Fidel Castro, el 1 de enero de 1959:
Esta vez sí que es la Revolución
1 enero 2014-CUBADEBATE
Esta vez sí que es la Revolución
1 enero 2014-CUBADEBATE
Discurso pronunciado por el Comandante Fidel Castro Ruz, en el Parque Céspedes de Santiago de Cuba, el 1ro. de enero de 1959.
Santiagueros, compatriotas de toda Cuba:
Al fin hemos llegado a Santiago (Aplausos). Duro y largo ha sido el camino, pero hemos llegado (Aplausos).
Se decía que hoy a las 2:00 de la tarde se nos esperaba en la capital de la República, el primer extrañado fui yo (Aplausos), porque yo fui uno de los primeros sorprendidos con ese golpe traidor y amañado de esta mañana en la capital de la República (Aplausos).
Además, yo iba a estar en la capital de la República, o sea, en la nueva capital de la República (Aplausos), porque Santiago de Cuba será, de acuerdo con el deseo del presidente provisional, de acuerdo con el deseo del Ejército Rebelde y de acuerdo con el deseo del pueblo de Santiago de Cuba, que bien se lo merece, la capital (Aplausos). ¡Santiago de Cuba será la capital provisional de la República! (Aplausos).
Tal vez la medida sorprenda a algunos, es una medida nueva, pero por eso ha de caracterizarse, precisamente, la Revolución, por hacer cosas que no se han hecho nunca (Aplausos). Cuando hacemos a Santiago de Cuba capital provisional de la República sabemos por qué lo hacemos. No se trata de halagar demagógicamente a una localidad determinada, se trata, sencillamente, de que Santiago ha sido el baluarte más firme de la Revolución (Aplausos).
La Revolución empieza ahora, la Revolución no será una tarea fácil, la Revolución será una empresa dura y llena de peligros, sobre todo, en esta etapa inicial, y en qué mejor lugar para establecer el Gobierno de la República que en esta fortaleza de la Revolución (Gritos y aplausos); para que se sepa que este va a ser un gobierno sólidamente respaldado por el pueblo en la ciudad heroica y en las estribaciones de la Sierra Maestra, porque Santiago está en la Sierra Maestra(Gritos y aplausos). En Santiago de Cuba y en la Sierra Maestra tendrá la Revolución sus dos mejores fortalezas (Aplausos).
Pero hay, además, otras razones: el movimiento militar revolucionario, el verdadero movimiento militar revolucionario, no se hizo en Columbia. En Columbia prepararon un “golpecito” de espaldas al pueblo, de espaldas a la Revolución y, sobre todo, de acuerdo con Batista (Aplausos).
Puesto que la verdad hay que decirla y puesto que venimos aquí a orientar al pueblo, les digo y les aseguro que el golpe de Columbia fue un intento de escamotearle al pueblo el poder y escamotearle el triunfo a la Revolución. Y, además, para dejar escapar a Batista, para dejar escapar a los Tabernillas, para dejar escapar a los Pilar García y a los Chavianos, para dejar escapar a los Salas Cañizares y a los Ventura (Aplausos).
El golpe de Columbia fue un golpe ambicioso y traidor que no merece otro calificativo, y nosotros sabemos llamar las cosas por su nombre y atenernos, además, a la responsabilidad (Aplausos).
No voy a andar con paños calientes para decirles que el general Cantillo nos traicionó y no es que lo voy a decir, sino que lo voy a probar. Pero, desde luego, lo habíamos dicho siempre: no vayan a tratar a última hora a venir a resolver esto con un “golpecito militar”, porque si hay golpe militar de espaldas al pueblo, la Revolución seguirá adelante, que esta vez no se frustrará la Revolución.
Esta vez, por fortuna para Cuba, la Revolución llegará de verdad al poder. No será como en el 95 que vinieron los americanos y se hicieron dueños de esto (Aplausos). Intervinieron a última hora y después ni siquiera dejaron entrar a Calixto García que había peleado durante 30 años, no quisieron que entrara en Santiago de Cuba (Aplausos). No será como en el 33 que cuando el pueblo empezó a creer que una Revolución se estaba haciendo, vino el señor Batista, traicionó la Revolución, se apoderó del poder e instauró una dictadura por once años. No será como en el 44, año en que las multitudes se enardecieron creyendo que al fin el pueblo había llegado al poder, y los que llegaron al poder fueron los ladrones. Ni ladrones, ni traidores, ni intervencionistas. Esta vez sí que es la Revolución.
Pero, no querían que fuese así. En los instantes mismos en que la dictadura se desplomaba como consecuencia de las victorias militares de la Revolución, cuando ya no podían resistir ni siquiera 15 días más, viene el señor Cantillo y se convierte en paladín de la libertad. Naturalmente, que nosotros nunca hemos estado en una actitud de rechazar cualquier colaboración que implicase un ahorro de sangre, siempre que los fines de la Revolución no se pusiesen en peligro. Naturalmente, que nosotros siempre hemos estado llamando a los militares para buscar la paz, pero la paz con libertad y la paz con el triunfo de la Revolución, era la única manera de obtener la paz.
Por eso, cuando el 24 de diciembre se nos comunicó el deseo del general Cantillo de tener una entrevista con nosotros, aceptamos la entrevista. Yo les confieso a ustedes que, dado el curso de los acontecimientos, la marcha formidable de nuestras operaciones militares, yo tenía muy pocos deseos de ponerme a hablar de movimientos militares; pero yo entendí que era un deber, que nosotros los hombres que tenemos una responsabilidad no nos podemos dejar llevar por las pasiones. Y pensé que si el triunfo se podía lograr con el menor derramamiento de sangre posible, mi deber era atender las proposiciones que me hiciesen los militares (Aplausos).
Fui a ver al señor Cantillo que vino a hablarme en nombre del Ejército. Se reunió conmigo el día 28 en el central Oriente, adonde llegó en un helicóptero, a las 8:00 de la mañana. Allí conversó con nosotros durante cuatro horas, y yo sí que no voy a hacer una historia inventada ni cosa que se parezca, porque tengo testigos excepcionales de la entrevista. Allí estaba el Dr. Raúl Chibás, allí estaba un sacerdote católico, allí estaban varios militares cuyos testimonios no pueden ser puestos en duda por ningún concepto.
Allí, después de analizar todos los problemas de Cuba, después de puntualizar todos los detalles, acordó, el general Cantillo, realizar de acuerdo con nosotros un movimiento militar revolucionario. Lo primero que le dije fue esto, después de analizar bien la situación: la situación del Ejército, la situación a que lo había llevado la dictadura; después de aclararle que a él no le tenía que importar Batista ni los Tabernillas ni toda aquella gente, no le tenía que importar nada, porque aquella gente había sido muy desconsiderada con los militares cubanos; que aquella gente había llevado a los militares a una guerra contra el pueblo, que es una guerra que se pierde siempre, porque contra el pueblo no se puede ganar una guerra (Aplausos).
Después de decirle que los militares eran víctimas de las inmoralidades del régimen, que los presupuestos para comprar armamentos se los robaban, que a los soldados los engañaban constantemente, que aquella gente no merecía la menor consideración de los militares honorables, que el Ejército no tenía por qué cargar con la culpa de los crímenes que cometía la pandilla de los esbirros de confianza de Batista; le advertí, le advertí bien claramente, que yo no autorizaría jamás, por mi parte, ningún tipo de movimiento que permitiese la fuga de Batista. Le advertí que si Batista quería fugarse, que se fugara enseguida y con él Tabernilla y todos los demás, pero que mientras que nosotros pudiéramos evitarlo, teníamos que impedir la fuga de Batista (Aplausos).
Todo el mundo sabe que nuestro primer planteamiento en caso de un golpe militar para llegar a un acuerdo con nosotros era la entrega de los criminales de guerra, y esa era una condición esencial.
Y se podía haber capturado a Batista y a todos sus cómplices. Y yo se lo dije bien claro que no estaba de acuerdo con que Batista se fuera. Le expliqué bien qué tipo de movimiento había que hacer; que yo no respaldaría, ni el Movimiento 26 de Julio ni el pueblo, respaldarían un golpe de Estado, porque la cuestión es que el pueblo es el que ha conquistado su libertad y nadie más que el pueblo (Aplausos).
La libertad nos la quitaron mediante un golpe de Estado, pero para que se acabaran de una vez y para siempre los golpes de Estado, había que conquistar la libertad a fuerza de sacrificio de pueblo, porque no hacíamos nada con que dieran un golpe mañana y otro pasado y otro dentro de dos años y otro dentro de tres años; porque aquí quien tiene que decidir, definitivamente, quién debe gobernar es el pueblo y nadie más que el pueblo (Aplausos).
Y los militares deben estar incondicionalmente a las órdenes del pueblo y a la disposición del pueblo y a la disposición de la Constitución, y de la ley de la República.
Si hay un gobierno malo que roba y que hace más de cuatro cosas mal hechas pues, sencillamente, se espera un poco y cuando llegan las elecciones se cambia el mal gobierno; porque para eso los gobiernos en los regímenes constitucionales democráticos tienen un período de tiempo limitado. Porque si son malos, el pueblo los cambia y vota por otros mejores.
La función del militar no es elegir gobernantes, sino garantizar la ley, garantizar los derechos del ciudadano (Aplausos). Por eso le advertí que golpe de Estado ¡no!, movimiento militar revolucionario, ¡sí!, y no en Columbia sino en Santiago de Cuba (Aplausos).
Le dije bien claro, que la única forma de lograr la vinculación y la confraternización del pueblo y de los militares y de los revolucionarios, no era dando un “madrugonazo” en Columbia, a las dos o las tres de la mañana, sin que nadie se enterara como acostumbran a hacer estos señores, sino sublevando la guarnición de Santiago de Cuba, que era lo suficientemente fuerte y estaba lo suficientemente bien armada para iniciar el movimiento militar y sumar al pueblo, y sumar a los revolucionarios a ese movimiento; que en las circunstancias en que estaba la dictadura era irresistible, porque de seguro que se sumarían de inmediato todas las guarniciones del país, y eso fue lo que se acordó.
Y no solo se acordó eso, sino que yo le hice prometer, porque él pensaba ir a La Habana al día siguiente, y nosotros no estábamos de acuerdo, porque yo le decía: “Es un riesgo que usted vaya a La Habana”. Él decía: “No, no es ningún riesgo”. “Usted corre mucho peligro de que lo detengan porque esa conspiración… aquí todo se sabe”. “No, yo estoy seguro que no me detienen”. Y claro, cómo lo iban a detener si era un golpe de Batista y de Tabernilla. Yo dije, bueno, o este hombre lo tiene todo resuelto allí, lo controla todo, o este golpe es un poco sospechoso. Y entonces le dije: “Usted me promete que usted no se va a dejar persuadir en La Habana por una serie de intereses que están detrás de usted, para dar un golpe en la capital. Usted me promete que no”. Y me dice: “Le prometo que no”. “Usted me jura que no”. Y me dijo: “Le juro que no”.
Yo considero que lo primero que debe tener un militar es honor, que lo primero que debe tener un militar es palabra; y este señor ha demostrado no solo falta de honor y falta de palabra, sino falta, además, de cerebro. Porque un movimiento que pudo haberse hecho desde el primer momento con todo el respaldo del pueblo y con el triunfo asegurado de antemano, lo que hizo fue dar un salto mortal en el vacío. Creyó que iba a ser demasiado fácil engañar al pueblo y engañar ala Revolución.
Sabía algunas cosas, sabía que en cuanto dijeran que Batista había agarrado el avión, el pueblo se iba a tirar a la calle loco de contento. Y pensaron que el pueblo no estaba lo suficientemente maduro para distinguir entre la fuga de Batista y la Revolución. Porque si Batista se va y se apoderan allá de los mandos los amigos de Cantillo, muy bien pudiera ser que el doctor Urrutia tuviera que irse dentro de tres meses también; porque, lo mismo que nos traicionaban ahora, nos traicionaban luego. Y la gran verdad es que el señor Cantillo nos traicionó a nosotros antes de dar el golpe. Dije que lo demostraba, y lo voy a demostrar.
Se acordó con el general Cantillo que el levantamiento se produciría el día 31 a las 3:00 de la tarde. Se aclaró que el apoyo de las fuerzas armadas al movimiento revolucionario sería incondicional, el presidente que designasen los dirigentes revolucionarios y los cargos que a los militares les asignasen los dirigentes revolucionarios. Era un apoyo incondicional el ofrecido.
Se acordó el plan en todos sus detalles: el día 31, a las 3:00 de la tarde, se sublevaría la guarnición de Santiago de Cuba. Inmediatamente varias columnas rebeldes penetrarían en la ciudad, y el pueblo, con los militares y con los rebeldes, confraternizaría inmediatamente, lanzándose al país una proclama revolucionaria e invitando a todos los militares honorables a unirse al movimiento.
Se acordó que los tanques que hay en la ciudad serían puestos a disposición de nosotros, y yo me ofrecí, personalmente, para avanzar hacia la capital con una columna blindada, precedida por los tanques. Los tanques me serían entregados a las 3:00 de la tarde, no porque se pensase que había que combatir, sino para prever en caso de que en La Habana el movimiento fracasase y hubiese necesidad de situar nuestra vanguardia lo más cerca posible de la capital. Y, además, para prever que no se fueran a realizar excesos en la ciudad de La Habana.
Era lógico que con el odio despertado allí contra la fuerza pública por los inenarrables horrores de Ventura y de Pilar García, la caída de Batista iba a producir una desorbitación en la ciudadanía. Y que, además, aquellos policías se iban a sentir sin fuerza moral para contener al pueblo, como efectivamente ocurrió.
Una serie de excesos han tenido lugar en la capital: saqueos, tiroteos, incendios. Toda la responsabilidad cae sobre el general Cantillo por haber traicionado la palabra empeñada y por no haber realizado el plan que se acordó. Creyó que nombrando capitanes y comandantes de la policía —muchos de los cuales cuando los habían nombrado ya se habían ido, prueba de que no tenían la conciencia muy tranquila— iba a resolver la cuestión.
Qué distinto, sin embargo, fue en Santiago de Cuba. ¡Qué orden y qué civismo! ¡Qué disciplina demostrada por el pueblo! Ni un solo caso de saqueo, ni un solo caso de venganza personal, ni un solo hombre arrastrado por las calles, ni un incendio. Ha sido admirable y ejemplar el comportamiento de Santiago de Cuba, a pesar de dos cosas: a pesar de que esta había sido la ciudad más sufrida y que más había padecido el terror, por lo tanto, la que más derecho tenía a estar indignada (Aplausos); y a pesar, además, de nuestras declaraciones de esta mañana diciendo que no estábamos de acuerdo con el golpe.
Santiago de Cuba se comportó ejemplarmente bien, y creo que será este caso de Santiago de Cuba un motivo de orgullo para el pueblo, para los revolucionarios y para los militares de la Plaza de Santiago de Cuba (Aplausos).
Ya no podrán decir que la Revolución es la anarquía y el desorden. Ocurrió en La Habana por una traición, pero no ocurrió así en Santiago de Cuba, que podemos poner como modelo cuantas veces se trate de acusar a la Revolución de anárquica y desorganizada (Aplausos).
Es conveniente que el pueblo conozca las comunicaciones que intercambiamos el general Cantillo y yo. Si el pueblo no está cansado (Gritos y exclamaciones de: “¡No!”) le puedo leer las mismas.
Después de los acuerdos tomados, cuando nosotros ya habíamos suspendido las operaciones sobre Santiago de Cuba, porque el día 28 ya nuestras tropas estaban muy próximas a la ciudad, y se habían realizado todos los preparativos para el ataque a la Plaza, de acuerdo con la entrevista sostenida, hubimos de realizar una serie de cambios, abandonar las operaciones sobre Santiago de Cuba y encaminar nuestras tropas hacia otros sitios, donde se suponía que el movimiento no estaba asegurado desde el primer instante. Cuando todos nuestros movimientos estaban hechos, la columna preparada para marchar sobre la capital, recibo, unas pocas horas antes, esta nota del general Cantillo que dice textualmente:
“Han variado mucho las circunstancias en sentido favorable a una solución nacional” —en el sentido que él quiere para Cuba. Era extraño, porque después de analizar los factores que se contaban, no podía ser más favorable la circunstancia. Estaba asegurado el triunfo, y esto era una cosa extraña que viniera a decir: “Han variado muy favorablemente las circunstancias”. Las circunstancias de que Batista y Tabernilla estaban de acuerdo, asegurado el golpe. “[…] Que recomiendo no hacer nada en estos momentos y esperar los acontecimientos en las próximas semanas, antes del día 6”.
Desde luego, la tregua prolongada indefinidamente, mientras ellos hacían todos los amarres en La Habana.
Mi respuesta inmediata fue esta:
El contenido de la nota se aparta por completo de los acuerdos tomados, es ambiguo e incomprensible. Y me ha hecho perder la confianza en la seriedad de los acuerdos. Quedan rotas las hostilidades a partir de mañana a las 3:00 p.m., que fue la fecha y hora acordadas para el movimiento.
(Aplausos)
Ocurrió entonces una cosa muy curiosa. Además de la nota, que era muy breve, yo le mando a decir al jefe de la Plaza de Santiago de Cuba con el portador de la misma, que si las hostilidades se rompían porque los acuerdos no se cumplían y nos veíamos obligados a atacar la Plaza de Santiago de Cuba, entonces no habría otra solución que la rendición de la Plaza; que exigiríamos la rendición de la Plaza si las hostilidades se rompían y el ataque se iniciaba por nuestra parte. Pero ocurrió que el portador de la nota no interpreta correctamente mis palabras y le dice al coronel Rego Rubido que yo decía que exigía la rendición de la Plaza como condición para cualquier acuerdo. Él no dijo lo que yo le había afirmado: “Que si se iniciaba el ataque”, pero no que yo le había puesto al general Cantillo como condición que se rindiera la Plaza.
En consecuencia del mensaje, el coronel jefe de la Plaza de Santiago de Cuba me envía una carta muy conceptuosa y muy pundonorosa que voy a leer también. Naturalmente que se sentía ofendido con aquel planteamiento que le habían hecho erróneamente, y dice:
La solución encontrada no es golpe de Estado ni Junta Militar, y, sin embargo, creemos que es la que mejor conviene al doctor Fidel Castro, de acuerdo con sus ideas, y pondría en 48 horas el destino del país en sus manos. No es solución local, sino nacional; y cualquier indiscreción adelantada podría comprometerla o destruirla creando el caos. Queremos que se tenga confianza en nuestra gestión y se tendrá la solución antes del día 6.
En cuanto a Santiago, debido a la nota y a las palabras del mensajero, hay que cambiar el plan y no entrar. Dichas palabras han causado malestar entre el personal “llave” y nunca se entregarían las armas sin pelear. Las armas no se rinden a un aliado y no se entregan sin honor.
Frase muy hermosa del jefe de la Plaza de Santiago de Cuba.
Si no se tiene confianza en nosotros o si se ataca Santiago, se considerarán rotos los acuerdos y se paralizarán las gestiones para la solución ofrecida, desligándonos formalmente de todo compromiso. Esperamos, debido al tiempo necesario para actuar en una u otra forma, que la respuesta llegue a tiempo para ser enviada a La Habana en el viscount de la tarde.
Mi respuesta a esta nota del coronel José Rego Rubido fue la siguiente:
Territorio Libre de Cuba, diciembre 31 de 1958.
Señor coronel.
Un lamentable error se ha producido en la trasmisión a usted de mis palabras. Tal vez se debió a la premura con que respondí a su nota y a lo apurado de la conversación que sostuve con el portador. Yo no le dije que la condición planteada por nosotros en los acuerdos que se tomaron era la rendición de la Plaza de Santiago de Cuba a nuestras fuerzas. Hubiese sido una descortesía con nuestro visitante, y una proposición indigna y ofensiva para los militares que tan fraternalmente se han acercado a nosotros.
La cuestión es otra: se había llegado a un acuerdo y se adoptó un plan entre el líder del movimiento militar y nosotros. Debía comenzar a realizarse el día 31 a las 3:00 p.m. Hasta los detalles se acordaron después de analizar cuidadosamente los problemas que debían afrontarse. Se iniciaría con el levantamiento de la guarnición de Santiago de Cuba, persuadí al general C. [Cantillo] de las ventajas de comenzar por Oriente y no en Columbia, por recelar el pueblo grandemente de cualquier golpe en los cuarteles de la capital de la República, y lo difícil que iba a ser, en ese caso, vincular la ciudadanía al movimiento. Él coincidía plenamente con mis puntos de vista; se preocupaba solo por el orden en la capital y acordamos medidas para conjurar el peligro.
La medida era, precisamente, el avance de la columna nuestra sobre Santiago de Cuba.
Se trataba de una acción unida de los militares, el pueblo y nosotros; un tipo de movimiento revolucionario que desde el primer instante contaría con la confianza de la nación entera. De inmediato, y de acuerdo con lo que se convino, suspendimos las operaciones que se estaban llevando a cabo, y nos dimos a la tarea de realizar nuevos movimientos de fuerzas hacia otros puntos como Holguín, donde la presencia de conocidos esbirros hacía casi segura la resistencia al movimiento militar revolucionario.
Cuando ya todos los preparativos estaban listos por nuestra parte, recibo la nota de ayer, donde se me daba a entender que no se llevaría [a cabo] la acción acordada. Al parecer había otros planes, pero no se me informaba cuáles ni por qué. De hecho ya no era cosa nuestra la cuestión. Teníamos simplemente que esperar. Unilateralmente se cambiaba todo. Se ponía en riesgo a las fuerzas nuestras que, de acuerdo con lo que se contaba, habían sido enviadas a operaciones difíciles; quedábamos sujetos, además, a todos los imponderables. Cualquier riesgo del general C., en sus frecuentes viajes aLa Habana, se convertiría militarmente para nosotros en un desastre. Reconozca usted que todo está muy confuso en este instante, y que Batista es un individuo hábil y taimado, que sabe maniobrar. ¿Cómo puede pedírsenos que renunciemos a todas las ventajas obtenidas en las operaciones de las últimas semanas, para ponernos a esperar pacientemente a que los hechos se produzcan?
Bien aclaré que no podía ser una acción de los militares solos; para eso, realmente, no había que esperar los horrores de dos años de guerra. Cruzarnos de brazos en los momentos decisivos es lo único que no se nos puede pedir a los hombres que no hemos descansado en la lucha contra la opresión desde hace siete años.
Aunque ustedes tengan la intención de entregar el poder a los revolucionarios, no es el poder en sí lo que a nosotros nos interesa, sino que la Revolución cumpla su destino. Me preocupa, incluso, que los militares, por un exceso injustificado de escrúpulos, faciliten la fuga de los grandes culpables, que marcharán al extranjero con sus grandes fortunas, para hacer desde allí todo el daño posible a nuestra patria.
Personalmente puedo añadirle que el poder no me interesa, ni pienso ocuparlo. Velaré solo porque no se frustre el sacrificio de tantos compatriotas, sea cual fuere mi destino posterior. Espero que estas honradas razones, que con todo respeto a su dignidad de militares les expongo, las comprendan. Tengan la seguridad de que no están tratando con un ambicioso ni con un insolente [...].
Párenme los tanques allí, hagan el favor (Gritos y aplausos).
Cuando terminemos nuestras declaraciones y la proclamación del presidente provisional, los tanques le harán honor al poder civil de la República, pasando enfrente de nuestros balcones (Aplausos).
Continúo leyendo la carta del día 31 al señor coronel jefe de la Plaza de Santiago de Cuba.
Personalmente puedo añadirle que el poder no me interesa, ni pienso ocuparlo, velaré solo porque no se frustre el sacrificio de tantos compatriotas, sea cual fuere mi destino posterior. Espero que estas honradas razones, que con todo respeto a su dignidad de militares les expongo, las comprendan. Tengan la seguridad de que no están tratando con un ambicioso ni con un insolente [repite el párrafo anterior a la interrupción].
Siempre he actuado con lealtad y franqueza en todas mis cosas. Nunca se podrá llamar triunfo a lo que se obtenga con doblez y engaño. El lenguaje del honor que ustedes entienden es el único que yo sé hablar.
Nunca se mencionó en la reunión con el general C. la palabra rendición, lo que ayer dije y reitero hoy es que a partir de las 3:00 de la tarde del día 31, fecha y hora acordadas, no podíamos prorrogar la tregua con relación a Santiago de Cuba, porque eso sería perjudicar extraordinariamente a nuestra causa. Nunca una conspiración es segura. Anoche llegó aquí el rumor de que el general C. había sido detenido en La Habana; que varios jóvenes habían aparecido asesinados en el cementerio de Santiago de Cuba. Tuve la sensación de que habíamos perdido el tiempo miserablemente, aunque afortunadamente hoy parece comprobarse que el general C. se encuentra en su puesto, ¿qué necesidad tenemos de correr esos riesgos?
Lo que dije al mensajero en cuanto a rendición, que no fue trasmitido literalmente y pareció motivar las palabras de su nota de hoy, fue lo siguiente: que si se rompían las hostilidades por no cumplirse lo acordado, nos veríamos obligados a atacar la Plaza de Santiago de Cuba, lo que es inevitable, dado que en ese sentido hemos encaminado nuestros esfuerzos en los últimos meses, en cuyo caso, una vez iniciada la operación, exigiríamos la rendición de las fuerzas que la defienden. Esto no quiere decir que pensemos que se rindan sin combatir, porque yo sé que, aun sin razón para combatir, los militares cubanos defienden las posiciones con tozudez y nos han costado muchas vidas. Quise decir solo que después que se haya derramado la sangre de nuestros hombres por la conquista de un objetivo, no podía aceptarse otra solución, ya que aunque nos cueste muy caro, dadas las condiciones actuales de las fuerzas que defienden al régimen, las cuales no podrán prestar apoyo a esa ciudad, esta caería inexorablemente en nuestras manos. Ese ha sido el objetivo básico de todas nuestras operaciones en los últimos meses, y un plan de esa envergadura no puede suspenderse por unas semanas sin graves consecuencias, caso de que el movimiento militar se frustre, perdiéndose, además, el momento oportuno, que es este, cuando la dictadura está sufriendo grandes reveses en las provincias de Oriente y Las Villas.
Se nos pone en el dilema de renunciar a las ventajas de nuestras victorias o atacar, un triunfo seguro a cambio de un triunfo probable. ¿Cree usted que con la nota de ayer, ambigua y lacónica, contentiva de una decisión unilateral, pueda yo incurrir en la responsabilidad de mantener en suspenso los planes?
Como militar que es reconozca que se nos pide un imposible. Ustedes no han dejado un minuto de hacer trincheras; esas trincheras las pueden utilizar contra nosotros un Pedraza, un Pilar García, o un Cañizares, si el general C. es relevado del mando y con él sus hombres de confianza. No se nos puede pedir que permanezcamos ociosos. Vea usted que se nos coloca en una situación absurda. Aunque defiendan con valor sus armas, no nos queda más remedio que atacar, porque nosotros también tenemos obligaciones muy sagradas que cumplir.
Más que aliados, deseo que los militares honorables y nosotros seamos compañeros de una sola causa, que es la de Cuba […].
Deseo, por encima de todo, que usted y sus compañeros no se hagan una idea errónea de mi actitud y de mis sentimientos. He sido extenso para evitar que se confundan o tergiversen los conceptos.
Respecto a la tácita suspensión del fuego en la zona de Santiago de Cuba, para evitar toda duda, ratifico que aunque en cualquier instante antes de que se inicien los combates podemos reanudar las operaciones, a partir de hoy debe quedar advertido que el ataque se va a producir de un momento a otro, y que por ninguna razón volveremos a suspender los planes, ya que todo esto, como son cuestiones que se tramitan en secreto, puede sembrar la confusión en el pueblo y perjudicar la moral de nuestros combatientes.
Atentamente,
Libertad o muerte.
(Aplausos)
El coronel Rego me respondió con una pundonorosa carta que es también digna de aplausos, y que dice así:
Señor:
Recibí su atenta carta fechada en el día de hoy [31 de diciembre de 1958] y créame que le agradezco profundamente la aclaración relativa a la nota anterior, aunque debo confesarle que siempre supuse que se trataba de una mala interpretación, pues a través del tiempo he observado su línea de conducta y estoy convencido de que es usted un hombre de principios.
Yo desconocía los detalles del plan original, pues solamente fui informado de la parte a mí concerniente, como también desconozco algunos pequeños detalles del plan actual. Yo estimo que, en parte, usted tiene razón cuando hace el análisis del plan original, pero creo que demoraría unos días más en llegar a su consumación y nunca podría evitarse que muchos de los culpables —grandes, medianos y chicos— se escaparan.
Soy de los que pienso que es absolutamente necesario dar un ejemplo en Cuba para aquellos que, aprovechando las posiciones del poder (Aplausos) cometen toda clase de hechos punibles, pero, desgraciadamente, la historia está plagada de casos semejantes y rara vez los culpables pueden ser puestos a disposición de las autoridades competentes, porque rara vez las revoluciones se hacen como deben hacerse.
Y por eso se escapan los grandes culpables como se han escapado, desgraciadamente, hoy.
Continúa la carta:
Comprendo perfectamente sus preocupaciones en el presente caso. Yo, menos responsabilizado con la historia, también las tengo.
En cuanto a la actuación unilateral de que me habla, le reitero que no he participado en ello. En ambos casos solo fui informado de la parte que me concernía, estimando que lo ocurrido ha sido que el general C. tornó la idea de lo que usted deseaba de acuerdo con sus normas y principios, actuando en consecuencia.
No tengo motivos para suponer que persona alguna esté tratando de propiciar la fuga de culpables y, personalmente, soy opuesto a tal cosa —decía el coronel Rego Rubido (Aplausos)— pero caso de producirse, la responsabilidad histórica por tales hechos recaería sobre quienes los hicieren posible y nunca sobre los demás.
Creo, sinceramente, que todo habrá de producirse en armonía con sus ideas y que el general está procediendo, inspirado en los mejores deseos para bien de Cuba y de la Revolución que usted acaudilla.
Supe de un joven estudiante muerto que se encontraba en el cementerio, y hoy mismo dispuse que se agotaran los medios investigativos, a fin de determinar quién fue el autor y las circunstancias en que ocurriera el hecho, tal como lo realicé en días pasados, hasta poner a disposición de la autoridad judicial correspondiente a los presuntos responsables.
Finalmente, debo informarle que cursé un despacho al general interesando un avión para hacerle llegar su conceptuosa carta, y no se impaciente, que a lo mejor antes de la fecha fijada como límite máximo está usted en La Habana.
Cuando el general se marchó, le pedí que me dejara el helicóptero con el piloto por si a usted se le ocurría pasear el domingo por la tarde sobre Santiago (Aplausos).
Bueno, doctor, reciba usted el testimonio de mi mejor consideración y el ferviente deseo de un feliz Año Nuevo.
Firmado: Coronel Rego Rubido
(Aplausos)
En este estado estaban las conversaciones cuando, tanto el coronel Rego, jefe de la Plaza de Santiago de Cuba, como yo, fuimos sorprendidos por el golpe de Estado de Columbia que se apartaba por completo de lo acordado. Y lo primero que se hizo, lo más criminal que se hizo, fue dejar escapar a Batista, a Tabernilla y a los grandes culpables (Aplausos). Los dejaron escapar con sus millones de pesos, los dejaron escapar con los 300 ó 400 millones de pesos que se han robado y ¡muy caro nos va a costar eso! Porque ahora van a estar desde Santo Domingo y desde otros países haciendo propaganda contra la Revolución, fraguando todo el daño posible contra nuestra causa. Y durante muchos años los vamos a tener ahí amenazando a nuestro pueblo, manteniéndolo en constante estado de alerta, porque van a pagar y a fraguar conspiraciones contra nosotros. Y todo por la debilidad, por la irresponsabilidad y por la traición de los que promovieron el golpe contrarrevolucionario de la madrugada de hoy.
¿Qué hicimos nosotros? Tan pronto supimos del golpe, nos enteramos por Radio Progreso; y a esa hora, adivinando yo lo que se estaba fraguando, ya estaba haciendo unas declaraciones, cuando me entero de que Batista se había ido para Santo Domingo. Yo pensé: ¿Será un rumor?, ¿será una bola? Y mando a ratificar; cuando oigo la noticia de que, efectivamente, el señor Batista y su camarilla se habían escapado y, lo más bonito es que el general Cantillo decía que ese movimiento se había producido gracias a los patrióticos propósitos del general Batista, ¡los patrióticos propósitos del general Batista!, ¡que renunciaba para ahorrar derramamiento de sangre! ¿Qué les parece? (Gritos).
Hay algo más todavía. Para tener una idea de la clase de golpe que se preparó, basta decir que a Pedraza lo había nombrado miembro de la Junta y se fue (Risas y gritos). Yo creo que no hay que añadir nada más para ver la clase de intenciones que tenían los golpistas. Y no nombraron al presidente Urrutia, que es el presidente proclamado por el Movimiento y por todas las organizaciones revolucionarias (Aplausos). Llamaron a un señor que es el más viejo, nada menos, de todos los magistrados del Tribunal Supremo, que
son bastante viejos todos (Risas); y sobre todo un señor que ha sido presidente, hasta hoy, de un Tribunal Supremo de Justicia, donde no había justicia de ninguna clase.
¿Cuál iba a ser el resultado de todo esto? Pues una revolución a medias, una componenda, una caricatura de revolución. El señor Perico de los Palotes; lo mismo da que se llame de una manera o de otra. Ese señor Piedra, que a estas horas si no ha renunciado que se prepare, que lo vamos a ir a hacer renunciar aLa Habana (Aplausos). Creo que no dura las 24 horas. Va a romper un récord (Risas y aplausos).
Designan a este señor, y muy bonito: Cantillo, héroe nacional, paladín de las libertades cubanas, amo y señor de Cuba, y el señor Piedra allí. Sencillamente habíamos derrocado a un dictador para implantar otro. En todos los órdenes, el movimiento de Columbia era un movimiento contrarrevolucionario, en todos los órdenes se apartaba del propósito del pueblo, en todos los órdenes era sospechoso; e inmediatamente el señor Piedra hizo un llamamiento, dijo que lo iba a hacer para llamar a los rebeldes y una comisión de paz. Y nosotros tan tranquilos, dejábamos los fusiles y lo dejábamos todo, y nos íbamos allá a rendirles pleitesía al señor Piedra y al señor Cantillo.
Era evidente que tanto Cantillo como Piedra estaban en la luna. Estaban en la luna porque creo que el pueblo de Cuba ha aprendido mucho, y los rebeldes hemos aprendido algo.
Esa era la situación esta mañana, que no es la situación de esta noche, porque ha cambiado mucho (Aplausos). Ante este hecho, ante esta traición, dimos órdenes a todos los comandantes rebeldes de continuar las operaciones militares, y de continuar marchando sobre los objetivos; en consecuencia, inmediatamente dimos órdenes a todas las columnas destinadas a la operación de Santiago de Cuba a avanzar sobre la ciudad.
Yo quiero que ustedes sepan que nuestras fuerzas venían muy seriamente decididas a tomar Santiago de Cuba por asalto. Ello hubiera sido muy lamentable, porque hubiese costado mucha sangre, y esta noche de hoy no sería una noche de alegría como esta, y de paz como esta, y de confraternidad como esta (Aplausos).
Debo confesar que si en Santiago de Cuba no se libró una batalla sangrienta se debe, en gran parte, a la patriótica actitud del coronel del Ejército JoséRego Rubido (Aplausos); a los comandantes de las fragatas Máximo Gómez y Maceo, al jefe del Distrito Naval de Santiago de Cuba (Aplausos), y al oficial que desempeñaba el cargo de la jefatura de policía (Aplausos). Todos —y es justo que aquí lo reconozcamos y se lo agradezcamos— contribuyeron a evitar una sangrienta batalla y a convertir el movimiento contrarrevolucionario de esta mañana en el movimiento revolucionario de esta tarde.
