Ministro venezolano: El pago por el asesinato de Maduro era de 10.000 dólares
Publicado el 10/22/13 • en Contrainjerencia
CORREO DEL ORINOCO – El ministro del Poder Popular para Relaciones Interiores, Justicia y Paz, Miguel Rodríguez Torres, informó al país que por el orden de los 20 millones de pesos (10 000 dólares) estaría la cantidad que les habrían pagado a los presuntos sicarios para cometer el magnicidio contra el presidente de la República, Nicolás Maduro.
Rodríguez Torres señaló que durante su estadía en el hermano país de Colombia aprovechó la oportunidad para llevar a cabo algunas entrevistas vinculadas a la investigación del magnicidio.
“Se entrevistó a alias Gancho Moscú, quien se encuentra preso en Colombia y es el jefe de los dos sicarios que fueron capturados por funcionarios del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional en la carretera Panamericana, que venían a cometer presuntamente un magnicidio”, puntualizó.
Afirmó que la conversación con alías Gacho Moscú arrojó algunas contradicciones porque “él manifestó no conocer a alías Daniel quién es el que recluta y traslada a los sicarios desde la ciudad de Bogotá hasta Cúcuta”. Sin embargo, el ministro subrayó que “los registros de la cárcel señalan que ciertamente Daniel ha ingresado a visitar a ese ciudadano y los registros policiales señalan que él es el jefe del grupo de sicarios de esa organización. Ello nos confirma la información brindada por los cuerpos de investigación colombiana”.
Durante la transmisión de su programa radial “A Toda Vida Radio”, indicó que hace algunos días estuvo en Colombia donde sostuvo una reunión binacional en la que se tocaron diversos temas referentes a la seguridad, contrabando y narcotráfico.
El titular del Mpprijp reveló que lograron conversar con “una novia” de uno de los involucrados en el hecho.
“Ella nos dijo que ciertamente esos muchachos venían a Venezuela a cometer un homicidio, venían a matar a alguien, y que ella presume por conocerlo como los conoce, que venían a matar a alguien de alto nivel y gran peso político”, sumó.
“Ella no tiene los nombres, pero si dice que fue así porque cuando ellos han cometido delito de homicidio en Colombia, le informaban a ella a quién iban a matar, por qué lo iban a matar y cuánto se iban a ganar porque son sicarios profesionales. Esa muchacha sí confirma que estos jóvenes venían a cometer un homicidio a una personal de importante nivel político en Venezuela”, explicó.
Rodríguez Torres destacó que en la actualidad se maneja importante información relacionada con el tema, que contribuye a la continuidad de la investigación de ese presunto homicidio que pretendían cometer estos jóvenes colombianos. Añadió que las autoridades colombianas siguen pesquisando información y datos.
Publicado el 10/22/13 • en Contrainjerencia
CORREO DEL ORINOCO – El ministro del Poder Popular para Relaciones Interiores, Justicia y Paz, Miguel Rodríguez Torres, informó al país que por el orden de los 20 millones de pesos (10 000 dólares) estaría la cantidad que les habrían pagado a los presuntos sicarios para cometer el magnicidio contra el presidente de la República, Nicolás Maduro.
Rodríguez Torres señaló que durante su estadía en el hermano país de Colombia aprovechó la oportunidad para llevar a cabo algunas entrevistas vinculadas a la investigación del magnicidio.
“Se entrevistó a alias Gancho Moscú, quien se encuentra preso en Colombia y es el jefe de los dos sicarios que fueron capturados por funcionarios del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional en la carretera Panamericana, que venían a cometer presuntamente un magnicidio”, puntualizó.
Afirmó que la conversación con alías Gacho Moscú arrojó algunas contradicciones porque “él manifestó no conocer a alías Daniel quién es el que recluta y traslada a los sicarios desde la ciudad de Bogotá hasta Cúcuta”. Sin embargo, el ministro subrayó que “los registros de la cárcel señalan que ciertamente Daniel ha ingresado a visitar a ese ciudadano y los registros policiales señalan que él es el jefe del grupo de sicarios de esa organización. Ello nos confirma la información brindada por los cuerpos de investigación colombiana”.
Durante la transmisión de su programa radial “A Toda Vida Radio”, indicó que hace algunos días estuvo en Colombia donde sostuvo una reunión binacional en la que se tocaron diversos temas referentes a la seguridad, contrabando y narcotráfico.
El titular del Mpprijp reveló que lograron conversar con “una novia” de uno de los involucrados en el hecho.
“Ella nos dijo que ciertamente esos muchachos venían a Venezuela a cometer un homicidio, venían a matar a alguien, y que ella presume por conocerlo como los conoce, que venían a matar a alguien de alto nivel y gran peso político”, sumó.
“Ella no tiene los nombres, pero si dice que fue así porque cuando ellos han cometido delito de homicidio en Colombia, le informaban a ella a quién iban a matar, por qué lo iban a matar y cuánto se iban a ganar porque son sicarios profesionales. Esa muchacha sí confirma que estos jóvenes venían a cometer un homicidio a una personal de importante nivel político en Venezuela”, explicó.
