22.10.2013
Ambos jóvenes, de 22 años, fueron secuestrados durante el Mundial de 1978
ESMA: Acerca de la desaparición de Vicky Freier y Sergio "El Negro" Kacs
Fue vista en la ESMA, de buen ánimo
Una colaboradora de Télam en el Espacio para la Memoria (ex ESMA) declaró en el juicio que, precisamente, se está realizando sobre crímenes de lesa humanidad cometidos durante la dictadura en aquél instituto militar. María Freier dio su testimonio sobre la desaparición de su hermana Verónica y su pareja, Sergio León "El Negro" Kacs, ambos entonces de 22 años y militantes de ya entonces desarticulada Organización Comunista Poder Obrero (OCPO) que fueron secuestrados el 11 de junio de 1978, en pleno mundial de fútbol, todo indica que en su departamento de Villa Urquiza, que fue saqueado. Vistos en la ESMA, fueron "trasladados" en octubre de aquél año. Aqui la crónica preparada por el propio Espacio para la Memoria.
Ambos jóvenes, de 22 años, fueron secuestrados durante el Mundial de 1978
ESMA: Acerca de la desaparición de Vicky Freier y Sergio "El Negro" Kacs
Fue vista en la ESMA, de buen ánimo
Una colaboradora de Télam en el Espacio para la Memoria (ex ESMA) declaró en el juicio que, precisamente, se está realizando sobre crímenes de lesa humanidad cometidos durante la dictadura en aquél instituto militar. María Freier dio su testimonio sobre la desaparición de su hermana Verónica y su pareja, Sergio León "El Negro" Kacs, ambos entonces de 22 años y militantes de ya entonces desarticulada Organización Comunista Poder Obrero (OCPO) que fueron secuestrados el 11 de junio de 1978, en pleno mundial de fútbol, todo indica que en su departamento de Villa Urquiza, que fue saqueado. Vistos en la ESMA, fueron "trasladados" en octubre de aquél año. Aqui la crónica preparada por el propio Espacio para la Memoria.
Los casos de Verónica Freier (451) y Sergio León Kacs (452)
A él le decían “El Negro" y a ella “Vicky”. El 11 de junio de 1978, estuvieron en la casa de Palomar donde vivían los padres de Verónica y a la noche, se dirigieron a su casa en la calle Barcena 1580, planta baja, en el barrio de Villa Urquiza de la Ciudad de Buenos Aires.
El departamento fue saqueado, habiéndolos desapoderado de prendas de vestir y de algunos electrodomésticos, tales como un combinado, un televisor, una máquina fotográfica, una pequeña calculadora perteneciente a Kacs, una lámpara de pie que la pareja había llevado de la casa de la familia Freier, entre otros bienes, como así también pudo advertirse que se había intentado saquear la base del tablero de dibujo.
Verónica y Sergio fueron llevados a la ESMA, donde permanecieron en cautiverio bajo condiciones inhumanas de vida. Entre el 24 de septiembre y el 1º de octubre habrían sido “trasladados” y siguen desaparecidos.
El testimonio de María Freier, hermana de Verónica
María contó durante la audiencia que en 1978 su hermana vivía con su compañero Sergio. “El 11 de junio, domingo, hubo un asado en la casa de mis padres, en El Palomar. Nosotros éramos ocho hermanos. Días antes, mi madre recibió varios llamados de Caty (Hilda Yolanda Cardozo), en los que decía que le quería dejar unos libros antes de viajar a Brasil. Yo la conocía de la militancia, incluso la tuve viviendo en mi casa durante un tiempo. Le advertí a mi hermana que era un llamado raro y peligroso. Años después nos enteramos de que Caty estaba detenida desde hacía casi un mes. El 14 de junio entró en la casa de mis padres y uno de mis hermanos me dijo que mi hermana había desaparecido. Tanto a la casa de mis padres como a la de los padres de Sergio había llegado un telegrama intimándolos a volver a trabajar (no habían ido ni lunes, ni martes, ni miércoles). Los padres de Sergio y los míos fueron a la casa y estaba todo revuelto, y se habían robado muchas cosas: la televisión, el equipo de música, cassettes, pero los vecinos dijeron que no habían visto nada. Mi padre pregunta a nuestros vecinos y uno que era militar dijo que había visto dos Falcon estacionados, él se fue a presentar como militar y le dijeron que estaban esperando a alguien. Mi madre le había dicho a Caty que Verónica venía los fines de semana. Suponemos que la siguieron desde la casa de mis padres”, contó María Freier.
“Después tuvimos muchos llamados en los que pasaban música y cortaban. En diagonal a la casa de mis padres hubo muchos años una camioneta estacionada donde había una pareja. Mi padre preguntó a otros vecinos militares, pero sólo le preguntaban por mí y le aconsejaban que me cuidara”, agregó.
“Una persona digna, alegre y solidaria”
“Amalia María Larralde había declarado en CONADEP que había estado detenida con una Verónica, que resultó ser mi hermana. Ella nos puso en contacto con Adriana Marcus, quien compartió con Verónica la celda en la ESMA. Adriana nos contó que Verónica hacía unas esculturitas con migas de pan y ceniza, y se las regalaba a otros detenidos y a los guardias a cambio de cigarrillos. Verónica tenía la certeza de que la iban a matar. Adriana la vio como una persona alegre, digna y solidaria. Estuvo con ella entre agosto y septiembre. Sergio cumplía años el 23 de septiembre y se lo ‘festejaron’. En octubre fueron trasladados, le dijeron que los iban a trasladar a una granja para su ‘recuperación’”, relató.
