12 de enero de 2014

BRASIL.

Kennedy evaluó invasión militar a Brasil, según archivo
Publicado el 1/08/14en Contrainjerencia
El ex presidente, conocido popularmente como “Jango” y considerado un líder progresista de la izquierda, fue derrocado por los militares en 1964 y murió exiliado en 1976 en un hotel de la localidad argentina de Mercedes, en Corrientes, supuestamente a causa de un ataque cardíaco.pixelpixel

BRASILIA.— El expresidente estadounidense John F. Kennedy evaluó la posibilidad de una intervención militar en Brasil un año antes del golpe de Estado que derrocó a João Goulart e impuso en el país una dictadura de 21 años.
El audio fue publicado en el sitio web Archivos de la Dictadura (http://arquivosdaditadura.com.br) del periodista y columnista de los periódicos Folha de S. Paulo y O Globo, Elio Gaspari, que reúne una colección de documentos relacionados con la instauración del gobierno militar en la nación sudamericana en 1964.

En una reunión en la Casa Blanca, el 7 de octubre de 1963, 46 días antes de su asesinato, Kennedy preguntó a su embajador en Brasilia Lincoln Gordon: “¿Usted ve una situación cercana donde podríamos, donde sería conveniente intervenir militarmente?”, según la transcripción publicada en la página web.

“Esa es la otra categoría que yo llamo de ‘contingencia peligrosa, que posiblemente re-quiera de una acción rápida’. Ese es el principal problema”, respondió escueto el diplomático. Antes, Gordon dijo que la Casa Blanca debía esperar acciones más claras de una inclinación hacia el modelo de Fidel Castro en Cuba para justificar una intervención.

La intervención no fue necesaria, los militares se alzaron en abril de 1964 y depusieron el gobierno de Goulart. Washington reconoció rápidamente el régimen militar.

La conversación formó parte de una reunión de dos días de Kennedy con miembros de su gobierno para discutir la situación en Brasil y Vietnam.

El audio integra un conjunto de grabaciones clandestinas realizadas desde 1962 por el propio Kennedy en todas sus reuniones. El primero de estos registros fue con el mismo Gordon, en donde ya asomaba la opción del golpe.

Las revelaciones de Gaspari figurarán en la versión ampliada de su libro A Ditadura Envergonhada (Una dictadura avergonzada), que narra el régimen dictatorial vivido en Brasil entre 1964 y 1985 y que será relanzado en febrero.

La Biblioteca Kennedy había hecho públicas las grabaciones de esos encuentros de 1963 en su página web hace casi un año, como parte del conjunto de registros clandestinos hechos por el propio Kennedy de todas sus reuniones desde 1962 y fue precisamente su reunión con Gordon la que dio comienzo a la serie.

Popularmente conocido como “Jango”, João Goulart presidió Brasil entre 1961 y 1964, y estuvo exiliado en Uruguay y Argentina después de que fuera obligado a dejar el cargo y el país tras el golpe militar.
El cuerpo de Goulart fue exhumado en noviembre pasado para investigar si fue envenenado hace 37 años en Argentina, en el contexto de la Operación Cóndor de represión militar en el Cono Sur.

Al llegar el cuerpo a Brasil, recibió honores póstumos de jefe de Estado y el Congreso restituyó su mandato, que había anulado en 1964 para dar inicio a la dictadura que se extendió hasta 1985.

El profesor brasileño Luiz Antonio Dias recuerda que, aunque aún no haya sido encontrada ninguna evidencia material irrefutable, la historiografía nacional reconoce que había planes para asesinar a Jango y que su muerte podría haber sido obra de la Junta Militar brasileña. Uno de los testimonios en ese sentido es el del exagente del servicio secreto uruguayo Mario Neira Barreto, como se asegura en el documental Dossier Jango.
Envío:Amarelle


A la izquierda del PT hay mucho
Año 6. Edición número 295. Domingo 12 de enero de 2014
Por Ricardo Romero, politólogo UBA/Unsam
internacional@miradasalsur.com Entrevista: Gonzalo Rojas, politólogo
Cuando se habla de la izquierda brasileña, generalmente, se relaciona al Partido dos Trabalhadores en el gobierno junto a sus aliados comunistas y socialistas; sin embargo, hay un espacio crítico que no participa de la gestión petista y se propone generar una alternativa anticapitalista para ese país. Desde su constitución, el PT tuvo dos grandes escisiones, la primera fue de una corriente trotzkista que luego se constituiría en 1994 en el Partido Socialista de los Trabajadores Unificado (PSTU), que defendía el perfil de clase y un programa anticapitalista, y que posteriormente se integraría a la Liga Internacional de los Trabajadores–Cuarta Internacional.

