
El Tribunal Oral Federal de Jujuy escuchó ayer el relato de una testigo víctima de la dictadura cívico militar, quien dijo haber visto en la cárcel de la capital jujeña a tres detenidas desaparecidas devastadas por la tortura de los represores.
Mercedes Susana Salazar contó que el día que sacaron del penal a Dominga Álvarez de Scurta, Juana Francisca Torres Cabrera y María Alicia del Valle Ranzoni, ella subida en un banco, vio a un policía, y luego por los dichos de celadoras supo que era el ex comisario de enlace con el Ejército en el Área 323, Ernesto Jaig.
Salazar dijo que el período que va del 1 al 10 de junio de 1976 las víctimas fueron sacadas de la celda, a la que retornaban a la noche, destruidas por la sesiones de torturas a las que eran sometidas por Jaig, quien les había dicho que “las iba a matar”.
Las tres mujeres estaban “aisladas” porque eran consideradas “peligrosas” por lo represores, subrayó el testigo.
Cuando era sacada del penal por última vez, Juana le entregó a Gladys Urtunduaga, también detenida en el penal, una cadenita de oro para que se la entregara a su hija cuando saliera de la cárcel, pero esta última no pudo hacerlo porque cuando fue trasladada desde Jujuy a Devoto, allí “se la robaron”.
El testimonio de Salazar resultó valioso porque declaró que en el penal se encontraban también otras detenidas como Mirta Ibáñez, Olga Demitrópulo, Hilda Figueroa, la dirigente sindical de los maestros, Marina Vilte, también desaparecida y Eublogia Garnica, quien tiene dos hijos desaparecidos de los secuestros en Ledesma.
Con la desaparición de Dominga, Juana y Alicia, se creó un mito en el interior del Penal, ya que las celadoras no querían ingresar a la celda, porque decían que “sentían” el espíritu de las víctimas.
Salazar, había sido detenida antes del golpe militar, cuando fue a Libertador a buscar a su novio Francisco Gallardo, que estaba desaparecido, a la comisaría de Ledesma, y fue retenida por un comisario de apellido Lescano, ahora preso, quien la hizo víctima de abusos sexuales por parte de efectivos de Gendarmería, a cargo de la custodia de la empresa y con asiento al lado de la sede policial, relató.
La mujer tuvo un largo peregrinar por la comisaría de San Pedro, la antigua cárcel de mujeres del Buen Pastor, luego la cárcel de Gorriti, hasta el traslado a devoto, recordando también en las cárceles jujeñas a Soledad López, a Margarita Azize de Weis, y a su hijita apodada “Poti”, quien nació en cautiverio.
Las causas que se ventilan en este juicio son las de los desaparecidos Dominga Álvarez de Scurta, Osvaldo Gregorio Giribaldi, Jaime Lara Torres, María Alicia del Valle Ranzoni, Juana Francisca Torres Cabrera, Pedro Eduardo Torres Cabrera y Jorge Turk Llapur.
Los integrantes del grupo fueron detenidos entre el 23 y el 28 de mayo de 1976, y muertos por los represores entre el 1 y 10 de junio del mismo año. Todos eran integrantes del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT-ERP).
Salazar ya declaró en el primer juicio de lesa humanidad y en esta oportunidad ratificó el mal trato que recibían todas las detenidas, la tortura psicológica y sexual “como una práctica del aparato represivo” en manos de Antonio Orlando Vargas, interventor en el Penal, dijo el abogado de la querella Ariel Ruarte.
También son sindicados como torturadores los hermanos Carlos y Ricardo Ortiz, penitenciarios, al igual que Herminio Zárate y Mario Gutiérrez, todos imputados en este segundo juicio.
Con el testimonio de Salazar, se marca el contraste a lo que intenta la defensa de los imputados y los declarantes, de presentar a los represores de la cárcel como “empleados administrativos”, que recibían ordenes de Gendarmería y el Ejército, alternativamente.
Al TOF lo integran los jueces Fátima Ruiz López, Daniel Morín, Federico Díaz y Marcelo Juárez Almaraz.