A nosotros no nos quedaba otra alternativa que atacar porque no podíamos permitir la consolidación del golpe de Columbia y, por lo tanto, había que atacar sin espera. Y cuando las tropas marchaban ya sobre sus objetivos, el coronel Rego hizo un viaje en el helicóptero para localizarme. Los jefes de las fragatas hicieron contacto con nosotros y se pusieron, incondicionalmente, a las órdenes de la Revolución (Aplausos).
Contándose ya con el apoyo de las dos fragatas, que tienen un altísimo poder de fuego, con el apoyo del Distrito Naval y con el apoyo de la Policía, convoqué entonces a una reunión de todos los oficiales del Ejército de la Plaza de Santiago de Cuba, que son más de 100. Les dije a esos militares, cuando los invité a reunirse conmigo, que yo no tenía la menor preocupación en hablarles, porque sabía que tenía la razón; porque sabía que comprenderían mis argumentos y que de esta reunión se llegaría a un acuerdo.
Y, efectivamente, en horas de la noche, en los primeros momentos de la noche, nos reunimos en El Escandel la casi totalidad de los oficiales del Ejército de Santiago de Cuba, muchos de ellos hombres jóvenes que se les ve ansiosos de luchar por el bien de su país. Reuní a aquellos militares y les hablé de nuestro sentimiento revolucionario, les hablé de nuestro propósito con nuestra patria, les hablé de lo que queríamos para el país, de cuál había sido siempre nuestra conducta con los militares, de todo el daño que le había hecho la tiranía al Ejército y cómo no era justo que se considerase por igual a todos los militares; que los criminales solo eran una minoría insignificante, y que había muchos militares honorables en el Ejército, que yo sé que aborrecían el crimen, el abuso y la injusticia.
No era fácil para los militares desarrollar un tipo determinado de acción; era lógico, que cuando los cargos más elevados del Ejército estaban en manos de los Tabernilla, de los Pilar García, de los parientes y de los incondicionales de Batista, y existía un gran terror en el Ejército; a un oficial aisladamente no se le podía pedir responsabilidad.
Había dos clases de militares —y nosotros los conocemos bien—: los militares como Sosa Blanco, Cañizares, Sánchez Mosquera, Chaviano (Gritos y abucheos), que se caracterizaron por el crimen y el asesinato a mansalva de infelices campesinos. Pero hubo militares que fueron muy honrados en su campaña; hubo militares que jamás asesinaron a nadie, ni quemaron una casa, como fue el comandante Quevedo, que fue nuestro prisionero después de una heroica resistencia en la Batalla de Jigüe, y que hoy sigue siendo comandante del Ejército (Aplausos); el comandante Sierra, y otros muchos militares que jamás quemaron una casa. A esos militares no los ascendían, a los que ascendían era a los criminales, porque Batista siempre se encargó de premiar el crimen. Tenemos el caso, por ejemplo, del coronel Rego Rubido, que no le debe sus grados a la dictadura, sino que ya era coronel cuando se produjo el 10 de Marzo (Aplausos).
El hecho cierto es que recabé el apoyo de la oficialidad del Ejército de Santiago de Cuba, y la oficialidad del Ejército de Santiago de Cuba le brindó su apoyo incondicional a la Revolución Cubana (Aplausos). Reunidos los oficiales de la Marina, de la Policía y del Ejército, se acordó desaprobar el golpe amañado de Columbia y apoyar al Gobierno legal de la República, porque cuenta con la mayoría de nuestro pueblo, que es el doctor Manuel Urrutia Lleó (Aplausos); y apoyar a la Revolución Cubana. Gracias a esa actitud se ahorró mucha sangre, gracias a esa actitud se ha gestado de verdad, en la tarde de hoy, un verdadero movimiento militar revolucionario.
Yo comprendo que en el pueblo hay muchas pasiones justificadas. Yo comprendo las ansias de justicia que hay en nuestro pueblo, y se cumplirá porque habrá justicia (Aplausos). Pero yo le quiero pedir a nuestro pueblo antes de nada, calma. Estamos en instantes en que debemos consolidar el poder antes que nada. ¡Lo primero ahora es consolidar el poder! Después reuniremos una comisión de militares honorables y de oficiales del Ejército Rebelde para tomar todas las medidas que sean aconsejables, para exigir responsabilidad a aquellos que la tengan (Aplausos). ¡Y nadie se opondrá!, porque al Ejército y a las Fuerzas Armadas son a los que más les interesa que la culpa de unos cuantos no la pague todo el cuerpo, y que no sea una vergüenza vestir el uniforme militar (Aplausos); que los culpables sean castigados para que los inocentes no tengan que cargar con el descrédito (Aplausos). ¡Tengan confianza en nosotros!, es lo que le pedimos al pueblo, porque sabemos cumplir con nuestro deber (Aplausos).
En esas circunstancias se realizó en la tarde de hoy un verdadero movimiento revolucionario del pueblo, de los militares y de los rebeldes, en la ciudad de Santiago de Cuba (Aplausos). Es indescriptible el entusiasmo de los militares, y en prueba de confianza les pedí a los oficiales que entraran conmigo en Santiago de Cuba, ¡y aquí están todos los oficiales del Ejército! (Aplausos). ¡Ahí están los tanques a disposición de la Revolución! (Aplausos). ¡Ahí está la artillería a disposición de la Revolución! (Aplausos). ¡Ahí están las fragatas a disposición de la Revolución! (Gritos y aplausos).
Yo no voy a decir que la Revolución tiene el pueblo, eso ni se dice, eso lo sabe todo el mundo. Yo decía que el pueblo, que antes tenía escopeticas, ya tiene artillería, tanques y fragatas; y tiene muchos técnicos capacitados del Ejército que nos van a ayudar a manejarlas, si fuese necesario (Aplausos). ¡Ahora sí que el pueblo está armado! Yo les aseguro que si cuando éramos 12 hombres solamente no perdimos la fe (Aplausos), ahora que tenemos ahí 12 tanques cómo vamos a perder la fe.
Quiero aclarar que en el día de hoy, esta noche, esta madrugada, porque es casi de día, tomará posesión de la presidencia de la República, el ilustre magistrado, doctor Manuel Urrutia Lleó (Aplausos). ¿Cuenta o no cuenta con el apoyo del pueblo el doctor Urrutia? (Aplausos y gritos). Pero quiere decir, que el presidente de la República, el presidente legal, es el que cuenta con el pueblo, que es el doctor Manuel Urrutia Lleó.
¿Quién quiere al señor Piedra para presidente? (Abucheos y gritos de: “¡Nadie!”). Si nadie quiere al señor Piedra para presidente, ¿cómo se nos va a imponer al señor Piedra para presidente? (Abucheos). Si esa es la orden del pueblo de Santiago de Cuba, que es el sentimiento del pueblo de Cuba entera, tan pronto concluya este acto marcharé con las tropas veteranas de la Sierra Maestra, los tanques y la artillería hacia la capital, para que se cumpla la voluntad del pueblo (Aplausos).
Aquí estamos, sencillamente, a las órdenes del pueblo. Lo legal en este momento es el mandato del pueblo. Al presidente lo elige el pueblo y no lo elige un conciliábulo en Columbia, a las 4:00 de la madrugada (Aplausos). El pueblo ha elegido a su presidente y eso quiere decir que desde este instante quedará constituida la máxima autoridad legal de la República (Aplausos). Ninguno de los cargos ni de los grados que se han concedido de acuerdo con la Junta Militar de la madrugada de hoy tienen validez alguna. Todos los nombramientos de cargos dentro del Ejército son nulos —me refiero a todos los nombramientos que se han hecho esta mañana—; quien acepte un cargo designado por la Junta traicionera de esta mañana estará asumiendo una actitud contrarrevolucionaria, llámese como se llame (Aplausos), y, en consecuencia, quedará fuera de la ley.
Tengo la completa seguridad de que mañana todos los mandos militares de la República habrán aceptado las disposiciones del presidente de la República(Aplausos). El presidente procederá de inmediato a designar a los jefes del Ejército, de la Marina y de la Policía (Aplausos) por los altos servicios que ha prestado en esta hora a la Revolución y por haber puesto sus miles de hombres a la disposición de la Revolución. He recomendado para jefe del Ejército al coronel RegoRubido (Aplausos). Igualmente se designará como jefe de la Marina a uno de los dos comandantes de la fragata que primero se sumaron a la Revolución(Aplausos), y le he recomendado al presidente de la República que designe para jefe nacional de la Policía al comandante Efigenio Ameijeiras, que ha perdido tres hermanos (Aplausos), que es uno de los expedicionarios del Granma y uno de los hombres más capacitados del ejército revolucionario (Aplausos). Ameijeiras está en operaciones en Guantánamo, pero mañana él llega aquí (Aplausos).
Yo solo pido tiempo para nosotros y para el poder civil de la República a fin de ir realizando las cosas a gusto del pueblo, pero poco a poco (Aplausos). Solo le pido una cosa al pueblo, y es que tenga calma. (Del público le dicen: “¡Oriente federal, Oriente capital!”). ¡No!, ¡no!, la República unida siempre y por encima de todas las cosas (Aplausos). Lo que hay que pedir es justicia para Oriente (Aplausos). En todo, el tiempo es un factor importante. La Revolución no se podrá hacer en dos días; ahora, tengan la seguridad de que la Revolución la hacemos. Tengan la seguridad de que por primera vez de verdad la República será enteramente libre y el pueblo tendrá lo que merece (Aplausos). El poder no ha sido fruto de la política, ha sido fruto del sacrificio de cientos y de miles de nuestros compañeros. No hay otro compromiso que con el pueblo y con la nación cubana. Llega al poder un hombre sin compromisos con nadie, sino con el pueblo exclusivamente (Aplausos).
El Che Guevara (Aplausos) recibió la orden de avanzar sobre la capital no provisional de la República, y el comandante Camilo Cienfuegos, jefe de la Columna 2 Antonio Maceo (Aplausos) ha recibido la orden de marchar sobre la gran Habana y asumir el mando del campamento militar de Columbia (Aplausos). Se cumplirán, sencillamente, las órdenes del presidente de la República y el mandato de la Revolución (Aplausos).
De los excesos que se hayan cometido en La Habana, no se nos culpe a nosotros. Nosotros no estábamos en La Habana. De los desórdenes ocurridos enLa Habana, cúlpese al general Cantillo y a los golpistas de la madrugada, que creyeron que iban a dominar la situación allí (Aplausos). En Santiago de Cuba, donde se ha hecho una verdadera Revolución, ha habido orden completo. En Santiago de Cuba se han unido el pueblo, los militares y los revolucionarios, y eso es indestructible (Aplausos).
La jefatura del Gobierno, la jefatura del Ejército y la jefatura de la Marina estarán en Santiago de Cuba, y sus órdenes serán de obligatorio cumplimiento a todos los mandos de la República.
Esperamos que todos los militares honorables acaten estas disposiciones, porque el militar, antes que nada, está al servicio de la ley y de la autoridad —no de la autoridad constituida, porque muchas veces está una autoridad mal constituida—, la autoridad legítimamente constituida (Aplausos).
Ningún militar honorable tiene nada que temer de la Revolución. Aquí en esta lucha no hay vencidos, porque solo el pueblo ha sido el vencedor (Aplausos). Ha habido caídos de un lado y de otro, pero todos nos hemos unido para darle el apoyo a la Revolución. Nos hemos dado el abrazo fraternal los militares buenos y los revolucionarios (Aplausos).
No habrá ya más sangre. Espero que ningún núcleo haga resistencia, porque aparte de ser una resistencia inútil y una resistencia que sería aplastada en pocos instantes, sería una resistencia contra la ley y contra la República y contra el sentimiento de la nación cubana (Aplausos).
Ha habido que organizar este movimiento de hoy para que no ocurra otra guerra dentro de seis meses. ¿Qué pasó cuando el machadato? Pues que también un general de Machado dio un golpe y quitó a Machado, y puso a un presidente que duró 15 días; y vinieron los sargentos y dijeron que aquellos oficiales eran responsables de la dictadura de Machado, y que ellos no los respetaban. Creció la efervescencia revolucionaria y expulsaron a los oficiales. Ahora no podrá ocurrir así; ahora estos oficiales tienen el respaldo del pueblo, y tienen el respaldo de la tropa, y tienen el prestigio que les da el haberse sumado a un verdadero movimiento revolucionario (Aplausos).
Estos militares serán respetados y considerados por el pueblo y no habrá que emplear la fuerza, ni habrá que andar con fusiles por la calle, ni metiéndole miedo a nadie porque el verdadero orden, el verdadero orden es el que se basa en la libertad, en el respeto y en la justicia, y no en la fuerza. Desde ahora en adelante el pueblo será enteramente libre y el pueblo sabe comportarse debidamente, como lo ha demostrado hoy (Aplausos).
La paz que nuestra patria necesita se ha logrado. Santiago de Cuba ha pasado a la libertad sin que hubiera que derramar sangre. Por eso hay tanta alegría, y por eso es que los militares que en el día de hoy desoyeron y desaprobaron el golpe de Columbia para sumarse incondicionalmente a la Revolución merecen nuestro reconocimiento, nuestra gratitud y nuestro respeto (Aplausos). Los institutos armados de la República serán en el futuro modelos de instituciones, por su capacidad, por su educación y por su identificación con la causa del pueblo. Porque los fusiles, de ahora en adelante, solo estarán siempre al servicio del pueblo (Aplausos).
No habrá más golpes de Estado, no habrá más guerra, porque por eso nos hemos preocupado, de que no ocurra ahora como cuando Machado. Estos señores, para hacer más parecido el caso de la madrugada de hoy con el caso de la caída de Machado, aquella vez pusieron a un Carlos Manuel, y ahora pusieron a otro Carlos Manuel (Abucheos).
Lo que no habrá esta vez es un Batista (Aplausos), porque no habrá necesidad de un 4 de septiembre, que destruyó la disciplina en las Fuerzas Armadas, porque lo que ocurrió con Batista fue que instauró aquí la indisciplina en el Ejército, porque su política consistía en halagar a los soldados para mantener disminuida la autoridad de los oficiales. Los oficiales tendrán autoridad, habrá disciplina en el Ejército. Habrá un Código Penal Militar, donde los delitos contra los derechos humanos y contra la honradez y la moral que debe tener todo militar, serán castigados debidamente (Aplausos).
No habrá privilegios para nadie. El militar que tenga capacidad y tenga méritos será el que ascienda, y no el pariente, el amigo, como ha existido hasta hoy, que no se han respetado los escalafones.
Para los militares se acabará, como se acabará para los trabajadores, toda esa explotación de contribuciones obligatorias, que en los obreros es la cuota sindical y en los militares es el peso para la primera dama, y los dos pesos para esto, y los dos pesos para lo otro, y les acaban con el sueldo (Aplausos).
Naturalmente, que el pueblo todo lo debe esperar de nosotros, y lo va a recibir. Pero he hablado de los militares para que ellos sepan que también todo lo van a recibir de la Revolución, todas las mejoras que jamás han tenido, porque cuando no se robe el dinero de los presupuestos estarán mucho mejor los militares de lo que están hoy. Y el soldado no ejercerá funciones de policía, el soldado estará en su entrenamiento, en su cuartel; no tendrá que estar ejerciendo funciones de policía.
Nosotros (Gritos de: “¡Microonda!”) de microonda nada (Aplausos), aunque sí quiero aclarar que en este momento los rebeldes andamos con microondas porque las necesitamos (Aplausos), pero las microondas ahora no las tendrán los esbirros, ni nada de eso; nada de asesinos, ni nada de frenazos delante de las casas y la tocadera a medianoche (Gritos y aplausos).
Yo tengo la seguridad de que tan pronto tome posesión y asuma el mando el presidente de la República, decretará el restablecimiento de las garantías y la absoluta libertad de prensa y todos los derechos individuales en el país (Aplausos); y todos los derechos sindicales, y todos los derechos y todas las demandas de nuestros campesinos y de nuestro pueblo en general.
No nos olvidaremos de nuestros campesinos de la Sierra Maestra y de los de Santiago de Cuba (Aplausos). No nos iremos a vivir a La Habana olvidados de todos; donde yo quiero vivir es en la Sierra Maestra (Aplausos). Por lo menos, en la parte que me corresponda, por un sentimiento muy profundo de gratitud, no olvidaré a aquellos campesinos; y tan pronto tenga un momento libre voy a ver dónde vamos a hacer la primera Ciudad Escolar, con cabida para 20 000 niños (Aplausos). Y lo vamos a hacer con la ayuda del pueblo. Los rebeldes van a trabajar allí. Le vamos a pedir a cada ciudadano un saco de cemento y una cabilla (Aplausos y gritos de: “¡Sí, sí!”). Y yo sé que obtendremos la ayuda de nuestra ciudadanía (Aplausos).
No olvidaremos a ninguno de los sectores de nuestro pueblo (del público le dicen: “¡Viva Crescencio Pérez!”). ¡Que viva Crescencio Pérez que perdió a un hijo en los días postreros de la guerra!
La economía del país se restablecerá inmediatamente. Este año nosotros seremos los que cuidaremos la caña, para que no se queme. Porque este año los impuestos del azúcar no servirán para comprar armas homicidas y bombas y aviones para bombardear al pueblo (Aplausos).
Cuidaremos las comunicaciones y ya, desde Jiguaní hasta Palma Soriano, la línea telefónica está restablecida y la vía férrea será restablecida (Aplausos). Y habrá zafra en todo el país y habrá buenos salarios, porque yo sé que ese es el propósito del presidente de la República. Y habrá buenos precios porque, precisamente, el miedo a que no hubiera zafra ha levantado los precios del mercado mundial; y los campesinos podrán sacar su café (Aplausos); y los ganaderos todavía podrán vender sus reses gordas en La Habana, porque afortunadamente el triunfo ha llegado a tiempo, para que no haya ruina de ninguna clase.
No es a mí a quien le corresponde hablar de estas cosas. Ustedes saben que somos hombres de palabra y que lo que prometemos lo cumplimos. Y queremos prometer menos de lo que vamos a cumplir, no más, sino menos de lo que vamos a cumplir, y hacer más de lo que ofrezcamos al pueblo de Cuba (Aplausos).
No creemos que todos los problemas se vayan a resolver fácilmente, sabemos que el camino está preñado de obstáculos, pero nosotros somos hombres de fe, que nos enfrentamos siempre a las grandes dificultades (Aplausos).
Podrá estar seguro el pueblo de una cosa, y es que podemos equivocarnos una y muchas veces, lo único que no podrá decir jamás de nosotros es que robamos, que traicionamos, que hicimos negocios sucios, que usamos el favoritismo, que usamos los privilegios (Aplausos). Y yo sé que el pueblo los errores los perdona, y lo que no perdona son las sinvergüencerías, y los que hemos tenido son sinvergüenzas (Aplausos).
Al asumir como presidente el magistrado, doctor Manuel Urrutia Lleó, a partir de ese instante, cuando jure ante el pueblo la presidencia de la República, él será la máxima autoridad de nuestro país (Aplausos). Nadie piense que yo pretenda ejercer facultades aquí por encima de la autoridad del presidente de la República, yo seré el primer acatador de las órdenes del poder civil de la República, y el primero en dar el ejemplo (Aplausos). Cumpliremos sencillamente sus órdenes, y, dentro de las atribuciones que nos conceda, trataremos de hacer lo más posible por nuestro pueblo, sin ambiciones, porque afortunadamente estamos inmunes a las ambiciones y a las vanidades. ¡Qué mayor gloria que el cariño de nuestro pueblo! ¡Qué mayor premio que esos millares de brazos que se agitan llenos de esperanza, de fe y de cariño hacia nosotros! (Aplausos).
Nunca nos dejaremos arrastrar por la vanidad ni por la ambición, porque como dijo nuestro Apóstol: “Toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz”, y no hay satisfacción ni premio más grande que cumplir con el deber como lo hemos estado haciendo hasta hoy, y como lo haremos siempre. Y en esto no hablo en mi nombre, hablo en nombre de los miles y miles de combatientes que han hecho posible la victoria del pueblo (Aplausos).
Hablo del profundo sentimiento de respeto y de devoción hacia nuestros muertos, que no serán olvidados. Los caídos tendrán en nosotros los más fieles compañeros. Esta vez no se podrá decir, como otras, que se ha traicionado la memoria de los muertos, porque los muertos seguirán mandando. Físicamente no están aquí Frank País, Josué País, Pepito Tey ni tantos otros, pero están moralmente, están espiritualmente; y solo la satisfacción de saber que el sacrificio no ha sido vano, compensa el inmenso vacío que dejaron en el camino (Aplausos). Sus tumbas seguirán teniendo flores frescas. Sus hijos no serán olvidados, porque los familiares de los caídos serán ayudados (Aplausos).
Los rebeldes no cobraremos sueldo por los años que hemos estado luchando. Y nos sentimos orgullosos de no cobrar sueldos por los servicios que le hemos prestado a la Revolución; en cambio, es posible que sigamos cumpliendo nuestras obligaciones sin cobrar sueldos, porque si no hay dinero, ¡no importa!, lo que hay es voluntad, y hacemos lo que sea necesario (Aplausos).
Pero también quiero aquí repetir lo que dije en La historia me absolverá, y es que también velaremos porque no les falten el sustento, ni la asistencia, ni la educación a los hijos de los militares que han caído luchando contra nosotros, porque ellos no tienen culpa de los horrores de la tiranía (Aplausos). Y seremos generosos con todos porque, repito, que aquí no ha habido vencidos sino vencedores. Serán castigados solo los criminales de guerra, porque ese es un deber ineludible con la justicia (Aplausos). Y ese deber puede tener la seguridad el pueblo de que lo cumpliremos. Y cuando haya justicia, no habrá venganza. Para que el día de mañana no haya atentados contra nadie tiene que haber justicia hoy. Como habrá justicia no habrá venganza ni habrá odio. El odio lo desterraremos dela República, como una sombra maldita que nos dejó la ambición y la opresión (Aplausos).
Triste es que se hayan escapado los grandes culpables. No faltan miles de hombres que quieran perseguirlos, pero nosotros tenemos que respetar las leyes de otros países. A nosotros nos sería fácil porque voluntarios tenemos de sobra para ir a perseguir a esos delincuentes, y hombres que estén dispuestos a jugarse la vida. Pero no queremos aparecer como un pueblo que viole las leyes de los demás pueblos; las respetaremos mientras se respeten las nuestras. Pero sí advierto que si en Santo Domingo se ponen a conspirar contra la Revolución (Gritos de: “¡Trujillo!”). Sí, Trujillo. Yo había pensado, en alguna ocasión, que Trujillo nos había hecho daño vendiéndole armas a Batista, y el daño que le hizo no fue porque vendiera armas, sino porque vendiera armas tan malas que cuando cayeron en nuestras manos no servían para nada (Risas y aplausos). Sin embargo, vendió bombas, y con las bombas fueron asesinados muchos campesinos. No dan ni deseos de devolverle las carabinas porque no sirven, sino de devolverle algo mejor.
Es lógico, en primer término, que los perseguidos políticos de Santo Domingo tendrán aquí su mejor casa y su mejor asilo. Y los perseguidos políticos de todas las dictaduras tendrán aquí su mejor casa y la mayor comprensión, porque nosotros hemos sido perseguidos políticos.
Si Santo Domingo se convierte en arsenal de la contrarrevolución, si Santo Domingo se convierte en base de conspiraciones contra la Revolución Cubana, si esos señores se dedican desde allá a hacer conspiraciones, más vale que se vayan pronto de Santo Domingo, porque allí no van a estar tampoco muy seguros (Aplausos). Y no seremos nosotros, que nosotros no tenemos que meternos en los problemas de Santo Domingo, es que los dominicanos han aprendido el ejemplo de Cuba, y las cosas se van a poner por allí muy serias (Aplausos). Los dominicanos han aprendido que es posible pelear contra la tiranía y derrotarla, y ese ejemplo es lo que más temían precisamente los dictadores, el ejemplo alentador para América que acaba de producirse en nuestra patria (Aplausos).
Vela por el curso y el destino de esta Revolución la América entera. Toda ella tiene sus ojos puestos en nosotros. Toda ella nos acompaña con sus mejores deseos de triunfo. Toda ella nos respaldará en nuestros momentos difíciles. Esta alegría de hoy no solo es en Cuba, sino en América entera. Como nosotros nos hemos alegrado cuando ha caído un dictador en la América Latina, ellos también se alegran hoy por los cubanos.
Debo concluir, aunque sea enorme el cúmulo de sentimientos y de ideas que con el desorden, el bullicio y la emoción de hoy acuden a nuestra mente. Decía —y quedó sin concluir aquella idea— que habría justicia, y que era lamentable que hubiesen escapado los grandes culpables, por culpa de quienes ya sabemos, porque el pueblo sabe quién tiene la culpa de que se hayan escapado; y que vinieran a dejar aquí, no voy a decir a los más infelices, pero sí a los más torpes, a los que no tenían dinero, a los hombres de fila que obedecieron las órdenes de los grandes culpables. Dejaron escapar a los grandes culpables para que el pueblo saciase su ira y su indignación con los que tienen menos responsabilidad. Aunque está bien que se les castigue ejemplarmente, para que aprendan.
Siempre pasa lo mismo, el pueblo les advierte que los grandes se van y ellos se quedan, y sin embargo, siempre pasa lo mismo, los grandes se van y ellos se quedan, pues que se castiguen también (Aplausos). Si los grandes se van tendrán también su castigo. Duro, muy duro es tener que vivir alejado de la patria por toda la vida, porque, cuando menos, serán condenados al ostracismo por toda la vida los criminales y los ladrones que han huido precipitadamente.
¡Quién viera por un agujero —como dice el pueblo— al señor Batista en estos momentos! ¡Al guapo, al hombre soberbio que no pronunciaba un solo discurso si no era para llamar cobardes, y miserables y bandidos a todos los demás! Aquí ni siquiera se ha llamado bandido a nadie, aquí no reina ni se respira el odio, la soberbia ni el desprecio, como en aquellos discursos de la dictadura. Aquel hombre que dice que cuando entró en Columbia llevaba una bala en la pistola (Gritos), se marchó en horas de la madrugada en un avión, con una bala en la pistola (Gritos). Quedó demostrado que los dictadores no son tan temibles ni tan suicidas, y que cuando llega la hora en que están perdidos huyen cobardemente. Lo lamentable realmente es que haya escapado cuando pudiera haber sido hecho prisionero, y si hacemos prisionero a Batista le hubiéramos quitado los 200 millones de pesos que se robó (Aplausos). ¡Reclamaremos el dinero téngalo donde lo tenga! (Aplausos) porque no son delincuentes políticos, sino delincuentes comunes. Y vamos a ver los que aparezcan en las embajadas, si es que el señor Cantillo no les ha dado ya salvoconducto. Vamos a distinguir entre los delincuentes políticos y los delincuentes comunes. Asilo para los delincuentes políticos, nada para los delincuentes comunes. Tienen que ir ante los tribunales y demostrar que son delincuentes políticos, y si se demuestra que son delincuentes comunes, que los entreguen a las autoridades (Gritos de: “¡Mujal, Mujal!”). Y Mujal, a pesar de lo grande y lo gordo que es, no se sabe dónde está en este momento (Gritos). Nadie tiene noticias. ¡Cómo han huido! ¡Yo no me explico cómo ustedes se acuerdan todavía de esos infelices! (Risas). Por fin el pueblo se libró de toda esa canalla.
Ahora hablará el que quiera, bien o mal, pero hablará el que quiera. No es como ocurría aquí, que hablaban ellos solos y hablaban mal (Gritos). Habrá libertad absoluta porque para eso se ha hecho la Revolución; libertad incluso para nuestros enemigos; libertad para que nos critiquen y nos ataquen a nosotros; que siempre será un placer saber que nos combaten con la libertad que hemos ayudado a conquistar para todos (Aplausos). Nunca nos ofenderemos, siempre nos defenderemos y seguiremos solo una norma: la norma del respeto al derecho y a los pensamientos de los demás.
Esos nombres que se han mencionado aquí, esa gente, Dios sabe en qué embajada, en qué playa, en qué barco, adónde han ido a parar. Bástenos saber que nos hemos librado de ellos, y que si tienen alguna casita, alguna finquita, o alguna vaquita por ahí; la tendremos sencillamente que confiscar.
Porque debo advertir que los funcionarios de la tiranía, los representantes, los senadores, los alcaldes, los que no han robado particularmente, pero que han cobrado los sueldos, tendrán que devolver hasta el último centavo de lo que han cobrado en estos cuatro años, porque han cobrado ilegalmente y tendrán que devolverle a la República el dinero que han cobrado todos esos senadores, y todos esos representantes; y si no lo devuelven, les confiscaremos las propiedades que tengan.
Esto, aparte de lo que se hayan robado, porque el que haya robado, a ese no le quedará nada del producto del robo, porque esa es la primera ley de la Revolución. No es justo que se mande a prisión a un hombre que se robó una gallina, o un guanajo, y que los que se roban millones de pesos estén encantados de la vida por ahí. ¡Que se anden con cuidado! (Aplausos). Y que anden con cuidado los ladrones de hoy y de ayer. Que anden con cuidado porque la ley revolucionaria puede caer sobre los hombros de todos los culpables de todos los tiempos, porque la Revolución llega al triunfo sin compromisos con nadie en absoluto, sino con el pueblo, que es al único al que debe su victoria (Aplausos).
Voy a terminar (Gritos de: “¡No!”). Voy a terminar por hoy (Gritos de: “¡No!”). Bueno, recuerden que tengo que marchar inmediatamente, es mi obligación, y ustedes llevan muchas horas parados (Gritos de: “¡No, no!”).
Veo tantas banderas blancas, rojas y negras en los vestidos de nuestras compañeras, que realmente se nos hace duro abandonar esta tribuna, donde hemos experimentado, todos los que estamos aquí presentes, la más grande emoción de nuestras vidas (Gritos y aplausos).
No podemos menos que recordar a Santiago de Cuba con entrañable cariño. Las veces que nos reunimos aquí, un mitin allá en la Alameda, un mitin acá en una avenida (Gritos de: “¡Trocha!”). En Trocha, donde dije un día que si nos arrebataban los derechos por la fuerza cambiaríamos las escobas por los fusiles, y culparon a Luis Orlando de aquellas declaraciones, yo me callé la boca. En el periódico salió que era Luis Orlando el que las había hecho, y era yo el que las había hecho; pero no estaba muy seguro de si estaban bien hechas, porque en aquella época no había… (Risas). Y resultó que tuvimos que cambiarlo todo: los estudiantes, sus libros y sus lápices por los fusiles; los campesinos, sus aperos de labranza por el fusil, y todos tuvimos que cambiarlo todo por el fusil. Afortunadamente, la tarea de los fusiles ha cesado. Los fusiles se guardarán donde estén al alcance de los hombres que tendrán el deber de defender nuestra soberanía y nuestros derechos.
Pero, cuando nuestro pueblo se vea amenazado, no pelearán solo los 30 000 ó 40 000 miembros de las Fuerzas Armadas, sino pelearán los 300 000, 400 000 ó 500 000 cubanos, hombres y mujeres que aquí pueden coger las armas (Gritos y aplausos). Habrá armas necesarias para que aquí se arme todo el que quiera combatir cuando llegue la hora de defender nuestra independencia (Aplausos). Porque está demostrado que no solo pelean los hombres, sino pelean las mujeres también en Cuba (Aplausos), y la mejor prueba es el pelotón Mariana Grajales, que tanto se distinguió en numerosos combates (Aplausos). Y las mujeres son tan excelentes soldados como nuestros mejores soldados hombres (Aplausos).
Yo quería demostrar que las mujeres podían ser buenos soldados. Al principio la idea me costó mucho trabajo, porque existían muchos prejuicios. Había hombres que decían que cómo mientras hubiera un hombre con una escopeta se le iba a dar un fusil a una mujer. ¿Y por qué no?
Yo quería demostrar que las mujeres podían ser tan buenos soldados, y que existían muchos prejuicios con relación a la mujer, y que la mujer es un sector de nuestro país que necesita también ser redimido, porque es víctima de la discriminación en el trabajo y en otros muchos aspectos de la vida (Aplausos).
Organizamos las unidades de mujeres, que demostraron que las mujeres pueden pelear. Y cuando en un pueblo pelean los hombres y pueden pelear las mujeres, ese pueblo es invencible.
Mantendremos organizadas las milicias o la reserva de combatientes femeninas, y las mantendremos entrenadas, todos los voluntarios. Y estas jóvenes que hoy veo con los vestidos negro y rojo, del 26 de Julio, yo aspiro a que aprendan también a manejar las armas (Aplausos).
Y esta Revolución, compatriotas, que se ha hecho con tanto sacrificio, ¡nuestra Revolución!, ¡la Revolución del pueblo es ya hermosa e indestructible realidad! ¡Cuánto motivo de fundado orgullo! ¡Cuánto motivo de sincera alegría y esperanza para todo nuestro pueblo! Yo sé que no es aquí solo en Santiago de Cuba, es desde la punta de Maisí hasta el cabo de San Antonio.
Ardo en esperanzas de ver al pueblo a lo largo de nuestro recorrido hacia la capital, porque sé que es la misma esperanza, la misma fe de un pueblo entero que se ha levantado, que soportó paciente todos los sacrificios, que no le importó el hambre; que cuando dimos permiso tres días para que se restablecieran las comunicaciones, para que no pasara hambre, todo el mundo protestó (Aplausos). Es verdad, porque lo que querían era lograr la victoria costara lo que costara. Y este pueblo bien merece todo un destino mejor, bien merece alcanzar la felicidad que no ha logrado en sus 50 años de República; bien merece convertirse en uno de los primeros pueblos del mundo, por su inteligencia, por su valor, por su espíritu (Aplausos).
Nadie puede pensar que hablo demagógicamente, nadie puede pensar que quiero halagar al pueblo. He demostrado suficientemente mi fe en el pueblo, porque cuando vine con 82 hombres a las playas de Cuba, y la gente decía que nosotros estábamos locos y nos preguntaban que por qué pensábamos ganar la guerra, yo dije: “porque tenemos al pueblo” (Aplausos).
Y cuando fuimos derrotados la primera vez, y quedamos un puñado de hombres, y persistimos en la lucha, sabíamos que esta sería una realidad, porque creíamos en el pueblo. Cuando nos dispersaron cinco veces en el término de 45 días, y nos volvimos a reunir y reanudar la lucha, era porque teníamos fe en el pueblo; y hoy es la más palpable demostración de que aquella fe era fundamentada (Aplausos).
Tengo la satisfacción de haber creído profundamente en el pueblo de Cuba y de haberles inculcado esa fe a mis compañeros. Esa fe, que más que una fe es una seguridad completa en todos nuestros hombres. Y esa misma fe que nosotros tenemos en ustedes es la fe que nosotros queremos que ustedes tengan en nosotros siempre (Aplausos).
La República no fue libre en el 95 y el sueño de los mambises se frustró a última hora. La Revolución no se realizó en el 33 y fue frustrada por los enemigos de ella. Esta vez la Revolución tiene al pueblo entero, tiene a todos los revolucionarios, tiene a los militares honorables. ¡Es tan grande y tan incontenible su fuerza, que esta vez el triunfo está asegurado!
Podemos decir con júbilo que en los cuatro siglos de fundada nuestra nación, por primera vez seremos enteramente libres (Aplausos), y la obra de los mambises se cumplirá (Aplausos).