Posteriormente, con el PT en el gobierno se tendría otra importante ruptura con la salida de varios dirigentes de renombre, críticos al programa económico y ciertos hechos de corrupción que signaban al gobierno de Inácio Lula da Silva. Entre ellos se encontraban la senadora Heloísa Helena y los diputados Babá y Luciana Genero. Así se fundó en 2004 el Partido Socialismo y Libertad (PSOL), que si bien tuvo dificultades para lograr su constitución en el primer año, alcanzaría un crecimiento exponencial a partir del escándalo de la red de sobornos a parlamentarios desarrollados por la gestión petista, conocido como mensalão, y que provocó el enjuiciamiento y encarcelamiento de importantes referentes como José Dirceu, Jefe de la Casa Civil y José Genoíno, presidente del bloque parlamentario del PT.

Este crecimiento, impulsó la presentación de Heloísa Helena en la elección presidencial de 2006, alcanzando un significativo tercer lugar con el 6,8% de los votos. En esta ocasión, el PSOL estuvo en alianza con el Partido Comunista Brasileño y la otra escisión del PT, el PSTU, que en años anteriores presentó a José María de Almeida como candidato (1998, 2006) sin superar el 1% de los sufragios. En la última elección de 2010 fueron separados, y el PSOL obtuvo un magro el 0,87%, con la candidatura de Plinio Arruda Sampaio, y el PSTU un ínfimo 0,08%, con su eterno candidato.

En definitiva, un espacio que criticó fuertemente el programa económico del PT y los hechos de corrupción que marcaron el primer gobierno, pareciera haber perdido peso a diez años de gestión petista. Sin embargo, tras de las movilizaciones que se sucedieron en junio de 2013, y de cara a las elecciones de 2014, pareciera ser que este espectro recobra protagonismo y se posiciones de cara octubre. Sobre el rol de la izquierda en Brasil, Miradas al Sur consultó al politólogo argentino Gonzalo Rojas, Doctor por la Universidad de San Pablo y Profesor de la Universidad Federal de Campina Grande, radicado en Paraíba y un estudioso de la izquierda en América latina.

En tanto por qué hay sectores que no apoyan la gestión de Dilma, Rojas sostuvo: “La izquierda no apoya al PT porque entiende que este gobierno es una continuidad bajo otras formas de la hegemonía que el capital financiero ejerce desde Fernando Henrique Cardoso. Podríamos llamar un neoliberalismo de tercera vía. Porque se unificaron las políticas sociales, hubo cierta redistribución de ingreso, pero el gobierno de Dilma sigue pagando un alto porcentaje del presupuesto a intereses y amortización de capital de la deuda (42% del presupuesto 2014 será usado para eso) y somete su política al pago de la misma y privatiza bajo nuevas formas. Y ahora se siente más, cuando la crisis internacional pega en Brasil y el gobierno abandona hasta un discurso a veces industrialista, para profundizar el ajuste, y esto provoca situaciones como el cierre de una planta de General Motors en São José dos Campos, São Paulo con más de mil despidos”.

