14 de octubre de 2013

DIFUSIÓN.


11 de octubre de 2013, 7:32 – HISTORIA Y POLÍTICA, LECTURAS PARA UN FIN DE SEMANA LARGO - 12 DE OCTUBRE 2013


Argentina, 10 de octubre de 2013, 12:26 hs.
Comunicado de prensa del Grupo de Curas Opción por los Pobres
Mensaje a la Sociedad Argentina con motivo de las
próximas elecciones legislativas del 27 de octubre 2013
En nuestro pasado encuentro nacional de curas, en agosto, hicimos llegar a la sociedad un mensaje con motivo de los 30 años de democracia. Celebrando una nueva jornada electoral el próximo 27 de octubre, quisiéramos invitar –en ese mismo marco- a nuestras hermanas y hermanos argentinos a reflexionar juntos:
En política se eligen “proyectos”, es decir, propuestas del país que queremos, y los medios para lograrlo. Como grupo de curas, no imaginamos ni queremos un proyecto que no pretenda ser cada vez más inclusivo, en el que los pobres sean no solamente destinatarios de buenas políticas sino verdaderos protagonistas.
En un “proyecto” se tiene en cuenta de dónde venimos, dónde estamos y hacia dónde queremos ir. Invitamos a todas y todos a recordar las consecuencias funestas del neoliberalismo de los 90, continuación de lo empezado en la dictadura cívico-militar, y alertamos ante los intentos visibles o encubiertos que pretenden que volvamos a esa “noche oscura”. No hace falta demasiada memoria para recordar cómo ese proyecto hundió el país y provocó hambre, desocupación, injusticia, desigualdades y muerte.
Reconocemos muchos logros en nuestro momento presente, como la recuperación de la producción y el empleo, el mejoramiento de los principales indicadores sociales; la discusión del salario en paritarias; la Asignación Universal por Hijo y madres embarazadas; el plan Conectar Igualdad y el plan ProCreAr; una más justa movilidad jubilatoria, y la recuperación de la jubilación solidaria; el lugar dado a la Educación y la importancia que las escuelas primarias y secundarias tienen a lo largo y ancho del país: en 10 años se sextuplicó el presupuesto educativo y se crearon nueve universidades públicas y el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva; la mayor presencia del Estado en inversiones para beneficio público y control de la actividad privada o en la re-estatización de algunos servicios, ya que las empresas deben servir a un proyecto de país y no a los arbitrios del capital.
Sabemos que falta mucho todavía. Observamos limitaciones en lo referido a la desvalorización del poder adquisitivo del salario afectado por la inflación y la necesidad de una más justa distribución de la renta y la movilidad social ascendente que siga disminuyendo los niveles de pobreza; la incidencia negativa del empleo no registrado, aun cuando se ha reducido significativamente desde fines de 2003; el acceso a la vivienda y la tierra como derechos constitucionales por encima de las imposiciones del mercado.
Como creyentes cristianos que somos no podemos olvidar la Doctrina Social de la Iglesia a la hora de decidir un voto.  Y en estos valores podemos coincidir también con muchos no cristianos o no creyentes de nuestra patria. No podemos pensar en votar proyectos basados en la autodenominada ortodoxia económica del libre mercado. El proyecto económico liberal se opone a la mirada cristiana, ya que la libre competencia y la acumulación de lucro se convierten en absolutos en pos de los cuales “se sacrifica todo, acentuando la desigualdad y la marginación de las grandes mayorías” (Puebla 194).  Un proyecto inclusivo no consiste en dar migajas a los pobres, porque “no se trata sólo de dar lo superfluo a quien está necesitado, sino de ayudar a pueblos enteros -que están excluidos o marginados- a que entren en el círculo del desarrollo económico y humano; esto será posible no sólo utilizando lo superfluo que nuestro mundo produce en abundancia, sino cambiando sobre todo los estilos de vida, los modelos de producción y de consumo, las estructuras consolidadas de poder que rigen hoy la sociedad” (Centesimus Annus 58). El papa Francisco ha señalado también que “la adoración del antiguo becerro de oro ha encontrado una versión nueva y despiadada en el fetichismo del dinero y en la dictadura de la economía sin un rostro y un objetivo verdaderamente humano” (Discurso a los embajadores de Kirguistán, Antigua y Barbuda, Luxemburgo y Botswana, 16/5/2013).
Los cristianos no podemos votar proyectos basados en el liberalismo económico que acentúen el individualismo y la primacía de la ganancia personal. Hemos de fijar la mirada en proyectos colectivos e inclusivos, con fuerte presencia del Estado como garante de lo público y regulador de la igualdad de oportunidades desde la justicia social y el bien común, ya que la propiedad privada no es un dogma intocable, debe tener un sano límite impuesto por la necesidad de todos. Dice el Concilio Vaticano II que “Dios ha destinado la tierra y cuanto ella contiene para el uso de todo el género humano. Por consiguiente, los bienes creados deben llegar a todos de una manera equitativa, dirigida por la justicia y acompañada por la caridad” (Gaudium et Spes 69). La propiedad privada es un derecho  secundario, el único derecho natural primario es el destino universal de los bienes. Para Jesús de Nazaret la acumulación de ganancia no puede ser un fin en sí mismo, los bienes deben circular, y la economía no puede estar desconectada de la sociedad: “¡Necio! Esta misma noche te reclamarán el alma; ¿y para quien será lo que has acumulado?" (Lc 12,20)
Sabemos que en una campaña electoral muchos candidatos y candidatas intentan convencer al público que resolverán todos los problemas (apoyados por asesores de imagen venidos del ámbito del marketing publicitario que venden tanto electrodomésticos como personas), pero son en realidad globos inflados sin sustancia o sin proyecto visible y público. Invitamos a nuestros hermanos y hermanas a escuchar propuestas y no slogans pegadizos y agradables a los oídos pero vacíos de contenido como cuando se habla livianamente de la "inseguridad" o de "la plata de los jubilados". Recordando que estas elecciones definen cargos legislativos y no ejecutivos, alentamos a los candidatos a expresar a la sociedad sus ideales, sus proyectos y el modelo de país que defienden. Debemos exigir como ciudadanos que los candidatos propuestos digan clara y explícitamente qué van a hacer, cómo lo van a hacer, y con qué recursos, y que –escuchando atentamente- sepamos elegir la propuesta que según nuestro criterio, mejor defienda a los pobres. Si bien es cierto que la corrupción y la deshonestidad pueden opacar las buenas ideas e incluso frustrarlas y se debe trabajar para erradicarlas, tampoco podemos caer en la tentación -inducida por muchos- de desestimar el decisivo valor de la política como herramienta necesaria para construir futuro. Si se imponen conceptos (con cierto fundamento en la realidad pero superficiales) tales como “los políticos son todos corruptos”, estaremos abonando el terreno para las ideas autoritarias, economicistas, antipopulares y antidemocráticas.
Deseamos fervientemente una jornada electoral desarrollada como fiesta democrática, en armonía y en paz, sin menospreciar la enorme alegría de vivir en libertad para expresar nuestras ideas y convicciones políticas a través del voto.