Hace breves días, el 24 de diciembre, me fue imposible resistir la tentación de ir a visitar a mi madre, la que no veía desde hacía varios años. Cuando regresaba por el camino que cruza a través de los Mangos de Baraguá, en horas de la noche, un sentimiento de profunda devoción a los que viajábamos en aquel vehículo, nos hizo detener allí, en aquel lugar donde se levanta el monumento que conmemora la Protesta de Baraguá y el inicio de la Invasión. En aquella hora, la presencia en aquellos sitios, el pensamiento de aquellas proezas de nuestras guerras de independencia, la idea de que aquellos hombres hubiesen luchado durante 30 años para no ver logrados sus sueños, para que la República se frustrara, y el presentimiento de que muy pronto la Revolución que ellos soñaron, la patria que ellos soñaron sería realidad, nos hizo experimentar una de las sensaciones más emocionantes que puedan concebirse.
Veía revivir aquellos hombres con sus sacrificios, con aquellos sacrificios que nosotros hemos conocido también de cerca. Pensaba en sus sueños y sus ilusiones, que eran los sueños y las ilusiones nuestras, y pensé que esta generación cubana ha de rendir, y ha rendido ya, el más fervoroso tributo de reconocimiento y de lealtad a los héroes de nuestra independencia.
Los hombres que cayeron en nuestras tres guerras de independencia juntan hoy su esfuerzo con los hombres que han caído en esta guerra; y a todos nuestros muertos en las luchas por la libertad podemos decirles que por fin ha llegado la hora en que sus sueños se cumplan.
Ha llegado la hora de que al fin ustedes, nuestro pueblo, nuestro pueblo bueno y noble, nuestro pueblo que es todo entusiasmo y fe; nuestro pueblo que quiere de gratis, que confía de gratis, que premia a los hombres con cariño más allá de todo merecimiento, tendrá lo que necesita (Aplausos). Y solo aquí me resta decirles, con modestia, con sinceridad, con profunda emoción, que aquí en nosotros, en sus combatientes revolucionarios, tendrán siempre servidores leales, que solo tendrán por divisa servirles (Aplausos).
Hoy, al tomar posesión de la presidencia de la República el doctor Manuel Urrutia Lleó, el magistrado que dijo que la Revolución era justa (Aplausos), pongo en sus manos las facultades legales que he estado ejerciendo como máxima autoridad dentro del territorio liberado, que ya es hoy toda la patria; asumiré, sencillamente, las funciones que él me asigne. En sus manos queda toda la autoridad de la República (Aplausos).
Nuestras armas se inclinan respetuosas ante el poder civil en la República civilista de Cuba (Aplausos). No tengo que decirle que esperamos que cumpla con su deber, porque sencillamente estamos seguros de que sabrá cumplirlo. Al presidente provisional de la República de Cuba cedo mi autoridad; y le cedo en el uso de la palabra al pueblo. Muchas gracias.
(Ovación)
Primero de Enero del 2014:
A 55 años del triunfo de la Revolución Cubana
La Batalla de Girón (Segunda parte) (+ Fotos y PDF)
26 mayo 2011 - Cubadebate
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Reflexiones de Fidel, por Fidel Castro Ruz
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Es difícil escribir sobre los acontecimientos históricos cuando muchos de los protagonistas principales han fallecido o no están en condiciones de testimoniar sobre los hechos.
Es notable, sin embargo, el número de compañeros que siendo muy jóvenes cuando la Batalla de Girón -y que continuaron después prestando valiosos servicios en las Fuerzas Armadas Revolucionarias como soldados u oficiales, en misiones patrióticas o internacionalistas-, todavía recuerdan y describen con lucidez su participación en las acciones, que no estaba recogida en apuntes, testimonios o libros.
En la búsqueda de datos precisos me vi obligado a revisar documentos, memorias, libros; a conversar con diversos compañeros que enriquecieron mis recuerdos e incluso aportaron detalles y hechos sobre los cuales no tenía noticias; pero sobre todo, tuve una gran seguridad sobre lo que hice o no hice; lo que dije y no dije.
De este modo, iré incluyendo hechos en esta narración que no constaban en papel o documento alguno de los que se atesoran con esmero en la Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado, donde el incansable historiador, Pedro Álvarez Tabío, recopiló, registró, investigó y conservó hasta su muerte el 13 de junio de 2009.
Como los lectores de la primera parte de esta Reflexión recordarán, yo conté las medidas adoptadas hasta las 10:00 horas del día 17 después del desembarco. En ese momento se interrumpe el relato de las instrucciones que iba emitiendo desde el Punto Uno, para proseguirlo a las 13:02 horas -con la transcripción de mi llamada telefónica al compañero Raúl en la provincia de Oriente-, pues no disponía de las impartidas entre esas dos horas, y ni siquiera estaba seguro de que se hubieran conservado.
La situación en la mañana temprana del 17 de abril era demasiado tensa tras los bombardeos traicioneros de nuestras bases aéreas el día 15, y el desembarco por Girón 48 horas después.
Solicité a la Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado un esfuerzo especial en la búsqueda de informaciones sobre esas tres horas. Hurgando entre cientos de papeles, el coronel Suárez y su equipo lograron reunir las noticias que requería sobre esas horas, así como fotos de documentos escritos a mano, y me las enviaron. Puedo por ello incluir en esta segunda parte de la Reflexión referencias a ese importantísimo momento.
Comenzaré incluyendo el mensaje a Fernández en el central Australia que, en aras de la brevedad, no utilicé en la primera parte de la Reflexión.
“09:55 hrs. A Fernández. Australia. Fernández, les hundieron un barco y otro se lo dejamos ardiendo, y les hemos jodido un avión también. ¿El chorro está ahí? Sí. ¿No están volando ellos ahora? Sí. A ver, dime. Los chorros yo te los voy a mandar… a menos que se haya equivocado, tienen que estar volando ahí. Te voy a asegurar la protección, hasta que tú tengas asegurado Pálpite. Ve a la carretera y aférrate en Pálpite, eso es muy importante. Entonces, te voy a mantener la protección aérea todo el tiempo que necesites allí. Voy a volver a repetir, no sea que el avión se haya equivocado. Bien.”
Repito el ya publicado cinco minutos después para que se pueda entender mejor lo que ocurría a las 10:00 horas:
“10:00 hrs. A Curbelo. FAR. Curbelo: Fernández no me ha informado. Tú tienes que explicarle bien al piloto que es la carretera que va del central Australia a Playa Larga, que es donde tienen que prestar protección los chorros, pero no tienen que llegar hasta Playa Larga, sino hasta Pálpite. Cuando uno regrese, que el otro salga, debes explicárselo bien: protección aérea a eso. Sí, más o menos, para la tropa nuestra que va a avanzar por ahí. Australia a Playa Larga, ¿hasta Cayo Ramona? ¿Qué? Sí. Bien, mantener la protección sobre la carretera, que es importante, y mantener el ataque sobre los barcos. Y, siempre alertas, porque ellos mañana van a tratar de joder ahí. Mantener la protección sobre la carretera todo el tiempo que sea necesario. Yo te aviso. Bien, muy bien.”
Viene a continuación un grupo de noticias sueltas que evidentemente no eran instrucciones tomadas por taquigrafía. Son comunicaciones que se refieren a datos y temas que transcribo tal y como los recibí, sin añadir ni quitar detalles, haciendo las observaciones pertinentes, cuando son confusos o carecen de sentido. Este lapso se produce entre las 10:05 y las 12:35 horas en que se restablece el lenguaje familiar e inteligible.
“10:05 Hrs. Int. Curbelo a Del Valle para informarle de si se autoriza aviones de guerra norteamericanos procedentes de Miami, pueden aterrizar en el aeropuerto de Guantánamo, informando Fidel que eso no puede ser.
“10:05 Hrs. Int. Fidel a Quiko que por donde van los tanques que se dirigen a Matanzas.
“10:11 Hrs. Interesa Fidel averiguar bien dentro un intmr. Si es cierto que van a desembarcar.
“10:12 Hrs. Informa Curbelo a Fidel que el Sea Fury nuestro que, hubo de derribar un cuatrimotor B-29, enemigo, en Bahía de Cochinos. (Es indiscutible que se trataba de un B-26. A esa hora no se conocía todavía bien el tipo de avión que usaba el enemigo).
“10:14 Hrs. Interesa un norteamericano nombrado Campbell que desea hablar con un alto funcionario del gobierno. Informándole que era imposible.
“10:15 Hrs. Interesa Fidel le pongan un radio para escuchar algunas noticias de interés.
“10:22 Hrs. Informa Acevedo que la Fuerza de Combate de Cojímar está lista.
“10:23 Hrs. Ordena el Cmdte. Fidel de que las Columnas y Escuadras de Combate se dirijan a Matanzas, a la Escuela de Milicias de ese lugar.
“10:21 Hrs. Informa Curbelo al Cmdte. Fidel de que en la Base consultaban que si podía pasar por el territorio aviones de guerra, procedentes de Miami. Informando el Cmdte. Fidel, que sí podían pasar por la línea normal, pero no por encima de nuestro territorio. Informó además Curbelo, de que hay tres barcos fuera de combate entre ellos, uno cargado de camiones y otras cosas, así como también fue derribado un cuatrimotor B-29.
“10:40 Hrs. Ordena el Cmdte. Fidel, mandar otra batería de Matanzas para Covadonga.
“10:45 Hrs. Ordena el Cmdte. Fidel de que la tropa siga avanzando protegido con el A chorro, que se mande un Batallón para Soplillar y otro para Australia.
“10:48 Hrs. Informa las FAR de que si Sea Fury nuestro, hubo de derribar a dos B-26 enemigos.
“10:53 Hrs. Informan desde el frente de Opnes. de que acaba de llegar a Pálpite, nuestra Fuerzas. El Cmdte. Fidel imparte órdenes de que sigan avanzando a Soplillar. Ya se encuentra en los frentes el Batallón de Matanzas. Ordena el Cmdte. Fidel, de que a los prisioneros no los maten, llevarlo para Australia. Procurar tener poco tránsito en la carretera. Serán cuidados por aviones nuestros. (Se refiere a los camiones que transporten combatientes)
“10:57 Hrs. Ordena el Cmdte. Fidel de que los chorros protejan a las Fuerzas que avanzan sobre Soplillar rumbo a la Playa. (Soplillar, es un caserío situado al sureste de la carretera que conduce, a través del bosque, rumbo al mar)
“11:18 Hrs. Comunica el Cmdte. Fidel al Cmdte. Puertas que informe al Cmdte. Olivera que vire para atrás inmediatamente la compañía de bazucas. Los obuses que esperen en Jagüey, los obuses pueden ir con Olivera. Los tanques deben quedarse ahí, las bazucas con Fernández, y el Batallón 113 que sea alcanzado donde sea, y las bazucas se las lleven, para Covadonga, debe ir la Bat. 285 y 113, estos deben estar con bazucas.
“11:25 Hrs. Ordena el Cmdte. Puerta una batería de bazuca, ordena salir una Co. de bazuca, urgentemente hacia Jovellanos.
“11:27 Hrs. Ordena el Cmdte. Fidel Castro al Cmdte. Puerta, que revoque la orden anterior y deje que sigan las dos (de obuses) a toda velocidad y las otras cuatro y otra de 120 que alcance a Fernández, y la otra con Filiberto.
“11:30 Hrs. Llama Teruel al Cmdte. Fidel, informa de que la Co. y Bat. de cañones habían pasado rumbo a Covadonga, así como una Bat. anti-aérea y cuatro Bat. de Obuses en Jovellanos, los cuales van a defender a Jagüey, el armamento. Bat. 85 para Fernández.
“11:38 Hrs. Ordena el Cmdte. Fidel al Cmdte Puerta de que para Filiberto la 15.85, así como dos Bat. Art. Para Fernández como el Pelotón 4, si llega el 230 se le manda a Fernández para Jovellanos, en esa dirección va el 180 y otro más, así como más tarde irán 4 más para Jagüey, la Bat. 1 y 11 van para Jagüey, 6-19-22 van para Matanzas.
“11:40 Hrs. Informó las FAR que resultados de las últimas Opnes. se encuentran protegiendo a la avanzada.
“11:48 Hrs. De orden del Cmdte. Fidel a Almeida, qué noticias hay de Covadonga, y van a avanzar por Yaguaramas, llevando morteros, Anti-Aéreo, y Bazucas, y Filiberto va hacia Covadonga con el Bon. de Bazucas y más atrás una compañía de mortero 185.
“11:51 Hrs. Informa el Cmdte. Fidel a Covadonga de que por Yaguaramas se dirige una Co. con morteros y Bazoocas. Además, Filiberto más atrás, con más Bazoocas y morteros con el objeto de llegar en el día de hoy hasta la bajada.
“12:00 Hrs. Capt. Herandez (debe ser Fernández) informó al Cmdte. Fidel mandar rápidamente que alcancen a Olivera, llegaron cañones antiaéreos que se moverán por la noche, actualmente se encuentran en Pálpite. Tiene completa protección por los aviones, por la noche se van a buscar cañones y tanques. Cualquier enemigo abrir fuego. Actualmente hay un B-26 enemigo sobre Australia.”
(El mensaje está confuso, excepto la idea de que artillería y tanques deben esperar la noche).
“12:07 Hrs. Informa FAR. A chorro enemigo listo en estos momentos. (Debe ser chorro amigo y no enemigo)
“12:11 Hrs. Informes al Cmdte. Fidel dice lo siguiente: – de que se encuentra en Pálpite, el Cmdte. Fidel sugiere usar la artillería de noche y con mortero y si puede montar los morteros 120 hacia Soplillar y Pálpite, actualmente no combaten se encuentran en barcos. (Tal vez se refería a enemigos). Un paracaidista, un herido, que se dio a la fuga. Que ocupen posiciones hacia Soplillar y Playa. El a chorro actualmente se encuentra detrás de un B-26 enemigo, es muy importante coger posición. En Pálpite, y Tomar la Playa al paracaidista muerto tiene nombre norteamericano. (Está escrito de esa forma confusa y no se vuelve a tratar la errónea y disparatada idea a esa hora)
“12:20 Hrs. Informó el Cmdte. Raúl de que se están concentrando para Ote. grupos contrarrevolucionarios, hubo de decirles Fidel que tomaran precauciones.
“12:35 p.m.- A PUERTA- Matanzas.- Manda aviso a los morteros, que tienen que llegar hasta Fernández. La 2 es la primera, debes mandársela a Fernández. Si no es la 2, sino otra, se la mandas igual. La 2, la 9 y la 13, la que sea, la que esté allí, para Fernández, rápido. Las otras dos, que son la 9 y 13, o las que sean, llévalas para allá. ¿Con la 15? Para Covadonga. Sí, todo completo allá. Así que manda rápido esa para Fernández, y las otras dos las acumulas ahí. Oye, los tanques distribúyelos por ahí, ocultos, en espera de órdenes.
“12:37 p.m.- A FERNÁNDEZ- Australia.- ¿Qué otras noticias hay? Sí, el águila imperialista. Bien, ¿qué otras noticias hay? ¿Y están avanzando hacia Soplillar también? Sí. Vigila, tengan cuidado con las emboscadas. Bien, ¡muy bien! Óyeme, ¿los antitanques te llegaron? Bueno, sí. Ya la batería de morteros pasó por Matanzas. Yo creo que a las tres de la tarde la tendrás ahí. ¿Ya? ¿Dos compañías? ¿Con morteros, con morteros? Bueno, hace falta el 120, si hay resistencia. ¿Cuál? Bueno, hay que tener cuidado. Tan pronto lleguen los morteros, los emplazas lo mismo hacia la playa que hacia Soplillar; ahí mismo, que después van más baterías. Vamos a ver si al amanecer ya tenemos tomado aquello. Bueno, hasta luego.
“12:42 p.m.- A CURBELO- FAR.- Que los observen, a ver hacia donde van. Sí, pero cuando lleguen ya no están. Métele un bombardeo a Playa Girón. ¿No hay enemigos?, ¿limpio? ¿Ni hombres tampoco, hombres tampoco? ¿Ni camiones moviéndose? Bueno, que metan una limpieza entre Playa Larga, Cienfuegos y Girón, todo lo que se vea. Y sigan protegiendo el avance. Sí, esperen más informes, porque van a llegar tarde. Sigan protegiendo el avance.
“12:45 p.m.- A FERNÁNDEZ- AUSTRALIA.- ¿Ya llegó el refuerzo, qué noticias tienen del refuerzo? ¿No han mandado a preguntar allá? Sí, está bien. ¿Dónde fue el morterazo? ¿Dónde está Jocuma? ¿Ahí fue donde le metieron el morterazo? Pero, ¿está llegando la gente allí? ¿Seguro? Está bien. (Dicen que no han llegado los de Almeida).
“12:47 p.m.- CURBELO-FAR.- ¿Así que la hundieron allí? Sí. ¿Y después qué pasó? ¿Qué tú crees, los reembarcaran otra vez aquí? ¿Ellos no se pudieran ir, no se pudieran ir? Vas a barrer desde Playa Larga a Girón, todo lo que se mueva, y después por la carretera de Girón, hasta cerca de Cayo Ramona. Que no pasen de Cayo Ramona. Así que desde Playa a Girón, y de ahí hasta cerca de Cayo Ramona, a todo lo que se mueva, y después regresan. ¿Así que los barcos están huyendo mucho?, ¿van huyendo mucho? ¿Tú crees que vayan a desembarcar en otro lugar, o no? ¿Tú crees que valga la pena darles otra rociada? ¿Están seguros de que no son barcos americanos, o algo de eso? Bueno, que les metan una azocada, después de barrer por allí. O.K.
“12:55 p.m.- DORTICOS.- Óyeme, los barcos se van retirando. Bueno, tres barcos hundidos allí, y va uno ardiendo, de ellos, y la gente cazándolo. Yo creo que sí, ¿oíste? Han avanzado hacia la Playa, y hacia Soplillar. Ellos lo mantenían, pero va avanzando la tropa nuestra hacia allá. Ellos han avanzado desde Cayo Ramona hacia Covadonga, pero el flanco izquierdo de ellos se les va para el carajo. Le vamos a tirar ahora todo lo que se mueva por todo aquello. Sí, un avión. Pero, era lógico que los barcos se retiraran ¿oíste? Porque fue mucha la leña. No, enérgicamente. Los síntomas son jodidos para ellos. ¿Y la denuncia de nosotros? Bien. La propaganda si. ¿Miró está hablando de desembarco, donde? ¿No, por dónde se fueron? Sí, está bien.
“Osmany informa (13:00 p.m.), que Pedrito Miret sacó 24 obuses para Jovellanos, que tiene 24 obuses listos, y está preparando las baterías de 122.”
Interrumpo en este punto el relato de las instrucciones que iba impartiendo con relación a los continuos combates en Girón, para incluir las partes esenciales de la conversación que sostuve el 25 de abril de 2011 con quien fuera jefe del batallón de la Escuela de Responsables de Milicias, el coronel retirado Nelson González, un compañero capaz y bien preparado de esa unidad combativa que derrochó valor y arrojo en aquel fiero combate frente a la invasión mercenaria organizada por el imperialismo contra nuestra Patria.
“Cmdte.- ¿A qué hora recuerdas que llegaron a Pálpite?
“Nelson González.- Yo calculo que sería entre 9:30 y 10:00 de la mañana.
“Cmdte.- ¿Recuerdas qué había en Pálpite? ¿Cómo era el pueblito?
“Nelson González.- El pueblito eran cuatro o seis casuchas de yagua, con los techos de guano, que cuando se les tiró cogieron candela, porque en Pálpite nos hicieron disparos aislados; o sea, que Pálpite, en realidad, no fue tomado en combate, fue ocupado.
“Cmdte.- ¿De dónde venían los disparos que dices?
“Nelson González.- Venían de los alrededores de allí, no pude precisar porque fueron muy pocos disparos.
“En esos momentos lo que había allí, como máximo, era un pelotón, el primer pelotón de la primera compañía.
“Cmdte.- ¿Y el resto dónde estaba?
“Nelson González.- El resto estaba en la columna que venía detrás.
“Nosotros entramos en Pálpite, nos apoderamos de Pálpite y caminamos un poco hacia adelante.
“Cmdte.- ¿Pero a qué distancia están las casitas aquellas?
“Nelson González.- Las casitas deben estar, Comandante, a unos 25 o 30 metros de la carretera, estaban muy cerca de la carretera.
“Cmdte.- ¡Ah! ¿Y de ahí qué hizo la tropa?
“Nelson González.- La tropa venía detrás y se fue pegando allí, tratando de avanzar hacia la playa. Eran más de las 11:00 de la mañana. Entonces fue cuando nos hacen un fuego fuerte desde la avanzada que tenían ellos, porque ellos tenían avanzada.
“Cmdte.- ¡Ah! ¿Te recuerdas a la hora que fue eso?
“Nelson González.- Debe haber sido antes de las 12:00 del día.
“¿Usted sabe por qué le digo eso? Porque alrededor de la 1:00 o 1:10 fue cuando llegaron los aviones.
“Cmdte.- ¿Y hacia Soplillar movieron alguna gente?
“Nelson González.- Hacia Soplillar se movió una compañía, menos un pelotón. Del teniente Roberto Conyedo León.
“Cmdte.- Que es el que está vivo.
“Nelson González.- Sí, que es el que está vivo.
“Cmdte.- ¿Dónde vive él?
“Nelson González.- Está viviendo en La Habana.
“Cmdte.- ¿No pudiste averiguar la dirección?
“Nelson González.- No pude averiguar la dirección, pero me dijeron unos compañeros que él no está muy bien de salud.
“Cmdte.- Pero tiene que haber otro compañero que estaba en la compañía. ¿Qué compañía era?
“Nelson González.- Era la segunda compañía. Rodrigo Rossié Rodríguez, un teniente de milicia del primer curso, era jefe del segundo pelotón.
“Cmdte.- Rodrigo Rossié. ¿Sabes si vive o murió?
“Nelson González.- La última noticia que tuve de él es que está vivo y que anda por el ICRT, porque es especialista en comunicaciones.
“Cmdte.- Conyedo es el que está mal. ¿Qué edad tiene Conyedo?
“Nelson González.- Debe tener más o menos la edad que yo tengo, debe andar cumpliendo los 70 o 71.
“Cmdte.- ¿Sabes algo del otro pelotón?
“Nelson González.- El jefe del otro pelotón era Claudio Argüelles Camejo, que es el que se queda en Pálpite. Yo le dije que había ido para Soplillar una compañía, menos un pelotón; éste se queda en Pálpite y lo matan en Pálpite cuando el bombardeo.
“Cmdte.- A él lo matan.
“¿Atacaron Pálpite también, al mismo tiempo?
“Nelson González.- Sí, por la tarde la aviación atacó.
“Cmdte.- ¿Fue por la tarde que atacaron a la compañía?
“Nelson González.- Eso fue ya cuando entró la aviación, a partir de la 1:00 de la tarde.
“Cmdte.- ¡Ah, bueno!, llaman la tarde a la 1:00. Fue el mismo que los atacó a ustedes por la carretera.
“Nelson González.- Sí, fue el mismo avión, ametrallaba, tiraba bombas y tiraba cohetes.
“Cmdte.- Pero ese avión tiene que apartarse de la carretera para tirar en Soplillar.
“Nelson González.- Pero muy poco. Muy poco porque antes de Soplillar tiró para Boquerón.
“Cmdte.- Me has hablado del pelotón uno, que es donde está Rodrigo Rossié Rodríguez, y ahora me estás hablando del pelotón dos, el de Claudio, ¿no?
“Nelson González.- Sí, el pelotón dos es el de Claudio.
“Cmdte.- El de Claudio.
“¿Y cuántos pelotones había allí?
“Nelson González.- El tercer pelotón va también para Soplillar.
“Cmdte.- ¿Cómo cuántos hombres estaban con ellos?
“Nelson González.- Con ellos, bueno, una compañía, pero en el pelotón deben haber sido alrededor de 60 a 80 hombres en Soplillar, y en Pálpite se deben haber quedado 25 o 30 hombres de esa compañía.
“Cmdte.- Correcto. ¿A qué distancia tú calculas que está Soplillar de Pálpite?
“Nelson González.- Yo calculo que Soplillar está de Pálpite a unos cinco o seis kilómetros, me parece.
“Cmdte.- Correcto. Sí, es la idea que yo tenía, me parecía que Soplillar estaba un poquitico más apartado de la carretera.
“Nelson González.- Sí, sí. Soplillar está apartado de la carretera.
“Cmdte.- ¿Cómo cuánto?
“Nelson González.- Yo le digo que usted tenía que romper camino por ahí para adentro hasta llegar a Soplillar, que es donde había una pequeña pista y ahí yo le digo que más, menos, estaba metido para adentro, por lo menos, entre cuatro, cinco o seis kilómetros.
“Cmdte.- Ah, bueno, esa es mi idea.
¿Y qué casa tú me dijiste que había donde mataron a Claudio?
“Nelson González.- En Pálpite.
“Cmdte.- ¿También todo eso es Pálpite?
“Nelson González.- Donde matan a Argüelles es en Pálpite.
“Cmdte.- ¿Y los que estaban en Soplillar de qué compañía eran?
“Nelson González.- De la segunda.
“Cmdte.- ¿También?
“Nelson González.- Sí, porque la compañía que se manda para Soplillar es la segunda compañía, menos un pelotón.
“Cmdte.- ¿Donde matan al muchacho? ¿Claudio era del segundo pelotón?
“Nelson González.- Del segundo pelotón de la segunda compañía.
“Cmdte.- ¿Alguien tendrá la lista de los hombres?
“Nelson González.- En el material que le mando a usted, está el jefe de batallón, los jefes de compañías y pelotones.
“Cmdte.- ¿Me dijiste que en el batallón eran cinco compañías?
“Nelson González.- Seis compañías y una batería de morteros de 82 milímetros.
“Cmdte.- Cuando avanzaron hacia Playa Larga, a la 1:00 dices tú, más o menos, ¿fue todo el curso o mandaron dos compañías? ¿Cómo es?
“Nelson González.- Fíjese, delante iban la primera y tercera compañías; atrás iba la cuarta compañía y un poco más atrás la sexta compañía, porque la quinta se había quedado en la escuela; la quinta se incorpora después de las 3:00 de la tarde, porque ya lo que dejan aquí en Matanzas es un pelotón para cuidar la guarnición.
“Cmdte.- Correcto.
“Realmente las que estaban allí en ese momento eran cuatro, atrás se queda la quinta. ¿Y la sexta? Son seis.
“Nelson González.- La sexta iba un poco más atrás. Lo que pasa es que como íbamos en columnas, digamos, prácticamente en orden cerrado, no teníamos forma de desplegarnos, éramos muy vulnerables.
“Cmdte.- ¿Te recuerdas de la carretera hacia la playa, después que uno ha cruzado la boca de la laguna y todo eso, cuándo empiezan los árboles? ¿Es antes de llegar a Pálpite?
“Nelson González.- Los árboles frondosos empiezan después de Pálpite, por la izquierda, porque por la derecha era hierba mala, como una especie de planta espinosa.
“Cmdte.- Cuando llega el avión, ¿la primera compañía dónde está?
“Nelson González.- La primera compañía está aproximadamente a un kilómetro de Pálpite.
“Cmdte.- Entonces había bastante densidad.
¿Como cuántos hombres había reunidos allí?
“Nelson González.- Allí estaban reunidos los de la primera y la tercera, debía haber alrededor de 200, 280 hombres.
“Cmdte.- Pero por la izquierda y por la derecha.
“Nelson González.- Sí, por la izquierda y por la derecha.
“Cmdte.- A un kilómetro. ¿Qué distancia había de la playa?
“Nelson González.- Calculo más o menos tres o cuatro kilómetros, porque, si mal no recuerdo, de Pálpite a la playa hay seis kilómetros.
“Cmdte.- Desde las cuatro casuchas aquellas.
“Sí, ya entiendo, más o menos, eso es correcto.
“¿Y ellos, desde tierra, hasta dónde habían avanzado los mercenarios?
“Nelson González.- Los mercenarios tenían posiciones avanzadas. Yo calculo que no era más allá de 500 metros de la posición principal que estaba a la entrada de la playa.
“Cmdte.- Alrededor de 500 metros.
“Eso es a la 1:00.
“Nelson González.- Sí, más o menos a la 1:00.
“Cmdte.- ¿Los morteros están tirando ya, los 105?
“Nelson González.- No, todavía.
“Cmdte.- ¿Y el cañón sin retroceso?
“Nelson González.- El chiquito, el de 75 milímetros.
“Cmdte.- Bueno, ellos tenían dos tipos según yo tengo entendido, creo que el 57 y el 75.
Estoy tratando de imaginar lo que puede verse a cuatro kilómetros.
Tal vez ellos tenían 500 metros avanzados por esa zona.
Mira a ver si recuerdas, por la noche, cuando llegaron los cañones del 85, que discutieron con Fernández, que se situaron detrás de Pálpite, ¿en qué lugar fue?
“Nelson González.- Un poquitico detrás de Pálpite, a la izquierda.
“Cmdte.- Pero, ¿en tierra, o sobre la carretera?
“Nelson González.- En tierra, en el diente de perro que había allí.
“Cmdte.- ¿Te acuerdas cuando llegaron los cañones 122?
“Nelson González.- No, no recuerdo eso, porque ya los cañones 122 llegaron en horas del anochecer.
“Cmdte.- Sí, al anochecer.
“Nelson González.- A la izquierda había un pequeño campo para desplazar las piezas antiaéreas. No recuerdo si fueron cuatro piezas o seis piezas de cañones 85 milímetros, y si mal no recuerdo, el jefe de la batería era el teniente Dow, pero no recuerdo bien cuál es su nombre.
“Cmdte.- ¿Está vivo o ha muerto?
“Nelson González.- No, no sé.
“Cmdte.- Cuando llegaron los cañones, se supone que utilizaron ese terreno allí.
“Nelson González.- Los vi, no lo supongo, sino que los vi.
“Cmdte.- Yo conozco un compañero -el otro día estuve hablando con él- que es hermano de un teniente que matan los aviones, a esa hora, en el primer ataque. Él tenía unas granadas…
“Nelson González.- Ese es Claudio Argüelles Camejo.
“Cmdte.- Exacto.
“Nelson González.- En el material que yo le mando están las fotos.
“Cmdte.- Correcto.
“Entonces se lo llevaron para allá porque estaba muerto. ¿Usted recuerda o tiene idea de los compañeros que resultaron muertos o heridos en aquel lugar, a la hora en que los aviones atacaron?
“Nelson González.- La hora en que los aviones atacaron debe haber sido entre las 13:00, las 15:00 o las 17:00 horas, creo que a las 15:00 horas.
“Cmdte.- ¿Dónde pueden estar los datos de los muertos y heridos?
“Nelson González.- Los muertos van ahí en el material.
“Cmdte.- Correcto. ¿Y usted recuerda los muertos?
“Nelson González.- Muertos son 21 y uno que falleció después. En el material que le mando están los 21 que cayeron en combate, el número 22, que falleció después, no lo tengo.
“Cmdte.- Correcto.
“Nelson González.- Con todo gusto le contesto todas las preguntas que me haga.
“Cmdte.- Correcto. Gracias
“Está vivo el Jefe de la Columna 1, Haroldo.
“Nelson González.- Por el día no había llegado Haroldo.
“Cmdte.- No, eso fue por la noche, todos ellos llegaron por la noche; porque estoy pensando, me hago una pregunta, realmente, por qué avanzaron a esa hora.
“Nelson González.- Bueno, Jefe, solamente con el curso de los años le he hallado una explicación a eso, única y exclusivamente fue el entusiasmo, el deseo de victoria y la elevadísima moral que tenía aquella gente. Después los mercenarios se preguntaban cómo era posible que los hombres de las camisas azules y las boinas verdes cayeran y los demás seguían avanzando.
“Cmdte.- Creo que esa es una explicación, realmente, porque a mí ni por la mente me pasaba mandar a esa gente a avanzar a esa hora, porque todavía no habían llegado los tanques ni la artillería antiaérea; fue una sorpresa. Ahora lo entiendo.
“¿Después del ataque dónde pudieron replegarse ustedes?
“Nelson González.- Hasta Pálpite otra vez.
“Cmdte.- ¿Pero dónde pudieron ocultarse los compañeros, porque el día es largo?
“Nelson González.- En los alrededores de Pálpite, en las carreteras y en los bordes de las cunetas, allí no había más nada.
“Cmdte.- Pero allí también los podían atacar otra vez.
“Nelson González.- Sí, cómo no, nos atacaron también.
“Cmdte.- ¿Después de aquel ataque volvieron a repetir?
“Nelson González.- No, a mí me parece que ellos volaron una vez y volvieron a volar otra vez sin ir a
recargar, porque no había tiempo de ir a Nicaragua.
“Cmdte.- Es verdad que tenían que ir hasta allá para recargar y tardaban horas.
“Nelson González.- Ahorraban las municiones para hacer varios pases.
“Cmdte.- Sí, pero no podían estar mucho tiempo dando vueltas.
“Nelson González.- No podían estar mucho tiempo en el aire.
“Cmdte.- ¿Tú recuerdas cuándo llegaron los primeros tanques?
“Nelson González.- En horas de la noche también.
“Cmdte.- Sí, porque aquellos no podían llegar allí hasta por la noche, precisamente para que no los atacaran.
“Nelson González.- Claro, claro.
“Cmdte.- Y tampoco la artillería, ya fueron con antiaéreas. Yo tengo los datos de todo lo que se mandó para allá. Sin embargo, ahora me doy cuenta de que cuando atacamos, atacamos conscientes; ahí, indiscutiblemente, también nos dejamos llevar por el entusiasmo, puede decirse; porque, bueno, no se puede hacer otra cosa si tú llevas tanques y artillería antiaérea, había que atacar.
“Nelson González.- Prácticamente fue a pecho descubierto.
“Cmdte.- Claro, pero iban tanques.
“Nelson González.- Ya iban tanques y al lado la artillería estaba tirando y los morteros estaban tirando.
“Cmdte.- Vamos ahora a recordar un poco aquello.
La gente de Haroldo tenía instrucciones, iban protegidos por los tanques, en cierta forma: el primer tanque delante, en el segundo iba López Cuba, en el tercero creo que Haroldo; tenían, por lo menos, algo.
“Ahora, ¿recuerdas qué compañía de ustedes avanzó con ellos por la noche?
“Nelson González.- La primera y la tercera compañías.
“Cmdte.- ¿Volvieron la 1 y la 3?
“Nelson González.- Sí, después del repliegue hasta Pálpite, por la tarde, por la noche se volvió de nuevo al ataque. Ahí llevamos cerca de 300 hombres.
“Cmdte.- ¿Iban por los dos lados también o avanzaron por la izquierda?
“Nelson González.- Por los dos lados de la carretera.
“Cmdte.- ¿Y la gente de Haroldo por qué lado iba?
“Nelson González.- Yo leí el otro día un artículo que decía que la gente de Haroldo era el segundo escalón de la Escuela de Responsables de Milicia, y por lo que yo recuerdo la gente de Haroldo iba junto con nosotros.
“Cmdte.- Claro, se suponía que ellos tenían que ir primero porque tenían los tanques, tenían la artillería, era una tropa fresca. Se suponía que ustedes fueran también, porque ese nivel de bajas no se conocía en el Puesto de Mando Central. Recuerdo que era oscuro cuando llegamos, me parece que era oscuro; porque llegué hasta donde estaban tirando algunos morteros nuestros de 120 milímetros y donde estaba ubicada la artillería, los obuses de 122 milímetros, hablé con Haroldo. Estando allí es que me llega el mensaje por escrito de que estaban desembarcando por el oeste de La Habana -todo eso está escrito y filmado-, las instrucciones que le doy a Fernández y lo que me responde Fernández.