Los imputados son Antonio Orlando Vargas, oficial del Ejército que fue interventor del Servicio Penitenciario provincial, condenado en el primer juicio a 25 años de prisión, y los agentes penitenciarios Carlos Ortiz, Ricardo Ortiz, Mario Gutiérrez, Herminio Zárate y César Díaz.
Fuente:JujuyalDia
Viernes 27 de Septiembre de 2013
Represores "se mueren y se llevan los secretos”
San Salvador de Jujuy.- El testimonio de una ex detenida que ya había estado frente al Tribunal en el primer juicio por delitos de lesa humanidad en Jujuy, junto al de un ex agente penitenciario completaron la audiencia del día de ayer.
Interrumpidas por el llanto, adjetivando a sus torturadores, las víctimas reconstruyen su doloroso relato cada vez con mayores datos, conscientes que construyen historia y que la justicia ansiada ha llegado. En tanto los imputados gozan de todos los beneficios que la democracia les permite: todos tienen defensores, algunos proporcionados por el propio Estado; eligen no estar en la sala de audiencias entonces se les proporciona una sala aislada de donde siguen las alternativas a través de video conferencia.
“SE MUEREN Y SE LLEVAN SECRETOS”
Mercedes Salazar fue detenida en Ledesma cuando buscaba a su novio Francisco Gallardo que había sido detenido en San Pedro, donde comenzó su búsqueda y al no encontrarlo intentó en otros lugares. De allí los trasladaron a San Salvador a la policía central y luego derivaron a las mujeres al Buen Pastor y a los varones al penal de Gorriti.
Mercedes relató torturas físicas y psicológicas, maltrato constante, “a las mujeres y varones violados nos costó mucho hablar del tema, me daba vergüenza no podía probarlas”
Recordó a sus compañeras de prisión como Dora Weisz con su hijita “Poty”, Eva Garrido, Soledad López, Gladys Artunduaga, Ninfa Cofre, Hilda Figueroa, Olga Demitrópolus, “ una chiquita de Ledesma creo que tenía 15 años”, Marina Vilte, Eublogia Garnica que “tenía las muñecas y los tobillos infectados por estar tantos días atada en Guerrero”. “En junio llevaron a Alicia, Juana y Dominga las aislaron y las sacaban para torturarlas”.
“Estamos sentenciadas, nos van a matar”
Las detenidas casi no tenían comunicación entre ellas pero a Dora Weisz se le permitía estar más tiempo en el patio por su hijita lo que aprovechaba para recorrer el pabellón e irse enterando e informando al resto de sus compañeras; a veces eran las celadoras las que comentaban. Un lugar de encuentro era el baño. Como podían se informaban las unas de las otras, así es que sabían que Alicia Ranzonni tenía afectado el oído por los golpes que le daban, que Dominga tenía cáncer y por eso la picana era siempre en la vagina. Mercedes coincidió con Juana en el baño del penal, en la pileta de lavar y vio su cuerpo lleno de moretones.
Un momento especial se produjo en la sala cuando relataba el momento en que el comisario Jaig las fue a buscar para no volver. Gladys Artunduaga le alcanzó un abrigo a Juana quien a su vez le entregó una cadenita para su hija que solo era una beba y le dijo que sabían que de allí ya no volvían.
Sentadas una al lado de la otra se encontraban en la audiencia Laura López(hija de Juana Torres y destinataria de la cadenita) Roxana Giribalddi (hija de Osvaldo Giribaldi) y Eva Arroyo (hija del Negro Arroyo), abrazadas dándose fuerzas y sosteniendo en esta circunstancia a Laura. La cadenita se perdió en la cárcel de Devoto donde en la requisa quedaron las pertenencias de las detenidas que jamás le devolvieron.
Mercedes confirmó que, contrariamente a lo que sostuvieron los penitenciarios, militares y abogados defensores en lo que va de este juicio y el primero, la cárcel pasó a control del Ejército en noviembre de 1975 y no recién a partir del 24 de marzo de 1976.
En su extenso relato también citó nombres concretos de varios policías y militares implicados en secuestros y torturas. También el acoso de parte de Ortiz aún cuando estaba en libertad.