Grupo de Curas en la Opción por los Pobres
Octubre de 2013

CONTACTOS PARA PRENSA:
•      Padre Néstor Cruz García (Nepi) - Celular: (011) 15 65 24 91 09
•      Padre Eduardo de la Serna - Tel Fijo: (011) 42 13 06 83
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A Perón se lo realiza, no se lo recita
Por Jorge Rachid

Perón nacionalizó la banca y el crédito
Nuestro gobierno puso el Banco Central y el Mercado de Valores al servicio del Pueblo por ley
Perón nacionalizó los ferrocarriles
Nosotros recuperamos Aerolíneas Argentinas y estamos reparando el desguace de los ferrocarriles
Perón nacionalizó el comercio exterior creando el IAPI
En este período el estado recuperó el control del comercio interior y exterior, quizás la política mas atacada hoy
Perón nos enseñó que gobernar es crear trabajo
Desde el 2003 cinco millones y medio de puestos de trabajo se crearon
Perón creó el estatuto del peón rural y las leyes laborales incorporando los derechos del trabajador en la Constitución Nacional
Nuestro gobierno reinstaló las Convenciones Colectivas, la Ley de Contrato de Trabajo, el Consejo del Salario, las leyes del peón rural, del empleo doméstico, el monotributo social
Perón apostó a la integración regional con el “A B C”, Argentina, Chile , Brasil y el ATLAS, Asociación Latinoamericana de Trabajadores, haciendo lo mismo con los centros de estudiantes (reunión de Bogotá, 1948)
El gobierno amplió el MERCOSUR, creó la UNASUR  y apoyó la creación de la CELAC con centroamérica y el caribe
Perón trazó un eje de confrontación con EEUU, de soberanía nacional y “Braden o Perón” fue la disyuntiva.
Néstor, Lula y Chavez dijeron NO AL ALCA en el 2005, cambiando el mapa latinoamericano
Perón hizo de la obra pública su punta de lanza del desarrollo económico
Nuestro gobierno desde  el 2003 amplió la inversión llevando agua corriente y cloacas, nuevas rutas y represas al país
Perón apostó al desarrollo nuclear y los avances tecnológicos
Hoy hemos recuperado al científico 1000 desde el exterior, adonde fueron expulsados por las políticas neoliberales, desarrollamos y estamos exportando satélites orbitales, radares tridimensionales, centrales atómicas
Perón expropió el diario La Prensa ante su golpismo destituyente
Nuestro gobierno promulgó la Ley de Medios Audiovisuales
Perón nunca quizo ingresar el FMI
Nuestro gobierno eliminó las auditorías y extorsiones de ese organismo internacional
Perón amplió derechos sociales desde el voto de la mujer a las pensiones graciables
El gobierno peronista legisló el derecho de las minorías discriminadas, los pueblos originarios, los menores de 18 años para votar, nuevos contratos civiles con derechos sucesorios
Perón construyó escuelas en todo el país
Desde el 2003 1400 nuevas escuelas pueblan la Argentina
Nos enseñó constitucionalmente Perón "que los únicos privilegiados eran los niños"
Se creó ahora la Asignación Universal por Hijo para casi 3,6 millones de menores de 18 años con vacunación y escolarización obligatoria.
Creó Perón la fábrica Militar de Aviones y la industria automotriz, Pulquis 1 y 2 , el rastrojero, la moto Puma, el sedán Graciela
El gobierno recuperó la Fábrica cordobesa, dinamizó la industria automotriz, esta sustituyendo importaciones, apuesta al desarollo industrial, eje de confrontación al modelo agro exportador
Perón convocó al la California para la explotación petrolera ante la crisis del 52-54
Nuestro gobierno convocó a Chevrón para el nuevo proceso de Fraking en Vaca Muerta
Perón tuvo a Ramón Carrillo
A nosotros aún nos falta una política integral, pero desde la ley de genéricos, derechos de los pacientes, fertilización asistida, salud reproductiva, trazabilidad de medicamentos, ley de producción pública de medicamentos, muerte digna entre otras, estamos en camino, junto a la creación de hospitales e incorporación de tecnología
Perón convocó al Congreso de Filosofía de Mendoza llamando al conjunto de pensadores nacionales e internacionales
Nosotros estamos convocando al Congreso del Pensamiento Nacional Sudamericano con compatriotas de la Patria Grande
Perón fue combatido por "la corrupción y el despotismo" justificando el golpismo fusilador del 55 y del 76 sobre "el tirano prófugo"
A nuestro gobierno lo quieren esmerilar de la misma manera
Perón convocó a una Constituyente para cambiar el eje de una Constitución liberal y colonizadora del siglo XlX
Nosotros queremos una Constituyente para una nueva Constitución del siglo XXl que entierre la neoliberal del 94
Perón tuvo una década que fijó un nuevo paradigma
Lo hemos recuperado desde el 2003
A quienes aún no creen, les pido humildemente revisen su adhesión peronista, ya que Perón sigue vigente en lo doctrinario, dando respuestas a las demandas actuales, sin claudicaciones nacionales.
(El  diseño gráfico de este artículo es responsabilidad de a la Agrupación Señales Populares)

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09.10.2013 | a 46 años del asesinato de ernesto guevara

El Che y el peronismo

La imagen del Che fue reducida a la del guerrillero que menospreciaba a los movimientos nacionales y populares.