Tal como señala Rojas, la Ley de Presupuesto Anual para 2014 prevé un total de R$ 2.383 billones, de los cuáles un billón sería destinado al pago de deuda, un 33% más que en 2012, siendo el problema de la deuda un punto crucial para Brasil. Por eso, el PSOL salió con una fuerte crítica, al sostener que el mismo prevé el 42% a deuda pública y que sólo dará un reajuste real de menos del 1% a los gastos. Aseveran además, que se da continuidad al privilegio de rentistas de bancos y grandes inversores en detrimento de urgentes demandas sociales del país, muchas reivindicadas durante las grandes manifestaciones del año 2013. En palabras del diputado Chico Alencar: “El PSOL vota contra esta concepción de presupuesto acordado, con una amplia mayoría aquí –en el congreso–, que en verdad, en una perspectiva de futuro, no ayuda al país”.
Sobre cuáles son las principales fuerzas que expresan esa crítica, Rojas describió: “Si bien el espectro de izquierda es bastante amplio, con organizaciones que tienen distintos niveles de inserción política y sindical. Sin embargo, no es casual que las principales propuestas vengan de escisiones del PT. Por un lado el PSOL, una ruptura superestructural durante el primero gobierno de Lula en 2005, en pleno escándalo por el soborno a los congresistas, conocido como “mensalão”, y el PSTU fracción trotzkista-morenista constituida en 1993, después de la expulsión de la tendencia Convergencia Socialista del PT. Los dos tienen candidatos presidenciales, José Maria de Almeida por el PSTU (dirigente de la Central Sindical y Popular-Conlutas) y Randolfe Rodrigues (Senador por Amapá) por el PSOL, que expresa el triunfo del bloque parlamentario del partido, en un congreso con gravísimas acusaciones de fraude en la elección de delegados y una posición clara de regular el capitalismo en lugar de luchar por superarlo y sin problemas en aliarse dependiendo las circunstancias con partidos de la base de gobierno e incluso abiertamente de derecha en estados y municipios”.

Con consonancia con eso, el flamante candidato del PSOL, Randolfe Rodrigues, tras haber superado a Luciana Genro en la disputa por la candidatura presidencial, sostuvo que su bandera de campaña será la reforma agraria y el pase libre, demanda que fue la fuente de las movilizaciones de junio y apuestan a que vuelvan este año. Con gran expectativa, Rodrigues comentó en una entrevista a Carta Capital: “Un partido que gobierna una capital, Macapá, que fue al segundo turno en la mayor metrópoli de la Amazonia, Belém, y que tuvo un desempeño excepcional en la mayor ciudad del país, con Marcelo Freixo en Río de Janeiro, no podemos darnos el lujo de no presentar una candidatura que se proponga ser una opción de izquierda”.
En la fase inicial, con el Movimiento Pase Libre otras corrientes de izquierda fueron promotoras de las movilizaciones que sucedieron en junio durante la Copa Confederaciones. Pareciera ser que ahora apuestan a que regresen durante el Mundial 2014. En tal sentido, sobre el impacto electoral que esto podría tener, Rojas afirmó: “Es que a partir de las movilizaciones de junio es que se produce un cambio cualitativo en la lucha de clases en el país, si bien ahora Dilma Rousseff tiene una tenue recomposición, porque cayó más de 20 puntos en dos semanas de movilizaciones durante la Copa Confederaciones, y si bien se modificaron las legislaciones represivas para prevenir movilizaciones y el gobierno no duda en criminalizarlas, las manifestaciones volverán durante el Mundial 2014, y a pocos meses de la elección presidencial, lo que abre es un escenario todavía incierto sobre el resultado de la votación para el gobierno. Ahí cobran más visibilidad corrientes de izquierda que enfocan su intervención priorizando la lucha de clases por sobre lo institucional, como la Liga Estrategia Revolucionaria-Quarta Internacional (LER-QI) corriente hermana del PTS del diputado nacional Nicolás del Caño, que en noviembre realizó en São Paulo un importante encuentro nacional: Lecciones de junio para una alternativa revolucionaria donde participaron más de 800 jóvenes y trabajadores o el Partido Obrero Revolucionario (POR) de matriz Lorista”. Cabe destacar que, entre estos dos bloques, el Partido de la Causa Operaria mantiene su legalidad, presentará candidatos, pero por el momento con muy poca presencia política.

Fuente:MiradasalSur


Un tablero complejo: el TEG de Dilma para el 2014
Año 6. Edición número 295. Domingo 12 de enero de 2014
Por Ricardo Romero, politólogo UBA/Unsam
internacional@miradasalsur.com

Todo suma. Dilma Rousseff concreta apoyos desde todo el espectro político, sin renegar de los votos de la derecha democrática.
Mientras Brasil se prepara para el vivir el Mundial 2014, Dilma Rousseff se dispone a enfrentar las elecciones presidenciales del 5 de octubre. Y está revisando un complejo tablero político, casi como una suerte de juego de T.E.G. (Táctica y Estrategia de Guerra), donde repasa sus fichas y los Estados a disputar. Durante diciembre, la mandataria brasileña recibió un importante espaldarazo, cuando el PT (Partido dos Trabalhadores), en su V Congreso Nacional, la nominó candidata a la presidencia por un nuevo mandato, cerrando todas las especulaciones sobre una vuelta de Inácio Lula Da Silva.

