básicamente a nivel de cúpula y a nivel de mandos operacionales superiores son cosas ajenas a lo que es el control de las calles y el control criminal, sino que más bien tiene que ver con lo que es una burocracia que se ha convertido en una gran administradora de fondos.
Algo que es interesante, es la primera vez que hay Intendentes de distintos signos políticos que dicen “si esto continúa de esta manera, los hechos críticos que genera esta policía repercuten directamente sobre la legitimidad política propia”. O sea, que acá los intendentes empiezan a pagar parte de los costos políticos de esta suerte de modalidad de gestión de la seguridad pública a través de la policía de La Bonaerense. Entonces, muchos comienzan a decir “dame el manejo de la policía a nivel de seguridad local” y no lo están diciendo con placer, sino que lo están planteando como que esto es así, porque en realidad se van a hacer cargo de algo en donde no tienen cuadros de gestión, no conocen el detalle, corren riesgos importantes, porque para un Intendente negociar con la policía de la Provincia, hoy, tiene una serie de ventajas y de costos, pero en todo caso no le pertenece, y si hay una situación de crisis muy grande, es un problema provincial. En cambio, si la policía depende directamente de vos y esa policía además tiene un desempeño que es directamente observado por aquel ciudadano que después te va a votar a en el gobierno local, vos ya estás vinculando y pegando legitimidad democrática con desempeño del manejo de la seguridad pública. Entonces, los Intendentes no son tontos, ellos ya empiezan a vislumbrar de que evidentemente hay una suerte de desborde institucional que empieza a repercutir en su legitimidad política.


–Es evidente que esta temática provoca rispideces, incluso hacia el interior del oficialismo, lo cual demuestra también la falacia de la oposición que pinta al kirchnerismo como un cosmos monolítico aunque se traten de fuerzas aliadas y no exclusivamente del FpV.
–Me siento parte de espacio kirchnerista. Todos estos temas deben ser discutidos en este espacio entre los compañeros y compañeras que reivindicamos los enormes logros sociales, económicos y políticos de esta década. Pero no pierdo de vista que Néstor Kirchner me convocó a formar una nueva policía de la democracia en 2005 por lo que yo era, pensaba y por lo que sostuve en la gestión pública. Como lo hizo él, nunca dejamos los principios en la puerta de los despachos oficiales, sino que los tradujimos en acciones concretas en nuestras gestiones.

Fuente:MiradasalSur

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