cristian kapun cuenta su lucha y la de su hermana por la verdad
"Queremos ejercer nuestro derecho a la identidad"
Este periodista, que entrevistó varias veces a Abuelas, ahora pelea para desentrañar sus orígenes biológicos.
Por: Gerardo Aranguren
Hasta hace poco más de dos años, Cristian Kapun ni siquiera sospechaba la posibilidad de que quienes los criaron a él y a su hermana no fueran sus padres biológicos.
Los dos jóvenes fueron adoptados de manera irregular y anotados como hijos propios en Misiones. Cristian, en 1982, y su hermana Cintia, en 1984. La justicia investiga si son hijos de desaparecidos en la última dictadura cívico-militar, aunque Cristian aclara que esa "es una de las posibilidades" y reconoce que también su historia y la de Cintia puede tratarse de una compra o de robo de bebés.
"Esto es la investigación de mi vida", titula Cristian a la nota imaginaria que escribiría si no estuviera, como ahora lo está, del otro lado del grabador. Tiene 31 años. Es periodista y locutor, y desde hace cinco años trabaja en Radio América como productor de varios programas de esa emisora.
Se lo nota relajado y dice estar tranquilo a pesar de la sorpresa de que esta semana la justicia hiciera público su caso. "Había decidido mantenerlo en reserva por una decisión personal y porque se está investigando. Como se conoció la situación, salgo a hablar ahora, pero me importa más que la justicia investigue y llegar a conocer mis orígenes, quiénes son mis padres", señala a Tiempo Argentino.
Acto seguido, asegura: "Mi hermana y yo queremos ejercer nuestro derecho a la identidad."
Cintia siempre sospechó de su origen. Pero, en los últimos años, las dudas de ambos empezaron a acumularse. No había fotos del embarazo de su madre ni parecido físico con la familia. La primera confirmación vino de la voz de un primo y luego de su madre de crianza. A fines de 2013, Cristian se presentó ante la unidad especializada en casos de apropiación de niños durante el terrorismo de Estado –creada por la Procuración General de la Nación– para que fuera investigado su caso.
–¿Cómo fue para ustedes el proceso de descubrir que no eran hijos biológicos de sus padres?
–Cuando mi hermana me planteaba que tenía sospechas de que podíamos ser adoptados nunca le prestaba atención y pensaba que era una fantasía. Ella tenía sus dudas pero cuando quedó embarazada le preguntó a mi mamá cómo habían sido nuestros partos, y ella no supo qué responder. Esa misma pregunta se la hizo a su suegra y lo primero que le dice es que de eso no se olvidaba nunca más. Eso nunca le cerró, y al tener a su hija empezó a preguntarse. Yo en cambio no tenía dudas, para mí eran mis padres biológicos. En 2011 empezamos a darnos cuenta de que había cosas que no cerraban, como que debería haber estado cercana a los 50 años cuando supuestamente nos tuvo, y no era algo común en esa época. Un primo finalmente nos lo confirmó: "Te voy a decir la verdad –dijo–: ustedes son adoptados."
–¿Qué sentiste al saberlo?
–Se me sacudió la cabeza. Fue algo tremendo, porque hasta ese momento pensaba que mi vida era tal cual me la habían contado y de repente había muchos capítulos que faltaban.
–Cuando se enteraron, ¿lo primero que hicieron fue hablar con tu mamá?
–Sí, ella estaba desprevenida, no se imaginaba que nos íbamos a enterar. Nos sentamos en una mesa del living de casa los tres. Le dijimos: "Tenés una oportunidad de contarnos toda la verdad, pero hacelo desde el corazón, no ocultes nada porque es peor para vos y nosotros." Habían tenido varias oportunidades para hacerlo pero siempre tuvieron miedo e ignorancia sobre este tema. Consultaron una psicóloga y les dijo que lo mejor era contarnos la verdad. No se animaron y después fue pasando el tiempo. Y la familia respetó esa decisión.
–¿Cómo interpretás lo que hicieron?
–Ellos querían formar una familia, hicieron tratamientos para que ella pudiera quedar embarazada. Surgió esa posibilidad y nos fueron a buscar a Misiones. Una conocida le dio el teléfono de contacto de una señora que se encargaba de ubicar chicos, de hacer "una tarea solidaria", según mi mamá. Un tiempo después les avisó que había un chico en Posadas y lo fueron a buscar. Le preguntamos si habían pagado pero ella dijo que no, que siempre habían vivido con lo justo y que incluso el vuelo a Misiones lo pagaron con la tarjeta (de crédito) de un amigo y después le fueron devolviendo la plata. Tenemos una buena relación con ella. Si bien no es mi mamá biológica, ni tampoco adoptiva, es mi mamá de crianza o mi mamá a secas. El término de apropiadores no me gusta, es un término judicial y para mí no lo son.
–¿Cómo lidiás con la situación?
–La llevo como puedo. Cuando me enteré, en 2012, recién venía de hacer el duelo por la muerte de mi papá, en mayo de 2011. Fueron unos años muy difíciles. Pasaba por muchos estados de ánimo, pasé de estar triste, un poco alegre, distraído, con ataques de pánico. Ahora estoy muy tranquilo, con paz y mucha esperanza. Creo que vamos a encontrar a familiares que en algún momento nos estuvieron buscando. Después la justicia deberá investigar.
–¿Cuáles son tus sospechas sobre tu origen?
–En la justicia me explicaron que por el año en que nací, por quien firma mi partida de nacimiento, puede ser que sea hijo de desaparecidos. Es una posibilidad. Pero también está la chance del robo o compraventa de bebés. Entonces son tres hipótesis las que hay, yo no puedo descartar ninguna. En poco tiempo la justicia me va a pedir que nos extraigamos sangre para que se coteje con la del Banco de Datos Genéticos y ahí despejaré una de las dudas. Por eso no me acerqué a Abuelas de Plaza de Mayo, porque no quiero generar expectativas. Varias veces la saqué al aire a Estela de Carlotto y sentía la duda de decirle o no decirle que tenía la sospecha.
–¿Qué es la identidad para vos?
–Saber de dónde venimos, quiénes son nuestros padres, en qué situación fuimos entregados y conocer nuestros orígenes.
DESBORDE. Cristian se describe como un tipo duro, que no llora seguido, pero asegura que la situación "lo desbordó" cuando relató por primera vez su historia en una entrevista en Radio América, frente a sus compañeros de trabajo y amigos.
Durante la entrevista con Tiempo, Cristian también se emociona. Lo hace al rememorar cómo lo acompañó su padre de crianza a radios, canales de televisión y coberturas periodísticas siguiendo la temprana inquietud de Cristian por el periodismo. También se emociona al evocar un sueño que tuvo recientemente: "Dos chicos vienen a buscarme con mochilas y me decían que eran mis hermanos. Nos abrazamos, nos pusimos a llorar y después aparece una señora, y estos chicos me presentan: 'Ella es tu mamá'. Nos damos un abrazo y cuando me desperté tenía mucha paz."
Cristian percibe el sueño como un augurio: "Sé que voy por buen camino y que llegaré a buen puerto." En eso está.
Fuente:TiempoArgentino

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