Por: Norberto Galasso
Hoy se cumplen 46 años del asesinato de Ernesto "Che" Guevara en Bolivia. Resulta entonces oportuno disipar algunos equívocos acerca de su posición respecto del peronismo, pues agrupaciones de la vieja izquierda se preocuparon durante muchos años por ofrecer la imagen de un "Che" antiperonista. O para ser aun más preciso: algunas, lo caracterizaron como "un loquito", un aventurero que por casualidad participó en una revolución triunfante en Cuba. Otras, intentaron apropiárselo mostrándolo como lo más opuesto a las luchas de los trabajadores peronistas. Varias eran las facetas que podían rescatarse en la lucha de Ernesto Guevara: su humanismo revolucionario, el planteo del "hombre nuevo" que vino a oxigenar a un socialismo tergiversado por el stalinismo, su concepción latinoamericanista, su antiimperialismo, su posición antiburocrática y su participación en la lucha armada que llegó a la victoria en Cuba. Pero de todas ellas, sólo se tomó la última y el poster del Che, metralleta en mano, se multiplicó en las habitaciones de los adolescentes de la clase media. Hubo, es cierto, quienes lo emparentaron, como ejemplo revolucionario, con Evita, pero a condición de considerar a Perón como un militar fascista.
La inoperancia y la impotencia de las izquierdas tradicionales –el reformismo de los socialdemócratas conformes con sancionar leyes sociales que no se aplicaban y el sometimiento de los comunistas a las orientaciones de la III Internacional rusificada por Stalin bajo la concepción del socialismo en un solo país, así como el trotskismo tergiversado– favorecieron la reducción de la figura del Che a la del guerrillero que menospreciaba o descalificaba a los movimientos nacionales y populares por su escasa vocación revolucionaria que sólo era posible cuando la política se sometía al dictado de las armas. En el caso argentino, se llegó a oponerlo lisa y llanamente a movimientos como el peronismo del '45.
Pero sucedió que un día el padre del Che publicó el libro Aquí va un soldado de América donde reprodujo cartas de Ernesto a sus familiares que refutaban la fábula de la pseudoizquierda. Ese libro circuló escasamente por los ámbitos de la izquierda tradicional pero, con el correr de los años, no han podido lograr silenciarlo.
De allí resulta que el Che no hizo política en la Argentina ni se fue a recorrer América Latina porque le resultase insoportable el peronismo de la Argentina. Apenas si concurrió a algún acto antiperonista, siendo adolescente, llevado por su padre. En sus dos viajes por América Latina puede decirse que el Che se buscaba a sí mismo, quería encontrar algo donde poner sus fuerzas que fuera humana y éticamente valorable, ya fuese atender leprosos corriendo el peligro del contagio, o sumergirse en las tradiciones de los pueblos originarios para recuperar los orígenes perdidos o simplemente, conocer en profundidad los diversos lugares del mundo de esa época que le había tocado vivir. En esas andanzas encontró latinoamericanos que le hablaban bien de Perón y Evita y a medida que comprendió la necesidad de la lucha antiimperialista comenzó a valorar lo realizado en la en Argentina a partir de 1945. Y de ahí provienen las cartas que su padre dio a conocer, provocando el escándalo del mexicano Jorge Castañeda: "El padre del Che intenta reescribir la historia al sostener que su hijo no era un combatiente antiperonista" (p. 55 de La vida en rojo). Indignación sin sentido, por supuesto. El padre sólo reproducía cartas de su hijo hasta ese momento desconocidas.
En ellas, el Che es contundente. Respecto al bombardeo del 16 de junio de 1955 afirma: "...no hay escapatoria posible ante la historia para los mierdas de los aviadores que después de asesinar gente a mansalva se van a Montevideo a decir que cumplieron con su fe en Dios". Con respecto al derrocamiento de Perón sostiene, en otra carta: "Te confieso con toda sinceridad que la caída de Perón me amargó profundamente..." Critica en otras cartas a la mal llamada Revolución Libertadora y se burla del proyanquismo de su padre y del antiperonismo de su madre y de su tía, definiéndose muy críticamente respecto de Aramburu y su gente. No es casualidad tampoco que ya triunfante la Revolución en Cuba, denomine "Descamisados" a su escuadrón, ni que sostenga "que en Cuba los únicos privilegiados deben ser los niños", repitiendo literalmente la frase de Perón. Tampoco es casual su amistad con John W. Cooke y su propuesta de que Perón pase a residir en Cuba. En este sentido, hay quienes perjuran que llegó a visitarlo a Perón en España y que le dio apoyo financiero para su regreso a la Argentina. También le envía a sus padres "un abrazo del tamaño del monumento al descamisado, no es el que iban a hacer sino el que está en el corazón del pueblo argentino junto a la imagen de nuestra querida pareja presidencial".
Picardías de las izquierdas que desvían los impulsos de adolescentes bien intencionados en querer cambiar el mundo. Tan graves como lo fueron también las picardías de la derecha peronista que ocultó mucho tiempo esta declaración de Perón al producirse el asesinato del Che: "Era uno de los nuestros... quizás el mejor." Hoy que Latinoamérica va hacia la reconstrucción de la Patria Grande, conviene empezar a eliminar estos malentendidos como el del supuesto rencor entre San Martín y Bolívar para colocar en un mismo camino a aquellos que – con matices o tácticas distintas – jugaron un rol fundamental por lograr su liberación, su unificación y el hombre nuevo. - http://tiempo.infonews.com/2013/10/09/editorial-110870-el-che-y-el-peronismo.php


01.09.2013 | León Pomer, autor de “La guerra del paraguay: ¡gran negocio!”
"El capitalismo es peor que el feudalismo"
Por: Manuel Alfieri

