11 de octubre de 2013

JUJUY: “El objetivo era destruirnos” - Conmovedor testimonio de una sobreviviente - Sara Murad: "El día que se llevaron a las compañeras, también nos llevaron a nosotras" - Una testigo pidió la aparición de cuerpos.

EL JUICIO CONTRA SEIS REPRESORES POR DELITOS DE LESA HUMANIDAD EN JUJUY
“El objetivo era destruirnos”
Sara Murad, ex presa política de la dictadura, declaró sobre tres desaparecidas con las que compartió su cautiverio en el penal de Villa Gorriti. “Esperamos que algún día nos puedan decir dónde están los cuerpos.”
Murad contó cómo tres detenidas fueron sacadas de las celdas del penal de Villa Gorriti y “no volvieron jamás”.
“El día que se llevaron a las compañeras también nos llevaron a nosotras”, declaró ayer Sara Murad, ex presa política de la dictadura, en referencia a tres detenidas desaparecidas con las que compartió su cautiverio en el penal de Villa Gorriti, en San Salvador de Jujuy. La mujer relató ante el Tribunal Oral Federal de Jujuy que el 10 de junio de 1976 policías y carceleros sacaron de sus celdas a Dominga Alvarez de Scurta, María Alicia del Valle Ranzoni y Juana Francisca Torres Cabrera, quienes desde entonces permanecen desaparecidas. El objetivo de la dictadura era “destruirnos como seres humanos”, explicó, y manifestó su esperanza de “que podamos avanzar para que algún día nos puedan decir dónde están los cuerpos”.

El segundo juicio por delitos de lesa humanidad en Jujuy tiene a seis imputados en el banquillo: Antonio Orlando Vargas, oficial del Ejército que fue interventor de la cárcel de Gorriti; el suboficial César Darío Díaz y los ex agentes penitenciarios Herminio Zárate, Mario Marcelo Gutiérrez, Carlos Alberto Ortiz y Orlando Ricardo Ortiz. Se los juzga por los homicidios de las tres mujeres citadas y de los desaparecidos Osvaldo José Giribaldi, Pedro Torres Cabrera, Jaime Lara y Jorge Turk Llapur.


Entre mayo de 1975 y diciembre de 1982, Murad pasó por las cárceles de Buen Pastor, Gorriti y finalmente Villa Devoto. La testigo recordó la llegada de Dominga, Juana y María Alicia a Gorriti. Dijo que estaban “golpeadas” y que les “prohibieron hablar con ellas”. Luego la celadora Raquel Temer y otra de apellido Burgos les permitieron acercarse. Dominga les dijo que estaba “hecha pelota” y supieron que a “Alicia le había reventado el oído a golpes”. “Con Juana hablé poco, tenía las piernas moradas”, relató Sara al tribunal. En las noches siguientes las víctimas eran sacadas de las celdas, a las que retornaban en la madrugada, en operativos que realizaba el comisario Ernesto Jaig.


El 10 de junio de 1976, las tres detenidas fueron sacadas de las celdas y “no volvieron jamás”, contó Murad. Añadió que supieron por la agente Temer que se las había llevado el comisario Jaig. “El día que se llevaron a las compañeras también nos llevaron a nosotras. Teníamos la sensación de que eran dueños de nuestras vidas”, dijo Murad y precisó que los guardiacárceles Carlos Ortiz, Ricardo Ortiz y Néstor Singh eran los que más frecuentaban el pabellón de presas políticas.


En la prisión de Gorriti también vio llegar como detenidas a la dirigente gremial docente Marina Vilte y a Eva Garrido de Juárez, ambas desaparecidas, y compartió el pabellón con Dora Weisz, esposa de Jorge Weisz, desaparecido desde el penal de Gorriti. La hija de los Weisz, nacida en cautiverio, de nombre Libertad y apodada “Poti”, salía con su madre al pasillo a caminar. En una oportunidad llegó otra mujer, en apariencia norteña, que estaba con su hijo, y “Poti no paraba de llorar” porque “por primera vez vio a un niño”, dijo Murad.


El guardiacárcel Mario José Cartagena declaró que los hermanos Ortiz, además de pertenecer al Servicio Penitenciario, integraban el Servicio de Inteligencia del Ejército y eran “capos del pabellón” de presos políticos. Sobre los imputados Gutiérrez y Zárate confirmó que integraban un “grupo de tareas que iba a detener a personas” junto a Eduardo Bulgheroni, represor condenado a cadena perpetua en el primer juicio de Jujuy. Cartagena admitió que en Gorriti regía un trato “indigno para los presos políticos y los guardiacárceles”, pero cuando le mostraron fotografías de presos políticos no identificó a ninguno.