Mercedes pidió que la Justicia se acelere pues los culpables no son castigados porque van muriendo por la edad pero lo peor es que se llevan consigo muchos secretos.
Santos Jesus Vazquez: ex penitenciario, con pocos y confusos recuerdos, no realiza aportes importantes, solo el detalle de que después del golpe de estado había “internos especiales, subversivos” con quienes los penitenciarios tenían orden de no comunicarse.
La próxima audiencia está programada para el miércoles 2 de octubre a las 09.30 en el Colegio de Abogados.
Fuente:InfoJujuy
“SE MUEREN Y SE LLEVAN SECRETOS”
Mercedes Salazar fue detenida en Ledesma cuando buscaba a su novio Francisco Gallardo que había sido detenido en San Pedro, donde comenzó su búsqueda y al no encontrarlo intentó en otros lugares. De allí los trasladaron a San Salvador a la policía central y luego derivaron a las mujeres al Buen Pastor y a los varones al penal de Gorriti.
Mercedes relató torturas físicas y psicológicas, maltrato constante, “a las mujeres y varones violados nos costó mucho hablar del tema, me daba vergüenza no podía probarlas”
Recordó a sus compañeras de prisión como Dora Weisz con su hijita “Poty”, Eva Garrido, Soledad López, Gladys Artunduaga, Ninfa Cofre, Hilda Figueroa, Olga Demitrópolus, “ una chiquita de Ledesma creo que tenía 15 años”, Marina Vilte, Eublogia Garnica que “tenía las muñecas y los tobillos infectados por estar tantos días atada en Guerrero”. “En junio llevaron a Alicia, Juana y Dominga las aislaron y las sacaban para torturarlas”.
“Estamos sentenciadas, nos van a matar”
Las detenidas casi no tenían comunicación entre ellas pero a Dora Weisz se le permitía estar más tiempo en el patio por su hijita lo que aprovechaba para recorrer el pabellón e irse enterando e informando al resto de sus compañeras; a veces eran las celadoras las que comentaban. Un lugar de encuentro era el baño. Como podían se informaban las unas de las otras, así es que sabían que Alicia Ranzonni tenía afectado el oído por los golpes que le daban, que Dominga tenía cáncer y por eso la picana era siempre en la vagina. Mercedes coincidió con Juana en el baño del penal, en la pileta de lavar y vio su cuerpo lleno de moretones.
Un momento especial se produjo en la sala cuando relataba el momento en que el comisario Jaig las fue a buscar para no volver. Gladys Artunduaga le alcanzó un abrigo a Juana quien a su vez le entregó una cadenita para su hija que solo era una beba y le dijo que sabían que de allí ya no volvían.
Sentadas una al lado de la otra se encontraban en la audiencia Laura López(hija de Juana Torres y destinataria de la cadenita) Roxana Giribalddi (hija de Osvaldo Giribaldi) y Eva Arroyo (hija del Negro Arroyo), abrazadas dándose fuerzas y sosteniendo en esta circunstancia a Laura. La cadenita se perdió en la cárcel de Devoto donde en la requisa quedaron las pertenencias de las detenidas que jamás le devolvieron.
Mercedes confirmó que, contrariamente a lo que sostuvieron los penitenciarios, militares y abogados defensores en lo que va de este juicio y el primero, la cárcel pasó a control del Ejército en noviembre de 1975 y no recién a partir del 24 de marzo de 1976.
En su extenso relato también citó nombres concretos de varios policías y militares implicados en secuestros y torturas. También el acoso de parte de Ortiz aún cuando estaba en libertad.
Mercedes pidió que la Justicia se acelere pues los culpables no son castigados porque van muriendo por la edad pero lo peor es que se llevan consigo muchos secretos.
Santos Jesus Vazquez: ex penitenciario, con pocos y confusos recuerdos, no realiza aportes importantes, solo el detalle de que después del golpe de estado había “internos especiales, subversivos” con quienes los penitenciarios tenían orden de no comunicarse.
La próxima audiencia está programada para el miércoles 2 de octubre a las 09.30 en el Colegio de Abogados.
Fuente:InfoJujuy
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