Rodríguez Torres destacó que en la actualidad se maneja importante información relacionada con el tema, que contribuye a la continuidad de la investigación de ese presunto homicidio que pretendían cometer estos jóvenes colombianos. Añadió que las autoridades colombianas siguen pesquisando información y datos.
Lea reveladora entrevista de presidente Maduro a revista española “El viejo topo” (parte cuatro de cuatro)
Publicado el 9/25/13 • en Contrainjerencia
por Víctor Ríos y Miguel Riera, El Viejo Topo, septiembre 2013.
De Nicolás Maduro, presidente electo de la República Bolivariana de Venezuela, se sabe muy poco en España. Apenas cuatro trazos, aportados principalmente por los medios de comunicación de masas hostiles al proceso revolucionario. El Viejo Topo quiso conocerlo, y el presidente venezolano aceptó ser entrevistado sin poner la menor traba.
¿Era consciente Hugo Chávez de la gravedad de su situación?
Él nunca falló en su intuición. A todas las operaciones anteriores fue con espíritu de victoria y seguro de salir bien. El día en que se enteró de esta cuarta operación habló con los médicos; intuía que era el final. Me llamó el domingo 2 de diciembre. Yo estaba revisando los arreglos del nuevo Panteón de Bolívar, y utilizó una clave que habíamos acordado los dos. Eran malas noticias; eso fue un golpe… yo no sabía hasta qué grado, uno siempre es optimista, pero me dijo “Mándame una comisión”. Y yo la mandé. A La Habana.
Fueron Diosdado Cabello, Cilia [compañera de Nicolás Maduro y diputada], Rafael Ramírez, y allí estaba ya su yerno, Jorge Arreaza. Eso fue, si mal no recuerdo, el 3 y 4 de diciembre. Estuvieron hablando con él dos días. Y les dijo todo lo que había pensado, el plan que tenía. Les dijo que en caso de que él faltara, que yo me encargara de preparar una convocatoria electoral, y dejó arregladas muchas cosas de tipo personal, político, muchos detalles, y mandó que la comisión regresara a Venezuela. Llegaron en la madrugada del 5 de diciembre, y fue cuando me dieron la noticia de lo que iba a pasar, la operación, y lo que él había decidido. Eso fue para mí uno de los golpes más fuertes que recuerdo. Un golpe muy duro… saber que el comandante está en esas circunstancias… Creo que de algún modo me mandaba un mensaje para prepararme, para que yo no recibiera de repente el golpe, que pudiera digerirlo. Siempre era muy cuidadoso en todo. Y me mandó llamar. Fui para allá el 5 de diciembre. Llegué sobre las 8 de la noche y estuve con él hasta las cinco o las seis de la mañana del 6, y él conversó largamente. Testigo de esa conversación fue Jorge Arreaza, que lo anotó todo. Fue una conversación muy difícil, angustiosa, él seguía dándome instrucciones sobre muchas cosas. Se iba al futuro, me lo explicaba, y luego regresaba a donde estábamos.
Yo casi no pude hablar, estaba muy impactado, era como una despedida. Y ahí él decidió regresar a Venezuela para explicar eso y muchas cosas más; al final no llegó a explicarlas todas, porque nosotros le dijimos que no hacía falta. Aterrizamos en el aeropuerto de Caracas sobre la medianoche del 6 al 7 de diciembre; yo subí en el carro con él hasta su residencia en Miraflores. Íbamos hablando, él seguía dándome instrucciones como si no pasara nada. Que si no se ha inaugurado esto, que si se tenía que hacer tal cosa… venía muy motivado, pero los dolores eran una cosa terrible. El 7 descansó, aunque lo pasó con muchos dolores, y el 8 nos reunimos, estudiamos la situación desde el punto de vista constitucional, y habló, y dijo lo que tenía que decir.
[Y lo que dijo fue: si algo ocurriera, que a mí me inhabilite para continuar al frente de la presidencia de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro no sólo en esa situación debe concluir como manda la constitución el período, sino que mi opinión firme y plena, irrevocable, absoluta, total es que en ese escenario, que obligaría a convocar a elecciones presidenciales, ustedes elijan a Nicolás Maduro como presidente de la República Bolivariana de Venezuela.]
Luego se fue para ser operado, y en un momento dado de la operación casi se fue. El pueblo vivió aquello con mucho dolor.