Fuente:Pagina12

Conmovedor testimonio de una sobreviviente

SAM 1731Una testigo sobreviviente protagonizó hoy un conmovedor relato de su detención ilegal por parte de las fuerzas represivas que actuaron en Jujuy, durante la dictadura cívica-militar, en la audiencia que se llevó a cabo hoy, en la segunda parte de los juicios oral y públicos por los crímenes de lesa humanidad.

 Sara Murad, una docente, fue detenida, durante el mes de mayo en 1975 y fue liberada en el mes de diciembre de 1982, en el penal de Villa Devoto, testimonió en el marco de las causas del secuestro y asesinato de la maestra Dominga Álvarez de Scurta y de las desapariciones de Osvaldo José Giribaldi, María Alicia del Valle Ranzoni, Juana Francisca Torres Cabrera, Pedro Eduardo Torres Cabrera, Jaime Lara y Jorge Turk Llapur.


 Los procesados en este juicio por los delitos de secuestro, tortura y asesinato, son: Antonio Orlando Vargas, ex interventor de la cárcel provincial; el suboficial de Ejército César Darío Díaz y los ex guardiacárceles Herminio Zárate, Mario Marcelo Gutiérrez, Carlos Alberto Ortiz y Orlando Ricardo Ortiz.


Afirmó que fue testigo cuando un grupo de policías y guardia cárceles, que estaban al mando del temible comisario general Ernesto Jaig, retiraron del pabellón Nº 4 de la cárcel provincial a las detenidas Dominga Álvarez de Scurta, María Alicia del Valle Ranzoni y Juana Francisca Torres Cabrera, el pasado 10 de junio de 1976 y nunca más se las vio con vida. Se encontraron los restos de Scurta en 1984, que fue enterrada como NN, en el cementerio de Yala y reconocido por su padre, Secundino Alvarez.

Murad estuvo detenida en la cárcel del Buen Pastor, en la prisión local, ubicada en el barrio Gorriti de la capital provincial y luego trasladada a la cárcel de Devoto, donde la dictadura "blanqueaba a las detenidas" que estaban a disposición del PEN, y que “eran permanentemente amenazada con la muerte, si a Videla le pasaba algo”.

Murad recordó ante el Tribunal Oral Federal en lo Criminal Nº1, como llegaron a la cárcel las tres mujeres, Scurta, Torres y Ranzoni, "totalmente torturadas y golpeadas y nos prohibieron hablar con ellas".

 Relató que hubo una celadora que rompió las normas carcelarias que eran de “aislamiento”, pudo estar cerca de ellas y saber que a "Alicia le había reventado el oído a golpes" y a Dominga sólo decía “me golpearon mucho, estoy hecha pelotas" y a Juana “tenía las piernas totalmente moreteadas de los golpes”.


La testigo víctima describió que la mañana en que las sacaron por última vez de las celdas 10 de junio de 1976, "las fueron nombrando una por una y no volvieron jamás", enterándose luego por la celadora Raquel Temer que " Jaig las había sacado del penal".
Murad reveló que los ex miembros del servicio penitenciario Carlos Ortiz, Ricardo Ortiz y Néstor Singh, eran los que más frecuentaban el pabellón de mujeres y “nos verdugueaban”.

 Relató que una vez fue sacada de la cárcel de Gorriti y trasladada hacía la delegación de la Policía Federal donde un inspector de apellido Agüero le dijo que le iban a hacer un juicio en donde el "Ejército era el juez, la policía provincial los acusadores y la Federal los defensores" y le pedía que contara todo lo que sabía.


 El último testigo de hoy, fue el guardiacárcel Mario José Cartagena aseguró que los procesados en este juicio, Mario Marcelo Gutiérrez y Herminio Zarate integraban un "grupo de tareas con José Eduardo Bulgheroni", que se dedicaban a detener personas". Bulgheroni, un ex militar, fue condenado a cadena perpetua en el primer juicio de lesa humanidad, realizado en Jujuy


Aclaró que los hermanos Ortiz eran del Servicio de inteligencia del Ejército y "capos del pabellón" de presos políticos.


Finalmente, dijo que “mis nervios me traicionaron y fue jubilado por enfermedad ya que el trato era indigno para los presos políticos y los guardiacárceles y eso no lo podía soportar y me enferme mucho".