“Ya estaban mandando para allá el batallón 111, y otro más, creo que era el 144. Con Haroldo había llegado también una compañía de tanques.
“Había que cortarles la retirada, sobre todo después que nos rechazaron el ataque.
“Es que era suicida, desde el momento en que empezaron. Uno de nuestros tanques llegó hasta el final de la carretera donde estaban atrincherados un tanque de los mercenarios, cañones sin retroceso, morteros de 105 milímetros y ametralladoras calibre 50 barriendo la carretera recta, sin posibilidad alguna de franquearla.”
Más adelante volveré sobre este tema que abordé con Nelson González, hoy Coronel retirado de nuestras Fuerzas Armadas Revolucionarias, Jefe del batallón de la Escuela de Responsables de Milicias, que había ocupado el caserío de Pálpite, alrededor de las 10 de la mañana del 17 de abril, y envió hacia Soplillar la compañía 2 menos un pelotón; puntos donde fueron lanzados dos nutridos y bien armados pelotones de paracaidistas enemigos.
Día 18
“Fidel nos mandó a buscar a Efigenio Ameijeiras y a mí. Al llegar al Punto Uno vimos una mesa con un mapa que era analizado por varios compañeros. Nos plantearon la misión, que consistía primero en recibir la compañía ligera de combate del batallón 116 de las Milicias Nacionales Revolucionarias y la compañía de bazucas del INRA. Debíamos trasladarnos al central Australia y de allí seguir avanzando hasta ocupar el terreno entre Cayo Ramona (por el pantano de turba) y la costa. Fidel nos dijo: ‘Hay que meterse en la retaguardia del enemigo y crearle una situación de inseguridad total, cuando ellos traten de ir de Playa Girón a reforzar Playa Larga o retroceder, que se encuentren que desde la retaguardia les están haciendo la guerra’. Recalcó que la misión era difícil y era posible que quedáramos cercados, pero que podíamos ir convencidos de que nos prestarían la ayuda necesaria.
“Yo era un muchachón y estaba muy influido por los libros soviéticos Los Hombres de Panfílov y La Carretera de Volokolamsk, que eran muy famosos entonces, y le respondí a Fidel: ‘Mire, Comandante, no se preocupe, que los hombres de la Policía Nacional Revolucionaria van a ser más bravos que los de Panfílov. Recuerdo que Carlos Rafael Rodríguez al oírme decir eso se echó a reír’.”
“08:45 hrs. Fidel ordena a Sergio del Valle que la Columna Especial de Roger, completa, esté alrededor de las cuatro o cinco (de la tarde) en Jovellanos, menos los morteros ni los zapadores, sin perder ningún hombre ni extraviarse ningún camión. Esperar órdenes de Fidel.
“08:58 hrs. Australia. ¿Cómo?, ¿qué necesitan refuerzos? ¿Cómo están pidiendo dos batallones, si ayer fueron dos? ¿Para qué? Si necesitan refuerzos, mándales el batallón que está en Jagüey [...] Dile a Fernández que los tanques deben atacar no por la carretera donde atacaron anoche [...] debe tratar de meter los tanques por Soplillar y atacar desde el Este, como quien viene de Girón”.
“Que él ataque con obuses, pero que lo empiece ahora mismo, que no importa lo que tarden los tanques, él debe ir machacando sobre la gente, que esté machacando incesantemente y que no espere por los tanques ni por nadie, [...] que no deje de atacar ni un minuto a esa gente.”
“09:22 hrs. A Aragonés. Vamos a mandar los obuses de Pedrito para allá.
“10:00 hrs. (Del Valle informa que Augusto necesita dos horas para revisar los tanques, y eso retrasaría la operación, y consulta que si los manda así o qué). Dale las dos horas. (Se refiere a los SAU 100 y uno o dos de los tanques de López Cuba que estaban por llegar).
“10:05 hrs. A Del Valle. Dale a Pedrito dos mil quinientas balas de alto explosivo.
“10:12 hrs. A Pedrito Miret personalmente: Yo propongo que cojas los doce cañones 122, entonces, que el bombardeo tuyo no solamente sea sobre esto, sino sobre Bermeja, Helechal, Cayo Ramona y la encrucijada esta (señala un mapa). Una parte de tu operación consiste en esto: facilitarle a Filiberto la entrada aquí. Tú tienes que bombardear todo esto, hasta San Blas. Yo propongo que a Pedrito lo apoyen dos baterías de antiaéreas. Deben situarse en Covadonga.”
“10:20 hrs. A Del Valle. Mándale a Pedrito, además de lo que tiene, 4 000 balas de obuses.”
“10:25 hrs. A Aragonés. Yo propongo que tú hagas este avance con el batallón ese que está ahí y con cuatro batallones más, hay que avanzar con el equivalente de una división.
“La otra noticia que te quiero dar es que vas a avanzar con quince tanques, pero entre ellos diez Stalin.”
“Tú puedes iniciar el ataque con tres batallones, es decir, el que está ahí y dos más que deben movilizarse al efecto.”
“10:35 hrs. A Del Valle. Preguntar si ha salido el parque y decirles que no lo manden al Covadonga sino a Real Campiña, por el camino de Colón, por Aguada.
“Hay que dar dos órdenes: a Augusto que el batallón ligero que está en Jagüey lo mande para Yaguaramas, y que los cañones del 122 que llegaron allí con tractores los mande para Covadonga hoy temprano, que salgan al mediodía, y esperen órdenes de Pedrito Miret.
“10:38 hrs. A Del Valle. Hay que decirle a Kike que mande junto con los diez tanques cinco automotrices.
“11:10 hrs. A Osmany. La tropa de Ameijeiras debe estar en Soplillar al amanecer, llegar de Jagüey a Soplillar.
“11:15 hrs. A Del Valle. Llamar a Augusto y decirle que de las dos baterías antiaéreas que están en Australia, una de ellas, cuádruple, se la mande a Pedrito Miret para Covadonga.”
En el libro de Quintín Pino Machado sobre la Batalla de Girón se reflejan acontecimientos de aquellas horas de la mañana del 18 de abril de 1961:
“A las 10:30 horas el capitán Fernández informa al comandante Augusto que había ocupado a Playa Larga y enviaba al central Australia un parte urgente. Decía así:
“Comandante Augusto:
“1. El enemigo se retiró de Playa Larga que está siendo ocupada por nuestras tropas. El enemigo se movió hacia Girón.
“2. Estoy trasladando artillería antiaérea a Playa Larga y artillería de campaña, preparándome para atacar hacia Girón.
“3. Espero poder atacar en horas del día.
“4. No hay actividad aérea enemiga por esta zona, al parecer, unos chorros hacia las 10.15 ametrallaron nuestras avanzadas.
“5. Informar FAR (Fuerza Aérea) que Playa Larga en nuestro poder”.
En el libro también se recuerda que “el Comandante en Jefe conoció esta noticia por una llamada a las 11:42 y se afirma que se disgustó.”
Yo estaba realmente indignado. Dividir en dos las fuerzas enemigas significaba no solo recuperar Girón en menos de 48 horas sino, fundamentalmente, evitar que la dirección de Estados Unidos dispusiera de tiempo para recuperarse del desastre político que estaba a punto de sufrir. Significaba igualmente ahorrar el 80% de las bajas que sufriríamos en muertos y heridos.
Recordaba que en la Sierra Maestra, hacía apenas cuatro años, cuando teníamos ya 30 combatientes con alguna experiencia, emboscábamos y golpeábamos a tropas selectas de la tiranía batistiana. En terreno boscoso, uno o dos pelotones podían desorganizar una columna de 200 o 300 hombres. La fuerza enemiga en Playa Larga podía ser copada rápidamente, incluso, avanzando a pie desde Pálpite por un trillo y emboscándose en la retaguardia con armas automáticas y algún medio antitanque, evitando que los mercenarios reunieran la totalidad de sus fuerzas y medios en Girón. Yo conocía un camino por donde circulaban y podían transitar tanques en cuestión de 15 minutos, y marchando a pie con la sombra del bosque no más de una hora.
Eso es lo que pensaba hacer cuando llegó, alrededor de las 11 y 30 de la noche del 17, la noticia que me obligó a marchar al Punto Uno en la capital, e impartí instrucciones al comandante Augusto Martínez para que las transmitiera a Fernández.
Una fuerza artillera de 24 obuses, 6 morteros de 120 mm., 6 cañones de 85 milímetros y numerosas baterías de armas antiaéreas eran más que suficientes para borrar del mapa a las fuerzas mercenarias que estaban en Playa Larga.
Le escribí la breve nota a Fernández que firmé a las 3 a.m. del día 18, y partí a toda velocidad hacia la capital. No existía la autopista de seis vías, que permite hoy llegar en hora y media a las proximidades del central Australia. Había que atravesar la ciudad de Matanzas y tomar la Vía Blanca. Arribé a la Capital alrededor de las 6 de la mañana. No diré con cuánta amargura supe que no se había producido tal desembarco. Fue tal vez lo único que le salió bien al Gobierno de Estados Unidos en aquella aventurera guerra, cómo señalé en la primera parte de estas Reflexiones.
Sin descansar un minuto me dirigí al Punto Uno y comencé a trabajar de nuevo a las 8 y 30. Solo 3 horas después es que recibo noticias de que el enemigo pudo retirarse sin novedad y reunir sus hombres y sus armas en Girón. Me reafirmé en la convicción de que la dirección principal del ataque enemigo era Girón y que había agotado ya su fuerza de mercenarios. Lucharían desesperadamente por evacuarse.
“11:42 hrs. A Augusto. Australia. ¡Es una vergüenza que esos tipos se hayan retirado para Playa Girón, es una vergüenza! Es una desidia que no hayan mandado aunque sea una compañía para cortarles la marcha, ¡si ya debían haber movilizado una compañía en la carretera!, saliendo de Soplillar ya debíamos haber llegado a la costa. ¿Tú se lo diste, a qué hora?, porque tú comprenderás lo sencillo que hubiera sido colocar una compañía en la costa y entonces cortar la retirada a esos señores, si no, van a seguir haciendo resistencia.”
“Bueno, ahora le vas a decir a Fernández de parte mía [...] ¡Qué tiene que avanzar…! Dile que siga lo que se le dijo. Ponme a Julio al teléfono. Oye, Julio (nombre de guerra de Flavio Bravo): ¿cómo es que no le han cortado la retirada a esa gente? Mira, Julio, debieron haber mandado una compañía ya, para cortarles la retirada. Yo mandé que metieran algunas tropas de infantería y cortaran la retirada; ¿por qué no hicieron eso, si eso, además, era elemental? ¡Si no era para que se pudieran haber ido nunca! ¡Lo menos que pueden hacer es perseguir a esa gente, con tanques!, los seis tanques esos…”
“Mira Julio, tú le dices de parte mía a la gente que agarren los tanques o lo que tengan a mano y que los vayan persiguiendo. Y, ¿no están persiguiendo al enemigo? ¡Díganme si tienen un pacto de no agresión con los mercenarios!”
“A Del Valle: Dile a Curbelo que se retira el enemigo de Playa Larga a Playa Girón, que lo persigan y lo castiguen, y dé cuenta de su situación.”
“A Julio. Oye, yo voy a mandar a la aviación, ya que los han dejado escapar, cuando debieron haberlos perseguido. ¿Qué concepto de la guerra es ese? ¡Qué hacen con tanto cañón y con tanto tanque!
“Eso es una vergüenza, Julio, tienes que mandar a perseguir a la gente esa inmediatamente. Yo voy a mandar a perseguirlos con los aviones. ¡Pero si tenemos antiaéreas hasta para hacer dulce! ¡Y que avancen los tanques que están ahí! Vamos a ver cómo los persiguen hasta Girón, no vaya a ir un barco a recogerlos y cojan los tanques y todo, enemigo que huye no hace resistencia. Cáiganle con los tanques. Si ustedes hicieran eso, ¡qué bien harían! Pero se les van a ir los mercenarios, ¡acuérdate que te lo digo!, ¡se van a ir los mercenarios! ¡Pero háganlo, por su madre, para ver si de día, porque los tanques viajan mejor de día! [...] Dile que los tanques que están ahí, que no hagan más reparación ni un carajo, que se unan a los otros y que los persiga. Los morteros y antiaéreas detrás. Vamos a realizar el plan de anoche, que están en retirada.”
Ruego a los lectores que me excusen las palabras indebidas. Si no las incluyo, estaría traicionando la verdad sobre los hechos que narro.
Recordar igualmente que no solo envié el batallón de la Columna 1 al mando de Haroldo Ferrer, quien se unió a nuestra tropa rebelde en las cercanías de Chivirico a mediados del año 1957, como Almeida rememora en su libro “Por las faldas del Turquino”. Con él iba Néstor López Cuba con 15 tanques y blindados, numerosas baterías antiaéreas, morteros pesados, 24 obuses de 122 mm. y la compañía de bazucas de Roger García Sánchez. Su misión era tomar Girón. Aquellos valerosos combatientes no eran artilleros expertos, pero conocían lo suficiente para pulverizar las fuerzas mercenarias. Se que hubo después alusiones despectivas acerca de la poca preparación de aquellos artilleros. Si se hubiese conocido nuestra ignorancia en materia de morteros y bazucas -para qué hablar de obuses y tanques- cuando luchábamos en la Sierra Maestra, a nadie se le habría ocurrido una palabra despectiva respecto a los hombres que demostraron sobradamente en la Batalla de Girón lo que eran ya capaces de hacer con aquellas armas.
Muchos años más tarde, supe y comprobé hechos sobre los cuales, después de aquella afortunada aunque costosa victoria, no tuve oportunidad de conocer con adecuada precisión. En determinados aspectos la versión histórica no se ajustaba rigurosamente a los hechos.
Continúo la narración basándome en documentos de irrebatible constancia histórica y, a veces, en versiones de participantes que jugaron un papel importante en los acontecimientos. Por mi parte, siempre expresé con rigor lo que en ese momento conocía y no podía olvidar.
“12:00 hrs. Kike (capitán del Ejército Rebelde Enrique González). Manda la compañía grande. Primero la chica, y después la grande, por sus propias ruedas. ¿Cuántas?, ¿diez?
“Pero nosotros queremos meter media compañía más. Yo no te lo dije porque creía que no íbamos a conseguir zorra, pero hemos conseguido trenes. Lleva estas por zorra, cogiendo por Colón a Aguada, a Real Campiña, a Yaguaramas, y que se sitúen allí, que es muy importante. ¿Tú crees que puedas llevarlas todas en zorras?, ¿es posible? Bueno, llévalas en zorra. Vamos a ver si conseguimos las diez zorras, porque es importante ese avance de mañana.
“Todo marcha bien, se van retirando esos cabrones, pero se van a poder ir si nosotros seguimos comiendo mierda. La columna de Roger que vaya, que se sitúe en Australia y allí que espere órdenes del compañero que va a ir con ellos a cumplir una misión especial, el compañero Aldo Margolles. Si esta noche pueden estar allí, magnífico, de primera calidad eso. ¿En Yaguaramas? Si eso es verdad, ¡qué bonito suena! Sí, una gran cantidad de cañones, sí. Bueno, sitúalos con Pedro García; había que mandar una rastra de obuses del 122, por lo menos cuatro ó cinco mil.
“12:05 hrs. A la batería de Puentes Grandes, que manden la batería veterana para el Covadonga a las órdenes de Pedrito Miret, y la otra para Oriente con Raúl.
“12:07 hrs. A Curbelo. Es necesario que vean la posición de los mercenarios allí. Dígannos dónde están estos cabrones y échenles con el rayo. Van a querer agarrar los barcos, y eso es peor que si nos hicieran una cabeza de playa. Bueno, ¡van a agarrar los barcos!, van echando para atrás.
“12:10 hrs. A Augusto. Australia. Dile a Fernández… que coja tanques y lo que sea, y que persiga a esos hombres, porque se nos van a ir.”
“Mándale a Fernández en una motocicleta la orden urgente de que con los equipos blindados que tenga allí inicie la persecución de esa gente. Que los tanques vayan detrás, pero que ellos tienen que mandar una punta de vanguardia de tanques para saber dónde se mete esa gente. Esa gente está en retirada, está desmoralizada, y hay que perseguirla. ¡Qué vergüenza me da que un cabrón enemigo derrotado se nos vaya a ir! Oye, ¡se nos van a ir, Augusto!, ¡hay que tomar a Girón! [...] Yo mandé a la FAR a que persiguiera a los tipos y los pienso perseguir por toda la carretera.
“12:13 hrs. A Aldo Margolles (capitán del Ejército Rebelde). Ustedes tienen que avanzar esta noche lo más posible y hacer un esfuerzo sobrehumano para ver si al amanecer ustedes se han colado allí en la posición. Investiga todos los medios posibles para llegar por vehículos. Ellos no van a encontrar por dónde huir.
“12:15 hrs. A Osmany. ¿Nosotros no pudiéramos, en helicópteros, situar una compañía de hombres esta noche allí? ¡Llámame al campo de Baracoa, y averíguame cuántos helicópteros grandes y cuántos pilotos tenemos disponibles!
“12:17 hrs. Aldo Margolles. Manda a movilizar un buen jefe de batallón. Mándenlo en camión. Vamos a situarlo en Yaguaramas, vamos a enviarlos a que se tiren en la costa. Ellos se van a creer que esos helicópteros son de ellos, les vamos a cortar la retirada así.
“12:24 hrs. A Curbelo. FAR. Revisarán la carretera de Playa Larga a Girón, que revisen, y es muy importante que digan en qué punto los localizaron. Oye, prepara todos los aviones que vamos a atacar esta noche con una serie de operaciones nocturnas. Todo lo disponible, con todas las bombas y todos los pertrechos. Dile a la gente que tiene que echar el resto en las próximas veinticuatro horas, igual que nosotros. Ahora, después de esto, me informas el resultado de todo, y esta noche vamos a echar el resto. ¡Tenemos que agarrar hasta el último tipo de esos!
“12:25 hrs. A Kike. ¿Cuántos bichos tienes montados? ¿Pueden salir enseguida? ¿En cuántas horas me garantizas que esos bichos pueden estar en Yaguaramas? Bueno, dile a la gente que, por favor, se apuren, porque se están retirando la gente esa, y es de suma importancia, y yo sé que van a tardar más de cinco horas, si echan ocho me doy por satisfecho. Lo triste es que los cabrones esos intenten retirarse. Estén allí lo antes posible, que arranquen.
“12:26 hrs. Augusto. Australia. Oye, Augusto, ¡los tipos se van a ir! ¿Ya? ¿Y los tanques, dónde están? Los otros están llegando. Mándale otro mensaje a Fernández, dile, de parte mía, que en mi opinión el enemigo se está retirando en general, completamente desmoralizado, que es el momento de caerle atrás, sin tregua, hay que tratar de tomar a Girón, porque si no se van. Se lo dices, que les caiga detrás de día, sin tregua, que les rompa el tanque que tienen. Dile que hay síntomas de que se retiran desmoralizados, que es el momento psicológico de caerles atrás, sin tregua, dile que entienda bien que es el momento psicológico de caerles atrás. Mandárselo a decir con otro motociclista, urgentemente, que hay que tratar de tomarles Girón a toda costa, hoy por la tarde, con los tanques en formación y los morteros detrás, los morteros y los obuses. Que aproveche los ocho tanques que nosotros podemos poner en movimiento, y les caiga atrás sin descanso, que hay que tomar Girón esta tarde, hacer un esfuerzo supremo.
“Oye, Augusto, es muy importante que les hagas ver a Fernández y a Julio que el enemigo se retira desmoralizado, que hay síntomas de retirada en otros puntos, que es el momento de caerle atrás, sin tregua; que avance con los ocho tanques, que los tipos no pueden aguantar eso, que les destruya el tanque que tienen y les tomen Girón, que nosotros vamos a ordenar una serie de operaciones y avanzar por otros puntos; que el momento es este, ¡fíjate bien! Mándale el motociclista a la carrera.”
Comenzaba para mí otra batalla, a fin de persuadir a los compañeros que avanzaban desde Playa Larga, de que el enemigo no trataría de desembarcar nuevas fuerzas, sino de reembarcar.
“12:35 hrs. A Del Valle. Vamos a situar esa compañía ligera de combate en Yaguaramas (Ligera de Combate 122, al mando del teniente Debién), a toda velocidad, para cortarles la huída.
“12:37 hrs. Baracoa. ¿Hay cinco que saben manejar a los bichos grandes, hay cinco que saben? Manda a localizar urgentemente ahí a los tres pilotos, que se presenten ahí, que ahí van a recibir instrucciones, ahí en Baracoa. Yo voy a mandar un hombre. Sí, que se queden ahí, con los helicópteros listos para salir urgentemente.
“12:42 hrs. A Del Valle. Mandar un hombre a Baracoa, o mandarle a decir a Baracoa que tan pronto estén los pilotos que vengan para acá. La ligera de combate de Yaguaramas y el jefe aquí, y los pilotos de los helicópteros aquí. Llamar a las FAR, que pongan en Yaguaramas un tanque de gasolina de helicóptero.
“12:45 hrs. A Almeida. Las Villas. ¿Qué noticias hay de allá, del lado tuyo? ¿A dónde? ¿A Caleta de Cocodrilo? ¿Está allí? Dile que se posesione ahí. Y, ¿tienen resistencia delante? Dile que se posesionen ahí, que nosotros vamos a hacer una maniobra, pero que no pasen de ahí. [...] ¿René en Cocodrilos? Pero, ¿Matey y Cocodrilos son en la costa? Pero, ¿dónde fue René? [...] ¿De dónde salió, por Juraguá? Pero, Pupo está en la costa, avanzando hacia Girón. ¿Avanza hacia Girón sin enemigos? Bueno, a mí lo que me interesa es que la costa al este de Girón sea tomada, eso es de suma importancia, porque van a huir hacía ahí, van a huir y van a caer en manos de los que avancen por la costa. Si fuera posible envía un hombre, aunque sea a caballo, a decirle a Pupo que avance por la noche lo más que pueda hacia Girón, y detrás mandar otro batallón. Yo tenía una tropa lista para llevarla allí en helicóptero, pero siendo así la cosa, yo creo que no es necesario. Manda ese batallón detrás de Pupo, que yo de todas maneras, la fuerza esa aerotransportada la pienso utilizar [...] Están en retirada. Playa Girón la pensamos tomar esta noche. ¿San Blas cayó? Bueno, nosotros vamos a destruir esta noche al enemigo en San Blas, les vamos a disparar con veinticuatro obuses. [...] es necesario que ustedes manden, a caballo o como sea, un aviso a Pupo de que avance por la noche sobre Girón y se sitúe a 4 kilómetros de allí, no más. Son mil quinientos, según noticias. ¿Un prisionero? Mandaron a todos los que tenían… Todo marcha maravillosamente bien, pero vamos a hacernos los bobos, hasta mañana.
“13:00 hrs. A Del Valle. La aerotransportada va a hacer una audaz operación que va a consistir en que, saliendo de Yaguaramas, la vamos a colocar entre Cayo Ramona y Girón, en la misma carretera, a una ligera de combate.
“13:01 hrs. A Omar (comandante del Ejército Rebelde Omar Iser Mojena): Agarra cuatro bazuqueros con cuatro ayudantes con bastante parque, por lo menos doce granadas cada uno. Vamos a hacer una operación aerotransportada, y te vas a situar dentro de las líneas enemigas, contra un enemigo en retirada, y dirigido a cortarlo en dos. Les vamos a ubicar una compañía en el medio de dos puntos. Los vamos a situar dentro de las líneas enemigas. Estos bazuqueros se pueden ir en helicópteros. Vamos a dar protección aérea al helicóptero. Manda a preparar seis bazuqueros con sus ayudantes, y diles que se dirijan al campo de aviación de Baracoa.
“A Curbelo. Dime, ¿Qué va para allá? ¿Dos Sea Fury, dos chorros y cuántos B-26? ¿Con cuatro bombas de 500 libras? ¿Junto todo el mundo? ¿Ya los Sea Fury están barriendo? ¡Bien!. Es un éxito. Fíjate tú, Curbelo, la importancia que tiene meterle a esa carretera, sobre todo si los localizan a ellos, si localizan el tanque que va retirándose, y destruyan a Girón; cuando ya parezca que se restableció la calma y comiencen a cocinar la sopa [...] por la noche, ¿no les vamos a hacer nada? ¿Por qué? Ah, pero es fácil encontrarlo, pero de noche, cuando haya luces, es fácil encontrar el punto. [...] Valdría la pena un esfuerzo, porque eso de noche vale mucho, porque están derrotados ya y debemos caerle ahora con más fuerza que nunca, para acabar de derrotarlos. [...] con los mensajes esos lo de esta noche, creo que vamos a vengar bien a los compañeros que cayeron allí. Oye, ¡Hay que darle un homenaje a los pilotos, un homenaje público, porque han sido los héroes de la jornada!
“13:10 hrs. A Almeida. Seguro, pero que no tome Girón. Bien, que se prepare a capturarla, que los tanques van para allá. Oye, Almeida, ratifícale esa orden, si es que puede llegar caballo, mulo, jeep o cualquier cosa allí. Y la otra es ésta: esta noche la artillería va a funcionar también del lado de allá y si no se han retirado de San Blas, les van a caer arriba como a nadie les cayó nunca en tan poco tiempo con cinco mil proyectiles de cañón. Les vamos a bombardear Bermeja, Cayo Ramona, Helechal, y todo eso con cañones de 122, y se va a preparar una unidad de tanques para avanzar sobre aquella dirección, ¡guárdame el secreto! ¿Con quién? Pero si Pupo está a más de mil leguas de donde van a caer los cañonazos, si Pupo puede coger un cañonazo es esquivado de los tanques de Playa Larga.
“¿Qué dices?, ¿un norteamericano y tres cubanos?, ¿cuándo? ¿Ahora? Un cañón del 57 y otro del 85, antitanque, ¿Quién? ¿René fue a romper la línea de San Blas y Caleta de Cocodrilo? Sí, pero no ha tomado todavía nada, ni ha tomado a San Blas. Dile que vigile al enemigo por si acaso se retira, pero que ojalá no se retire, porque con eso lo vamos a copar y cortarle la retirada hacia Girón.
“13:27 hrs. A Augusto. ¿Por qué tú sabes que está avanzando? ¿A qué velocidad? ¿Un prisionero más?, ¿quién es?, ¿qué dice? Más o menos lo mismo. ¿Cuántos barcos les hundieron? Y ese prisionero, ¿cómo apareció? ¡Qué gusto se están dando ustedes ahí, detrás de la gente! Mándale a Fernández otro motociclista, dile que el enemigo está en derrota, que lo persiga con la mayor tenacidad, dile que está en derrota, que lo persiga, que este es el momento psicológico; se lo vuelves a decir, que lo persiga sin tregua. Dile que Pupo está a 2 kilómetros de Playa Girón, por el este, que se apure, o Pupo le toma Playa Girón, que están totalmente copados los tipos. Que se apure, a toda velocidad, que marche hacia allá con los tanques, que tiene un chance del carajo. Oye, yo no se por qué son las 1:30 y ¿Fernández avanza?… ¿Los prisioneros?, mándenlos todos para acá. ¿Carros? Pero, ¿tú crees que caben en carros los prisioneros que vamos a agarrar mañana, hoy y mañana? ¡Caben en otros carros! Tengo una idea. Se puede mandar dos prisioneros de esos por delante, con una promesa: que a todos los que se presenten les será respetada la vida… Yo te digo a ti, verdaderamente, que nosotros los podíamos agarrar a casi todos mandando a dos prisioneros allá.
“13:35 hrs. A Del Valle. Yo creo que debemos anunciar al pueblo que yo hablaré mañana. Me voy a presentar en la televisión con cuarenta prisioneros, y decir: ´tienen la palabra estos señores´.
“13:49 horas A Ameijeiras. Tienes que apurarte lo más posible; los tanques posiblemente lleguen a Playa Girón hoy.
“13:51 horas. A Gonzalo (Chele). Covadonga. ¿Qué noticias hay? ¿Quién está en San Blas, el enemigo? ¿Están llegando a San Blas? Desde ayer están llegando a San Blas. ¿Es ese el salto más difícil de pasar, San Blas? ¿Qué no caben en un camión las armas que se les han ocupado? ¿Dónde, de Covadonga a San Blas? ¿Entonces San Blas cayó? Pero, ¡cómo no va a haber caído, si se le ocuparon tantas armas! Entonces están jodidos, y perdida la posición esa.
“13:54 horas. A Efigenio. La operación de ustedes háganla siempre, porque existe la posibilidad de que encuentren a la gente allí. Tal vez sería bueno que ocuparan todos los pueblecitos y caseríos que hay entre Soplillar y el punto en que va a salir Margolles.
“13:56 horas Augusto. Australia. ¿Hay noticias? Sí. ¿Quién? Pero, ¿no está atacando Playa Girón, coño?, ¿con qué carajo va a atacar Pupo Playa Girón? ¿Está avanzando Fernández? Mira, si con ocho tanques Fernández no toma Playa Girón antes de las seis de la tarde…, porque con ocho tanques, la artillería que tienen esos tanques, y todo lo demás, si no lo toma, que se retire. Escríbelo, y mándaselo con un motociclista: que si con ocho tanques, veinticuatro obuses, una batería de mortero y cinco mil hombres que van detrás de él no toma Girón antes de las seis de la tarde, se chotea, frente a un enemigo que huye. ¿Quién viene de jefe de todos ellos? ¿Frank vino? ¿No sabe quien es el jefe? nueve aviones B-26 de Nicaragua, diez P-54; lunes, 2.00 a.m. cinco barcos norteamericanos de García Land; un buque madre de la marina norteamericana trajo los tanques y la lancha de desembarque; los barcos salieron de Puerto Cabezas.
El individuo ¿está tranquilo, o está nervioso? Un barco de guerra, el mismo que bombardeó la Texaco. Se entrenan en la isla de Diéguez, Puerto Rico. Y, ¿no lo hundimos? Con un equipo de hombres ranas que se situaron dos horas antes en el canal por donde tenían que pasar, para que dos destroyers de la marina norteamericana, uno con el número 507, entraran a dos o menos millas de la costa, con las luces apagadas. El plan que tenían, con quinientos desembarcarían por Baracoa, Oriente. Un simulacro de desembarco frente a Pinar del Río, la fuerza aérea actuó dos o tres días antes del desembarco, bombardeando los objetivos militares nuestros. Dice que nada más bombardearon tres aviones.
“Oye, y ¿el Gallego qué hace que no acaba de agarrar a toda esa gente? Ray está en desacuerdo con el Consejo, porque quiere mantener la Milicia, y el Consejo no quiere. Ese analfabeto político, ¿de dónde salió?, ¿es cubano? ¿De Santa Clara?, ¿hijo de siquitrillado, o no? ¿A qué se dedicaba ese gusano? Empresario teatral,… Padre Cabelo, jesuita; ¿quién más? Simulacro de desembarco por Pinar del Río. ¿No los puedes mandar para ganar tiempo? Bien, mándalos con una buena custodia, directo aquí, al Punto Uno.”
Traducción de mensajes interceptados al enemigo:
“13:02 hrs. Reportado por la FAR: Primer mensaje: ‘Bajo continuos ataques aéreos, necesitamos apoyo aéreo. El barco de comunicación, hundido GFDLYD93′. Segundo mensaje: ‘Siglas 0940 WK170461, Bajo fuego desesperadamente necesitamos apoyo aéreo. Dos buques hundidos. Ahora, más apoyo aéreo’. Las siglas del primer mensaje: WXI181461.
Testimonio de Haroldo Ferrer Martínez“Al amanecer del 18 ocupamos a Playa Larga en medio de cierta confusión, porque en la oscuridad nos mezclamos con los mercenarios, que todavía estaban en sus posiciones. El enemigo se retiró en camiones y otros medios.
“Luego nos mandaron a retirar y reagrupé las fuerzas, los heridos y los que siguieron hacia Colón no habían hecho contacto con nosotros. Traté de reagrupar la columna y a pie era más difícil. Después me dieron la orden de pasar a la reserva y nos relevó el batallón de la PNR que era una unidad fresca.
Testimonio de Víctor Dreke Cruz
“El día 18 nos dieron la orden de avanzar, llegamos hasta el central Covadonga donde nos establecimos y cerramos la entrada de esa zona porque al amanecer el día 19 se iba a realizar una gran preparación artillera y al terminar esta, debíamos avanzar con los tanques, la infantería y artillería.
“El Comandante en Jefe llegó en horas de la tarde a Covadonga y dio las instrucciones de tomar Girón, a las 18:00 horas del 19 teníamos que estar tocando las aguas de la playa. Los jefes que dirigieron la ofensiva en este sector fueron los comandantes René de los Santos, Filiberto Olivera, Raúl Menéndez Tomassevich, Víctor Bordón Machado, Evelio Saborit y el capitán Emilio Aragonés.
Testimonio de Orlando Pupo Peña
“En la madrugada del día 18 de abril ordené el avance de un grupo de exploración, bajamos a los milicianos de los camiones y empezamos el avance a pie. Habíamos localizado a unos campesinos para que nos orientaran, pues no conocíamos el territorio…”
“Recordé que la misión concreta que ordenó el Comandante en Jefe y que me trasmitió el Gallego Angelito fue: ‘Pupo, coge este batallón, sigue por toda la costa hasta Playa Girón, hasta chocar con los mercenarios, hacerles cosquillas, tú no tienes que tomar a Girón, tienes que hacerle resistencia para que ellos no puedan avanzar hacia acá’.”
“…y el resto del batallón siguió detrás porque no había espacio. La fuerza de la vanguardia eran esos dos grupos de combatientes. Avanzamos y nos hieren a tres compañeros, a uno le hicieron una herida muy grande en la espalda y a otros dos que después murieron en el hospital de Cienfuegos. Uno de apellido Captetillo murió y Arce quedó herido. Llegamos a unos montículos de tierra rocosa donde parecía que se había comenzado una obra.
“…en ese momento nos llegaron tres bazucas, con sus tres bazuqueros, enviadas por el Comandante en Jefe en un helicóptero. Eran tres compañeros de la compañía de bazuqueros del INRA: José Bechara Rodríguez, Luis Céspedes Batista y Sergio Álvarez Matiense.”
A las 21:00 horas el capitán Fernández escribió una nota al comandante Augusto Martínez donde le informa sobre la situación en su frente, según expresa Quintín Pino Machado en su libro:
Esa es toda la información que recibo de Fernández el 18 de abril desde las 10:30 horas. Habían transcurrido más de 10 horas sin que el Puesto de Mando Central recibiera noticia alguna de lo ocurrido en la dirección Playa Larga-Girón. De Haroldo y López Cuba, jefes de la Columna 1 y de los tanques y blindados que atacaron Playa Larga, no se recibió ese día noticia alguna.
Esas horas las consagré a organizar las fuerzas revolucionarias que atacaron a los invasores desde el Norte y el Noreste de Girón.
Continuará próximamente.
Fidel Castro Ruz
Mayo 25 de 2011
2 y 25 p.m.
Envío:Amarelle
Santiagueros, compatriotas de toda Cuba:
Al fin hemos llegado a Santiago (Aplausos). Duro y largo ha sido el camino, pero hemos llegado (Aplausos).
Se decía que hoy a las 2:00 de la tarde se nos esperaba en la capital de la República, el primer extrañado fui yo (Aplausos), porque yo fui uno de los primeros sorprendidos con ese golpe traidor y amañado de esta mañana en la capital de la República (Aplausos).
Además, yo iba a estar en la capital de la República, o sea, en la nueva capital de la República (Aplausos), porque Santiago de Cuba será, de acuerdo con el deseo del presidente provisional, de acuerdo con el deseo del Ejército Rebelde y de acuerdo con el deseo del pueblo de Santiago de Cuba, que bien se lo merece, la capital (Aplausos). ¡Santiago de Cuba será la capital provisional de la República! (Aplausos).