El historiador fue uno de los pioneros en contar la verdad sobre la Guerra de la Triple Alianza, eufemismo que el liberalismo utilizó para terminar con la independencia de Paraguay. Critica a la "moda" del revisionismo histórico, advierte sobre los intelectuales que "defienden los intereses dominantes" y asegura que "el capitalismo es un sistema que lleva a su propia destrucción".
León Pomer escribió casi una veintena de libros y es uno de los intelectuales más importantes que tiene la Argentina. Sin embargo, y al igual que muchas de sus obras, todavía permanece oculto para gran parte del público aficionado a la historia argentina y latinoamericana. Es lógico: a lo largo de toda su carrera se dedicó a indagar en cuestiones de las que aún hoy parte de la academia y los grandes medios no quieren hablar. Lejos de los flashes y el rumor de los pasillos televisivos, Pomer se jacta de que su nombre nunca haya aparecido en las páginas del diario Clarín. "Publiqué 18 libros y nunca me mencionaron, algo que es un honor para mí", dice. Y al instante agrega: "En La Nación tampoco. Son cuestiones político–ideológicas." Pero esa situación no le molesta. A él solo le importa una cosa: que lo lean. Su exclusión no resulta extraña. En su trabajo insignia, La Guerra del Paraguay: ¡Gran negocio!, Pomer se metió con los actores políticos y económicos más poderosos de la época.
A través de una minuciosa investigación, develó por primera vez los entretelones de uno de los conflictos bélicos más importantes del siglo XIX, señaló con nombre y apellido a quienes se beneficiaron con la guerra, denunció el rol jugado por el entonces presidente Bartolomé Mitre y apuntó contra Gran Bretaña, la potencia mundial que financió a los ejércitos de Argentina, Brasil y Uruguay para arrasar con un territorio autónomo que no se adaptaba a las directrices liberales de la época: Paraguay.
En una extensa charla con Tiempo Argentino en su departamento de La Boca, este antiguo y desilusionado militante del Partido Comunista, exiliado en Brasil durante la última dictadura, desafió aquel precepto arcaico que sostiene que los historiadores sólo están para hablar del pasado y tocó todo tipo de temas: desde la Guerra del Paraguay, pasando por la actualidad latinoamericana y los abusos del sistema capitalista, hasta los debates historiográficos que se dan fuera y dentro de la academia. De formación intelectual marxista, pero influenciado por varias corrientes ideológicas, Pomer no se para en ninguna de las veredas impuestas por historiadores profesionales y divulgadores. Pero, aclara, le encanta que la historia salga de las bibliotecas y se haga cada vez más masiva.
–¿Cuándo comenzó a interesarse por la historia?
–Cuando era muy chiquito, mi viejo me sentaba en las rodillas y me leía cuentos de historia para niños, en una colección que venía de España. Para él, el libro era una cosa sagrada. Yo creo que ahí arranca la cosa. Después, a los 16 años comencé a escribir en revistas estudiantiles. Pero recién en el '68 aparece mi primera publicación importante: La Guerra del Paraguay: ¡Gran negocio!
–¿Qué historiadores leía en esa época?
–Mi influencia proviene de múltiples lecturas. Yo tengo una formación marxista, pero no pertenezco a ninguna escuela historiográfica particular, y con el correr de los años fui acumulando influencias de muchos autores. Por ejemplo, Bourdieu, Foucault, Mariátegui, con su americanismo. Una reivindicación en la que coincide con Jaureteche, en el sentido de pensar con conceptos que reflejen nuestra realidad, que no sean prestados de Europa.
–¿Una especie de marxismo latinoamericanista?
–Abelardo Ramos, que era un gran constructor de frases, hablaba de un "marxismo de indias". Mariátegui reivindicaba el valor de las comunidades, de las antiguas civilizaciones, y reivindicaba sus modos de vida, mucho más humanos que los del capitalismo. Por otro lado, nunca fui revisionista. Entiendo que el papel del revisionismo ha sido muy importante, pero es una corriente con un amplio abanico ideológico y una de sus características, en muchos casos, es que hay escasa rigurosidad. Por ejemplo, José María Rosa citaba de memoria y se equivocaba. El trabajo de archivo, en cambio, es un trabajo pesado, aburrido y sucio.
–¿Por qué se interesó por la Guerra del Paraguay?
–A los 35 años, con un amigo viajamos a Paraguay, a Villa Encarnación. Cuando llegamos a Asunción conocimos a Juan O'Leary, un revisionista histórico paraguayo, de 90 años, muy bien erguido y con buena memoria. Él nos empieza a hablar de la Guerra Guasu, como le dicen ellos, y me dejó muy intrigado.
–¿Usted ya había leído algo sobre la guerra?
–No, muy poco. Cuando volví a Buenos Aires empecé a leer. Lo que había eran puros elogios del papel civilizador de la Argentina. Me fui desasnando y fui construyendo mi libro, donde hablo del "gran negocio" de los proveedores de los tres ejércitos aliados: Argentina, Brasil y Uruguay. Porque los soldados tenían que comer todos los días, reponer los zapatos, los uniformes, las armas. Fue un negocio fabuloso.
–Es por eso que usted prefiere llamarla "guerra de la triple infamia", en lugar de Triple Alianza.
–Creo que quien la llamo así por primera vez fue Galasso. Y es correcto. El embajador inglés en Buenos Aires participaba de las reuniones del gabinete de Mitre. Fue una guerra infame por donde se la mire.
–¿Cuál fue el rol de Mitre?
–Mitre fue el más lúcido y culto representante de la oligarquía mercantil de la provincia de Buenos Aires. Es Mitre el que arma la estrategia para extender la dominación de esa oligarquía sobre el conjunto del territorio nacional. En 1861, Urquiza le regala la batalla de Pavón, y ahí se dan las condiciones para que se invadan los 14 ranchos, para tratarlos como una conquista e incendiar pueblos. Ese es el momento de extender la dominación al interior, en alianza con la oligarquía azucarera de Tucumán.
–¿Y la Guerra del Paraguay fue la forma de consolidar esa expansión?
–Es un episodio indispensable. En primer lugar, para derribar al gobierno blanco uruguayo, con el cual Mitre no profesaba ninguna simpatía. Mitre intentaba consolidar un poder interior y para eso debía impedir que algún poder exterior pudiese servir a sus enemigos.
–Todavía hoy se relativiza el rol de Gran Bretaña en esta guerra, pero para usted el papel británico fue clave. ¿Por qué?
–Porque Paraguay no sólo era enemigo de Mitre, sino que también era un modelo antiliberal. Como tenía total autonomía y una participación estatal fuerte, constituía una afrenta a las ideas liberales de la época. Paraguay estaba inserto en un contexto mundial.
Había una gran potencia central, Gran Bretaña, que organizaba el planeta en función de crear las condiciones para la penetración del capital para hacerse de materias primas y alimentos. Era una potencia que estaba configurando el globo para poder ingresar libremente, sin regulaciones que obstruyeran sus intereses. Además están los empréstitos británicos, que ocurren previos a la guerra, durante y después y permitieron que la guerra dure mucho más de lo que habría durado. Porque ni los recursos de Brasil y mucho menos los de Argentina, permitían aguantar cinco años de guerra.
La guerra del Paraguay es una forma, entonces, de integrar a un país con desarrollo autónomo como el paraguayo al mercado mundial. Si hay historiadores que ignoran esto, es por mala fe.