¿Y la derecha? La derecha no cesó ni un momento de provocar al pueblo. Querían, en el caso de que se produjera un fatal desenlace, que el pueblo saliera a las calles como loco, que Venezuela entrara en una espiral de violencia. Nosotros hicimos un trabajo para extraerle al pueblo el odio que le estaban inoculando desde la derecha. En esas circunstancias, y como yo desempeñaba dos cargos, el de Vicepresidente –me había nombrado Vicepresidente antes de irse, en Octubre– surgió la propuesta de nombrar canciller a Elías Jaua, la cual él aprobó inmediatamente, y a partir de ahí Elías asumió la cancillería y yo la Vicepresidencia, en medio de aquellas circunstancias tan dolorosas, con aquella incertidumbre, con momentos de mejoría del comandante, con otros muy difíciles que nos tocó afrontar, y teníamos que prepararnos para lo que nunca pensamos que llegaría a pasar. Hasta el último segundo de ese día 5 de marzo tuvimos la esperanza de que él superaría esas circunstancias.
Estamos ya en las afueras de Caracas. En un paso cebra se agolpa un grupo numeroso de personas, retenidas por un policía de tráfico que ha advertido que se trata del coche del presidente. Pero este se detiene y le indica al policía que permita el paso de la gente. Un poco desconcertado, el agente les da paso. Reemprendemos la marcha.
El objetivo del gobierno de calle es movilizar al pueblo y poder identificar los problemas fundamentales y comprometer los recursos y las acciones para su solución.
La derecha fue preparándose para iniciar un proceso de desestabilización económica que se rematara con una desestabilización social y política. El imperialismo y sus aliados venezolanos siempre estuvo ansiando acabar con la revolución, e intentaron acabar con Chávez por todas las vías posibles: golpe de estado, magnicidio, elecciones, pero no pudieron conseguirlo por ninguna de ellas. Pero ahora planificaron, sabiendo la gravedad del comandante, aprovechar la coyuntura para organizar el caos. Y efectivamente causaron mucho daño. Estamos superando todavía parte de los efectos de un sabotaje económico brutal, que es difícil que otro país soportase, con desabastecimiento, especulación, una guerra económica contra el país. Una guerra que se desató en noviembre y prosiguió en diciembre, enero, febrero, marzo… Cuando muere el comandante y se convocan las elecciones el nivel de desabastecimiento era terrible, y producto del saboteo económico. Sabotearon el sistema eléctrico, que en todos los países es vulnerable. Y utilizaron un conjunto de mecanismos de guerra psicológica para provocar la ira, el odio del pueblo. Enfrentamos cada uno de esos elementos diciéndole la verdad al pueblo, convocándolo a la batalla, a la movilización permanente. La victoria electoral que obtuvimos el 14 de abril se produjo en medio del luto por la tragedia. Un luto paralizante en medio de una guerra eléctrica en la que yo llegaba a un Estado sin luz y me iba de él sin que la luz hubiera vuelto. Sufrimos una guerra económica brutal. Movilizamos al pueblo, y obtuvimos la victoria. Y luego pusimos en marcha una metodología de gobierno popular que hemos llamado gobierno de calle. El objetivo del gobierno de calle es movilizar al pueblo y poder identificar los problemas fundamentales y comprometer los recursos y las acciones para su solución. Con esa metodología hemos aprobado en los primeros cien días de gobierno más de dos mil proyectos surgidos del contacto directo con el pueblo al recorrer todo el país. Hemos invertido en estas jornadas de gobierno de calle más de 16.000 millones de dólares en proyectos de desarrollo económico, de infraestructuras, de vialidad, de vivienda, agroindustriales, de educación, de salud. Es una revolución dentro de la revolución. Un cambio profundo en los métodos de dirección de la revolución bolivariana, con la construcción de una dirección colectiva, porque sustituir en la conducción de la revolución un liderazgo tan poderoso, tan convocante como el de Chávez es casi imposible. Y eso sólo puede hacerse con una gran fuerza colectiva cívico-militar. Lo que yo he hecho es eso: activar una nueva dirección política colectiva de la revolución. Hemos activado una gran fuerza colectiva cívico-militar. Las Fuerzas Armadas, ustedes mismos lo han podido ver hoy, constituyen una fuerza revolucionaria, dinamizadora de la revolución socialista. Una fuerza comprometida con el socialismo, antiimperialista, comprometida con la patria. Conscientemente comprometida, disciplinadamente comprometida. Quizás uno de los regalos más completos que nos dejó el comandante Chávez para la continuidad de la revolución bolivariana.
Hemos logrado neutralizar y derrotar la conspiración de la derecha. Ahora estamos estabilizando y consolidando la revolución en una nueva etapa. Creando nuevos mecanismos para profundizar en la construcción del modelo económico socialista, del modelo social que garantice educación pública gratuita, salud pública gratuita, derecho a la alimentación, que garantice el derecho al trabajo, a una remuneración justa, suficiente… Una revolución que garantice con el desarrollo y la prosperidad económica el desarrollo y la prosperidad social, la igualdad social, ese es el objetivo del socialismo bolivariano.
El coche se detiene ante la puerta de la residencia del presidente. Descendemos. Llevamos casi dos horas de grabación, pero ¡quedan tantas cosas en el tintero! Entramos. Sobre una mesa, fotografías de Chávez, una figurita del cantautor Alí Primera, una imagen de un santo. Maduro las señala.