Lo que pareciera ser un esquema simple, sumar, sin embargo no es tan sencillo, porque el sistema político brasileño permite los apoyos cruzados de los candidatos, donde pueden impulsar la postulación a gobernador de un partido y adherir al aspirante a la presidencia de otra leyenda. Además, las nominaciones al parlamento son personalizadas, por lo que una persona puede ser electa por un partido, formar parte de una bancada y ser reelecto por un tercero. Inclusive, pueden recibir fondos privados directamente en forma individual, sin rendir cuentas al partido, por lo que se autonomizan y corrompen.

Por eso, este sistema de elección de preferencias personalizadas hace que el PT, siendo el principal partido de gobierno, con sus candidatos al parlamento no sume más de 20 millones de votos, mientras su candidata al ejecutivo obtiene más de 47 millones en primera vuelta, dándole una reducida representación. En 2010 obtuvo una bancada de 88 diputados de 513 y sólo 8 de 81 senadores, lo que lo obliga a generar marcos de negociación con otros partidos, y en cierta medida explica la crisis del mensalão (la supuesta red de sobornos mensuales durante el gobierno Lula).

En ese marco, Miradas al Sur consultó al politólogo Alfredo Gugliano, Doctor en Ciencia Política por la Universidad Complutense de Madrid y Profesor en la Universidad Federal de Río Grande do Sul, sobre cómo Dilma está reconstruyendo la base aliada para gobernar en el segundo mandato. Al respecto sostuvo: “No hay ninguna innovación, el esquema se centra principalmente en acordar con el viejo PMDB y luego sumar a los agregados menores, centrados en los aliados de izquierda del PT y los acuerdos que logró por centro y derecha”.

Tal como afirma Gugliano, el primer aliado estratégico es el PMDB –Partido del Movimiento Democrático Brasileño, que actualmente le aporta 17 senadores y 79 diputados, lo que lo hace poseedor de la vicepresidencia, que por el momento ocupa Michel Temer, y de tres ministerios. Este partido surgió de la oposición a la Arena (Alianza para la Reorganización Nacional, partido oficial de la Dictadura 1964-1985), y hereda el desarrollo territorial de ese período, lo que le permite obtener una buena representación, especialmente de los sectores de baja urbanización. La realidad muestra que no se gobierna Brasil sin el apoyo del PMDB, pero el problema que se presenta, es que en varios estados el PMDB no acompaña las candidaturas del PT y viceversa, incluso recibe apoyos del principal partido de oposición, el PSDB –Partido de la Social Democracia Brasileña.

Sobre la base de los parlamentarios propios y del PMDB, el PT debe lograr articular una “base aliada” bajo un armado electoral que implica una milimétrica sumatoria. Así, entra en un proceso de “troca-troca” –toma y daca– con diferentes referentes, dependiendo de cómo se reconfiguren las listas, que a la fecha lleva más de 50 diputados, un 10% de la cámara, que cambió de partido para presentarse en esta elección, lo que se torna un sistema muy vulnerable a la corrupción.

Con estas condiciones, el PT buscará sumar la adhesión de representantes de partidos de diversas adscripciones ideológicas- desde los de tradición laborista, como el Partido Democrático Trabalhista (PDT) o el Partido Trabalhista Nacional (PTN); los de base cristiana, como el Partido Social Cristiano (PSC) o el Partido Cristiano Trabalhista (PCT); o los que tienen fuerte presencia de evangélicos, como el Partido de la República (PR) y el Partido Republicano Brasileño (PRB); que además cuenta con el fuerte apoyo de la Iglesia Universal y se convirtieron en un bloque clave en el parlamento. Además, ya se logró el apoyo del nuevo PSD -Partido Social Democrático, escisión de los Demócratas (ex PFL- Partido Federal Liberal) y del Partido Progresista, formado en 2011, y del reciente Partido Republicano para el Orden Social (PROS).
No todo huele mal, el PT cuenta con un aliado incondicional, el Partido Comunista do Brasil, que suma su senador y sus 12 diputados al bloque oficialista y acompaña actualmente a la gestión desde de la estratégica Secretaría de Deportes, a cargo de organizar los mega-eventos con sede en Brasil: Copa Confederaciones 2013, Mundial 2014 y Olimpiadas 2016. Consultado por Miradas al Sur, Gustavo Alves, responsable del Portal Vermelho, órgano oficial del PCdB, comentó que su partido “mantiene la alianza porque está construyendo un proyecto junto con el PT desde 1989. Es el único partido que acompaño todas las postulaciones de Lula y apoyó a Dilma y la hará nuevamente”. Sobre por qué mantiene la alianza amplió: “Nosotros estamos apoyando la reelección de la presidenta Dilma porque consideramos que los cambios que Brasil experimenta desde 2003 aún precisan profundizarse”. Sobre las perspectivas electorales, Alves comentó:
“Creemos que lograremos vencer en las elecciones de octubre, sin embargo la batalla será muy dura, contra una oposición que es apoyada por los grandes medios”.