–Usted sostiene que, para las ideas liberales de aquella época, Paraguay era un pueblo "bárbaro". ¿Esa lógica se puede ver hoy en día también?
–Claro. En Europa, por ejemplo en The Economist, ya no usan la palabra "bárbaro", pero sí hablan de ignorancia, de tozudez. Es lo que ellos despectivamente llaman "populismo", que no se ajusta a los moldes constitucionales que han fracasado rotundamente en Europa. En el populismo hay una participación de las masas que la juridicidad burguesa no acepta; no acepta que las masas se puedan expresar directamente. Siempre tienen que hacerlo por la intermediación de sus representantes.
Es un típico ingrediente liberal de una juridicidad propia del capitalismo. Entonces, ahí hay una deformación ideológica que no llega al nivel de Clarín o de Perfil – que están en un nivel delictuoso, donde no hay respeto por la verdad elemental – pero sí es cierto que The Economist es un diario muy ideológico. Y lo ideológico siempre deforma.
–¿Qué significa eso? ¿Cómo hace un intelectual para que lo ideológico no termine primando por sobre los hechos?
–En primer lugar, hay que ver qué clase de intereses priman en la cabeza de ese intelectual. A veces, el intelectual no es consciente, pero está defendiendo intereses dominantes, simplemente porque su formación cultural lo lleva a utilizar valores y significados que le proporcionó la clase dominante. En segundo lugar, está la honestidad intelectual. Si yo busco documentos y encuentro cosas que contrarían las hipótesis que tengo, yo no debo ignorarlas, porque eso va a corregir el error en mis hipótesis. La hipótesis no es una verdad: es una tentativa de arribar a una cierta verdad a partir de una idea previa. Entonces, si uno no corrige esa hipótesis, está falseando la historia. Cuando aparece la verdad, no hay que tratar de ocultarla o justificarla.
–¿Y en cuanto a lo ideológico?
–Yo me fui del Partido Comunista de muy joven, porque nos dimos cuenta de que eso se derrumbaba, que era una gran mentira. Sin embargo, yo, como historiador, no puedo traicionar mis convicciones. Y por eso sigo pensando que si hubo un sistema podrido en este mundo, es este que estamos viviendo. El capitalismo es peor que el feudalismo. En el feudalismo todavía existían comunidades, con toda la opresión que significaba el régimen feudal, en las cuales el apoyo recíproco y la fraternidad tenían un valor para los pobres. En cambio, como dice Tocqueville, el capitalismo es una sociedad egoísta, de seres a los que no les importa absolutamente nada el destino de sus vecinos.
Hoy leí un artículo donde un organismo que estudia los cambios climáticos explica que tenemos 20 años para cambiar esta situación de destrucción ecológica, porque de lo contrario la humanidad entera se va al diablo. La vida se va a hacer imposible para gran parte de las manifestaciones de la vida. Nos vamos a liquidar. El capitalismo es un sistema que lleva a su propia destrucción.
–En ese marco, ¿cómo pueden defenderse los países latinoamericanos que, con matices entre sus distintos gobiernos, tienen políticas y perspectivas distintas a las europeas?
–Mirá, hoy el gobierno de Venezuela está bastante jaqueado, el de Dilma está pasando por bastantes apreturas, el de Cristina acaba de tener una derrota electoral. Si estos gobiernos consiguen reponerse y dar continuidad a este proceso que ha tenido manifestaciones magníficas, entonces podemos tener confianza de que estaremos en mejores condiciones de defender un desarrollo autónomo. Ahora tenemos que enfrentar un debilitamiento simultáneo, la constitución de la alianza del Pacífico, que tiene un poder económico y bélico muy importante. Y eso es para tener en cuenta.
–¿Cómo ve a la academia actual? ¿Se mete en los debates importantes o la ve más bien alejada de la realidad?
–No; está alejada y sus interpretaciones de la historia dejan mucho que desear. El mero hecho de que la guerra del Paraguay esté ausente de los cursos en la universidad… eso ya no es ignorancia, sino ocultamiento deliberado. Por ejemplo, una antigua alumna mía, Mirta Lobato, hoy es profesora y no incluye en su programa de estudio a la Guerra del Paraguay. Ella sostiene que fue una "guerra externa". Inventar ese argumento significa que hay algo que no es exactamente lo equivalente a la honestidad que debe tener un historiador.
–Hoy en día hay un debate entre dos posturas que parecen irreconciliables: los divulgadores y los llamados historiadores profesionales. ¿Usted se para en alguna de esas veredas?
–Yo estoy parado en el Instituto Varela, que dirige Norberto Galasso. A mí me cuesta trabajo encontrar historiadores en el Instituto Dorrego, por ejemplo, con la excepción de Hugo Chumbita. La habilidad de Pacho O'Donnell es leer diez libros sobre Rosas y publicar un libro sobre Rosas. Jamás ha ido a un archivo y desde el punto de vista metodológico es muy rudimentario.
Enfrente están Luis Alberto Romero y compañía, que son discípulos de Halperín Donghi, un gran historiador, muy inteligente, que maneja la ironía. Pero ellos no son grandes historiadores. Lo único que tienen es el monopolio de la academia y del CONICET.
–¿Le gusta que la historia sea cada vez más masiva y aparezca en televisión, radio y diarios?
–Me encanta. Yo lo he visto a José Pablo Feinmann, por ejemplo, que no es historiador pero sabe de historia y me parece muy bien la divulgación que hace. Félix Luna era un gran divulgador y tiene obras muy importantes. Después está Felipe Pigna, que tiene menor estatura intelectual que Luna, pero hace bien en popularizar la historia, sacarla de cenáculos cerrados, hacerla masiva, algo que siempre es positivo.
Castelli, el elegido
Para León Pomer, el personaje más interesante de la historia argentina fue Juan José Castelli, uno de los hombres de Mayo. “En Tiahuanaco, él lee un documento que si se hubiera podido realizar significaba la ruptura del régimen colonial, la liberación de los indios y su igualación con los no indios. Castelli era posiblemente el hombre más culto de los hombres de la revolución”, aseguró el historiador.
Las debilidades de la integración regional
Todas las mañanas, León Pomer dedica dos horas y media de su día a leer noticias internacionales. "Eso me ayuda a entender un poco lo que pasa acá", explica. Para el historiador, el proceso de integración latinoamericana está en un momento de "debilitamiento" producto de las complicaciones que tuvieron –y tienen– los gobiernos de la Argentina, Brasil y Venezuela. A esa delicada situación se suma lo que él llama las "amenazas" de Paraguay y Uruguay. "Tabaré Vázquez, viejo amigo de Estados Unidos y posible candidato del Frente Amplio el año que viene, declaró que está convencido de que EE UU ya abandonó su política imperialista y, de paso, salió a criticar al Mercosur. En Paraguay, antes de que Cartes asumiera, un senador dijo que debían mirar más a la Alianza del Pacífico. Ellos, además, reniegan del ingreso de Venezuela al Mercosur. Vamos a ver qué pasa con eso, pero hay una amenaza ahí, es para tener en cuenta", sostuvo Pomer.
–¿Por qué cree que el pueblo paraguayo eligió como presidente a un personaje como Cartes? ¿El progresismo cometió errores?
–Cartes es un prontuariado en Brasil por contrabandista y tiene denuncias por narcotráfico. El grave error del progresismo fue dividirse en tres grupos. Es esa manía que tiene la izquierda por fragmentarse. El otro error fue haber confiado excesivamente en su propia fuerza, hubo una falta