Este es san Benito, un santo negro. Y este Alí. En alguna medida Alí construyó con su canto, con el movimiento cultural que él encabezó, el ideario de la revolución bolivariana. Era un líder popular, un gran agitador; Alí llenaba un estadio cuando la izquierda no movía a nadie, y volvía loca a la gente, entusiasmada, cuando hablaba y cantaba. Cantaba el himno nacional siempre, y en medio del himno se dirigía a la gente.
Chávez no llegó a conocer a Alí, pero los militares patriotas lo escuchaban. Que lo escuchara un militar en activo era una osadía, Alí estaba perseguido por el sistema. Pero fue el primer hombre de izquierdas que con su canto llegó al pueblo. Tenía una personalidad parecida a la de Chávez.
Nos sentamos para una última pregunta. Son las nueve de la noche; el día ha sido largo. Le preguntamos por España, por la Unión Europea, por la posibilidad de una posible alianza que deje atrás el neocolonialismo, por la multipolaridad.
La Unión Europea fue una gran esperanza porque parecía que surgía un bloque de países capaz de constituir un contrapeso al poder hegemónico de EEUU. Nadie duda que EEUU constituye un proyecto imperial, hegemónico; es un país que tiene casi mil bases militares repartidas por el mundo. Nadie duda ya de la vocación imperialista de la elite que dirige EEUU.
Lamentablemente las elites que dirigen la mayoría de los gobiernos de Europa han sucumbido, en cuanto a su política exterior, a una extraña dependencia de los EEUU. Y es extraña porque no tiene explicación ni económica ni de tradición política. Las elites que gobiernan Europa actúan a contracorriente de los intereses reales de los pueblos de Europa y de los intereses de la Humanidad. Lo que han hecho recientemente, arrodillarse frente al gobierno de EEUU con el caso del joven Snowden no tiene parangón. Lo que le hicieron al presidente Evo Morales, un jefe de estado de América Latina, desesperados por cumplirle al gobierno de EEUU en su locura por capturar a Snowden marca un antes y un después.
Existe una gran lucha en torno a lo que tú llamaste multipolaridad, el mundo pluripolar, y esa lucha implica una transición. Toda transición está hecha de avances y retrocesos. A veces puede parecer que estamos retrocediendo hacia un mundo unipolar, cuando EEUU somete a países tan poderosos como los de Europa. Pero lo peor es que los somete a través del BM y del FMI llevándolos a una política económica de autodestrucción. No debe quedar ninguna duda: a Europa la están destruyendo desde dentro. Están destruyendo su base económica. Su modelo social. La están llevando a las puertas de una grave implosión, que puede ser incontrolable. ¿Cuánto va a tardar en llegar el momento en que se produzcan grandes explosiones de masas? No lo sé. Nadie lo sabe. Pero la situación es inaguantable para los pueblos. Los paquetes económicos que están imponiendo a la gran mayoría de los países europeos son inaguantables. América Latina no los aguantó, explotó en mil pedazos, y surgió esta revolución que estamos viviendo de una nueva independencia.
La alianza natural para un mundo de paz tendría que establecerse entre Europa y América Latina. Una alianza por el respeto a la democracia, a los derechos humanos. De intercambio cultural, de cooperación para el desarrollo económico, para compartir los grandes avances de la ciencia para el bien colectivo, para compartir esta hermosa diversidad cultural y humana que posee América Latina, de puertas abiertas para Europa. América Latina ha demostrado ser un continente profundamente amigable. Aquí llegaron, ya hace más de cien años, contingentes gigantescos de españoles, portugueses, italianos, por millares. Llegaron en las décadas de los 40, los 50 del siglo pasado. Llegaron prácticamente sin nada, y aquí prosperaron. América Latina es el continente de la esperanza, y Europa debería ser un continente de paz, del futuro. Ojalá.
Aquí hay un dicho que reza que no hay mal que por bien no venga. Es posible que el mal del neoliberalismo al final pueda hacer un bien: despertar a los pueblos de Europa, que vivían en el Estado de bienestar olvidándose de que existía el resto del mundo, y puedan ver en el Sur la oportunidad de tener ahí a sus hermanos. No vernos con desprecio, ni con desconfianza. Las revoluciones que se han producido en América Latina tienen que ser vistas con interés, con simpatía. Porque nosotros hemos descubierto fórmulas perfectamente válidas para la construcción de sociedades realmente democráticas, educadas, cultas, libres, verdaderamente prósperas. Uno no entiende porqué Europa abandona su derecho al desarrollo económico para entregarse en manos del capital financiero. ¿Puede más el capital financiero que los pueblos y los movimientos sociales de tradición democrática y de lucha por la igualdad de Europa? No lo creo. ¿Puede el poder financiero de cuatro bancos europeos, de cuatro ladrones, más que toda la sociedad? ¿Qué piensa de esto la sociedad europea? ¿Qué piensan de esto los intelectuales, las universidades? ¿Qué piensan los militares europeos? ¿Van a dejar que sus países se destruyan? ¿Qué piensan los pueblos? ¿Van a permitir que culminen una operación de desmantelamiento total de la estructura económica y social? ¿Y cuál sería el futuro de Europa? ¿La miseria? ¿La emigración? Son preguntas que suenan a catastróficas, pero estamos realmente frente a ello. Cuando uno ve a Grecia paralizada tres días, en un gesto desesperado de toda una sociedad porque les cerraron la televisión, porque echaron a miles de empleados públicos, porque hacen lo que les da la gana todos los días, reduciendo los salarios, las pensiones… ¿ese es el mensaje, ese es el futuro? Después de esos paquetes económicos, ¿cómo entrever una esperanza?