Fuente:ElSubmarino

La sobreviviente del CCD Gorriti declaró en el juicio oral de Jujuy
Sara Murad: "El día que se llevaron a las compañeras, también nos llevaron a nosotras"

Sara Murad en 2013: continuidad de un compromiso social y educativo. 
Jujuy.- Sara Murad, presa política de la última dictadura durante siete años, dijo hoy al Tribunal Oral Federal de Jujuy que "el día que se llevaron a las compañeras, también nos llevaron a nosotras", en alusión a tres detenidas-desaparecidas con las que estuvo en el penal de Villa Gorriti. La mujer relató como testigo presencial que el 10 de junio de 1976 policías y carceleros sacaron de sus celdas en la cárcel de Gorriti a Dominga Alvarez de Scurta, María Alicia del Valle Ranzoni y Juana Francisca Torres Cabrera, quienes desde entonces permanecen desaparecidas.
Entre mayo de 1975 a diciembre de 1982, Murad pasó por las cárceles de Buen Pastor, Gorriti y finalmente la de Villa Devoto, en la ciudad de Buenos Aires, donde la dictadura "blanqueaba" a prisioneros políticos como detenidos "a disposición del PEN".

Al declarar en este segundo juicio en Jujuy por delitos de lesa humanidad, la testigo recordó con claridad la llegada de Dominga, Juana y María Alicia a Gorriti, todas "golpeadas" y que les "prohibieron hablar con ellas".


Luego, la celadora Raquel Temer y otra de apellido Burgos permitieron que se acercaran a ellas, cuando Dominga les dijo que estaba "hecha pelota" y supieron que a "Alicia le había reventado el oído a golpes" durante la tortura. "Con Juana hablé poco, tenía las piernas moradas", relató Sara al Tribunal integrado por Fátima Ruiz López, Daniel Morín, Federico Díaz y, como cuarto juez, Marcelo Juárez Almaraz.


En noches subsiguientes las víctimas eran sacadas de las celdas, a las que retornaban en la madrugada, en operativos que realizaba el comisario Ernesto Jaig junto con otros policías.


El 10 de junio, las tres detenidas fueron nombradas una por una, sacadas de las celdas y "no volvieron jamás", contó Murad y añadió que la agente penitenciaria Temer dijo que se las había llevado el comisario Jaig. "El día que se llevaron a las compañeras, también nos llevaron a nosotras. Teníamos la sensación de que eran dueños de nuestras vidas", dijo Murad y precisó que los guardiacárceles Carlos Ortiz, Ricardo Ortiz y Néstor Singh eran los que más frecuentaban el pabellón de presas políticas.


En la prisión de Gorriti, también vio llegar como detenidas a la dirigente gremial docente Marina Vilte y a Eva Garrido de Juárez, ambas desaparecidas, y compartió el pabellón con Dora Weisz, esposa de Jorge Weisz, desaparecido desde el penal de Gorriti. La hija de los Weiss nacida en cautiverio, de nombre Libertad y apodada "Poti", salía con su madre al pasillo a caminar y en una oportunidad llegó otra mujer, en apariencia norteña, con su hijo y "Poti no paraba de llorar", porque por "primera vez que vio a un niño", dijo Murad.


La testigo mencionó también a otros desaparecidos que pasaron por la cárcel de Gorriti y detalló las condiciones de detención que imperaban en esa cárcel de San Salvador de Jujuy durante la dictadura. Un día fue llevada a la delegación jujeña de la Policía Federal, donde un oficial de apellido Agüero le dijo que iba a ser juzgada por un supuesto tribunal donde el "Ejército era el juez, la Policía provincial los acusadores y la Federal los defensores". "Vas a estar detenida por 10 años o te matamos", le dijo Agüero junto a un comisario, aunque "por suerte fueron siete años y tuvieron que darme la libertad", relató. "El objetivo era "destruirnos como seres humanos, destruir nuestra solidaridad", añadió. "Ojalá que podamos avanzar en esto para que algún día nos puedan decir donde están los cuerpos" y Eublogia Garnica, de más de 80 años, pueda saber donde están sus dos hijos desaparecidos, expresó Murad como deseo antes de concluir su declaración testimonial.


En la misma audiencia, el guardiacárcel Mario José Cartagena declaró que los hermanos Ortiz, además de pertenecer al Servicio Penitenciario provincial, integraban el Servicio de Inteligencia del Ejército y eran "capos del pabellón" de presos políticos.


Sobre los también imputados Gutiérrez y Zárate, confirmó que integraban un "grupo de tareas que iba a detener a personas" junto a Eduardo Bulgheroni, represor condenado a cadena perpetua en el primer juicio de lesa humanidad realizado en Jujuy. Cartagena admitió que en el penal de Gorriti regía un trato "indigno para los presos políticos y los guardiacárceles", pero cuando le mostraron fotografías de presos políticos no identificó a ninguno.