Un partido que también había sido un compañero de ruta del PT desde 1989, es el Partido Socialista Brasileño, que sin embargo, tras las elecciones municipales de 2012, donde el PSB fue el partido que más creció en las nueve regiones urbanas (141%), incluso disputando contra el oficialismo, la relación entró en crisis. El gobernador de Pernambuco y líder del partido, Eduardo Campos, cansado del rol secundario que le asignaba el PT, decidió salirse de la base aliada, que hoy aporta 34 diputados y 2 senadores, y prepararse para disputar por separado la elección de este año. Como si fuera poco, logró la afiliación de Marina Silva, ex ministra de Lula y que en 2010 fue candidata del Partido Verde, logrando salir tercera con 19,5 millones de votos. Si bien aún no definieron cómo sería la fórmula, Silva está teniendo un fuerte posicionamiento de los medios masivos, que con algunos juegos estadísticos la colocan como ganadora en una eventual segunda vuelta con Dilma. Sin embargo, Alfredo Gugliano sostiene: “Marina Silva optó por un proyecto al interior del PSB que reúne desde militantes de izquierda hasta sectores considerados realmente conservadores. Veo difícil que repita el perfil de novedad de las elecciones anteriores y, por lo que considero, no tiene un proyecto claro para Brasil”.

ARCO OPOSITOR. En tanto que el partido opositor, el PSDB, no logra salir de la crisis sufrida en 2010, no sólo por su tercera derrota, sino por la estrepitosa que tuvo José Serra en la ciudad de San Pablo. En esta ocasión, los tucanos decidieron impulsar la candidatura de Aécio Neves, nieto del legendario Tancredo, actual senador que cuenta con cierto caudal de prestigio. Sin embargo, le está costando lograr los apoyos de sus ex-aliados, como los Demócratas (ex PFL, surgido del partido oficial de la Dictadura Militar), el Partido Popular Social (PPS) o el Partido Progresista Brasileño (PPB), algunos tentados de acompañar la postulación de Eduardo Campos del PSB, algo aún sin definir.

Sectores de derecha y algunos medios de comunicación dejaron correr la posibilidad de impulsar la candidatura del presidente del Tribunal Supremo de Justicia, el Juez Joaquim Barbosa, por el rol protagónico que tuvo al decidir el encarcelamiento de los ex funcionarios petistas acusados de implementar los sobornos a los parlamentarios, entre ellos José Dirceu y José Genoíno. Sin embargo, Alfredo Gugliano puso en duda esa posibilidad, al respecto comentó: “Si bien estuvo muy presente durante el año pasado, presentándose como el defensor del pueblo brasileño, como el juez que castiga a los corruptos, recibió muchas críticas y varios de sus comportamientos fueron cuestionados, sea como juez o como hombre político. No creo que abandone el Tribunal de Justicia por un cargo en el parlamento y tampoco veo apoyos suficientes para una candidatura presidencial”.

Con este panorama, pareciera ser que Dilma Rousseff no sólo podría alcanzar la reelección, las encuestas la muestran ganadora segura en primera vuelta con más del 40% y decidida vencedora en un ballotage, sino que además podría articular un bloque parlamentario claramente mayoritario. Sin embargo, aún están latentes las movilizaciones de junio de 2013 durante la Copa Confederaciones, que ponen en alerta a la mandataria, que si bien recuperó el apoyo a su gestión, en esa oportunidad, su imagen cayó en 20 puntos, algo que podría ser letal en este año a meses de la elección presidencial.
Fuente:MiradasalSur

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