Los pueblos no se resignan a ser aniquilados. España tiene una historia gloriosa de lucha por la democracia.
Una historia gloriosa que incluso la llevó a derrotar a Napoleón. Los pueblos no se resignan a ser colonias, ni a ser vasallos, y menos del capital financiero. Porque a quien nunca le va mal es al capital financiero, que se traga a los pueblos, a los países. Pero bueno, no hay mal que por bien no venga. Quizás la práctica del neoliberalismo terminará en un gran despertar, en un gran renacimiento de la Europa verdadera, la Europa de la justicia y de la libertad. De la Europa revolucionaria. Porque la idea de las revoluciones para refundar la Humanidad procede de Europa. La idea republicana viene de la revolución francesa, y fue tomada por los libertadores. La metieron en el laboratorio del mestizaje latinoamericano y la convirtieron en una revolución autóctona.
Europa tiene que retomar sus banderas, las del humanismo verdadero, y encontrar su camino. Yo no tengo ninguna duda de que Europa encontrará su camino. Lo emprenderá esa juventud que está ahora desempleada en las calles, los profesionales a los que se les están arrebatando sus derechos, una clase obrera que retome sus banderas históricas, la intelectualidad de izquierdas, enarbolando las banderas genuinamente humanistas y de izquierda. Yo estoy completamente seguro de que Europa va a construir su alternativa. Cada quien a su forma y a su manera. Empujando rumbo al futuro. Porque quien no se atreve a empujar duro rumbo al futuro, no tiene derecho a él.
Hubiéramos querido preguntar muchas más cosas: la relación con España específicamente, con Colombia, con EEUU. Hablar de los esfuerzos que se están llevando a cabo en la lucha contra la corrupción. De las medidas que se están tomando en materia de seguridad, enviando patrullas militares a los barrios. De cómo se va a combatir la inflación. De tantas cosas… Pero ya es tarde, y hay que acabar. Tal vez el futuro nos depare la ocasión de poder formular todas esas preguntas. Ojalá.
Fuente y Fotos/Sibci/El Viejo Topo
Envío:Amarelle
por Víctor Ríos y Miguel Riera, El Viejo Topo, septiembre 2013.
De Nicolás Maduro, presidente electo de la República Bolivariana de Venezuela, se sabe muy poco en España. Apenas cuatro trazos, aportados principalmente por los medios de comunicación de masas hostiles al proceso revolucionario. El Viejo Topo quiso conocerlo, y el presidente venezolano aceptó ser entrevistado sin poner la menor traba.
¿Era consciente Hugo Chávez de la gravedad de su situación?
Él nunca falló en su intuición. A todas las operaciones anteriores fue con espíritu de victoria y seguro de salir bien. El día en que se enteró de esta cuarta operación habló con los médicos; intuía que era el final. Me llamó el domingo 2 de diciembre. Yo estaba revisando los arreglos del nuevo Panteón de Bolívar, y utilizó una clave que habíamos acordado los dos. Eran malas noticias; eso fue un golpe… yo no sabía hasta qué grado, uno siempre es optimista, pero me dijo “Mándame una comisión”. Y yo la mandé. A La Habana.
Fueron Diosdado Cabello, Cilia [compañera de Nicolás Maduro y diputada], Rafael Ramírez, y allí estaba ya su yerno, Jorge Arreaza. Eso fue, si mal no recuerdo, el 3 y 4 de diciembre. Estuvieron hablando con él dos días. Y les dijo todo lo que había pensado, el plan que tenía. Les dijo que en caso de que él faltara, que yo me encargara de preparar una convocatoria electoral, y dejó arregladas muchas cosas de tipo personal, político, muchos detalles, y mandó que la comisión regresara a Venezuela. Llegaron en la madrugada del 5 de diciembre, y fue cuando me dieron la noticia de lo que iba a pasar, la operación, y lo que él había decidido. Eso fue para mí uno de los golpes más fuertes que recuerdo. Un golpe muy duro… saber que el comandante está en esas circunstancias… Creo que de algún modo me mandaba un mensaje para prepararme, para que yo no recibiera de repente el golpe, que pudiera digerirlo. Siempre era muy cuidadoso en todo. Y me mandó llamar. Fui para allá el 5 de diciembre. Llegué sobre las 8 de la noche y estuve con él hasta las cinco o las seis de la mañana del 6, y él conversó largamente. Testigo de esa conversación fue Jorge Arreaza, que lo anotó todo. Fue una conversación muy difícil, angustiosa, él seguía dándome instrucciones sobre muchas cosas. Se iba al futuro, me lo explicaba, y luego regresaba a donde estábamos.