Tal vez la medida sorprenda a algunos, es una medida nueva, pero por eso ha de caracterizarse, precisamente, la Revolución, por hacer cosas que no se han hecho nunca (Aplausos). Cuando hacemos a Santiago de Cuba capital provisional de la República sabemos por qué lo hacemos. No se trata de halagar demagógicamente a una localidad determinada, se trata, sencillamente, de que Santiago ha sido el baluarte más firme de la Revolución (Aplausos).
La Revolución empieza ahora, la Revolución no será una tarea fácil, la Revolución será una empresa dura y llena de peligros, sobre todo, en esta etapa inicial, y en qué mejor lugar para establecer el Gobierno de la República que en esta fortaleza de la Revolución (Gritos y aplausos); para que se sepa que este va a ser un gobierno sólidamente respaldado por el pueblo en la ciudad heroica y en las estribaciones de la Sierra Maestra, porque Santiago está en la Sierra Maestra(Gritos y aplausos). En Santiago de Cuba y en la Sierra Maestra tendrá la Revolución sus dos mejores fortalezas (Aplausos).
Pero hay, además, otras razones: el movimiento militar revolucionario, el verdadero movimiento militar revolucionario, no se hizo en Columbia. En Columbia prepararon un “golpecito” de espaldas al pueblo, de espaldas a la Revolución y, sobre todo, de acuerdo con Batista (Aplausos).
Puesto que la verdad hay que decirla y puesto que venimos aquí a orientar al pueblo, les digo y les aseguro que el golpe de Columbia fue un intento de escamotearle al pueblo el poder y escamotearle el triunfo a la Revolución. Y, además, para dejar escapar a Batista, para dejar escapar a los Tabernillas, para dejar escapar a los Pilar García y a los Chavianos, para dejar escapar a los Salas Cañizares y a los Ventura (Aplausos).
El golpe de Columbia fue un golpe ambicioso y traidor que no merece otro calificativo, y nosotros sabemos llamar las cosas por su nombre y atenernos, además, a la responsabilidad (Aplausos).
No voy a andar con paños calientes para decirles que el general Cantillo nos traicionó y no es que lo voy a decir, sino que lo voy a probar. Pero, desde luego, lo habíamos dicho siempre: no vayan a tratar a última hora a venir a resolver esto con un “golpecito militar”, porque si hay golpe militar de espaldas al pueblo, la Revolución seguirá adelante, que esta vez no se frustrará la Revolución.
Esta vez, por fortuna para Cuba, la Revolución llegará de verdad al poder. No será como en el 95 que vinieron los americanos y se hicieron dueños de esto (Aplausos). Intervinieron a última hora y después ni siquiera dejaron entrar a Calixto García que había peleado durante 30 años, no quisieron que entrara en Santiago de Cuba (Aplausos). No será como en el 33 que cuando el pueblo empezó a creer que una Revolución se estaba haciendo, vino el señor Batista, traicionó la Revolución, se apoderó del poder e instauró una dictadura por once años. No será como en el 44, año en que las multitudes se enardecieron creyendo que al fin el pueblo había llegado al poder, y los que llegaron al poder fueron los ladrones. Ni ladrones, ni traidores, ni intervencionistas. Esta vez sí que es la Revolución.
Pero, no querían que fuese así. En los instantes mismos en que la dictadura se desplomaba como consecuencia de las victorias militares de la Revolución, cuando ya no podían resistir ni siquiera 15 días más, viene el señor Cantillo y se convierte en paladín de la libertad. Naturalmente, que nosotros nunca hemos estado en una actitud de rechazar cualquier colaboración que implicase un ahorro de sangre, siempre que los fines de la Revolución no se pusiesen en peligro. Naturalmente, que nosotros siempre hemos estado llamando a los militares para buscar la paz, pero la paz con libertad y la paz con el triunfo de la Revolución, era la única manera de obtener la paz.
Por eso, cuando el 24 de diciembre se nos comunicó el deseo del general Cantillo de tener una entrevista con nosotros, aceptamos la entrevista. Yo les confieso a ustedes que, dado el curso de los acontecimientos, la marcha formidable de nuestras operaciones militares, yo tenía muy pocos deseos de ponerme a hablar de movimientos militares; pero yo entendí que era un deber, que nosotros los hombres que tenemos una responsabilidad no nos podemos dejar llevar por las pasiones. Y pensé que si el triunfo se podía lograr con el menor derramamiento de sangre posible, mi deber era atender las proposiciones que me hiciesen los militares (Aplausos).
Fui a ver al señor Cantillo que vino a hablarme en nombre del Ejército. Se reunió conmigo el día 28 en el central Oriente, adonde llegó en un helicóptero, a las 8:00 de la mañana. Allí conversó con nosotros durante cuatro horas, y yo sí que no voy a hacer una historia inventada ni cosa que se parezca, porque tengo testigos excepcionales de la entrevista. Allí estaba el Dr. Raúl Chibás, allí estaba un sacerdote católico, allí estaban varios militares cuyos testimonios no pueden ser puestos en duda por ningún concepto.
Allí, después de analizar todos los problemas de Cuba, después de puntualizar todos los detalles, acordó, el general Cantillo, realizar de acuerdo con nosotros un movimiento militar revolucionario. Lo primero que le dije fue esto, después de analizar bien la situación: la situación del Ejército, la situación a que lo había llevado la dictadura; después de aclararle que a él no le tenía que importar Batista ni los Tabernillas ni toda aquella gente, no le tenía que importar nada, porque aquella gente había sido muy desconsiderada con los militares cubanos; que aquella gente había llevado a los militares a una guerra contra el pueblo, que es una guerra que se pierde siempre, porque contra el pueblo no se puede ganar una guerra (Aplausos).
Después de decirle que los militares eran víctimas de las inmoralidades del régimen, que los presupuestos para comprar armamentos se los robaban, que a los soldados los engañaban constantemente, que aquella gente no merecía la menor consideración de los militares honorables, que el Ejército no tenía por qué cargar con la culpa de los crímenes que cometía la pandilla de los esbirros de confianza de Batista; le advertí, le advertí bien claramente, que yo no autorizaría jamás, por mi parte, ningún tipo de movimiento que permitiese la fuga de Batista. Le advertí que si Batista quería fugarse, que se fugara enseguida y con él Tabernilla y todos los demás, pero que mientras que nosotros pudiéramos evitarlo, teníamos que impedir la fuga de Batista (Aplausos).
Todo el mundo sabe que nuestro primer planteamiento en caso de un golpe militar para llegar a un acuerdo con nosotros era la entrega de los criminales de guerra, y esa era una condición esencial.
Y se podía haber capturado a Batista y a todos sus cómplices. Y yo se lo dije bien claro que no estaba de acuerdo con que Batista se fuera. Le expliqué bien qué tipo de movimiento había que hacer; que yo no respaldaría, ni el Movimiento 26 de Julio ni el pueblo, respaldarían un golpe de Estado, porque la cuestión es que el pueblo es el que ha conquistado su libertad y nadie más que el pueblo (Aplausos).
La libertad nos la quitaron mediante un golpe de Estado, pero para que se acabaran de una vez y para siempre los golpes de Estado, había que conquistar la libertad a fuerza de sacrificio de pueblo, porque no hacíamos nada con que dieran un golpe mañana y otro pasado y otro dentro de dos años y otro dentro de tres años; porque aquí quien tiene que decidir, definitivamente, quién debe gobernar es el pueblo y nadie más que el pueblo (Aplausos).
Y los militares deben estar incondicionalmente a las órdenes del pueblo y a la disposición del pueblo y a la disposición de la Constitución, y de la ley de la República.
Si hay un gobierno malo que roba y que hace más de cuatro cosas mal hechas pues, sencillamente, se espera un poco y cuando llegan las elecciones se cambia el mal gobierno; porque para eso los gobiernos en los regímenes constitucionales democráticos tienen un período de tiempo limitado. Porque si son malos, el pueblo los cambia y vota por otros mejores.
La función del militar no es elegir gobernantes, sino garantizar la ley, garantizar los derechos del ciudadano (Aplausos). Por eso le advertí que golpe de Estado ¡no!, movimiento militar revolucionario, ¡sí!, y no en Columbia sino en Santiago de Cuba (Aplausos).
Le dije bien claro, que la única forma de lograr la vinculación y la confraternización del pueblo y de los militares y de los revolucionarios, no era dando un “madrugonazo” en Columbia, a las dos o las tres de la mañana, sin que nadie se enterara como acostumbran a hacer estos señores, sino sublevando la guarnición de Santiago de Cuba, que era lo suficientemente fuerte y estaba lo suficientemente bien armada para iniciar el movimiento militar y sumar al pueblo, y sumar a los revolucionarios a ese movimiento; que en las circunstancias en que estaba la dictadura era irresistible, porque de seguro que se sumarían de inmediato todas las guarniciones del país, y eso fue lo que se acordó.
Y no solo se acordó eso, sino que yo le hice prometer, porque él pensaba ir a La Habana al día siguiente, y nosotros no estábamos de acuerdo, porque yo le decía: “Es un riesgo que usted vaya a La Habana”. Él decía: “No, no es ningún riesgo”. “Usted corre mucho peligro de que lo detengan porque esa conspiración… aquí todo se sabe”. “No, yo estoy seguro que no me detienen”. Y claro, cómo lo iban a detener si era un golpe de Batista y de Tabernilla. Yo dije, bueno, o este hombre lo tiene todo resuelto allí, lo controla todo, o este golpe es un poco sospechoso. Y entonces le dije: “Usted me promete que usted no se va a dejar persuadir en La Habana por una serie de intereses que están detrás de usted, para dar un golpe en la capital. Usted me promete que no”. Y me dice: “Le prometo que no”. “Usted me jura que no”. Y me dijo: “Le juro que no”.
Yo considero que lo primero que debe tener un militar es honor, que lo primero que debe tener un militar es palabra; y este señor ha demostrado no solo falta de honor y falta de palabra, sino falta, además, de cerebro. Porque un movimiento que pudo haberse hecho desde el primer momento con todo el respaldo del pueblo y con el triunfo asegurado de antemano, lo que hizo fue dar un salto mortal en el vacío. Creyó que iba a ser demasiado fácil engañar al pueblo y engañar ala Revolución.
Sabía algunas cosas, sabía que en cuanto dijeran que Batista había agarrado el avión, el pueblo se iba a tirar a la calle loco de contento. Y pensaron que el pueblo no estaba lo suficientemente maduro para distinguir entre la fuga de Batista y la Revolución. Porque si Batista se va y se apoderan allá de los mandos los amigos de Cantillo, muy bien pudiera ser que el doctor Urrutia tuviera que irse dentro de tres meses también; porque, lo mismo que nos traicionaban ahora, nos traicionaban luego. Y la gran verdad es que el señor Cantillo nos traicionó a nosotros antes de dar el golpe. Dije que lo demostraba, y lo voy a demostrar.
Se acordó con el general Cantillo que el levantamiento se produciría el día 31 a las 3:00 de la tarde. Se aclaró que el apoyo de las fuerzas armadas al movimiento revolucionario sería incondicional, el presidente que designasen los dirigentes revolucionarios y los cargos que a los militares les asignasen los dirigentes revolucionarios. Era un apoyo incondicional el ofrecido.
Se acordó el plan en todos sus detalles: el día 31, a las 3:00 de la tarde, se sublevaría la guarnición de Santiago de Cuba. Inmediatamente varias columnas rebeldes penetrarían en la ciudad, y el pueblo, con los militares y con los rebeldes, confraternizaría inmediatamente, lanzándose al país una proclama revolucionaria e invitando a todos los militares honorables a unirse al movimiento.
Se acordó que los tanques que hay en la ciudad serían puestos a disposición de nosotros, y yo me ofrecí, personalmente, para avanzar hacia la capital con una columna blindada, precedida por los tanques. Los tanques me serían entregados a las 3:00 de la tarde, no porque se pensase que había que combatir, sino para prever en caso de que en La Habana el movimiento fracasase y hubiese necesidad de situar nuestra vanguardia lo más cerca posible de la capital. Y, además, para prever que no se fueran a realizar excesos en la ciudad de La Habana.
Era lógico que con el odio despertado allí contra la fuerza pública por los inenarrables horrores de Ventura y de Pilar García, la caída de Batista iba a producir una desorbitación en la ciudadanía. Y que, además, aquellos policías se iban a sentir sin fuerza moral para contener al pueblo, como efectivamente ocurrió.
Una serie de excesos han tenido lugar en la capital: saqueos, tiroteos, incendios. Toda la responsabilidad cae sobre el general Cantillo por haber traicionado la palabra empeñada y por no haber realizado el plan que se acordó. Creyó que nombrando capitanes y comandantes de la policía —muchos de los cuales cuando los habían nombrado ya se habían ido, prueba de que no tenían la conciencia muy tranquila— iba a resolver la cuestión.
Qué distinto, sin embargo, fue en Santiago de Cuba. ¡Qué orden y qué civismo! ¡Qué disciplina demostrada por el pueblo! Ni un solo caso de saqueo, ni un solo caso de venganza personal, ni un solo hombre arrastrado por las calles, ni un incendio. Ha sido admirable y ejemplar el comportamiento de Santiago de Cuba, a pesar de dos cosas: a pesar de que esta había sido la ciudad más sufrida y que más había padecido el terror, por lo tanto, la que más derecho tenía a estar indignada (Aplausos); y a pesar, además, de nuestras declaraciones de esta mañana diciendo que no estábamos de acuerdo con el golpe.
Santiago de Cuba se comportó ejemplarmente bien, y creo que será este caso de Santiago de Cuba un motivo de orgullo para el pueblo, para los revolucionarios y para los militares de la Plaza de Santiago de Cuba (Aplausos).
Ya no podrán decir que la Revolución es la anarquía y el desorden. Ocurrió en La Habana por una traición, pero no ocurrió así en Santiago de Cuba, que podemos poner como modelo cuantas veces se trate de acusar a la Revolución de anárquica y desorganizada (Aplausos).
Es conveniente que el pueblo conozca las comunicaciones que intercambiamos el general Cantillo y yo. Si el pueblo no está cansado (Gritos y exclamaciones de: “¡No!”) le puedo leer las mismas.
Después de los acuerdos tomados, cuando nosotros ya habíamos suspendido las operaciones sobre Santiago de Cuba, porque el día 28 ya nuestras tropas estaban muy próximas a la ciudad, y se habían realizado todos los preparativos para el ataque a la Plaza, de acuerdo con la entrevista sostenida, hubimos de realizar una serie de cambios, abandonar las operaciones sobre Santiago de Cuba y encaminar nuestras tropas hacia otros sitios, donde se suponía que el movimiento no estaba asegurado desde el primer instante. Cuando todos nuestros movimientos estaban hechos, la columna preparada para marchar sobre la capital, recibo, unas pocas horas antes, esta nota del general Cantillo que dice textualmente:
“Han variado mucho las circunstancias en sentido favorable a una solución nacional” —en el sentido que él quiere para Cuba. Era extraño, porque después de analizar los factores que se contaban, no podía ser más favorable la circunstancia. Estaba asegurado el triunfo, y esto era una cosa extraña que viniera a decir: “Han variado muy favorablemente las circunstancias”. Las circunstancias de que Batista y Tabernilla estaban de acuerdo, asegurado el golpe. “[…] Que recomiendo no hacer nada en estos momentos y esperar los acontecimientos en las próximas semanas, antes del día 6”.
Desde luego, la tregua prolongada indefinidamente, mientras ellos hacían todos los amarres en La Habana.
Mi respuesta inmediata fue esta:
El contenido de la nota se aparta por completo de los acuerdos tomados, es ambiguo e incomprensible. Y me ha hecho perder la confianza en la seriedad de los acuerdos. Quedan rotas las hostilidades a partir de mañana a las 3:00 p.m., que fue la fecha y hora acordadas para el movimiento.
(Aplausos)
Ocurrió entonces una cosa muy curiosa. Además de la nota, que era muy breve, yo le mando a decir al jefe de la Plaza de Santiago de Cuba con el portador de la misma, que si las hostilidades se rompían porque los acuerdos no se cumplían y nos veíamos obligados a atacar la Plaza de Santiago de Cuba, entonces no habría otra solución que la rendición de la Plaza; que exigiríamos la rendición de la Plaza si las hostilidades se rompían y el ataque se iniciaba por nuestra parte. Pero ocurrió que el portador de la nota no interpreta correctamente mis palabras y le dice al coronel Rego Rubido que yo decía que exigía la rendición de la Plaza como condición para cualquier acuerdo. Él no dijo lo que yo le había afirmado: “Que si se iniciaba el ataque”, pero no que yo le había puesto al general Cantillo como condición que se rindiera la Plaza.
En consecuencia del mensaje, el coronel jefe de la Plaza de Santiago de Cuba me envía una carta muy conceptuosa y muy pundonorosa que voy a leer también. Naturalmente que se sentía ofendido con aquel planteamiento que le habían hecho erróneamente, y dice:
La solución encontrada no es golpe de Estado ni Junta Militar, y, sin embargo, creemos que es la que mejor conviene al doctor Fidel Castro, de acuerdo con sus ideas, y pondría en 48 horas el destino del país en sus manos. No es solución local, sino nacional; y cualquier indiscreción adelantada podría comprometerla o destruirla creando el caos. Queremos que se tenga confianza en nuestra gestión y se tendrá la solución antes del día 6.
En cuanto a Santiago, debido a la nota y a las palabras del mensajero, hay que cambiar el plan y no entrar. Dichas palabras han causado malestar entre el personal “llave” y nunca se entregarían las armas sin pelear. Las armas no se rinden a un aliado y no se entregan sin honor.
Frase muy hermosa del jefe de la Plaza de Santiago de Cuba.
Si no se tiene confianza en nosotros o si se ataca Santiago, se considerarán rotos los acuerdos y se paralizarán las gestiones para la solución ofrecida, desligándonos formalmente de todo compromiso. Esperamos, debido al tiempo necesario para actuar en una u otra forma, que la respuesta llegue a tiempo para ser enviada a La Habana en el viscount de la tarde.
Mi respuesta a esta nota del coronel José Rego Rubido fue la siguiente:
Territorio Libre de Cuba, diciembre 31 de 1958.
Señor coronel.
Un lamentable error se ha producido en la trasmisión a usted de mis palabras. Tal vez se debió a la premura con que respondí a su nota y a lo apurado de la conversación que sostuve con el portador. Yo no le dije que la condición planteada por nosotros en los acuerdos que se tomaron era la rendición de la Plaza de Santiago de Cuba a nuestras fuerzas. Hubiese sido una descortesía con nuestro visitante, y una proposición indigna y ofensiva para los militares que tan fraternalmente se han acercado a nosotros.
La cuestión es otra: se había llegado a un acuerdo y se adoptó un plan entre el líder del movimiento militar y nosotros. Debía comenzar a realizarse el día 31 a las 3:00 p.m. Hasta los detalles se acordaron después de analizar cuidadosamente los problemas que debían afrontarse. Se iniciaría con el levantamiento de la guarnición de Santiago de Cuba, persuadí al general C. [Cantillo] de las ventajas de comenzar por Oriente y no en Columbia, por recelar el pueblo grandemente de cualquier golpe en los cuarteles de la capital de la República, y lo difícil que iba a ser, en ese caso, vincular la ciudadanía al movimiento. Él coincidía plenamente con mis puntos de vista; se preocupaba solo por el orden en la capital y acordamos medidas para conjurar el peligro.
La medida era, precisamente, el avance de la columna nuestra sobre Santiago de Cuba.
Se trataba de una acción unida de los militares, el pueblo y nosotros; un tipo de movimiento revolucionario que desde el primer instante contaría con la confianza de la nación entera. De inmediato, y de acuerdo con lo que se convino, suspendimos las operaciones que se estaban llevando a cabo, y nos dimos a la tarea de realizar nuevos movimientos de fuerzas hacia otros puntos como Holguín, donde la presencia de conocidos esbirros hacía casi segura la resistencia al movimiento militar revolucionario.
Cuando ya todos los preparativos estaban listos por nuestra parte, recibo la nota de ayer, donde se me daba a entender que no se llevaría [a cabo] la acción acordada. Al parecer había otros planes, pero no se me informaba cuáles ni por qué. De hecho ya no era cosa nuestra la cuestión. Teníamos simplemente que esperar. Unilateralmente se cambiaba todo. Se ponía en riesgo a las fuerzas nuestras que, de acuerdo con lo que se contaba, habían sido enviadas a operaciones difíciles; quedábamos sujetos, además, a todos los imponderables. Cualquier riesgo del general C., en sus frecuentes viajes aLa Habana, se convertiría militarmente para nosotros en un desastre. Reconozca usted que todo está muy confuso en este instante, y que Batista es un individuo hábil y taimado, que sabe maniobrar. ¿Cómo puede pedírsenos que renunciemos a todas las ventajas obtenidas en las operaciones de las últimas semanas, para ponernos a esperar pacientemente a que los hechos se produzcan?
Bien aclaré que no podía ser una acción de los militares solos; para eso, realmente, no había que esperar los horrores de dos años de guerra. Cruzarnos de brazos en los momentos decisivos es lo único que no se nos puede pedir a los hombres que no hemos descansado en la lucha contra la opresión desde hace siete años.
Aunque ustedes tengan la intención de entregar el poder a los revolucionarios, no es el poder en sí lo que a nosotros nos interesa, sino que la Revolución cumpla su destino. Me preocupa, incluso, que los militares, por un exceso injustificado de escrúpulos, faciliten la fuga de los grandes culpables, que marcharán al extranjero con sus grandes fortunas, para hacer desde allí todo el daño posible a nuestra patria.
Personalmente puedo añadirle que el poder no me interesa, ni pienso ocuparlo. Velaré solo porque no se frustre el sacrificio de tantos compatriotas, sea cual fuere mi destino posterior. Espero que estas honradas razones, que con todo respeto a su dignidad de militares les expongo, las comprendan. Tengan la seguridad de que no están tratando con un ambicioso ni con un insolente [...].
Párenme los tanques allí, hagan el favor (Gritos y aplausos).
Cuando terminemos nuestras declaraciones y la proclamación del presidente provisional, los tanques le harán honor al poder civil de la República, pasando enfrente de nuestros balcones (Aplausos).
Continúo leyendo la carta del día 31 al señor coronel jefe de la Plaza de Santiago de Cuba.
Personalmente puedo añadirle que el poder no me interesa, ni pienso ocuparlo, velaré solo porque no se frustre el sacrificio de tantos compatriotas, sea cual fuere mi destino posterior. Espero que estas honradas razones, que con todo respeto a su dignidad de militares les expongo, las comprendan. Tengan la seguridad de que no están tratando con un ambicioso ni con un insolente [repite el párrafo anterior a la interrupción].
Siempre he actuado con lealtad y franqueza en todas mis cosas. Nunca se podrá llamar triunfo a lo que se obtenga con doblez y engaño. El lenguaje del honor que ustedes entienden es el único que yo sé hablar.
Nunca se mencionó en la reunión con el general C. la palabra rendición, lo que ayer dije y reitero hoy es que a partir de las 3:00 de la tarde del día 31, fecha y hora acordadas, no podíamos prorrogar la tregua con relación a Santiago de Cuba, porque eso sería perjudicar extraordinariamente a nuestra causa. Nunca una conspiración es segura. Anoche llegó aquí el rumor de que el general C. había sido detenido en La Habana; que varios jóvenes habían aparecido asesinados en el cementerio de Santiago de Cuba. Tuve la sensación de que habíamos perdido el tiempo miserablemente, aunque afortunadamente hoy parece comprobarse que el general C. se encuentra en su puesto, ¿qué necesidad tenemos de correr esos riesgos?
Lo que dije al mensajero en cuanto a rendición, que no fue trasmitido literalmente y pareció motivar las palabras de su nota de hoy, fue lo siguiente: que si se rompían las hostilidades por no cumplirse lo acordado, nos veríamos obligados a atacar la Plaza de Santiago de Cuba, lo que es inevitable, dado que en ese sentido hemos encaminado nuestros esfuerzos en los últimos meses, en cuyo caso, una vez iniciada la operación, exigiríamos la rendición de las fuerzas que la defienden. Esto no quiere decir que pensemos que se rindan sin combatir, porque yo sé que, aun sin razón para combatir, los militares cubanos defienden las posiciones con tozudez y nos han costado muchas vidas. Quise decir solo que después que se haya derramado la sangre de nuestros hombres por la conquista de un objetivo, no podía aceptarse otra solución, ya que aunque nos cueste muy caro, dadas las condiciones actuales de las fuerzas que defienden al régimen, las cuales no podrán prestar apoyo a esa ciudad, esta caería inexorablemente en nuestras manos. Ese ha sido el objetivo básico de todas nuestras operaciones en los últimos meses, y un plan de esa envergadura no puede suspenderse por unas semanas sin graves consecuencias, caso de que el movimiento militar se frustre, perdiéndose, además, el momento oportuno, que es este, cuando la dictadura está sufriendo grandes reveses en las provincias de Oriente y Las Villas.
Se nos pone en el dilema de renunciar a las ventajas de nuestras victorias o atacar, un triunfo seguro a cambio de un triunfo probable. ¿Cree usted que con la nota de ayer, ambigua y lacónica, contentiva de una decisión unilateral, pueda yo incurrir en la responsabilidad de mantener en suspenso los planes?
Como militar que es reconozca que se nos pide un imposible. Ustedes no han dejado un minuto de hacer trincheras; esas trincheras las pueden utilizar contra nosotros un Pedraza, un Pilar García, o un Cañizares, si el general C. es relevado del mando y con él sus hombres de confianza. No se nos puede pedir que permanezcamos ociosos. Vea usted que se nos coloca en una situación absurda. Aunque defiendan con valor sus armas, no nos queda más remedio que atacar, porque nosotros también tenemos obligaciones muy sagradas que cumplir.
Más que aliados, deseo que los militares honorables y nosotros seamos compañeros de una sola causa, que es la de Cuba […].
Deseo, por encima de todo, que usted y sus compañeros no se hagan una idea errónea de mi actitud y de mis sentimientos. He sido extenso para evitar que se confundan o tergiversen los conceptos.
Respecto a la tácita suspensión del fuego en la zona de Santiago de Cuba, para evitar toda duda, ratifico que aunque en cualquier instante antes de que se inicien los combates podemos reanudar las operaciones, a partir de hoy debe quedar advertido que el ataque se va a producir de un momento a otro, y que por ninguna razón volveremos a suspender los planes, ya que todo esto, como son cuestiones que se tramitan en secreto, puede sembrar la confusión en el pueblo y perjudicar la moral de nuestros combatientes.
Atentamente,
Libertad o muerte.
(Aplausos)
El coronel Rego me respondió con una pundonorosa carta que es también digna de aplausos, y que dice así:
Señor:
Recibí su atenta carta fechada en el día de hoy [31 de diciembre de 1958] y créame que le agradezco profundamente la aclaración relativa a la nota anterior, aunque debo confesarle que siempre supuse que se trataba de una mala interpretación, pues a través del tiempo he observado su línea de conducta y estoy convencido de que es usted un hombre de principios.
Yo desconocía los detalles del plan original, pues solamente fui informado de la parte a mí concerniente, como también desconozco algunos pequeños detalles del plan actual. Yo estimo que, en parte, usted tiene razón cuando hace el análisis del plan original, pero creo que demoraría unos días más en llegar a su consumación y nunca podría evitarse que muchos de los culpables —grandes, medianos y chicos— se escaparan.
Soy de los que pienso que es absolutamente necesario dar un ejemplo en Cuba para aquellos que, aprovechando las posiciones del poder (Aplausos) cometen toda clase de hechos punibles, pero, desgraciadamente, la historia está plagada de casos semejantes y rara vez los culpables pueden ser puestos a disposición de las autoridades competentes, porque rara vez las revoluciones se hacen como deben hacerse.
Y por eso se escapan los grandes culpables como se han escapado, desgraciadamente, hoy.
Continúa la carta:
Comprendo perfectamente sus preocupaciones en el presente caso. Yo, menos responsabilizado con la historia, también las tengo.
En cuanto a la actuación unilateral de que me habla, le reitero que no he participado en ello. En ambos casos solo fui informado de la parte que me concernía, estimando que lo ocurrido ha sido que el general C. tornó la idea de lo que usted deseaba de acuerdo con sus normas y principios, actuando en consecuencia.
No tengo motivos para suponer que persona alguna esté tratando de propiciar la fuga de culpables y, personalmente, soy opuesto a tal cosa —decía el coronel Rego Rubido (Aplausos)— pero caso de producirse, la responsabilidad histórica por tales hechos recaería sobre quienes los hicieren posible y nunca sobre los demás.
Creo, sinceramente, que todo habrá de producirse en armonía con sus ideas y que el general está procediendo, inspirado en los mejores deseos para bien de Cuba y de la Revolución que usted acaudilla.
Supe de un joven estudiante muerto que se encontraba en el cementerio, y hoy mismo dispuse que se agotaran los medios investigativos, a fin de determinar quién fue el autor y las circunstancias en que ocurriera el hecho, tal como lo realicé en días pasados, hasta poner a disposición de la autoridad judicial correspondiente a los presuntos responsables.
Finalmente, debo informarle que cursé un despacho al general interesando un avión para hacerle llegar su conceptuosa carta, y no se impaciente, que a lo mejor antes de la fecha fijada como límite máximo está usted en La Habana.
Cuando el general se marchó, le pedí que me dejara el helicóptero con el piloto por si a usted se le ocurría pasear el domingo por la tarde sobre Santiago (Aplausos).
Bueno, doctor, reciba usted el testimonio de mi mejor consideración y el ferviente deseo de un feliz Año Nuevo.
Firmado: Coronel Rego Rubido
(Aplausos)
En este estado estaban las conversaciones cuando, tanto el coronel Rego, jefe de la Plaza de Santiago de Cuba, como yo, fuimos sorprendidos por el golpe de Estado de Columbia que se apartaba por completo de lo acordado. Y lo primero que se hizo, lo más criminal que se hizo, fue dejar escapar a Batista, a Tabernilla y a los grandes culpables (Aplausos). Los dejaron escapar con sus millones de pesos, los dejaron escapar con los 300 ó 400 millones de pesos que se han robado y ¡muy caro nos va a costar eso! Porque ahora van a estar desde Santo Domingo y desde otros países haciendo propaganda contra la Revolución, fraguando todo el daño posible contra nuestra causa. Y durante muchos años los vamos a tener ahí amenazando a nuestro pueblo, manteniéndolo en constante estado de alerta, porque van a pagar y a fraguar conspiraciones contra nosotros. Y todo por la debilidad, por la irresponsabilidad y por la traición de los que promovieron el golpe contrarrevolucionario de la madrugada de hoy.
¿Qué hicimos nosotros? Tan pronto supimos del golpe, nos enteramos por Radio Progreso; y a esa hora, adivinando yo lo que se estaba fraguando, ya estaba haciendo unas declaraciones, cuando me entero de que Batista se había ido para Santo Domingo. Yo pensé: ¿Será un rumor?, ¿será una bola? Y mando a ratificar; cuando oigo la noticia de que, efectivamente, el señor Batista y su camarilla se habían escapado y, lo más bonito es que el general Cantillo decía que ese movimiento se había producido gracias a los patrióticos propósitos del general Batista, ¡los patrióticos propósitos del general Batista!, ¡que renunciaba para ahorrar derramamiento de sangre! ¿Qué les parece? (Gritos).
Hay algo más todavía. Para tener una idea de la clase de golpe que se preparó, basta decir que a Pedraza lo había nombrado miembro de la Junta y se fue (Risas y gritos). Yo creo que no hay que añadir nada más para ver la clase de intenciones que tenían los golpistas. Y no nombraron al presidente Urrutia, que es el presidente proclamado por el Movimiento y por todas las organizaciones revolucionarias (Aplausos). Llamaron a un señor que es el más viejo, nada menos, de todos los magistrados del Tribunal Supremo, que
son bastante viejos todos (Risas); y sobre todo un señor que ha sido presidente, hasta hoy, de un Tribunal Supremo de Justicia, donde no había justicia de ninguna clase.
¿Cuál iba a ser el resultado de todo esto? Pues una revolución a medias, una componenda, una caricatura de revolución. El señor Perico de los Palotes; lo mismo da que se llame de una manera o de otra. Ese señor Piedra, que a estas horas si no ha renunciado que se prepare, que lo vamos a ir a hacer renunciar aLa Habana (Aplausos). Creo que no dura las 24 horas. Va a romper un récord (Risas y aplausos).
Designan a este señor, y muy bonito: Cantillo, héroe nacional, paladín de las libertades cubanas, amo y señor de Cuba, y el señor Piedra allí. Sencillamente habíamos derrocado a un dictador para implantar otro. En todos los órdenes, el movimiento de Columbia era un movimiento contrarrevolucionario, en todos los órdenes se apartaba del propósito del pueblo, en todos los órdenes era sospechoso; e inmediatamente el señor Piedra hizo un llamamiento, dijo que lo iba a hacer para llamar a los rebeldes y una comisión de paz. Y nosotros tan tranquilos, dejábamos los fusiles y lo dejábamos todo, y nos íbamos allá a rendirles pleitesía al señor Piedra y al señor Cantillo.
Era evidente que tanto Cantillo como Piedra estaban en la luna. Estaban en la luna porque creo que el pueblo de Cuba ha aprendido mucho, y los rebeldes hemos aprendido algo.
Esa era la situación esta mañana, que no es la situación de esta noche, porque ha cambiado mucho (Aplausos). Ante este hecho, ante esta traición, dimos órdenes a todos los comandantes rebeldes de continuar las operaciones militares, y de continuar marchando sobre los objetivos; en consecuencia, inmediatamente dimos órdenes a todas las columnas destinadas a la operación de Santiago de Cuba a avanzar sobre la ciudad.
Yo quiero que ustedes sepan que nuestras fuerzas venían muy seriamente decididas a tomar Santiago de Cuba por asalto. Ello hubiera sido muy lamentable, porque hubiese costado mucha sangre, y esta noche de hoy no sería una noche de alegría como esta, y de paz como esta, y de confraternidad como esta (Aplausos).
Debo confesar que si en Santiago de Cuba no se libró una batalla sangrienta se debe, en gran parte, a la patriótica actitud del coronel del Ejército JoséRego Rubido (Aplausos); a los comandantes de las fragatas Máximo Gómez y Maceo, al jefe del Distrito Naval de Santiago de Cuba (Aplausos), y al oficial que desempeñaba el cargo de la jefatura de policía (Aplausos). Todos —y es justo que aquí lo reconozcamos y se lo agradezcamos— contribuyeron a evitar una sangrienta batalla y a convertir el movimiento contrarrevolucionario de esta mañana en el movimiento revolucionario de esta tarde.
A nosotros no nos quedaba otra alternativa que atacar porque no podíamos permitir la consolidación del golpe de Columbia y, por lo tanto, había que atacar sin espera. Y cuando las tropas marchaban ya sobre sus objetivos, el coronel Rego hizo un viaje en el helicóptero para localizarme. Los jefes de las fragatas hicieron contacto con nosotros y se pusieron, incondicionalmente, a las órdenes de la Revolución (Aplausos).
Contándose ya con el apoyo de las dos fragatas, que tienen un altísimo poder de fuego, con el apoyo del Distrito Naval y con el apoyo de la Policía, convoqué entonces a una reunión de todos los oficiales del Ejército de la Plaza de Santiago de Cuba, que son más de 100. Les dije a esos militares, cuando los invité a reunirse conmigo, que yo no tenía la menor preocupación en hablarles, porque sabía que tenía la razón; porque sabía que comprenderían mis argumentos y que de esta reunión se llegaría a un acuerdo.