En La Guerra del Paraguay: ¡Gran negocio!, publicado por primera vez en 1968, Pomer denunció el rol de Gran Bretaña y desnudó sus vínculos con el mitrismo, los colorados orientales y el Imperio del Brasil.
conocimiento total por lo que se estaba jugando ahí. Por otro lado, el Partido Colorado armó un régimen clientelístico en un pueblo con carencias sociales tremendas. El clientelismo implica que el pobre va a seguir siendo pobre, pero de vez en cuando va a tener algún rédito. Es lo que hacen acá algunos caudillos del PRO.


Memoria de ARCHIVO (2012)
CCESDneuquén/Galasso escribe.contesta.polemiza/entrevistas/2012.I.22 ENTREVISTA DE PAULA BISTAGNINO La Mañana de Neuquén

22-I-2012, 01:30| Nacionales |PUNTOS DE VISTA  
NORBERTO GALASSO
“Tenemos que evolucionar hacia un socialismo del siglo XXI”

El historiador y ensayista Norberto Galasso analiza el kirchnerismo, dice que seguirá apoyando el proyecto desde afuera y que la izquierda debe entender que la opción es entre este modelo o el enemigo.

Por PAULA BISTAGNINO

Desde hace más de cinco décadas, cuando egresó de la Facultad de Ciencias Económicas como contador, el historiador, ensayista y militante de la llamada Izquierda Nacional, Norberto Galasso, se ha dedicado a trabajar en pos del pensamiento nacional y popular. A través de libros que reúnen las ideas de Raúl Scalabrini Ortiz, Arturo Jauretche, Manuel Ugarte y Juan José Hernández Arregui, entre otros, ha permitido a las nuevas generaciones conocer figuras olvidadas por la Historia Oficial. Pero, siempre, sin descuidar su activo compromiso político con el presente, que en la década del 90 lo mantuvo “remando en el desierto” y que hoy lo encuentra apoyando al kirchnerismo: “Néstor Kirchner fue una sorpresa enorme que no esperábamos porque veníamos de la hegemonía del Consenso de Washington, las privatizaciones y el liberalismo y, si bien nosotros nunca abandonamos, el escepticismo era muy grande. Pero cuando empezamos a observar que se reivindica como hijo y nieto de las Madres y Abuelas, cuando se saca de encima el monitoreo del FMI pagando la deuda, cuando hace bajar los cuadros de los represores, entendimos que se estaba reconstruyendo un movimiento nacional y que era posible recuperar banderas que se creían abandonadas”, explica el dirigente del Frente Popular Enrique Santos Discépolo y director del Instituto Histórico Felipe Varela, que en 2011 editó su último libro, De Kirchner a Perón.
¿Cuáles son sus expectativas del segundo mandato de Cristina Fernández?
Sabemos que estamos en el medio una situación difícil provocada por la crisis económica mundial, que daría la impresión de que está obligando al Gobierno a desacelerar sus avances, especialmente con algunas políticas en pos de una más prudente administración de los recursos, como la eliminación de subsidios. Hay que ver cómo se sigue. Pero nuestra idea de profundización del modelo es, tal cual lo venía planteando la Presidenta, ir por la nacionalización del comercio exterior y del aparato financiero. Todavía queda la recuperación del petróleo y la minería. Y terminar con el trabajo en negro, que es lo más injusto. Bueno, vamos a ver: el triunfo con el 54 % da una fuerza política importante como para avanzar en ese terreno, pero la situación económica mundial puede perjudicar esos avances y entonces tenemos que ser realistas y ver hasta dónde se puede ir. De cualquier modo entendemos que no se puede esperar nada del otro lado.
¿Quiénes están “del otro lado”?
Los enemigos: una gran fuerza externa que pesa mucho sobre los pequeños países, que es el FMI actuando como intérprete y defensor de los intereses de los Estados Unidos principalmente y de Gran Bretaña también. Es el imperialismo, aunque ya no se use mucho esa palabra y es a través de las embajadas y de las grandes multinacionales que en la Argentina han conjugado con intereses mediáticos importantes, como Clarín, que tiene 280 bocas en todo el país para expandir su pensamiento. Y en la Sociedad Rural como expresión de un país donde la soja tiene una gran importancia y donde todavía hay grandes corporaciones agropecuarias.
Yo creo que en esa coalición que se puso de relieve con el conflicto por la 125 y la Ley de Medios y en la presión de Estados Unidos por construir el ALCA para crear un mercado interno para sus empresas, ahí están visualizados los sectores que quieren trabar el desarrollo de una Argentina autónoma y nacional, con salarios reales importantes, con distribución de las utilidades de las empresas y con transformaciones sociales de fondo.
Usted ha criticado duramente a colegas, intelectuales y militantes, como Beatriz Sarlo o Jorge Altamira, acusándolos de no haber entendido lo que está pasando.
Esta es una historia que viene de bastante lejos porque ha pasado con el partido socialista o comunista enfrentando a (Juan) Perón en el ’46 y casi todos los partidos democráticos después en la Junta Consultiva Nacional (organismo de la Revolución Libertadora), sin comprender que los movimientos nacionales son contradictorios. Porque son movimientos policlasistas y por lo tanto, son heterogéneos y complejos. Y que uno a veces encuentra que no satisfacen absolutamente sus expectativas. Pero que no se les puede decir: “Si no hacen todo, nos ponemos en contra”. (Raúl) Scalabrini Ortiz había definido bien esta situación y decía que alguien podía no entender o no estar de acuerdo con lo que hacía el peronismo, pero que la opción no era entre Perón y el Arcángel San Miguel, o sea, no era entre el peronismo y el socialismo sin ningún error. No, la opción era Perón o (Federico) Pinedo, que era la vuelta a los conservadores. Entonces, a veces las concesiones que puede hacer el movimiento nacional no hacen más que revelar la fuerza que tiene el imperialismo. Y esa fuerza hace que a veces haya que negociar y otras que retroceder. Eso no significa que tenemos que estar adentro del peronismo o el kirchnerismo, porque nosotros no podremos subordinarnos, pero nunca podemos estar enfrente. Nunca. Nosotros seguimos en la política que sustentamos siempre, que es un apoyo desde una perspectiva independiente, desde una izquierda nacional, considerando que todos los avances en pos de la Liberación, de la Justicia Social y la Independencia Económica son fundamentales.