Yo casi no pude hablar, estaba muy impactado, era como una despedida. Y ahí él decidió regresar a Venezuela para explicar eso y muchas cosas más; al final no llegó a explicarlas todas, porque nosotros le dijimos que no hacía falta. Aterrizamos en el aeropuerto de Caracas sobre la medianoche del 6 al 7 de diciembre; yo subí en el carro con él hasta su residencia en Miraflores. Íbamos hablando, él seguía dándome instrucciones como si no pasara nada. Que si no se ha inaugurado esto, que si se tenía que hacer tal cosa… venía muy motivado, pero los dolores eran una cosa terrible. El 7 descansó, aunque lo pasó con muchos dolores, y el 8 nos reunimos, estudiamos la situación desde el punto de vista constitucional, y habló, y dijo lo que tenía que decir.
[Y lo que dijo fue: si algo ocurriera, que a mí me inhabilite para continuar al frente de la presidencia de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro no sólo en esa situación debe concluir como manda la constitución el período, sino que mi opinión firme y plena, irrevocable, absoluta, total es que en ese escenario, que obligaría a convocar a elecciones presidenciales, ustedes elijan a Nicolás Maduro como presidente de la República Bolivariana de Venezuela.]
Luego se fue para ser operado, y en un momento dado de la operación casi se fue. El pueblo vivió aquello con mucho dolor.
¿Y la derecha? La derecha no cesó ni un momento de provocar al pueblo. Querían, en el caso de que se produjera un fatal desenlace, que el pueblo saliera a las calles como loco, que Venezuela entrara en una espiral de violencia. Nosotros hicimos un trabajo para extraerle al pueblo el odio que le estaban inoculando desde la derecha. En esas circunstancias, y como yo desempeñaba dos cargos, el de Vicepresidente –me había nombrado Vicepresidente antes de irse, en Octubre– surgió la propuesta de nombrar canciller a Elías Jaua, la cual él aprobó inmediatamente, y a partir de ahí Elías asumió la cancillería y yo la Vicepresidencia, en medio de aquellas circunstancias tan dolorosas, con aquella incertidumbre, con momentos de mejoría del comandante, con otros muy difíciles que nos tocó afrontar, y teníamos que prepararnos para lo que nunca pensamos que llegaría a pasar. Hasta el último segundo de ese día 5 de marzo tuvimos la esperanza de que él superaría esas circunstancias.
Estamos ya en las afueras de Caracas. En un paso cebra se agolpa un grupo numeroso de personas, retenidas por un policía de tráfico que ha advertido que se trata del coche del presidente. Pero este se detiene y le indica al policía que permita el paso de la gente. Un poco desconcertado, el agente les da paso. Reemprendemos la marcha.
El objetivo del gobierno de calle es movilizar al pueblo y poder identificar los problemas fundamentales y comprometer los recursos y las acciones para su solución.
La derecha fue preparándose para iniciar un proceso de desestabilización económica que se rematara con una desestabilización social y política. El imperialismo y sus aliados venezolanos siempre estuvo ansiando acabar con la revolución, e intentaron acabar con Chávez por todas las vías posibles: golpe de estado, magnicidio, elecciones, pero no pudieron conseguirlo por ninguna de ellas. Pero ahora planificaron, sabiendo la gravedad del comandante, aprovechar la coyuntura para organizar el caos. Y efectivamente causaron mucho daño. Estamos superando todavía parte de los efectos de un sabotaje económico brutal, que es difícil que otro país soportase, con desabastecimiento, especulación, una guerra económica contra el país. Una guerra que se desató en noviembre y prosiguió en diciembre, enero, febrero, marzo… Cuando muere el comandante y se convocan las elecciones el nivel de desabastecimiento era terrible, y producto del saboteo económico. Sabotearon el sistema eléctrico, que en todos los países es vulnerable. Y utilizaron un conjunto de mecanismos de guerra psicológica para provocar la ira, el odio del pueblo. Enfrentamos cada uno de esos elementos diciéndole la verdad al pueblo, convocándolo a la batalla, a la movilización permanente. La victoria electoral que obtuvimos el 14 de abril se produjo en medio del luto por la tragedia. Un luto paralizante en medio de una guerra eléctrica en la que yo llegaba a un Estado sin luz y me iba de él sin que la luz hubiera vuelto. Sufrimos una guerra económica brutal. Movilizamos al pueblo, y obtuvimos la victoria. Y luego pusimos en marcha una metodología de gobierno popular que hemos llamado gobierno de calle. El objetivo del gobierno de calle es movilizar al pueblo y poder identificar los problemas fundamentales y comprometer los recursos y las acciones para su solución. Con esa metodología hemos aprobado en los primeros cien días de gobierno más de dos mil proyectos surgidos del contacto directo con el pueblo al recorrer todo el país. Hemos invertido en estas jornadas de gobierno de calle más de 16.000 millones de dólares en proyectos de desarrollo económico, de infraestructuras, de vialidad, de vivienda, agroindustriales, de educación, de salud. Es una revolución dentro de la revolución. Un cambio profundo en los métodos de dirección de la revolución bolivariana, con la construcción de una dirección colectiva, porque sustituir en la conducción de la revolución un liderazgo tan poderoso, tan convocante como el de Chávez es casi imposible. Y eso sólo puede hacerse con una gran fuerza colectiva cívico-militar. Lo que yo he hecho es eso: activar una nueva dirección política colectiva de la revolución. Hemos activado una gran fuerza colectiva cívico-militar. Las Fuerzas Armadas, ustedes mismos lo han podido ver hoy, constituyen una fuerza revolucionaria, dinamizadora de la revolución socialista. Una fuerza comprometida con el socialismo, antiimperialista, comprometida con la patria. Conscientemente comprometida, disciplinadamente comprometida. Quizás uno de los regalos más completos que nos dejó el comandante Chávez para la continuidad de la revolución bolivariana.