Y, efectivamente, en horas de la noche, en los primeros momentos de la noche, nos reunimos en El Escandel la casi totalidad de los oficiales del Ejército de Santiago de Cuba, muchos de ellos hombres jóvenes que se les ve ansiosos de luchar por el bien de su país. Reuní a aquellos militares y les hablé de nuestro sentimiento revolucionario, les hablé de nuestro propósito con nuestra patria, les hablé de lo que queríamos para el país, de cuál había sido siempre nuestra conducta con los militares, de todo el daño que le había hecho la tiranía al Ejército y cómo no era justo que se considerase por igual a todos los militares; que los criminales solo eran una minoría insignificante, y que había muchos militares honorables en el Ejército, que yo sé que aborrecían el crimen, el abuso y la injusticia.
No era fácil para los militares desarrollar un tipo determinado de acción; era lógico, que cuando los cargos más elevados del Ejército estaban en manos de los Tabernilla, de los Pilar García, de los parientes y de los incondicionales de Batista, y existía un gran terror en el Ejército; a un oficial aisladamente no se le podía pedir responsabilidad.
Había dos clases de militares —y nosotros los conocemos bien—: los militares como Sosa Blanco, Cañizares, Sánchez Mosquera, Chaviano (Gritos y abucheos), que se caracterizaron por el crimen y el asesinato a mansalva de infelices campesinos. Pero hubo militares que fueron muy honrados en su campaña; hubo militares que jamás asesinaron a nadie, ni quemaron una casa, como fue el comandante Quevedo, que fue nuestro prisionero después de una heroica resistencia en la Batalla de Jigüe, y que hoy sigue siendo comandante del Ejército (Aplausos); el comandante Sierra, y otros muchos militares que jamás quemaron una casa. A esos militares no los ascendían, a los que ascendían era a los criminales, porque Batista siempre se encargó de premiar el crimen. Tenemos el caso, por ejemplo, del coronel Rego Rubido, que no le debe sus grados a la dictadura, sino que ya era coronel cuando se produjo el 10 de Marzo (Aplausos).
El hecho cierto es que recabé el apoyo de la oficialidad del Ejército de Santiago de Cuba, y la oficialidad del Ejército de Santiago de Cuba le brindó su apoyo incondicional a la Revolución Cubana (Aplausos). Reunidos los oficiales de la Marina, de la Policía y del Ejército, se acordó desaprobar el golpe amañado de Columbia y apoyar al Gobierno legal de la República, porque cuenta con la mayoría de nuestro pueblo, que es el doctor Manuel Urrutia Lleó (Aplausos); y apoyar a la Revolución Cubana. Gracias a esa actitud se ahorró mucha sangre, gracias a esa actitud se ha gestado de verdad, en la tarde de hoy, un verdadero movimiento militar revolucionario.
Yo comprendo que en el pueblo hay muchas pasiones justificadas. Yo comprendo las ansias de justicia que hay en nuestro pueblo, y se cumplirá porque habrá justicia (Aplausos). Pero yo le quiero pedir a nuestro pueblo antes de nada, calma. Estamos en instantes en que debemos consolidar el poder antes que nada. ¡Lo primero ahora es consolidar el poder! Después reuniremos una comisión de militares honorables y de oficiales del Ejército Rebelde para tomar todas las medidas que sean aconsejables, para exigir responsabilidad a aquellos que la tengan (Aplausos). ¡Y nadie se opondrá!, porque al Ejército y a las Fuerzas Armadas son a los que más les interesa que la culpa de unos cuantos no la pague todo el cuerpo, y que no sea una vergüenza vestir el uniforme militar (Aplausos); que los culpables sean castigados para que los inocentes no tengan que cargar con el descrédito (Aplausos). ¡Tengan confianza en nosotros!, es lo que le pedimos al pueblo, porque sabemos cumplir con nuestro deber (Aplausos).
En esas circunstancias se realizó en la tarde de hoy un verdadero movimiento revolucionario del pueblo, de los militares y de los rebeldes, en la ciudad de Santiago de Cuba (Aplausos). Es indescriptible el entusiasmo de los militares, y en prueba de confianza les pedí a los oficiales que entraran conmigo en Santiago de Cuba, ¡y aquí están todos los oficiales del Ejército! (Aplausos). ¡Ahí están los tanques a disposición de la Revolución! (Aplausos). ¡Ahí está la artillería a disposición de la Revolución! (Aplausos). ¡Ahí están las fragatas a disposición de la Revolución! (Gritos y aplausos).
Yo no voy a decir que la Revolución tiene el pueblo, eso ni se dice, eso lo sabe todo el mundo. Yo decía que el pueblo, que antes tenía escopeticas, ya tiene artillería, tanques y fragatas; y tiene muchos técnicos capacitados del Ejército que nos van a ayudar a manejarlas, si fuese necesario (Aplausos). ¡Ahora sí que el pueblo está armado! Yo les aseguro que si cuando éramos 12 hombres solamente no perdimos la fe (Aplausos), ahora que tenemos ahí 12 tanques cómo vamos a perder la fe.
Quiero aclarar que en el día de hoy, esta noche, esta madrugada, porque es casi de día, tomará posesión de la presidencia de la República, el ilustre magistrado, doctor Manuel Urrutia Lleó (Aplausos). ¿Cuenta o no cuenta con el apoyo del pueblo el doctor Urrutia? (Aplausos y gritos). Pero quiere decir, que el presidente de la República, el presidente legal, es el que cuenta con el pueblo, que es el doctor Manuel Urrutia Lleó.
¿Quién quiere al señor Piedra para presidente? (Abucheos y gritos de: “¡Nadie!”). Si nadie quiere al señor Piedra para presidente, ¿cómo se nos va a imponer al señor Piedra para presidente? (Abucheos). Si esa es la orden del pueblo de Santiago de Cuba, que es el sentimiento del pueblo de Cuba entera, tan pronto concluya este acto marcharé con las tropas veteranas de la Sierra Maestra, los tanques y la artillería hacia la capital, para que se cumpla la voluntad del pueblo (Aplausos).
Aquí estamos, sencillamente, a las órdenes del pueblo. Lo legal en este momento es el mandato del pueblo. Al presidente lo elige el pueblo y no lo elige un conciliábulo en Columbia, a las 4:00 de la madrugada (Aplausos). El pueblo ha elegido a su presidente y eso quiere decir que desde este instante quedará constituida la máxima autoridad legal de la República (Aplausos). Ninguno de los cargos ni de los grados que se han concedido de acuerdo con la Junta Militar de la madrugada de hoy tienen validez alguna. Todos los nombramientos de cargos dentro del Ejército son nulos —me refiero a todos los nombramientos que se han hecho esta mañana—; quien acepte un cargo designado por la Junta traicionera de esta mañana estará asumiendo una actitud contrarrevolucionaria, llámese como se llame (Aplausos), y, en consecuencia, quedará fuera de la ley.
Tengo la completa seguridad de que mañana todos los mandos militares de la República habrán aceptado las disposiciones del presidente de la República(Aplausos). El presidente procederá de inmediato a designar a los jefes del Ejército, de la Marina y de la Policía (Aplausos) por los altos servicios que ha prestado en esta hora a la Revolución y por haber puesto sus miles de hombres a la disposición de la Revolución. He recomendado para jefe del Ejército al coronel RegoRubido (Aplausos). Igualmente se designará como jefe de la Marina a uno de los dos comandantes de la fragata que primero se sumaron a la Revolución(Aplausos), y le he recomendado al presidente de la República que designe para jefe nacional de la Policía al comandante Efigenio Ameijeiras, que ha perdido tres hermanos (Aplausos), que es uno de los expedicionarios del Granma y uno de los hombres más capacitados del ejército revolucionario (Aplausos). Ameijeiras está en operaciones en Guantánamo, pero mañana él llega aquí (Aplausos).
Yo solo pido tiempo para nosotros y para el poder civil de la República a fin de ir realizando las cosas a gusto del pueblo, pero poco a poco (Aplausos). Solo le pido una cosa al pueblo, y es que tenga calma. (Del público le dicen: “¡Oriente federal, Oriente capital!”). ¡No!, ¡no!, la República unida siempre y por encima de todas las cosas (Aplausos). Lo que hay que pedir es justicia para Oriente (Aplausos). En todo, el tiempo es un factor importante. La Revolución no se podrá hacer en dos días; ahora, tengan la seguridad de que la Revolución la hacemos. Tengan la seguridad de que por primera vez de verdad la República será enteramente libre y el pueblo tendrá lo que merece (Aplausos). El poder no ha sido fruto de la política, ha sido fruto del sacrificio de cientos y de miles de nuestros compañeros. No hay otro compromiso que con el pueblo y con la nación cubana. Llega al poder un hombre sin compromisos con nadie, sino con el pueblo exclusivamente (Aplausos).
El Che Guevara (Aplausos) recibió la orden de avanzar sobre la capital no provisional de la República, y el comandante Camilo Cienfuegos, jefe de la Columna 2 Antonio Maceo (Aplausos) ha recibido la orden de marchar sobre la gran Habana y asumir el mando del campamento militar de Columbia (Aplausos). Se cumplirán, sencillamente, las órdenes del presidente de la República y el mandato de la Revolución (Aplausos).
De los excesos que se hayan cometido en La Habana, no se nos culpe a nosotros. Nosotros no estábamos en La Habana. De los desórdenes ocurridos enLa Habana, cúlpese al general Cantillo y a los golpistas de la madrugada, que creyeron que iban a dominar la situación allí (Aplausos). En Santiago de Cuba, donde se ha hecho una verdadera Revolución, ha habido orden completo. En Santiago de Cuba se han unido el pueblo, los militares y los revolucionarios, y eso es indestructible (Aplausos).
La jefatura del Gobierno, la jefatura del Ejército y la jefatura de la Marina estarán en Santiago de Cuba, y sus órdenes serán de obligatorio cumplimiento a todos los mandos de la República.
Esperamos que todos los militares honorables acaten estas disposiciones, porque el militar, antes que nada, está al servicio de la ley y de la autoridad —no de la autoridad constituida, porque muchas veces está una autoridad mal constituida—, la autoridad legítimamente constituida (Aplausos).
Ningún militar honorable tiene nada que temer de la Revolución. Aquí en esta lucha no hay vencidos, porque solo el pueblo ha sido el vencedor (Aplausos). Ha habido caídos de un lado y de otro, pero todos nos hemos unido para darle el apoyo a la Revolución. Nos hemos dado el abrazo fraternal los militares buenos y los revolucionarios (Aplausos).
No habrá ya más sangre. Espero que ningún núcleo haga resistencia, porque aparte de ser una resistencia inútil y una resistencia que sería aplastada en pocos instantes, sería una resistencia contra la ley y contra la República y contra el sentimiento de la nación cubana (Aplausos).
Ha habido que organizar este movimiento de hoy para que no ocurra otra guerra dentro de seis meses. ¿Qué pasó cuando el machadato? Pues que también un general de Machado dio un golpe y quitó a Machado, y puso a un presidente que duró 15 días; y vinieron los sargentos y dijeron que aquellos oficiales eran responsables de la dictadura de Machado, y que ellos no los respetaban. Creció la efervescencia revolucionaria y expulsaron a los oficiales. Ahora no podrá ocurrir así; ahora estos oficiales tienen el respaldo del pueblo, y tienen el respaldo de la tropa, y tienen el prestigio que les da el haberse sumado a un verdadero movimiento revolucionario (Aplausos).
Estos militares serán respetados y considerados por el pueblo y no habrá que emplear la fuerza, ni habrá que andar con fusiles por la calle, ni metiéndole miedo a nadie porque el verdadero orden, el verdadero orden es el que se basa en la libertad, en el respeto y en la justicia, y no en la fuerza. Desde ahora en adelante el pueblo será enteramente libre y el pueblo sabe comportarse debidamente, como lo ha demostrado hoy (Aplausos).
La paz que nuestra patria necesita se ha logrado. Santiago de Cuba ha pasado a la libertad sin que hubiera que derramar sangre. Por eso hay tanta alegría, y por eso es que los militares que en el día de hoy desoyeron y desaprobaron el golpe de Columbia para sumarse incondicionalmente a la Revolución merecen nuestro reconocimiento, nuestra gratitud y nuestro respeto (Aplausos). Los institutos armados de la República serán en el futuro modelos de instituciones, por su capacidad, por su educación y por su identificación con la causa del pueblo. Porque los fusiles, de ahora en adelante, solo estarán siempre al servicio del pueblo (Aplausos).
No habrá más golpes de Estado, no habrá más guerra, porque por eso nos hemos preocupado, de que no ocurra ahora como cuando Machado. Estos señores, para hacer más parecido el caso de la madrugada de hoy con el caso de la caída de Machado, aquella vez pusieron a un Carlos Manuel, y ahora pusieron a otro Carlos Manuel (Abucheos).
Lo que no habrá esta vez es un Batista (Aplausos), porque no habrá necesidad de un 4 de septiembre, que destruyó la disciplina en las Fuerzas Armadas, porque lo que ocurrió con Batista fue que instauró aquí la indisciplina en el Ejército, porque su política consistía en halagar a los soldados para mantener disminuida la autoridad de los oficiales. Los oficiales tendrán autoridad, habrá disciplina en el Ejército. Habrá un Código Penal Militar, donde los delitos contra los derechos humanos y contra la honradez y la moral que debe tener todo militar, serán castigados debidamente (Aplausos).
No habrá privilegios para nadie. El militar que tenga capacidad y tenga méritos será el que ascienda, y no el pariente, el amigo, como ha existido hasta hoy, que no se han respetado los escalafones.
Para los militares se acabará, como se acabará para los trabajadores, toda esa explotación de contribuciones obligatorias, que en los obreros es la cuota sindical y en los militares es el peso para la primera dama, y los dos pesos para esto, y los dos pesos para lo otro, y les acaban con el sueldo (Aplausos).
Naturalmente, que el pueblo todo lo debe esperar de nosotros, y lo va a recibir. Pero he hablado de los militares para que ellos sepan que también todo lo van a recibir de la Revolución, todas las mejoras que jamás han tenido, porque cuando no se robe el dinero de los presupuestos estarán mucho mejor los militares de lo que están hoy. Y el soldado no ejercerá funciones de policía, el soldado estará en su entrenamiento, en su cuartel; no tendrá que estar ejerciendo funciones de policía.
Nosotros (Gritos de: “¡Microonda!”) de microonda nada (Aplausos), aunque sí quiero aclarar que en este momento los rebeldes andamos con microondas porque las necesitamos (Aplausos), pero las microondas ahora no las tendrán los esbirros, ni nada de eso; nada de asesinos, ni nada de frenazos delante de las casas y la tocadera a medianoche (Gritos y aplausos).
Yo tengo la seguridad de que tan pronto tome posesión y asuma el mando el presidente de la República, decretará el restablecimiento de las garantías y la absoluta libertad de prensa y todos los derechos individuales en el país (Aplausos); y todos los derechos sindicales, y todos los derechos y todas las demandas de nuestros campesinos y de nuestro pueblo en general.
No nos olvidaremos de nuestros campesinos de la Sierra Maestra y de los de Santiago de Cuba (Aplausos). No nos iremos a vivir a La Habana olvidados de todos; donde yo quiero vivir es en la Sierra Maestra (Aplausos). Por lo menos, en la parte que me corresponda, por un sentimiento muy profundo de gratitud, no olvidaré a aquellos campesinos; y tan pronto tenga un momento libre voy a ver dónde vamos a hacer la primera Ciudad Escolar, con cabida para 20 000 niños (Aplausos). Y lo vamos a hacer con la ayuda del pueblo. Los rebeldes van a trabajar allí. Le vamos a pedir a cada ciudadano un saco de cemento y una cabilla (Aplausos y gritos de: “¡Sí, sí!”). Y yo sé que obtendremos la ayuda de nuestra ciudadanía (Aplausos).
No olvidaremos a ninguno de los sectores de nuestro pueblo (del público le dicen: “¡Viva Crescencio Pérez!”). ¡Que viva Crescencio Pérez que perdió a un hijo en los días postreros de la guerra!
La economía del país se restablecerá inmediatamente. Este año nosotros seremos los que cuidaremos la caña, para que no se queme. Porque este año los impuestos del azúcar no servirán para comprar armas homicidas y bombas y aviones para bombardear al pueblo (Aplausos).
Cuidaremos las comunicaciones y ya, desde Jiguaní hasta Palma Soriano, la línea telefónica está restablecida y la vía férrea será restablecida (Aplausos). Y habrá zafra en todo el país y habrá buenos salarios, porque yo sé que ese es el propósito del presidente de la República. Y habrá buenos precios porque, precisamente, el miedo a que no hubiera zafra ha levantado los precios del mercado mundial; y los campesinos podrán sacar su café (Aplausos); y los ganaderos todavía podrán vender sus reses gordas en La Habana, porque afortunadamente el triunfo ha llegado a tiempo, para que no haya ruina de ninguna clase.
No es a mí a quien le corresponde hablar de estas cosas. Ustedes saben que somos hombres de palabra y que lo que prometemos lo cumplimos. Y queremos prometer menos de lo que vamos a cumplir, no más, sino menos de lo que vamos a cumplir, y hacer más de lo que ofrezcamos al pueblo de Cuba (Aplausos).
No creemos que todos los problemas se vayan a resolver fácilmente, sabemos que el camino está preñado de obstáculos, pero nosotros somos hombres de fe, que nos enfrentamos siempre a las grandes dificultades (Aplausos).
Podrá estar seguro el pueblo de una cosa, y es que podemos equivocarnos una y muchas veces, lo único que no podrá decir jamás de nosotros es que robamos, que traicionamos, que hicimos negocios sucios, que usamos el favoritismo, que usamos los privilegios (Aplausos). Y yo sé que el pueblo los errores los perdona, y lo que no perdona son las sinvergüencerías, y los que hemos tenido son sinvergüenzas (Aplausos).
Al asumir como presidente el magistrado, doctor Manuel Urrutia Lleó, a partir de ese instante, cuando jure ante el pueblo la presidencia de la República, él será la máxima autoridad de nuestro país (Aplausos). Nadie piense que yo pretenda ejercer facultades aquí por encima de la autoridad del presidente de la República, yo seré el primer acatador de las órdenes del poder civil de la República, y el primero en dar el ejemplo (Aplausos). Cumpliremos sencillamente sus órdenes, y, dentro de las atribuciones que nos conceda, trataremos de hacer lo más posible por nuestro pueblo, sin ambiciones, porque afortunadamente estamos inmunes a las ambiciones y a las vanidades. ¡Qué mayor gloria que el cariño de nuestro pueblo! ¡Qué mayor premio que esos millares de brazos que se agitan llenos de esperanza, de fe y de cariño hacia nosotros! (Aplausos).
Nunca nos dejaremos arrastrar por la vanidad ni por la ambición, porque como dijo nuestro Apóstol: “Toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz”, y no hay satisfacción ni premio más grande que cumplir con el deber como lo hemos estado haciendo hasta hoy, y como lo haremos siempre. Y en esto no hablo en mi nombre, hablo en nombre de los miles y miles de combatientes que han hecho posible la victoria del pueblo (Aplausos).
Hablo del profundo sentimiento de respeto y de devoción hacia nuestros muertos, que no serán olvidados. Los caídos tendrán en nosotros los más fieles compañeros. Esta vez no se podrá decir, como otras, que se ha traicionado la memoria de los muertos, porque los muertos seguirán mandando. Físicamente no están aquí Frank País, Josué País, Pepito Tey ni tantos otros, pero están moralmente, están espiritualmente; y solo la satisfacción de saber que el sacrificio no ha sido vano, compensa el inmenso vacío que dejaron en el camino (Aplausos). Sus tumbas seguirán teniendo flores frescas. Sus hijos no serán olvidados, porque los familiares de los caídos serán ayudados (Aplausos).
Los rebeldes no cobraremos sueldo por los años que hemos estado luchando. Y nos sentimos orgullosos de no cobrar sueldos por los servicios que le hemos prestado a la Revolución; en cambio, es posible que sigamos cumpliendo nuestras obligaciones sin cobrar sueldos, porque si no hay dinero, ¡no importa!, lo que hay es voluntad, y hacemos lo que sea necesario (Aplausos).
Pero también quiero aquí repetir lo que dije en La historia me absolverá, y es que también velaremos porque no les falten el sustento, ni la asistencia, ni la educación a los hijos de los militares que han caído luchando contra nosotros, porque ellos no tienen culpa de los horrores de la tiranía (Aplausos). Y seremos generosos con todos porque, repito, que aquí no ha habido vencidos sino vencedores. Serán castigados solo los criminales de guerra, porque ese es un deber ineludible con la justicia (Aplausos). Y ese deber puede tener la seguridad el pueblo de que lo cumpliremos. Y cuando haya justicia, no habrá venganza. Para que el día de mañana no haya atentados contra nadie tiene que haber justicia hoy. Como habrá justicia no habrá venganza ni habrá odio. El odio lo desterraremos dela República, como una sombra maldita que nos dejó la ambición y la opresión (Aplausos).
Triste es que se hayan escapado los grandes culpables. No faltan miles de hombres que quieran perseguirlos, pero nosotros tenemos que respetar las leyes de otros países. A nosotros nos sería fácil porque voluntarios tenemos de sobra para ir a perseguir a esos delincuentes, y hombres que estén dispuestos a jugarse la vida. Pero no queremos aparecer como un pueblo que viole las leyes de los demás pueblos; las respetaremos mientras se respeten las nuestras. Pero sí advierto que si en Santo Domingo se ponen a conspirar contra la Revolución (Gritos de: “¡Trujillo!”). Sí, Trujillo. Yo había pensado, en alguna ocasión, que Trujillo nos había hecho daño vendiéndole armas a Batista, y el daño que le hizo no fue porque vendiera armas, sino porque vendiera armas tan malas que cuando cayeron en nuestras manos no servían para nada (Risas y aplausos). Sin embargo, vendió bombas, y con las bombas fueron asesinados muchos campesinos. No dan ni deseos de devolverle las carabinas porque no sirven, sino de devolverle algo mejor.
Es lógico, en primer término, que los perseguidos políticos de Santo Domingo tendrán aquí su mejor casa y su mejor asilo. Y los perseguidos políticos de todas las dictaduras tendrán aquí su mejor casa y la mayor comprensión, porque nosotros hemos sido perseguidos políticos.
Si Santo Domingo se convierte en arsenal de la contrarrevolución, si Santo Domingo se convierte en base de conspiraciones contra la Revolución Cubana, si esos señores se dedican desde allá a hacer conspiraciones, más vale que se vayan pronto de Santo Domingo, porque allí no van a estar tampoco muy seguros (Aplausos). Y no seremos nosotros, que nosotros no tenemos que meternos en los problemas de Santo Domingo, es que los dominicanos han aprendido el ejemplo de Cuba, y las cosas se van a poner por allí muy serias (Aplausos). Los dominicanos han aprendido que es posible pelear contra la tiranía y derrotarla, y ese ejemplo es lo que más temían precisamente los dictadores, el ejemplo alentador para América que acaba de producirse en nuestra patria (Aplausos).
Vela por el curso y el destino de esta Revolución la América entera. Toda ella tiene sus ojos puestos en nosotros. Toda ella nos acompaña con sus mejores deseos de triunfo. Toda ella nos respaldará en nuestros momentos difíciles. Esta alegría de hoy no solo es en Cuba, sino en América entera. Como nosotros nos hemos alegrado cuando ha caído un dictador en la América Latina, ellos también se alegran hoy por los cubanos.
Debo concluir, aunque sea enorme el cúmulo de sentimientos y de ideas que con el desorden, el bullicio y la emoción de hoy acuden a nuestra mente. Decía —y quedó sin concluir aquella idea— que habría justicia, y que era lamentable que hubiesen escapado los grandes culpables, por culpa de quienes ya sabemos, porque el pueblo sabe quién tiene la culpa de que se hayan escapado; y que vinieran a dejar aquí, no voy a decir a los más infelices, pero sí a los más torpes, a los que no tenían dinero, a los hombres de fila que obedecieron las órdenes de los grandes culpables. Dejaron escapar a los grandes culpables para que el pueblo saciase su ira y su indignación con los que tienen menos responsabilidad. Aunque está bien que se les castigue ejemplarmente, para que aprendan.
Siempre pasa lo mismo, el pueblo les advierte que los grandes se van y ellos se quedan, y sin embargo, siempre pasa lo mismo, los grandes se van y ellos se quedan, pues que se castiguen también (Aplausos). Si los grandes se van tendrán también su castigo. Duro, muy duro es tener que vivir alejado de la patria por toda la vida, porque, cuando menos, serán condenados al ostracismo por toda la vida los criminales y los ladrones que han huido precipitadamente.
¡Quién viera por un agujero —como dice el pueblo— al señor Batista en estos momentos! ¡Al guapo, al hombre soberbio que no pronunciaba un solo discurso si no era para llamar cobardes, y miserables y bandidos a todos los demás! Aquí ni siquiera se ha llamado bandido a nadie, aquí no reina ni se respira el odio, la soberbia ni el desprecio, como en aquellos discursos de la dictadura. Aquel hombre que dice que cuando entró en Columbia llevaba una bala en la pistola (Gritos), se marchó en horas de la madrugada en un avión, con una bala en la pistola (Gritos). Quedó demostrado que los dictadores no son tan temibles ni tan suicidas, y que cuando llega la hora en que están perdidos huyen cobardemente. Lo lamentable realmente es que haya escapado cuando pudiera haber sido hecho prisionero, y si hacemos prisionero a Batista le hubiéramos quitado los 200 millones de pesos que se robó (Aplausos). ¡Reclamaremos el dinero téngalo donde lo tenga! (Aplausos) porque no son delincuentes políticos, sino delincuentes comunes. Y vamos a ver los que aparezcan en las embajadas, si es que el señor Cantillo no les ha dado ya salvoconducto. Vamos a distinguir entre los delincuentes políticos y los delincuentes comunes. Asilo para los delincuentes políticos, nada para los delincuentes comunes. Tienen que ir ante los tribunales y demostrar que son delincuentes políticos, y si se demuestra que son delincuentes comunes, que los entreguen a las autoridades (Gritos de: “¡Mujal, Mujal!”). Y Mujal, a pesar de lo grande y lo gordo que es, no se sabe dónde está en este momento (Gritos). Nadie tiene noticias. ¡Cómo han huido! ¡Yo no me explico cómo ustedes se acuerdan todavía de esos infelices! (Risas). Por fin el pueblo se libró de toda esa canalla.
Ahora hablará el que quiera, bien o mal, pero hablará el que quiera. No es como ocurría aquí, que hablaban ellos solos y hablaban mal (Gritos). Habrá libertad absoluta porque para eso se ha hecho la Revolución; libertad incluso para nuestros enemigos; libertad para que nos critiquen y nos ataquen a nosotros; que siempre será un placer saber que nos combaten con la libertad que hemos ayudado a conquistar para todos (Aplausos). Nunca nos ofenderemos, siempre nos defenderemos y seguiremos solo una norma: la norma del respeto al derecho y a los pensamientos de los demás.
Esos nombres que se han mencionado aquí, esa gente, Dios sabe en qué embajada, en qué playa, en qué barco, adónde han ido a parar. Bástenos saber que nos hemos librado de ellos, y que si tienen alguna casita, alguna finquita, o alguna vaquita por ahí; la tendremos sencillamente que confiscar.
Porque debo advertir que los funcionarios de la tiranía, los representantes, los senadores, los alcaldes, los que no han robado particularmente, pero que han cobrado los sueldos, tendrán que devolver hasta el último centavo de lo que han cobrado en estos cuatro años, porque han cobrado ilegalmente y tendrán que devolverle a la República el dinero que han cobrado todos esos senadores, y todos esos representantes; y si no lo devuelven, les confiscaremos las propiedades que tengan.
Esto, aparte de lo que se hayan robado, porque el que haya robado, a ese no le quedará nada del producto del robo, porque esa es la primera ley de la Revolución. No es justo que se mande a prisión a un hombre que se robó una gallina, o un guanajo, y que los que se roban millones de pesos estén encantados de la vida por ahí. ¡Que se anden con cuidado! (Aplausos). Y que anden con cuidado los ladrones de hoy y de ayer. Que anden con cuidado porque la ley revolucionaria puede caer sobre los hombros de todos los culpables de todos los tiempos, porque la Revolución llega al triunfo sin compromisos con nadie en absoluto, sino con el pueblo, que es al único al que debe su victoria (Aplausos).
Voy a terminar (Gritos de: “¡No!”). Voy a terminar por hoy (Gritos de: “¡No!”). Bueno, recuerden que tengo que marchar inmediatamente, es mi obligación, y ustedes llevan muchas horas parados (Gritos de: “¡No, no!”).
Veo tantas banderas blancas, rojas y negras en los vestidos de nuestras compañeras, que realmente se nos hace duro abandonar esta tribuna, donde hemos experimentado, todos los que estamos aquí presentes, la más grande emoción de nuestras vidas (Gritos y aplausos).
No podemos menos que recordar a Santiago de Cuba con entrañable cariño. Las veces que nos reunimos aquí, un mitin allá en la Alameda, un mitin acá en una avenida (Gritos de: “¡Trocha!”). En Trocha, donde dije un día que si nos arrebataban los derechos por la fuerza cambiaríamos las escobas por los fusiles, y culparon a Luis Orlando de aquellas declaraciones, yo me callé la boca. En el periódico salió que era Luis Orlando el que las había hecho, y era yo el que las había hecho; pero no estaba muy seguro de si estaban bien hechas, porque en aquella época no había… (Risas). Y resultó que tuvimos que cambiarlo todo: los estudiantes, sus libros y sus lápices por los fusiles; los campesinos, sus aperos de labranza por el fusil, y todos tuvimos que cambiarlo todo por el fusil. Afortunadamente, la tarea de los fusiles ha cesado. Los fusiles se guardarán donde estén al alcance de los hombres que tendrán el deber de defender nuestra soberanía y nuestros derechos.
Pero, cuando nuestro pueblo se vea amenazado, no pelearán solo los 30 000 ó 40 000 miembros de las Fuerzas Armadas, sino pelearán los 300 000, 400 000 ó 500 000 cubanos, hombres y mujeres que aquí pueden coger las armas (Gritos y aplausos). Habrá armas necesarias para que aquí se arme todo el que quiera combatir cuando llegue la hora de defender nuestra independencia (Aplausos). Porque está demostrado que no solo pelean los hombres, sino pelean las mujeres también en Cuba (Aplausos), y la mejor prueba es el pelotón Mariana Grajales, que tanto se distinguió en numerosos combates (Aplausos). Y las mujeres son tan excelentes soldados como nuestros mejores soldados hombres (Aplausos).
Yo quería demostrar que las mujeres podían ser buenos soldados. Al principio la idea me costó mucho trabajo, porque existían muchos prejuicios. Había hombres que decían que cómo mientras hubiera un hombre con una escopeta se le iba a dar un fusil a una mujer. ¿Y por qué no?
Yo quería demostrar que las mujeres podían ser tan buenos soldados, y que existían muchos prejuicios con relación a la mujer, y que la mujer es un sector de nuestro país que necesita también ser redimido, porque es víctima de la discriminación en el trabajo y en otros muchos aspectos de la vida (Aplausos).
Organizamos las unidades de mujeres, que demostraron que las mujeres pueden pelear. Y cuando en un pueblo pelean los hombres y pueden pelear las mujeres, ese pueblo es invencible.
Mantendremos organizadas las milicias o la reserva de combatientes femeninas, y las mantendremos entrenadas, todos los voluntarios. Y estas jóvenes que hoy veo con los vestidos negro y rojo, del 26 de Julio, yo aspiro a que aprendan también a manejar las armas (Aplausos).
Y esta Revolución, compatriotas, que se ha hecho con tanto sacrificio, ¡nuestra Revolución!, ¡la Revolución del pueblo es ya hermosa e indestructible realidad! ¡Cuánto motivo de fundado orgullo! ¡Cuánto motivo de sincera alegría y esperanza para todo nuestro pueblo! Yo sé que no es aquí solo en Santiago de Cuba, es desde la punta de Maisí hasta el cabo de San Antonio.
Ardo en esperanzas de ver al pueblo a lo largo de nuestro recorrido hacia la capital, porque sé que es la misma esperanza, la misma fe de un pueblo entero que se ha levantado, que soportó paciente todos los sacrificios, que no le importó el hambre; que cuando dimos permiso tres días para que se restablecieran las comunicaciones, para que no pasara hambre, todo el mundo protestó (Aplausos). Es verdad, porque lo que querían era lograr la victoria costara lo que costara. Y este pueblo bien merece todo un destino mejor, bien merece alcanzar la felicidad que no ha logrado en sus 50 años de República; bien merece convertirse en uno de los primeros pueblos del mundo, por su inteligencia, por su valor, por su espíritu (Aplausos).
Nadie puede pensar que hablo demagógicamente, nadie puede pensar que quiero halagar al pueblo. He demostrado suficientemente mi fe en el pueblo, porque cuando vine con 82 hombres a las playas de Cuba, y la gente decía que nosotros estábamos locos y nos preguntaban que por qué pensábamos ganar la guerra, yo dije: “porque tenemos al pueblo” (Aplausos).
Y cuando fuimos derrotados la primera vez, y quedamos un puñado de hombres, y persistimos en la lucha, sabíamos que esta sería una realidad, porque creíamos en el pueblo. Cuando nos dispersaron cinco veces en el término de 45 días, y nos volvimos a reunir y reanudar la lucha, era porque teníamos fe en el pueblo; y hoy es la más palpable demostración de que aquella fe era fundamentada (Aplausos).
Tengo la satisfacción de haber creído profundamente en el pueblo de Cuba y de haberles inculcado esa fe a mis compañeros. Esa fe, que más que una fe es una seguridad completa en todos nuestros hombres. Y esa misma fe que nosotros tenemos en ustedes es la fe que nosotros queremos que ustedes tengan en nosotros siempre (Aplausos).
La República no fue libre en el 95 y el sueño de los mambises se frustró a última hora. La Revolución no se realizó en el 33 y fue frustrada por los enemigos de ella. Esta vez la Revolución tiene al pueblo entero, tiene a todos los revolucionarios, tiene a los militares honorables. ¡Es tan grande y tan incontenible su fuerza, que esta vez el triunfo está asegurado!
Podemos decir con júbilo que en los cuatro siglos de fundada nuestra nación, por primera vez seremos enteramente libres (Aplausos), y la obra de los mambises se cumplirá (Aplausos).
Hace breves días, el 24 de diciembre, me fue imposible resistir la tentación de ir a visitar a mi madre, la que no veía desde hacía varios años. Cuando regresaba por el camino que cruza a través de los Mangos de Baraguá, en horas de la noche, un sentimiento de profunda devoción a los que viajábamos en aquel vehículo, nos hizo detener allí, en aquel lugar donde se levanta el monumento que conmemora la Protesta de Baraguá y el inicio de la Invasión. En aquella hora, la presencia en aquellos sitios, el pensamiento de aquellas proezas de nuestras guerras de independencia, la idea de que aquellos hombres hubiesen luchado durante 30 años para no ver logrados sus sueños, para que la República se frustrara, y el presentimiento de que muy pronto la Revolución que ellos soñaron, la patria que ellos soñaron sería realidad, nos hizo experimentar una de las sensaciones más emocionantes que puedan concebirse.
Veía revivir aquellos hombres con sus sacrificios, con aquellos sacrificios que nosotros hemos conocido también de cerca. Pensaba en sus sueños y sus ilusiones, que eran los sueños y las ilusiones nuestras, y pensé que esta generación cubana ha de rendir, y ha rendido ya, el más fervoroso tributo de reconocimiento y de lealtad a los héroes de nuestra independencia.