También escribió una Carta Abierta a Fito Páez cuando él dijo que le daban asco los porteños que votaron a Mauricio Macri y usted le dijo que lo entendía, pero que eso era errarle al enemigo.
Claro. Yo le decía que a mí me daban pena. Porque son sectores de clase media que a veces incluso tienen un ingreso menor al de los obreros, que sufrieron el menemismo y que no usufructúan el modelo pro imperialista, pero que tienen una formación vieja como consecuencia de toda una historia que arranca en la concepción “civilización o barbarie”; que fueron educados creyendo que lo de afuera siempre es mejor y que los empresarios no roban; que la política puede no tener ideología, etc. Entonces, si bien a mí también me da bronca ese hombre, igual que a Fito, creo que lo que hay que hacer, es trabajar para traerlos a nuestro campo. Hay que tratar, aunque no nos guste, que no se vayan con el enemigo. Es difícil, pero quizá si los hacemos leer a Jauretche... Porque ésa es la perspectiva. Jauretche decía que él no era un vivo, sino un gil que se avivó: “A mí me hicieron gil desde chico. La escuela, los grandes diarios, los letreros de las calles, las estatuas de las plazas”, etc. Es eso: hay que avivarse y avivar a esos sectores medios que miran a la villa con desprecio y sueñan con acceder a la clase alta. A mí me dan pena, pero los quiero para nosotros.
¿Qué es el kirchnerismo con relación al peronismo?
(Se ríe) Eso es lo que está siempre en discusión. Es complejo, porque para algunos el kirchnerismo es la recuperación del peronismo después del desastre del gobierno de (Carlos) Menem. Otros, en cambio, compañeros que conozco, se definen como kirchneristas no peronistas, porque ven en el kirchnerismo rasgos propios que no tuvo el peronismo, como puede ser el matrimonio igualitario o la reivindicación de los Derechos Humanos hasta las últimas consecuencias. Mientras que en otras cosas sí hay una continuidad, como en la unidad latinoamericana: Perón hablaba del ABC (Argentina, Brasil y Chile) y Néstor y Cristina avanzaron en la UNASUR y ahora en el CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños). Yo creo que hay sentidos en lo que es una continuidad y un recupero y hay otros aspectos que son singulares y nuevos.
Personalmente, ¿usted cree que fue un acierto del kirchnerismo asimilarse al Partido Justicialista?
Hay una realidad: Néstor quiso hacer el intento de la transversalidad tomando lo mejor  de los distintos partidos para crear una especie de tercer movimiento histórico. Y esto fracasó. Porque además tenía el peligro de que (Eduardo) Duhalde copase el PJ y lo utilizara como un elemento de oposición al Gobierno. Entonces probablemente no fue una elección, sino que las circunstancias históricas lo llevaron a entender que era fundamental tener buena relación con los intendentes y los gobernadores porque, de otra manera, estaba en una situación débil.
Lo importante, es ver que no pasó lo que cuenta (José Pablo) Feinmann en El Flaco, cuando dice que él le advirtió a Kirchner que si tomaba el PJ para liquidar a Duhalde se iba a tansformar en Duhalde. Eso no se produjo. Si bien es cierto que hizo algunos acuerdos con intendentes y gobernadores, él siguió adelante con su política. Es que, dadas las características policlasistas de estos movimientos, el purismo es imposible. Esto pasaba también en la época de Perón y se llamaba la “conducción pendular”, que se apoya en distintos sectores y que hace que haya giros y movimientos que no siempre van en una línea perfecta, porque son los acontecimientos los que van marcando dónde tienen su sustento principal.
¿Qué es lo que más lo sorprendió de este proceso? ¿Hay algo que creyó que nunca iba a ver?
Sí, la Unión Latinoamericana. Es una de las cosas más importantes de este tiempo y que a la vez es un sueño viejo que viene desde (Bernardo de) Monteagudo, desde (Simón)  Bolívar, de (José de) San Martín... Se intentó muchas veces y jamás se pudo lograr, ni siquiera acercar a lo que tenemos hoy. Es impresionante lo que se ha avanzado, aunque todavía falta y esto se ha puesto de manifiesto en la solidaridad y apoyo que demostró la cuestión de las Malvinas.
De todas maneras, casi todo me sorprende porque yo en 2000 incluso pensé que el peronismo se había terminado y que la mayoría de sus banderas estaban enterradas para siempre. Son cambios muy fuertes en diez años, que es un período muy corto para la historia de un país y de un Continente, porque (Hugo) Chávez, (Rafael) Correa o Evo (Morales), también vinieron a cambiar esto.
¿Cómo cree que el kirchnerismo va a ser recordado por la historia?
Como un tipo que vino a cambiar la política y devolverle la capacidad de transformación. Pero también como un trasgresor, un político de ruptura en la manera de hacer política, que se pelea con Clarín y le dice: ¿Qué te pasha Clarín? ¿Estás nerviosho? Que muestra otra cara argentina al mundo también, porque él cambió la posición en los organismos internacionales. Y sobre todo, un tipo que, como él mismo dijo, no dejó sus convicciones en la puerta de entrada de la Casa de Gobierno.