Hemos logrado neutralizar y derrotar la conspiración de la derecha. Ahora estamos estabilizando y consolidando la revolución en una nueva etapa. Creando nuevos mecanismos para profundizar en la construcción del modelo económico socialista, del modelo social que garantice educación pública gratuita, salud pública gratuita, derecho a la alimentación, que garantice el derecho al trabajo, a una remuneración justa, suficiente… Una revolución que garantice con el desarrollo y la prosperidad económica el desarrollo y la prosperidad social, la igualdad social, ese es el objetivo del socialismo bolivariano.
El coche se detiene ante la puerta de la residencia del presidente. Descendemos. Llevamos casi dos horas de grabación, pero ¡quedan tantas cosas en el tintero! Entramos. Sobre una mesa, fotografías de Chávez, una figurita del cantautor Alí Primera, una imagen de un santo. Maduro las señala.
Este es san Benito, un santo negro. Y este Alí. En alguna medida Alí construyó con su canto, con el movimiento cultural que él encabezó, el ideario de la revolución bolivariana. Era un líder popular, un gran agitador; Alí llenaba un estadio cuando la izquierda no movía a nadie, y volvía loca a la gente, entusiasmada, cuando hablaba y cantaba. Cantaba el himno nacional siempre, y en medio del himno se dirigía a la gente.
Chávez no llegó a conocer a Alí, pero los militares patriotas lo escuchaban. Que lo escuchara un militar en activo era una osadía, Alí estaba perseguido por el sistema. Pero fue el primer hombre de izquierdas que con su canto llegó al pueblo. Tenía una personalidad parecida a la de Chávez.
Nos sentamos para una última pregunta. Son las nueve de la noche; el día ha sido largo. Le preguntamos por España, por la Unión Europea, por la posibilidad de una posible alianza que deje atrás el neocolonialismo, por la multipolaridad.
La Unión Europea fue una gran esperanza porque parecía que surgía un bloque de países capaz de constituir un contrapeso al poder hegemónico de EEUU. Nadie duda que EEUU constituye un proyecto imperial, hegemónico; es un país que tiene casi mil bases militares repartidas por el mundo. Nadie duda ya de la vocación imperialista de la elite que dirige EEUU.
Lamentablemente las elites que dirigen la mayoría de los gobiernos de Europa han sucumbido, en cuanto a su política exterior, a una extraña dependencia de los EEUU. Y es extraña porque no tiene explicación ni económica ni de tradición política. Las elites que gobiernan Europa actúan a contracorriente de los intereses reales de los pueblos de Europa y de los intereses de la Humanidad. Lo que han hecho recientemente, arrodillarse frente al gobierno de EEUU con el caso del joven Snowden no tiene parangón. Lo que le hicieron al presidente Evo Morales, un jefe de estado de América Latina, desesperados por cumplirle al gobierno de EEUU en su locura por capturar a Snowden marca un antes y un después.
Existe una gran lucha en torno a lo que tú llamaste multipolaridad, el mundo pluripolar, y esa lucha implica una transición. Toda transición está hecha de avances y retrocesos. A veces puede parecer que estamos retrocediendo hacia un mundo unipolar, cuando EEUU somete a países tan poderosos como los de Europa. Pero lo peor es que los somete a través del BM y del FMI llevándolos a una política económica de autodestrucción. No debe quedar ninguna duda: a Europa la están destruyendo desde dentro. Están destruyendo su base económica. Su modelo social. La están llevando a las puertas de una grave implosión, que puede ser incontrolable. ¿Cuánto va a tardar en llegar el momento en que se produzcan grandes explosiones de masas? No lo sé. Nadie lo sabe. Pero la situación es inaguantable para los pueblos. Los paquetes económicos que están imponiendo a la gran mayoría de los países europeos son inaguantables. América Latina no los aguantó, explotó en mil pedazos, y surgió esta revolución que estamos viviendo de una nueva independencia.