La búsqueda
Los Freier y los Kacs presentaron varios hábeas corpus, e incluso iniciaron un juicio conjunto en los primeros años de la democracia. Además, María Freier relató que su padre “averiguó en la Iglesia, en la Nunciatura, enviándole incluso una carta personal al Papa Juan Pablo II. La única respuesta fue que iban a rezar por la familia y por la persona el familiar en cuestión. También presentó pedidos al Ministerio del Interior, le dijeron: ‘Seguro que su hija está paseando por Europa’. Sé que mi papá también recorrió muchas comisarías. Cuando yo estuve en México hice una denuncia en la CADHU. Vi el nombre de Verónica en un listado de Amnesty (International), pero no sé quién hizo la denuncia”.
La verdad
“La exigencia de que nos digan la verdad es muy importante. Hacer desaparecer a una a personas sin dejar rastros, fue una práctica común en el siglo XX. El vacío que se va construyendo en la familia es paralizante. Uno vive con mucha culpa de por qué está vivo. Yo era muy amiga de mi hermana y era la mayor. Me costó muchísimo rehabilitarme, si es que uno se puede rehabilitar. No supimos que no la íbamos a ver más. Mi hermano más chico le guardó la ropa y sus cosas de arquitectura. Fue una tragedia, y, dado el miedo, uno fue armando un discurso falso. ‘A mí me gustaría ver la cara del asesino de mi hija’, me dijo mi padre”, narró la testigo.
“Al no tener una sepultura, esa falta da mucho poder a quienes lo hicieron y provoca un trauma a quienes los conocieron, porque no pueden procesar ese dolor, además de la injusticia. Someter a las familias a un olvido forzado, personas que si no tuvieran a sus familiares que los recordaran quedarían borrados. Pero nadie puede obligarnos a olvidar. Eso es lo importante: luchar contra el olvido y por la verdad”, reflexionó Freier.
“Dar testimonio es muy reparador, hablar públicamente es un hecho reparador porque durante muchos años no tenía palabras para hablar. Llegar hasta acá fue un camino muy arduo, me siento liberada de una carga enorme, me libero de la palabra ‘inconsecuencia’. Inscribo los nombres de mi hermana y de Sergio en la historia. Es terapéutico y sanador para los familiares escuchar qué pasó. Esto es luchar contra el olvido. Esto es una exorcización al miedo, poder decir que me siento consecuente con mis ideas”, describió Freier.
Militancia
María y Verónica eran parte del Movimiento Revolucionario 17 de Octubre (MR-17), fundado por Gustavo Rearte, dirigente obrero de la resistencia peronista. “Nosotros fuimos criados en un cristianismo social muy fuerte, con valores de justicia y austeridad muy importantes. De muy chicas, acompañamos a mi madre a las villas a enseñar, a compartir. Yo fui catequista en una Iglesia del Tercer Mundo. Militar sólo fue un compromiso más importante ante la vida que llevábamos. Compartí la militancia con mi hermana hasta 1976. El MR17 se une al FRP de Salta y forman el Frente Revolucionario 17 de Octubre (FR-17), del cual un grupo de compañeros nos fuimos y conformamos un pequeño grupo MPS Movimiento Patria Socialista.
Antes de desaparecer, mi hermana estaba en la Organización Comunista Poder Obrero. Yo le decía a mi hermana que corría peligro. Ella me dijo que estaba pensando en irse a Venezuela con Sergio. La militancia fue un compromiso que elegimos, queríamos ser revolucionarios, queríamos cambiar el mundo. También pienso que fuimos un poco ingenuas. Éramos militantes muy de base, de barrio. Discutíamos mucho con mis padres sobre el Peronismo. Eso quedó congelado en la dictadura, no se habló más de política y de la desaparición poco, debido al terror”, contó Freier.
Sergio y Verónica
“A Sergio le decían ‘El Negro’, tenía 23 años, era egresado del Otto Krause, muy buen dibujante y compositor en la guitarra, cantaba muy bien. Un hombre muy dulce. Trabajaba en un Estudio de ingeniería, creo. Verónica, ‘Vicky’, tenía 22 años. Estudiaba Arquitectura y trabajaba en un estudio de publicidad. Era muy jocosa, muy alegre, muy divertida; muy sensible, muy buena y generosa. Todo esto que declaro es en homenaje a ella y en agradecimiento a ella. Los dos eran personas admirables. Era una pareja muy potente. No fue ingenua la desaparición de muchas personas”, dijo Freier.
María
María Freier vivía detrás del Colegio Militar. Un día llegó a su casa y no supieron “si la habían allanado o si entraron ladrones. Mis padres me obligaron a ir a su casa a vivir con ellas dado que yo trabajaba mucho y tenía un hijo pequeño. De esa época recuerdo una soledad infinita, pero tuve muy buenas amigas que me protegieron. He soñado mucho con mi hermana”.
María trabaja hoy en el Espacio Memoria y Derechos Humanos (ex ESMA) en comisión para la Agencia Télam. Para finalizar su testimonio leyó un poema de su autoría dedicado a su hermana Verónica.
Fuente:Telam
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