                                                 EDITORIAL: Punto de Encuentro - PÁGINAS: 456 – PRECIO: $ 130.-Galasso recupera la obra y figura de Manuel Ugarte
En "Hacia la unidad latinoamericana", el historiador Norberto Galasso compila una serie de artículos de Manuel Ugarte, prolífico escritor y político argentino de origen socialista - figura clave del pensamiento emancipador de América latina - que fue apartado, por sus ideas nacionales, de la historiografía oficial.
El libro, publicado por la Editorial Punto de Encuentro, es el primero de la colección "Manuel Ugarte, el precursor de la Patria Grande", que busca rescatar del olvido la figura de este intelectual comprometido que a principios del siglo XX expresó con énfasis la necesidad de unión entre los países de Latinoamérica.
Junto a Leopoldo Lugones, José Ingenieros, Ricardo Rojas, Macedonio Fernández y Manuel Gálvez, Ugarte perteneció a la `generación argentina del 900`, marcada por una fuerte actividad intelectual. Pero de todos ellos, sólo él fue discriminado de la "alta cultura" por buscar la reconstrucción de la nación latinoamericana y la liberación social de sus trabajadores.
Ugarte, que ya en 1901 publica el artículo "El peligro yanqui", denunciando las intervenciones estadounidenses en América latina, escribió muchos libros que no se editaron en Argentina y que ahora, bajo la mirada de Galasso, comienzan a ser publicados. Algunos títulos importantes son: "Mi campaña iberoamericana" (1922), "El dolor de escribir" (1932) y "El porvenir de América latina" (1910).
"¿Cómo es posible que en un país donde tanto charlatán, tanto abogado de intereses extranjeros, tanto figurón que nada aportó al país, tiene su estatua y es nombrado en los colegios y en los medios, cómo es posible que una maldición tan tremenda haya caído sobre Manuel Ugarte para silenciarlo?", se pregunta Galasso en el prólogo del libro.
Y apunta: "la explicación se encuentra en el Archivo General de la Nación. Allí están los periódicos que constatan una gira de Manuel Ugarte, entre 1910 y 1912, por todas las capitales de América Latina convocando a la unión de nuestros países en la Patria Grande y alertando sobre el peligro del expansionismo norteamericano".
"Ugarte publicó casi cuarenta libros y, sin embargo, los gobiernos conservadores de la Argentina le negaron el Premio Nacional de Literatura". "Ugarte señalaba - continúa el historiador - en 1901, hace más de un siglo, que los países latinoamericanos debían cumplir el sueño unificador de San Martín y Bolívar y construir la Patria Grande.
Señalaba, asimismo, que si no lo hacían resultarían vasallos, sometidos por la expansión de Estados Unidos y de Inglaterra". Galasso afirma: "Ugarte predicaba la necesidad de una cultura nacional latinoamericana, para enfrentar tanto europeísmo y tanta yanquización".
"El socialismo en nuestra América latina tiene que ser nacional", sostenía un adelantado Ugarte en una conferencia realizada en El Salvador en 1912, motivando el rechazo de las posiciones internacionalistas del Partido Socialista, que lo expulsaron en dos oportunidades, en 1913 y en 1935.
Ugarte es autor de una prolífica obra literaria desacreditada por sus posiciones políticas: "podemos verificar que publicó casi cuarenta libros y que, sin embargo, los gobiernos conservadores de la Argentina le negaron el Premio Nacional de Literatura", cuenta el historiador.
Y continúa: "le negaron una cátedra y le escamotearon por largo tiempo una jubilación de periodista a quien había publicado en los principales periódicos de América latina, España y Francia. Sólo en los últimos años de su vida le llegó un reconocimiento. El presidente Perón lo designó embajador en México, Nicaragua y Cuba (1946-1950)".
Ugarte murió el 2 de diciembre de 1951 en Niza por emanaciones de gas que hacen suponer un suicidio. Dejó una extensa obra marcada por la necesidad de una unión latinoamericana, una Patria Grande, que se pare contra todas las formas de conquista extranjera. Recién ahora, gracias al trabajo de Galasso, empieza a conocerse masivamente.

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24.06.2013 18:56 - El legislador y candidato a diputado nacional por el Frente Para la Victoria, Juan Cabandié, el historiador Norberto Galasso y el periodista Hernán Brienza encabezaron una clase pública en el barrio porteño de Barracas para defender el dictado de Historia argentina. "La historia nos permite saber de dónde venimos y forma parte de la construcción de nuestra identidad", resaltó Cabandié al participar de la charla abierta, convocada por Unidos y Organizados, frente a la Escuela 2 de Educación Media de Barracas, donde también se congregaron gremialistas, docentes y jóvenes de la Federación de Estudiantes Secundarios.
En ese marco, el diputado porteño y dirigente de La Cámpora repudió el fallido intento del Gobierno porteño de eliminar la materia “Historia Argentina” del secundario al sostener que la iniciativa refleja "el pensamiento de la centro derecha que encabeza Mauricio Macri que quiere que el revisionismo no tenga lugar en la escuela para que los alumnos, futuros trabajadores, no tengan la capacidad de ser sujetos críticos".
A su turno, Galasso definió a la medida como "un intento más de sectores reaccionarios de despolitizar y quitarle a los argentinos la idea de que venimos de algo, que fuimos algo y que vamos hacia algo. Se trata de que los jóvenes no sepan y que se dispersen con programas de televisión cómicos que no profundizan".
"Macri debe pensar, si es que alguna vez piensa, que esto de la historia no conviene, porque no vaya a ser que los chicos sepan de la historia negra de los grupos económicos que se enriquecieron con la dictadura mientras había 30 mil desaparecidos", agregó.
La clase pública, de la que participó un centenar de estudiantes, tuvo el fin de rechazar los cambios curriculares lanzados por el macrismo para las diez modalidades de Bachillerato de la Nueva Escuela Secundaria que comenzará a implementarse en 2014, dentro de los cuales se había incluido la quita de la asignatura Historia Argentina.
La medida, asimismo, fue resistida tanto por historiadores, profesores, dirigentes de gremios docentes y legisladores de diferentes sectores políticos al punto que lograron que, en principio, se diera marcha atrás con la propuesta de reforma.
Brienza, en tanto, se sumó a los cuestionamientos al señalar que "no sorprende que sea la derecha la que quiere impedir el proceso de construcción de la identidad de los chicos". "Prohibir el dictado de esos contenidos en cuarto y quinto año del secundario es prohibir que puedan contactarse con la miseria que hizo la derecha y es un intento de esa derecha por dejarnos sin historia, sin pasado, porque en el pasado estuvieron ellos lastimando", resaltó.
La charla contó también con la presencia del diputado del Frente para la Victoria, Francisco "Tito" Nenna; del secretario de UTE-Capital, Eduardo López; y del director de la escuela media Néstor Reveschi.
Hace unos días, un grupo de historiadores, investigadores científicos, docentes, estudiantes de universidades, institutos terciarios y escuelas enviaron una carta al ministro de Educación porteño, Esteban Bullrich, en la que expresaron su rechazo a la propuesta de eliminar la materia.
Los firmantes manifestaron que es "imprescindible que las autoridades replanteen su propuesta curricular e incluyan la enseñanza de la Historia en los cinco años" de la Nueva Escuela Secundaria (NES).

"La carta la presentamos el pasado 12 de junio en el Ministerio de Educación de la Ciudad por mesa de entradas y pedimos que se convoque a las instituciones donde hay gente capacitada, para pensar este tema", dijo a Télam el historiador Fabio Wasserman de la facultad de Filosofía y Letras de la UBA. Precisó que entre las numerosas adhesiones se encuentra la de los historiadores e investigadores Hilda Sábato, José Carlos Chiaramonte, Jorge Gelman y Noemí Goldman, entre muchos otros.  -  http://www.telam.com.ar/tags/4341-norberto-galasso/noticias

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