La alianza natural para un mundo de paz tendría que establecerse entre Europa y América Latina. Una alianza por el respeto a la democracia, a los derechos humanos. De intercambio cultural, de cooperación para el desarrollo económico, para compartir los grandes avances de la ciencia para el bien colectivo, para compartir esta hermosa diversidad cultural y humana que posee América Latina, de puertas abiertas para Europa. América Latina ha demostrado ser un continente profundamente amigable. Aquí llegaron, ya hace más de cien años, contingentes gigantescos de españoles, portugueses, italianos, por millares. Llegaron en las décadas de los 40, los 50 del siglo pasado. Llegaron prácticamente sin nada, y aquí prosperaron. América Latina es el continente de la esperanza, y Europa debería ser un continente de paz, del futuro. Ojalá.
Aquí hay un dicho que reza que no hay mal que por bien no venga. Es posible que el mal del neoliberalismo al final pueda hacer un bien: despertar a los pueblos de Europa, que vivían en el Estado de bienestar olvidándose de que existía el resto del mundo, y puedan ver en el Sur la oportunidad de tener ahí a sus hermanos. No vernos con desprecio, ni con desconfianza. Las revoluciones que se han producido en América Latina tienen que ser vistas con interés, con simpatía. Porque nosotros hemos descubierto fórmulas perfectamente válidas para la construcción de sociedades realmente democráticas, educadas, cultas, libres, verdaderamente prósperas. Uno no entiende porqué Europa abandona su derecho al desarrollo económico para entregarse en manos del capital financiero. ¿Puede más el capital financiero que los pueblos y los movimientos sociales de tradición democrática y de lucha por la igualdad de Europa? No lo creo. ¿Puede el poder financiero de cuatro bancos europeos, de cuatro ladrones, más que toda la sociedad? ¿Qué piensa de esto la sociedad europea? ¿Qué piensan de esto los intelectuales, las universidades? ¿Qué piensan los militares europeos? ¿Van a dejar que sus países se destruyan? ¿Qué piensan los pueblos? ¿Van a permitir que culminen una operación de desmantelamiento total de la estructura económica y social? ¿Y cuál sería el futuro de Europa? ¿La miseria? ¿La emigración? Son preguntas que suenan a catastróficas, pero estamos realmente frente a ello. Cuando uno ve a Grecia paralizada tres días, en un gesto desesperado de toda una sociedad porque les cerraron la televisión, porque echaron a miles de empleados públicos, porque hacen lo que les da la gana todos los días, reduciendo los salarios, las pensiones… ¿ese es el mensaje, ese es el futuro? Después de esos paquetes económicos, ¿cómo entrever una esperanza?
Los pueblos no se resignan a ser aniquilados. España tiene una historia gloriosa de lucha por la democracia.
Una historia gloriosa que incluso la llevó a derrotar a Napoleón. Los pueblos no se resignan a ser colonias, ni a ser vasallos, y menos del capital financiero. Porque a quien nunca le va mal es al capital financiero, que se traga a los pueblos, a los países. Pero bueno, no hay mal que por bien no venga. Quizás la práctica del neoliberalismo terminará en un gran despertar, en un gran renacimiento de la Europa verdadera, la Europa de la justicia y de la libertad. De la Europa revolucionaria. Porque la idea de las revoluciones para refundar la Humanidad procede de Europa. La idea republicana viene de la revolución francesa, y fue tomada por los libertadores. La metieron en el laboratorio del mestizaje latinoamericano y la convirtieron en una revolución autóctona.
Europa tiene que retomar sus banderas, las del humanismo verdadero, y encontrar su camino. Yo no tengo ninguna duda de que Europa encontrará su camino. Lo emprenderá esa juventud que está ahora desempleada en las calles, los profesionales a los que se les están arrebatando sus derechos, una clase obrera que retome sus banderas históricas, la intelectualidad de izquierdas, enarbolando las banderas genuinamente humanistas y de izquierda. Yo estoy completamente seguro de que Europa va a construir su alternativa. Cada quien a su forma y a su manera. Empujando rumbo al futuro. Porque quien no se atreve a empujar duro rumbo al futuro, no tiene derecho a él.
Hubiéramos querido preguntar muchas más cosas: la relación con España específicamente, con Colombia, con EEUU. Hablar de los esfuerzos que se están llevando a cabo en la lucha contra la corrupción. De las medidas que se están tomando en materia de seguridad, enviando patrullas militares a los barrios. De cómo se va a combatir la inflación. De tantas cosas… Pero ya es tarde, y hay que acabar. Tal vez el futuro nos depare la ocasión de poder formular todas esas preguntas. Ojalá.
Fuente y Fotos/Sibci/El Viejo Topo
Envío:Amarelle
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