En el juicio los homicidios de los desaparecidos Osvaldo José Giribaldi, Dominga Alvarez de Scurta, María Alicia del Valle Ranzoni, Juana Francisca Torres Cabrera, Pedro Eduardo Torres Cabrera, Jaime Lara y Jorge Turk Llapur.


Están acusados por estos crímenes Antonio Orlando Vargas, oficial del Ejército que fue interventor de la cárcel de Gorriti; el suboficial César Darío Díaz, de la misma fuerza, y los ex agentes penitenciarios Herminio Zárate, Mario Marcelo Gutiérrez, Carlos Alberto Ortiz y Orlando Ricardo Ortiz.

Fuente:Telam


Jujuy
Segundo juicio por crímenes de lesa humanidad
Una testigo pidió la aparición de cuerpos

10.10.13 

“Nos golpean, nos van a matar”, testimonió Sara Murad que decían Dominga Alvarez, Alicia Ranzoni y Juana Torres.ENCUENTRO/ LAURA Y SARA, COMPAÑERA DE SU MADRE JUANA, DESAPARECIDA
ENCUENTRO/ LAURA Y SARA, COMPAÑERA DE SU MADRE JUANA, DESAPARECIDA

Los exmineros que volvieron a El Aguilar
Marina Mamani
periodista
Escalofriante testimonio de Sara Murad, docente y expresa política, en una nueva audiencia oral y pública en el proceso judicial por la dictadura, donde el dolor y el miedo fueron los ejes de la inhumanidad que implementó el Terrorismo de Estado

“Ojalá podamos avanzar y nos puedan decir dónde están los cuerpos. Eublogia tiene 82 años que sepa dónde están sus hijos, que sean capaces de decir eso”, dijo al Tribunal al finalizar su testimonio.

Sara fue detenida en mayo de 1975 en San Pedro, luego pasó al Buen Pastor, trasladada en noviembre de 1975 al penal de Gorriti tras un operativo del Ejército, y liberada en Devoto en 1982. Eran ocho detenidas, más una niña de meses, “Poty”, hija de Dora Weisz. En Gorriti las encerraron en celdas individuales, tapiadas, e incomunicadas, custodiadas por celadoras del penal. El régimen carcelario había cambiado, “estábamos en manos del Ejército”, dijo. En 1975, Sara ubicó a Ernesto Singh y a los Ortíz en el penal de Gorriti, que la “verdugueaban”. Y luego del Golpe de Estado, la violencia se había profundizado, estando aisladas, sin visita.

En el pabellón la única que podía salir era Dora por su niña. A la pequeña la llevaban a ver a su papá que también estaba detenido, Jorge Weisz, desaparecido.

En la oportunidad llegó al pabellón una señora mayor con un niño de 3 años. “Poty lloraba y gritaba cuando vio al niño, se hizo como un gato, dijo que le contó Dora”. La pequeña desde que había nacido no había visto un niño, sólo la cárcel.

En otra parte de su relato recordó que en junio llegaron detenidas Alicia Ranzoni, Dominga Alvarez de Scurta y Juana Torres, que estaban aisladas. “Nos golpean, nos van a matar”, decían y que era el comisario Jaig quien las sacaba. Juana estaba moreteada. "Alicia tenía un dolor fuerte en el oído, apenas se sostenía, Dominga estaba muy golpeada”.

Sara quebrada dijo: “las tres mujeres estuvieron días, las sacaban de noche, las torturaban, las regresaban por la madrugada al penal. Cuando se las llevaron también nos llevaron a nosotras”. Recordó a Raquel Temer, celadora, quien permitió que Juana antes que la llevara Jaig, le dejara una cadenita a Gladys para que la entregue a su hija. Después de 37 años, Sara le entregó simbólicamente una cadenita a Laura López, hija de Juana Torres.

Luego atestiguó Mario Cartagena, expenitenciario. Relató que cuando fue el Golpe de Estado lo trasladaron a la Unidad 1 como guardia interna. Entraron los militares y “no era un trato digno a esos presos, los políticos extremistas”, dijo. Tenían todo restringido. Recordó a Bulgheroni (genocida condenado) que era jefe y tenía de laderos a Gutiérrez y Zaráte; Ortíz era el “capo”, era jefe. “Estabamos presos, nos controlaban personal de Inteligencia del Ejército”.
Fuente:ElTribuno
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