Los hombres que cayeron en nuestras tres guerras de independencia juntan hoy su esfuerzo con los hombres que han caído en esta guerra; y a todos nuestros muertos en las luchas por la libertad podemos decirles que por fin ha llegado la hora en que sus sueños se cumplan.
Ha llegado la hora de que al fin ustedes, nuestro pueblo, nuestro pueblo bueno y noble, nuestro pueblo que es todo entusiasmo y fe; nuestro pueblo que quiere de gratis, que confía de gratis, que premia a los hombres con cariño más allá de todo merecimiento, tendrá lo que necesita (Aplausos). Y solo aquí me resta decirles, con modestia, con sinceridad, con profunda emoción, que aquí en nosotros, en sus combatientes revolucionarios, tendrán siempre servidores leales, que solo tendrán por divisa servirles (Aplausos).
Hoy, al tomar posesión de la presidencia de la República el doctor Manuel Urrutia Lleó, el magistrado que dijo que la Revolución era justa (Aplausos), pongo en sus manos las facultades legales que he estado ejerciendo como máxima autoridad dentro del territorio liberado, que ya es hoy toda la patria; asumiré, sencillamente, las funciones que él me asigne. En sus manos queda toda la autoridad de la República (Aplausos).
Nuestras armas se inclinan respetuosas ante el poder civil en la República civilista de Cuba (Aplausos). No tengo que decirle que esperamos que cumpla con su deber, porque sencillamente estamos seguros de que sabrá cumplirlo. Al presidente provisional de la República de Cuba cedo mi autoridad; y le cedo en el uso de la palabra al pueblo. Muchas gracias.
(Ovación)
Primero de Enero del 2014:
A 55 años del triunfo de la Revolución Cubana
La Batalla de Girón (Segunda parte) (+ Fotos y PDF)
26 mayo 2011 - Cubadebate
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Reflexiones de Fidel, por Fidel Castro Ruz
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Es difícil escribir sobre los acontecimientos históricos cuando muchos de los protagonistas principales han fallecido o no están en condiciones de testimoniar sobre los hechos.
Es notable, sin embargo, el número de compañeros que siendo muy jóvenes cuando la Batalla de Girón -y que continuaron después prestando valiosos servicios en las Fuerzas Armadas Revolucionarias como soldados u oficiales, en misiones patrióticas o internacionalistas-, todavía recuerdan y describen con lucidez su participación en las acciones, que no estaba recogida en apuntes, testimonios o libros.
En la búsqueda de datos precisos me vi obligado a revisar documentos, memorias, libros; a conversar con diversos compañeros que enriquecieron mis recuerdos e incluso aportaron detalles y hechos sobre los cuales no tenía noticias; pero sobre todo, tuve una gran seguridad sobre lo que hice o no hice; lo que dije y no dije.
De este modo, iré incluyendo hechos en esta narración que no constaban en papel o documento alguno de los que se atesoran con esmero en la Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado, donde el incansable historiador, Pedro Álvarez Tabío, recopiló, registró, investigó y conservó hasta su muerte el 13 de junio de 2009.
Como los lectores de la primera parte de esta Reflexión recordarán, yo conté las medidas adoptadas hasta las 10:00 horas del día 17 después del desembarco. En ese momento se interrumpe el relato de las instrucciones que iba emitiendo desde el Punto Uno, para proseguirlo a las 13:02 horas -con la transcripción de mi llamada telefónica al compañero Raúl en la provincia de Oriente-, pues no disponía de las impartidas entre esas dos horas, y ni siquiera estaba seguro de que se hubieran conservado.
La situación en la mañana temprana del 17 de abril era demasiado tensa tras los bombardeos traicioneros de nuestras bases aéreas el día 15, y el desembarco por Girón 48 horas después.
Solicité a la Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado un esfuerzo especial en la búsqueda de informaciones sobre esas tres horas. Hurgando entre cientos de papeles, el coronel Suárez y su equipo lograron reunir las noticias que requería sobre esas horas, así como fotos de documentos escritos a mano, y me las enviaron. Puedo por ello incluir en esta segunda parte de la Reflexión referencias a ese importantísimo momento.
Comenzaré incluyendo el mensaje a Fernández en el central Australia que, en aras de la brevedad, no utilicé en la primera parte de la Reflexión.
“09:55 hrs. A Fernández. Australia. Fernández, les hundieron un barco y otro se lo dejamos ardiendo, y les hemos jodido un avión también. ¿El chorro está ahí? Sí. ¿No están volando ellos ahora? Sí. A ver, dime. Los chorros yo te los voy a mandar… a menos que se haya equivocado, tienen que estar volando ahí. Te voy a asegurar la protección, hasta que tú tengas asegurado Pálpite. Ve a la carretera y aférrate en Pálpite, eso es muy importante. Entonces, te voy a mantener la protección aérea todo el tiempo que necesites allí. Voy a volver a repetir, no sea que el avión se haya equivocado. Bien.”
Repito el ya publicado cinco minutos después para que se pueda entender mejor lo que ocurría a las 10:00 horas:
“10:00 hrs. A Curbelo. FAR. Curbelo: Fernández no me ha informado. Tú tienes que explicarle bien al piloto que es la carretera que va del central Australia a Playa Larga, que es donde tienen que prestar protección los chorros, pero no tienen que llegar hasta Playa Larga, sino hasta Pálpite. Cuando uno regrese, que el otro salga, debes explicárselo bien: protección aérea a eso. Sí, más o menos, para la tropa nuestra que va a avanzar por ahí. Australia a Playa Larga, ¿hasta Cayo Ramona? ¿Qué? Sí. Bien, mantener la protección sobre la carretera, que es importante, y mantener el ataque sobre los barcos. Y, siempre alertas, porque ellos mañana van a tratar de joder ahí. Mantener la protección sobre la carretera todo el tiempo que sea necesario. Yo te aviso. Bien, muy bien.”
Viene a continuación un grupo de noticias sueltas que evidentemente no eran instrucciones tomadas por taquigrafía. Son comunicaciones que se refieren a datos y temas que transcribo tal y como los recibí, sin añadir ni quitar detalles, haciendo las observaciones pertinentes, cuando son confusos o carecen de sentido. Este lapso se produce entre las 10:05 y las 12:35 horas en que se restablece el lenguaje familiar e inteligible.
“10:05 Hrs. Int. Curbelo a Del Valle para informarle de si se autoriza aviones de guerra norteamericanos procedentes de Miami, pueden aterrizar en el aeropuerto de Guantánamo, informando Fidel que eso no puede ser.
“10:05 Hrs. Int. Fidel a Quiko que por donde van los tanques que se dirigen a Matanzas.
“10:11 Hrs. Interesa Fidel averiguar bien dentro un intmr. Si es cierto que van a desembarcar.
“10:12 Hrs. Informa Curbelo a Fidel que el Sea Fury nuestro que, hubo de derribar un cuatrimotor B-29, enemigo, en Bahía de Cochinos. (Es indiscutible que se trataba de un B-26. A esa hora no se conocía todavía bien el tipo de avión que usaba el enemigo).
“10:14 Hrs. Interesa un norteamericano nombrado Campbell que desea hablar con un alto funcionario del gobierno. Informándole que era imposible.
“10:15 Hrs. Interesa Fidel le pongan un radio para escuchar algunas noticias de interés.
“10:22 Hrs. Informa Acevedo que la Fuerza de Combate de Cojímar está lista.
“10:23 Hrs. Ordena el Cmdte. Fidel de que las Columnas y Escuadras de Combate se dirijan a Matanzas, a la Escuela de Milicias de ese lugar.
“10:21 Hrs. Informa Curbelo al Cmdte. Fidel de que en la Base consultaban que si podía pasar por el territorio aviones de guerra, procedentes de Miami. Informando el Cmdte. Fidel, que sí podían pasar por la línea normal, pero no por encima de nuestro territorio. Informó además Curbelo, de que hay tres barcos fuera de combate entre ellos, uno cargado de camiones y otras cosas, así como también fue derribado un cuatrimotor B-29.
“10:40 Hrs. Ordena el Cmdte. Fidel, mandar otra batería de Matanzas para Covadonga.
“10:45 Hrs. Ordena el Cmdte. Fidel de que la tropa siga avanzando protegido con el A chorro, que se mande un Batallón para Soplillar y otro para Australia.
“10:48 Hrs. Informa las FAR de que si Sea Fury nuestro, hubo de derribar a dos B-26 enemigos.
“10:53 Hrs. Informan desde el frente de Opnes. de que acaba de llegar a Pálpite, nuestra Fuerzas. El Cmdte. Fidel imparte órdenes de que sigan avanzando a Soplillar. Ya se encuentra en los frentes el Batallón de Matanzas. Ordena el Cmdte. Fidel, de que a los prisioneros no los maten, llevarlo para Australia. Procurar tener poco tránsito en la carretera. Serán cuidados por aviones nuestros. (Se refiere a los camiones que transporten combatientes)
“10:57 Hrs. Ordena el Cmdte. Fidel de que los chorros protejan a las Fuerzas que avanzan sobre Soplillar rumbo a la Playa. (Soplillar, es un caserío situado al sureste de la carretera que conduce, a través del bosque, rumbo al mar)
“11:18 Hrs. Comunica el Cmdte. Fidel al Cmdte. Puertas que informe al Cmdte. Olivera que vire para atrás inmediatamente la compañía de bazucas. Los obuses que esperen en Jagüey, los obuses pueden ir con Olivera. Los tanques deben quedarse ahí, las bazucas con Fernández, y el Batallón 113 que sea alcanzado donde sea, y las bazucas se las lleven, para Covadonga, debe ir la Bat. 285 y 113, estos deben estar con bazucas.
“11:25 Hrs. Ordena el Cmdte. Puerta una batería de bazuca, ordena salir una Co. de bazuca, urgentemente hacia Jovellanos.
“11:27 Hrs. Ordena el Cmdte. Fidel Castro al Cmdte. Puerta, que revoque la orden anterior y deje que sigan las dos (de obuses) a toda velocidad y las otras cuatro y otra de 120 que alcance a Fernández, y la otra con Filiberto.
“11:30 Hrs. Llama Teruel al Cmdte. Fidel, informa de que la Co. y Bat. de cañones habían pasado rumbo a Covadonga, así como una Bat. anti-aérea y cuatro Bat. de Obuses en Jovellanos, los cuales van a defender a Jagüey, el armamento. Bat. 85 para Fernández.
“11:38 Hrs. Ordena el Cmdte. Fidel al Cmdte Puerta de que para Filiberto la 15.85, así como dos Bat. Art. Para Fernández como el Pelotón 4, si llega el 230 se le manda a Fernández para Jovellanos, en esa dirección va el 180 y otro más, así como más tarde irán 4 más para Jagüey, la Bat. 1 y 11 van para Jagüey, 6-19-22 van para Matanzas.
“11:40 Hrs. Informó las FAR que resultados de las últimas Opnes. se encuentran protegiendo a la avanzada.
“11:48 Hrs. De orden del Cmdte. Fidel a Almeida, qué noticias hay de Covadonga, y van a avanzar por Yaguaramas, llevando morteros, Anti-Aéreo, y Bazucas, y Filiberto va hacia Covadonga con el Bon. de Bazucas y más atrás una compañía de mortero 185.
“11:51 Hrs. Informa el Cmdte. Fidel a Covadonga de que por Yaguaramas se dirige una Co. con morteros y Bazoocas. Además, Filiberto más atrás, con más Bazoocas y morteros con el objeto de llegar en el día de hoy hasta la bajada.
“12:00 Hrs. Capt. Herandez (debe ser Fernández) informó al Cmdte. Fidel mandar rápidamente que alcancen a Olivera, llegaron cañones antiaéreos que se moverán por la noche, actualmente se encuentran en Pálpite. Tiene completa protección por los aviones, por la noche se van a buscar cañones y tanques. Cualquier enemigo abrir fuego. Actualmente hay un B-26 enemigo sobre Australia.”
(El mensaje está confuso, excepto la idea de que artillería y tanques deben esperar la noche).
“12:07 Hrs. Informa FAR. A chorro enemigo listo en estos momentos. (Debe ser chorro amigo y no enemigo)
“12:11 Hrs. Informes al Cmdte. Fidel dice lo siguiente: – de que se encuentra en Pálpite, el Cmdte. Fidel sugiere usar la artillería de noche y con mortero y si puede montar los morteros 120 hacia Soplillar y Pálpite, actualmente no combaten se encuentran en barcos. (Tal vez se refería a enemigos). Un paracaidista, un herido, que se dio a la fuga. Que ocupen posiciones hacia Soplillar y Playa. El a chorro actualmente se encuentra detrás de un B-26 enemigo, es muy importante coger posición. En Pálpite, y Tomar la Playa al paracaidista muerto tiene nombre norteamericano. (Está escrito de esa forma confusa y no se vuelve a tratar la errónea y disparatada idea a esa hora)
“12:20 Hrs. Informó el Cmdte. Raúl de que se están concentrando para Ote. grupos contrarrevolucionarios, hubo de decirles Fidel que tomaran precauciones.
“12:35 p.m.- A PUERTA- Matanzas.- Manda aviso a los morteros, que tienen que llegar hasta Fernández. La 2 es la primera, debes mandársela a Fernández. Si no es la 2, sino otra, se la mandas igual. La 2, la 9 y la 13, la que sea, la que esté allí, para Fernández, rápido. Las otras dos, que son la 9 y 13, o las que sean, llévalas para allá. ¿Con la 15? Para Covadonga. Sí, todo completo allá. Así que manda rápido esa para Fernández, y las otras dos las acumulas ahí. Oye, los tanques distribúyelos por ahí, ocultos, en espera de órdenes.
“12:37 p.m.- A FERNÁNDEZ- Australia.- ¿Qué otras noticias hay? Sí, el águila imperialista. Bien, ¿qué otras noticias hay? ¿Y están avanzando hacia Soplillar también? Sí. Vigila, tengan cuidado con las emboscadas. Bien, ¡muy bien! Óyeme, ¿los antitanques te llegaron? Bueno, sí. Ya la batería de morteros pasó por Matanzas. Yo creo que a las tres de la tarde la tendrás ahí. ¿Ya? ¿Dos compañías? ¿Con morteros, con morteros? Bueno, hace falta el 120, si hay resistencia. ¿Cuál? Bueno, hay que tener cuidado. Tan pronto lleguen los morteros, los emplazas lo mismo hacia la playa que hacia Soplillar; ahí mismo, que después van más baterías. Vamos a ver si al amanecer ya tenemos tomado aquello. Bueno, hasta luego.
“12:42 p.m.- A CURBELO- FAR.- Que los observen, a ver hacia donde van. Sí, pero cuando lleguen ya no están. Métele un bombardeo a Playa Girón. ¿No hay enemigos?, ¿limpio? ¿Ni hombres tampoco, hombres tampoco? ¿Ni camiones moviéndose? Bueno, que metan una limpieza entre Playa Larga, Cienfuegos y Girón, todo lo que se vea. Y sigan protegiendo el avance. Sí, esperen más informes, porque van a llegar tarde. Sigan protegiendo el avance.
“12:45 p.m.- A FERNÁNDEZ- AUSTRALIA.- ¿Ya llegó el refuerzo, qué noticias tienen del refuerzo? ¿No han mandado a preguntar allá? Sí, está bien. ¿Dónde fue el morterazo? ¿Dónde está Jocuma? ¿Ahí fue donde le metieron el morterazo? Pero, ¿está llegando la gente allí? ¿Seguro? Está bien. (Dicen que no han llegado los de Almeida).
“12:47 p.m.- CURBELO-FAR.- ¿Así que la hundieron allí? Sí. ¿Y después qué pasó? ¿Qué tú crees, los reembarcaran otra vez aquí? ¿Ellos no se pudieran ir, no se pudieran ir? Vas a barrer desde Playa Larga a Girón, todo lo que se mueva, y después por la carretera de Girón, hasta cerca de Cayo Ramona. Que no pasen de Cayo Ramona. Así que desde Playa a Girón, y de ahí hasta cerca de Cayo Ramona, a todo lo que se mueva, y después regresan. ¿Así que los barcos están huyendo mucho?, ¿van huyendo mucho? ¿Tú crees que vayan a desembarcar en otro lugar, o no? ¿Tú crees que valga la pena darles otra rociada? ¿Están seguros de que no son barcos americanos, o algo de eso? Bueno, que les metan una azocada, después de barrer por allí. O.K.
“12:55 p.m.- DORTICOS.- Óyeme, los barcos se van retirando. Bueno, tres barcos hundidos allí, y va uno ardiendo, de ellos, y la gente cazándolo. Yo creo que sí, ¿oíste? Han avanzado hacia la Playa, y hacia Soplillar. Ellos lo mantenían, pero va avanzando la tropa nuestra hacia allá. Ellos han avanzado desde Cayo Ramona hacia Covadonga, pero el flanco izquierdo de ellos se les va para el carajo. Le vamos a tirar ahora todo lo que se mueva por todo aquello. Sí, un avión. Pero, era lógico que los barcos se retiraran ¿oíste? Porque fue mucha la leña. No, enérgicamente. Los síntomas son jodidos para ellos. ¿Y la denuncia de nosotros? Bien. La propaganda si. ¿Miró está hablando de desembarco, donde? ¿No, por dónde se fueron? Sí, está bien.
“Osmany informa (13:00 p.m.), que Pedrito Miret sacó 24 obuses para Jovellanos, que tiene 24 obuses listos, y está preparando las baterías de 122.”
Interrumpo en este punto el relato de las instrucciones que iba impartiendo con relación a los continuos combates en Girón, para incluir las partes esenciales de la conversación que sostuve el 25 de abril de 2011 con quien fuera jefe del batallón de la Escuela de Responsables de Milicias, el coronel retirado Nelson González, un compañero capaz y bien preparado de esa unidad combativa que derrochó valor y arrojo en aquel fiero combate frente a la invasión mercenaria organizada por el imperialismo contra nuestra Patria.
“Cmdte.- ¿A qué hora recuerdas que llegaron a Pálpite?
“Nelson González.- Yo calculo que sería entre 9:30 y 10:00 de la mañana.
“Cmdte.- ¿Recuerdas qué había en Pálpite? ¿Cómo era el pueblito?
“Nelson González.- El pueblito eran cuatro o seis casuchas de yagua, con los techos de guano, que cuando se les tiró cogieron candela, porque en Pálpite nos hicieron disparos aislados; o sea, que Pálpite, en realidad, no fue tomado en combate, fue ocupado.
“Cmdte.- ¿De dónde venían los disparos que dices?
“Nelson González.- Venían de los alrededores de allí, no pude precisar porque fueron muy pocos disparos.
“En esos momentos lo que había allí, como máximo, era un pelotón, el primer pelotón de la primera compañía.
“Cmdte.- ¿Y el resto dónde estaba?
“Nelson González.- El resto estaba en la columna que venía detrás.
“Nosotros entramos en Pálpite, nos apoderamos de Pálpite y caminamos un poco hacia adelante.
“Cmdte.- ¿Pero a qué distancia están las casitas aquellas?
“Nelson González.- Las casitas deben estar, Comandante, a unos 25 o 30 metros de la carretera, estaban muy cerca de la carretera.
“Cmdte.- ¡Ah! ¿Y de ahí qué hizo la tropa?
“Nelson González.- La tropa venía detrás y se fue pegando allí, tratando de avanzar hacia la playa. Eran más de las 11:00 de la mañana. Entonces fue cuando nos hacen un fuego fuerte desde la avanzada que tenían ellos, porque ellos tenían avanzada.
“Cmdte.- ¡Ah! ¿Te recuerdas a la hora que fue eso?
“Nelson González.- Debe haber sido antes de las 12:00 del día.
“¿Usted sabe por qué le digo eso? Porque alrededor de la 1:00 o 1:10 fue cuando llegaron los aviones.
“Cmdte.- ¿Y hacia Soplillar movieron alguna gente?
“Nelson González.- Hacia Soplillar se movió una compañía, menos un pelotón. Del teniente Roberto Conyedo León.
“Cmdte.- Que es el que está vivo.
“Nelson González.- Sí, que es el que está vivo.
“Cmdte.- ¿Dónde vive él?
“Nelson González.- Está viviendo en La Habana.
“Cmdte.- ¿No pudiste averiguar la dirección?
“Nelson González.- No pude averiguar la dirección, pero me dijeron unos compañeros que él no está muy bien de salud.
“Cmdte.- Pero tiene que haber otro compañero que estaba en la compañía. ¿Qué compañía era?
“Nelson González.- Era la segunda compañía. Rodrigo Rossié Rodríguez, un teniente de milicia del primer curso, era jefe del segundo pelotón.
“Cmdte.- Rodrigo Rossié. ¿Sabes si vive o murió?
“Nelson González.- La última noticia que tuve de él es que está vivo y que anda por el ICRT, porque es especialista en comunicaciones.
“Cmdte.- Conyedo es el que está mal. ¿Qué edad tiene Conyedo?
“Nelson González.- Debe tener más o menos la edad que yo tengo, debe andar cumpliendo los 70 o 71.
“Cmdte.- ¿Sabes algo del otro pelotón?
“Nelson González.- El jefe del otro pelotón era Claudio Argüelles Camejo, que es el que se queda en Pálpite. Yo le dije que había ido para Soplillar una compañía, menos un pelotón; éste se queda en Pálpite y lo matan en Pálpite cuando el bombardeo.
“Cmdte.- A él lo matan.
“¿Atacaron Pálpite también, al mismo tiempo?
“Nelson González.- Sí, por la tarde la aviación atacó.
“Cmdte.- ¿Fue por la tarde que atacaron a la compañía?
“Nelson González.- Eso fue ya cuando entró la aviación, a partir de la 1:00 de la tarde.
“Cmdte.- ¡Ah, bueno!, llaman la tarde a la 1:00. Fue el mismo que los atacó a ustedes por la carretera.
“Nelson González.- Sí, fue el mismo avión, ametrallaba, tiraba bombas y tiraba cohetes.
“Cmdte.- Pero ese avión tiene que apartarse de la carretera para tirar en Soplillar.
“Nelson González.- Pero muy poco. Muy poco porque antes de Soplillar tiró para Boquerón.
“Cmdte.- Me has hablado del pelotón uno, que es donde está Rodrigo Rossié Rodríguez, y ahora me estás hablando del pelotón dos, el de Claudio, ¿no?
“Nelson González.- Sí, el pelotón dos es el de Claudio.
“Cmdte.- El de Claudio.
“¿Y cuántos pelotones había allí?
“Nelson González.- El tercer pelotón va también para Soplillar.
“Cmdte.- ¿Cómo cuántos hombres estaban con ellos?
“Nelson González.- Con ellos, bueno, una compañía, pero en el pelotón deben haber sido alrededor de 60 a 80 hombres en Soplillar, y en Pálpite se deben haber quedado 25 o 30 hombres de esa compañía.
“Cmdte.- Correcto. ¿A qué distancia tú calculas que está Soplillar de Pálpite?
“Nelson González.- Yo calculo que Soplillar está de Pálpite a unos cinco o seis kilómetros, me parece.
“Cmdte.- Correcto. Sí, es la idea que yo tenía, me parecía que Soplillar estaba un poquitico más apartado de la carretera.
“Nelson González.- Sí, sí. Soplillar está apartado de la carretera.
“Cmdte.- ¿Cómo cuánto?
“Nelson González.- Yo le digo que usted tenía que romper camino por ahí para adentro hasta llegar a Soplillar, que es donde había una pequeña pista y ahí yo le digo que más, menos, estaba metido para adentro, por lo menos, entre cuatro, cinco o seis kilómetros.
“Cmdte.- Ah, bueno, esa es mi idea.
¿Y qué casa tú me dijiste que había donde mataron a Claudio?
“Nelson González.- En Pálpite.
“Cmdte.- ¿También todo eso es Pálpite?
“Nelson González.- Donde matan a Argüelles es en Pálpite.
“Cmdte.- ¿Y los que estaban en Soplillar de qué compañía eran?
“Nelson González.- De la segunda.
“Cmdte.- ¿También?
“Nelson González.- Sí, porque la compañía que se manda para Soplillar es la segunda compañía, menos un pelotón.
“Cmdte.- ¿Donde matan al muchacho? ¿Claudio era del segundo pelotón?
“Nelson González.- Del segundo pelotón de la segunda compañía.
“Cmdte.- ¿Alguien tendrá la lista de los hombres?
“Nelson González.- En el material que le mando a usted, está el jefe de batallón, los jefes de compañías y pelotones.
“Cmdte.- ¿Me dijiste que en el batallón eran cinco compañías?
“Nelson González.- Seis compañías y una batería de morteros de 82 milímetros.
“Cmdte.- Cuando avanzaron hacia Playa Larga, a la 1:00 dices tú, más o menos, ¿fue todo el curso o mandaron dos compañías? ¿Cómo es?
“Nelson González.- Fíjese, delante iban la primera y tercera compañías; atrás iba la cuarta compañía y un poco más atrás la sexta compañía, porque la quinta se había quedado en la escuela; la quinta se incorpora después de las 3:00 de la tarde, porque ya lo que dejan aquí en Matanzas es un pelotón para cuidar la guarnición.
“Cmdte.- Correcto.
“Realmente las que estaban allí en ese momento eran cuatro, atrás se queda la quinta. ¿Y la sexta? Son seis.
“Nelson González.- La sexta iba un poco más atrás. Lo que pasa es que como íbamos en columnas, digamos, prácticamente en orden cerrado, no teníamos forma de desplegarnos, éramos muy vulnerables.
“Cmdte.- ¿Te recuerdas de la carretera hacia la playa, después que uno ha cruzado la boca de la laguna y todo eso, cuándo empiezan los árboles? ¿Es antes de llegar a Pálpite?
“Nelson González.- Los árboles frondosos empiezan después de Pálpite, por la izquierda, porque por la derecha era hierba mala, como una especie de planta espinosa.
“Cmdte.- Cuando llega el avión, ¿la primera compañía dónde está?
“Nelson González.- La primera compañía está aproximadamente a un kilómetro de Pálpite.
“Cmdte.- Entonces había bastante densidad.
¿Como cuántos hombres había reunidos allí?
“Nelson González.- Allí estaban reunidos los de la primera y la tercera, debía haber alrededor de 200, 280 hombres.
“Cmdte.- Pero por la izquierda y por la derecha.
“Nelson González.- Sí, por la izquierda y por la derecha.
“Cmdte.- A un kilómetro. ¿Qué distancia había de la playa?
“Nelson González.- Calculo más o menos tres o cuatro kilómetros, porque, si mal no recuerdo, de Pálpite a la playa hay seis kilómetros.
“Cmdte.- Desde las cuatro casuchas aquellas.
“Sí, ya entiendo, más o menos, eso es correcto.
“¿Y ellos, desde tierra, hasta dónde habían avanzado los mercenarios?
“Nelson González.- Los mercenarios tenían posiciones avanzadas. Yo calculo que no era más allá de 500 metros de la posición principal que estaba a la entrada de la playa.
“Cmdte.- Alrededor de 500 metros.
“Eso es a la 1:00.
“Nelson González.- Sí, más o menos a la 1:00.
“Cmdte.- ¿Los morteros están tirando ya, los 105?
“Nelson González.- No, todavía.
“Cmdte.- ¿Y el cañón sin retroceso?
“Nelson González.- El chiquito, el de 75 milímetros.
“Cmdte.- Bueno, ellos tenían dos tipos según yo tengo entendido, creo que el 57 y el 75.
Estoy tratando de imaginar lo que puede verse a cuatro kilómetros.
Tal vez ellos tenían 500 metros avanzados por esa zona.
Mira a ver si recuerdas, por la noche, cuando llegaron los cañones del 85, que discutieron con Fernández, que se situaron detrás de Pálpite, ¿en qué lugar fue?
“Nelson González.- Un poquitico detrás de Pálpite, a la izquierda.
“Cmdte.- Pero, ¿en tierra, o sobre la carretera?
“Nelson González.- En tierra, en el diente de perro que había allí.
“Cmdte.- ¿Te acuerdas cuando llegaron los cañones 122?
“Nelson González.- No, no recuerdo eso, porque ya los cañones 122 llegaron en horas del anochecer.
“Cmdte.- Sí, al anochecer.
“Nelson González.- A la izquierda había un pequeño campo para desplazar las piezas antiaéreas. No recuerdo si fueron cuatro piezas o seis piezas de cañones 85 milímetros, y si mal no recuerdo, el jefe de la batería era el teniente Dow, pero no recuerdo bien cuál es su nombre.
“Cmdte.- ¿Está vivo o ha muerto?
“Nelson González.- No, no sé.
“Cmdte.- Cuando llegaron los cañones, se supone que utilizaron ese terreno allí.
“Nelson González.- Los vi, no lo supongo, sino que los vi.
“Cmdte.- Yo conozco un compañero -el otro día estuve hablando con él- que es hermano de un teniente que matan los aviones, a esa hora, en el primer ataque. Él tenía unas granadas…
“Nelson González.- Ese es Claudio Argüelles Camejo.
“Cmdte.- Exacto.
“Nelson González.- En el material que yo le mando están las fotos.
“Cmdte.- Correcto.
“Entonces se lo llevaron para allá porque estaba muerto. ¿Usted recuerda o tiene idea de los compañeros que resultaron muertos o heridos en aquel lugar, a la hora en que los aviones atacaron?
“Nelson González.- La hora en que los aviones atacaron debe haber sido entre las 13:00, las 15:00 o las 17:00 horas, creo que a las 15:00 horas.
“Cmdte.- ¿Dónde pueden estar los datos de los muertos y heridos?
“Nelson González.- Los muertos van ahí en el material.
“Cmdte.- Correcto. ¿Y usted recuerda los muertos?
“Nelson González.- Muertos son 21 y uno que falleció después. En el material que le mando están los 21 que cayeron en combate, el número 22, que falleció después, no lo tengo.
“Cmdte.- Correcto.
“Nelson González.- Con todo gusto le contesto todas las preguntas que me haga.
“Cmdte.- Correcto. Gracias
“Está vivo el Jefe de la Columna 1, Haroldo.
“Nelson González.- Por el día no había llegado Haroldo.
“Cmdte.- No, eso fue por la noche, todos ellos llegaron por la noche; porque estoy pensando, me hago una pregunta, realmente, por qué avanzaron a esa hora.
“Nelson González.- Bueno, Jefe, solamente con el curso de los años le he hallado una explicación a eso, única y exclusivamente fue el entusiasmo, el deseo de victoria y la elevadísima moral que tenía aquella gente. Después los mercenarios se preguntaban cómo era posible que los hombres de las camisas azules y las boinas verdes cayeran y los demás seguían avanzando.
“Cmdte.- Creo que esa es una explicación, realmente, porque a mí ni por la mente me pasaba mandar a esa gente a avanzar a esa hora, porque todavía no habían llegado los tanques ni la artillería antiaérea; fue una sorpresa. Ahora lo entiendo.
“¿Después del ataque dónde pudieron replegarse ustedes?
“Nelson González.- Hasta Pálpite otra vez.
“Cmdte.- ¿Pero dónde pudieron ocultarse los compañeros, porque el día es largo?
“Nelson González.- En los alrededores de Pálpite, en las carreteras y en los bordes de las cunetas, allí no había más nada.
“Cmdte.- Pero allí también los podían atacar otra vez.
“Nelson González.- Sí, cómo no, nos atacaron también.
“Cmdte.- ¿Después de aquel ataque volvieron a repetir?
“Nelson González.- No, a mí me parece que ellos volaron una vez y volvieron a volar otra vez sin ir a
recargar, porque no había tiempo de ir a Nicaragua.
“Cmdte.- Es verdad que tenían que ir hasta allá para recargar y tardaban horas.
“Nelson González.- Ahorraban las municiones para hacer varios pases.
“Cmdte.- Sí, pero no podían estar mucho tiempo dando vueltas.
“Nelson González.- No podían estar mucho tiempo en el aire.
“Cmdte.- ¿Tú recuerdas cuándo llegaron los primeros tanques?
“Nelson González.- En horas de la noche también.
“Cmdte.- Sí, porque aquellos no podían llegar allí hasta por la noche, precisamente para que no los atacaran.
“Nelson González.- Claro, claro.
“Cmdte.- Y tampoco la artillería, ya fueron con antiaéreas. Yo tengo los datos de todo lo que se mandó para allá. Sin embargo, ahora me doy cuenta de que cuando atacamos, atacamos conscientes; ahí, indiscutiblemente, también nos dejamos llevar por el entusiasmo, puede decirse; porque, bueno, no se puede hacer otra cosa si tú llevas tanques y artillería antiaérea, había que atacar.
“Nelson González.- Prácticamente fue a pecho descubierto.
“Cmdte.- Claro, pero iban tanques.
“Nelson González.- Ya iban tanques y al lado la artillería estaba tirando y los morteros estaban tirando.
“Cmdte.- Vamos ahora a recordar un poco aquello.
La gente de Haroldo tenía instrucciones, iban protegidos por los tanques, en cierta forma: el primer tanque delante, en el segundo iba López Cuba, en el tercero creo que Haroldo; tenían, por lo menos, algo.
“Ahora, ¿recuerdas qué compañía de ustedes avanzó con ellos por la noche?
“Nelson González.- La primera y la tercera compañías.
“Cmdte.- ¿Volvieron la 1 y la 3?
“Nelson González.- Sí, después del repliegue hasta Pálpite, por la tarde, por la noche se volvió de nuevo al ataque. Ahí llevamos cerca de 300 hombres.
“Cmdte.- ¿Iban por los dos lados también o avanzaron por la izquierda?
“Nelson González.- Por los dos lados de la carretera.
“Cmdte.- ¿Y la gente de Haroldo por qué lado iba?
“Nelson González.- Yo leí el otro día un artículo que decía que la gente de Haroldo era el segundo escalón de la Escuela de Responsables de Milicia, y por lo que yo recuerdo la gente de Haroldo iba junto con nosotros.
“Cmdte.- Claro, se suponía que ellos tenían que ir primero porque tenían los tanques, tenían la artillería, era una tropa fresca. Se suponía que ustedes fueran también, porque ese nivel de bajas no se conocía en el Puesto de Mando Central. Recuerdo que era oscuro cuando llegamos, me parece que era oscuro; porque llegué hasta donde estaban tirando algunos morteros nuestros de 120 milímetros y donde estaba ubicada la artillería, los obuses de 122 milímetros, hablé con Haroldo. Estando allí es que me llega el mensaje por escrito de que estaban desembarcando por el oeste de La Habana -todo eso está escrito y filmado-, las instrucciones que le doy a Fernández y lo que me responde Fernández.
“Ya estaban mandando para allá el batallón 111, y otro más, creo que era el 144. Con Haroldo había llegado también una compañía de tanques.
“Había que cortarles la retirada, sobre todo después que nos rechazaron el ataque.
“Es que era suicida, desde el momento en que empezaron. Uno de nuestros tanques llegó hasta el final de la carretera donde estaban atrincherados un tanque de los mercenarios, cañones sin retroceso, morteros de 105 milímetros y ametralladoras calibre 50 barriendo la carretera recta, sin posibilidad alguna de franquearla.”
Más adelante volveré sobre este tema que abordé con Nelson González, hoy Coronel retirado de nuestras Fuerzas Armadas Revolucionarias, Jefe del batallón de la Escuela de Responsables de Milicias, que había ocupado el caserío de Pálpite, alrededor de las 10 de la mañana del 17 de abril, y envió hacia Soplillar la compañía 2 menos un pelotón; puntos donde fueron lanzados dos nutridos y bien armados pelotones de paracaidistas enemigos.
Día 18
“08:30 hrs. A Ameijeiras.
Los morteros no los lleves. Pídele a Osmany la compañía de Milicias. Manda a un tipo “bicho”, que vaya a Soplillar, y que averigüe. Que manden para Jovellanos las dos baterías de bazucas que quedan en el INRA. Tú te instalas aquí (le señala en un mapa).”
Testimonio de Samuel Rodiles Planas
(Tomado de Periódico Trabajadores, 19 de abril de 1999)
Samuel Rodiles Planas
“Fidel nos mandó a buscar a Efigenio Ameijeiras y a mí. Al llegar al Punto Uno vimos una mesa con un mapa que era analizado por varios compañeros. Nos plantearon la misión, que consistía primero en recibir la compañía ligera de combate del batallón 116 de las Milicias Nacionales Revolucionarias y la compañía de bazucas del INRA. Debíamos trasladarnos al central Australia y de allí seguir avanzando hasta ocupar el terreno entre Cayo Ramona (por el pantano de turba) y la costa. Fidel nos dijo: ‘Hay que meterse en la retaguardia del enemigo y crearle una situación de inseguridad total, cuando ellos traten de ir de Playa Girón a reforzar Playa Larga o retroceder, que se encuentren que desde la retaguardia les están haciendo la guerra’. Recalcó que la misión era difícil y era posible que quedáramos cercados, pero que podíamos ir convencidos de que nos prestarían la ayuda necesaria.“Yo era un muchachón y estaba muy influido por los libros soviéticos Los Hombres de Panfílov y La Carretera de Volokolamsk, que eran muy famosos entonces, y le respondí a Fidel: ‘Mire, Comandante, no se preocupe, que los hombres de la Policía Nacional Revolucionaria van a ser más bravos que los de Panfílov. Recuerdo que Carlos Rafael Rodríguez al oírme decir eso se echó a reír’.”
“08:45 hrs. Fidel ordena a Sergio del Valle que la Columna Especial de Roger, completa, esté alrededor de las cuatro o cinco (de la tarde) en Jovellanos, menos los morteros ni los zapadores, sin perder ningún hombre ni extraviarse ningún camión. Esperar órdenes de Fidel.
“08:58 hrs. Australia. ¿Cómo?, ¿qué necesitan refuerzos? ¿Cómo están pidiendo dos batallones, si ayer fueron dos? ¿Para qué? Si necesitan refuerzos, mándales el batallón que está en Jagüey [...] Dile a Fernández que los tanques deben atacar no por la carretera donde atacaron anoche [...] debe tratar de meter los tanques por Soplillar y atacar desde el Este, como quien viene de Girón”.
“Que él ataque con obuses, pero que lo empiece ahora mismo, que no importa lo que tarden los tanques, él debe ir machacando sobre la gente, que esté machacando incesantemente y que no espere por los tanques ni por nadie, [...] que no deje de atacar ni un minuto a esa gente.”
“09:22 hrs. A Aragonés. Vamos a mandar los obuses de Pedrito para allá.
“10:00 hrs. (Del Valle informa que Augusto necesita dos horas para revisar los tanques, y eso retrasaría la operación, y consulta que si los manda así o qué). Dale las dos horas. (Se refiere a los SAU 100 y uno o dos de los tanques de López Cuba que estaban por llegar).
“10:05 hrs. A Del Valle. Dale a Pedrito dos mil quinientas balas de alto explosivo.
“10:12 hrs. A Pedrito Miret personalmente: Yo propongo que cojas los doce cañones 122, entonces, que el bombardeo tuyo no solamente sea sobre esto, sino sobre Bermeja, Helechal, Cayo Ramona y la encrucijada esta (señala un mapa). Una parte de tu operación consiste en esto: facilitarle a Filiberto la entrada aquí. Tú tienes que bombardear todo esto, hasta San Blas. Yo propongo que a Pedrito lo apoyen dos baterías de antiaéreas. Deben situarse en Covadonga.”
Testimonio de Pedro Miret Prieto
Pedro Miret Prieto
“El día 18 recibí instrucciones para que nos trasladáramos con el grupo restante, con toda urgencia, hacia la carretera que va del central Covadonga a San Blas al este. Fidel me dijo que lleváramos la mayor cantidad de proyectiles posibles para bombardear incesantemente al enemigo en esa región. [...] Esa misma noche empezamos a cañonear la zona ocupada por el enemigo.”“10:20 hrs. A Del Valle. Mándale a Pedrito, además de lo que tiene, 4 000 balas de obuses.”
“10:25 hrs. A Aragonés. Yo propongo que tú hagas este avance con el batallón ese que está ahí y con cuatro batallones más, hay que avanzar con el equivalente de una división.
“La otra noticia que te quiero dar es que vas a avanzar con quince tanques, pero entre ellos diez Stalin.”
“Tú puedes iniciar el ataque con tres batallones, es decir, el que está ahí y dos más que deben movilizarse al efecto.”
“10:35 hrs. A Del Valle. Preguntar si ha salido el parque y decirles que no lo manden al Covadonga sino a Real Campiña, por el camino de Colón, por Aguada.
“Hay que dar dos órdenes: a Augusto que el batallón ligero que está en Jagüey lo mande para Yaguaramas, y que los cañones del 122 que llegaron allí con tractores los mande para Covadonga hoy temprano, que salgan al mediodía, y esperen órdenes de Pedrito Miret.
“10:38 hrs. A Del Valle. Hay que decirle a Kike que mande junto con los diez tanques cinco automotrices.
“11:10 hrs. A Osmany. La tropa de Ameijeiras debe estar en Soplillar al amanecer, llegar de Jagüey a Soplillar.
“11:15 hrs. A Del Valle. Llamar a Augusto y decirle que de las dos baterías antiaéreas que están en Australia, una de ellas, cuádruple, se la mande a Pedrito Miret para Covadonga.”
En el libro de Quintín Pino Machado sobre la Batalla de Girón se reflejan acontecimientos de aquellas horas de la mañana del 18 de abril de 1961:
“A las 10:30 horas el capitán Fernández informa al comandante Augusto que había ocupado a Playa Larga y enviaba al central Australia un parte urgente. Decía así:
“Comandante Augusto:
“1. El enemigo se retiró de Playa Larga que está siendo ocupada por nuestras tropas. El enemigo se movió hacia Girón.
“2. Estoy trasladando artillería antiaérea a Playa Larga y artillería de campaña, preparándome para atacar hacia Girón.
“3. Espero poder atacar en horas del día.
“4. No hay actividad aérea enemiga por esta zona, al parecer, unos chorros hacia las 10.15 ametrallaron nuestras avanzadas.
“5. Informar FAR (Fuerza Aérea) que Playa Larga en nuestro poder”.
En el libro también se recuerda que “el Comandante en Jefe conoció esta noticia por una llamada a las 11:42 y se afirma que se disgustó.”
Yo estaba realmente indignado. Dividir en dos las fuerzas enemigas significaba no solo recuperar Girón en menos de 48 horas sino, fundamentalmente, evitar que la dirección de Estados Unidos dispusiera de tiempo para recuperarse del desastre político que estaba a punto de sufrir. Significaba igualmente ahorrar el 80% de las bajas que sufriríamos en muertos y heridos.
Recordaba que en la Sierra Maestra, hacía apenas cuatro años, cuando teníamos ya 30 combatientes con alguna experiencia, emboscábamos y golpeábamos a tropas selectas de la tiranía batistiana. En terreno boscoso, uno o dos pelotones podían desorganizar una columna de 200 o 300 hombres. La fuerza enemiga en Playa Larga podía ser copada rápidamente, incluso, avanzando a pie desde Pálpite por un trillo y emboscándose en la retaguardia con armas automáticas y algún medio antitanque, evitando que los mercenarios reunieran la totalidad de sus fuerzas y medios en Girón. Yo conocía un camino por donde circulaban y podían transitar tanques en cuestión de 15 minutos, y marchando a pie con la sombra del bosque no más de una hora.
La experiencia de la Sierra Maestra le sirvió a Fidel para trazar la estrategia frente a las fuerzas mercenarias en 1961
Eso es lo que pensaba hacer cuando llegó, alrededor de las 11 y 30 de la noche del 17, la noticia que me obligó a marchar al Punto Uno en la capital, e impartí instrucciones al comandante Augusto Martínez para que las transmitiera a Fernández.
Una fuerza artillera de 24 obuses, 6 morteros de 120 mm., 6 cañones de 85 milímetros y numerosas baterías de armas antiaéreas eran más que suficientes para borrar del mapa a las fuerzas mercenarias que estaban en Playa Larga.
Le escribí la breve nota a Fernández que firmé a las 3 a.m. del día 18, y partí a toda velocidad hacia la capital. No existía la autopista de seis vías, que permite hoy llegar en hora y media a las proximidades del central Australia. Había que atravesar la ciudad de Matanzas y tomar la Vía Blanca. Arribé a la Capital alrededor de las 6 de la mañana. No diré con cuánta amargura supe que no se había producido tal desembarco. Fue tal vez lo único que le salió bien al Gobierno de Estados Unidos en aquella aventurera guerra, cómo señalé en la primera parte de estas Reflexiones.
Sin descansar un minuto me dirigí al Punto Uno y comencé a trabajar de nuevo a las 8 y 30. Solo 3 horas después es que recibo noticias de que el enemigo pudo retirarse sin novedad y reunir sus hombres y sus armas en Girón. Me reafirmé en la convicción de que la dirección principal del ataque enemigo era Girón y que había agotado ya su fuerza de mercenarios. Lucharían desesperadamente por evacuarse.
“11:42 hrs. A Augusto. Australia. ¡Es una vergüenza que esos tipos se hayan retirado para Playa Girón, es una vergüenza! Es una desidia que no hayan mandado aunque sea una compañía para cortarles la marcha, ¡si ya debían haber movilizado una compañía en la carretera!, saliendo de Soplillar ya debíamos haber llegado a la costa. ¿Tú se lo diste, a qué hora?, porque tú comprenderás lo sencillo que hubiera sido colocar una compañía en la costa y entonces cortar la retirada a esos señores, si no, van a seguir haciendo resistencia.”
“Bueno, ahora le vas a decir a Fernández de parte mía [...] ¡Qué tiene que avanzar…! Dile que siga lo que se le dijo. Ponme a Julio al teléfono. Oye, Julio (nombre de guerra de Flavio Bravo): ¿cómo es que no le han cortado la retirada a esa gente? Mira, Julio, debieron haber mandado una compañía ya, para cortarles la retirada. Yo mandé que metieran algunas tropas de infantería y cortaran la retirada; ¿por qué no hicieron eso, si eso, además, era elemental? ¡Si no era para que se pudieran haber ido nunca! ¡Lo menos que pueden hacer es perseguir a esa gente, con tanques!, los seis tanques esos…”
“Mira Julio, tú le dices de parte mía a la gente que agarren los tanques o lo que tengan a mano y que los vayan persiguiendo. Y, ¿no están persiguiendo al enemigo? ¡Díganme si tienen un pacto de no agresión con los mercenarios!”
“A Del Valle: Dile a Curbelo que se retira el enemigo de Playa Larga a Playa Girón, que lo persigan y lo castiguen, y dé cuenta de su situación.”
“A Julio. Oye, yo voy a mandar a la aviación, ya que los han dejado escapar, cuando debieron haberlos perseguido. ¿Qué concepto de la guerra es ese? ¡Qué hacen con tanto cañón y con tanto tanque!
“Eso es una vergüenza, Julio, tienes que mandar a perseguir a la gente esa inmediatamente. Yo voy a mandar a perseguirlos con los aviones. ¡Pero si tenemos antiaéreas hasta para hacer dulce! ¡Y que avancen los tanques que están ahí! Vamos a ver cómo los persiguen hasta Girón, no vaya a ir un barco a recogerlos y cojan los tanques y todo, enemigo que huye no hace resistencia. Cáiganle con los tanques. Si ustedes hicieran eso, ¡qué bien harían! Pero se les van a ir los mercenarios, ¡acuérdate que te lo digo!, ¡se van a ir los mercenarios! ¡Pero háganlo, por su madre, para ver si de día, porque los tanques viajan mejor de día! [...] Dile que los tanques que están ahí, que no hagan más reparación ni un carajo, que se unan a los otros y que los persiga. Los morteros y antiaéreas detrás. Vamos a realizar el plan de anoche, que están en retirada.”
Ruego a los lectores que me excusen las palabras indebidas. Si no las incluyo, estaría traicionando la verdad sobre los hechos que narro.
Recordar igualmente que no solo envié el batallón de la Columna 1 al mando de Haroldo Ferrer, quien se unió a nuestra tropa rebelde en las cercanías de Chivirico a mediados del año 1957, como Almeida rememora en su libro “Por las faldas del Turquino”. Con él iba Néstor López Cuba con 15 tanques y blindados, numerosas baterías antiaéreas, morteros pesados, 24 obuses de 122 mm. y la compañía de bazucas de Roger García Sánchez. Su misión era tomar Girón. Aquellos valerosos combatientes no eran artilleros expertos, pero conocían lo suficiente para pulverizar las fuerzas mercenarias. Se que hubo después alusiones despectivas acerca de la poca preparación de aquellos artilleros. Si se hubiese conocido nuestra ignorancia en materia de morteros y bazucas -para qué hablar de obuses y tanques- cuando luchábamos en la Sierra Maestra, a nadie se le habría ocurrido una palabra despectiva respecto a los hombres que demostraron sobradamente en la Batalla de Girón lo que eran ya capaces de hacer con aquellas armas.
Muchos años más tarde, supe y comprobé hechos sobre los cuales, después de aquella afortunada aunque costosa victoria, no tuve oportunidad de conocer con adecuada precisión. En determinados aspectos la versión histórica no se ajustaba rigurosamente a los hechos.
Continúo la narración basándome en documentos de irrebatible constancia histórica y, a veces, en versiones de participantes que jugaron un papel importante en los acontecimientos. Por mi parte, siempre expresé con rigor lo que en ese momento conocía y no podía olvidar.
“12:00 hrs. Kike (capitán del Ejército Rebelde Enrique González). Manda la compañía grande. Primero la chica, y después la grande, por sus propias ruedas. ¿Cuántas?, ¿diez?
“Pero nosotros queremos meter media compañía más. Yo no te lo dije porque creía que no íbamos a conseguir zorra, pero hemos conseguido trenes. Lleva estas por zorra, cogiendo por Colón a Aguada, a Real Campiña, a Yaguaramas, y que se sitúen allí, que es muy importante. ¿Tú crees que puedas llevarlas todas en zorras?, ¿es posible? Bueno, llévalas en zorra. Vamos a ver si conseguimos las diez zorras, porque es importante ese avance de mañana.
“Todo marcha bien, se van retirando esos cabrones, pero se van a poder ir si nosotros seguimos comiendo mierda. La columna de Roger que vaya, que se sitúe en Australia y allí que espere órdenes del compañero que va a ir con ellos a cumplir una misión especial, el compañero Aldo Margolles. Si esta noche pueden estar allí, magnífico, de primera calidad eso. ¿En Yaguaramas? Si eso es verdad, ¡qué bonito suena! Sí, una gran cantidad de cañones, sí. Bueno, sitúalos con Pedro García; había que mandar una rastra de obuses del 122, por lo menos cuatro ó cinco mil.
“12:05 hrs. A la batería de Puentes Grandes, que manden la batería veterana para el Covadonga a las órdenes de Pedrito Miret, y la otra para Oriente con Raúl.
“12:07 hrs. A Curbelo. Es necesario que vean la posición de los mercenarios allí. Dígannos dónde están estos cabrones y échenles con el rayo. Van a querer agarrar los barcos, y eso es peor que si nos hicieran una cabeza de playa. Bueno, ¡van a agarrar los barcos!, van echando para atrás.
“12:10 hrs. A Augusto. Australia. Dile a Fernández… que coja tanques y lo que sea, y que persiga a esos hombres, porque se nos van a ir.”
“Mándale a Fernández en una motocicleta la orden urgente de que con los equipos blindados que tenga allí inicie la persecución de esa gente. Que los tanques vayan detrás, pero que ellos tienen que mandar una punta de vanguardia de tanques para saber dónde se mete esa gente. Esa gente está en retirada, está desmoralizada, y hay que perseguirla. ¡Qué vergüenza me da que un cabrón enemigo derrotado se nos vaya a ir! Oye, ¡se nos van a ir, Augusto!, ¡hay que tomar a Girón! [...] Yo mandé a la FAR a que persiguiera a los tipos y los pienso perseguir por toda la carretera.
“12:13 hrs. A Aldo Margolles (capitán del Ejército Rebelde). Ustedes tienen que avanzar esta noche lo más posible y hacer un esfuerzo sobrehumano para ver si al amanecer ustedes se han colado allí en la posición. Investiga todos los medios posibles para llegar por vehículos. Ellos no van a encontrar por dónde huir.
“12:15 hrs. A Osmany. ¿Nosotros no pudiéramos, en helicópteros, situar una compañía de hombres esta noche allí? ¡Llámame al campo de Baracoa, y averíguame cuántos helicópteros grandes y cuántos pilotos tenemos disponibles!
“12:17 hrs. Aldo Margolles. Manda a movilizar un buen jefe de batallón. Mándenlo en camión. Vamos a situarlo en Yaguaramas, vamos a enviarlos a que se tiren en la costa. Ellos se van a creer que esos helicópteros son de ellos, les vamos a cortar la retirada así.
“12:24 hrs. A Curbelo. FAR. Revisarán la carretera de Playa Larga a Girón, que revisen, y es muy importante que digan en qué punto los localizaron. Oye, prepara todos los aviones que vamos a atacar esta noche con una serie de operaciones nocturnas. Todo lo disponible, con todas las bombas y todos los pertrechos. Dile a la gente que tiene que echar el resto en las próximas veinticuatro horas, igual que nosotros. Ahora, después de esto, me informas el resultado de todo, y esta noche vamos a echar el resto. ¡Tenemos que agarrar hasta el último tipo de esos!
“12:25 hrs. A Kike. ¿Cuántos bichos tienes montados? ¿Pueden salir enseguida? ¿En cuántas horas me garantizas que esos bichos pueden estar en Yaguaramas? Bueno, dile a la gente que, por favor, se apuren, porque se están retirando la gente esa, y es de suma importancia, y yo sé que van a tardar más de cinco horas, si echan ocho me doy por satisfecho. Lo triste es que los cabrones esos intenten retirarse. Estén allí lo antes posible, que arranquen.
“12:26 hrs. Augusto. Australia. Oye, Augusto, ¡los tipos se van a ir! ¿Ya? ¿Y los tanques, dónde están? Los otros están llegando. Mándale otro mensaje a Fernández, dile, de parte mía, que en mi opinión el enemigo se está retirando en general, completamente desmoralizado, que es el momento de caerle atrás, sin tregua, hay que tratar de tomar a Girón, porque si no se van. Se lo dices, que les caiga detrás de día, sin tregua, que les rompa el tanque que tienen. Dile que hay síntomas de que se retiran desmoralizados, que es el momento psicológico de caerles atrás, sin tregua, dile que entienda bien que es el momento psicológico de caerles atrás. Mandárselo a decir con otro motociclista, urgentemente, que hay que tratar de tomarles Girón a toda costa, hoy por la tarde, con los tanques en formación y los morteros detrás, los morteros y los obuses. Que aproveche los ocho tanques que nosotros podemos poner en movimiento, y les caiga atrás sin descanso, que hay que tomar Girón esta tarde, hacer un esfuerzo supremo.
“Oye, Augusto, es muy importante que les hagas ver a Fernández y a Julio que el enemigo se retira desmoralizado, que hay síntomas de retirada en otros puntos, que es el momento de caerle atrás, sin tregua; que avance con los ocho tanques, que los tipos no pueden aguantar eso, que les destruya el tanque que tienen y les tomen Girón, que nosotros vamos a ordenar una serie de operaciones y avanzar por otros puntos; que el momento es este, ¡fíjate bien! Mándale el motociclista a la carrera.”
Comenzaba para mí otra batalla, a fin de persuadir a los compañeros que avanzaban desde Playa Larga, de que el enemigo no trataría de desembarcar nuevas fuerzas, sino de reembarcar.
“12:35 hrs. A Del Valle. Vamos a situar esa compañía ligera de combate en Yaguaramas (Ligera de Combate 122, al mando del teniente Debién), a toda velocidad, para cortarles la huída.
“12:37 hrs. Baracoa. ¿Hay cinco que saben manejar a los bichos grandes, hay cinco que saben? Manda a localizar urgentemente ahí a los tres pilotos, que se presenten ahí, que ahí van a recibir instrucciones, ahí en Baracoa. Yo voy a mandar un hombre. Sí, que se queden ahí, con los helicópteros listos para salir urgentemente.
“12:42 hrs. A Del Valle. Mandar un hombre a Baracoa, o mandarle a decir a Baracoa que tan pronto estén los pilotos que vengan para acá. La ligera de combate de Yaguaramas y el jefe aquí, y los pilotos de los helicópteros aquí. Llamar a las FAR, que pongan en Yaguaramas un tanque de gasolina de helicóptero.
“12:45 hrs. A Almeida. Las Villas. ¿Qué noticias hay de allá, del lado tuyo? ¿A dónde? ¿A Caleta de Cocodrilo? ¿Está allí? Dile que se posesione ahí. Y, ¿tienen resistencia delante? Dile que se posesionen ahí, que nosotros vamos a hacer una maniobra, pero que no pasen de ahí. [...] ¿René en Cocodrilos? Pero, ¿Matey y Cocodrilos son en la costa? Pero, ¿dónde fue René? [...] ¿De dónde salió, por Juraguá? Pero, Pupo está en la costa, avanzando hacia Girón. ¿Avanza hacia Girón sin enemigos? Bueno, a mí lo que me interesa es que la costa al este de Girón sea tomada, eso es de suma importancia, porque van a huir hacía ahí, van a huir y van a caer en manos de los que avancen por la costa. Si fuera posible envía un hombre, aunque sea a caballo, a decirle a Pupo que avance por la noche lo más que pueda hacia Girón, y detrás mandar otro batallón. Yo tenía una tropa lista para llevarla allí en helicóptero, pero siendo así la cosa, yo creo que no es necesario. Manda ese batallón detrás de Pupo, que yo de todas maneras, la fuerza esa aerotransportada la pienso utilizar [...] Están en retirada. Playa Girón la pensamos tomar esta noche. ¿San Blas cayó? Bueno, nosotros vamos a destruir esta noche al enemigo en San Blas, les vamos a disparar con veinticuatro obuses. [...] es necesario que ustedes manden, a caballo o como sea, un aviso a Pupo de que avance por la noche sobre Girón y se sitúe a 4 kilómetros de allí, no más. Son mil quinientos, según noticias. ¿Un prisionero? Mandaron a todos los que tenían… Todo marcha maravillosamente bien, pero vamos a hacernos los bobos, hasta mañana.
“13:00 hrs. A Del Valle. La aerotransportada va a hacer una audaz operación que va a consistir en que, saliendo de Yaguaramas, la vamos a colocar entre Cayo Ramona y Girón, en la misma carretera, a una ligera de combate.
“13:01 hrs. A Omar (comandante del Ejército Rebelde Omar Iser Mojena): Agarra cuatro bazuqueros con cuatro ayudantes con bastante parque, por lo menos doce granadas cada uno. Vamos a hacer una operación aerotransportada, y te vas a situar dentro de las líneas enemigas, contra un enemigo en retirada, y dirigido a cortarlo en dos. Les vamos a ubicar una compañía en el medio de dos puntos. Los vamos a situar dentro de las líneas enemigas. Estos bazuqueros se pueden ir en helicópteros. Vamos a dar protección aérea al helicóptero. Manda a preparar seis bazuqueros con sus ayudantes, y diles que se dirijan al campo de aviación de Baracoa.
“A Curbelo. Dime, ¿Qué va para allá? ¿Dos Sea Fury, dos chorros y cuántos B-26? ¿Con cuatro bombas de 500 libras? ¿Junto todo el mundo? ¿Ya los Sea Fury están barriendo? ¡Bien!. Es un éxito. Fíjate tú, Curbelo, la importancia que tiene meterle a esa carretera, sobre todo si los localizan a ellos, si localizan el tanque que va retirándose, y destruyan a Girón; cuando ya parezca que se restableció la calma y comiencen a cocinar la sopa [...] por la noche, ¿no les vamos a hacer nada? ¿Por qué? Ah, pero es fácil encontrarlo, pero de noche, cuando haya luces, es fácil encontrar el punto. [...] Valdría la pena un esfuerzo, porque eso de noche vale mucho, porque están derrotados ya y debemos caerle ahora con más fuerza que nunca, para acabar de derrotarlos. [...] con los mensajes esos lo de esta noche, creo que vamos a vengar bien a los compañeros que cayeron allí. Oye, ¡Hay que darle un homenaje a los pilotos, un homenaje público, porque han sido los héroes de la jornada!
“13:10 hrs. A Almeida. Seguro, pero que no tome Girón. Bien, que se prepare a capturarla, que los tanques van para allá. Oye, Almeida, ratifícale esa orden, si es que puede llegar caballo, mulo, jeep o cualquier cosa allí. Y la otra es ésta: esta noche la artillería va a funcionar también del lado de allá y si no se han retirado de San Blas, les van a caer arriba como a nadie les cayó nunca en tan poco tiempo con cinco mil proyectiles de cañón. Les vamos a bombardear Bermeja, Cayo Ramona, Helechal, y todo eso con cañones de 122, y se va a preparar una unidad de tanques para avanzar sobre aquella dirección, ¡guárdame el secreto! ¿Con quién? Pero si Pupo está a más de mil leguas de donde van a caer los cañonazos, si Pupo puede coger un cañonazo es esquivado de los tanques de Playa Larga.
“¿Qué dices?, ¿un norteamericano y tres cubanos?, ¿cuándo? ¿Ahora? Un cañón del 57 y otro del 85, antitanque, ¿Quién? ¿René fue a romper la línea de San Blas y Caleta de Cocodrilo? Sí, pero no ha tomado todavía nada, ni ha tomado a San Blas. Dile que vigile al enemigo por si acaso se retira, pero que ojalá no se retire, porque con eso lo vamos a copar y cortarle la retirada hacia Girón.
“13:27 hrs. A Augusto. ¿Por qué tú sabes que está avanzando? ¿A qué velocidad? ¿Un prisionero más?, ¿quién es?, ¿qué dice? Más o menos lo mismo. ¿Cuántos barcos les hundieron? Y ese prisionero, ¿cómo apareció? ¡Qué gusto se están dando ustedes ahí, detrás de la gente! Mándale a Fernández otro motociclista, dile que el enemigo está en derrota, que lo persiga con la mayor tenacidad, dile que está en derrota, que lo persiga, que este es el momento psicológico; se lo vuelves a decir, que lo persiga sin tregua. Dile que Pupo está a 2 kilómetros de Playa Girón, por el este, que se apure, o Pupo le toma Playa Girón, que están totalmente copados los tipos. Que se apure, a toda velocidad, que marche hacia allá con los tanques, que tiene un chance del carajo. Oye, yo no se por qué son las 1:30 y ¿Fernández avanza?… ¿Los prisioneros?, mándenlos todos para acá. ¿Carros? Pero, ¿tú crees que caben en carros los prisioneros que vamos a agarrar mañana, hoy y mañana? ¡Caben en otros carros! Tengo una idea. Se puede mandar dos prisioneros de esos por delante, con una promesa: que a todos los que se presenten les será respetada la vida… Yo te digo a ti, verdaderamente, que nosotros los podíamos agarrar a casi todos mandando a dos prisioneros allá.
“13:35 hrs. A Del Valle. Yo creo que debemos anunciar al pueblo que yo hablaré mañana. Me voy a presentar en la televisión con cuarenta prisioneros, y decir: ´tienen la palabra estos señores´.
“13:49 horas A Ameijeiras. Tienes que apurarte lo más posible; los tanques posiblemente lleguen a Playa Girón hoy.
“13:51 horas. A Gonzalo (Chele). Covadonga. ¿Qué noticias hay? ¿Quién está en San Blas, el enemigo? ¿Están llegando a San Blas? Desde ayer están llegando a San Blas. ¿Es ese el salto más difícil de pasar, San Blas? ¿Qué no caben en un camión las armas que se les han ocupado? ¿Dónde, de Covadonga a San Blas? ¿Entonces San Blas cayó? Pero, ¡cómo no va a haber caído, si se le ocuparon tantas armas! Entonces están jodidos, y perdida la posición esa.
“13:54 horas. A Efigenio. La operación de ustedes háganla siempre, porque existe la posibilidad de que encuentren a la gente allí. Tal vez sería bueno que ocuparan todos los pueblecitos y caseríos que hay entre Soplillar y el punto en que va a salir Margolles.
“13:56 horas Augusto. Australia. ¿Hay noticias? Sí. ¿Quién? Pero, ¿no está atacando Playa Girón, coño?, ¿con qué carajo va a atacar Pupo Playa Girón? ¿Está avanzando Fernández? Mira, si con ocho tanques Fernández no toma Playa Girón antes de las seis de la tarde…, porque con ocho tanques, la artillería que tienen esos tanques, y todo lo demás, si no lo toma, que se retire. Escríbelo, y mándaselo con un motociclista: que si con ocho tanques, veinticuatro obuses, una batería de mortero y cinco mil hombres que van detrás de él no toma Girón antes de las seis de la tarde, se chotea, frente a un enemigo que huye. ¿Quién viene de jefe de todos ellos? ¿Frank vino? ¿No sabe quien es el jefe? nueve aviones B-26 de Nicaragua, diez P-54; lunes, 2.00 a.m. cinco barcos norteamericanos de García Land; un buque madre de la marina norteamericana trajo los tanques y la lancha de desembarque; los barcos salieron de Puerto Cabezas.
El individuo ¿está tranquilo, o está nervioso? Un barco de guerra, el mismo que bombardeó la Texaco. Se entrenan en la isla de Diéguez, Puerto Rico. Y, ¿no lo hundimos? Con un equipo de hombres ranas que se situaron dos horas antes en el canal por donde tenían que pasar, para que dos destroyers de la marina norteamericana, uno con el número 507, entraran a dos o menos millas de la costa, con las luces apagadas. El plan que tenían, con quinientos desembarcarían por Baracoa, Oriente. Un simulacro de desembarco frente a Pinar del Río, la fuerza aérea actuó dos o tres días antes del desembarco, bombardeando los objetivos militares nuestros. Dice que nada más bombardearon tres aviones.
“Oye, y ¿el Gallego qué hace que no acaba de agarrar a toda esa gente? Ray está en desacuerdo con el Consejo, porque quiere mantener la Milicia, y el Consejo no quiere. Ese analfabeto político, ¿de dónde salió?, ¿es cubano? ¿De Santa Clara?, ¿hijo de siquitrillado, o no? ¿A qué se dedicaba ese gusano? Empresario teatral,… Padre Cabelo, jesuita; ¿quién más? Simulacro de desembarco por Pinar del Río. ¿No los puedes mandar para ganar tiempo? Bien, mándalos con una buena custodia, directo aquí, al Punto Uno.”
Traducción de mensajes interceptados al enemigo:
“13:02 hrs. Reportado por la FAR: Primer mensaje: ‘Bajo continuos ataques aéreos, necesitamos apoyo aéreo. El barco de comunicación, hundido GFDLYD93′. Segundo mensaje: ‘Siglas 0940 WK170461, Bajo fuego desesperadamente necesitamos apoyo aéreo. Dos buques hundidos. Ahora, más apoyo aéreo’. Las siglas del primer mensaje: WXI181461.
Testimonio de Haroldo Ferrer Martínez“Al amanecer del 18 ocupamos a Playa Larga en medio de cierta confusión, porque en la oscuridad nos mezclamos con los mercenarios, que todavía estaban en sus posiciones. El enemigo se retiró en camiones y otros medios.
“Luego nos mandaron a retirar y reagrupé las fuerzas, los heridos y los que siguieron hacia Colón no habían hecho contacto con nosotros. Traté de reagrupar la columna y a pie era más difícil. Después me dieron la orden de pasar a la reserva y nos relevó el batallón de la PNR que era una unidad fresca.
Testimonio de Víctor Dreke Cruz
“El día 18 nos dieron la orden de avanzar, llegamos hasta el central Covadonga donde nos establecimos y cerramos la entrada de esa zona porque al amanecer el día 19 se iba a realizar una gran preparación artillera y al terminar esta, debíamos avanzar con los tanques, la infantería y artillería.
“El Comandante en Jefe llegó en horas de la tarde a Covadonga y dio las instrucciones de tomar Girón, a las 18:00 horas del 19 teníamos que estar tocando las aguas de la playa. Los jefes que dirigieron la ofensiva en este sector fueron los comandantes René de los Santos, Filiberto Olivera, Raúl Menéndez Tomassevich, Víctor Bordón Machado, Evelio Saborit y el capitán Emilio Aragonés.
Testimonio de Orlando Pupo Peña
“En la madrugada del día 18 de abril ordené el avance de un grupo de exploración, bajamos a los milicianos de los camiones y empezamos el avance a pie. Habíamos localizado a unos campesinos para que nos orientaran, pues no conocíamos el territorio…”
“Recordé que la misión concreta que ordenó el Comandante en Jefe y que me trasmitió el Gallego Angelito fue: ‘Pupo, coge este batallón, sigue por toda la costa hasta Playa Girón, hasta chocar con los mercenarios, hacerles cosquillas, tú no tienes que tomar a Girón, tienes que hacerle resistencia para que ellos no puedan avanzar hacia acá’.”
“…y el resto del batallón siguió detrás porque no había espacio. La fuerza de la vanguardia eran esos dos grupos de combatientes. Avanzamos y nos hieren a tres compañeros, a uno le hicieron una herida muy grande en la espalda y a otros dos que después murieron en el hospital de Cienfuegos. Uno de apellido Captetillo murió y Arce quedó herido. Llegamos a unos montículos de tierra rocosa donde parecía que se había comenzado una obra.
“…en ese momento nos llegaron tres bazucas, con sus tres bazuqueros, enviadas por el Comandante en Jefe en un helicóptero. Eran tres compañeros de la compañía de bazuqueros del INRA: José Bechara Rodríguez, Luis Céspedes Batista y Sergio Álvarez Matiense.”
A las 21:00 horas el capitán Fernández escribió una nota al comandante Augusto Martínez donde le informa sobre la situación en su frente, según expresa Quintín Pino Machado en su libro:
“Comandante Augusto:
“1. Pensamos avanzar hasta hacer contacto con el enemigo en Girón. Creemos poder hacer llegar nuestras líneas a unos 2-3 kilómetros de Girón.
“2. Estamos situando en posición a los 122, también los morteros. Le ruego me envíe dos baterías más de morteros 120 ahora, para poder usarlas, con todo ello haré un fuego sobre el enemigo durante la noche.
“3. Al amanecer pensamos atacar con artillería, infantería, tanques y avance de la infantería sobre Girón.
“4. En vista de la experiencia pensamos en la necesidad de una grúa para sacar tanques averiados. Pedir urgente esteras de tanques a Managua.
Fernández”
Esa es toda la información que recibo de Fernández el 18 de abril desde las 10:30 horas. Habían transcurrido más de 10 horas sin que el Puesto de Mando Central recibiera noticia alguna de lo ocurrido en la dirección Playa Larga-Girón. De Haroldo y López Cuba, jefes de la Columna 1 y de los tanques y blindados que atacaron Playa Larga, no se recibió ese día noticia alguna.
Esas horas las consagré a organizar las fuerzas revolucionarias que atacaron a los invasores desde el Norte y el Noreste de Girón.
Continuará próximamente.
Fidel Castro Ruz
Mayo 25 de 2011
2 y 25 p.m.
Envío:Amarelle
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